El último domingo de abril se viene celebrando desde hace unos años el Día Mundial de la Fotografía Estenopeica. Por lo tanto, hace una semana se celebró el correspondiente a 2020, lo cual pilló a buena parte de la humanidad confinados, en mayor o menor medida, por culpa de virus de Batman. Y la forma de celebrarlo es haciendo fotos. Estenopeicas, claro. Y debido al confinamiento de marras, la propuesta era realizarlas en interiores. Lo cual es un follón, porque los tiempos de exposición se hacen larguísimos si añades como factores el diminuto tamaño de la apertura del estenopo, la menor cantidad de luz disponible en interiores, y el fallo de la reciprocidad cuando se usa material sensible fotoquímico. Pero bueno. Aquí os dejo mis propuestas.
Bueno… hay una que no es estenopeica, pero como me gustó cómo me quedó… la he dejado. Fotografías realizadas con una Pentax MX y un «objetivo» Pinhole Pro con una apertura de 0,3 mm para un distancia focal de aproximadamente 50 mm. Película Ilford HP5 Plus 400 revelada en Kodak HC-110 dilución B (1+31), 5 minutos a 20 ºC.
Nuevo intento de encontrar una película de estreno interesante en las plataformas de cine y vídeo bajo demanda. De nuevo en Netflix, voy a por este drama, primer largometraje del norteamericano de padres taiwaneses, Alan Yang, que ha reunido ya varios premios y reconocimientos en el ámbito de la comedia televisiva. Pero aquí no se mueve en el ámbito de la comedia sino del drama existencial. Dicen que esta historia está basada en hechos acaecidos en su propia familia.
Para representar la vida en Taiwán del protagonista, opto por darme un paseo fotográfico por Tainan, la «capital» del sur del país.
Tigertail es la traducción al inglés de la localidad taiwanesa, Huwei, de donde procede el protagonista de la película, Pinjui (Hong-Chi Lee/Tzi Ma), un niño en la época en que el Kuomintang se hizo el poder en la isla proclamándose gobierno legítimo de la República de China, momento en el que ejerció gran represión sobre la población. Crecido en la pobreza, trabajador de un fábrica, se enamora de un guapa chica que está socialmente por encima de sus posibilidades, por lo que acaba aceptando el dinero de otro hombre para casarse con su hija y emigrar a Estados Unidos, donde pasa el resto de su vida. No precisamente feliz. La película va hacia delante y hacia atrás en la vida de Pinjui para contarnos su historia, y especialmente se ancla en su relación con su hija, ya adulta, Angela (Christine Ko), plenamente americanizada, pero con sus propios problemas.
La película está correctamente realizada e interpretada. Sin embargo, aunque leo que ha recibido buenas críticas en los medios especializados, a mí me parece que le falta algo. Especialmente le falta alma. Le falta ese toque que haga que nos importa lo que les pasa o por lo que han pasado los personajes que circulan por la pantalla. No soy partidario de las películas largas. Esta no lo es, poco mas de hora y media. Pero sí que opino que hay que contar todo lo que es importante. Y en esta ocasión, creo que hay muchas cosas que se dejan meramente indicadas, quizá se den por sabidas, pero el problema es que eso me descontextualiza mucho, y al fin me parece que el protagonista principal me parece un melón y deja de interesarme.
La película tiene los mimbres necesarios para hacer de ella, si no una producción memorable, por lo menos para que sea interesante hablando de diversos posibles temas; el clima político en Taiwan durante buena parte del siglo XX, la emigración china a Estados Unidos, los matrimonios concertados o por interés frente a la libertad de emparejamiento, los problemas de comunicación entre generaciones de familias en la inmigración, el papel de la mujer en determinadas culturas y su deseo de emancipación… de todos esos temas se podría haber hablado con los mimbres de la historia. Y al final en todos ellos nos quedamos con ganas. Una pena.
Con la llegada del mes de mayo, con la llegada previsible del calor, ya veremos si realmente sirve o no para frenar la transmisión del nuevo coronavirus, nos ha llegado también el gobierno tomando decisiones sobre cómo vamos a aterrizar en eso que llaman «nueva normalidad». ¿Unbrave new world que decía Aldous Huxley? Aunque el título de la famosa novela del británico hay que buscarlo en Shakespeare.
O wonder! How many goodly creatures are there here! How beauteous mankind is! O brave new world, That has such people in’t.
Pero yo todavía estoy con mis fotos de hace dos semanas. De un mundo, probablemente no feliz, quizá valiente, aunque mi impresión es que hay mucho miedo, quizá justificado, quizá por los motivos equivocados. Pero yo, en mis caminatas de 50 minutos, yendo o viniendo a trabajar, haciendo fotos. Por algún motivo, al mayoría, verticales. Cuando siempre había realizado más fotos horizontales. No sé. Las cuestiones técnicas en Quinta semana de aislamiento social – Minox 35 GT-E + Ilford FP4 Plus 125 a IE 250 (o así).