The Hateful Eight (2015; 042016-0117)
Hace muchos, muchos, muchos, muchos años un amigo al que frecuentaba entonces y que ahora hace tiempo que hemos perdido el contacto dijo un día al salir de una película «Cuando la gente sale del cine diciendo que qué bonita es la fotografía, es que la película no es tan buena como dicen». Más o menos.
En los últimos tiempos se habla bastante de las películas que se están rodando con película tradicional en lugar de recurrir a cámaras digitales. Que si unos cuantos directores han pactado con Kodak para seguir rodando con este tipo de tecnología,… Que si el estupendo y orgánico aspecto de la nueva de Star Wars, mucho más agradable que el frío esteticismo digital de la segunda trilogía de la saga perpetrado por su creador,… Que si lo digital es un recurso para pobretones que no se pueden permitir el lujo de varios kilómetros de película y por eso tiran de chips, que si no ya veríamos con que rodaban,… Por supuesto, no faltan los partidarios de los 0 y 1. Quentin Tarantino y esta su octava película que comentamos hoy han venido a poner su grano de arena a la discusión. Rodada en el lujoso formato de película de 70 mm. Para quienes vengan del mundo de la fotografía, es decir como si estuviese rodada en formato medio. Para los más modernos, el 70 mm sería la «high definition» de la película cinematográfica tradicional…

Hoy, paisajes nevados, como en la película. Aunque con sol, como en Ojos Negros.
Al final, ¿para qué? Creo que en España hay una única sala capaz de proyectar películas en 70 mm. En el resto, o son proyecciones digitales, que como mucho son en 4K, lo mismo o menos que las mejores cámaras de cine digitales, o proyecciones con película de 35 mm, tras la oportuna conversión. Y encima, con 20 minutos menos. Aunque eso algunos lo pueden considerar una bendición. A mi me huele que todo este rollo de los rollos de película de 70 mm es una estrategia comercial como otra cualquiera, que el excéntrico director se puede permitir. Al fin y al cabo, la mayor parte de la película se la pasan en interiores, o en diálogos al aire libre donde este lujoso formato poco aporta. Por cuatro espectaculares paisajes nevados en las Rocosas, tampoco es para tanto.
Y es que el entrar en el debate sobre la forma nos lleva a olvidarnos del debate sobre el fondo. ¿Qué aportan estos ocho odiosos personajes del lejano oeste norteamericano? Ocho… que a mí a ratos me salen nuevo o diez. Tarantino, al igual que Picasso, ha presumido de ser un artista que roba. Toma elementos de obras del pasado, algunas obras maestras, otras propias de los gustos propios del director, y los incorpora a sus propias películas y sus historias. Y en esta ocasión hace lo mismo. Toma elementos múltiples de clásicos del «western» y organiza su propia historia.
Aceptaré que el director tiene un cierto virtuosismo a la hora de rodar. Pero me cuesta mucho aceptar que esta historia que nos ha contado aporte algo realmente a la historia del cine en general y del «western» en particular. Películas del oeste en las que no hay buenos y malos, sino que son todos malos junto a algunas víctimas sobre cuya catadura moral no podemos opinar, las hay varias. Nada nuevo bajo el sol. Y encima, desde hace unos años, los antaño ingeniosos diálogos que salpicaban las películas de Tarantino, se me hacen eternos y en ocasiones aburridos, alargando con sus peroratas innecesariamente unas historias cuyo nivel de complejidad no es para tanto. En esta ocasión, incluso nos mete con calzador un «capítulo» extra en «flashback» que es absolutamente superfluo, y cuyo contenido ya habíamos deducido, simplemente para introducir la presencia de un «odioso» añadido que también habíamos deducido necesariamente… a balazos.

O con unas nubes moderadas, como aquí en Formigal, que si no las fotos quedan muy planas.
Lo reconozco. Aunque la única película del director que me he perdido fue aquella en la que pretendieron tomar por tontos a los europeos dividiéndola en dos partes para hacer caja por duplicado, hace tiempo que he ido perdiendo la sintonía con el amigo Quentin.
El reparto,… lo consultáis en el IMDb, os he puesto el enlace al principio, son gente capaz, pero a los que Tarantino dota de una verborrea incontenible. La que más me gusta es Jennifer Jason Leigh,… quizá porque es la que menos discursos suelta. Y por algún otro detalle más.
Los aficionados a Quentin la consideraran una obra maestra. Algunos ya auguran el afortunado renacer del «western», como sucede de vez en cuando desde hace un par de décadas. Para muchos será una película más o menos entrenida; afortunadamente la versión normalita tiene 20 minutos menos que la de 70 mm. Para quienes nunca hayan gustado de la casquería y los diálogos que impone el director, puede rayar la insoportabilidad. Hay para todos los gustos. Yo me quedo cómodamente en el terreno de los medios. Y va a ser verdad que este año la cosecha de los óscar va a ser flojita.
Valoración
- Dirección: ***
- Interpretación: ***
- Valoración subjetiva: ***

En cualquier caso, pese a que muchos listos del cine se obnubilan con estas películas,… como estos paisajes,… a mi me dejan un poco frío.
Yo fui uno de los afortunados en verla en ultrapanavisión y la verdad es que la teatralidad del film se goza más si lo ves así. Creo que es una gran película que con el tiempo ganará la calificación de clásico, ya que es muy densa y recoge muchos temas propios del western , de tarantino y de otros autores.