[Cine] Benedetta(2021)

Cine

Benedetta (2021; 62/20210923)

Paul Verhoeven es un director que odias o amas. O mejor dicho. Es un director que hace películas que, o las odias mucho o te gustan mucho. El problema es que, cuando repaso la filmografía del holandés, me resulta un director muy arriesgado. Porque por mi parte hay más de odiar que de gustar. Recuerdo perfectamente la primer película que vi de Verhoeven. Flesh+Blood, titulada en España Los señores del acero, por cierto… se rodó en exteriores españoles principalmente, era un exceso de violencia y sexo sin mucho sentido argumental sobre el cual mi jurado interno está todavía deliberando. O por lo menos, así me quedé a mis ventipocos, cuando la vi. Nunca he osado verla de nuevo, por si acaso.

No he estado en Pescia, aunque sí he pasado por su estación, en la línea ferroviaria entre Florencia y Lucca, ciudades toscanas que sí conozco. Esta última me servirá para representar el ambiente de la ciudad italiana.

El caso es que si recuerdo aquella película de hace unos 35 años es porque Verhoeven vuelve a la Europa, Toscana en concreto, de una época imprecisa entre el medioevo y el renacimiento para adaptar a su modo y manera una historia real que sucedió ya a principios del siglo XVII en tiempos de la contrarreforma. Y es la historia de una monja teatina, sor Benedetta (Virginie Efira), una joven abadesa de un convento en Pescia, que fue despojada de su cargo cuando cayó en una serie de éxtasis místicos, oyendo voces y siendo cuidada por una monja del convento, sor Bartolomea (Daphne Patakia), que posteriormente confeso haber mantenido relaciones lésbicas con la abadesa. En la película de Verhoeven hay más lío, involucrando a una abadesa mayor previa, sor Felicita (Charlotte Rampling) y su hija, también monja del convento, sor Cristina (Louise Chevillotte), así como un nuncio papal (Lambert Wilson) y una epidemia de peste de las que corrieron por Europa desde la gran peste negra de 1384 hasta el siglo XVIII, aunque en la historia real el episodio no pudo coincidir con ninguna. Cosas que mira quien como yo es epidemiólogo de formación, aunque me dedique a otros temas, y le entra curiosidad por estas cuestiones. Epidemiólogo de verdad,… no de los muchos aficionados que han surgido con la pandemia del nuevo coronavirus.

Vimos la película en un evento especial de preestreno, no está todavía en cartelera de forma continua, que no atrajo a mucho personal, la verdad sea dicha, en versión original, francés, aunque hubiera quedado más propia con actores italianos y en el idioma toscano, o sea el italiano oficial actual. En el lado de lo positivo, tenemos unas excelentes interpretaciones, por parte de todo el reparto, aunque Efira, por guapa que sea, y lo es mucho, a estas altura de la película no pasa por una mujer de 30 años. Y menos si hay que mostrarse en pantalla en traje de Eva. Pero bueno, con tal de haberse ahorrado el cartelito de «dixhuit ans plus tard», hubiera quedado perfecta. Al fin y al cabo, Verhoeven no hace una película que busque reflejar la realidad de lo sucedido, sino que se monta su propia película, lo más escandalosa y anticlerical que ha podido salirle, porque evidentemente la iglesia católica no es «santa» de su devoción. No se lo reprocho.

Verhoeven demuestra que va sobrado de oficio a la hora de rodar y de narrar, por lo que desde el punto de vista de la puesta en escena y de la historia que dura algo más de dos horas, no hay nada que objetar, y unas cuantas cosas que alabar. Es cierto que se presentan ciertas inverosimilitudes en la historia y en la producción. Vamos a ver… si la pobre Bartolomea es sometida a tortura por la inquisición con el instrumento que se muestran en pantalla, que producía horribles desgarros y la muerte de la torturada con más o menos retraso, y con los gritos que se oyen por todo el convento, que dos secuencias más tarde aparezca en pantalla, nuevamente desnuda, caminando por su propio pie y sin un mísero cardenal sobre su blanca piel… es absolutamente inverosímil. O tendrían que haber dejado claro que estaba montando un teatro con el torturador, cosa que no tal, puesto que el principio de la tortura sí que aparece en pantalla. Este hecho, anecdótico quizá, se da con alguna que otra cuestión durante el largometraje, y hacen que se tambalee hasta prácticamente desplomarse mi suspensión temporal de la incredulidad, lo que hace que se caiga al menos una estrella en mi valoración subjetiva final. A ver, Paul…, si te propones escandalizar con ese y otros detalles al respetable, por lo menos hazlo bien y con todas las consecuencias. Y además te podrás ahorrar la peor escena de la película, al final de la misma, en la cabañita de pastores derruida en medio de la bella campiña toscana.

Mi valoración final… pues una película con mucho esfuerzo y trabajo, con muchos elementos positivos, pero que determinados descuidos, o esas cosas que tiene este director que no sabes si es que anda pasado de alguna sustancia o si simplemente le gusta reírse en algunas películas del respetable, si no en su conjunto, sí en algún momento de la misma, hacen que baje mi impresión favorable final hasta un «meh»… cuando podría haber sido un «cool».

Valoración

  • Dirección: ****
  • Interpretación: ****
  • Valoración subjetiva: ***

[Cine] 45 years (2015)

Cine

45 years (2015; 012016-0105)

Una vez ejercido ayer mi derecho al pataleo cuando no se hacen las cosas bien, vayamos a comentar en esta ocasión realmente la primera película del año. Una película británica dirigida por Andrew Haigh, un director que no me es familiar, pero que viene con buenas críticas, especialmente por su atractivo reparto encabezado por Charlotte Rampling.

Kate (Charlotte Rampling) y Geoff Mercer (Tom Courtenay) son una pareja casada sin hijos que va a celebrar con una fiesta con familia y amigos su 45º aniversario de boda. No celebraron el 40º, más habitual, porque Geoff estuvo muy enfermo con un problema de salud que exigió una importante cirugía cardíaca. Una semana antes de la celebración, reciben una noticia inesperada. Como consecuencia del deshielo de los glaciares alpinos en Suiza, ha aparecido el cadáver de una joven, una antigua novia de Geoff, que murió en un accidente de montañismo antes de que Geoff y Kate se conocieran siquiera, cuando el tenía 25 años y ella apenas 20.

No sé muy bien en qué parte de Inglaterra está rodada la película...

No sé muy bien en qué parte de Inglaterra está rodada la película…

Estamos ante una película con una historia mínima, pero intensa. Que no se vive a nivel de la acción sino de los sentimientos. El personaje central es Kate… y el segundo personaje importante, la muerta. Que sin aparecer, sin saber como era, con datos muy indirectos, se entromete repentinamente en el matrimonio modélico e idílico que a los ojos de Kate y de todos los que les rodean se ha construido durante esos 45 años. No hay alardes técnicos de ningún tipo. No hay grandes diálogos. Pequeños diálogos, cotidianos. Me impresionó el de la fotografías, que resuena con ecos durante el filme y hasta la conclusión del mismo. Pequeño drama que crece sin cesar en la mente de la protagonista, hasta producir una angustia que se contagia al espectador que empatiza con ella.

Desde luego, además del buen planteamiento del drama, el peso de la película cae sobre los dos protagonistas del film. Ambos miembros del matrimonio realizan un ejercicio de contención suprema, representando la versión más sublimada de un matrimonio de edad inglés razonablemente acomodado. Austeridad en la demostración de sentimientos que sin embargo percibimos constantemente. Y si la protagonista es Rampling, a quien sigue la cámara predominantemente, Courtenay, todavía más aparentemente anodino nos ofrece algunos momentos notables en esa contención emocional.

Podría ser en cualquier ciudad pequeña del país,... aunque creo que en algún momento sale algo de mar...

Podría ser en cualquier ciudad pequeña del país,… aunque creo que en algún momento sale algo de mar…

Desde luego no es una película para aficionados palomiteros. Es una película, sin misterios, muy clara, pero que hay que seguir con atención al detalle. Una película que bien podría estar firmada también por algún realizador escandinavo, con Bergman al frente, pues se trata de ese tipo de intimidades familiares, de esos conflictos pocas veces explícitos pero que potencialmente pueden minar cualquier relación.

Valoración

  • Dirección: ***
  • Interpretación: ****
  • Valoración subjetiva: ***

En cualquier caso, las fotos de hoy proceden de Solihull, en las cercanías de Birmingham, en las Midlands, donde pernoctamos durante un viaje camino de Gales.

En cualquier caso, las fotos de hoy proceden de Solihull, en las cercanías de Birmingham, en las Midlands, donde pernoctamos durante un viaje camino de Gales.

[Cine] Nunca me abandones

Cine
Nota: Existen algunos sitios en internet que chupan el contenido original de otros para montar sus blogs. Copian íntegramente los contenidos, supongo que basándose en las etiquetas de entradas como estas y de formas más o menos automáticas, llenan todo de publicidad muy intrusiva, descarajan la cuidadosa maquetación que algunos pensamos para bien del lector, y se quedan tan contentos. Este sitio esta bajo licencia Creative Commons y permite sin más restricción que el respeto por el contenido original, la cita de la fuente original y el uso no lucrativo de la reproducción de contenidos. Creo en la libre circulación de la información en internet, pero también creo en un mínimo de ética a la hora de hacerlo. Y un mínimo de estilo. Por tanto, si te encuentras este texto en un sitio horrible, puedes pasar a leerlo por carloscarreter.com, que no es perfecto pero es honesto.

.

Nunca me abandones (Never Let Me Go, 2010), 21 de marzo de 2011.

Con poco, con muy poco ruido, ha llegado esta película a los cines españoles. Lamentablemente, a Zaragoza no ha llegado ninguna versión original. Seguro que merece mucho la pena. Por los adelantos que las sinopsis oficiales ofrecían, uno no podía dejar de pensar en uno de los bodrios de la década pasada. Pero una serie de elementos hacían suponer que esta película británica dirigida por Mark Romanek, y adaptación de una novela del escritor británico de origen japonés, Kazuo Ishiguro, iba a ser algo completamente distinto. Y su interesante reparto también indicaba algo por el estilo. En seguida os cuento en que ha quedado la cosa.

Sinopsis

Tras unas indicaciones sobre el hecho de que estamos ante una historia alternativa, una ucronía, en la que hay un método científico que permite a los humanos vivir una larga vida desde mitad del siglo XX, nos adentramos en un drama en tres actos, con tres caracteres protagonistas, que vivirán a lo largo del tiempo su particular triángulo amoroso.

Primer acto: Hailsham (años 70) – Conocemos a Kathy (Izzy Meikle-Small), Tommy (Charlie Rowe) y Ruth (Ella Purnell), tres niños de alrededor de once años que estudian en lo que aparenta ser un típico internado inglés, bajo la dirección firme pero bondadosa de Miss Emily (Charlotte Rampling), y la atenta tutoría de Miss Lucy (Sally Hawkins). Los niños viven en un entorno protegido, bien cuidados y alimentados, con supervisión médica, y con actividades que alienta el deporte y la actividad física, así como la creación artística. Kathy se siente atraída por Tommy, un niño que parece algo marginado de quienes les rodean, pero Ruth se interpone entre ellos y es quien final comienza un romance preadolescente con el muchacho. En un momento dado, Miss Lucy revela a los niños de su clase la realidad de la sociedad en que viven. Son criados y cuidados para donar sus órganos vitales a otras personas, y están condenados a morir siendo adultos jóvenes.

Segundo acto: Cottages – Las casitas (años 80) – Ya convertidos en unos adolescentes de 18 años, los protoganistas han abandonado el colegio. Tommy (Andrew Garfield) y Ruth (Keira Knightley) siguen juntos como parejas, y junto con Kathy (Carey Mulligan) y otros similares viven en unas pequeñas casas de campo en relativo pero no absoluto aislamiento del resto de la sociedad, en la que apenas tienen capacidad para desenvolverse. Viven su vida entre mitos sobre su destino y sobre como podrán demorarlo. Especialmente, sufren por el mito de que si dos donantes se enamoran reciben un aplazamiento en las donaciones. Al final de este periodo, la pareja que forman Tommy y Ruth entra en crisis, y Kathy opta por dedicarse a ser cuidadora de aquellos donantes que ya han comenzado el proceso de donaciones. Los tres compañeros se separan.

Tercer acto: Donantes (años 90) – En una visita de Kathy a una de las donantes a las que cuida, se encuentra en el hospital con Ruth que ya ha realizado dos donaciones y se encuentra en mal estado de salud. Tras hablar entre ellas, optan por reunirse con Tommy que también ha realizado una donación, aunque se encuentra bien. Retoman la amistad, y Ruth confiesa su interferencia cuando niña en la relación entre sus dos amigos, expresando su lamento. Kathy y Tommy se convierte en pareja y, sintiendo que se amor es verdadero buscan a sus viejos responsables del colegio para conseguir un aplazamiento. Y ahí se encontrarán con la realidad completa de sus vidas, que dejaré que descubra el potencial espectador de la película.

Producción y realización

Técnicamente impecable, tanto en las localizaciones, como en la fotografía, en el sonido o múltiples aspectos de su producción, la fría realización de Romanek impone un ritmo y unos trazos que teóricamente deberían alejarnos de la extraña realidad que estamos presenciando. Conocemos a los donantes. Apenas conocemos a los ciudadanos normales, más allá de las educadoras que más influyen en sus vidas. Pero esa frialdad y esa distancia funcionan, puesto que sistemáticamente nos vamos acercando a los personajes, vamos simpatizando con ellos, al mismo tiempo que nos vamos horrorizando sobre lo que vamos conociendo de una sociedad claramente distópica, que tan apenas conocemos más allá de unos borrosos límites sociales, y de un aspecto general que no es distinto de la realidad que se vivió en esos años en el Reino Unido.

Interpretación

Como suele suceder en las producciones británicas, la interpretación es uno de los puntos fuertes de esta película. Todos están bastante bien, tanto los tres actores protagonistas como las secundarias de lujo que realizan sus convincentes y definitivos aportes a la historia. Es imprescindible la calidez que aporta Sally Hawkins para entrever el único momento de rebeldía ante una sociedad tan horrible como la que se nos está presentando. Es necesaria la elegancia, el aplomo y el saber estar de Charlotte Rampling para dar veracidad y generar estremecimiento en el monólogo que lanza a los protagonistas sobre el alma de los donantes. Uno de los momentos más duros y dramáticos del filme, y que será responsable entre otras cosas de que nos llevemos esta película a casa y la volvamos a ver en nuestra mente una y otra vez. Pero es sin duda Carey Mulligan quien lleva el peso absoluto del filme a través de la variedad de emociones, sensaciones y pensamientos, muchas veces inexpresados verbalmente, que nos muestra en pantalla. Con un físico que enamora sistemáticamente por su mezcla de fragilidad y determinación, llena la pantalla y se come a sus ya de por sí competentes compañeros de reparto. Sólo he visto a esta chica en tres ocasiones, pero ya estoy pensando en sugerirle a Escarlata Ojara que le dedique un espacio en sus memorias.

Conclusión

Vale alguna de las reflexiones que hice en la última película que comenté. Esta película me gustó en el momento de verla, pero desde entonces no he dejado de pensar en ella. Y cada vez el veo más matices interesantes. Más que ninguna otra cosa es una película de amor. Los tres protagonistas se aman entre sí de alguna forma. Unos más egoistas, otros más desprendidos, pero todos se aman. Pero también es una película sobre el amor de Kathy hacia todos los que son como ella. Su vocación como cuidadora, la satisfacción que encuentra en ella a pesar de ver como tantos de los suyos «cumplen» [complete, en el original inglés]. «Cumplimiento» [completion], ese terrible eufemismo para decir que son asesinados en beneficio de esos longevos ciudadanos de primera que siempre vemos de pasada, de quienes tan apenas conocemos nada. O lo conocemos todo.

Porque este es otro de los temas del filme. El egoísmo de las personas que conforman nuestras sociedades. El distópico sistema de donantes funciona porque hay una mayoría de la sociedad a la que le viene bien. Y esos somos nosotros. Esos son los ciudadanos de la Europa occidental de la segunda mitad del siglo XX. Hoy en día, en tiempos de crisis económicas y turbulencias políticas, podemos encontrar numerosas situaciones en las que las sociedades toleran situaciones de injusticia manifiesta porque eso permite a una mayoría más o menos grande vivir bien. Por «el bien común». Por el «interés general». Inmigrantes, parados de larga duración, mujeres maltratadas, contratos basura,… todas estas situaciones no dejan de ser realidades para las que la metáfora de los «donantes» es válida. Me impresiona mucho ver circular en la película furgonetas con el logotipo y anagramas del «National Donor Service», claramente a imagen y semejanza del National Health Service, el servicio de salud británico que sí que existe. Nos integran el sistema de donantes en el estado del bienestar. Una de las claves de las sociedades distópicas; se admiten las mayores aberraciones para beneficio de la sociedad. Escalofriante. Especialmente para quien como yo, soy un firme convencido del estado del bienestar. Pero por supuesto no de uno que excluya por motivos egoístas a quienes nos interese.

Finalmente, y aunque implique que destripo hasta cierto punto la película, esta la reflexión sobre la sumisión y la aceptación. Entre los donantes se busca el aplazamiento, se quiere vivir más, pero en ningún momento apreciamos indicios de rebeldía, de sentimiento de estar recibiendo una injusticia. Se ven a sí mismos como hijos de lo más bajo de la sociedad, sin que en ningún momento sepamos exactamente de donde proceden, cuál es el descubrimiento científico que permite este sistema social aberrante. Aquí no hay aventuras. Aquí sólo hay sentimientos. Y la empatía y las reflexiones que estos sentimientos generen en el espectador del filme.

Nos gustó mucho la película. Sin embargo, vimos salir a algunos espectadores desconcertados, e incómodos de la sala de cine. Preguntándose qué habían venido a ver. Y quizá eso sea también un buen halago para este filme. Un filme que recomiendo sin lugar a dudas.

Calificación

Dirección: ****
Interpretación: ****
Valoración subjetiva:
****

Una mirada melancólica en las costas de Cornualles, no muy distinta de la que los protagonistas lanzan hacia el mar que los mantiene presos en la isla en la que viven - Fujifilm Finepix F10