Hoy tenía intención comentar una serie de recomendaciones fotográficas que había ido reuniendo en los últimos tiempos. Pero ando con menos tiempo disponible del que pensaba. Así que voy a comentar unos libritos que compré ayer. Ayer fue un día atareado… en parte. La tarde-noche fue un éxito, porque en una de estas típicas cenas de Navidad que organizan los grupos de amigos, con uno de estos grupos conseguimos estar TODOS. Cosa que no conseguíamos desde hace muchos muchos años. Muy muy agradable, con un estupendo ambiente, donde lo único que desentonó, aunque a la larga no importó, es que el restaurante en el que estuvimos, agradable en nuestra experiencia, ayer estaba en modo «navidad» y tuvo un nivel de servicio apreciablemente inferior. Bueno… mi salmón estaba muy rico. Y los entrantes y la degustación de tartas del final también. Y por la mañana estuve haciendo recados. Y estos me llevaron al Salón del Cómic de Zaragoza que se celebra este fin de semana,… un momentito que…
… esto es… hice un fotografía instantánea a una «cosplayer» que se prestó a posar,… bueno, fui allí, compré algunas cosas, entre ellas un libro que me hizo mucha ilusión y que espero comentar dentro de unos días, si consigo centrarme en su lectura. Y luego fui a la escuela de fotografía Spectrum, donde había una liquidación de libros y antiguos catálogos de la antigua galería del mismo nombre, y un puesto con libros de fotografía con descuento de la Librería Antígona. Y cogí un par de cositas que os comentaré ahora. Las fotografías que acompañan también son de ayer. Rescaté un veterano Ricoh XR Rikenon 135 mm f2.8 que compré de segunda mano hace más 30 años en un taller de reparaciones fotográficas de Zaragoza hace tiempo desaparecido y que luego nunca usé mucho… porque esa focal nunca me ha resultado cómoda. Tiene una bayoneta K, compatible con la de Pentax, lo compré para mi Pentax P30N, hace mucho tiempo vendida para financiar la Pentax MX, y lo enganché con un adaptador a la Canon EOS RP. Y estoy alucinado con los resultado. Aunque es complicado atinar el enfoque.

La primera de ellas fue el catálogo de una exposición de Bernard Plossu que se celebró hace ya más de 15 años en Zaragoza. Plossu es un fotógrafo que me resulta especialmente querido. Cuando hace unos 30 años, después de comprarme mi primera cámara réflex en 1989 y hacer mis pinitos durante unos años, empecé a interesarme por la fotografía como una de las bellas artes, a comprar revistas y algún libro, y a visitar exposiciones. Y en una de estas me encontré a Plossu, fotógrafo viajero por excelencia, y me encantó y me llegó. Entonces entendí plenamente lo que significa que te guste la fotografía. Y desde entonces, el fotógrafo que fotografía fiel a su Nikkormat y a su 50 mm es uno de mis referente. Este sencillo catálogo, Los jardines del polvo, que se vendía por 2 euros, son fotografías de paisajes áridos, desérticos o casi desérticos, en blanco y negro, y en el que contrastan los realizados en el Oeste americano con su sucedáneo de las tierras áridas y desiertos de Almería. Sencillo, pero bien.

Y en el puesto de Antígona me encontré con un libro de Miguel Trillo, fotógrafo gaditano que se hizo un nombre fotografiando en los años 80 a los jóvenes de la movida madrileña, en su diversidad de tribus urbanas o, simplemente, en su colorida diversidad, reacción indudable a las décadas de dictadura gris, monótona. Cuando hace unos años se celebró una exposición de este fotógrafo en el Centro de Historias de Zaragoza, me gustó su estilo directo y franco. Retratos de las personas tal y cual son, si aderezos ni engaños, delante de una pared, puerta, o lo que sea que le sirva de fondo, con un flash directo, pero bien gestionado, y en los que se respeta a la persona fotografiada sin prejuicios, permitiendo que se vea y se sienta tal como es. Y ayer me encontré este Parejas y placeres, editado en 2008 por la galería H2O de Barcelona, en la que los sujetos no son individuos, sino parejas. Con un estilo similar al que he comentado, aunque con más diversidad de situaciones, hay no pocas realizadas más a la luz del día y con luz natural, son parejas de todo tipo y estilos haciendo lo suyo. Creo que es el tercer libro que tengo de Trillo, y bienvenido es a mi biblioteca.


















