Avisé la semana pasada. Que la anunciada despedida de los Pond coincidiera con los pétreos y terroríficos ángeles daba muchas pistas. Y si bien los finales posibles eran muchos, lo que hemos visto estaba dentro de lo, relativamente, previsible. Cualquiera que haya visto mi nunca bien ponderado episodio Blink, con mi añorada Sally Sparrow (Carey Mulligan), debería saber cómo funcionan los ángeles. Aquel figura todavía como mi episodio favorito de la serie, y Sally Sparrow como la compañera del Doctor que nunca lo fue, pero que muchos soñamos con que lo hubiera sido. Y Sparrow (gorrión), tenía una amiga Kathy Nightingale (ruiseñor), que sufrió las consecuencias de los ángeles llorones o sollozantes (weeping angels), y eso daba una pista así de gorda de cuál podía ser el destino de los Pond, aunque luego había que arreglarlo para que la separación fuera definitiva. Más cuando el Doctor es un viajero del tiempo. No voy a decir que el apaño realizado en el guion haya sido de los más brillantes de la serie. Aunque el episodio en su conjunto ha estado muy entretenido, a lo cual han colaborado tres cosas: los ángeles, River Song (Alex Kingston) y los viajes en el tiempo. Tres de las cosas que más me gustan en la serie.

Aunque conocemos a los ángeles desde hace años, hasta ahora no sabíamos que también pueden ser bebés, y bastante puñeteros. Lo del soplido no tiene precio.
Con su despedida, y según la cuenta que llevan en IMDb, Amy Pond (Karen Gillan) ha superado por uno a Rose Tyler (Billie Piper) en el número de episodios en los que ha aparecido desde que la serie se relanzase en el año 2005. Pero he de decir que la despedida de Rose en Dårlig Ulv Stranden (la bahía del lobo malo, no lejos de Bergen en Noruega) me parecío mucho más emotiva. Un punto para Rose, aunque en el conjunto de los episodios, sigo prefisiendo a Amy. Otro punto a favor de Rose es que probablemente la actriz que la encarnó, Billie Piper fuera mejor actriz dramática que Karen Gillan, mientras que esta última se ha desenvuelto mucho mejor en la acción y la comedia. Sé que me estoy olvidando de Rory (Arthur Darvill), pero es que aunque ha tenido sus momentos de protagonismo, para mí siempre ha sido secundario a la figura de Amy.
La historia de Amy Pond ha tenido dos grandes ciclos y un epílogo. El primer ciclo fue la temporada 5ª, y es su historia y la de la grieta en el tejido del espacio tiempo que la persigue. Con altibajos como es típico en Doctor Who, fue una temporada muy divertida, donde todos «nos enamoramos» de la pelirroja escocesa, que mostró auténtico carisma. Y encima, empezamos a ver con más frecuencia la presencia de River Song. Que siempre mejora un par de puntos los capítulos en los que sale.
El segundo ciclo fue la temporada 6ª, en la que ya podemos asegurar que es la historia de ambos. Rory siempre me pareció que fue el elemento argumental que han utilizado los guionistas para evitar la tensión sexual entre el Doctor y Amy. Porque si no, esta hubiese estado ahí, aunque no hubiese querido. Pero le sacaron partido con una historia de compleja paternidad, que nos tuvo en vilo durante muchos capítulos. Un excelente temporada también. Con los altibajos ya mencionados, y que son inherentes a la serie.

En cualquier caso, los del Zwinger de Dresde en estas dos fotos, no se mostraron especialmente hostiles.
El epílogo han sido los cinco capítulos iniciales de esta temporada 7ª. Creo que los Pond estaban agotados ya al final de la temporada 6ª, por mucho cariño que les hayamos tenido. Y aunque también ha habido buenos momentos en estos cinco capítulos, creo que han sido relativamente superfluos. Es más, ahora, con el parón hasta el especial de navidad donde se incorporará la nueva compañera, tendremos ocho episodios en 2013, para desarrollar un nuevo ciclo argumental. Suficiente supongo. Pero es como si fuesen dos temporadas separadas. En cualquier caso, tenemos un doctor, que si no se ha regenerado no es el mismo. A adoptado un perfil más bajo, ha borrado sus huellas del espacio-tiempo, y supongo que tendremos un ambiente menos espectacular. En contra de la tendencia de los últimos tiempos. Aunque esto es mucho suponer. Yo agradecería la vuelta a las buenas historias y a los guiones ingeniosos.
Desde el par de capítulos de la temporada 5ª, The Time of Angels y Flesh and Stone, quedó claro que los ángeles llorones iban a ser importantes en la historia de Amy Pond. Y desde hace un tiempo, las imágenes de los angelotes de piedra me causan una rara sensación. Y no volveré a mirar igual a la Estatua de la Libertad. Me quedo con la frase de Rory muy libremente traducida: «Siempre quise visitar la Estatua de la Libertad; supongo que se cansó de esperarme»