[Fotografía] Paseo en Búbal y comida en Jaca con la Hasselblad – Comparando las Kodak Ektar 100 y Portra 160 – Fotografía y otras artes visuales

Fotografía, Fotografía personal, Sin categorizar

Justo el día en que la marca sueca de cámaras fotográficas Hasselblad decidía presentar su cuca X1D (enésima cámara en cuyo nombre aparece una combinación de estas letras y número), decidí que a la salida de Fotógraf@s en Zaragoza al pantano de Búbal, con comida tradicional posterior en Jaca a base de migas, chuletillas de ternasco y dulce del lugar me iba a llevar la Hasselblad 503CX.

En el siguiente enlace, mis impresiones técnica. Para quien no le interesen, os dejo unas cuantas fotografías.

Origen: Paseo en Búbal y comida en Jaca con la Hasselblad – Comparando las Kodak Ektar 100 y Portra 160 – Fotografía y otras artes visuales

[Libro] 5 centímetros por segundo

Literatura

Hace un tiempo ya, vi en televisión una interesante película de animación japonesa con el título del libro que traigo hoy aquí. Un  título que al parecer hacer referencia a la velocidad a la que caen los pétalos de las flores del cerezo, las famosas sakura, y que era una película de carácter romántico pero imbuida de un halo de tristeza y de fatalismo. Y que siempre tuve la sensación de que estaba incompleta. De hecho la película es un mediometraje de poco más de 60 minutos de duración. Recorriendo los estantes de un librería hace un par de meses encontré un libro, una historieta con el mismo título. Pensé que la película estaba basada en la misma, y parecía que contaba más cosas. Así que la compré. Poco antes de viajar a Islandia terminé de leerla. Os lo cuento.

5 centímetros por segundo
Guión: Makoto Shinkai; dibujos: Yukiko Seike; traducción de Marc Bernabé
Planeta Cómic, 2015

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Para entender mejor la película y la historieta, en concreto la secuencia del viaje en la nevada, hay que saber lo importante que son los ferrocarriles para el pueblo japonés.

Pues no. No es la película la que está basada en la historieta. Al contrario. La historieta es la que está basada en una novela que Makoto Shinkai escribió después de dirigir la película y que, efectivamente, expandía el contenido de la historia evitando esa sensación de incompletitud que mencionaba. La historia de partida es la misma. El amor preadolescente, escolar, entre Takaki y Akari, que se ven obligados a separarse al llegar el momento de ir al instituto, porque la chica, Akari, se va a vivir a otra ciudad. Más tarde, la separación aún será mayor por la mudanza de Takaki a un isla del sur del archipiélago nipón. Y esta separación marcará la vida de ambos, aunque la historia se centra en las consecuencias que tiene fundamentalmente para Takaki, que difícilmente se ofrecerá a sí mismo la posibilidad de encontrar una relación satisfactoria marcado por el recuerdo de Akari.

De los tres segmentos que constituían la película, el primero incluía una maravillosa secuencia en la que ambos adolescentes se citan, para lo cual Takaki deberá realizar una sucesión de cambios de tren para encontrarse con Akari. Este viaje se sitúa a principios de marzo. Pero contra todo pronóstico, una fuerte nevada cae sobre Japón ese día provocando interminables retrasos y una angustiosa sensación en el muchacho. Recuerdo que es una de las secuencias más excelentes que he visto en el cine de animación. Y tal secuencia se reproduce en la historieta con similares sensaciones.

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Una compleja red de líneas, tanto urbanas, como interurbanas de vía métrica, como de alta velocidad de ancho de vía internacional, y sus combinaciones, permiten llegar a casi cualquier rincón del país.

Como decía, la historieta expande la historia original, dando más protagonismo a una segunda chica, la pizpireta pero insegura Kanae, así como a una relación ya de joven adulto de Takaki, Risa. Finalmente, la historia se cierra… con un final abierto, pero fácilmente predecible. Una concesión al público, que habitualmente espera finales felices… No siempre este tipo de finales le sientan bien a las historias, pero en este caso creo que ni la mejora ni la empeora.

Una historieta de orientación juvenil, pero que por sus temas universales puede ser leída a cualquier edad. Los sentimientos, la introspección, la distancia, el recuerdo y el miedo al olvido, la idealización de las vivencias del pasado, la inseguridad en las relaciones,… son diversos los temas que se afrontan. Y creo que con éxito. No está mal.

En el tren de la línea Chuo - Tokio

Y la vida en los trenes tiene un ritmo propio y diferenciado, forma parte de la vivencia de los nipones.

[Fotografía] Recomendaciones semanales – del 19 de junio al 3 de julio de 2016 – Fotografía y otras artes visuales

Fotografía

Vuelvo a mis recomendaciones semanales tras mi semana de parón por vacaciones. No hay mucho que contar,.. . porque no he estado en internet tan apenas. Pero algo hay. Lamentablemente, un par de noticias luctuosas. Pero de momento, para abrir boca, mi tablero de Pinterest de estas dos semanas.

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Y después, el enlace a las recomendaciones propiamente dichas. Para aquellos no interesados, os dejo aquí las fotografías acompañantes, paisajes con saltos de agua en Islandia, de mi reciente paisaje por el país nórdico.

Origen: Recomendaciones semanales – del 19 de junio al 3 de julio de 2016 – Fotografía y otras artes visuales

[Televisión] Cosas de series; hacia la madre de todas las guerras de Westeros

Televisión

La larga partida de ajedrez que es Game of Thrones va llegando a su fin. Parece que nos quedan un par de temporadas. Que en realidad, siguiendo una costumbre que se ha extendido últimamente en el mundo de la televisión, será una un poquito más larga de los 10 episodios habituales, dividida en dos. Según muchos nos quedaría 13 episodios, divididos en dos temporadas de siete y seis respectivamente. Aunque no está cerrado.

Primero, una anécdota, que me parece simpática. Un personaje que ha tenido cierta trascendencia esta temporada dentro de la subtrama de Arya Stark (Maisie Williams) ha sido Lady Crane, interpretada por la australiana Essie Davis. Coincide que desde hace unas semanas he recuperado ha través de Netflix la serie Miss Fisher’s Murder Mysteries, ambientada en Melbourne en los felices 20, y que es una serie sin muchas complicaciones pero muy simpática. Interpretada con mucho encanto por Davis. Nada que ver entre este papel y el dramático Lady Crane que interpreta en nuestra serie favorita. Pero no quería dejar pasar la oportunidad.

Potenciales destripamientos de trama a partir de ahora. Aviso a navegantes.

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Por lo del «hielo y el fuego», muchos piensan en Islandia como un posible escenario ideal para Westeros. Pero este está mas basado en una Gran Bretaña de escala continental, que en otra cosa.

Si comentaba en mi última entrada televisiva sobre la trascendencia y potencial espectacularidad de los novenos episodios de cada temporada, los décimos y últimos tampoco son moco de pavo. Siguiendo con la comparación ajedrecística, sirven para situar las piezas de cara a la siguiente jornada de la partida, mientras nos tomamos un descanso. Pero nunca dejan de pasar cosas sustanciales. Y en esta ocasión, esos 20 minutos, algo previsibles, pero rodados como si fuera el mejor cine de intriga y aventura de los últimos 20 o 30 años, donde dejan las cosas mucho más claritas en el lado del tablero donde juegan los Lannister, ha sido impresionante. Y si Cersei (Lena Headey) ya fue un personaje clave en el final de la temporada anterior, en esta ocasion han dejado claro que es uno de los personajes clave a seguir hasta el final de la serie. Salvo sorpresas. Claro. Pero es que esta partida de ajedrez tiene una variación importante sobre el juego real. Parece que la cosa no terminará con el jaque mate a uno de los reyes, imponiéndose el otro, sino con el jaque mate a una de las reinas. Porque aquí manda las reinas.

Hay varias cuestiones importantes. Primero, que en estos momentos estamos ante un todos contra Cersei. Desde el norte los Stark, desde el este, Danaerys (Emilia Clarke) con la ayuda de la hija del hierro, Yara (Gemma Whelan), y desde el sur la alianza entre Dorne y Highgarden. Estos últimos, parece que también en combinación con Danaerys.

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En cualquier caso, no faltan escenarios en la isla cuasiártica que son acordes con el mundo de Game of Thrones.

Que los Stark y la Targayryen se pongan de acuerdo también puede ser cuestión de tiempo, especialmente ahora que nos hemos enterado que la teoría más popular sobre el origen del soso de Jon Snow (Kit Harington) es cierta. Este es de los pocos fallos de la serie. Este actor no da la talla con el personaje, que por otra parte no consigue despertar el entusiasmo que de pronto ha levantado en el norte. Claro que los interesados no saben lo que nosostros sabemos. Podremos suponer que Lady Mormont (Bella Ramsey, manda güevos el apellido de la niña que se está comiendo la pantalla cada vez que sale) y el en estos momentos desaparecido Jorah Mormont (Iain Glen) podría servir para establecer puentes.

Hay unos cuantos descontrolados por Westeros. Y nadie se fía un pelo de Meñique (Aidan Gillen), uno de los grandes personajes de la serie.

Y voy a hacer un predicción. Los «maestres» ya lo han decretado. El invierno no está llegando, todavía. El invierno ha llegado, ya. Cosa que han decretado con la llegada del buenazo de Samwell Tarly (John Bradley) a Oldtown. En esta situación… ¿será la primera «media» temporada que queda la lucha por Westeros y la otra «media» la lucha contra los muertos? Porque esa será la madre de todas las guerras de Westeros.

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Y sin moverse mucho, estos paisajes de la entrada de hoy están realizados en un entorno relativamente reducido, en la península de Reykjaness. Campos de lava, antiguas ruinas, aguas sulfurosas geotermales… frío y fuego.

Viajes – día final, de vuelta de Islandia

Viajes

Durante una semana he estado en modo «solo fotos», lo que quiere decir es que estoy de viaje, y voy mandando imágenes tomadas con el móvil o con alguna de las cámaras que se conectan con el móvil a través de wifi, y que tras recibir un tratamiento determinado en Snapseed, mando por correo electrónico al Cuaderno de ruta. Bastante directo y rápido.

Ayer fue el último día del viaje, que básicamente consistió en deshacer lo andado hasta el Aeropuerto Internacional de Keflavik desde Smyrlabjörg, 47 km antes de llegar a Höfn yendo desde Reikiavik. En total, 450 kilómetros, que se hicieron alguno más, por algún desvío puntual que tomé, especialmente en la capital islandesa como veréis.

Por el camino, llovió. A ratos, bastante. Pero cuando salió el sol o la luz fue razonable, paré a hacer alguna foto. Por ejemplo, en los glaciares secundarios al Vatnajökull que hay en Skaftafell.

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Skaftafellsjökull

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Skeiđarárjökull

Lo cierto es que la mayor parte del tiempo llovió mucho. En la parada en Vik, que parecía soleado cuando llegué, en pocos minutos, mientras repostaba gasolina, se me cayó el diluvio encima. No hubo más fotos hasta la parada para comer en Hvolsvöllur.

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Desde Hvolsvöllur no se podían dejar de mirar con aprensión las densas nubes que tenía ante mí en el camino.

Tras un paisaje magnífico de campos de lava y actividad geotérmica entre Selfoss y Reikiavik, en el que no pude parar entre la lluvia y las condiciones del tráfico y la carretera para hacer ninguna fotografía, y como iba bien de tiempo, me acerqué al centro de la capital islandesa para hacer unas últimas compras. Regalos para la familia.

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Esculturas en las calles del centro de Reikiavik.

Finalmente, devolví el coche que modesta pero fielmente me había llevado por todo el sur de la isla, y tocaba una larga espera en el aeropuerto… que se iba a hacer todavía más larga de lo planeado porque el avión de Vueling decidió salir de Barcelona para venir a buscarnos con casi tres horas de retraso… Y como me ponen de los nervios la forma que tienen las compañías aéreas de suministrar la información… Y todas son igual… Lo tendrán estudiado que funciona bien para la mayor parte de los viajeros. Pero los que somos raros… que mosqueos pillamos.

En fin, pues de vez en cuando tocaba hacer alguna fotografía.

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Interior de la terminal de pasajeros del Aeropuerto Internacional de Keflavik.

Ayer 30 de junio, el sol se puso en el aeropuerto hacia las doce menos cuarto de la «noche». Como tienen horario de verano, hay que tener en cuenta que la media noche real, astronómica, será en torno a la una de la madrugada. Quizá la una y media… porque el sol leí que salía hacia las tres y algo de la madrugada.

En cualquier caso, situación ideal para hacer fotos a algunas de las obras de arte que rodean al aeropuerto.

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Arco iris de Ruri; me recuerda al monumento al puente aéreo del antiguo aeropuerto de Tempelhof en Berlín. Pero con mucho más colorido.

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De este huevo gigantesco, parece que sale la lengua de un gran lagarto o dragón, o un extraño pico de un ave. Luego me he enterado que la obra se llama «Jet Nest» y que del huevo sobre las rocas volcánicas se asoma el ala de un reactor comercial, según su autor Magnús Tómasson.

Finalmente, pudimos contemplar la puesta del sol. Sin que corriese una pizca de viento y con la atmósfera muy limpia por la lluvia de todo el día, el sol brillaba con intensidad cuando se puso en la lejanía. Ni de coña por el oeste como nos contaban en la escuela. Eso sólo pasa con cierta precisión dos días al año. De hecho, vimos como se ponía detrás de unas montañas, más que probablemente, por lo que he comprobado en los mapas, de la península de Snæfellsnes, donde se encuentra el volcan Snæfells, famoso por la novela de Julio Verne, «Viaje al centro de la tierra». Me hubiera gustado acercarme, pero no hubo tiempo ni ocasión dentro del plan de viaje. Para otra ocasión.

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El sol se pone en el horizonte tras los montes de la península de Snæfellsness.

A partir de ahí, sólo quedó esperar pacientemente a que pasaran las cuatro horas que tardó en despegar el avión pasada la medianoche, hora oficial islandesa. Y despedirse de esta bella tierra con la sensación de que igual merece la pena otro viaje… Ya veremos.

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Ya sobre la capa de nubes, volvemos a ver el sol en una posición muy distinta en el fimamento, mientras entre las capas de nubes nos parece ver la masa de hielo del Vatnajökull, aunque por la blancura global es difícil de discernir.