[Libro] Valerian: Shigouzlooz Inc. – Wilfrid Lupano y Mathieu Lauffray

Literatura

Cuando comenté el último libro que he leído de Yōko Ogawa estaba convencido de que no habría ocasión para añadir un libro más a la lista del 2022, y que me quedaría con los 30 que daban por cumplido mi reto anual, de lo que os hablaré mañana. Pero al día siguiente, terminando mis compras relacionadas con la Navidad y el Año Nuevo, entré en una librería especializada en cómics, fantasía y ciencia ficción, más por curiosear y coger ideas que para comprar, y me encontré con este volumen de la serie Valérian visto por… dedicado a las aventuras de Valérian y Laureline. Hace unas semanas os hablaba de los volúmenes realizados en los últimos años por autores distintos de los originales, Pierre Christin y Jean-Claude Mézières, a modo de homenaje. Y este es uno de ellos, con guion de Wilfrid Lupano e ilustración de Mathieu Lauffray. No conocía previamente a estos autores. El libro está traducido al castellano, y está muy recientemente publicado, si no recuerdo mal con fecha 6 de diciembre de 2022. O sea que es una novedad. Su original francés es de 2017. Creo que hasta ahora no había leído nunca una traducción al castellano de estas aventuras.

Este nuevo interés por las aventuras de los agentes espaciotemporales de Galaxity surgió con motivo de mi reciente estancia en Toulouse, así que unas fotos de la capital occitana para ilustrar la entrada.

El caso es que lo hojee en la tienda y se me apeteció. El argumento va sobre unos trapicheros que dañan un robot que contiene en sus datos de memoria un país independiente de carácter virtual en el cual se radican, por ser un paraíso fiscal, muchas empresas multinacionales del universo. Entre ellas, la que tras una apuesta en el juego se ha hecho con la propiedad del planeta Tierra,… de hace 3.800 millones de años, por lo que si interviene en el pone en riesgo la aparición de la vida sobre el planeta y todo lo que viene después. Galaxity destinará a Valérian y Laureline para resolver la situación. El problema es que su actual propietario no está interesado en el planeta sino en el código genético de Laureline, lo que le permitirá, por ser su propietario, crear una mercadería basada en la imagen y figura de la guapa agente espaciotemporal que se presume muy lucrativa. Aunque Laureline… no está precisamente por la labor.

Nos encontramos ante una de las aventuras de la pareja de agentes espacio temporales más divertidas que recuerdo. Muy dinámica, muy divertida, con fino sentido del humor, en el que ambos agentes conservan sus personalidades, Valérian siempre valiente pero bastante zoquete y capaz de liarlo todo, y Laureline proactiva, inteligente y resolutiva. Pero es que detrás de las aventuras y del humor no deja de haber una ingeniosa crítica a la hipocresía de las empresas multinacionales, de los sistemas comerciales, de los micropaíses que subsisten como paraísos fiscales, del empeño en poseer códigos genéticos o elementos naturales que no deberían tener ni reconocerse como propiedad de nadie… en fin, muchas de las prácticas carentes de ética de los sistemas empresariales y comerciales actuales.

Sinceramente, una vez empezado, porque no pensaba que iba a tener tiempo para ello, ya no pude dejar de encontrar momentos para terminarlo cuanto antes, porque realmente me lo pasaba muy bien con su lectura. Una aventura espacial, con Laureline de coprotagonista, divertida y con su enjundia. Quién puede pedir más.

[Libro] Là ou naissent les histoires – Pierre Christin y Virginie Augustin

Literatura

Aunque de vez en cuando incluyo un cómic entre mis libros, he de decir que mi viaje a finales de septiembre al sur de Francia reavivó mis ganas por este tipo de lecturas. En Toulouse, las librerías especializadas en todo o en parte a esta forma de arte gráfica y literaria tienen una densidad considerable. Es fácil ir encontrándose con ellas mientras pasea por la ciudad. Al menos por el centro histórico, por donde más se mueve el visitante foráneo. Y con escaparates generosos y bien presentados, no son librerías pequeñas y de aspecto marginal precisamente, te quedas mirando y te entran ganas de leer alguno de los títulos. Pero como no quería cargar el equipaje con libros para la vuelta, los libros incrementan el peso del equipaje muy deprisa, sólo adquirí uno. Con aventuras de Valérian y Laureline.

Ya comenté en su momento mi vinculación temprana con esta pareja de agentes espaciotemporales. Poco conocidos en nuestro país comparados con otros cómics franceses, determinadas causas y azares hicieron que entrara en contacto con estos personajes en mi adolescencia, siendo alguno de sus álbumes los primeros libros que leí en mi vida de un idioma distinto del español. Y como ya reconocí tímidamente en su momento, siempre he estado secretamente enamorado de Laureline. Los personajes fueron creados en 1967 por Pierre Christin en el guion y Jean-Claude Mézières en la ilustración. Ya octogenarios, Christin vive todavía y Mézières falleció recientemente, a principios de año. La aventura gráfica de la que hablo hoy pertenece a la serie Valérian, vu par… que publica Dargaud. La serie de Christin y Méziéres está cerrada formalmente. En esta serie se invita a otros autores a revisitar los personajes y su universo con su propio estilo y mirada. Estas aventuras tienen guion del propio Christin con las ilustraciones de Virginie Augustin, a quien no conocía.

Encontramos en esta historia a Valérian y Laureline convertidos en dos adolescentes que viven con «su tío» en París a principios del siglo XXI, mientras que a nivel galáctico, una raza capaz de inventar historias está agotando la materia prima de su planeta que les permite realizar esta tarea. A ello se suman otros interesados en encontrar esta materia prima, de la que alguien localiza depósitos en tierras de Georgia, el país del Cáucaso que fue antigua república soviética. Y allí se dirigirán nuestros adolescentes héroes de forma inadvertida, contribuyendo a resolver la crisis.

Quizá lo de menos es la historia de esta historieta. En su conjunto tiene un tono tranquilo, melancólico, con los dos protagonistas en «modo adolescente», sus personalidades están en potencia. Valérian es más decidido y aventurero, Laureline, como siempre, más reflexiva y resolutiva a la larga. Al fin y al cabo, es la realmente inteligente de los dos. Corazón y cerebro, aunque con los sexos cambiado según la patriarcal tradición de la literatura universal. Quizá no sea la aventura más emocionante que hay leído, ni de las mejores. Pero cumple su papel de mantener vivos a los personajes, al mismo tiempo que les dota de la nostalgia que acompaña una creación que sabemos que ha cumplido su ciclo. Yo también lo compré y lo leí por nostalgia. Y dentro de poco volveremos a esta cuestión de revisitar, reanimar o reimaginar viejos héroes del cómic.

[Cine] Valerian and the City of a Thousand Planets (2017)

Cine

Valerian and the City of a Thousand Planets (2017; 332017-1808)

Hace unas semanas, previendo este estreno, hice una entrada comentando las historietas de Valérian y Laureline. Allí exponía los trazos generales de las aventuras de los agentes espacio-temporales de origen francés. Pero me he dado cuenta ahora de que no contaba porqué yo les tengo tanto cariño a estos dos personajes… y antes de seguir adelante, lo quiero comentar un poco.

Las aventuras de Valérian y Laureline fueron las primeras historietas, y los primeros libros en general, que yo leí en mi vida en su idioma original, distinto del castellano. Tendría yo unos catorce o quince años, e hice amistad con un chico que tenía un primo cuya madre era francesa. Y él mismo, bilingüe. Y tenía buena parte de la colección de álbumes de las aventuras de estos dos héroes de historieta. En idioma original, porque he de confesar que hasta recientemente no las había visto publicadas en idioma castellano. Que no quiere decir que no existiesen, no lo sé, simplemente que no gozaron de la popularidad de otros héroes de historieta franceses en nuestro país. El caso es que aquel chico, de cuya vida no sé desde hace décadas, lo he buscado en redes sociales y no lo encuentro… me dejaba sus álbumes y yo los leía. Eran los típicos álbumes similares a los de Astérix, con aventuras que duraban 46 páginas de buen tamaño y tapas duras.

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Por muy mona que sea la modelo pijita londinense esta que encarna a Laureline en la película, yo sigo prefiriendo a la vivaz moza medieval francesa de los tebeos. Por ello, volveré a los bastiones y castillos del Perigord, que me recuerdan a ella.

No recuerdo si las aventuras que han inspirado la película de Luc Besson estaban entre las que leí. En cualquier caso, las releí recientemente en formato electrónico. Según nos cuentan, la película se basa en dos de los álbumes, L’Empire des mille planètes y L’Ambassadeur des Ombres. En realidad es una adaptación libre de esta última. De la primera, que curiosamente inspira el título de la película, sólo obtiene la idea de un gran mercado variopinto.

Como ya dije en su momento, miedo me daba lo que Besson hiciese con estos héroes a los que cogí tanto cariño en mi adolescencia, en la que me «enamoré» perdidamente de la intrépida Laureline. Quién no. El caso es que Besson es un director que tiene alguna película muy notable y un montón de «quiero y no puedo» o «quiero y no sé» en su filmografía. Las características de esta adaptación la hacían candidata a cualquiera de estas dos últimas categorías. He de decir que cuando salimos del cine el viernes, teníamos la sensación de habernos entretenido, que no es poco. Pero también de que conforme pasase el tiempo, ibamos a ver la película con otros ojos. No necesariamente los más positivos.

Para empezar, el título. Valérian. Ya nos decía algo. En el planteamiento del filme, Laureline iba a tener un papel un escalón por debajo del macho. Y si por algo se caracteriza la serie de historietas es por la reivindicación que hace de la mujer a través de nuestra heroína, que en las historietas procede de algún lugar de la Francia del siglo XI, mientras que en la película parece que ha estudiado en alguna universidad «contemporánea» (respecto a la cronología interna de la historia, claro). Los papeles en las historietas están muy bien definido. Valérian es el héroe fuerte y valiente. Pero con frecuencia mete la pata y es Laureline quien tiene que resolver la situación. Es una mujer valiente pero no temeraria, inteligente, que intenta resolver los problemas evitando la violencia y que, lejos del papel de «damisela en apuros» que parece el típico en las aventuras de toda la vida, es quien acaba rescatando al «héroe en apuros». De hecho, en el álbum en el que se inspira la película es la protagonista casi absoluta, pudiéndose considerar como una aventura de Laureline en la que el destino de Valérian es el mcguffin que mueve a la heroína a la acción. En un momento en el que cada vez hay más intentos de presentar heroínas con personalidad propia en un terreno tradicionalmente masculino como es el cine de aventuras, era la oportunidad para aprovechar un material de partida que, con muchas décadas de adelanto, ya se había situado en ese punto. Pues no… Al fin la historia la reselve el héroe y a tiros. Decepcionante. Deprimente.

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El segundo punto que marca la película es la historia en sí misma. El guion está descuidado. Parece que está hecho de retales. La aventura original es un exploración y una búsqueda a través de un mundo diverso, pero coherente. La película parece una acumulación de situaciones para permitir a los héroes desenvolverse en la acción, pero con poca coherencia entre ellas. Como si se tratase de un muestrario de capacidades para mostrar que Besson y su equipo son capaces de fabricar prodigios técnicos. El caso es que, por meritorio que pueda ser el mundo creado por los responsables del film, tienes la sensación de que recorren mundos ya trillados.

Y el tercer punto que quiero comentar es quizá uno de los más importantes; el reparto. Desde mi punto de vista, la pareja protagonista, Valérian (Dane DeHaan) y Laureline (Cara Delevingne), son un error de marca mayor. Sí. Son muy monos. Alegran la vista a los espectadores de ambos sexos. Son modernitos. Pero presentan unas limitaciones considerables a la hora de la interpretación. Hay momentos que chirrían notablemente. Y Delevingne confunde con frecuencia el plató de rodaje con la pasarela de los desfiles de modelos, lugar en el que su forma de caminar tendrá sentido, pero no cuando estas a punto de ser el primer plato de una suculenta cena. Un reparto de secundarios con cierto nombre no consigue salvar la papeleta.

Como he dicho, la sensación inmediata que produce la película es de entretenimiento. Y para aquellos espectadores menos exigentes, ya les valdrá. Pero quien tenga un poco de conocimiento y cultura de lo que es el cine de aventuras, o la ficción de aventuras en general, en seguida apreciará que las costuras de este largometraje están apenas hilvanadas y que se deshacen en la falta de sustancia con poco esfuerzo. No es una absoluta catástrofe como algunos la pintan, pero para las pretensiones que tenía, Besson hablaba ya de una trilogía, es un producto fallido.

Nota: Las aventuras de Valérian y Laureline NO copian a Star Wars… son anteriores en el tiempo. Son los diseños de Star Wars los que están inspirados cuando no copian con descaro pero de forma inconfesa a los de las aventuras de Valérian y Laureline.

Valoración

  • Dirección: ***
  • Interpretación: **
  • Valoración subjetiva: **/***

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[Libros] Valérian et Laureline

Literatura

Son muchos los que han realizado más o menos sesudos estudios sobre las influencias que recibió George Lucas a la hora de concebir Star Wars (La guerra de las galaxias), hayá por mediados de los años setenta del siglo XX. Desde las películas de samurais de Kurosawa en el cine, hasta las aventuras originales de Flash Gordon en las historietas de los años treinta del mismo siglo. No digo yo que no haya un poco de todo. Personalmente, siempre me pareció una variante de la leyenda de Robin Hood, el noble sajón que reune un grupo de proscritos para luchar con la tiranía de los invasores normandos en la Inglaterra de principios del segundo milenio. Darth Vader sería el shérif de Nottingham, claro. Luego, conforme se extendió la saga, las semejanzas se diluyeron, pero siempre me ha parecido que el grupo de acompañantes de Luke Skywalker por toda la galaxia tenían más en común con los proscritos del bosque de Sherwood que con otra cosa. Estoy divagando.

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Quien lea la entrada tendrá claro que mi personaje favorito en esta serie de historietas no es el osado Valérian, sino la inteligente (y además guapa) Laureline… que procede de la Francia medieval, con sus castillos y pueblecitos de calles empedradas… como los que me encontré en Perigord hace ya tiempo.

Otra de las influencias que se asegura que afectaron a Lucas fueron las historietas de Valérian y Laureline, del guionista Pierre Christin, el dibujante Jean-Claude Mézières y la colorista Évelyne Tranlé. Yo tuve la ocasión de leer algunas de sus aventuras en su idioma vernáculo, el francés, hace un tiempo. Estas aventuras se están poniéndo de moda por el estreno de un largometraje realizado por Luc Besson, que ya va anunciando que tiene escrita una segunda parte y pensada una tercera. Se estrena en España dentro de dos semanas, más o menos, y supongo que no podré evitar ir a verla por la añoranza de los personajes, que por otra parte no son muy conocidos en nuestro país. Pero la verdad es que tampoco tengo puestas muchas expectativas en esta película. Ya hablaremos de ella en su momento.

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Llega este renacimiento de los agentes espaciotemporales, el valiente Valérian y la guapa y, sobretodo, inteligente Laureline, en un tiempo donde surgen, casi se podría decir que proliferan, por todas partes las aventuras de viajeros en el tiempo, en concreto en su variante de agentes protectores de la historia y evitar las efectos en la misma que pueden tener los malvados que usan el viaje en el tiempo para fines egoistas o criminales. En las historietas original, las aventuras de esta pareja se sitúan a finales del tercer milenio en una galaxia dominada por los seres humanos, que han llegado a un nivel de evolución tecnológica y cultural que les permite vivir en un estado de ocio permanente. Pero también se ven sometidos con facilidad al riesgo de malvados que se aprovechan de la molicie general de los humanos. Por eso existe el servicio de agentes espaciotemporales. En un principio como viajeros al pasado con respecto a su época… bueno, Laureline es un fichaje que hacen en el siglo XI. Pero poco a poco sus aventuras se extienden por la galaxia y por el futuro en una space opera temporal, en la que se mezclan la aventura con mucha acción, el humor e incluso el romance y los problemas de pareja. No faltan las referencias cruzadas a otros temas y motivos de la cultura popular, de la historia del arte, o de la actualidad social y política francesa, algo que también se produce con otras series de historietas de su entorno.

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No cabe clasificarlas al nivel de las novelas gráficas más sesudas y trascendentes. Son exactamente eso, un entretenimiento que nació en la histórica revista Pilote, cuyo redactor jefe nada menos que el mismísimo René Goscinny, y que ha proporcionado décadas de entretenimiento a los franceses y a gentes de otras nacionalidades, dando a conocer a personajes como Astérix, Lucky Luke, el teniente Blueberry,… o Valérian y Laureline. A mí me parecen muy entretenidas. Y lo he de confesar… hace tiempo que estoy secretamente enamorado de Laureline. Pero es que soy débil… Y las rubias inteligentes, valientes pero no temerarias, y encima guapas, me privan.

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