Un asunto real (En kongelig affære, 2012), 3 de marzo de 2013.
Bajón en el interés de la cartelera tras la resaca de los Premios Óscar. Pero enganchados a esta resaca, y como además somos aficionados a los dramas de época, optamos por ir a ver esta película danesa, de la que vimos hace unas semanas el avance, que nos picó la curiosidad. Dirigida por Nikolaj Arcel, y protagonizada por Alicia Vikander, una sueca haciendo de inglesa a la que veremos probablemente pronto haciendo de rusa, y Mads Mikkelsen, un danés que hace de alemán aunque habitualmente lo que hace es de malo.
La cosa va de una intriga palaciega que sucedió realmente en la Dinamarca de la ilustración, a finales del XVIII, cuando uno de los muchos Christian que han sido reyes del país escandinavo, uno que anduvo un poco tocado del bolo, se casa con una princesa inglesa, cultivada y «progre», para la época. Y la chica acabará colada por el médico del rey, un alemán que pasaba por allí, también ilustrado, que además se convertirá en el político más influyente de la corte, hasta el punto que atraerá las envidias y las inquinas de la facción más absolutista y carca. Y si además descubre el tomate entre la reina y el doctor, imagina la que se puede armar.

Hablando de cosas de aquella época, este fin de semana se ha «recreado» el final de los sitios de Zaragoza, durante las guerras napoleónicas.
Película muy bonita de ver y algo aburrida de aguantar en sus más de dos horas de duración. Estos daneses han echado el resto a la hora de ambientar, y se han marcado una película de tipo gran producción, drama de época de la leche. Pero lo que no han podido hacer es salvar la frialdad en la realización. Lo cierto es que mira que la reina es mona y tal, y que el médico tiene buenas intenciones y esas cosas, pero llega un momento en que pasas de ellos, te da igual, y sólo esperas a ver si los descubren de una vez y pasa algo. Hasta los malos son más sosos que atacados.
No está mal interpretada, pero el trabajo de actores y actrices se ve lastrada por la fría realización, así que poco más se puede decir. Además, cuando empiezas a echar cuentas, y hay alguna referencia que lo permite en el filme, te percatas de que el reparto no está del todo conseguido. Todos parecen constantemente mayores de lo que fueron los personajes reales en la historia. Hay que tener en cuenta que la chica tenía sólo 15 años cuando se casó con el reyecito danés, y tenía 17 años cuando tuvo al príncipe heredero.

Apenas me ha interesado, aunque esta mañana he pasado cerca de la Alfajería, y la remanguillé he sacado alguna foto. Por cierto, que entre los recreacionistas daba la impresión de que había más gente con cámaras de fotos que con mosquetes. No he aguantado mucho, había mucha gente, y las muchedumbres me agobian.
Pero en fin, tampoco es para darle más vueltas. Los aficionados impenitentes de los dramas de época, con mucha ambientación, vestuario y decorados, que no se la pierdan. Los demás… psss,… seguro que hay cosas más entretenidas.
Valoración
- Dirección: ***
- Interpretación: ***
- Valoración subjetiva: **

Me ha resultado incómodo también la «jovialidad» con la que la gente acoge un espectáculo bélico. La guerra crea mucho sufrimiento; la décima parte de la población de Aragón perdió la vida en aquellos hechos. Y supuso décadas de pobreza y la despoblación del campo aragonés. Esta tarde he vuelto a Rodén, con un par de cámaras para película. La vista del pueblo viejo, que sirva para recordar que la guerra no debe ser un espectáculo divertido.