[Libro de fotografia] Yōko – Masahisa Fukase

Fotografía

Las series de fotografías que ilustran esta entradas de este Cuaderno de ruta pueden verse, desprovistas de texto, en fotos en serie. Yōko Wanibe, la que fue esposa del fotógrafo japonés Masahisa Fukase, era originaria de Kanazawa, y allí nos vamos fotográficamente.

No es infrecuente que un fotógrafo haga de su esposa el motivo principal de su trabajo fotográfico. De forma esporádica, en alguno de sus proyectos o de forma sistemática. Hay varios nombres que se me vienen a la memoria. Elliot Erwitt fotografió a su esposa en escenas familiares en alguna ocasión, sola o con su bebé, June Newton, conocida también con su nombre de fotógrafa Alice Springs, la esposa de Helmut Newton, también aparecía con cierta frecuencia en la obra de este. Alfred Stieglitz fotografió con frecuencia a su esposa, la pintora Georgia O’Keeffe. Emmet Gowin es bien conocido por los retratos íntimos de su esposa Edith. Siempre me ha gustado mucho la obra de Harry Callahan, que fotografió repetidamente a su esposa Elleanor como principal sujeto de interés durante quince años.

Si nos centramos en Japón, pues al fin y al cabo el fotógrafo cuya obra nos interesa hoy es japonés, es bien conocido el Sentimental Journey de Nobuyoshi Araki, una inmensa declaración de amor a su esposa, Yōko. Obviamente, este nombre de mujer fue muy popular en una determinada época en el País del Sol Naciente. Cuando esta enfermó y falleció, volvió a ser el sujeto de la cámara de Araki, que publicó su Winter Journey en la que añade el duelo a esa declaración de amor hacia su esposa. No son pocos, por lo tanto, los fotógrafos que han dirigido su cámara hacia la persona más cercana. También encontraríamos la inversa, fotógrafas que dirigen su visión hacia su pareja. Sea hombre como hace Pixy Liao, en un trabajo subversivo sobre los roles tradicionales de la pareja, o sea mujer, como las fotografías más íntimas y familiares de Annie Leibovitz en la que aparece con frecuencia Susan Sontag. Quizá sea más frecuente en las fotógrafas que dirijan su cámara hacia otros miembros de la familia, especialmente los hijos, como hacía Sally Mann.

Masahisa Fukase es un fotógrafo que nunca me ha dejado indiferente. Por supuesto, la obra de Fukase que primero conocí fue Karasu 烏 (Cuervos), una serie que muchos consideran una de las obras maestras de la historia de la fotografía, y que fue provocada por la separación de su esposa, cuando tras trece años conviviendo, la pareja se separó y se divorció. Una monumental manifestación de duelo de carácter expresionista, muy poderosa. Sin embargo, el único libro que tenía del autor japonés hasta el momento es Kazoku 家族 (Familia), una serie de retratos familiares realizados a lo largo de los años, y que a mí me parece otra genialidad absoluta. En estos retratos aparece también Yōko, siempre de una forma que denota que es el miembro «apegado» o «extraño» de esa familia. Uno de mis libros favoritos en mi biblioteca de libros fotográficos.

Cuando hace unos meses me enteré de la edición del libro que nos ocupa hoy, dedicado integralmente a Yōko, y tras haber visto algunas muestras de lo que iba a ser su contenido, decidí que tenía que ser mío. No ha sido tan fácil como parece. Publicado en Japón, me ha costado encontrar una librería dentro de la Unión Europea, evitando demenciales costos de transporte y el riesgo del sablazo en la aduana, que lo tuvieran disponible y con un precio razonable y no desmesuradamente inflado. Y ya puedo decir que también ha pasado a formar parte de mis libros de fotografía favoritos en mi biblioteca. Con fotografías procedentes de diversas series del fotógrafo, como las ya mencionadas Karasu y Kazoku, hay otras muchas que nos hablan de su vida cotidiana, y especialmente de la personalidad vital y compleja de esa mujer que probablemente fue el centro de la vida del autor desde el principio de los años 60 del siglo XX y hasta mediados de los años 70, y más allá si contamos el largo período de duelo que sufrió el fotógrafo. Un libro, que en estos momentos, me parece imprescindible.

[Recomendaciones fotográficas] Fukase una vez más y paisajes diversos

Fotografía

Las series de fotografías que ilustran esta entradas de este Cuaderno de ruta pueden verse, desprovistas de texto, en fotos en serie. Un adelanto de fotografías realizados con un «nuevo» objetivo (comprado de segunda mano) del que hablaré pronto.

Esta semana tampoco tengo muchos marcadores… pero aún me da para comentar la obra de cuatro fotógrafos. Que me han parecido muy interesantes. Uno es uno de mis fotógrafos favoritos, del que ya he hablado en otras ocasiones. Los otros tres son una recomendación de FlakPhoto, lo cual es raro, porque los fotógrafos que recomienda esta gente sólo me llaman la atención de Pascuas a Ramos.

La obra de Masahisa Fukase está profundamente vinculada a su mujer. Buena parte de su obra cuando vivía con Yoko está dedicada a ella, y buena parte de la que hizo después de su divorcio está vinculada al duelo por la pérdida. Y la pena es que Fukase permaneció en coma durante veinte de sus 78 años, los últimos veinte antes de morir. Quien sabe por dónde podría haber ido. En AnOther Magazine nos han hablado precisamente de Yoko, la que fue su mujer, y de las fotografías que le hizo. Posadas o espontáneas. Retratos o desnudos. En el estudio, en la intimidad del hogar, o en la playa de vacaciones. El caso es que la imagen que tenemos de Yoko Miyoshi a través de las fotografías de Fukase es de una mujer de extraordinaria vitalidad de la que no podríamos enamorar cualquiera. Me gustaría conseguir el libro recién publicado con fotografías de Yoko… pero sólo lo encuentro en sitios japoneses. A ver como me las apaño.

De los fotógrafos recomendados en FlakPhoto, la primera es Anna Schneider, una nortemericana que reside en el norte de California y que se centra en los paisajes forestales de los Estados Unidos, incluyendo también retratos de las gentes que viven y habitan en estas regiones. Los paisajes me gustan. Los retratos no están mal. Y el tono general de la obra de Schneider me sugiere cosas, o me invita a fotografiar de una determinada forma.

El segundo es Arnaud Teicher, un francés que vive y trabaja en el sur de Francia, y que centra su trabajo principalmente en la montaña, abundante en estas regiones francesas. Su mirada de todas formas no se dirige hacia la paisajes majestuosos y vírgenes. Se centra principalmente en la montaña como entorno donde el ser humano vive y trabaja. E impacta, de forma importante en el paisaje. Por ejemplo, tiene una serie dedicada a los incendios forestales. U otra dedicada al impacto de la pujanza demográfica de determinadas comarcas próximas a las montañas. Me ha parecido muy interesante dentro de ese tema general, que tanto me atrae, el paisaje alterado por el ser humano.

Finalmente, el también norteamericano Paul Stapp se centra en el paisaje urbano. El cual fotografía con cámara de gran formato, buscando las formas geométricas, y desprovisto de seres humanos, aunque obviamente su presencia se percibe por todos los lados. Por la propia naturaleza de lo que es una ciudad, pero también porque siempre hay restos de que ahí ha habido alguien haciendo cosas. También me ha parecido inspirador.

[Recomendaciones fotográficas] Pentax, exposiciones PhotoEspaña 2024 y alguna más

Fotografía

Para los aficionados a la fotografía con película tradicional, las noticias de esta semana ha estado marcada por un acontecimiento cuya trascendencia real se verá con el tiempo. Ricoh Imaging, que posee los derechos de la marca Pentax, ha lanzado al mercado la Pentax 17. Una cámara compacta para película de 35 mm que permite obtener 72-75 exposiciones de 24 x 17 mm en un rollo de 36 exposiciones estándar, en lugar de las previstas 36-38 exposiciones de 24 x 36 mm. En principio, con algunas diferencias, como el flash incorporado, su capacidad para enfocar por estimación, y algún modo de exposición dentro del automatismo total de la cámara, algo muy similar a la Olympus Pen EE3 que uso con cierta frecuencia.

No voy a entrar aquí en detallar las cuestiones más importantes de la cámara, las que gustan y las que no. Si leéis en inglés os propongo este artículo de Wesley Verhoeve. Pero ya advierto, la mayor parte de lo que se ha escrito sobre la cámara lo está más como fenómeno hipster, como tanto sobre fotografía fotoquímica, que como análisis objetivos sobre el aparato. En fin… muchos son muy optimistas… pero sólo es una cámara sencilla, aunque aparentemente bien hecha, lo que se nota en su precio, que todavía hay que ver qué tirón tiene más allá de la novedad inicial. Así que vamos con el tema principal de las recomendaciones de hoy. Las exposiciones de PhotoEspaña que he podido ver. La que he visto en Zaragoza y las que me dio tiempo a ver en Madrid. No hablaré de todas. Sólo de las que me interesaron más.

En Zaragoza, en la Lonja, tenemos la exposición retrospectiva de Pilar Aymerich, una de las pocas fotógrafas, mujeres, que se movió en la prensa española en el tardofranquismo y en la transición, y que se han puesto de moda en los últimos años. Porque lo merecían en la mayor parte de los casos. Y desde ese punto de vista, la exposición que he visto está bastante bien. Y como profesional me parece bastante más interesante que alguna otra que se puso de moda, y me pareció más circunstancial. Puestos a recomendar mujeres fotógrafas, la emparejaría, aunque tengan estilos muy distintos, con la venezolana nacida suiza Barbara Brändli, una modelo que tuvo su momento en el París de los años 50, y que se pasó al otro lado de la cámara cuando se trasladó a Venezuela, donde realizó su actividad profesional como fotógrafa durante décadas, con reportajes en el mundo de la danza y el teatro, pero también entre los pueblos indígenas de la región amazónica del país, entre otros temas. Se puede ver en CentroCentro, aunque palacio de Correos y Telecomunicaciones, en Madrid.

El Círculo de Bellas Artes de Madrid siempre tiene una actividad destacada durante PhotoEspaña. Dos de las exposiciones actuales me interesaron y voy a comentar. Aunque una de ellas no aparece en el programa del festival. Supongo que ha coincidido su programación por el CBA con la programación del festival. No sé. La que no está es un clásico de la fotografía española de la segunda mitad del siglo XX, la España oculta de Cristina García Rodero. Una de las obras magnas de la fotografía española, ese recorrido por la España profunda buscando las tradiciones sobre el mundo religioso, místico, mágico, en una España que, para mí, daba mucho miedo. Por las connotaciones que sugería de incultura y fanatismo. Pero es una serie que es interpretada de muchas formas. Imprescindible. También en el CBA encontramos la serie Karasu 烏 (Cuervos) de Masahisa Fukase. Otra imprescindible sobre el amor, el duelo y la pérdida, que surge a partir del divorcio de su esposa Yoko. Me pone muy nervioso ese caracter, 烏, cuervo, por su semejanza con el de pájaro, 鳥 tori. Sólo se diferencia en un trazo… que si no estás habituado, es muy sutil. En cualquier caso, para muchos, una obra maestra.

Quizá se pueda considerar que la exposición estrella del festival es la dedicada a Erwin Olaf. La principal antológica retrospectiva del fotógrafo neerlandés tras su fallecimiento en 2023 por las complicaciones tras un trasplante de pulmón. Olaf es un fotógrafo que conocí pronto cuando comencé con mi afición a la fotografía. En un momento en el que empezaba a ser popular fuera de su país, pero no al nivel que habría de alcanzar. Un fotógrafo que me sorprendía por la perfección técnica de sus fotografías, en su mayor parte retratos o fotografías escenificadas, en las que lanza su mensaje sobre sexualidad, sobre la soledad, sobre la incomunicación,… una fotografía mucho más política de lo que parece en un primer instante. Es una excelente exposición que justifica el viaje para el amante a la fotografía.

Y termino con mi sorpresa agradable. Mi hallazgo de un fotógrafo que no conocía. No conocía tampoco la sala de exposiciones del Espacio Cultural Serrería Belga, unos antiguos talleres industriales reconvertidos en un centro cultural, cerca de Atocha, junto a Caixaforum. Allí se celebra la exposición retrospectiva dedicada al ucraniano Boris Savelev, un fotógrafo ucraniano, que fue de los pocos que trabajaron de forma independiente durante los tiempos de la Unión Soviética, habiendo residido en Moscú y San Petersburgo. Desde que en 2014 comenzaron los conflictos entre Rusia y Ucrania, se volvió a esta última, y con la guerra encima se refugió en Vigo. El caso es que tenemos una exposición con fotografías de muy alto nivel, algunas en blanco y negro, pero muchas en color. Un color maravilloso ya que durante años usó el material Kodachrome, en sus sensibilidades ISO 25, 64 y 200, que, junto con su capacidad para ver el momento y su capacidad para componer integrando el color como pocos en la composición, genera imágenes de muy alta calidad artística y conceptual. Me gustó mucho. Me gustaría tener algún libro de este fotógrafo. Pero solo encuentro de segunda mano y a precios muy elevados.

[Recomendaciones fotográficas] Fukase, daguerrotipos y otras historias de la historia

Fotografía

En la sección de fotografía de la página de la NPR, el servicio de radiodifusión pública de los Estados Unidos, nos habla de las viejas fotografías y daguerrotipos que ha adquirido la Smithsonian. Se trataría de una colección privada de los originales y las copias fotográficas que se deberían a los primeros fotógrafos de origen afroamericano que se dedicaron al incipiente negocio hacia la mitad del siglo XIX. Nombres que probablemente sonarán poco como James P. Ball, Glenalvin Goodridge y Augustus Washington. Estos son algunos de los fotógrafos identificados y los más conocidos, que incluso tienen su propia página en Wikipedia, en inglés. Y por supuesto, en la mayor parte de los casos, personas que pudieron ejercer su profesión en el norte de los Estados Unidos. Que en el sur no estaban para estas fiestas. Interesante, sin duda.

Un adelanto del último rollo que hice en el espectro del infrarrojo y que tengo pendiente todavía de comentar. Un rollo que considero bastante afortunado, a pesar de que fue hecho en una situación de cansancio y mucho calor. Algo propenso a los errores.

Imogen Cunningham fue una fotógrafa excelente, y con una vida interesantísima, tanto por sí misma y su por su trabajo como por la cantidad de gente interesante con la que se relación, especialmente en el mundo de las artes, fotografía incluida. Y vivió muchos años, 93, en estado de gran lucidez. Y siendo tan anciana, también dedicó parte de su trabajo a fotografiar a personas ancianas. Con la misma sensibilidad, estética y cuidado con la que fotografía todos los retratos que hizo a lo largo de su larga vida. Y mucho de ellos cuando ella misma había entrado en sus últimas décadas de vida. Un ejemplo admirable para todo el mundo, se dedique a lo que se dedique. Nos lo han contado en Casual Photophile. A ver si le perdemos un poco de miedo a nuestra propia evolución personal, a nuestro envejecimiento y el final de nuestra vida que lógicamente lleva consigo y detrás. Es ley de vida.

Más retratos. Los de las gentes de la antigua RDA, la Alemania del este, donde todo se supone que era gris y triste. Pero como nos cuentan en Blind Magazine, ahí tenemos los retratos de la fotógrafa Ute Mahler para demostrar que, incluso en los lugares más tristes, los seres humanos, en compañía de sus familias y de sus amigos, son capaces de encontrar momentos de alegría y de felicidad. Lo cual no justifica esos regímenes grises y tristes. Pero sí humaniza a quienes los sufrieron.

Masahisa Fukase, está de moda. Casi diez años después de su muerte, su obra es reivindicada constantemente. Si unos de mis libros favoritos del fotógrafo, y en general, es 家族 Kazoku (familia), el más conocido de su obra fue 鴉 Karasu (cuervos), en el que expresa, a través de estos animales, el profundo dolor que le causo ser abandonado por su esposa, Yoko. En su cuenta de instagram, Leire Etxazarra nos ha contado un poco sobre ello.

Y en Creative Boom nos hablan de otra de las fijaciones de Fukase por los animales. En esta ocasión por los gatos. En concreto por Sasuke, decenas de veces fotografiado, retratado, con un sentido alegre, y al mismo tiempo cariñoso… como quien se fija en las andanzas y devenires de un niño cuando va creciendo. Es notable la variedad de registros de este fotógrafo, sin perder su personalidad artística en sus trabajos, no importa si reflejan amor, tristeza, devastación, ternura o alegría.

[Libros de fotografía] Fukase y familia, y algunas cosas más

Fotografía

Hoy os cuento mis últimas incorporaciones a mi biblioteca de libros de fotografía, de las que una es transcendente y las otras… pues un poco más anecdóticas. Dejemos lo «gordo» para el final.

El domingo estuve de amplio paseo matinal con un par de cámaras. Experimentando la estenopeica en color, por un lado, tengo mis dudas sobre el resultado, que ya está camino del laboratorio, un rollo de Kodak Portra 400 en formato 120, y algunas fotos con Ilford Pan F Plus en la Olympus Pen F, cuyos primeros resultados espero poder mostraros pronto. Pero en estas estaba cuando pasé por la Casa de los Morlanes, donde hace unos meses expusimos nuestras fotografías estenopeicas, y me dirigí a contemplar la exposición actual.

Algunas fotografías de 1996, el año del certamen cuyo catálogo os comento hoy, realizadas con la Zeiss Ikon Contessa que compré en el mismo.

Bajo el título La arena del tiempo, el turolense Pedro Pérez Esteban nos hace un recorrido por los restos de la fallida industrialización en la provincia de Teruel. Un ejercicio de nostalgia, reflexión y arqueología industrial alrededor de los hoy abandonados ferrocarriles, minas y centrales térmicas que intentaron situar a la grande y poco poblada provincia sur de la Comunidad Autónoma de Aragón. Y todo ello en forma de unas cuantas series de fotografía en blanco y negro, que yo considero tienen bastante calidad, tanto en sus valores documentales como estéticos. Existen también fotografías de series que aúnan los lugares con las personas, donde usa el color. Series muy necesarias, aunque menos conseguidas, desde mi punto de vistas, que los paisajes industriales previos. En general, la exposición me gustó mucho, y me llevé el catálogo de la misma. Por cuatro modestos euros, te llevas a casa algunas fotografías muy interesantes.

El día de San Valero, 29 de enero, festivo local en Zaragoza, como es tradición quedé a comer con mi hermana y mi sobrino, que pronto cumplirá los 11 años. Tras pasar la mañana por el centro de la ciudad, me trasladé a la zona de la plaza de San Francisco, cerca del restaurante, pero como era pronto, me entretuve en una librería de viejo y ocasión que hay por ahí, y que no visitaba desde hacía mucho tiempo. Compré tres libros. Uno de lectura, del que ya hablaré en su momento, y dos de fotografía.

Uno pertenece a la colección Cuarto Oscuro, unos libros editados por algunas administraciones públicas locales y las prensas universitarias de Zaragoza, algunos de los cuales presentaban la obra de autores premiados en una cadena comercial muy conocida. El fotógrafo es Xiqi Yuwang, un fotógrafo nacido en China y que en su momento se instaló en Valencia, y el trabajo presentado en el libro es Ye Tianan, memoria de un monje shaolín. Realizado sobre película, en formato medio cuadrado, nos habla de la integración (o falta de ella) de los inmigrantes chinos en la sociedad española, ridiculizando los tópicos y con no poco humor. Ahora que estamos asistiendo a un cierta ola de racismo y xenofobia hacia la comunidad china en España por la epidemia de coronavirus, más pertinente que nunca. La verdad es que está muy bien. Y me costó menos de 5 euros… Tengo que pasar más a menudo por esta librería.

El otro que compré… lo hice un poco por nostalgia. Se trata del catálogo general de la segunda edición, la de 1996, del certamen de fotografía Huesca Imagen. Aquellos certámenes, comisariados por Julio Álvarez, de la Galería Spectrum de Zaragoza, fueron una oportunidad impagable de ver exposiciones de fotografía de calidad, simplemente desplazándote a pasar el día a Huesca. Drtikol, Sougez, los fotógrafos de la Farm Security Administration, entre otros, fueron algunos de los autores que se pudieron ver aquel año. Yo hacía coincidir mi visita con la feria de material fotográfico de ocasión, a principios de mayo, y aquel año compré mi primera cámara antigua, clásica o como la queráis llamar, la Zeiss Ikon Contessa, que estrené en el aeródromo de Monflorite, cuando era un lugar acogedor. Ya digo… mucha nostalgia, 23 años después.

Finalmente, ese mismo día me regalaron un libro que desde ya mismo forma parte de mis preferidos de mi biblioteca. Se trata de Kazoku [家族] (Family) del japonés Fukase Masahisa [深瀬 昌久] (recuerdo que en japonés el nombre de familia, el apellido, va por delante). Y se trata de una reedición reciente de uno de sus últimos libros, de 1991. Fukase, nacido en una ciudad de la isla de Hokkaido en 1934, sufrió un accidente en 1992 que lo mantuvo en coma hasta su muerte en 2012. Era uno de sus libros más raros de encontrar hasta esta reedición. Su obra más conocida es Karasu [カラス] (Cuervos), oscura obsesión por estas aves que resultó del duelo por la separación de su amada esposa Yoko, que lo abandonó en los años 70. Pero yo prefiero esta serie dedicada a su familia. Fotografías realizadas en torno a y en el negocio familiar de fotografía en su ciudad natal Bifuka. Realizadas con la cámara de banco del mismo, nos presenta una serie de fotografías familiares, aparentemente como las que se podría hacer cualquier familia, en la que frecuentemente observamos elementos extraños, o poses inusuales, muchas veces humorísticas, pero en las que apreciamos también el paso del tiempo y el acontecer entre las fotografías de sucesos, unas veces alegres, otras veces tristes. Desde mi punto de vista, a pesar de su aparente informalidad y desenfado en ocasiones, tiene una gran riqueza conceptual, una profunda humanidad, y representa claramente la importancia que para el fotógrafo tenían los vínculos familiares. Las fotografías abarcan desde mediados de los años 70 del siglo XX hasta 1989. Os dejo con un vídeo de la primera edición, no la actual.

[Recomendaciones fotográficas] Chernobyl y fotografía japonesa

Fotografía

Normalmente suelo reservar mis recomendaciones fotográficas para la tranquilidad de los domingos por la mañana. Y de hecho, tengo algunos marcadores guardados que, tal vez, si no surge otra cuestión más interesante, sirvan para hablar de otras recomendaciones fotográficas al final de la semana. Pero un par de cuestiones me han impulsado a escribir las de hoy.

Terminada la maquetación de los libros de fotografía de mi reciente viaje a China, he empezado a investigar el rendimiento de algunas de las fotografías digitales reveladas en blanco y negro. Y lo cierto es que me parece un camino interesante para algunas de ellas.

Aunque no ha llegado todavía el momento de hablar sobre ella, estoy bastante impactado por la serie de HBO Chernobyl. Una serie superlativa. Una obra maestra del medio televisivo. Y al mismo tiempo, una obra maestra del medio cinematográfico, aunque este reservada a la pequeña pantalla. En las series televisivas, la autoría se la suele llevar un señor que no es el director de la serie, al contrario de lo que sucede en el cine. Es el creador de la serie, un señor que luego aparecerá en los créditos como productor ejecutivo o entre los guionistas, aunque cada vez con más frecuencia aparece bajo ese epígrafe de creador. Entre los angloparlantes es frecuente oír hablar de él como showrunner. El director de una serie suele ser múltiple; cada episodio puede tener un director distinto. Y es una labor más artesana que en las producciones para la gran pantalla. No se le reconoce la autoría de la producción. Aunque conforme aumenta la complejidad de las series de televisión, su papel se vuelve más importante. Los cinco episodios de esta serie han sido dirigidos por el mismo director, Johan Renck, un sueco que ha desarrollado su carrera en la televisión, los vídeos musicales y la publicidad. Pero Renck también es fotógrafo. Y recientemente, con motivo del lanzamiento al mercado de los nuevos productos de Hasselblad, esta marca ha publicado un artículo con fotografías de rodaje de Renck de la serie Chernobyl. Y están muy bien, y recogen perfectamente el ambiente de la serie, cuyo director de fotografía es Jakob Ihre. Otro sueco. En la página web de Renck encontramos más ejemplos de su trabajo fotográfico, que principalmente se desarrolla en el ámbito de la fotografía comercial de publicidad y moda. No soy muy dado a publicar recomendaciones procedentes de las páginas comerciales de las marcas de equipos, pero en esta ocasión… me parece oportuna la excepción.

Llevamos unos días debatiendo el segundo turno de vacaciones que disfrutaré a primeros de octubre. Hace tiempo que llevamos hablando de volver a Japón. Pero no lo tenía yo previsto para este año. Ya hemos viajado a Asia, a China. No tenemos una idea clara, al menos todavía, de qué haríamos, aunque por motivo que puedo comentar tendríamos que pasar algunos días en Osaka. Y también está la cuestión de que me desequilibra un poco el presupuesto personal destinado a viajes. China es bastante más barato que Japón. Pero el tema está encima de la mesa. Lo cual ha coincidido con el acceso a varios enlaces en los que se relaciona la fotografía y el país nipón, como para tentarme. Voy a comentar algunos.

En Feature Shoot nos hablan de la fotógrafa Michiko Chiyoda, tanto sus serenas series en blanco y negro, que aportan notables dosis de nostalgia hacia el Japón más tradicional, vemos fotografías en color, en una serie dedicada a la caligrafía tradicional. En cualquier caso, me parecen fotografías bellas, poéticas y una autora a seguir con atención.

Otra fotógrafa, que me llamó la atención en una entrada de Phases Magazine. Se trata de Mayumi Suzuki. Es hija y nieta de fotógrafos que mantuvieron durante décadas su estudio fotográfico en Onagawa, su ciudad natal. El tsunami de 2011 destruyó la ciudad y sus padres desaparecieron. Su fotografía, con cámara de campo de gran formato, está muy ligada al territorio y a las relaciones familiares.

Cuando fotografía y literatura se funden en una misma obra, generalmente, aunque no necesariamente, un libro, suelen salir trabajos muy interesante. Elizabeth Avedon nos habla en una entrada reciente de su blog de Kwaidan, en la que se combinan las historias fantasmales de los primeros años del siglo XX de Lafcadio Hearn con las fotografías del fotógrafo actual pero de estilo tradicional Hiroshi Watanabe. Un libro que no me importaría tener.

Masahisa Fukase fue un fotógrafo japonés conocido por su tendencia a la obsesión. Se obsesionó por los gatos. Se obsesionó por su segunda mujer, Yoko Wanibe (también aquí y aquí), que acabó abandonándolo harta de esa obsesión. Y como consecuencia del duelo por el abandono, se obsesionó por los cuervos, fotografías que constituyen su trabajo más celebre. Aunque también el que le llevó a un final trágico. De todo ello nos hablan, y lo explican muy bien, en Cartier-Bresson es un reloj.

Por último, me ha llamado el artículo que en Old Skull han dedicado a las fotografías que del viaje a Tokio hicieron Damjan Cvetkov Dimitrov y Nina Geometrieva. Alojados en un hotel cápsula, dedicaron su viaje al Tokio más futurista, a la arquitectura más moderna. Quizá también la más deshumanizada. País de contrastes se suele denominar a Japón (y a tantos otros). Pero esos contrastes quizá sean más notables en la capital.

[Fotografía] Recomendaciones semanales; algún obituario y fotógrafos muy diversos este domingo

Fotografía

La noticia del fallecimiento de Bert Stern (1929 – 2013) apareció en muchas fuentes de información en internet. De este fotógrafo ya os hablé en su momento a propósito de un documental que emitió hace un tiempo la televisión de pago. Aunque sus aportaciones al mundo de la fotografía y de la publicidad fueron numerosas, es especialmente conocido por las fotografías que realizó en el verano de 1962 de Marilyn Monroe, poco antes del fallecimiento de la actriz.

Un nombre al que no he prestado la atención que se merecía es Gabriel Cualladó (1925 – 2003), fotógrafo español que falleció ahora hace 10 años. En Fundación Foto Colectania nos hablan de la exposición que están llevando a cabo de este autor hasta el 21 de septiembre, y reproducen un diálogo con el fotógrafo, así como algunas de las fotografía más interesantes. Hay que revisar la fotografía de Cualladó

De vuelta a casa por el parque y el canal

Las fotos de hoy son de diversos momentos de los meses pasados. En parte recuperadas comprobando lo que tenía de fotografía crepuscular o nocturna, motivado por el reciente taller de fotografía nocturna.

De vuelta a casa por el parque y el canal

Tradicionalmente soy más de cámara en mano y búsqueda casual de la escena que me puede interesar. Estas dos fotografías son de un paseo de vuelta del cine hacia casa, pasando por el Parque Grande y el Canal Imperial de Aragón.

Hace unas semanas mencioné a Luigi Ghirri (1942 – 1992) a propósito de una editorial que había reeditado un libro suyo en formato electrónico. Pero no investigué mucho acerca del fotógrafo. Esta semana, en Cada día un fotógrafo/Fotógrafos en la red le han dedicado una entrada, y he estado mirando por ahí para conocer mejor su obra. Quizá os interese. Fotografías muy en la línea de la New Topographics de los norteamericanos, pero quizá con un tratamiento especial, de colores suaves y estética cuidada. No sé. Cada cual juzgue. En cualquier caso, es un fotógrafo tristemente fallecido muy joven en 1992.

Me encuentro en el Tumblr de LPV Magazine, Photographs on the Brain, algunas fotografías de Masahisa Fukase (1934 – 2012), que encuentro muy inquietantes y muy atractivas al mismo tiempo. Ya he comentado en más de una ocasión que cada vez me interesa más la fotografía que nos llega de Japón, actual o pasada.

Uno siempre asocia la Agencia Magnum a fotógrafos consagrados y conocidos que se curten en mil batallas y ambientes. Pero lo cierto es que los fotógrafos de la agencia se van renovando y de vez en cuando incorporan nuevos nombres. Generalmente de fotógrafos que ya han alcanzado cierto prestigio en la profesión, pero son menos conocidos del público. BJP online nos informa de que recientemente ha habido dos incorporaciones con nuevos miembros con todos los derechos. Las de Peter van AgtmaelOlivia Arthur. La segunda ya había sido mencionada en alguna ocasión en estas páginas. La verdad es que me gustan sus fotografías, cuadraditas y con unos colores muy agradables.

Tarde de nubes y lluvias

También he encontrado una pequeña serie que había olvidado. Una serie casual tomada una tarde de reunión de trabajo en el Hospital Clínico Universitario de Zaragoza.

Tarde de nubes y lluvias

Cielos nublado y lluvia, que no impedían a estas chicas entrenar su próximo partido de rugby en la Ciudad Universitaria.

Tarde de nubes y lluvias

Nubes que se fueron abriendo cuando llegué a la plaza de San Francisco, aunque la luz empezaba a ser más escasa por la hora.

¿Podemos considerar como un cuento de hadas la vida de los campesinos rumanos de Transilvania, a pesar de sus limitaciones económicas y tecnológicas? En The New York Times parece que son capaces de verlo así, y nos ofrecen las fotografías de Rena Effendi para National Geographic para demostrarlo. La belleza del lugar y de las fotografías parece demostrarlo; la pobreza y fuerte inmigración de rumanos por el mundo parecen negarlo.

Ayer os hablaba del taller de fotografía nocturna en el que participé el viernes. Pero me siento absolutamente disminuido y acomplejado al contemplar los paisajes urbanos (y también naturales) de Luca Campigotto, tomados con una cámara de gran formato y largas exposiciones. Me parece de gran belleza y significación. Nos los trae Rafael Roa.

En diversas ocasiones he hablado de mi debilidad por Bernard Plossu, uno de los primeros fotógrafos que llamaron mi atención cuando empecé a interesarme por la fotografía. pero siempre he asociado el trabajo de Plossu al blanco y negro y a la focal de 50 mm. Y he aquí que en Le Journal de la Photographie nos muestran parte de su trabajo en color. Y es que todos tenemos que ser capaces de salirnos de nuestros trillados caminos habituales. No me importaría pillar el catálogo de la exposición de la que nos hablan.

Paisajes suaves

También he encontrado algunas fotografía medio olvidadas de un día que le puse a la Olympus OM-D E-M5 el Industar-21 de factura soviética. Unos tonos y un rendiiento muy distinto de lo que estoy acostumbrado con esta cámara.

Paisajes suaves

Pero agradables de alguna forma, especialmente en escenas de contraste bajo a moderado, con abundancia de vegetación tomadas en alguno de los parques y jardines de Zaragoza.