My week with Marilyn (2011), 26 de febrero de 2012.
Esta película fue vista en versión doblada como Mi semana con Marilyn, y en versión original por vías que no gustan a los productores y gentes del cine. Pero sigo diciendo que hay muchos que estamos dispuestos a pagar por productos correctos. Esta película es absurdo verla en versión doblada por que su mérito se basa en la interpretación de su protagonista, con su voz original. Y tal oferta no existe en pantalla grande en estos momentos en Zaragoza. Algunos estamos dispuestos a pagar por la cultura. El problema es que no nos quieren vender cultura. Nos quieren vender otra cosa. Que no queremos comprar. Por que no vale la pena. Hasta ahora, ante un estreno importante, veo las dos versiones. Pago por la absurda en castellano y me bajo como puedo la original en internet. Pero me estoy hartando de mostrar buena voluntad y de que me tomen el pelo. Porque además, en Zaragoza, las versiones originales, que son mejores, son más baratas encima. Jódete, y baila.
Una película sobre Marilyn Monroe y además protagonizada por Michelle Williams, papel por el que optaba a un óscar,… película obligatoria. A pesar de que las expectativas algo elevadas puedan ocasionar un batacazo. En cualquier caso, no había duda, había que ver el filme dirigido por Simon Curtis.
La película nos cuenta algunos aspectos del rodaje de The Prince and the Showgirl (El príncipe y la corista). Esta película, protagonizada por Marilyn (Michelle Williams) y coprotagonizada y dirigida por Laurence Olivier (Kenneth Branagh), forma parte del conjunto de filmes en el que la rubia actriz se ganó simultáneamente la contradictoria fama de imposible e imprescindible. Pero la historia está contada desde el punto de vista de Colin Clark (Eddie Redmayne), un hombre procedente de la aristocracia universitaria y política británica, que hizo cierta carrera en el mundo del cine, y que participó en aquel rodaje como tercer ayudante de dirección. El chico de los recados, vamos. Y según las memorias que publicó, durante una parte del rodaje mantuvo una especial relación con la actriz, que es lo que vemos reflejado en pantalla.
No entraremos a valorar lo que de cierto pueda haber en la historia de los personajes reales. La historia es utilizada por el director para realizar un retrato de las muchas vulnerabilidades de la célebre actriz, así como de algunas de sus notables fortalezas. Una historia corta, para lo que se lleva hoy en día, poco más de 90 minutos de duración, realizada con la artesanal precisión del cine británico. Por su propia naturaleza es una historia limitada en el tiempo, que no levanta mayores pasiones, más allá como ya he dicho de analizar la compleja realidad de uno de los iconos populares más sobresalientes del siglo XX.
La base de la película, lo que la sostiene por encima de todas las cosas, es la composición que del personaje realiza la protagonista. Michelle Williams nos ha demostrado en repetidas ocasiones que es una actriz algo más que competente. Probablemente una de las mejores intérpretes femeninas del momento, especialmente dentro de su generación. Y aquí compone un personaje contradictorio, como suponemos que fue Marilyn en la realidad. Ajusta su físico bastante bien al que tenía la rubia sex-symbol cuando rodó aquella película, curvilínea y muy sensual, muy alejada de los canones actuales de belleza anoréxica, pero sobretodo ajusta sus cambios de humor, la sutileza de sus gestos, su capacidad de manipular al entorno humano que la rodea, lo que hace que la película nos resulte a pesar de su excesiva frialdad, creible. Otra cuestión es el resto del reparto. Redmayne está correcto, pero su personaje no nos interesa en ningún momento. Aprecié mucho más su trabajo recientemente en la teleserie Birdsong. Branagh es un Laurence Olivier al que tardas un rato en identificar, aunque finalmente lo consigues. Y hay algún patinazo de reparto notable. Por ejemplo, tenemos a Julia Ormond, una actriz que goza de mis plenas simpatías, desaprovechada en general en el mundo del cine, pero que le ponen en el brete de dar vida a Vivien Leigh a sus cuarenta y tanto. Y yo no la veo. Me costaría mucho ver a ninguna a actriz actual como la Leigh, una de mis favoritas absolutas de la historia del cine, pero en cualquier caso a Ormond no la veo. Pero tampoco importa mucho. Un pequeño e instrascendente papel para la harrypotteriana Emma Watson, intentando bucear fuera del universo de los magos y las brujas. No tiene malas maneras, pero como digo tampoco hay mucha sustancia en lo que le dejan hacer.
Y eso es así porque como conclusión podemos decir que la película comienza y se acaba en la interpretación de Michelle Williams. Es su principal atractivo, pero también es su principal inconveniente, porque más allá de ahí, dentro de la corrección en su manufactura, poco más tiene que ofrecer. Hay muchos elementos desaprovechados, sobre una situación, el rodaje en Inglaterra de esta obra menor tanto de Olivier como de Monroe, pero que seguro que daba para algo con más chicha.
Por supuesto, antes le hubiera dado yo el óscar a la Williams que a la pesada de la Streep.
Valoración
- Dirección: ***
- Interpretación: ****
- Valoración subjetiva: ***