[TV] Cosas de series; familias, matrimonios y amistades en animación japonesa

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Seguiré comentando las series de la temporada de otoño de la animación japonesa, es decir aquellas series que se han emitido entre principios de octubre y finales de diciembre de 2024. Bajo la guía y recomendación de una joven amistad, aunque tomando mis riesgos de vez en cuando de acuerdo a lo que me llama la atención de una forma u otra, he ido seleccionando algunas de las muchas series que se estrenan. Estas series de animación con episodios que tienen una duración real de unos 20 minutos, descontando los créditos iniciales y finales, las encajo en tiempos muertos de mi actividad cotidiana, y tienen mucho de experimentación. Hay muchas que tienen premisas o planteamientos curiosos, diversos de lo que vemos habitualmente, y hay algunas que son realmente muy divertidas. Aunque en su mayor parte están destinadas a sectores demográficos distintos al que yo pertenezco. Pero eso me da igual. Mientras un relato audiovisual esté bien construido y me diga algo, me da igual a quien esté dirigido.

Las series de hoy tienen tramas muy relacionadas con la vida cotidiana. Por ello, fotográficamente, las ilustro con escenas cotidianas, en la ciudad de Kamakura.

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No obstante, las tres que traigo hoy no son las más destacadas de la temporada. Las he visto por curiosidad con algunos aspectos de la trama, pero realmente, en algún caso incluso me plantee no seguir con ellas. No obstante, al final, vi toda la temporada, que creo que son únicas, que no tendrán continuación. En dos de ellas, al menos, eso está muy claro. La tercera… no sé. Todas ellas, en My anime list, lugar de referencia de información sobre animación japonesa, tienen puntuaciones superiores a 7. Y una de ellas sobrepasa el 7.5. Eso significa que no son de las más estupendas, pero que tienen una calidad razonable.

Tsuma, Shōgakusei ni Naru [妻、小学生になる, mi esposa se ha convertido en una niña de eduación primaria], o simplemente TsumaSho es un drama fantástico con tonos de comedia. Un hombre con una hija en su veintena vive sumido en el duelo desde que su esposa falleció en un accidente de tráfico diez años antes. Y de repente, una niña de los primeros años de la educación primaria se planta ante ellos diciendo que es su esposa reencarnada, lo cual les lleva a una situación de alegría y reencuentro. Esos primeros episodios son de comedia, a veces un tanto naíf. Pero en un momento dado, la trama da un giro inquietante. La niña tiene una madre que la cría en solitario y con muchos problemas. Y además descubrimos que no es la esposa reencarnada. El espíritu de la esposa no ha abandonado el mundo, debido al duelo patológico del marido, y ha poseído el cuerpo de la niña. Ugggg… Los japoneses son especialistas en convertir una comedia en un drama sobrenatural con aspectos un tanto espeluznantes. Estuve a punto de dejarla… pero los giros de la trama me mantuvieron en ella. Es la mejor valorada de las tres por el público aficionado. Para mí se queda en peculiar. Adaptación de un manga.

Kekkon Surutte, Hontō desu ka? [結婚するって、本当ですか, ¿de verdad se van a casar?], que en inglés recibe el título 365 days to the wedding, es pura comedia romántica. En una empresa de agencias de viaje japonesa, anuncian que en el plazo de un año van a abrir una sucursal en Alaska, donde destinarán a uno de los empleados. Aquel para el que el traslado suponga el menor problema de tipo familiar. Por lo que los candidatos son los dos, un hombre y una mujer jóvenes, que están solteros y sin compromisos. Ambos son introvertidos, y llevan vidas tranquilas, con sus aficiones. Pero no quieren abandonar su vida actual, por lo que acuerdan simular que se van a casar antes de que termine el plazo. Por lo que a partir de ahí empezarán una serie de enredos entre sí, con los compañeros de trabajo y con sus familias. Es previsible. Pero genera buen rollo. Y quizá por eso, porque no da mucho más de sí, y porque tiene unos diálogos y situaciones simpáticos, he acabado viéndola entera. Producción digna y bastante entretenida, aunque probablemente no deje mucho recuerdo en el futuro. Adaptación de un manga.

La más seria de las tres es Negative Positive Angler, en inglés en el original, también conocida como NegaPosi Angler. Un universitario solitario y cargado de deudas se enfrenta a un diagnóstico de cáncer que, sin tratar, tiene un pronóstico de dos años antes de morir. Mientras piensa en suicidarse, cae accidentalmente al agua en la bahía de Tokio, y es rescatado por una joven aficionada a la pesca deportiva con caña y anzuelo, y su grupo de amigos. Uno de ellos lo acoge, resuelve sus deudas, y a cambio lo pone a trabajar en una tienda de conveniencia donde se venden también accesorios de pesca. Así entra en contacto con un variopinto grupo de amigos, trabajadores a tiempo parcial de la tienda, aficionados a la pesca, con los que irá modificando su visión de la vida, y encontrará motivos, tal vez, para pelear por ella. Esta serie tiende a ser dramática con abundantes momentos de alivio cómico. Buenrollista, también es entretenida. Es la que me pareció que quizá podría tener una continuación aunque todo indica que no. No adapta ningún manga, es original.

[TV] Cosas de series; el final de año con series surcoreanas

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En los días navideños, en el final de año, con más días de fiesta, y al mismo tiempo con más tiempo en casa, estuve más intensivo en la visualización de series surcoreanas. Sin pasarme tampoco. Pero hoy comentaré una de las series que en modo semimaratoniano cayó en esos días, al mismo tiempo que terminaba un estreno reciente en Netflix. Dejo para más adelante el comentario de un drama histórico de mucho éxito en su momento en su país que también vi en esos días.

Yeokdoyojeong Gimbokju [역도요정 김복주, el hada del levantamiento de pesas Kim Bok-ju], en inglés Weightlifting fairy Kim Bok-joo, es un romance juvenil, universitario, entre deportistas, con buen rollo y pocas pretensiones, pero que es simpático de ver. La protagonista (Lee Sung-kyung) está en el equipo de halterofilia de su facultad de deportes, y aspira a entrar en el equipo nacional. Mantiene encontronazos con el protagonista masculino (Nam Joo-hyuk), un estudiante del equipo de natación, muy brillante, pero con malos resultados en competiciones, mientras se enamora del hermano de este (Lee Jae-yoon), mayor, médico, que no le corresponde pero la trata con amabilidad. Y por otro lado, reaparece la antigua novia del protagonista masculino (Kyung Soo-jin), una gimnasta muy sometida a presión, que por un traspiés ha salido del equipo nacional al que había logrado llegar. A partir de aquí, enredos, amoríos, equívocos, comedia y algo de drama. No tiene mucho misterio. Dicen que está basada en una atleta de halterofilia real del país asiático, que alcanzó grandes metas a nivel mundial. Pero aquí han bajado mucho de peso la categoría en que compite la protagonista. Y es que hay unos límites sobre el físico que pueden tener las chicas en las series de coreanas difíciles de romper. Las chicas de estas series son todas muy monas, pero es muy irritante la ausencia de diversidad, y la fobia hacia las personas que no responden a los estándares establecidos.

La siguiente es una producción propia de Netflix, de doce episodios, que se ha emitido en las últimas semanas del año, y que me genera sensaciones contrapuestas. Jigeum geosin jeonhwaneun [지금 거신 전화는, algo así como la llamada que acabas de hacer o el número que has marcado], titulada en inglés/castellano When the phone rings/Cuando el teléfono suena. La serie empezó muy bien. Prometía mucho. Una intriga en la que se mezclaban conspiraciones políticas, misterios criminales, y una fuerte tensión en un matrimonio de conveniencia formado por el portavoz presidencial del país (Yoo Yeon-seok) y su esposa (Chae Soo-bin), desconocida para todo el mundo, moneda de intercambio en los tejemanejes entre dos poderosas familias políticoempresariales. Una esposa que no habla, y que un día es secuestrada, amenazando al protagonista con destapar la conspiración. Que irá mucho más allá de los que todos esperan. La serie prometía mucho. Los primeros episodios fueron muy interesantes. Los protagonistas, guapos, buenos intérpretes, con buena química… para mí ya conocidos y apreciados. Pero la historia en un momento se descabala. La tensión entre ambos se termina demasiado pronto, y se pasa a un drama de otro tipo, y que se prolonga demasiado. Los votantes de IMDb no la han apreciado. Yo creo que tiene momentos muy buenos, y otros muy malos. El último episodio sobra, cosa que pasa mucho en las series surcoreanas. Como ya he dicho, prometía mucho más.

[TV] Cosas de series; romance telepático y drama familiar en Japón

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Generalmente, las series de nacionalidad japonesa no las separo de las del resto del mundo como hago con las surcoreanas. Estas últimas presentan características tan propias y tan peculiares, y constituyen un rito particular en mi condición de telespectador, las series de los fines de semana, que las comento aparte. Pero con las japonesas… no. Unas más. No obstante, en esta ocasión voy con dos estrenos recientes del País del Sol Naciente agrupados. Estrenos recientes en Netflix en algo parecido al simulcast o transmisión simultánea. Es decir se emiten al mismo tiempo en cadenas de su país de origen y en Netflix. O si no es al mismo tiempo, es con muy poco retraso. Es lo que sucede con muchas series surcoreanas de Netflix, que aparecen como «originales» de la cadena, pero no son de producción propia. Estas japonesas no aparecen como «originales».

Como sucede con frecuencia en las series japonesas, las localizaciones pueden ser ficticias. En cualquier caso, en la segunda de las de hoy, es una ciudad costera. Como Katsuura, en la península de Kii, donde pernoctamos en 2019 cuando visitamos la ruta de peregrinación de Kumano Kodo.

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La segunda que empecé a ver, aunque la terminé antes puesto que ya estaba disponible de forma completa en Neflix fue Eye love you (アイラブユー), con título original en inglés, que es un juego de palabras, es homófono con I love you (te quiero). Y la cosa va del romance entre una mujer japonesa (Fumi Nikaidō), de 30 años, ejecutiva en una empresa chocolatera con sensibilidad medioambiental, que pasa de ligar porque tiene propiedades telepáticas, y escucha los pensamientos de los demás cuando los mira a los ojos (de ahí el título). Y en un momento dado liga con un estudiante de doctorado surcoreano (Chae Jong-hyeop), que trabaja de repartidor de comida a domicilio, y que como piensa en coreano, no lo entiende. A partir de ahí, todo tipo de enredos, a los que hay que añadir los de los personajes secundarios. Me llamó la atención por su protagonista femenina. He visto a Nikaidō en alguna película, principalmente de corte dramático, e hizo un papel que me gustó mucho, a pesar de que salía poco, en la serie más exitosa del año pasado. Pero siempre papeles dramáticos. Pero aquí aparece en un papel de comedia romántica, y me entró la curiosidad. Una serie que pretende asumir algunos de los recursos de las comedias románticas surcoreanas. Pero con la ventaja de ser 10 episodios en lugar de 16, y de 45 minutos de duración en lugar de 70. Me lo pasé bien. Aunque sea tirando a intrascendente. Es simpática.

La primera que empecé a ver, pero que terminé más tarde, por ser emitida capítulo a capítulo cada semana, es Raion no kakurega [ライオンの隠れ家, la guarida del león], conocida en inglés/castellano como Light of my lion/La guarida del león (esta última la traducción literal del título original). Es un drama familiar. El protagonista es Hiroto, un hombre joven (Yūya Yagira), que lleva una vida tranquila trabajando como empleado municipal, y cuidando de su hermano (Ryōta Bandō) que padece un trastorno del espectro autista. Cuando aparece en la puerta de su casa un niño, que dice llamarse León (Raion ライオン, adaptación al japonés del inglés lion). Hiroto sospecha que es el hijo de su hermana (Machiko Ono), que desapareció de sus vida cuando era una adolescente, casada con un empresario, y que se sospecha se ha podido suicidar. Aunque de fondo está la peripecia sobre la hermana y el niño con el padre del crío, la serie va del buen rollo de los valores familiares. Tiene momentos inspirados y momentos menos inspirados. Pero está muy bien valorada por el público en su país. El argumento tiene alguna inconsistencia, hay tramas secundarias con poco sentido. Por ejemplo, la relación con su compañera de trabajo, parece destinada al romance, pero no se resuelve de ninguna forma precisa y resulta superflua. La actriz es muy mona pero muy floja. Y otras que están poco explotadas a pesar de ser interesantes, como la relación entre la periodista y el policía. Es una de esas series que te dejan con la sensación de que había material para ser mucho mejor.

[TV] Cosas de series; dramedias, comedias dramáticas… o como queráis llamarlas

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Hoy no ando con mucho tiempo, pero no quería dejar esta semana sin entrada televisiva. No vaya a ser que se me acumulen muchas series. De hecho, ya se me han acumulado muchas series. En pocos días, cuando pensaba que se me estaban agotando las que tenía pendientes de comentario. Y hoy vamos con comedias con episodios de corta duración. Tradicionalmente, estas comedias de episodios cortos han sido las comedias de situación o sitcom para los más anglófonos de los castellanoparlantes. Pero la comedia de situación suele ser comedia pura, incluso si permite algún momento de dramilla, muy ligero y tal. Sin embargo, desde hace un tiempo, tenemos comedias con episodios que rondan los 30 minutos, que quizá entren más en el concepto de comedia dramática, o dramedia, para los que adaptan directamente el término inglés dramedy. Una adaptación correcta por otra parte. Un acrónimo bien formado. Como lo está desde hace siglos el término tragicomedia. Vamos con dos dramedias. Una más comedia, otra más drama, pero dramedias.

Hemos podido ver en Netflix Nobody wants this. Diez episodios de media hora de duración protagonizados por un rabino muy comprometido con su labor pastoral (Adam Brody), y una podcastera (Kristen Bell) que habla de relaciones y sexo con su hermana (Justine Lupe) en sus emisiones. Por supuesto, gentil. Cuando gentil no quiere decir agradable y simpática sino no judía. Y empiezan una relación poco a poco, improbable, pero que se va afianzando más allá de la atracción física, claro. Pero claro, en sus entornos respectivos, especialmente entre la familia del rabino y en su sinagoga, nadie quiere esta relación. Y a partir de ahí, os podéis imaginar. No está mal. Tiene momentos inspirados. Pero al mismo tiempo, me resulta demasiado inverosímil en algunos momentos, poniendo a dura prueba mi renuncia voluntaria a la incredulidad. Interpretaciones entre correctas y bastante buenas, según los casos, y diálogos entretenidos, como corresponde a una buena comedia. Esta es la que es más comedia que drama. Kristen Bell está lejos de sus mejores momentos… hace 20 años, pero cumple. En realidad, es de esas series en las que los secundarios muchas veces son lo mejor.

Más seria, aunque disfrazada de drama, es la segunda temporada de Shrinking. Está en Apple TV+, y los que lo ven todo doblado y traducido la encontrarán como Terapia sin filtro. El título original es una juego de palabras entre los psiquiatras, a los que los anglófonos llaman coloquialmente shrink, y el significado de la palabra que es encogerse. La primera temporada ya me gustó. Mucho. Y la segunda temporada también. Incluso si detrás de un aspecto más amable, ha sido en realidad más dramática. Engaña mucho esta serie. El duelo es el principal tema, junto con la relación padre-hija. Pero también la decadencia de la vejez, otras relaciones progenitores-vástagos más diversas y variadas, el sentimiento de culpa, la redención, la familia en general, la amistad… Tiene buen rollo, pero tiene momentos realmente complejos. Acompañado todo por ese disfraz de comedia, con excelentes diálogos y muy ágil. Claro,… el reparto se las trae. Hacía tiempo que no veía a un Harrison Ford tan inspirado. Pero todos lo hacen muy bien. Visitad el enlace a IMDb y allí tenéis todo el reparto. Tendremos tercera temporada. Igual que de la anterior tendremos segunda temporada. Las veremos si nada lo impide.

[TV] Cosas de series; otros mundos y alienígenas en varios sentidos de la palabra

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Hoy la cosa va de animación. Está acabando la temporada de otoño, el último trimestre del año, de la animación japonesa. Y ya tengo varias series pendientes para las próximas semanas o meses. Poco a poco iré comentándolas. Pero hoy voy con animación no japonesa, y también con algunos animes que he podido ver en Netflix. Todo bastante entretenido. Bien.

No soy especialmente aficionado al universo Star Trek. Lo he comentado en alguna ocasión. Si la serie original tiene sin lugar a dudas un lugar en mi corazoncito, las películas que en los años 80 volvieron a poner este universo en el candelero siempre me parecieron tirando a cutres, al igual que muchas series posteriores. No es que la original no lo fuera. Pero oye. Que eran los años sesenta del siglo XX. Nada que comenzase en los años sesenta del siglo XX es cutre. Alguna cosa… tal vez. Pero en ganeral, nada. Muy pocas cosas, me han gustado después del universo trekkie. Algunas ha habido. Por lo menos durante un tiempo. Otras las he aborrecido. Por ejemplo, a Picard. No me refiero a la serie. Al personaje. Aborrezco a Picard. Pero he aquí que hay una serie de animación que he visto entera y con la que lo he pasado bien. Star Trek: Lower decks ha llegado a su quinta y últimas semana. Los oficiales de las cubiertas inferiores, de baja graduación, de una anodina nave de la Federación, la Cerritos. Destinada a hace el «primer» segundo contacto. Es decir, las misiones menos glamorosas. Una premisa original, unos guiones dinámicos, unos buenos diálogos, y personajes con los que puedes empatizar, sin tomarse a sí mismos demasiado en serio, han bastado para que me reconcilie durante esas cinco sesiones con este universo. Que a veces se toma demasiado en serio a sí mismo, con demasiada filosofía buenista, facilona y de baratillo. Ha estado bien mientras ha durado.

Las naves de la Federación surcan la Galaxia explorando nuevos mundos, otros mundos. Y uno de los géneros más populares de la animación japonesa es el isekai 異世界, las aventuras en otro mundo. Y un isekai que podéis encontrar en Netflix y que me parece muy divertido es Kage no Jitsuryokusha ni Naritakute! (陰の実力者になりたくて!, ¡Quiero ser un poder en la sombra!), conocida en ingles como The eminence in the shadow. El protagonista es un adolescente que, después de salvar a una compañera de uno secuestradores que además pretendían violarla, acaba palmando y renaciendo en un universo paralelo, una mezcla de fantasía mágica con algo de steam punk, un mundo mezcla de mundo de cuento de hadas, harripoteresco y siglo XIX. Y allá, voluntariamente, aparentará ser una mediocridad, al mismo tiempo que creará una hermandad femenina para controlar el mundo y derrotar a los villanos desde el anonimato, desde las sombras. Es muy dinámica y bastante divertida. Con mucha acción. Aunque no hay emoción sobre el resultado de los distintos arcos argumentales. Sabes que al final gana el protagonista con sus chicas de orejas en punta y pechos enormes. Sí. Hay bastante fan service, aunque no demasiado grosero. Pero es una mezcla de genio y… bueno, al final no sabes si consigue las victorias por su poder y su previsión,… o por casualidad. El caso es que es divertido. He visto las dos temporadas. La primera, de 20 episodios, lleva un tiempo en Netflix. La segundas, de 12, llega el lunes que viene. Aunque ya la he visto por otro lado. Se cierra con un guiño a una probable tercera temporada.

Y finalmente, Dandadan ダンダダン, adaptación a serie de animación de una serie de manga de la que ya os he hablado. Os recuerdo la cosa. Hace un par de años por estas fechas, en el Centro de Historias de Zaragoza, había una pequeña exposición, una pared del centro, dedicada al proceso de creación del manga del mismo título, creado por Yukinobu Tatsu. Por aquel entonces se publicaron los dos primeros tankobon del manga en su traducción al castellano. Y se los regalamos al chaval preadolescente de unos amigos. Años atrás habíamos empezado a regalarle a la hermana mayor otro cómic, con éxito. Y el igual que me sucedió con aquel cómic, también he ido tomando prestado los tankobon de Dandadan, por lo que he ido siguiendo la saga de aventuras ilustradas. Dos compañeros de clase, Momo, una chica que cree en espíritus, pero no cree que existan los extraterrestres, y Okarun, un chico firme creyente de los extraterrestres, que cree que los espíritus son una patochada. Por supuesto, acabarán en una desenfrenada sucesión de aventuras contra espíritus y extraterrestres, a un ritmo desaforado. Y de eso va la serie. Es cierto que en los primeros episodios se me hizo raro, porque me había imaginado la serie, las voces y los estilos de otra forma, pero una vez acostumbrado, es el mismo tipo de diversión. Acción desaforada, pero con su corazoncito. Por lo que sé, la primera temporada ha sido un éxito a muchos niveles. Y ya se ha anunciado la segunda para el verano. La primera temporada adapta los primeros cuatro tankobon del manga. Yo ya voy por el decimotercero traducido al castellano. En japonés, en enero se publicará el decimoctavo. Creo.

[TV] Cosas de series; esposas por contrato

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No deja de ser curioso que las dos series surcoreanas que traigo hoy aquí, y que terminé de ver recientemente, tengan una cosa en común. En ambas, el personaje femenino protagonista tiene un curioso oficio; el de casarse con hombres por conveniencia, por un tiempo determinado. Por motivos diversos. A partir de ahí, grandes diferencias, una de ellas es un drama psicológico y la otra es una comedia romántica.

El mercado de pescado de Jagalchi en Busán, para ilustrar una entrada que nos llega desde Corea del Sur.

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Trunk, en inglés en el original, en las versiones inglesa/castellana The trunk/Una maleta, es un original de Netflix con ocho episodios de duración variable entre los 60 y los 75 minutos aproximadamente. Juega al glamur y al drama psicológico. Una pareja se rompe tras un accidente en el que ella pierde el hijo que viven. Ella (Jung Yun-Ha) se lía con otro hombre más joven (Jo Yi-Gun), y le busca a él (Gong Yoo), una esposa (Seo Hyeon-jin) durante un año, en una agencia que proporciona esposas temporales, pero con todos los requisitos legales en el registro civil. El objetivo es darse un tiempo y, quizá, recomponer la relación. Se cuenta en flashback mientras la policía inicia una investigación por asesinato, con una pista principal, un gran y caro baúl que aparece sumergido en el lago donde se encontró el cadáver. La cuestión es que todos los implicados en este «triángulo» a cuatro bandas tienen secretos y pasados complejos, traumas y soledades. Y las cosas no evolucionarán como la lianta pretendía. Claro.

Hay un innegable esfuerzo de producción, como ya he comentado muy glamuroso. Y hay buenas interpretaciones, especialmente por parte de los dos personajes femeninos principales, más flojos los masculinos. Aunque eso es habitual en las series coreanas donde la carga expresiva y dinámica siempre es más potente en los papeles femeninos que en los hieráticos papeles masculinos. Supongo que depende de los estereotipos sociales del país, que también aprecio con frecuencia en series y películas japonesas. Pero encuentro cierta frialdad en la realización en su conjunto, a pesar incluso de las escenas de sexo con algún desnudo, rarísimo en las series coreanas, pero factible por ser una producción propia de Netflix, no un acuerdo de distribución de una serie de alguna de las grandes cadenas del país. Y alguna irregularidad en el guion, quizá porque se estiran las premisas de la historia más de lo que es capaz de dar de sí. No obstante se deja ver.

Wolsugeum hwamokto [월수금 화목토, lun-mie-vie mar-jue-sab] conocida en inglés/castellano como Love in contract/Amor por contrato, es una serie de 2022 que se puede ver en Netflix desde hace unas semanas. Lo del título original es por lo siguiente. La protagonista (Park Min-young) fue adoptada de niña por una familia de empresarios potentados, unos de los llamados chaebol. Con el fin de casarla con el heredero de otra familia y conformar alianzas. Pero en el momento de ser presentada a su futura familia política, con apenas veinte años de edad, se reveló y dio el portazo. Y puesto que fue educada para ser la esposa perfecta, se dedica a eso. A ofrecer sus servicios como esposa, acumulando más de dos matrimonios y sus correspondientes divorcios. Su relación más larga, sólo como esposa para cenar los lunes, miércoles y viernes, es con un hombre tímido y silencioso (Go Kyung-pyo), que conoció los servicios de la mujer porque es el juez del juzgado de familia que juzgó sus divorcios. Durante cinco años ha durado la relación. Por otro lado, el hijo más joven (Kim Jae-young) de la que iba a ser su familia política, actor famoso que vive al margen de los negocios familiares, la contrata para los martes, jueves y sábados para fingir una relación, que acalle los rumores de su supuesta homosexualidad o de cualquier escándalo de otras posibles relaciones. Pero claro, surgirán los problemas, los sentimientos y las rivalidades. Y luego está la misteriosa y retorcida niñera (Jin Kyung) que la crio en el extranjero tras la adopción, con una relación de extraña interdependencia mutua con la protagonista.

Típico triángulo amoroso con hipotenusa y dos catetos, que fundamentalmente funciona en régimen de comedia romántica en un 80 % y de drama en un 20 %, con malvados ricachones, y unos entornos de secundarios que van desde el amigo homosexual de la protagonista que sea ha convertido en una especie de hermano menor tras ser cliente suyo, a los dispares compañeros del juzgado, o a los miembros de la agencia del actor. Serie formulaica y previsible, pero que tiene sus buenos momentos por el buen hacer de sus intérpretes, ya que por lo demás es como tantas otras comedias románticas del país asiático oriental.

[TV] Cosas de series; apocalipsis cañíes y venganzas británicas

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De forma un poco rápida porque se me ha echado el tiempo encima con unas cosas y otras, voy con dos series muy distintas. Una que lleva esperando hace tiempo y otras más reciente.

La acción en el pasado transcurre en las costas italianas del Mediterráneo, así que pasearemos fotográfícamente por Liguria, entre Seghezza y Portofino.

Empecé a ver En fin, serie española en Amazon Prime Video, porque un comentarista en la red de redes advirtió de la potente premisa de partida de la serie, y de que su principio no estaba mal. Si no lo pongo a caldo es porque realmente sólo hablaba del primero o de los dos primeros episodios, nada más. Y tenía razón. La premisa de partida. Se anuncia el fin del mundo. Un planeta extrasolar de color rojo va a impactar contra la Tierra y se acabó para todos. El personal lo vive como puede, unos se afilian a los dioses, otros se resignan tranquilos en sus cosas, otros se dan a la juerga perpetua hasta que todo se acaba, y la sociedad se desmorona. Tomás (José Manuel Poga) es de los de la juerga, mientras que Julia (Malena Alterio), su mujer, y su hija Irene (Irene Pérez) es de los que se resignan. Bien. Casi nada de esto lo vemos en pantalla salvo en algún flashback. La serie empieza cuando resulta que el planeta pasa de largo y hay que seguir viviendo. Pero claro, las cosas no son como antes. La premisa es muy buena. Pero la serie va decayendo poco a poco en una serie de situaciones que realmente no convencen como camino a lo que se supone, el reencuentro familiar. Se llegue o no se llegue al final. La vi entera porque sólo eran seis episodios. Pero a partir del tercero se me hizo muy larga.

También tenía elementos muy potentes a priori Disclaimer. Una serie británica en Apple TV+ de Alfonso Cuarón, con un potente reparto en el que encontramos a Cate Blanchett, Kevin Kline y Sacha Baron Cohen. Está también por ahí Hoyeon, a la que pudimos ver y admirar en el superéxito coreano de Netflix, pero aquí hace un secundario en el que se luce realmente poquito. La cosa va de un tipo (Kline) que parece los restos de un naufragio que escribe una novela basada en hechos reales. La relación durante unas vacaciones en Italia entre una mujer, madre, entonces joven (Blanchett/Leila George de joven) y su hijo de 18 o 19 años (Louis Partridge), que terminó cuando este murió ahogado al intentar salvar al hijo de la mujer en la playa. El padre del joven busca la venganza destruyendo por completo la vida de la mujer, ahora, veinte años más tarde, una profesional de éxito y prestigio. Así, mezclando los hechos actuales, con los hechos narrados en la novela de 20 años antes, nos introducimos en un drama de suspense, en el que todo indica que el vengativo padre va a tener éxito. La serie tiene su miga en su planteamiento, pero creo que le falta corazón y emoción en su ejecución. Me resulta fría en muchas ocasiones. Y los intérpretes, prestigiosos, estando bien, no llegan a estar tan convincentes como en otros trabajos.

[TV] Cosas de series; terror, apocalipsis y futuros samurais

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Hoy voy con otra ronda de series de animación japonesa correspondientes a la temporada del pasado verano. Con tonos y temas muy diversos entre sí. Voy a comentarlos de menos a más. Del que me ha dejado más frío al que más me ha gustado. Y realmente me gustó.

«Kamakura Style» en las fotografías acompañantes, por la serie de hoy con la que más me he divertido.

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En Netflix, a finales de agosto, se estrenó la primera temporada, no sé si habrá una segunda, de Terminator Zero, una serie de animación del universo Terminator, realizada y ambientada en Japón. Básicamente, la idea de fondo de la serie, que permite hacer trampas y evitar los errores de continuidad en este universo de ficción, es que cada vez que se hacen viajes en el tiempo los personajes se sitúan en universos alternativos, en líneas de tiempo paralelas, para no generar paradojas temporales. Y así, en esta ocasión, los viajeros en el tiempo van a Tokio en 1997, una para tratar de proteger a un investigador en inteligencias artificiales que quiere contrarrestar los riesgos de Skynet, así como a sus hijos, mientras que otro va con la intención de acabar con ellos, ya que reconoce el potencial riesgo que para Skynet supone el trabajo del investigador. A partir de ahí, lo de siempre, persecuciones, tiroteos, y demás. No sé cual es la versión original de la serie, porque aunque realizada en Japón es una idea y encargo desde Estados Unidos para Netflix. Los actores de voz de la versión en inglés están llenos de nombres conocidos más o menos ilustres. Mientras que la japonesa son prestigiosos actores de voz, una categoría respetada en sí misma en el País del Sol Naciente. Ya que la cosa transcurre en Japón, opté por verla en la versión nipona. En general, entretiene, al menos a ratos, pero está muy lejos de ser una serie redonda que aporte algo nuevo. Es una forma más de ordeñar la vaca de la franquicia. Sin más.

Uzumaki (うずまき, espirales) es una adaptación a serie de animación de un conocido manga de Junji Itō. Itō es conocido fundamentalmente por sus historias de terror, en ocasiones sumamente imaginativas y abigarradas en su planteamiento, desarrollo y aspectos visuales. La serie tiene sólo cuatro episodios de 25 minutos de duración, y los dibujos están en blanco y negro, siendo absolutamente similares en su aspecto visual a los de las viñetas del manga. Nos cuenta la historia de una población a orillas del mar, rodeada de montañas, en la que un día comienzan a ocurrir fenómenos extraños, relacionados con las formas en espiral. Poco a poco todos los habitantes de la población, que se llama Kurouzu-cho (黒渦町, la ciudad del vórtice negro) en un guiño claro a la trama de la película, se ven afectados por una maldición relacionada con estas espirales. La acción va a siguiendo a una adolescente, alumna del instituto de la ciudad, y su novio, y son la perspectiva desde la que observamos la transformación de los habitantes y las propia ciudad. Las historias de Itō son abigarradas y complejas, no es sencillo seguir la trama de la serie, a pesar de que se pueda ver de tirón como una película de algo menos de dos horas de duración. A ratos, los aspectos visuales de la serie son abrumadores. Es una serie que me ha parecido interesante ver, pero que no me ha terminado de atrapar, probablemente por que el género de terror no es uno de los que más me enganchan en general.

Con un tono muy distinto, aunque también basada en un manga, Nige Jōzu no Wakagimi (逃げ上手の若君, el joven con habilidad para huir), en inglés un apropiado The elusive samurai, creo en español se ha propuesto el título Héroe fugitivo, se ambienta en el final del periodo Kamakura y comienzo del Muromachi, hacia el año 1333, según la cuenta de los años de la Europa occidental. El protagonista es un niño del clan Hōjō, uno de los pocos supervivientes a la traición que acabó con el shogunato Kamakura, y que en la historia real se convertiría en un uno de los últimos resistentes al nuevo orden establecido en Japón. Pero aquí se nos cuenta cómo se salva y se refugia entre los Suwa en el centro del país, con un clan fiel al derrocado shogunato, y donde se preparará para pelear en un futuro sobre sus derechos arrebatados. Es muy divertida, y llena de acción. El protagonista, y de ahí el título de la serie, es más hábil escabulléndose de los que le persiguen o le atacan que peleando de diversas formas. Por lo que con sus compañeros, irá consiguiendo victorias contras quienes lo persiguen más basadas en la inteligencia y en la habilidad que en la fuerza. Otro tema de la series es el compañerismo, la amistad y la fidelidad a los amigos y aliados. Es muy divertida y muy ágil. Como curiosidad, el personaje protagonista, en su versión real e histórica, es una figura controvertida durante el llamado periodo Nanbokucho, los años de inestabilidad entre la caída del shogunato Kamakura y el establecimeinto del shogunato Ashikaga. Las canciones de entrada y cierre de la series son muy divertidas, especialmente el Kamakura Style 鎌倉 STYLE del cierre, tan lleno de anacronismos.

[TV] Cosas de series; dramas coreanos… uno de ellos, bastante bien

Televisión

Vayamos con una nueva ronda de k-dramas. Fundamentalmente, comedias románticas, salvo que una de ellas, la tercera, la que he visto más recientemente, tiene algo más de sustancia de lo que es habitual en estas producciones, y es de las pocas que, habiéndome gustado, incluso ha crecido en mi memoria desde que la terminé de ver hace unos días. Pero vamos por orden.

Eommachinguadeul [엄마친구아들, el hijo de la amiga de mi madre], conocida en inglés/castellano como Love next door/Amor en la puerta de al lado, es una serie de estreno reciente, emitida fuera de Corea del Sur por Netflix en buena parte del mundo, y se emitió entre finales del verano y principios del otoño. El principal aliciente para verla era su pareja protagonista, especialmente la chica, Jung So-min, que tan buen recuerdo dejó en alguna serie que vi en su momento. Jung protagoniza a una joven profesional, que terminó sus estudios en EE. UU. y comenzó a trabajar en una importante y prestigiosa empresa, y que vuelve a Corea habiendo cancelado su boda y renunciado a su trabajo. Y aquí reconecta con su antiguo amigo de la infancia, el hijo de una vecina, diplomática, que prácticamente fue criado por la madre de la protagonista. Ahora convertido en un joven y prometedor arquitecto con gabinete propio. Ya supondréis por donde van a ir los tiros. Y no empieza mal la cosa. Pero introducen en la trama un elemento dramático, la causa de que la chica lo deje todo para volver, y con eso lían demasiado el argumento. Por eso y por otros detalles. El caso es que la serie va de más a menos, y al final, la terminé de ver por inercia. Una pena.

Bo-ra! Deborah [보라! 데보라], conocida en inglés como True to love, mientras que en castellano mantiene el título original, es una comedia romántica de 2023 que podemos ver en Amazon Prime Video. La Bo-ra o Deborah del título (Yoo In-na) es una experta en relaciones románticas, con un programa radiofónico, que está en contactos con una editorial para escribir un libro. Pero uno de sus programas provoca de una forma u otra la ruptura de su noviazgo, al pillar a su novio engañándola con una mujer más joven, y también la ruptura de la relación del editor jefe de la editorial. Por lo que sus relaciones comenzarán de forma lamentable, pero poco a poco se apañarán… y ya supondréis por donde van los tiros. Esta serie es aceptable, es entretenida. Y es especialmente divertida la panoplia de secundarios que rodean a los protagonistas, que ayudan y mucho a sostener el interés de estas largas series de 16 episodios de 70 minutos con argumentos que no dan para tanto. Mención especial a la mejor amiga de la protagonista, interpretada por Park So-jin, una actriz procedente del mundo de la música que, no sólo es guapa, sino que también tiene muy buenas actitudes para la comedia.

Y finalmente, Mr. Plankton, en inglés en el original, o El Sr. Plancton en castellano, un estreno muy reciente de Netflix, que por ser producción propia apareció en pleno para poder maratonear. No maratoneé. Pero no tardé muchos fines de semana en terminar de verla. Entre otras cosas porque me resultó muy interesante. Comedia dramática y romántica. Él (Woo Do-Hwan) es un hombre de 30 años que fue concebido por reproducción asistida. Pero con el tiempo se descubrió que, por un error, el donante de semen no fue su padre sino otra persona, lo que causó la ruptura de su familia, y que se escapara de casa. Ha sido diagnosticado de una enfermedad cerebral y le han dado tres meses de vida. Ella (Lee Yoo-mi) es una mujer de 30 años que fue abandonada por su madre y criada en un orfanato. Se considera la mujer más desafortunada del mundo. Fue novia del anterior, pero no funcionó. Y ahora, a punto de casarse con un rico heredero (Oh Jung-se) de un dinastía tradicionalista, descubre que tiene una menopausia precoz por lo que nunca podrá concebir. En el momento de su boda, es «raptada» por el protagonista para que le acompañe a buscar a su padre biológico, mientras su prometido actual () desesperado, sale en su busqueda, al mismo tiempo que son perseguidos por otros personajes con distintas intenciones.

Esta serie destaca en mi opinión por encima de las anteriores y de la mayoría de las series románticas coreanas. En primer lugar, porque la historia está muy bien pensada, es muy dinámica, prácticamente es una road movie con bastante acción, que aguanta perfectamente toda la duración de la serie. Que son doce episodios en lugar de los típicos dieciséis, de una hora en lugar de los 70 minutos. En segundo lugar, porque está bien interpretada, con una innegable química entre los dos protagonistas, bien complementada por el trabajo de los secundarios. Los surcoreanos, cuando se esmeran y están bien dirigidos, con papeles interesantes, son realmente buenos intérpretes. En tercer lugar, porque la serie tiene corazón, sentimientos. No es una mera sucesión de convencionalismos. Reflexiona sobre los desaires de la vida, no presupone finales felices, aunque trata de luchar con fuerza, y contra todo pronóstico contra el determinismo aparente del destino de los personajes. Sobre si tiene un final triste o feliz… es cuestión de interpretaciones. Yo apuesto por «feliz», aunque con un toque amargo. Pero es que la vida es así. De las pocas comedias románticas surcoreanas que me han dejado algo más que un rato de entretenimiento.

[TV] Cosas de series; tres buenas series… por fin

Televisión

En un contexto de agotamiento televisivo, en el que cada día nos cuesta más encontrar buenas series que nos enganchen, que no sean variantes de lo ya visto, sin que nos aporten nada realmente interesante, traigo esta semana tres series que me siguen divirtiendo, que me siguen sorprendiendo y que sí me enganchas. Muy diferentes entre sí, pero es de lo mejor que he visto este año. No son estrenos. Y alguna ha levantado discrepancias de opinión, pero es lo que hay

Londres… por la serie de ambiente británico con la que tan bien lo paso.

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Only murders in the building va por su cuarta temporada. Y cada vez me engancha más. La excelente química del trío protagonista entre sí, buenos guiones que nos traen misterios interesantes, el buen trabajo de los personajes secundarios y los invitados de cada temporada, y las notas de humanidad, de pequeños dramas, que acompañan al tono general de comedia, son la receta para una serie que no da señales de agotamiento. El cachondeo de esta temporada con las redes sociales y con las adaptaciones al cine o a la televisión de los productos que originalmente surgen en las redes ha estado bien. Y si la trama del asesinato en el Arconia es más o menos rebuscada, si existe algún deus ex machina camuflado en el argumento, da igual. Porque lo que importa claramente no es el desenlace sino el camino. El cozy mistery está de moda. Pero pocas producciones, cine o televisión, son capaces de sacarle todo el jugo al género como lo hace esta serie que se puede ver en Disney+. Y son episodios cortos, que encajan muy bien en la ajetreada vida de cualquiera.

The Lord of the rings: the rings of power, esa recreación de lo poco que dejó escrito Tolkien de lo que fue la Segunda Edad de la Tierra Media, entró unas semanas en su segunda temporada. Hubo división de opiniones con la primera temporada. Algunos opinan que hubo un movimiento malintencionado por determinados grupos para desacreditar la serie. Lo cual se refleja en la absurdamente baja puntuación entre los votantes de IMDb. A mí no me pareció un producto redondo, pero sí muy interesante. Con conceptos generales muy interesantes, buena factura, era una puesta en marcha, una definición de escenario y personajes, para desarrollar la historia más adelante. Me parecieron cuestionables cómo definían algunos personajes centrales, especialmente Galadriel (Morfydd Clark) y Elrond (Robert Aramayo). Esa representación como elfos jóvenes y más o menos impetuosos, especialmente en el caso de la elfa, no cuadra con el hecho de que Elrond naciera al final de la Primera Edad de la Tierra Media, y por lo tanto tiene siglos de presencia en la misma, y Galadriel fuera una de las exiliadas entre los Noldor, que nació en Valinos en las edades previas a Primera Edad de la Tierra Media, y tiene milenios de edad. Por lo tanto no cuadra esta visión de los personajes. Para mí es el principal fallo. Por lo demás, el recorrido de Gandalf (Daniel Weyman) no se corresponde con los libros de Tolkien, ya que en ellos dijo que Gandalf fue el último de los magos, seres angélicos en realidad, de la misma estirpe que Sauron (Charlie Vickers), en llegar a la Tierra Media, desembarcando en los Puertos Grises, donde Cirdan le entrego su anillo. Obviamente, la historia que vemos, es distinta, muy distinta. Aunque no está mal. Y no afecta a la calidad de la serie. El plato fuerte de la temporada ha sido la caída de Eregion, y la aparición del Daño de Durin, y esas subtramas han estado muy bien, con momentos espectaculares y bien llevados. Me ha gustado bastante más, por ejemplo, que la segunda película de la trilogía cinematográfica de The Lord of the Rings. Se ve en Amazon Prime Video.

Y finalmente, la entretenidísima segunda temporada de The diplomat, una de las series más interesantes que tiene en estos momentos Netflix, una plataforma que cada vez me interesa menos, y que estoy planteándome abandonar. El drama político creado por Deborah Cahn, a quien debemos algunas series muy interesantes previas en el mundo de la política o el espionaje, surgió en un entorno de actualidad determinado, caracterizado por un presidente de Estados Unidos anciano y una vicepresidenta fuerte, lo cual se refleja en la ficción de la serie, y un primer ministro británico errático y poco fiable, que también se reflejaba en la serie. Pero la serie ha evolucionado. Y el mundo también. Y los derroteros de ambos han divergido. Los seis episodios de la serie han servido para cerrar la subtrama de los atentados, y para abrir otra subtrama de rivalidades políticas entre dos mujeres, la protagonista, embajadora en Londres de los Estados Unidos (Keri Russell), y una vicepresidenta que sabe más el diablo (Allison Janney), y que sea tan peligrosa como este. Por lo que nos ha sabido a poco y queremos más. Pronto. La segunda sólo ha aparecido en dos episodios de la serie, y ya es la nueva coprotagonista. Además de esas dos excelentes actrices, menciones especiales al primer ministro británico (Rory Kinnear), a la jefa de la CIA en Londrés (Ali Ahn) y, cómo no, al marido de la embajadora (Rufus Sewell). Rory Kinnear también está en la Tierra Media, como uno de los personajes menos comprendidos del mundo de Tolkien. Tom Bombadil.

[TV] Cosas de series; hospitales e institutos japoneses en serie

Televisión

Últimamente se me infiltran en mi programación habitual televisiva algunas series japonesas. Casi siempre con premisas aparentemente interesantes, aunque luego, con excepciones, suelen resultar bastante flojas. Como las tres que he ido terminando recientemente. Bien es cierto que muchas veces las arrastro durante semanas, y voy viendo sus episodios de vez en cuando, no necesariamente muy seguidos. Todas en Netflix.

Ya comenté hace un tiempo el drama médico Black Pean o Black Forceps, en inglés el título original de esta serie japonesa. Un auténtico guilty pleasure, puesto que las situaciones que se plantean en esta serie de cirujanos cardiacos compitiendo entre sí y contras las nuevas tecnologías e inteligencias artificiales son auténticamente demenciales. El personaje protagonista de la primera temporada, un extraño y excéntrico cirujano, infalible, pero que hacía lo que le venía en gana, es sustituido por otro con similares características, pero interpretado por el mismo actor, con el pelo teñido de rubio, porque cuando aparece por primera vez vive en Australia. Creo que el momento supremo es cuando en un episodio, se quedan sin cirujanos en medio de una delicada intervención de cirugía cardiaca, y en ese momento, la enfermera instrumentista se pone a operar y salva al paciente. Porque en secreto ha estudiado medicina y ha aprendido a suturar en un despacho con gasas. Hay otras demencialidades similares, pero a pesar de lo absurdo la he ido viendo… absolutamente epatado por el sinsentido, pero sin poder dejar de verlo. Droga dura. La actriz que interpreta a la instrumentista también canta, unos buguibuguis muy majos. Pero no en la serie. En la serie sólo hace «poner cara de la mala leche».

Koi wa Tsuzuku yo Doko made mo [恋はつづくよどこまでも, el amor será para siempre], en castellano/inglés Un caso incurable de amor/An incurable case of love, es una comedia romántica, también de ambiente médico hospitalario. Una adolescente se ve inspirada por un joven médico salvando una vida en la calle a estudiar enfermería y acaba entrando a trabajar como novata en el mismo hospital que el médico. Está basada en un manga que igual está bien, pero que tiene una premisa muy tópica en las comedias románticas japonesas. Una chica monilla, atolondrada, simpática y extrovertida, con buen corazón, que se enamora o le lía la vida a un tipo muy inteligente, muy guapo, pero muy serio y distante. Muchas veces un auténtico sieso. Con un sexista reparto de roles frecuente en estas producciones. El hombre listo, la mujer tontilla, pero con buen corazón y muy alegre. No deja de ser también un guilty pleasure. Pero ambas están bien valoradas por su público original, o sea, deben estar adaptadas al gusto de su país de origen.

Si las anteriores son producciones para cadenas de televisión japonesas que Netflix distribuye en muchos países, Ren’ai Batoru Rowaiyaru [恋愛 バトルロワイヤル, Love battle royale, agarrándose a la estela de la famosa película distópica-gore-adolescente], es un original de la plataforma de contenidos en línea, y es conocida en castellano/inglés como Prohibido enamorarse/Chastity High. Dos institutos privados de élite, uno masculino y otro femenino, se fusionan. Pero se implanta un política de prohibición de la relaciones románticas entre los alumnos. Al que pillen, expulsado. Y se implanta una «policía» interna de vigilancia y un sistema de denuncias anónimas. Una alumna con problemas de dinero familiares encuentra la forma de eliminar las denuncias, si los implicados le pagan un dinero. Pero acabará liándose también con un mozo del instituto. Tiene toda la pinta de ser una adaptación de algún manga… pero no, es un original, que prometía bastante en los primeros episodios, pero se acaba desinflando, por los bandazos del guion, y porque finalmente no saca todo el jugo que podría de los temas y las diversas tramas que va abriendo. Curiosamente, aunque en general, con sus defectos, es mejor que las anteriores, los votantes en IMDb la consideran peor. Cosas que pasan.

[TV] Cosas de series; los romances de instituto son para el verano

Televisión

Hoy traigo una nueva entrada sobre las series de animación japonesa que se han estado emitiendo durante la temporada de verano. La animación japonesa suele distribuir sus series en temporadas trimestrales, con entre 10 y 13 episodios, por lo que hay cuatro temporadas anuales. Algunas series tienen más episodios y abarcan más de una temporada. He empezado a seguir estas temporadas estacionales desde principio de año, con ayuda para elegir las series, pero dejando abiertas las puertas a todos los géneros, para mejor entender el fenómeno. Y lo que observé es que en verano fueron frecuentes las comedias/dramas románticas entre adolescentes de instituto. Terminé tres, que me parecieron curiosas por algún motivo, aunque una de ellas, al final, me pareció prescindible. Todas inspiradas por series de manga o de novelas ligeras.

La acción de la última de las series que comento hoy está localiza en Gifu, ciudad que visité, y en la que nos alejamos varias noches, en nuestro último viaje a Japón del mes de mayo. Y son perfectamente reconocibles en la serie algunos de los paisajes urbanos por los que nos movimos. Es notable la atención al detalle de los animadores nipones.

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Esta es Koi wa Futago de Warikirenai [恋は双子で割り切れない, el amor no se puede dividir por dos gemelas], en inglés Love is indivisible by twins la historia de un chico y dos chicas, estas hermanas mellizas, que son amigos desde la infancia. Pero al llegar a la adolescencia comienzan los sentimientos confusos y mezclados, algo más que amistad, y se establece una competencia entre las dos hermanas, muy diferentes en carácter, por conquistar al chico… que no se decide. Prometía mucho, pero al final ha sido regular, con un tramo final casi lamentable. La flojera de la serie se nota hasta en la puntuación de los votantes en IMDb.

Pero las dos siguientes sí que están muy bien. En tono de comedia está Make Hiroin ga Ōsugiru! [負けヒロインが多すぎる!, demasiadas heroínas perdedoras ], en inglés Too many losing heroines!. Esta no va de amores, sino de desamores. Un alumno de instituto que pretende pasar desapercibido en su etapa escolar, acaba relacionándose con un grupito de tres chicas, compañeras del insitituto que tienen una cosa en común. Las tres han sido rechazadas por los chicos que les gustaban por un motivo u otro. Son las heroínas perdedoras. El caso es que establecen una dinámica muy divertida, a veces con tonos de screwball comedy, con unos guiones dinámicos y excelentes diálogos, que hacen palidecer a las comedias románticas de Hollywood. Y que probablemente resulten en situaciones mucho más realistas, a pesar de las apariencias, que muchas otras comedias o dramas románticos. Es muy divertida. No es infrecuente encontrar su título acortado como Makeine. Muy bien valorada por los aficionados a la animación japonesa.

Y la que me ha parecido más entretenida, con un tono más de drama, pero sin renunciar al humor, a sido Shōshimin Series [小市民〉シリーズ, la serie de los ciudadanos corrientes], una serie protagonizada por dos alumnos de último curso del equivalente japonés a la ESO, y que aúna la relación entre ambos, chico y chica, con una tensión romántica no resuelta, con una serie de misterios detectivescos que han de resolver. Que resuelven metiéndose en líos, aunque ambos se han hecho el propósito de pasar desapercibidos, de convertirse en ciudadanos corrientes y molientes sin nada en particular. Pero su inteligencia y su capacidad para meterse en líos harán fracasar el propósito. Está anunciada ya una segunda temporada. No está tan bien valorada por los aficionados, pero yo considero que es original y muy entretenida, con unos personajes bien definidos e interesantes. Especialmente la chiqueta. Supongo que querrán darles la oportunidad de resolver esa tensión romántica que está ahí… con nuevos misterios.