[CineFoto] Aprendiendo a ver fotos con «Smoke»

Fotografía

La entrada de hoy me la inspira una anotación en Facebook, donde se recomienda una entrada del blog Cartier-Bresson no es un reloj.

No sé si una película como Smoke se podría rodar hoy en día. El protagonista Auggie (Harvey Keitel) regenta un estanco. Y fuma. Sin ser el villano de la película, en una película donde no hay villanos. Hace mucho que esta película forma parte de mi colección de películas cinematográficas con una relación temática, mayor o menor, con la fotografía. Es una de las mejores de la colección. Es una de las películas a las que más cariño tengo de todas las que he visto en mi vida. Dirigida por Wayne Wang, y el literato Paul Auster, sobre guion de este último, está llena de humanidad y buen rollo en el mejor de los sentidos de la frase.

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Viajamos a Nueva York, donde se rodó la película.

El caso es que hay una escena estupenda en el que Auggie conversa con el escritor Paul Benjamin (William Hurt), mostrándole las fotografías que cotidianamente toma a las ocho de la mañana con su cámara, en la puerta de su estanco. Todas aparentemente iguales, pero todas esencialmente distintas. Y una reflexión sobre el cambio y el paso del tiempo. Y sobre la necesidad de observar detenidamente las fotos, de «leerlas», en contra de la tendencia de visión apresurada y superficial, que se ha exacerbado con la popularización de los dispositivos electrónicos personales y portables con cámara incluida.

 

20130927-_9270500.jpgPor cierto, al final de la película se cuenta cómo Auggie consiguió su cámara, en forma de «cuento de navidad», cuento que es transcrito por el personaje del escritor Paul Benjamin, que sirve una especie de trasunto de Paul Auster. Incluso Auster tiene publicado un libro que se titula Cuento de navidad de Auggie Wren. He decidido leerlo.

Pero os dejo aquí el final de la película. Lamentablemente, doblada. Se pierde mucho con los doblajes. De verdad.

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[Cine] Youth (2015), arrugados como pasas pero qué grandes

Cine

Youth (2015; 082016-0128)

Indudablemente Paolo Sorrentino se aplica aquello de si hablas mucho de algo es que lo practicas poco o careces de ello. Nos sorprendió hace no muchos años con ese repaso a la vacuidad de lo aparentemente bello, para resaltar precisamente el bien perdido, lo auténticamente bello. Un filme que en este momento tengo en más alta consideración que cuando lo vi.

Y ahora nos ofrece una reflexión sobre otro bien perdido. Porque pocos jóvenes aparecen con «chicha» en la película. «Chicha» mental me refiero. Con «chicha» en el sentido de prietas carnes, haberlas haylas… que ya se encargan de promocionarlas en el cartel anunciado del filme. Ante lo que estamos es ante las reflexiones ante el final de la vida de un notable de la música, retirado en un lujoso hotel de los Alpes, rodeado de una fauna que, como en la película anterior tiene un toque no poco felliniano.

Rodada mayormente en Suiza, a Suiza nos iremos a pasear fotográficamente. Interlaken, por ejemplo, al pie de gigantes de 4000 metros.

Rodada mayormente en Suiza, a Suiza nos iremos a pasear fotográficamente. Interlaken, por ejemplo, al pie de gigantes de 4000 metros.

La juventud. La vejez. Lo que ganamos y perdemos entre ambas. Los valores éticos y estéticos que nacen, crecen y mueren en el proceso de vivir. Son creativos los dos principales protagonistas del filme. El compositor, Fred Ballinger (Michael Caine), retirado, y que se niega a tomar de nuevo la batuta, ni aunque se lo pida la reina de Inglaterra, para dirigir una representación de sus más famosa creación… Esa «canción sencilla», mucho más compleja en el fondo y en el alma del compositor de lo que su creación sugiere. Y el director de cine, Mick Boyle (Harvey Keitel), que se niega a reconocer que su tiempo a pasado, que quiere legar su testamento final… incluso si este se ha escrito hace tiempo.

Todo ello, rodeados con una corte de caracteres, entre lo absurdo y el estereotipo, que aportan cada uno de ellos un matiz a las visiones de ambos ancianos. La hija (Rachel Weisz), el joven actor reconocido por el único papel que no le llena (Paul Dano), la miss universo (Madalina Diana Ghenea), la vieja gloria de la interpretación que llega a poner los puntos sobre las íes (Jane Fonda), los guionistas, la masajista (Luna Zimic Mijovic)…

O quizá trepemos en Lugano con el funicular a lo alto del Monte Bre.

O quizá trepemos en Lugano con el funicular a lo alto del Monte Bre.

Y todo ello rodado con un cuidado estético y simbólico absolutamente exquisito, en el que cada detalle cuenta. Nuevamente un nuevo palo a los valores más superficiales que pueden reinar en la sociedad actual, donde la juventud no es reconocida como una potencialidad de la personas, sino como un valor, pasajero en sí mismo, y por lo tanto altamente devaluable con el tiempo. Intrínsecamente. Duras imágenes eventualmente cuando el protagonista, un Caine en estado de gracia, suponiendo que todavía alguien no supiera su categoría actoral, cuando se sacude las telarañas, reconoce su suerte en la vida, y afronta la realidad de lo que perdió por el camino.

No es fácil resumir y comentar esta película. Casi lo mejor es que cada uno la vea y saque sus propias conclusiones.

Valoración

  • Dirección: ****
  • Interpretación: ****
  • Valoración subjetiva: ****
Pero también nos acercaremos a Venecia... donde se rodó alguna de las escenas más estremecedoras o tristes del filme. Con lo  bella, aunque ya no joven, que es la ciudad de la laguna.

Pero también nos acercaremos a Venecia… donde se rodó alguna de las escenas más estremecedoras o tristes del filme. Con lo bella, aunque ya no joven, que es la ciudad de la laguna.

[Cine] The Congress (2013)

Cine

The Congress (2013).

Esta semana tengo sesión doble de cine. Y traigo esta película, de temática y estilo poco habitual, vista en versión original, tiene poco sentido verla de otra forma, pero que creo que también puede estar en la cartelera española doblada al castellano bajo el título traducido de El Congreso.

Película poco habitual que vimos con poca información previa. Que la protagonizaba nuestra querida «princesa prometida», Robin Wright, haciendo de sí misma o de una versión alternativa de sí misma, y que había mezcla de escenas con intérpretes de carne y hueso y de animación. Como digo, información escasa pero suficiente para animarnos a ver esta película del director israelí, Ari Folman, para mí un desconocido. Con un ánimo y disposición más adecuada la hubiésemos visto de haber sabido con antelación que estaba basada, aunque no adapta, una conocida novela del polaco Stanisław LemCongreso de futurología, que no he tenido ocasión de leer aunque había oído hablar de ella, al parecer una crítica en tono de humor o parodia del régimen comunista en su país. Aunque ya he digo que no la he leído.

En cualquier caso, lo que tenemos aquí es a Robin Wright interpretando a una variante alternativa de sí misma, convertida en una actriz ya madura, que prometía mucho, especialmente desde su más conocido éxito en la gran pantalla, pero cuyas  malas decisiones y conflictividad en los rodajes han devaluado. Los estudios Miramount (clara referencia a MiramaxParamount) le ofrecen la posibilidad de escanear su físico y personalidad para generar una actriz virtual basada en ella, a cambio de una sustancial cantidad de dinero y de que no vuelva a trabajar en persona nunca más. Veinte años más tarde, con la actriz virtual convertida en un éxito, la de carne y hueso es invitada a un congreso de futurología, al que sólo se puede entrar si previamente se ha pasado a un estado virtual de dibujo animado mediante una sustancia química. Su misión, apoyar la difusión de un droga que permitirá a la gente vivir en un estado de virtualización y de alucinación permanente en función de sus deseos, convertidos en el personaje que prefieran. Pero la actriz, tras aceptar participar, se lo pensará de nuevo. Y las cosas no irán como todos pensaban.

Estos días he estado pensando fotográficamente en blanco y negro un poquito.

Estos días he estado pensando fotográficamente en blanco y negro un poquito.

Estamos ante una apuesta compleja. La película a la que nos enfrentamos nos es una parodia o comedia de ningún tipo. En su primera parte, con actores de carne y hueso, es más bien una crítica dura a los conceptos de realidad y de ficción tal y como se conciben una vez que han sido tratados (o maltratados) por la industria del espectáculo.  El juego con la personalidad, con las emociones, con la vida de las personas a las que se confunde con frecuencia con sus personajes. Cuando ya pasamos a la fase de la película desarrollada en forma de animación, esta crítica se extiende al conjunto de la sociedad, y pasamos a tratar el tema de una sociedad distópica en la que realidad y apariencia son dos cosas muy distintas, en la que es muy distinto lo que los mandatarios nos hacen creer que vivimos y la realidad de nuestras vidas. Nos presentan referencias a los totalitarismos muy claras, y a la manipulación de las percepciones, en este caso simbolizadas por la sustancia química que altera nuestras vivencias.

La apuesta como digo es muy arriesgada. Y la sensación es que la estructura del filme no acaba de estar suficientemente cohesionada, teniendo momentos brillantes y momentos en los que hay riesgo de que el espectador se suma en el desconcierto. Sin embargo, hay dos cosas que desde mi punto de vista sujetan el producto.

Por un lado las sólidas interpretaciones, por supuesto de Wright, pero también del resto de los intérpretes que ponen su persona al servicio de la película, como Harvey KeitelDanny HustonPaul Giamatti, o simplemente su voz al personaje animado, caso de Jon Hamm.

Para evitar la mayor parte de las distracciones, he usado la "tapita" de Olympus. Un "objetivo" con una apertura fija a f/8 y que se enfoca sólo entre 30 cm y aproximadamente 2 metros. A jugar con la hiperfocal.

Para evitar la mayor parte de las distracciones, he usado la «tapita» de Olympus. Un «objetivo» con una apertura fija a f/8 y que se enfoca sólo entre 30 cm y aproximadamente 2 metros. A jugar con la hiperfocal.

Por otro lado, el dejar reposar el filme. Siempre lo he dicho. A veces merece la pena dejar pasar un tiempo antes de decir qué te ha parecido un filme. Por ejemplo, la película que comenté antes de ayer, hoy me parece menos interesante. Soy más consciente de sus notables debilidades, que con el entretenimiento del momento, no me resultaban tan obvias a la salida de la sala de cine. Esta película que comento hoy va al contrario. Tras la sorpresa y cierto grado de desconcierto en el momento, poco a poco en el recuerdo las distintas escenas y el conjunto de la película van tomando solidez y voy considerando que es un filme mucho más interesante de lo que yo pensaba. No perfecto. Pero de los que se agradece y mucho que haya todavía quien apueste por contar cosas nuevas, o contarlas de otra forma, o arriesgar a la hora de contarlas. De todos modos, me costaría mucho recomendarla con carácter general.

Valoración

    • Dirección: ***
    • Interpretación: ****
    • Valoración subjetiva: ***
Realmente, usando la prioridad al diafragma de la "vieja" Panasonic GF1, te libera de toda preocupación salvo la de componer pensando en las luces, las sombras y las texturas. Esta bien como "entrenamiento".

Realmente, usando la prioridad al diafragma de la «vieja» Panasonic GF1, te libera de toda preocupación salvo la de componer pensando en las luces, las sombras y las texturas. Esta bien como «entrenamiento».

[Cine] Moonrise Kingdom (2012)

Cine

Moonrise Kingdom (2012), 18 de junio de 2012.

Acudimos a la sesión en versión original de esta película, aunque sea a la indecente hora de las cinco de la tarde, con la esperanza de que sea un rayo de luz cinematográfico, después de las flojedades de las últimas semanas. Bien recibida en Cannes, aunque no de forma unánime creo, cuenta de un reparto llamativo de actores y actrices que tradicionalmente lo hacen bien, o lo pueden hacer bien. Si bien es cierto que las películas de su director, Wes Anderson, nunca llamaron mi atención hasta el momento. Tampoco es que sea un director muy prolífico.

Calificada erróneamente desde mi punto de vista como comedia, y ambientada a mitad de los años 60 del siglo XX, nos encontramos ante un drama centrado en una pareja de preadolescentes, Sam (Jared Gilman)Suzy (Kara Hayward), que a sus doce años viven su primer amor en medio de un paisaje humano bastante dañado. Ambos se conocen en la ficticia isla de New Penzance, en algún lugar de Nueva Inglaterra, donde Sam, huérfano, vive con una familia de acogida que tampoco es que le tenga mucho apego, y asiste al campamento de los scouts caquis, bajo la dirección del jefe scout Ward (Edward Norton), donde tampoco es muy apreciado. Por su parte, Suzy se encuentra en la isla con su familia, los Bishops, un padre, Walt (Bill Murray), una madre, Laura (Frances McDormand), y tres hermanos pequeños. El matrimonio no se lleva precisamente bien. Es más. Laura tiene una aventura con el Capitán Sharp (Bruce Willis), el jefe de policía de la isla. En este ambiente, y tras un año carteándose desde que se conocieron, ambos deciden escaparse para vivir su vida sólo y a su aire, fuera de tan nocivos ambientes. Pero es difícil escaparse de una isla, aunque lo intentes con todas tus fuerzas. Más cuando se avecina la más fuerte tormenta que va a haber en el siglo. Y además acechan otros pelígros como el Comandante Pierce (Harvey Keitel), severo líder de los scouts caquis, o los burocráticos e inflexibles Servicios Sociales (Tilda Swinton).

Con un aspecto visual que inmediatamente me lleva a referentes como Big Fish de Tim Burton, o mi muy estimada y televisiva Pushing Daisies, con una potente banda sonora que alterna la música clásica de Benjamin Britten, las canciones indias, el yeyé de Françoise Hardy, o la música incidental de Alexandre Desplat, entre otras, atendemos a una aventura con numerosas referencias cinéfilas. No dejaremos de ver en Kara Hayward haciendo de Suzy vestida de domingo con su boina, y con ciertas tendencias homicidas, un alter ego adolescente de Faye Dunaway interpretando a Bonnie Parker, ambas en una huída imposible de un mundo del que no se puede salir. Enamorados incondicionalmente, inexpertos y dañados emocionalmente, tienen que aprender como vivir ese amor, incluso las reacciones físicas que provoca en ellos. Pero sobre todo llama la atención las diferencias de carácter de ambos preadolescentes. Mientras que Sam muestra un optimismo indomable, mirando al futuro de frente y sin miedo, Suzy es digna heredera del existencialismo, ya que aunque sueña con ser la heroína que protagoniza sus novelas preferidas, no deja de ser alguien engarzada en el presente y sin confianza en el futuro. Y a su alrededor, un puñado de adultos tan y inmaduros o más que los dos niños. También solos, también dañados emocionalmente, qué muy difícilmente pueden ofrecer el entorno que merecen los dos muchachos; aunque no les faltarán ocasiones para la redención. También es cierto que algunos de estos personajes son los que peor definidos están y por donde flojea en ocasiones el filme.

La historia que nos cuenta la película se apoya en dos pilares. Los formales, fotografía, dirección artística, música, etcétera, y la interpretación. Especialmente la de los dos niños. Un chico y una chica normales. No especialmente guapos ni simpáticos, pero que se hacen pronto con la empatía del espectador. Especialmente el chico. La chica se hace más cuesta arriba, pero es así como está escrito el personaje. Nada que objetar. Con los prestigiosos secundarios adultos que acompañan a los chavales, hay variedad de resultados. Mientras que vemos evolucionar claramente hacia donde se dirige el policía que encarna Willis, o el jefe scout que de modo tan divertido nos ofrece Norton, otros son más flojos. Uno no sabe donde termina la dejadez del padre de la chica y donde empieza la de Bill Murray que lo encarna.

He comenzado diciendo que estaba «calificada erróneamente como comedia». Evidentemente, este es un punto de vista muy subjetivo. Probablemente, el calificativo de comedia dramática, odio las contracciones del tipo de «dramedia» o cosas similares, le va bien. Pero yo no he podido dejar de ver la película fundamentalmente desde el punto de vista del drama humano. Y lo cierto es que así me ha satisfecho. Es más. Es de las películas que luego suscita comentarios abundantes con quien te ha acompañado a verla. Y reflexiones a posteriori que la enriquecen. Por lo que la encuentro una película muy recomendable, un oasis de inteligencia y emoción en el desierto de la cartelera actual.

Valoración

  • Dirección: ****
  • Interpretación: ***
  • Valoración subjetiva: ****

La acción del filme se situa en la ficticia New Penzance. Pero yo he estado en la «vieja» Penzance, una agradable localidad en la península de Cornualles, Inglaterra, que se puede ver en el horizonte de esta fotografía tomada cuando íbamos a visitar el Mount St-Michael (no confundir con el famoso monasterio francés).

Y una más para La fotografía en el cine: Smoke

Cine, Fotografía

De forma imperdonable, había olvidado incorporar esta excelente película de Wayne Wang, Smoke (1995), a mi colección de películas relacionadas con el mundo de la fotografía. Afortunadamente, un visitante de estas páginas, Josep Broch, de la Agrupació Fotogràfica Sarthou Carreres, me envió una amable mensaje de correo en la que me la recomendaba al mismo tiempo que un par de filmes más, que me los anoto como sugerencia.

La película, cuya reseña podéis encontrar siguiendo este enlace, me gustó mucho cuando la vi por primera vez, pero he querido volver a verla para poder tenerla fresca en la memoria antes de escribir sobre ella. Y me ha vuelto a gusta mucho. Así que no sólo es una mera inclusión en la lista. También es una fervorosa recomendación para ver buen cine. Sencillo, pero con historias y personajes interesantes.

Mientras, ayer me encontré con que la sala de exposiciones de Caja Madrid, en el Paseo de la Constitución de Zaragoza tiene abierta una dedicada a Robert Doisneau. Mañana hablo más de ello. Pero os dejo una imagen de la misma y del famoso fotógrafo francés.

Exposición Doisneau - Caja Madrid

Exposición de Robert Doisneau en la sala de exposiciones de Caja Madrid en Zaragoza - Canon Digital Ixus 860IS