[Cine] Repesca de estrenos aprovechando las fiestas

Cine

Cuando el viernes salieron las novedades de la cartelera, pudimos comprobar que todavía permanecían en la misma algunas películas de estreno que nos habían llamado la atención en su momento, pero para las que no habíamos encontrado tiempo para acudir a verlas. Y nos propusimos un fin de semana con puente cinematográfico. Cinco días, cuatro películas. Una de ellas nos fue por los pelos, porque no aguantó más allá del fin de semana. A otra le dedicaré una entrada en exclusiva. Es el estreno real de la semana, y tiene más empaque. Vamos con las otras.

Si las fotos de ayer iban de la EOS 40D con el nuevo 35 mm de Tamron, en blanco y negro, hoy también pero en color. Porque como no hemos tenido realmente frío todavía en Zaragoza, la ciudad tiene todavía aspecto otoñal.

Bad Times at the El Royale (2018; 60/20181221)

Desde mediados de noviembre llevaba esta película de Drew Goddard, una película que había suscitado diversas alabanzas, «acusada» de ser bastante «tarantiniana» en su planteamiento, pero muy entretenida y bien interpretada. Algo de verdad hay en ello. En todo ello. Con un reparto llamativo (Jeff Bridges, Dakota Johnson, Jon Hamm, Chris Hemsworth,… entre otros) cumple con su misión de ser una película de «cine negro» colorido, inspirada por los lunáticos tipo «Charles Manson» y otros elementos propios de los años 70. Lo pasamos bien, aunque acusa un exceso de metraje para la sustancia real del film.

Valoración

  • Dirección: ***
  • Interpretación: ****
  • Valoración subjetiva: ***

Fantastic Beasts: The Crimes of Grindelwald (2018; 61/20181223)

Reconozcámoslo. Aunque reconozco que el universo mágico de J. K. Rowling tiene algunos logros interesantes, no soy especialmente fan de su obra. Sus libros me parecen en exceso extensos, prolijos, para la sustancia real que destilan sus obras. Y las adaptaciones de sus obras al cine son muy diversas. Desde cosas muy conseguidas como la dirigida por Cuarón, hasta pestiños absolutamente insoportables. Cuando empezó la nueva serie de películas sobre su obra,… la de los animales fantásticos, ni me plantee en ir al cine a verla. Pero cuando la vi en la pequeña pantalla me llevé la sorpresa de encontrarme con una película de aventuras, con sus dosis de humor y una trama muy entretenida. Además de algún logro en su reparto llamativo (Katherine Waterston, entre otros, sin duda; su protagonista, Eddie Redmayne, solo me pareció razonable). Y por ello, nos pareció también razonable ir a la gran pantalla para ver su secuela, también dirigida por David Yates.

Estrenada también a mediados de noviembre, pues… bien… llegamos a la irregularidad mencionada. A mí me pareció bastante pestiño. No me enganchó. No sentí empatía por los personajes, y la parafernalia mágica de las varitas me pareció más de lo mismo. No volveré a caer en el error. Con probar a ver la tele de casa, ya me basta con este universo mágico.

Valoración

  • Dirección: ***
  • Interpretación: ***
  • Valoración subjetiva: **

The Escape (2018; 62/20181225)

Para el día de Navidad, una película mucho más reciente respecto a su estreno, ya que es del fin de semana anterior. Reconozco que el principal atractivo de esta película Dominic Savage era comprobar la evolución como actriz de su guapa protagonista, Gemma Arterton. La atractiva y escultural británica hace tiempo que apunta maneras como actriz más allá de su cara bonita. Pero la competencia en su país y en el cine internacional es dura, y no ha tenido la oportunidad de la película que la lance a primera fila de una vez por todas. El problema es que esta película sobre el aburrimiento y la crisis de un ama de casa treintañera es una recopilación de tópicos, lugares comunes mil veces trillados, con la enésima escapada a París o Francia para reencontrarse a sí misma. La película es tirando a aburrida. Y a ratos con ganas. Y aunque es cierto que Arterton le pone oficio, siendo el rostro que se lleva casi todo el porcentaje del tiempo de cámara en el film, no basta para sacarla adelante. Una oportunidad perdida.

Valoración

  • Dirección: **
  • Interpretación: ***
  • Valoración subjetiva: **

En fin… Irregular ha resultado nuestra repesca de títulos presuntamente interesantes. Pero ya digo que he dejado para otro día lo realmente interesante.

[Cine] Beirut (2018)

Cine

Beirut (2018; 39/20180827)

Tres semanas he tardado en volver a visitar una sala de cine para ver una película de estreno. Entre la dificultad para escoger una película que parezca interesante en la cartelera de agosto y el mosqueo con las políticas de precio de las salas de cine. Que hasta el gobierno se ha dado cuenta de que algo no iba bien tras la bajada del IVA. Y eso que no conozco gobierno español, del partido que sea, que no favorezca más a los empresarios que a los consumidores con sus políticas. Me entero que incluso los adolescentes tienen su propia cadena de mensajes en las redes sociales en las que se alertan unos a otros sobre que salas han aplicado el descuento del IVA frente a las que no, con el fin de evitar estas últimas. Dudo que funcione porque hay mucho borrego entre los consumidores españoles, pero ojalá. En cualquier caso, para ver versiones originales no tenemos alternativa en Zaragoza; sólo podemos ir a salas de una empresa con escasa ética. Dice que ha bajado algunos céntimos el precio «oficial» de la entrada, pero ha subido todos los demás precios que son los que pagan la mayor parte de los consumidores. Matinales, versiones originales, compra por internet, compra en máquinas dispensadoras, carnet joven, día del espectador… todo eso al alza.

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Las ciudades alemanas, como Beirut o en mucho peor grado, sufrieron como pocas las consecuencias de la destrucción de una guerra que los propios alemanes desencadenaron. Salvo Constanza. Su extrema proximidad a la frontera suiza, unido a que no apagaban las luces por la noche, hizo que los bombarderos aliados no descargaran sobre ella sus bombas, por miedo a que cayeran sobre las ciudades suizas vecinas, siendo Suiza un país neutral.

No obstante, somos aficionados al cine. No lo podemos evitar. Y nos gusta verlo en pantalla grande. Así que el lunes fuimos a ver esta película que en español han titulado El rehén, modificación del título estúpida como la mayor parte de las que hacen, ya que tiene todo el sentido del mundo que el título original haga referencia a la capital del Líbano.

Al fin y al cabo, aunque se nos cuenta una historia de un secuestro, lo que se puede salvar de la película es la reflexión, no siempre clara por parte del director de la película, Brad Anderson, de la futilidad de la guerra y de las consecuencias para las ciudades, símbolo de las civilizaciones por excelencia. Y más en una región del mundo donde las civilizaciones, la ciudades, vienen de muy muy muy largo. El destrozo causado en la civilización por la rapiña de los grupos de interés y de los gobiernos en caso de conflicto es difícil de reparar, al menos a corto y medio plazo. Y en no pocas ocasiones deja profundas cicatrices a largo plazo.

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El secuestro, la historia del rehén, no es más que una excusa para mostrarnos eso. Una excusa no siempre bien llevada. A pesar del esfuerzo de sus protagonistas, Jon Hamm y una Rosamund Pike en un papel más de florero de lo que nos gustaría, es una historia con más agujeros que un colador, que hace difícil que te la puedas creer. Muy difícil. Esto pone a prueba la suspensión voluntaria de la incredulidad con más dureza que las películas de Star Wars, que ya es decir. Entretiene, pero no te lo crees. Y por ello, aunque bien presentado, es un producto cinematográfico que no acaba de satisfacer. Pero bueno. Puede haber divergencia de opiniones al respecto

Valoración

  • Dirección: ***
  • Interpretación: ***
  • Valoración subjetiva: **/***

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[Cine] Baby Driver (2017)

Cine

Baby Driver (2017; 292017-1407)

Una relativa expectación se había despertado en el grupo de amigos que acudimos periódicamente a las salas de cine ante el estreno de esta película dirigida por Edgar Wright, un director que parece que se está poniendo de moda, aunque yo he visto poco de él. Sólo su Scot Pilgrim, en televisión, y no me entusiasmó. El caso es que de repente, todo el mundo empieza a hacer referencias a Steve McQueen (actor) o a Tarantino, y a películas que son consideradas como clásicos… y te entra el gusanillo de querer saber de qué va. Desgraciadamente, en la primera semana tras su estreno, la versión original estaba programada a una hora impertinente, que afortunadamente para nosotros se modificó en la segunda.

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Con tanto coche, ilustraremos la entrada con fotografías de los vehículos de un rally de coches clásicos que realicé hace unos años en el monasterio de Rueda.

La historia va de Baby (Ansel Elgort), un jovencito huérfano, que tiene una deuda con Doc (Kevin Spacey), un criminal que organiza atraco. Para saldarla, trabaja como conductor en los atracos. Baby conocerá a una joven y simpática camarera, Debora (Lily James), lo que coincidirá con el momento en que salda su deuda con Doc. Pero este no le dejará escapar fácilmente de su red criminal, y le fuerza a participar en un nuevo y complejo robo… que no saldrá como se esperaba.

Vamos a ver… la película es un entretenimiento bien hecho. Hay una serie de escenas de acción, persecuciones en coche o a pie, que están muy bien rodadas y resultan muy vistosas. Pero por lo demás es un cuento de hadas, donde el pobre huerfanito tendrá que escapar de las garras del ogro malo, al mismo tiempo que se enamora de la guapa princesa. Aunque esta trabaje de camarera. No hay más. Como historia es mínima y tópica hasta hartarse, y en gran medida previsible. Funciona como entretenimiento veraniego de buen nivel. Pero carece de la profundidad de Bullit, Heat o Reservoir Dogs por hablar de tres películas con las que se ha comparado. No. Desde mi punto de vista, independientemente del virtuosismo técnico con el que esté rodada, está en otra categoría. Inferior. Sin ser mala, en absoluto. Y eso sí, con todas las escenas perfectamente coreografiadas para acompasarlas a la banda sonora basadas en temas más o menos populares del pop-rock de los últimos tiempos. O no tan últimos.

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Los intérpretes cumplen con su trabajo. Elgort, el de poner caras y parecer buen chico. Lily James, ser el florero de turno. Esta chica vale más; se merece mejores papeles, aunque sea mona. Spacey, el de tipo cínico que se le da tan bien. Y los que realmente ponen más sal y pimienta al asunto son los secundarios del equipo de atracadores, especialmente Jon Hamm y Jamie Foxx, que casi nos saben a poco frente a los papeles protagonistas, desde mi punto de vista menos interesantes. Siempre se ha dicho que una película de acción vale lo que vale el «malo» de la película.

Película entretenida para ir al cine en las tardes de verano, ningún pero a esta cuestión. Pero sobrevalorada desde mi punto de vista, ante los entusiasmos que muestran algunos espectadores y comentaristas. Le falta algo de sustancia para acompañar a los efectos visuales y la habilidad de los especialistas en conducción y la planificación milimétrica del rodaje.

Valoración

  • Dirección: ***
  • Interpretación: ***
  • Valoración subjetiva: ***

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[Televisión – especial] Mad Men,… sólo con ironía y una pizca de cinismo se puede comprender y aceptar al ser humano

Televisión

Especial televisión, hoy, un martes, fuera del día habitual, los jueves. Pero es que Mad Men, los hombres de Madison Avenue, los hombres siempre enfadados, los locos peligrosos,… que cada cual lo entienda como quiera, se ha despedido para siempre. O para cuando queramos, porque eso es lo que tiene el buen cine. O la buena ficción televisiva, que es una variante del anterior. Que se puede rescatar y volver a disfrutar. El arte en la época de reproductibilidad técnica (1)…

(1) Pequeño homenaje a un ensayo (pdf) que ya tiene unas décadas y que considera
la fotografía y el cine como obras de arte «ilimitadamente» reproducibles…

Mad Men ha sido una de las series de televisión emblemática de las últimos diez años. Y probablemente merece estar considerada como una de las series emblemáticas de la historia de la televisión o de la ficción audiovisual, todas sus variantes incluidas. Una producción muy cuidada, con una exquisita atención al detalle que prácticamente nos ha trasladado a los años 60 como si realmente estuviéramos allí. Y un conjunto de intérpretes que han funcionado como un reloj, encarnando los tipos humanos característicos de la época. Que no son tan distintos de los de otras épocas, simplemente se manifiestan de acuerdo a las formas, los valores y las modas del momento. Cierto es que esta gran apreciación crítica de la serie no necesariamente se ha visto acompañada por unas enormes audiencias… En estos momento, por ejemplo, creo que en España sólo es posible verla a través de televisión de pago. Ninguna televisión de carácter generalista parece haber confiado en ella para atraer a un público, que parece que ha sido fiel e incondicional, pero relativamente minoritario.

Aunque no de forma exclusiva, la serie está ambientada en Nueva York, especialmente en Madison Avenue que estará por ahí detrás en algún sitio de esta vista hacia el norte desde el Empire State Building.

Aunque no de forma exclusiva, la serie está ambientada en Nueva York, especialmente en Madison Avenue que estará por ahí detrás en algún sitio de esta vista hacia el norte desde el Empire State Building.

Como viene sucediendo en los últimos tiempos, cuando se anuncia el final de una serie de televisión, se levanta mucho revuelo sobre su final. Sinceramente, en estas últimas semanas he procurado aislarme de tal barullo. De hecho, he ido grabando los episodios de esta última media temporada, para verlos de forma realmente continuada en estos últimos días. Estoy empezando a cogerle el gusto a eso de ver, las temporadas con los capítulos relativamente seguidos. Mantienes más la atención y disfrutas mejor la trama. Pero volviendo a Mad Men, me daba igual cómo terminase. Eso no iba a cambiar mi gran apreciación hacia la serie. Es una serie excelente, independientemente de sus siete últimos episodios, o de su últimos episodio, o de su último minuto. Hablaré más adelante de ese último minuto.

Hay una cuestión que me parece importante señalar. Salvo en las series procedimentales, generalmente del género policíaco o similares, en las que hay una historia que contar en el intervalo de 40 – 60 minutos, nos estamos acostumbrando a las tramas serializadas, queriendo ver en ellas una estructura clásica de planteamiento, nudo y desenlace, que se prolongan durante años en el caso de las series con más éxito. No creo que nos debamos acercar a Mad Men de esa forma. Mad Men nos habla de un época. De unos valores. De unos modos de comportarse socialmente. Y de unos tipos humanos. Las modas, los modos y los valores colectivos pueden cambiar y evolucionar. Los tipos humanos son más estables; casi universales, incluso si aceptamos que cada persona es única. Juzgar los valores de finales de los años 50 del siglo XX en Estados Unidos, una sociedad tremendamente próspera, pero tremendamente conservadora, y su evolución hasta el año 70 con los criterios de hoy en día… pues todos estos tipos que nos han acompañado durante tantos años no nos puede parecer más que una panda de gilipollas. Pero si somos capaces de deshacernos del «hic et nunc» con el que valoramos y medimos las cosas, entramos en la vía de la empatía hacia ese grupo de gentes que se comportan como muchos de nosotros no quisiéramos nunca.

En mi vista a la Gran Manzana, recuerdo perfectamente haber recorrido alguna de las grandes avenidas, como la Sexta o Avenida de las Américas.

En mi vista a la Gran Manzana, recuerdo perfectamente haber recorrido alguna de las grandes avenidas, como la Sexta o Avenida de las Américas.

Todo pivota alrededor de Don Draper (Jon Hamm), un hombre que sabemos que es falso en sí mismo, que vive con el conocimiento de que es falso en sí mismo, que conlleva una tensión permanente por esa falsedad que acarrea, y que por eso precisamente, acaba siendo el personaje más auténtico y más coherente a largo plazo. Somos cómplices con él de la falsedad y del auténtico ser de Draper, y por lo tanto conocemos quién y cómo es realmente.. Esa coherencia se refleja de forma clara en los dos últimos minutos de la ficción de la serie. A partir de ahí no hay una historia (story, en inglés) que contar. Lo que se nos cuenta es la historia (history, en inglés) de unas gentes y una época, aglutinados por la ficticia «Sterling-Cooper» a lo largo de los 10 o 12 años que se expande esta historia. Y siempre sobre una base, todos evolucionamos y cambiamos, pero al mismo tiempo todos seguimos siendo de base las mismas personas. Y esa historia (history), está compuestas por pequeñas historias (stories) que son la grandeza de la serie. Porque ha habido capítulos sublimes en estas siete temporadas. Verdaderas joyas del cine, aunque esté hecho para televisión. E incluso en los capítulos menos destacados, ha habido momentos sublimes. Una conversación en un ascensor. Una comida de negocios en un lujoso restaurante de Manhattan. Una fiesta de cumpleaños. Una llamada de teléfono. Un desplazamiento en coche a casa. La melancolía después del sexo. La atracción en el rellano de la escalera. El escándalo de una reunión de negocios que va mal. Uno que se despide. Otra que llega. Y eso es lo que da valor a la serie. Que en cualquier momento, incluso si lo que está pasando de conjunto te da igual, llega el momento que te atrapa, te conmueve, y te permite irte a dormir encantado de haber vivido en una época en la que vivimos nuestras vidas y las de otros muchos a través de los relatos bien contados.

Y seguro que crucé más de una vez por Madison Avenue...

Y seguro que crucé más de una vez por Madison Avenue…

No voy a insistir mucho en la maravilla visual que ha resultado la adaptación a la época, hasta el más mínimo detalle. Ni en las canciones de los títulos finales, una antología en sí misma de música popular que describe una época. No voy a ponerme a mencionar a todos los maravillosos personajes y los intérpretes que los encarnaron, casi siempre a buen nivel. Cuántas veces me habré sorprendido con una interpretación de un personaje secundario, encarnado por un actor o una actriz que me ha parecido hasta ese momento mediocre, por su presencia y trabajo en otras producciones, y de repente encaja, funciona y te convence…

Pero como todo en esta vida, Mad Men ha llegado a su final. Quizá a partir de aquí puede contar algo que los fanáticos considerar «spoiler», o sea, lo que castizamente se ha dicho en este país «destripar la película». Bueno… no han entendido nada. Lo que importa es cómo te lo cuentan… Si la «protagonista» permanente de la serie es la agencia «Sterling-Cooper», a nadie sorprenderá, especialmente si ha seguido todas o la mayoría de sus temporadas, que el «muerto» al final sea la agencia. La ficticia «Sterling-Cooper» es absorbida y desaparece entre las fauces de la gigantesca y real «McCaan-Erickson». Lo que no quiere decir que todos los personajes principales que han sobrevivido hasta el final tienen su destino en esta. Magnífico el estilo y el genio de Joan Harris / Holloway (Christina Hendricks), en su forma de tirar para adelante. Envidiable el modo en que se «redime» de sí mismo, también con estilo y glamour, el cínico de Roger Sterling (John Slattery). Vemos cómo Betty Draper / Francis (January Jones) sigue siendo ella misma hasta el final, mientras la gran tapada de la serie Sally Draper (Kiernan Shipka) nos muestra cómo los hijos pueden ser mucho mucho mejor que sus padres, incluso a pesar de sus padres. Y a algunos habrán decepcionado las decisiones finales de Peggy Olson (Elisabeth Moss), pero yo creo que son mucho más coherentes, lejos del idealizado personaje, y que no podemos olvidarnos que es el final de la serie y de «Sterling-Cooper» pero no es final de los personajes. Que para ellos sólo es el comienzo del resto de su vida, que podemos imaginar como creamos conveniente.

... pero no puedo recordar si alguna de estas vistas corresponde a alguno de esos cruces o no... porque llega un momento que todo parece muy similar.

… pero no puedo recordar si alguna de estas vistas corresponde a alguno de esos cruces o no… porque llega un momento que todo parece muy similar.

Nos queda el final de Don Draper… Os voy a confesar una cosa. Siempre estuve convencido que Don iba a cascar al final de la serie. Con las toneladas de tabaco quemadas y los litros de alcohol que han pasado por su hígado, el infarto, el cáncer de pulmón o una cirrosis parecía de rigor. Cáncer de pulmón ha habido, pero no ha sido para Don Draper. El final de la serie ha estado lleno de ironías. Tremendas ironías. La vida puede parece en ocasiones una broma pesada, aunque sólo si estamos tan realmente convencidos de la trascendencia del ser humano o de que estamos en este mundo para algo más que no sea simplemente vivir. No diré quien termina la serie con una perspectiva de vida de sólo unos meses. Es el único personaje para quien ya no hay futuro, sólo presente y pasado… un pasado que pesa como una losa, lo reconozca o no. Don Draper tiene un final… como los muchos finales que ha tenido a lo largo de la serie, el incombustible Draper. ¿O deberíamos decir el incombustible Dick Whitman? En cualquier caso los dos o tres minutos de la serie son de una ironía absolutamente demoledora también, y te dejan con un sabor de boca excelente, porque me parecen coherentes y me convencen. Hay discrepancias… pero yo quedé encantado.

Os dejo con el último minuto de la serie, descontados los títulos de crédito. ¿No iba del mundo de la publicidad la cosa?

[Cine] The Congress (2013)

Cine

The Congress (2013).

Esta semana tengo sesión doble de cine. Y traigo esta película, de temática y estilo poco habitual, vista en versión original, tiene poco sentido verla de otra forma, pero que creo que también puede estar en la cartelera española doblada al castellano bajo el título traducido de El Congreso.

Película poco habitual que vimos con poca información previa. Que la protagonizaba nuestra querida «princesa prometida», Robin Wright, haciendo de sí misma o de una versión alternativa de sí misma, y que había mezcla de escenas con intérpretes de carne y hueso y de animación. Como digo, información escasa pero suficiente para animarnos a ver esta película del director israelí, Ari Folman, para mí un desconocido. Con un ánimo y disposición más adecuada la hubiésemos visto de haber sabido con antelación que estaba basada, aunque no adapta, una conocida novela del polaco Stanisław LemCongreso de futurología, que no he tenido ocasión de leer aunque había oído hablar de ella, al parecer una crítica en tono de humor o parodia del régimen comunista en su país. Aunque ya he digo que no la he leído.

En cualquier caso, lo que tenemos aquí es a Robin Wright interpretando a una variante alternativa de sí misma, convertida en una actriz ya madura, que prometía mucho, especialmente desde su más conocido éxito en la gran pantalla, pero cuyas  malas decisiones y conflictividad en los rodajes han devaluado. Los estudios Miramount (clara referencia a MiramaxParamount) le ofrecen la posibilidad de escanear su físico y personalidad para generar una actriz virtual basada en ella, a cambio de una sustancial cantidad de dinero y de que no vuelva a trabajar en persona nunca más. Veinte años más tarde, con la actriz virtual convertida en un éxito, la de carne y hueso es invitada a un congreso de futurología, al que sólo se puede entrar si previamente se ha pasado a un estado virtual de dibujo animado mediante una sustancia química. Su misión, apoyar la difusión de un droga que permitirá a la gente vivir en un estado de virtualización y de alucinación permanente en función de sus deseos, convertidos en el personaje que prefieran. Pero la actriz, tras aceptar participar, se lo pensará de nuevo. Y las cosas no irán como todos pensaban.

Estos días he estado pensando fotográficamente en blanco y negro un poquito.

Estos días he estado pensando fotográficamente en blanco y negro un poquito.

Estamos ante una apuesta compleja. La película a la que nos enfrentamos nos es una parodia o comedia de ningún tipo. En su primera parte, con actores de carne y hueso, es más bien una crítica dura a los conceptos de realidad y de ficción tal y como se conciben una vez que han sido tratados (o maltratados) por la industria del espectáculo.  El juego con la personalidad, con las emociones, con la vida de las personas a las que se confunde con frecuencia con sus personajes. Cuando ya pasamos a la fase de la película desarrollada en forma de animación, esta crítica se extiende al conjunto de la sociedad, y pasamos a tratar el tema de una sociedad distópica en la que realidad y apariencia son dos cosas muy distintas, en la que es muy distinto lo que los mandatarios nos hacen creer que vivimos y la realidad de nuestras vidas. Nos presentan referencias a los totalitarismos muy claras, y a la manipulación de las percepciones, en este caso simbolizadas por la sustancia química que altera nuestras vivencias.

La apuesta como digo es muy arriesgada. Y la sensación es que la estructura del filme no acaba de estar suficientemente cohesionada, teniendo momentos brillantes y momentos en los que hay riesgo de que el espectador se suma en el desconcierto. Sin embargo, hay dos cosas que desde mi punto de vista sujetan el producto.

Por un lado las sólidas interpretaciones, por supuesto de Wright, pero también del resto de los intérpretes que ponen su persona al servicio de la película, como Harvey KeitelDanny HustonPaul Giamatti, o simplemente su voz al personaje animado, caso de Jon Hamm.

Para evitar la mayor parte de las distracciones, he usado la "tapita" de Olympus. Un "objetivo" con una apertura fija a f/8 y que se enfoca sólo entre 30 cm y aproximadamente 2 metros. A jugar con la hiperfocal.

Para evitar la mayor parte de las distracciones, he usado la «tapita» de Olympus. Un «objetivo» con una apertura fija a f/8 y que se enfoca sólo entre 30 cm y aproximadamente 2 metros. A jugar con la hiperfocal.

Por otro lado, el dejar reposar el filme. Siempre lo he dicho. A veces merece la pena dejar pasar un tiempo antes de decir qué te ha parecido un filme. Por ejemplo, la película que comenté antes de ayer, hoy me parece menos interesante. Soy más consciente de sus notables debilidades, que con el entretenimiento del momento, no me resultaban tan obvias a la salida de la sala de cine. Esta película que comento hoy va al contrario. Tras la sorpresa y cierto grado de desconcierto en el momento, poco a poco en el recuerdo las distintas escenas y el conjunto de la película van tomando solidez y voy considerando que es un filme mucho más interesante de lo que yo pensaba. No perfecto. Pero de los que se agradece y mucho que haya todavía quien apueste por contar cosas nuevas, o contarlas de otra forma, o arriesgar a la hora de contarlas. De todos modos, me costaría mucho recomendarla con carácter general.

Valoración

    • Dirección: ***
    • Interpretación: ****
    • Valoración subjetiva: ***

Realmente, usando la prioridad al diafragma de la "vieja" Panasonic GF1, te libera de toda preocupación salvo la de componer pensando en las luces, las sombras y las texturas. Esta bien como "entrenamiento".

Realmente, usando la prioridad al diafragma de la «vieja» Panasonic GF1, te libera de toda preocupación salvo la de componer pensando en las luces, las sombras y las texturas. Esta bien como «entrenamiento».

[Televisión] Cosas de series; zombis franceses, un doctor en Siberia y el mismo doctor convertido en publicista de Madison Avenue

Televisión

Ya estamos de vuelta de las fechas navideñas, y están empezando a llegar novedades a la «cartelera» de series de televisión. Pero he decidido que de eso hablaré la semana que viene, en la que serán más abundantes. Y alguna a lo peor no llega hasta entonces. Hoy os dejaré con tres series de estos días atrás.

Les Revenants

Esta es como de zombis, pero sin casquería. O con muy poquita casquería. En un pueblo de los Alpes franceses, en el que antaño hubo una catástrofe como consecuencia de la rotura de una presa, comienza a aparecer personas muertas tiempo atrás (revenant en principio bien definido en los diccionarios que he consultado como espíritu de un muerto o fantasma; pero en la serie parece que usan la palabra en el sentido de resucitado, de quien regresa de la muerte). Algunos sólo un año antes, otros, varias décadas. Y todo ello produce el desconcierto de los actuales habitantes del pueblo. Algunos de los cuales ven llegar a seres queridos suyos con una mezcla de alegría, temor y desconcierto.

Curiosa serie de suspense y misterio francesa, en la que los muertos vivientes se alejan por completo de los estándares del género. Y que por su ambiente aislado, de montaña, recuerda en algunos momentos a cosas como Twin Peaks, aunque sin la ironía y el surrealismo de aquella. En cualquier caso, son ocho episodios de una hora que tienen su interés, aunque se alejen de las formas y estilos de las series británicas o americanas, más frecuente en mi cartelera.

Parece que habrá segunda temporada haya por los principios de 2014. Se lo toman con calma.

Desde el Gornergrat

Aunque he estado en algunos de los sitios donde se ha rodado «Les Revenants», como la presa de Tignes, no tengo escaneadas fotografías de entonces. Así que os pongo algo de los Alpes Suizos, por ambientar.

A Young Doctor’s Notebook

Brevísima temporada de esta nueva serie británica, cuatro episodios de 20 minutos de duración, en la que conocemos al Dr. Vladimir Bomgard (Jon Hamm), un médico ruso ya maduro y morfinómano, que es interrogado y cuestionado durante las purgas estalinianas por la policía política soviética. Y lo es sobre los cuadernos que a modo de diario seguía cuando era el joven Dr. Vladimir Bomgard (Daniel Radcliffe), y siendo un prometedor médico fue destinado a una clínica perdida de Siberia, donde se puede volver loco y morfinómano cualquiera.

Sabe a poco. Una mezcla de drama, comedia, tragedia, con un humor muy ácido, que realmente sabe a muy poco. De hecho, no pensaba que hubiese acabado la temporada. Están basadas en las historias cortas de Mijaíl Bulgákov, y espero que en un futuro haya más. Pero lo desconozco. Otro elemento de interés es ver a los dos actores que interpretan al protagonista. De mayor, al protagonista de Mad Men; de joven, al protagonista de Harry Potter. Supongo que la agenda de estos dos actores no les permitirá ir más allá en el rodaje esta serie.

Cima del Breithorn

También me parece bien que el paisaje, como el de la cima del Breithorn, esté nevado como la Siberia del joven doctor ruso. Lo del formato de la foto 2,4:1 es porque hoy me ha dado por lo cinematográfico. Han anunciado las candidaturas de los óscars, de lo que ya hablaré otro rato.

Mad Men (temporadas 1 a 3)

Y ya que hablamos de Jon Hamm, tengo que hablar de la serie de los hombres (y alguna mujer que otra) de la Avenida Madison. En este momento no tiene ninguna temporada en activo. Supongo que a lo largo de este año nos llegará la sexta. Yo me enganché a la serie a partir de la cuarta temporada. Y estas vacaciones, unos amigos me dejaron el cofre con los DVDs de las tres primeras temporadas. Televisión de primerísimo nivel. En que estaría yo pensando para no ver la serie desde el principio. Además, viéndola desde el principio, todo lo que vi en las siguientes temporadas tiene más sentido. No hay que perderse esta serie, no señor. De lo mejor.

Un amigo chino que me duró media hora

En aquel viaje en Suiza, durante algo más de media hora,… bastante más, casi hora y media,… me hice amigo de este estudiante chino en Viena. Pero perdí el papel con su nombre y su correo electrónico. Nunca le pude mandar la foto. Por si la ve. Aquí. Al pie del Matterhorn, que queda detrás del fotógrafo. Que era yo.