Hace casi ocho años, entre el 10 y el 12 de octubre de 2004, pasé un fin de semana con unos amigos por la provincia de Teruel. Nos alojábamos en Torre los Negros, y nos movíamos haciendo excursiones por la provincia. El día que volvíamos a Zaragoza visitamos un entorno natural que estaba muy bien. Unas hoces atravesadas por un riachuelo, que aparentemente es el que daba lugar unos kilómetros aguas abajo al río Martín.
Ayer debatía con un amigo cuya familia es oriunda de Martín del Río, a pocos kilómetros del lugar por el que paseamos, si el paraje que yo visité es el mismo u otro por el que estuvo paseando hace unos días. El conoce la zona mucho mejor que yo. Y yo tengo el problema de que tengo «memoria fotográfica». Vamos, que cuando pasa un tiempo, no me acuerdo bien de las cosas, pero si miro las fotos, entonces ya me voy acordando. El tema es que me vine a casa con la sensación de que me había liado un montón al contar como fue aquello.
He repasado tirando de «memoria fotográfica» y he «recordado» como fue aquello. Y os lo cuento con fotos, a ver si así, cuando José Antonio lea/vea esta entrada, nos aclaramos de donde estuve yo. Porque seguro que el sabe dónde está cuando visita los hocinos del río Martín.

Ayer no atiné bien a recordar como llegamos. Pero hoy, con la «memoria fotográfica» me he acordado. No veníamos de Torre los Negros, sino de la sucursal de Territorio Dinópolis en Galve. Y antes de dejar aparcado el coche junto a una borda en el campo, pasamos por lo que después de mirar el mapa estoy casi seguro que era el núcleo de población de Las Parras.

El día había estado nublado y de llover. Mejor por que eso permitió que los contrastes no fueran fuertes por el sol, y las fotos salieran mejor. En el año 2004, llevaba una Canon Ixus 400 de 4 megapíxeles que en buenas condiciones daba un resultado digno, pero que no funcionaba muy allá si pasabas de los 200 ISO de sensibilidad, y la latitud de exposición del captor era más bien flojita.

Conforme comenzamos el paseo fue asomando tímidamente el sol. Y ambiente de gotas de agua con rayos de sol a ras… toca arco iris claro.

Antes de llegar a las hoces atravesamos un bosquecillo, por el que corría el cauce del río, que nosotros en aquel entonces suponíamos el Martín. Pero puede ser alguno de los afluentes que lo originan.

Finalmente, llegamos a una poza al pie de las hoces, que se formaba con los saltos de agua que caían entre ellas.

Poco a poco fuimos subiendo hasta la parte superior, con el tiempo ya un poco más seguro, sin miedo ya a la lluvia que nos había acompañado parte del día.

En un momento dado encontramos las ruinas de lo que podría haber sido una especie de ermita, o algo así. Quizá otro tipo de construcción, pero lo recuerdo así.

Desde allí nos asomamos a los saltos de agua desde arriba. Era principio de otoño de un año que no debió ser muy lluvioso en general y tampoco caía una gran cantidad de agua. Pero caía.

Como ya se nos hacía tarde, y no iban a haber muchas horas más de luz, empezamos el regreso, cuando el cielo empezaba a estar completamente despejado.
Y ahora veremos si estas fotos y comentarios sirven para determinar en qué hoces estuve yo aquel día del Pilar del año 2004.





