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Con poco, con muy poco ruido, ha llegado esta película a los cines españoles. Lamentablemente, a Zaragoza no ha llegado ninguna versión original. Seguro que merece mucho la pena. Por los adelantos que las sinopsis oficiales ofrecían, uno no podía dejar de pensar en uno de los bodrios de la década pasada. Pero una serie de elementos hacían suponer que esta película británica dirigida por Mark Romanek, y adaptación de una novela del escritor británico de origen japonés, Kazuo Ishiguro, iba a ser algo completamente distinto. Y su interesante reparto también indicaba algo por el estilo. En seguida os cuento en que ha quedado la cosa.
Sinopsis
Tras unas indicaciones sobre el hecho de que estamos ante una historia alternativa, una ucronía, en la que hay un método científico que permite a los humanos vivir una larga vida desde mitad del siglo XX, nos adentramos en un drama en tres actos, con tres caracteres protagonistas, que vivirán a lo largo del tiempo su particular triángulo amoroso.
Primer acto: Hailsham (años 70) – Conocemos a Kathy (Izzy Meikle-Small), Tommy (Charlie Rowe) y Ruth (Ella Purnell), tres niños de alrededor de once años que estudian en lo que aparenta ser un típico internado inglés, bajo la dirección firme pero bondadosa de Miss Emily (Charlotte Rampling), y la atenta tutoría de Miss Lucy (Sally Hawkins). Los niños viven en un entorno protegido, bien cuidados y alimentados, con supervisión médica, y con actividades que alienta el deporte y la actividad física, así como la creación artística. Kathy se siente atraída por Tommy, un niño que parece algo marginado de quienes les rodean, pero Ruth se interpone entre ellos y es quien final comienza un romance preadolescente con el muchacho. En un momento dado, Miss Lucy revela a los niños de su clase la realidad de la sociedad en que viven. Son criados y cuidados para donar sus órganos vitales a otras personas, y están condenados a morir siendo adultos jóvenes.
Segundo acto: Cottages – Las casitas (años 80) – Ya convertidos en unos adolescentes de 18 años, los protoganistas han abandonado el colegio. Tommy (Andrew Garfield) y Ruth (Keira Knightley) siguen juntos como parejas, y junto con Kathy (Carey Mulligan) y otros similares viven en unas pequeñas casas de campo en relativo pero no absoluto aislamiento del resto de la sociedad, en la que apenas tienen capacidad para desenvolverse. Viven su vida entre mitos sobre su destino y sobre como podrán demorarlo. Especialmente, sufren por el mito de que si dos donantes se enamoran reciben un aplazamiento en las donaciones. Al final de este periodo, la pareja que forman Tommy y Ruth entra en crisis, y Kathy opta por dedicarse a ser cuidadora de aquellos donantes que ya han comenzado el proceso de donaciones. Los tres compañeros se separan.
Tercer acto: Donantes (años 90) – En una visita de Kathy a una de las donantes a las que cuida, se encuentra en el hospital con Ruth que ya ha realizado dos donaciones y se encuentra en mal estado de salud. Tras hablar entre ellas, optan por reunirse con Tommy que también ha realizado una donación, aunque se encuentra bien. Retoman la amistad, y Ruth confiesa su interferencia cuando niña en la relación entre sus dos amigos, expresando su lamento. Kathy y Tommy se convierte en pareja y, sintiendo que se amor es verdadero buscan a sus viejos responsables del colegio para conseguir un aplazamiento. Y ahí se encontrarán con la realidad completa de sus vidas, que dejaré que descubra el potencial espectador de la película.
Producción y realización
Técnicamente impecable, tanto en las localizaciones, como en la fotografía, en el sonido o múltiples aspectos de su producción, la fría realización de Romanek impone un ritmo y unos trazos que teóricamente deberían alejarnos de la extraña realidad que estamos presenciando. Conocemos a los donantes. Apenas conocemos a los ciudadanos normales, más allá de las educadoras que más influyen en sus vidas. Pero esa frialdad y esa distancia funcionan, puesto que sistemáticamente nos vamos acercando a los personajes, vamos simpatizando con ellos, al mismo tiempo que nos vamos horrorizando sobre lo que vamos conociendo de una sociedad claramente distópica, que tan apenas conocemos más allá de unos borrosos límites sociales, y de un aspecto general que no es distinto de la realidad que se vivió en esos años en el Reino Unido.
Interpretación
Como suele suceder en las producciones británicas, la interpretación es uno de los puntos fuertes de esta película. Todos están bastante bien, tanto los tres actores protagonistas como las secundarias de lujo que realizan sus convincentes y definitivos aportes a la historia. Es imprescindible la calidez que aporta Sally Hawkins para entrever el único momento de rebeldía ante una sociedad tan horrible como la que se nos está presentando. Es necesaria la elegancia, el aplomo y el saber estar de Charlotte Rampling para dar veracidad y generar estremecimiento en el monólogo que lanza a los protagonistas sobre el alma de los donantes. Uno de los momentos más duros y dramáticos del filme, y que será responsable entre otras cosas de que nos llevemos esta película a casa y la volvamos a ver en nuestra mente una y otra vez. Pero es sin duda Carey Mulligan quien lleva el peso absoluto del filme a través de la variedad de emociones, sensaciones y pensamientos, muchas veces inexpresados verbalmente, que nos muestra en pantalla. Con un físico que enamora sistemáticamente por su mezcla de fragilidad y determinación, llena la pantalla y se come a sus ya de por sí competentes compañeros de reparto. Sólo he visto a esta chica en tres ocasiones, pero ya estoy pensando en sugerirle a Escarlata Ojara que le dedique un espacio en sus memorias.
Conclusión
Vale alguna de las reflexiones que hice en la última película que comenté. Esta película me gustó en el momento de verla, pero desde entonces no he dejado de pensar en ella. Y cada vez el veo más matices interesantes. Más que ninguna otra cosa es una película de amor. Los tres protagonistas se aman entre sí de alguna forma. Unos más egoistas, otros más desprendidos, pero todos se aman. Pero también es una película sobre el amor de Kathy hacia todos los que son como ella. Su vocación como cuidadora, la satisfacción que encuentra en ella a pesar de ver como tantos de los suyos «cumplen» [complete, en el original inglés]. «Cumplimiento» [completion], ese terrible eufemismo para decir que son asesinados en beneficio de esos longevos ciudadanos de primera que siempre vemos de pasada, de quienes tan apenas conocemos nada. O lo conocemos todo.
Porque este es otro de los temas del filme. El egoísmo de las personas que conforman nuestras sociedades. El distópico sistema de donantes funciona porque hay una mayoría de la sociedad a la que le viene bien. Y esos somos nosotros. Esos son los ciudadanos de la Europa occidental de la segunda mitad del siglo XX. Hoy en día, en tiempos de crisis económicas y turbulencias políticas, podemos encontrar numerosas situaciones en las que las sociedades toleran situaciones de injusticia manifiesta porque eso permite a una mayoría más o menos grande vivir bien. Por «el bien común». Por el «interés general». Inmigrantes, parados de larga duración, mujeres maltratadas, contratos basura,… todas estas situaciones no dejan de ser realidades para las que la metáfora de los «donantes» es válida. Me impresiona mucho ver circular en la película furgonetas con el logotipo y anagramas del «National Donor Service», claramente a imagen y semejanza del National Health Service, el servicio de salud británico que sí que existe. Nos integran el sistema de donantes en el estado del bienestar. Una de las claves de las sociedades distópicas; se admiten las mayores aberraciones para beneficio de la sociedad. Escalofriante. Especialmente para quien como yo, soy un firme convencido del estado del bienestar. Pero por supuesto no de uno que excluya por motivos egoístas a quienes nos interese.
Finalmente, y aunque implique que destripo hasta cierto punto la película, esta la reflexión sobre la sumisión y la aceptación. Entre los donantes se busca el aplazamiento, se quiere vivir más, pero en ningún momento apreciamos indicios de rebeldía, de sentimiento de estar recibiendo una injusticia. Se ven a sí mismos como hijos de lo más bajo de la sociedad, sin que en ningún momento sepamos exactamente de donde proceden, cuál es el descubrimiento científico que permite este sistema social aberrante. Aquí no hay aventuras. Aquí sólo hay sentimientos. Y la empatía y las reflexiones que estos sentimientos generen en el espectador del filme.
Nos gustó mucho la película. Sin embargo, vimos salir a algunos espectadores desconcertados, e incómodos de la sala de cine. Preguntándose qué habían venido a ver. Y quizá eso sea también un buen halago para este filme. Un filme que recomiendo sin lugar a dudas.
Calificación
Dirección: ****
Interpretación: ****
Valoración subjetiva: ****

Una mirada melancólica en las costas de Cornualles, no muy distinta de la que los protagonistas lanzan hacia el mar que los mantiene presos en la isla en la que viven - Fujifilm Finepix F10