Blue Valentine (2010), 27 de febrero de 2013.
Hice un comentario hace algo más de un año a propósito de esta película, dirigida por Derek Cianfrance, y protagonizada por dos intérpretes que han dado mucho que hablar, por la calidad de sus trabajos, en los últimos años. Me refiero a Ryan Gosling y Michelle Williams, que ya lleva tres candidaturas a los premios óscar, una de ellas por esta película. Pues bien, esta película cuyo primer pase fue en el festival de Sundance en enero de 2010, hace tres años, y que se estrenó con carácter general en buena parte del mundo a principios de 2011, ha llegado a nuestras carteleras en febrero de 2013. Y ya adelanto que es una buena película. ¿De verdad se extrañan de que la gente se busque la vida en internet para ver cine? Los distribuidores y la industria del cine, cuando se llevan las manos a la cabeza porque la gente siga estás prácticas, ¿están tontos o qué? He de decir que yo ya había visto la película en mi aparato de televisión, en versión original en su momento, pero este miércoles acompañé a la sala de cine a una amiga a quien hablé bien de ella. Lamentablemente en versión doblada. No se merecían mi dinero, no. Pero…
La película nos cuenta los dos últimos días de un matrimonio, dos personas todavía jóvenes, pero ya quemadas de la vida en conjunto. Ella, todavía de buen ver, enfermera, que trabaja muchas horas en una consulta médica, donde el señor doctor le tira los tejos descaradamente. Él cuida de la casa y de la hija de ambos, de unos cinco o seis años, no más. Tiene un aspecto descuidado. Viendo que el matrimonio no va bien, organiza una escapada a un hotel para la pareja, con el fin de reactivar la relación. Aunque no funcionará. Pero en paralelo, mediante flashbacks, conoceremos la historia de cómo empezó la relación, unos años antes, cuando ella estaba en el instituto, con muchas ambiciones, inteligente, buena estudiante, y también con algunos errores a cuestas.
Nos encontramos ante una dura reflexión sobre la vida de pareja. Sobre cómo dos personas se enamoran y cómo termina el amor. Si es que las dos participaron alguna vez, profundamente digo, de ese amor. Una historia en la que no hay culpables y víctimas, buenos o malos, porque todo depende de qué parte de la historia veamos. Y ya se encarga el director de que veamos las dos partes, al mismo tiempo. Con un manejo de cámara un poco agresivo, muchos primeros planos, movimientos nerviosos, vamos siguiendo el fracaso como pareja de estas dos personas, que son buena gente en esencia, pero que quizá nunca estuvieron hechos el uno para el otro. Como tantas parejas, que se unen, quizá se enamoran, por los motivos equivocados.
La interpretación de ambos protagonistas me parece realmente notable, y efectivamente, recordando las candidaturas de aquel año al óscar a la mejor actriz protagonista, Michelle Williams estuvo realmente al nivel de las mejores, particularmente a mí me gusta más en este papel que la ganadora en el suyo. O por lo menos, con mucha menos espectacularidad, me convence y me dice más. Y en cualquier caso, me parece un papel bastante más conseguido que la mayor parte de las candidaturas de este año, incluida la ganadora, que también competía con ella hace dos años, con un papel que también me gustó mucho.
Una película que me parece más que interesante, que es una pena que haya tardado tanto en llegar en pantalla grande a nuestro país, que es una pena que no la proyecten en Zaragoza en versión original, que es una pena que no haya merecido más atención de los medios y los aficionados. Aunque claro, parece que las historias tristes no venden tanto. En cualquier caso, todas estas penas que me dan, me sirven para recomendar una iniciativa que en estos momentos recorre Zaragoza, en pro del cine de calidad; por Un nuevo Renoir.
Valoración
- Dirección: ***
- Interpretación: *****
- Valoración subjetiva: ****

Hoy os dejo con una bella imagen de las bellas cámaras de antaño; en la feria de antigüedades de Zaragoza.