Muy cultural me salió el viernes. Había oído hacía unos días que en el Palacio de la Aljafería, sede de las Cortes de Aragón, se había inaugurado una exposición de fotografías de la ciudad de Zaragoza, realizadas en el siglo XIX por la estudio francés J. Lévy et Cie. Decidido a hacer ejercicio esa mañana, hacia allí me dirigí caminando. Y bueno, no es que hubiera gran cosa, unas treinta fotos, copias modernas realizadas por medios digitales a partir del material antiguo, pero estaba bien.

Copias modernas, bien presentadas y de buena calidad, en un espacio expositivo no muy grande pero cómodo y bien iluminado.

Más de un siglo después de su demolición, la Torre Nueva sigue siendo el monumento más añorado por los zaragozanos, que ya no la conocieron.

La visita a la exposición es gratuita, y te dirigen directamente, sin pasar por las dependencias del castillo, cuya visita cuesta 5 machacantes; pero en el patio aún me entretuve fotografiando algunas columnas y capitales.
El viernes por la tarde, como comenté el sábado, me acerqué al IAACC Pablo Serrano, no sin antes vocear el asunto, sin mucho éxito. Ellos se lo perdieron. Así que visité el museo, con especial atención a la instalación de Frank Stella y Santiago Calatrava conocida como The Michael Kholhaas Curtain. Obra en la que se combina la estructura toroidal del arquitecto español que sujeta en suspensión la pintura del norteamericano, y que ha estado expuesta en la Neue Nationalgalerie de Berlín. Después, tras tomar una cervecita muy agradable en la terraza, que se fue ambientando poco a poco, música a cargo de Ludmila Mercerón y su trío. Y ade allí a cenar. Habrá más de esto a lo largo del mes de junio. Pero no sé si tendré muchas ocasiones de repetir.

Entre los nervios del toroide de Calatrava que forma parte de la estructura de la instalación, vemos a la amable empleada del museo con quien departí un ratito con muy buen tono.

Algo de calor, pero una buena tarde, coronada por un poderoso menguante, en la terraza del IAACC Pablo Serrano.