[Viajes] En Agoncillo y Logroño con película negativa en blanco y negro

Viajes

El domingo pasado, en la entrada de recomendaciones fotográficas, os mostraba algunas fotos realizadas con cámara digital del viaje en el día que realizamos el viernes anterior a La Rioja. Estuvimos, como contaba, en el Museo Würth La Rioja de arte moderno, y nos desplazamos a Logroño para encontrarnos con alguna gente, pasear, tapear y esas cosas que se hacen en el Laurel. Pero también me llevé una camarita con película negativa en blanco y negro, de la que os pongo algunos ejemplos aquí. Las cuestiones técnicas sobre las fotos las encontraréis en Viaje en el día a La Rioja con película en blanco y negro – Minox 35 GT-E con Lomography Potsdam Kino 100.

[Recomendaciones fotográficas (y más)] Un par de fotógrafas y un museo

Arte, Fotografía

Se nota que en estas últimas semanas estoy muy ocupado con cosas diversas. Y eso me lleva a tener poco tiempo para descubrir nuevas y viejas propuestas fotográficas. O escribir en este Cuaderno de ruta, llevaba dos días seguidos sin hacerlo, lo que me ha impedido, entre otras cosas, hablar de algunas interesantes películas francesas que vi ya hace una semana. Pero a cambio, el viernes salí de Zaragoza durante buena parte del día, que siempre abre oportunidades.

Lo cierto es que no fue nada especialmente novedoso. Por circunstancias que ahora no vienen al caso, surgió la oportunidad de hacer una excursión en el día a Logroño. Pero algunos hicimos una parada previa en Agoncillo y volvimos a visitar el Museo Würth La Rioja, que conocimos el año pasado, aproximadamente por estas fechas. Una excursión parecida pero llegando hasta Logroño. De Zaragoza a Agoncillo en tren, visita al museo, de Agoncillo a Logroño en autobús, dar una vuelta por la capital riojana, comer algo, unas cuantas fotos más, y el tren de vuelta a Zaragoza. Sencillo. Quería aprovechar para probar una «nueva» película fotográfica, pero una batería agotada y el tiempo nublado frustraron la ocasión. Aun así, hice un rollo de fotos en blanco y negro, que no he revelado todavía, y fotografías digitales con la Canon EOS RP. Las fotos que ilustran la entrada proceden de esta.

Como museo de arte moderno y contemporáneo, la actividad expositiva del Museo Würth La Rioja se basa en rotar las obras expuestas, procedentes de su colección, de acuerdo a áreas o líneas temáticas de un año de duración. La exposición actual, dedicada a la representación de los animales y la animalidad en el arte, lleva en exposición desde marzo de este año, y permanecerá hasta febrero de 2024. Por lo tanto, la visita al museo es algo que se puede hacer cada año sin problema, teniendo en cuenta que cada año la exposición será distinta. Hay alguna obra en exposición permanente… pero muy poquitas.

Cuando volví de la excursión… vine cansado y no hice nada. Pero al día siguiente comprobé que se había fallado el Premio Nacional de Fotografía de 2023, recayendo sobre la catalana Laia Abril. La fotógrafa tiene un enfoque conceptual de los temas y de su práctica fotográfica. Fuertemente implicada en el discurso feminista, suele realizar proyectos en profundad y en varias fases relacionados con los problemas que sufren las mujeres. Generalmente acompañados de textos en inglés, su primer trabajo fue On sexuality, seguido de On eating disorders, y en la actualidad está trabajando en su A history of misogyny. Dentro de este último gran proyecto, tuvo gran repercusión su capítulo On abortion, mientras que el último en el que ha trabajado es On rape. El trabajo que más impacto ha tenido hasta el momento fue el dedicado al aborto, especialmente centrado en el aborto clandestino, por las restricciones que existe sobre este derecho de las mujeres en buena parte del mundo. Es una de las fotógrafas más internacionales que tiene España, incluso puede que sea mejor conocida fuera del país que en el propio país. Y creo que tiene un enfoque que, si no remueve conciencias… es que hay gente que no tiene conciencia. Es lo que hay. Uno de estos premios merecidos, pero que probablemente muchos consideren coyuntural y politizado, y que desde luego no se habría concedido con otras fuerzas políticas en el poder.

Y con un enfoque más ligero, nos trasladamos ahora a la obra fotográfica de Sofia Coppola, sobre la que nos han hablado en Feature Shoot. Coppola es principalmente conocida como directora de cine. Una directora de cine que a mí me fascinó en sus principios, en sus dos primeros largometrajes, pero que posteriormente sólo me ha conseguido atrapar ocasionalmente con posterioridad, dando muestras puntualmente de que algo tiene, aunque con gran frecuencia se despiste… de alguna forma. El caso es que, como tantos otros miembros de la familia cinematográfica, especialmente directores, no le hace ascos a la fotografía. Y como tantos otros, documenta su entorno de rodaje con sus cámaras fotográficas, muchas veces pequeñas compactas para película tradicional. Lo que he visto no me disgusta, y quizá no me disgustaría tener el libro que ha publicado recientemente. Ya veremos. La mezcla de fotografía y cine siempre me ha atraído,… claro.

[Fotos] El 2022 en fotos; de viaje con la cámara al hombro

Viajes

Se acaba el año 2022, que en lo que a mi persona se refiere, no ha estado mal. La verdad es que, en el contexto de una vida, el encerrar nuestros ciclos vitales en los periodos de 365,25 días (de promedio) que dura un año es algo que no me acaba de convencer mucho. Así que, en realidad, decir que un año es bueno o malo significa poco en el gran escenario de las cosas. Pero estamos muy apegados a los ciclos estacionales marcados por las rondas solares del planeta Tierra, así que haremos un pequeño balance. Fotográfico, como suelo hacer todos lo años desde hace… mucho. O quizá no tanto… en el contexto de una vida. Y empezaré por los viajes. Por aquellos rincones del mundo que he podido conocer, o aquellos con los que me he reencontrado después de un tiempo. Sin muchas palabras.

De vacaciones, grandes o pequeñas.

Viajes de varios días. Sean escapadas de menos de una semana, o recorridos de casi dos semanas. En su mayoría, por el extranjero, porque en la medida en que mis fuerzas y mis economías me lo permitan, necesito descansar del país en el que vivo. Hay muchos peores para vivir; desde luego. Pero es manifiestamente mejorable, y con frecuencia me siento incómodo con la idiosincrasia que se nos atribuye por el mero hecho, azaroso, sin mérito alguno, de haber nacido aquí.

En las semana de Pascua, mes de abril, unos días en Apulia, región del sur de Italia que nos resultó muy agradable. Y sin monumentos tan espectaculares como en otras regiones italianas, privilegiadas en arte e historia, es muy visitable, está muy aseada, se come y se vive bien. Aparentemente. Nos gustó.
De regreso de Apulia, tuvimos unas horas en el aeropuerto de Roma Fiumicino, que aprovechamos visitando el espacio arqueológico de Ostia Antica. Como ya lo conocía y tengo bastantes fotos de otra ocasión, me dediqué al blanco y negro con película fotográfica tradicional. Muy estimulante.
A finales de mayo iniciamos el viaje de mayor entidad del año. Al menos por duración. Y por todo, vamos. Por paisajes, ciudades, cultura,… El Tirol, tanto el italiano como el austriaco, aunque este más brevemente. Nos gustó mucho. Y como lo cogimos en temporada baja, aunque con tiempo muy agradable, sin ningún tipo de agobio.
Al igual que en el viaje anterior, hubo un epílogo en Venecia. De dos días. Es la quinta vez que yo visitaba la ciudad de los canales. Así que también di preferencia a la fotografía con película tradicional en blanco y negro, para salir de los senderos trillados. Había mucha más gente, pero la experiencia nos permitió disfrutarla sin agobios. Hay muchos turistas gregarios que solo van donde va toda la gente, y Venecia tiene mucho más para disfrutar.
En 2019 hicimos una reunión colectiva de antiguos amigos, de cuando éramos… extremadamente jóvenes. La hicimos en Berlín, y nos propusimos repetir cada cinco años. Pero después de todo el lío de la pandemia reciente, la adelantamos a este 2022 que se acaba. Y nos reunimos en Múnich, a mediados de agosto. Como también es una ciudad que conocía, al igual que en los viajes anteriores a lugares conocidos, di preferencia a la fotografía con película tradicional.
Pero también tuvimos tiempo y ocasión para visitar otras ciudades bávaras, que están muy bien. No muy habituales de los circuitos turísticos, se visitan sin mucho agobio, aunque no falta gente. Se bebe buena cerveza, y se come mejor de lo que mucha gente cree, si necesidad de entocinarse con salchichas o codillo acompañado de chucrut.
Para mis vacaciones de principios de otoño, un cúmulo de circunstancias me forzaron a viajar sólo, por mi cuenta. Y no me compliqué la vida. Me instalé en Toulouse por unos días, y desde allí visité otras ciudades occitanas. Un lugar muy agradable… para casi cualquier cosa.
También me llevé mi pequeña cámara con película fotográfica en blanco y negro, con la que me divertí mucho en los museos aeronáuticos que se pueden encontrar en el área metropolitana de Toulouse.

Excursiones y viajes de un día.

Este año 2022 se ha caracterizo por un hecho irónico. Decidí quitarme de encima es coche, que no disfrutaba como para compensar los quebraderos de cabeza y los gastos que me producía. Paradójicamente, en transporte público, me he movido mucho más que cuando lo tenía. Así que allá va.

Finales de enero, en Olite (Navarra)
Escapada a Madrid, el primer día de febrero.
Toledo, en marzo.
Aínsa y el Geoparque Mundial del Sobrarbe en Marzo, con ASAFONA Asociación aragonesa de fotógrafos de naturaleza.
Ávila, al volver de Italia en abril, antes de regresar a casa.
El primero de mayo en Logroño, me quedé a pasar la tarde después de acompañar a unos amigos por unos asuntos particulares. Haciéndoles de fotógrafo.
En Canfranc, en mayo, con AFZ Asociación de fotógrafos de naturaleza.
Conociendo Monzón en junio con la excusa de una feria de arte local.
Conociendo el museo Würth La Rioja a principios de septiembre, al que nos llegamos yendo en tren hasta Agoncillo.
Caminata de 25 kilómetros por la comarca del Jiloca a mediados de abril.
Y terminaremos nuestro periplo anual, no creo que salga a ningún sitio en los dos días que nos quedan de diciembre, con un viaje por asuntos particulares a principios de noviembre a Logroño y Haro, donde tuvimos tiempo de pasear durante un par de horas por esta última población riojana.

[Viaje y arte] Agoncillo y su museo de arte contemporáneo

Arte, Viajes

Cuando estuve en Logroño a principios de mayo, y me quedé a pasar la tarde en capital riojana, visitando una exposición de arte contemporáneo me enteré de que a poco mas de quince kilómetros de la ciudad hay un museo de arte moderno y contemporáneo. Y a juicio de la persona que me lo contaba, que me dijo que estaba realizando su doctorado en arte contemporáneo tras haber cursado el grado de Historia del Arte, estaba bastante bien. Nos dijo que el museo estaba en Agoncillo, por si nos servía de referencia para localizarlo, que sí. Nos servía.

Se me quedaron las ganas de visitarlo, y lo comenté con algunas amistades, conjurándonos a escaparnos algún día entre semana. En modo slow travel, relajados. En transporte público y esas cosas. Sin prisas. Y ahí quedó el proyecto, hasta que este pasado viernes se hizo realidad. Como prometimos, nos desplazamos en transporte público, en tren, aunque el único tren que para en Agoncillo en el trayecto de Zaragoza a Logroño es una combinación de dos trenes, el primero de los cuales sale a las 6:00 de Miraflores, y tras un breve transbordo de cinco minutos en Castejón de Ebro, te deja en Agoncillo hacia las 8:15 de la mañana.

A mí no me importó madrugar. A esas horas disfrutamos de una buena luz para hacer algunas fotos en el centro de Agoncillo, cuyo ayuntamiento es un pequeño castillo del siglo XIV. Luego, para desplazarte al museo, puede esperar a un autobús que pasa cada hora, la línea metropolitana M7 de Logroño, y que también te sirve para ir al museo desde la capital riojana. Pero como hacía una mañana muy agradable, y son tres kilómetros y medio desde el pueblo, fuimos caminando. Había tiempo. Terminamos de hacer fotos hacia las nueve de la mañana, y el museo abre a las diez.

El museo se llama Museo Würth La Rioja y, en realidad, no está en Agoncillo. Se encuentra en el Polígono El Sequero, junto a una planta logistica de Würth en este polígono industrial, y se encuentra en el término municipal de Arrúbal, un pequeño municipio de apenas 500 habitantes a cinco kilómetros de Agoncillo. Forma parte de una red de museos y espacios culturales del grupo industrial, repartidos por nueve países europeos y próximos a plantas del grupo. El grupo dispone de una amplia colección de arte moderno y contemporáneo, que pone a disposición de sus empleados y el público en general, al mismo tiempo que organiza actividades culturales. Entre sus metas de responsabilidad social corporativa está la de mejorar el nivel cultural de sus empleados y proyectar esta acción cultural en las comunidades en las que se implanta. Incluye biblioteca, cafetería y una tienda con cosas bastante monas.

Fuimos los primeros en llegar. Y no hubo mucha gente visitando el museo durante el tiempo en que estuvimos allí. Deduje que en época lectiva recibirá entre semana frecuentes visitas de escolares riojanos. Pero estando todavía de vacaciones, la actividad era escasa. El edificio es moderno y muy agradable. Hay unas pocas obras como exposición permanente en las plantas superiores, pero el fuerte de la visita son las exposiciones temporales a partir de obras de la colección, que van cambiando periódicamente. La que actualmente está activa en La Rioja se titula De la cabeza a los pies; figura humana en la colección Würth, y he de decir que me gustó mucho. Merece la pena. Abrió en abril de este año y estará hasta febrero del año que viene. Estaremos al tanto, puesto que no descartamos ir haciendo escapadas al lugar cada vez que cambie la exposición temporal. Ya me he dado de alta en sus redes sociales para estar al tanto.

Tras la visita, volvimos a Agoncillo, pero por una ruta distinta, acercándonos a los sotos del río Ebro, muy próximo al lugar. Tras llegar a Agoncillo compramos algo de fruta y unos sobres de jamón para comer de pícnic en unos bancos a la sombra de los muchos que hay por el pueblo, y a las tres y veinte cogíamos el tren de vuelta a Zaragoza. De nuevo, el único que para en Agoncillo y comunica con Zaragoza, en esta ocasión sin transbordos. A las cinco y media ya estábamos en la estación de Goya, para distribuirnos a nuestras casas u otros quehaceres. Una día muy agradable.