Tenía desde hace 20 años la «tradición» de llevarme a los viajes algún libro que de forma directa o indirecta esté relacionado con los lugareños que visito. Es cierto que en los últimos tiempos he relajado mucho la tradición y me esfuerzo menos por esta «relación». No obstante, para mi última estancia por tierras escandinavas, busqué en Nórdica Libros alguna historia que me trasladase a aquellas tierras también con la imaginación. Bien es verdad que al final, en la ficción, he viajado a Noruega en lugar de Suecia y Dinamarca. Quizá esta elección del relato de Herbjør Wassmo era una premonición de que, aún sin querer y durante unas horas, iba a pisar también territorio noruego.
La casa del mirador ciego
Herbjør Wassmo; Cristina Gómez Baggethun
Nórdica Libros, 2014
Edición electrónica
En este relato nos trasladamos a un pequeño pueblo pesquero en un isla de la costa del norte de Noruega. Son los años de posguerra, y vamos a seguir la vida de Tora, una niña de 12 años que vive con su madre Ingrid y su padrastro Heinrik. Su madre la quiere, pero es una mujer abrumada por su pasado, Tora es fruto de una relación con un soldado invasor alemán, y no lo tuvo fácil cuando los invasores abandonaron el país, sufriendo la humillación pública por sus vecinos. Tiene que mantener con su trabajo nocturno a la familia.Heinrik además es violento y alcohólico. Tora le tiene mucho miedo. Por otra parte, la niña que va camino de la adolescencia, disfruta del amor de su tía Rakel, hermana de su madre, y el marido de esta Simon, a quienes económicamente les va bien. Aunque un misterioso incendio les pondrá en jaque. Tora también tiene alguna buena amiga en el vecindario.

Acompañando al comentario sobre este libro, me llego al brumoso día que acompañó mi recorrido por el Hardangerfjord.
Frente al concepto idealizado de los países escandinavos como países ricos y con alto nivel de bienestar, esta novela nos sitúa en una época en la que este bienestar todavía no se ha extendido; en un entorno, cerca del gran norte, en el que la vida es dura, por el clima, por los azares de la naturaleza que deja a las gentes al albur de las buenas o malas cosechas de patatas , de las buenas o malas temporadas de pesca, donde comer carne es un lujo.
En este entorno conocemos a Tora. El libro es muy introspectivo con respecto a los sentimientos, los pensamientos y el desarrollo de la muchacha que tiene que crecer en un ambiente muy hostil. La «peligrosidad» es la palabra con la que describe sus miedos. A la pobreza, a la incomunicación con una madre todavía joven pero abrumada y probablemente envejecida,… Un miedo físico ante un padrastro violento, que se da cuenta de los cambios que experimenta la niña que avanza hacia la madurez, y con quien se encuentra sola por el trabajo nocturno de la madre.

Hoy en día, este lugar está lejos de ser un lugar perdido y pobre. Comunicado, atrae a los turistas por sus bellezas naturales que visitan Bergen y sus alrededores.
Las literaturas de ciertos países nos llegan con cuentagotas y muchas veces solo gracias a los esfuerzos de editoriales especializadas como Nórdica Libros, que hacen un excelente trabajo, pero que pocas veces encontramos expuestas en primera fila de las estanterías de las librerías, bien sea de las tradicionales o de las nuevas en internet. Sin embargo, el esfuerzo por buscar estas literaturas tiene su recompensa. El relato te atrapa y te sumerge. Te traslada por completo al lugar, con unas descripciones que te hacen sentir la dureza del lugar. Y tiene altas dosis de suspense en el sentido de que sufres o te alegras con las alegrías , pequeñas, y las preocupaciones, graves, de sus protagonistas.
Esta novela es francamente muy recomendable, de lo mejor que he leído en los últimos tiempos. Es la primera parte de una trilogía sobre la joven Tora, que iré leyendo conforme vayan saliendo los dos siguientes volúmenes, ya disponibles en formato tradicional de árboles muertos. No obstante, la novela se puede leer como una unidad en sí misma ya que nos cuenta una etapa concreta en la vida de la muchacha, y las tramas concretas que viven quedan en general cerradas. Animaos a ella, que está muy bien.

Ahora bien, si en un día 11 de julio nos recibió con el tiempo con estos morros, imaginaos en pleno invierno… Pues el pueblo de Tora, todavía está más al norte.