Esta serie de fotografías que ilustran esta entrada de este Cuaderno de ruta puede verse, comentada desde un punto de vista de la técnica fotográfica, en Carlos en plata. Con cámaras Canon EOS 3 y EOS 650, objetivos Tamron 90 mm f2.8 Macro y 35 mm f1.8 y película Kodak UltraMax 400
En la parte positiva, es el segundo rollo de nueva factura que he digitalizado integramente en casa por mí mismo y los resultados han resultado no sólo satisfactorios, sino que en la mayor parte de los fotogramas del rollo de película para negativos en color mejores que lo que me llega de los laboratorios comerciales, que cobran una pasta gansa por la tarea. Y el fichero de imagen tiene bastante más resolución, diría que excesiva, no necesito tanto, y mucha más profundidad de color para trabajar con él. Fenomenal. Especialmente las soleadas fotografías realizadas en Utebo. Da igual que una película para negativos en color sea de poca o mucha sensibilidad, a todas les gusta que haya abundancia de luz.
En la parte negativa, el nuevo teleobjetivo corto para macrofotografía que compre de ocasión hace unas semanas no funciona bien con las cámaras teóricamente compatibles para película fotográfica. Su comportamiento con las cámaras digitales en impecable… pero con las cámaras más antiguas… va a trancas y barrancas y su uso no es nada práctico. No es ningún drama. Suponía que podría ser así. Pero las primeras pruebas, sin rollo de película en cámara, parecían optimistas. Nada… no funciona bien. Bueno seguiremos como estábamos, que al fin y al cabo la mayor parte de la macrofotografía que hago, la hago sobre cámara digital por varias cuestiones de orden práctico.
Esta serie de fotografías que ilustran esta entrada de este Cuaderno de ruta puede verse, comentada desde un punto de vista de la técnica fotográfica, en Carlos en plata. Comentario sobre la fotografía con película para negativos en color del viaje a Sicilia en mis recientes vacaciones.
En primer lugar, un poco de contexto. Porque creo que, normalmente, con una cierta planificación y pensamiento previo, las fotografías realizadas con película fotográfica en Sicilia hubiesen sido muy distintas. Pero recordemos una cosa; en los días, la semana, que pasé en Sicilia, yo tendría que haber estado en China. Y con un estilo de viaje y actividades muy distintas. Eso lo contaba en mi Cuaderno de ruta hace cuatro semanas ya.
Cuando en el transcurso de menos de 12 horas quedó anulado el viaje a China, regresé de Madrid a Zaragoza, dormí tres horas después de comer agotado por los nervios, y preparé de inmediato mi viaje en solitario a Sicilia, ni siquiera deshice la maleta. Ni tampoco la mochila con el equipo fotográfico. Ahí quedaron entre el martes 6 de mayo y el lunes 12 siguiente. Sin tocar. Sólo una hora antes de salir hacia Sicilia, abrí ambas piezas de equipaje y extraje objetos y prendas que consideré superfluos con el fin de viajar adecuadamente ligero.
El caso es que, a un viaje en solitario, acabé llevándome el equipo que tenía pensado para un viaje en grupo. Y las cosas y los intereses no son los mismo según cómo, dónde, cuándo y con quién viajes. Pero lo que tenía en la mochila del equipo fotográfico eran negativos en color, y con eso tuve que apechugar durante la semana que estuve en Sicilia. Quizá debería haber sido otra cosa, pero es lo que fue, y tampoco me arrepiento.
Esta serie de fotografías que ilustran esta entrada de este Cuaderno de ruta puede verse, comentada desde un punto de vista de la técnica fotográfica, en Carlos en plata. Comentario sobre la fotografía con película para negativos en color del viaje a Alemania en esta pasada Semana de Pascua.
En la parte positiva de esta entrada, como he indicado en la prefacio con el enlace a Carlos en plata, me llegaron recientemente, el lunes, las fotografías realizadas con cámara de medio fotograma y película para negativos en color. Y que en general han quedado bastante bien, especialmente cuando la luz acompañaba. Es decir, con tiempo soleado. Pero entre las de los días nublados también hay fotos de las que no nos podemos quejar. Sobretodo si evitamos que el cielo gris y nublado esté presente, o demasiado presente, en la fotografía. Pero estas fotos no se debería haber visto hasta dentro de dos semanas o más, porque hoy no debería estar en casa redactando esta entrada.
Desde hace unas horas deberíamos estar paseando y conociendo la ciudad china de Chengdú. Primera etapa de un viaje de dos semanas que teníamos planificado desde el mes de enero, en el que adquirimos los billetes de avión, que tantos quebraderos de cabeza nos han generado. Más aún,… que teníamos planificado para el mes de mayo de 2020, y que tuvimos que suspender por culpa de la pandemia de Covid-19, que justamente tuvo su comienzo en China. Empezamos a tener sensación de conspiración cósmica.
El recorrido, hasta llegar al fatídico día de ayer, 6 de mayo de 2025, que quedará marcado en nuestra historia personal para la infamia, había sido relativamente tormentoso. En el mes de febrero se nos informó que Etihad, la compañía que operaba los vuelos de vuelta contratados, había cancelado uno de ellos, entre Pekín y Abu Dabi, por lo que tuvimos que reorganizar el regreso. No quedó mal. Y mantuvimos nuestro optimismo. Pero a 26 horas de la salida nos encontramos con dos problemas. Uno, que Hainan Airlines, la compañía que opera el nuevo viaje de regreso también canceló uno de los vuelos, entre Shenzen y Madrid. Por lo que apresuradamente tuvimos que volver a contratar otro. Estamos a la espera de la devolución del importe del cancelado. Aunque la agencia nos aseguró que no habría problemas, que Qatar Airlines e Iberia eran serias (también Etihad lo es, se suponía), íbamos a salir sin una confirmación definitiva. Hicimos algunos nervios. Mientras, seguíamos con algunos líos de identificación en los billetes de tren que habíamos adquirido en desplazamientos internos en China. En un país nada democrático en el que el gobierno controla totalmente los desplazamientos de los súbditos (no se les puede considerar ciudadanos), hay controles de inmigración en las estaciones, por lo que tienes que abordar el tren con el billete nominal y el pasaporte concordantes y en regla.
Y llegamos al día de partida. Levantarse a las tres y media de la madrugada, para coger un taxi, reservado en línea la tarde anterior, que nos llevase a la estación de autobuses. El taxi reservado con suficiente antelación. Cuando no hay circulación en la madrugada, un taxi tarda alrededor de 15 minutos en llegar desde mi casa a la estación de Zaragoza-Delicias. Lo solicitamos con 40 minutos de antelación. Cuando ya estábamos esperando, nos llaman de la central de reservas diciendo que no encontraban vehículos que atendieran la reserva. Que de madrugada no podían garantizar el servicio, lo cual nos pareció demencial. ¿Por qué proponen un servicio delicado, uno no reserva con antelación un taxi de madrugada, salvo necesidad, si no pueden garantizarlo? ¿Se van a hacer cargo de las indemnizaciones derivadas? Al final llegó un vehículo que nos dejó en Zaragoza-Delicias con cuatro minutos de antelación. El taxista, hay que decirlo en su honra, estaba tan cabreado como nosotros por el comportamiento de sus compañeros. Aduciendo olvidarse de conectar el taxímetro, no cobró la carrera. Muchos nervios. Porque nos quedaban pocas alternativas de desplazamiento que no fuese… ¡¡¡un taxi hasta Barajas!!! Con el tremendo coste derivado y el calentamiento contra el gremio.
Pero lo peor estaba por llegar. Llegados y reunidos en el aeropuerto de Barajas, nos ponemos en la cola para hacer la facturación del equipaje. No simplemente depositar el equipaje, sino hacer la facturación y recibir la tarjeta de embarque, porque durante el día anterior es un trámite que no conseguimos hacer con la aerolínea. Ni por la web, ni por la aplicación del móvil. Con un extraño mensaje de error, y dirigiéndonos al mostrador del aeropuerto. No pensábamos que tuviera más importancia. Pero al llegar al mostrador, la empleada, con cara de alarma, nos comunicó que no podía tramitar la facturación y la tarjeta de embarque para dos de nosotros. No podíamos viajar. Sin unas explicaciones claras, más allá de «problemas con los pasaportes». Los empleados que nos atendieron, la empleada del mostrador y su supervisora, se mostraron desconcertadas, extrañadas e incapaces de dar una explicación, pero imposibilitadas de encontrar una solución. El sistema informático no les permitió ninguna, y una llamada telefónica que hicieron tampoco. Adiós al viaje. Nos ofrecieron el reembolso del billete, que aceptamos pero no en el momento, porque implicaba renunciar a otras compensaciones. Ahora es cuestión del servicio de atención al viajero de la compañía… o de los abogados. Una de las viejeras afectadas. Lo es. Segunda vez que el viaje se arruina. Tras regresar a Zaragoza ayer al mediodía y descansar… teniendo en cuenta que estoy de vacaciones hasta el día 26 de mayo. Planifiqué una estancia de una semana en Sicilia para la semana que viene. Pero en estos momentos estoy más bien deprimido.
Esta serie de fotografías que ilustran esta entrada de este Cuaderno de ruta puede verse, comentada desde un punto de vista de la técnica fotográfica, en Carlos en plata. Recorriendo el Campo de Criptana y Alcázar de San Juan .
Tercera y última entrada con fotos de mi escapada manchega a principios de marzo, Campo de Criptana y Alcázar de San Juan. Ya os lo conté nada más volver con las fotografías digitales, y hace unos días con las de película en blanco y negro. Pasémonos de nuevo al color. Las cuatro primeras son del Campo de Criptana.
Y es que después de lo bien que me fue en Gerona, he vuelto a llevarme de viaje la veterana cámara de los años 60 y de formato de medio fotograma, que tan divertida me parece de usar. Una forma de. pasear ligero de equipaje cuando se viaja y se opta por la película fotográfica en lugar de la tecnología electrónica con captura digital. Cosas que me gustan. Las cuatro siguientes son de Alcázar de San Juan.
Ya hace más de un mes que os hablé, en un par de ocasiones, de la escapada a Barcelona que hicimos en un día con el que alargamos el puente de la «Inmaculada Constitución». Pero en ese viaje también aprovechamos para probar y familiarizarnos con la cámara compacta para película fotográfica, de medio fotograma, que adquirimos en grupo con el fin de usarla en nuestro viajes conjuntos. Con un rollo de película para negativos en color.
La verdad es que, aunque Barcelona es fuente de frecuentes oportunidades fotográficas, las más de 72 fotos que se pueden obtener con estas cámaras a partir de un rollo convencional de 36 exposiciones, pueden hacerse eternas. Salvo que dispares sin ton ni son, para mayor alegría de los escasos fabricantes de película quienes, a pesar de decirnos que cada vez fabrican más, y que ya no vamos a tener las deficiencias de suministro de los últimos años, siguen ofreciendo un producto muy encarecido. Y en el caso de la película en color, en la práctica, monopolizado por Kodak.
Pero bueno… ese es tema para Carlos en plata, mis publicaciones sobre técnica fotográfica, y en las que comento las características técnicas de las fotografías que os muestro aquí. La cámara está muy lejos de ser perfecta. Y es demasiado cara en su precio de venta oficial al público. Pero, en buenas manos, puede ser muy divertida de usar y fuente de imágenes majas, interesantes, y potencial generadora de recuerdos estupendos.
Ya mostré hace unos días fotografías realizadas en mi escapada andaluza de finales de octubre con película fotográfica para negativos en blanco y negro. Pero también me llevé una cámara con película para negativos en color. Mi intención era centrar mi reportaje fotográfico en la película fotográfica, dejando la fotografía digital como auxiliar en situaciones donde la película fotográfica fuese poco práctica, así como para realizar algunas fotografías para compartir en redes sociales e internet sobre la marcha.
Pero hubo un problema. Con la batería de la cámara que me llevé para la película en color. Así que no tengo fotos de Osuna ni del desfiladero de los Gaitanes. El problema lo pude resolver a mitad de mi estancia en Sevilla, y sí que tengo fotografías de Córdoba y de la propia Sevilla. Que es lo que os muestro aquí. Las de Córdoba más arriba, las de Sevilla más abajo. Los detalles técnicos de las fotografías y del problema que tuve los encontraréis en una publicación de Carlos en plata.
Me llegaron el viernes pasado las fotografías reveladas del viaje a Singapur. En esta ocasión, no me llevé película para negativos en blanco y negro como de costumbre. Opté por la película para negativos en color, el destino pedía el color más que el blanco y negro, y opté también por llevarme la pequeña compacta de medio fotograma. Después de los buenos resultados en la escapada por el norte de Alemania, pensé que sería bueno insistir con ella.
Los resultados han sido también buenos. La verdad es que arriesgué algo más en algunas situaciones… y la cámara tiene sus límites. Por lo que he tenido un porcentaje de fallos pequeño, pero ligeramente superior al del viaje anterior. Los detalles técnicos de las fotografías los podéis encontrar en mi publicación de Carlos en plata. Pero aquí os dejo algunas fotografías representativas del viaje. O de los aspectos más lúdicos del mismo.
Tercera y úlima entrega de fotografías realizadas con película fotográfica tradicional durante la escapada a Sigüenza el primer viernes de este mes de septiembre que ya termina. Hoy vamos con el segundo de los rollos de película negativa en color que expuse. Usé dos rollos de película en color, de dos tipos distintos. En estas escapadas aprovecha para ir consumiendo los restos que me quedan por la nevera, siempre que sean acordes a lo que busco.
En cualquier caso, aquí no me voy a extender sobre las cuestiones técnicas que acompañan a estas fotografías. Aunque aquellos que estén interesados en estas cuestiones, especialmente los aficionados a la película tradicional y a las cámaras de hace unas décadas, seguro que les interesará saber algo más sobre cómo están hechas las fotografías, que no tiene mucho misterio, pero alguna curiosidad hay. Lo explico en una publicación de Carlos en plata, como vengo haciendo habitualmente.
Tercera y última entrega de fotografías realizadas con película fotográfica de la escapada de cinco días, cuatro noches, a Hamburgo y otras localizaciones del norte de Alemania entre el 15 y el 19 de agosto de este 2024. La última mañana la pasamos en Hamburgo. Siendo lunes, no hubo posibilidades de visitar determinados monumentos, ningún museo ni galerías de arte que podrían habernos interesado. Pero hizo buen día para pasear por la ciudad, y eso es lo que hicimos. Recorriendo lugares ya conocidos, pero intentando buscar nuevos rincones y perspectivas.
Para esa mañana, usé una combinación de cámara y película fotográfica distinta de las que había usado el resto de los días. La cámara con la que habitualmente hago las fotografías en blanco y negro, pero con un rollo de película para negativos en color. Como de costumbre, le he dedicado una publicación en Carlos en plata en la que explico los motivos por los que consideré esta opción, una mezcla de conveniencia y «votación popular» entre mis compañeras de viaje. Os invito a leerla si os interesa la parte más técnica de la fotografía. Si no, aquí os dejo algunas fotografías.
En su momento, ya hice un comentario y enseñé algunas fotos de la Maratón de Zaragoza de este 2024. Fotografías realizadas con una cámara digital, que, por su inmediatez, vienen bien para comentar en ese, compartir en redes sociales,… y esas cosas. Pero no es lo que más me estimula o me divierte. Aunque los resultados no siempre sean mejores, el desafío de usar la película fotográfica para estos eventos me estimula más. Y bueno… como es primavera, y suelo ir con tiempo para buscar una buen sitio, en el entorno del Parque Grande o, como este año, del Canal Imperial de Aragón, también algunos motivos florales. Los últimos tulipanes de la temporada, y las primeras rosas vistosas de la primavera.
Pero vayamos a lo que vamos, las fotos de la prueba deportiva. Como de costumbre, el comentario técnico de las mismas lo he publicado en una entrada en Substack, donde explico mis decisiones del material usado, cámara, óptica y película fotográfica. Pero como no todo el mundo está interesado en eso, aquí simplemente os dejo algunos ejemplos de las fotografías realizadas. Espero que os gusten.
Tercera entrega de las fotografías realizadas con película fotográfica tradicional durante el viaje de Semana Santa a las riberas del lago Constanza. Ya os comenté que expuse seis rollos durante el viaje; tres en blanco y negro y tres en color. Como utilicé dos tipos de película en color distinta, hoy va una segunda parte dedicada a la otra de ellas. Las cuestiones técnicas fotográficas de las fotografías las podéis encontrar en Viaje por el lago Constanza con película fotográfica (III) – Leica CL con Summicron-C 40 mm f2 y Kodak Ultra Max 400. Las fotografías de este rollo se tomaron en Constanza, Reichenau y Lindau (Alemania), en Bregenz (Austria) y St. Gallen (Suiza).
Además del día de fiesta local el 29 de enero, que como tal fiesta lo fue para todos los zaragozanos, me cogí un día extra para mí mismo, al día siguiente, 30 de enero. Lo hago ya habitualmente desde hace siete u ocho años. Y siempre aprovecho para irme a algún sitio en plan relajado, casi siempre con algunos amigos. Bueno… el año 2021, como estábamos bloqueados por las ondas epidémicas,… fue una caminata hasta la Cartuja Baja; no dio para más. Pero en esta ocasión, nos fuimos a Tarragona. Lo planificamos con mucha antelación, y conseguimos unos buenos precios en AVE.
Ya comenté en su momento. Hacía décadas que no revisitaba la ciudad mediterránea, antigua capital del mundo romano en la Península Ibérica. Así que no me extenderé mucho más por ese lado. Pero al igual que hice en Madrid, me llevé una cámara con película negativa en color, que me divierte mucho más que las cámaras digitales. Las cuestiones técnicas de las fotografías que os presento están en En Tarragona con película negativa en color – Pentax MX con Kodak Ultramax 400. Y aquí, simplemente, os dejo algunas de las fotos.