[Libro] Ambulancia 13: La cruz de sangre

Literatura

Hoy hace 100 años que el Imperio Austrohúngaro declaró la guerra a Serbia. Por lo tanto, aunque a veces se dan otras fechas como el comienzo de la Primera Guerra Mundial, en función de cómo se fueron incorporando las distintas potencias al conflicto de modo oficial, hoy podemos considerar que es el centenario de una de las barbaries más notables de la historia de la humanidad. Una barbarie que fue el vivero de muchas otras que sucedieron a lo largo del siglo XX, y cuyos efectos todavía sacuden nuestras sociedades si se analiza con cuidado. El 29 de julio Rusia declaró la movilización general, ante lo cual el 1 de agosto Alemania declaró la guerra a la gran potencia oriental, y el 3 de agosto a Francia por los movimientos de tropas de esta república en la frontera común. Como respuesta a la invasión de Bélgica por tropas alemanas, el 4 de agosto era el Reino Unido quien entraba en guerra contra los imperios centrales. Otros países se fueron sumando sucesivamente. Italia esperó a 1915 para tomar una decisión sobre que bando le convenía, y Estados Unidos encontró el motivo para entrar en el conflicto en 1917. Pero la primera declaración de guerra fue un 28 de julio, tras rechazar Austria-Hungría la respuesta de Belgrado a su ultimátum, ciudad que sufriría su primer bombardeo y sus primeras muertes el 29 de julio de 2014.

Monumento a los caídos - Estrasburgo

Son frecuentes los monumentos en las ciudades francesas a los caídos en la guerra del 14-18; pero el de Estrasburgo es peculiar ya que sus caídos en las guerras mundiales lo hicieron peleando en ambos bandos. Franceses para Francia, alemanes para Alemania, en ambos lados eran escogidos como carne de cañón.

Mi forma de conmemorar estos hechos, evitar que caigan en el olvido y reflexionar sobre ellos es a través de la cultura. Y siguiendo una propuesta de hace unos días, he acudido a un género menos habitual, la historieta, para formular mis reflexiones. Y mi primera propuesta nos llega del país vecino, Francia, un país que desde mi punto de vista no sólo no hizo nada por evitar el conflicto, sino que como consecuencia del deseo de revancha por la catástrofe de 1871 tenía muchas ganas de que este estallase. Al precio que fuese. Una actitud que nos hace pensar sobre los conceptos de patriotismo, nacionalismo, heroísmo y sentido del déber, muy trasnochados en su uso hoy en día pero que todavía sirven para inflamar las conductas irracionales.

Ambulancia 13: La cruz de sangre
Escrito por Patrick Cothias y Patrice Ordas; dibujado por Alain Mournier
Yermo Ediciones, 2014

En este volumen encontramos las dos primeras aventuras de la Ambulancia 13, unidad de la sanidad militar francesa, cuando asume el mando de la misma el teniente médico Bouteloup en algún momento de 1916. Hoy en día entendemos el término ambulancia como el vehículo que sirve para el traslado de enfermos bien sea de forma urgente o programada, con una dotación humana y de medios adaptada a las necesidades de los mismos. Pero hasta la Primera Guerra Mundial recibían este nombre las pequeñas unidades de sanidad militar responsables de prestar la atención inicial a los heridos en combate, clasificarlos y proceder a su evacuación a unidades con más medios para resolver sus necesidades. En el caso que nos ocupa se trata de una pequeña unidad situada inmediatamente tras el frente, mandada por un oficial, con un total de siete u ocho hombres encargados de esta misión al servicio de un batallón o un regimiento apostado en el frente. Bouteloup es un joven de buena familia, bien relacionada con los medios políticos de la república, que mantiene diferencias con su padre, también médico, por la forma en que trató a su hermano, que murió a consecuencia del tifus. En sus primeras 24 horas en el frente, en sus acciones y en las consecuencias que tienen, Bouteloup sufre un cambio radical sobre el paradigma de lo que es la guerra. Un lugar donde se simultanean lo mejor y lo peor de la especie humana, y que contrasta con la actitud deshumanizada y burocratizada de quienes toman decisiones en retaguardia, para quienes los que mueren en el frente tienen poco valor. Un mundo de intrasigencia y absurdos apenas amortiguados por destellos de racionalidad.

Monumento a los caídos - Kehl

A pocos kilómetros del anterior, en la población alemana de Kehl, se homenajea también a los caídos en la Primera Guerra Mundial. Más raro es ver en Alemania monumentos a los caídos en la Segunda.

El mismo tono sigue la segunda aventura, en la que el universo de Bouteloup y sus compañeros se abre un poco, tanto en el frente como en la retaguardia, constituyendo en su conjunto una obra coherente aunque no acabada, habrá que pensar si sigo leyendo el resto de las aventuras, que de momento no están publicadas en castellano, para ver como evoluciona. Se trata de una obra claramente antimilitarista, pero extendiendo su visión crítica al conjunto de valores de una sociedad que sostiene a aquellos que toman las demenciales decisiones que hacen que la gente muera por millares en el frente en unos pocos días.

No faltan las reflexiones secundarias relativas al papel de la religión, del compañerismo, de cómo entendemos el honor personal frente al «honor» colectivo, y el conjunto tiene un tono fundamentalmente dramático con cierta tendencia a la tragedia, esa tragedia de carácter determinista que echa sus raíces en la antigua Grecia.

En su conjunto, una lectura de buen nivel que recomendaría sin dudar a los aficionados a la historieta, y que desde luego cumple perfectamente el papel que le he asignado de reflexión y conmemoración ante los hechos que dieron comienzo aquel 28 de julio de 2014.

Parque de las dos Riberas - Kehl

Entre ambas ciudades, en las riberas del Rin, un gran parque unido por una pasarela que atraviesa el río tiene abundantes referencias a los deseos de paz y amistad. Que tal vez se conserven en ese rincón del mundo, pero que a duras penas perviven en el conjunto del planeta si fiamos de lo que nos cuenta la prensa.