[Fotografía] Por una vez, sin que sirva de precedente, hablemos de chismes fotográficos

Fotografía

Antaño hablaba más de las cámaras y de los chismes fotográficos. Una de las entradas más visitadas de este Cuaderno de ruta durante un tiempo fue aquella en la que hablaba de la Panasonic GF1 cuando me la compré. Hace ya dos años bien pasados. Pero mi tendencia ha sido ha hablar cada vez más de fotografías y menos de chismes fotográficos. Que tienen una importancia muy relativa en realidad. Para aclarar mi situación al respecto, para aquellos que sean curiosos o les interese el tema, actualicé no hace mucho la página donde describo mis cámaras de uso habitual. Tengo bastantes más de las que necesito, aunque soy capaz de obtener diversión de todas ellas.

Sin embargo, esta semana, con motivo de la celebración en Las Vegas (EE.UU.) de una gigantesca feria dedicada al mundo de la electrónica de consumo, con su apartado dedicado a la fotografía, se han producido novedades, más o menos esperadas, que han revolucionado el mundillo.

Veamos algunos antecedentes. Cuando comenzó el auge de la fotografía digital, la cosa se dividía en dos. Cámaras réflex con captores de imagen grandes y caras, y compactas de diverso pelaje, razonablemente más asequibles, pero con captores de imagen pequeños. Las leyes de la física establecen dos cosas importantes. Cuanto más grande sea un captor de imagen digital, más grandes sean los millones de celdillas que recogen los valiosos fotones, más calidad tendrá la imagen final. Pero también serán más caro, y será mucho más exigente con las ópticas que haya que poner entre el sujeto y el captor para que estos fotones lleguen en condiciones a su destino final.

Reflejo

Una cámara ligera como la GF1, y un objetivo competente y luminoso como el M.Zuiko 45/1,8, son ideales para pasear o para ir de viaje, obteniendo detalles del mundo que nos rodea.

Como todas las tecnologías asociadas a la electrónica de consumo, poco a poco se asientan, los precios se moderan y se democratizan, y se produce el bum comercial, suponiendo que ese campo de la tecnología de consumo goce del beneplácito, natural o inducido, de las masas. Pero los principios antes indicados se han mantenido. A mejores precios, pero sigue habiendo compactas baratitas con pequeños captores, y réflex más caras de captores más grandes. Lo cierto es que para muchos consumidores la cosa ya va bien. De hecho, muchos consumidores se empiezan a sentir satisfechos con las cámaras incorporadas en sus teléfonos móviles. Teléfonos móviles, que «al volverse inteligentes» y lo suficientemente potentes para admitir la instalación de aplicaciones, se han convertido en pequeños ordenadores de bolsillo con cámara integrada capaces de un procesado más o menos personalizado de la imagen, y con unas inmensas potenciales para el intercambio social de la información visual.

Sin embargo, existen nichos ecológicos en la biosfera fotográfica que no han estado correctamente ocupados durante todos estos años. Uno de los más célebres es el de lo que Michael Johnston, responsable del estupendo blog The Online Photographer, denominó como la decisive moment digicam. Básicamente, lo que pedía ya en 2005 era una cámara de tamaño razonablemente compacto, con un captor de imagen grande, armada con un objetivo de focal fija luminoso, y que se pusiera en acción con agilidad. Un aparato que con discreción se pudiese llevar encima, y capaz de hacer fotografías de reportaje con presteza, como sucedía en tiempos de la fotografía química.

Muchos intentos se han realizado desde entonces para rellenar este nicho. Quizá no muy numeroso en términos de potenciales clientes, pero si muy prestigioso. Marcas como Sigma, Leica o más recientemente Fujifilm, se acercaron mucho al ideal, aunque con distinta fortuna. Quizá fuese la X100, el modelo de Fujifilm el que más se acerque al concepto.

Luces y sombras

Sin embargo, existen cámara réflex de tamaño bastante ajustado como la Pentax K-x, que con una óptica fija tipo "pancake" como el SMC-DA 40/2,8, pueden hacer un papel parecido. Y el tamaño del captor, más grande, favorece la calidad de imagen. Sin embargo, pocos fabricantes han dotado a las réflex digitales de los objetivos de focal fija y luminosa adecuados.

Mientras tanto, ha surgido otro nicho que es muy próximo al mencionado. Y es el de las cámara compactas de óptica intercambiable. En la medida en que el captor sea la suficientemente grande, y se le pueda calzar un óptica fija luminosa adecuada, la cosa va por ahí. De hecho, mi GF1 con el 20/1,7 se aproxima mucho ha este concepto. Sin embargo, estas cámaras han adolecido y adolecen de algunos problemas. Uno de ellos, el que más me molesta a mí en particular, es la ausencia de un visor apropiado. Hay muchas circunstancias en las que encuadrar mediante la pantalla trasera no es adecuado. Porque la brillante luz del sol la hace ilegible, porque es indiscreto fotografiar con la cámara al final de los brazos extendidos, porque no tiene tanta estabilidad y hay que usar velocidades de obturación más elevadas, etcétera. Yo he paliado estos problemas con ingenio y alguna ayuda adicional, pero están ahí. En el caso de las llamadas micro cuatro tercios, tienen el problema añadido de que la calidad de imagen de su captor, en condiciones de luz escasa cuando hay que tirar de ISOs altas, están un paso por detrás de las cámaras que utilizan captores más grandes. No es que me queje yo mucho de esta cuestión, pero también está ahí.

Expuesta la cuestión con una razonable extensión, las novedades de este principio de año vienen por dos bandas.

Por un lado, Canon nos propone una derivada de su serie G, la G1 X, con un captor algo mayor que el de las micro cuatro tercios, pero algo inferior a las APS-C de la marca. Eso sí, con su densidad de pixeles, lo que supone que dará lugar a fotografías con algo menos de resolución espacial, pero con la misma calidad de imagen, que no es poca. Las pegas que le veo leyendo sus especificaciones técnicas es que su objetivo de focal variable, aunque razonablemente luminoso en su extremo angular (f/2,8), es francamente poco luminoso en su extremo teleobjetivo (f/5,8). Y todo indica que su visor óptico va a ser regular tirando a malo, como también es tradición en la marca.

Por otro lado, Fujifilm ha lanzado una evolución de ópticas intercambiables de su X100. La X-Pro 1 está siendo la sensación del momento. Por su bonito diseño. Por sus innovaciones tecnológicas a nivel del captor de imagen y del visor óptico. Por su prometedora gama de luminosos óbjetivos de focal fija. Ya hay quien la llama la Leica de los pobres. … … … … Pero aquí vienen las posibles críticas. Primero. Lo correcto sería llamarla la Leica de los menos ricos. No se han dado a conocer precios oficiales, pero se comenta que el cuerpo con la focal estándar estaría entorno a los 2000 €. Mucho más asequible que la Leica M9. Pero de ahí a decir que es barata… Segundo. Tiene un tamaño similar a la Leica M9, que no es grande si la comparamos con las cámaras réflex con aspiraciones profesionales. Pero de ahí a decir que es una compacta… No. Es otra cosa. Por ejemplo, es notablemente más grande que las compactas de objetivos intercambiables. Evidentemente, busca competir con la prestigiosa firma alemana. Y probablemente con una muy buena opción. Pero decididamente, tampoco es esta la decisive moment digicam que proponía Johnston.

Dicho todo lo cual, si alguno de vosotros que podáis leer esto decide regalarme un Fujifilm X-Pro 1, le prometo que no me enfado. Y que le estaré eternamente agradecido. Aunque en realidad no la necesito. Pero a ser posible con el juego de tres objetivos inicial. Puestos ya…

Sólo me queda aportar una última reflexión. Pero no mía. Aunque me la apropio. La he encontrado hoy en el blog The Visual Science Lab/Kirk Tuck. Su tesis está muy clara. Una cámara de formato medio que te cuesta con objetivo y todo en torno a 30.000 euros seguro que produce una imagen mucho mejor en circunstancias ideales que una cámara micro cuatro tercios de 1.000 euros. Pero la inmensa mayoría de los mortales, al observar una copia impresa a 40 x 30 cms de una buena fotografía tomada por ambos equipos con una técnica esmerada, no encontrarán diferencias apreciables.

Hojas

Hasta ahora, la mejor calidad de imagen la hemos obtenido de los grandes captores como el de la Canon EOS 5D Mk.II. Además, las posibilidades estéticas derivadas del mayor control de la profundidad de campo con objetivos muy luminosos son mayores. Pero son equipos más grandotes y conspicuos. Y la nueva X-Pro 1 de Fujifilm ha venido para ponerlos en cuestión.