Llegamos al final de 2024. Un año… que, en lo que se refiere a viajes, no ha estado mal. Ya el 2023 marcó una recuperación muy clara a los niveles anteriores al nefasto 2020. Y comienza el repaso de fin de año, fundamentalmente un repaso fotográfico, que es lo que me apetece, como de costumbre desde hace ya un buen montón de años en este Cuaderno de ruta. En mi carpeta con fotografías de viaje he registrado dieciocho subcarpetas, es decir, dieciocho viajes de mayor o menor duración. Van desde la excursión en el día a algún pueblo aragonés, incluso de la propia provincia de Zaragoza, en cuya capital vivo, hasta algún viaje intercontinental saltando al otro extremo del continente euroasiático durante una o dos semanas. Así que mi concepto de lo que es viajar con la cámara al hombro es muy amplio. Así que sin más, vamos con el repaso. Con fotos.
Este año, como consecuencia de los rollos de película en color que he gastado en mis viajes de vacaciones, tras la época de viajes, me quedaban en la nevera cinco rollos de película en blanco y negro, de la variedad específica que uso en los viajes, cuando lo normal es que quedase uno o ninguno. Por lo tanto, decidí usarlos en los viajes cortitos, de uno o dos días, que me quedasen por hacer en la recta final del año. Y a Martín del Río me llevé dos de ellos. Uno para cada día.
Sólo usé uno. El resultado de las fotos ha sido mixto. Algunas están muy bien, pero hay varias, demasiadas, que han quedado claramente subexpuestas. No soy consciente de haber sido descuidado en la medición de la luz. Y lo mismo me ha pasado con el otro rollo, que usé en mi reciente escapada en el día a Barcelona.
En estos tiempos en los que tan de moda se están poniendo los entornos naturales en los angostos valles de las sierras interiores, con recorridos senderistas paralelos a los curso de agua que los forman, muchas veces ayudados por pasarelas y ayudas técnicas, como cadenas o apoyos metálicos, cuesta entender que los hocinos del curso alto del río Martín no esté más visitados. Por lo menos, en estos días, hemos estado solos. Los detalles técnicos de las fotografías están en Carlos en plata, como de costumbre.
El río Martín toma forma en las proximidades de Martín del Río, en la provincia de Teruel, a partir de los arroyos que bajan de los montes próximos, excavando profundos cañones, desfiladeros en los que ha veces se forman estrechos pasos, que según los lugares se llaman hoces, foces o, como en este caso, hocinos.
Son lugares bellos e interesantes de recorrer. Aunque como hemos podido comprobar, el poder hace los recorridos depende de los caprichos del agua a la hora de modelar el paisaje, lo cual hace que la morfología del mismo, y su accesibilidad, se vea modificada con frecuencia.
Además del paisaje natural, hemos paseado por Martín del Río, donde hemos estado alojados en… una casa rural… porque está en un pueblo. No. No es una casa “de turismo” rural, aunque hoy en día la gente se olvida de las dos palabras del entrecomillado. Es una casa de unos amigos, segunda vivienda en el pueblo de origen de su familia, bien arregladita y acogedora.
Como uno de los hocinos, el llamado de la Rambla o de las Televisiones, por la forma de sus pozas, no estaba accesible, también fuimos a Peñas Royas, un núcleo urbano perteneciente al municipio de Montalbán, que también admite el topónimo Peñarroyas. Y el nombre lo recibe de las formaciones rocosas del Triásico, de color rojizo, que dan belleza y espectacularidad al paisaje.
Han sido un par de días muy agradable, con buen tiempo, buena armonía, naturaleza y aire libre, y fotografía… que podrían ser mejores. Pero está el viejo dicho de que un paisaje hermoso y espectacular no siempre está en condiciones de ofrecen fotografías espectaculares. Depende de la luz, del punto de vista, y de la capacidad que tengamos para eliminar elementos superfluos. Y estos cursos fluviales tan estrechos, con frecuencia presentan un paisaje abigarrado. Pero es lo que hay.
Aquí os dejo unas cuantas fotos de la mañana, en los hocinos del Pajazo y en Martín del Río. Por la tarde en Peñas Royas, la luz era muy fea y no le puse otro carrete de película a la cámara.
El río Martín nace en la provincia de Teruel, en la sierra de San Just, en la comarca de las Cuencas Mineras, en el término de Martín del Río, como confluencia de varios ríos y torrentes en dicho término municipal. Y en buena parte de su curso alto excava las sierras generando hoces o cañones más o menos profundos, más o menos vistosos, en muchos casos acompañados de un paisaje de interés geológico, de interés paleontológico, no es difícil encontrar algún lugar donde ver icnitas de dinosaurios, y de interés arqueológico, que van desde pinturas rupestres que forman parte del conjunto que se declaró Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1995, a restos de poblados o necrópolis medievales.
Con un buen amigo que tiene casa en Martín del Río y que tenía que ir a dar vuelta por temas de mantenimiento de la misma, salimos a pasar una buena parte del sábado recorriendo algunos de los parajes del curso alto de río Martín.
Por la mañana, tras parar un momento en Martín del Río, con tiempo soleado y agradable, nos acercamos a los Hocinos del Pajazo, un cañón formado por el río de las Parras uno de los tributarios que forman el río Martín en el término municipal de Martín del Río. El cañón tiene un sendero, habitualmente mantenido para poder recorrerlo con cierta comodidad, pero que tras las inclemencias del tiempo invernal, precisa bastante mantenimiento. La corriente se ha llevado por delante bastantes necesarios puentes, y se han producido notables desprendimientos de rocas de las paredes que forman el cañón. No nos adentramos mucho, porque particularmente yo no soy muy hábil al cruzar haciendo equilibrios sobre estrechos troncos u otras incidencias. Siempre he tenido una estabilidad muy precaria, y la edad no mejora la cosa.
En la zona, también pudimos visitar unas tumbas de un necrópolis medieval cuya datación se estima entre finales del siglo XI y principios del XII, un momento en el que la zona todavía se encontraría bajo dominio musulmán, recordemos que Zaragoza es tomada por los cristianos en 1118, al final de la segunda década del siglo XII, pero no hay indicios de qué religión profesaban las personas allí sepultadas.
Tras comer un plato combinada en un restaurante de Martín del Río… Un inciso… para los que se lían con la toponimia. No confundir Martín del Río, en la comarca de las Cuencas Mineras de la provincia de Teruel, con San Martín del Río, en la comarca del Jiloca, también en la provincia de Teruel. No es que estén muy lejos uno de otro, unos 60 km por carretera, pero son distinto lugar. Bueno tras comer, nos dirigimos a Peñas Royas, un núcleo de población perteneciente a Montalbán, aguas abajo del río Martín, a cinco kilómetros y medio del núcleo principal del municipio.
Allí, el río Martín se vuelve a encañonar en medio de un notable paisaje de plegamientos de rocas de color rojizo que da nombre a la población y al paraje. Nos encaramamos a un mirador sobre el conjunto del paisaje, aunque dejamos para más adelante la exploración de las icnitas de dinosaurio y de las pinturas rupestres que se encuentran por el lugar. Desde el mediodía, las nubes se habían echado sobre la comarca y la luz, nunca especialmente buena durante todo el día, se había vuelto francamente modorra. Nos dejamos como deberes el volver con más tiempo y mejores condiciones para una exploración del lugar más a fondo y tranquila.
Ayer por la tarde salí a pasar lo que quedaba del fin de semana con unos amigos, en su casa de Martín del Río, y una cuanta peña más. Una reunión muy animada. Muy bien. Acabo de volver, y he decidido no dejar el día en blanco en este Cuaderno de Ruta. Os dejo con unas cuantas fotografías del lugar, así como de las visita que hemos hecho a Escucha y su museo minero, y el paseo por Montalbán, pueblo con rincones majetes.
Llego a Martín del Río, población de la provincia de Teruel en la comarca de Cuencas Mineras, al ponerse el sol. Se promete una cena copiosa, así que nos damos un paseo para hacer ganas de comer.
Tras un día de calor, el atardecer está agradable, y se agradece el descenso de temperaturas que trae.
Una semana justa antes de esta foto, el río Martín, tan tranquilo aquí, iba desbordado debido a unas lluvias torrenciales.
La prometida cena copiosa llega, y las brasas colaboran al buen sabor de la misma.
Un paseo nocturno para rebajar grasas; y una foto de la Vía Láctea, que ilumina ligeramente el cielo sobre nuestras cabezas.
Vemos caer algunas perseidas, pero fotografiarlas es más complicado. De echo, aunque la foto apunta a la constelación de Perseo, si no me orienté mal, no tengo claro si la estela corresponde a una perseida o algún objeto artificial.
Domingo por la mañana; soy de dormir lo justo, y mientras espero que el resto de la compañía se vaya despertando me doy un paseo por los alrededores.
Aunque son las ocho de la mañana, la luz es dura, y busco motivos en las zonas de sombra.
Una vista del paisaje que rodea Martín del Río.
A las once de la mañana nos dirigimos a visitar el museo minero de Escucha. No es mi primera vez. Antes de entrar hay que ponerse cascos y algún otro dispositivo como medidas de seguridad.
Con este aspecto bajaremos a la Mina Se Verá.
Por motivos no muy claros, no permiten hacer fotos en el interior; pero yo obtengo alguna imagen clandestina.
En el exterior, la inactiva Central Térmica de Escucha domina el paisaje.
Tras la visita a la mina, y antes de tomar un aperitivo e ir a comer, nos damos un paseo por Montalbán.
Montalbán es un pueblo que tiene algunos rincones curiosos y, a pesar del calor, el paseo es agradable.
Después del vermú y la comida, nos limitaremos a hacer la sobremesa hasta que se haga una hora prudente para volver a Zaragoza.