[TV] Cosas de series; traiciones, espías y falsos documentales

Televisión

Creo que ya lo he dicho en alguna ocasión… o al menos lo he insinuado. Mi perspectiva y afición a la ficción televisiva está en crisis. Es cierto que mis placeres «inconfesables» de los fines de semana, los dramas coreanos, son un valor fijo que me permite descansar la mente gracias a su intrascendencia, siendo al mismo tiempo entretenidos. Y de vez en cuando aparece alguna joya inesperada entre ellos, que conste. Y es cierto que la animación nipona me permite matar tiempos muertos, cuando apenas tengo 20 o 30 minutos para ver algo porque tengo otras cosas que hacer. Pero en lo que se refiere a otro tipo de series… de esas que hacían que se hablase de «la edad de oro» de las series de televisión… No estoy muy motivado. Llevo ya un tiempo pensando en darme de baja de Netflix, pero no por su errática política de precios y cancelaciones, sino porque su catálogo cada vez me parece más confuso y menos interesante. En fin. Traigo hoy un par de series británicas y una alemana. Esta última me gustó mucho, me pareció muy divertida. Así que empecemos por las británicas.

Treason es el típico drama británico de espías con un reparto solvente. Un alto cargo de los servicios de inteligencia (Charlie Cox), se ve comprometido por unas filtraciones de sus actividades con una agente rusa (Olga Kurylenko), que le pone un brete al mismo tiempo que siente la necesidad de colaborar con ella pensando en el pasado y en el futuro. Y en medio está la esposa (Oona Chaplin), que lo enreda más por su amistad con una agente de la CIA (Tracy Ifeachor) con pocos escrúpulos. Y por el medio, algún capitoste del espionaje (Ciarán Hinds) que no sabemos si va o viene. A favor, el solvente reparto. En contra, no es especialmente original, en ocasiones un poco rebuscada, y sus personajes no generan la suficiente empatía para que nos importe lo que les pasa. Está en Netflix… son sólo cinco episodios, pero no es ni recomendable, ni horrible. Allá cada cual.

Cunk on Earth es un falso documental. Colaboración entre la BBC y Netflix, tiene como «presentadora» a Philomena Cunk, personaje encarnado por Diane Morgan, que ya tiene un recorrido en series previas similares. En cinco episodios de casi una hora de duración hacen una historia de la humanidad y las civilizaciones, que parece real, pero que es interpretada de forma absurda por Philomena, que además entrevista a auténticos expertos en historia de las civilizaciones, pero haciéndoles preguntas absurdas y anacrónicas. Siempre he dicho que me llevo relativamente con eso que se llama el humor británico… pero en esta ocasión me costó entrar. Al final encontré alguna cosa graciosa, pero si la vi entera es por su corta duración. Está muy bien valorada, pero a mí me dejó un tanto frío. Y la presuntamente graciosa inexpresividad del personaje principal… no me llegó. Como la anterior, desde mi punto de vista, ni recomendable, ni horrible. Allá cada cual.

Y con la serie con la que he disfrutado mucho es con Kleo, otra de espías. Kleo (Jella Haase) es una asesina de la Stasi de la RDA, nieta de un capitoste del aparato militar-policial, que tras apiolar a un objetivo en un club nocturno del Berlín Occidental, es detenida, acusada de traición y encarcelada, estando embarazada de un bebé que perderá, así como la capacidad para tener hijos en un futuro. Mientras, un policía poco brillante del Berlín Occidental (Dimitrij Schaad) se percata de que hay algo raro en el asesinato del club nocturno, querrá investigar, pero sin que nadie le haga caso. Cuando tres años más tarde cae el muro de Berlín, en el intervalo hasta que la reunificación alemana se produce, con la amnistía de los presos políticos que pone a Kleo en la calle, esta comenzará una desenfrenada carrera para descubrir los motivos de su caída en desgracia, aliándose contra todo pronóstico con el poco brillante policía, y buscando una venganza de la que nadie puede afirmar que escapará… porque nadie es lo que parece. Nadie. Crítica lucida sobre unos tiempos, unas políticas, unos regímenes políticos y unas instituciones, cargada de humor, en muchas ocasiones humor negro, con un reparto alemán en estado de gracia, y con una mezcla de mala leche mezclada con el profundo cariño que la serie muestra hacia su trastornada protagonista. Muy recomendable.

[Cine] The Death of Stalin (2017)

Cine

The Death of Stalin (2018; 18/20180316)

Hemos tenido un fin de semana muy ajetreado en lo cinematográfico, con cosas buenas, no tan buenas y francamente mediocre. Iremos comentándolo poco a poco. De momento, iremos con esta comedia coral por el escocés Armando Iannucci (no parece escocés con ese nombre, verdad), una sátira sobre el funcionamiento interno de los sistemas políticos autoritarios.

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No he tenido ocasión de visitar Rusia. Y últimamente no me atrae mucho la idea de ir por allí. A punto estuvimos de visitar San Petersburgo en 2007, pero no pudo ser. De las ciudades de la Europa central y oriental que estuvieron marcadas por los regímenes prosoviéticos, la que más partido comercial saca al asunto probablemente sea Berlín. Y por allí recorremos lugares que nos lo recuerdan.

El escenario elegido es el de la muerte del dictador soviético Iosif Stalin (Adrian McLoughlin) que se produce en medio de un repunte del sistema de purgas más o menos indiscriminadas por las que se caracterizó, entre otras cosas, el gobierno de este nefasto dictador. Tras el accidente cerebrovascular que desencadenó la muerte del dictador, comienza el tira y afloja entre las figuras del gobierno soviético, tales como Kruschev (Steve Buscemi), Beria (Simon Russell Beale), Malenkov (Jeffrey Tambor) o Molotov (Michael Palin). Todo ello, como he mencionado, en clave de sátira.

La película tiene un carácter coral. No hay un protagonista definido, y al mismo tiempo cada personaje tiene su momento de protagonismo. Tampoco busca un rigor histórico, aunque se toma en serio la historia, tomando los elementos clave de lo que sucedió, o mejor dicho de los que se cree que sucedió, para combinarlos en un argumento razonablemente ágil.

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Digo razonablemente porque, aunque en su conjunto la película se sostiene bastante bien, tiene algún altibajo en su desarrollo. Lo esencial es que se realiza una crítica a los corruptos sistemas de decisión de cualquier régimen totalitario a través de la ridiculización y desmitificación de unos señores que la verdad es que dieron en su momento mucho miedo.

Una de las claves del buen resultado de la función es la enorme calidad que atesora el reparto. Formado por un número amplio de actores que muchas veces no alcanzan el carácter de protagonistas en las producciones donde participan, sí que son intérpretes de gran versatilidad y solidez. Probablente sean Buscemi y Tambor lo que tienen los papeles más golosos y de mejor lucimiento, pero todo el reparto está a buen nivel. A los mencionados podríamos añadir Olga Kurylenko (la pianista María Yudina), Paddy Considine (Andreyev), Andrea Riseborough (Svetlana Stalin), Jason Isaacs (mariscla Zhúkov) o Rupert Friend (Vasily Stalin), entre otros.

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Hay momentos realmente muy divertidos. Y la película aprovechará más a quienes conozcan la historia y el significado de los distintos personajes que aparecen. Pero puede satisfacer a cualquiera. No es un producto perfecto, pero es más que razonable y razonablemente recomendable. Y si algo faltaba para tal recomendación, decir que no ha sido autorizada su distribución en Rusia, lo que en estos momentos de resaca de las plebiscitaria elecciones del gigante eslavo, indica lo que hay todavía en aquel peligroso país.

Valoración

  • Dirección: ***
  • Interpretación: ****
  • Valoración subjetiva: ***

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[Cine] Correspondence (2016)

Cine

Correspondence (La corrispondenza, 2016; 392016-2207)

Una primera duda sobre la nueva película de Giuseppe Tornatore era cuál era su titulo original, y cuál es el título de la versión que vimos… En la cartelera española, la versión doblada se titula «La correspondencia», en IMDb nos dicen que el título oficial del film están en italiano, «La corrispondenza», pero en la versión que vimos, hablada en inglés que parece que es el idioma en el que está rodada, comienza la película con el título en inglés también «Correspondence». Bueno… divagaciones… Divagaciones que provienen del hecho de que tres días después de ver este filme, todavía no tengo muy claro como enfocar su comentario.

Carlos Carreter

La película comienza en la ciudad de York en el norte de Inglaterra, incluso vemos a su protagonista femenina pasear entre las ruinas de la abadía de Santa Marái, uno de los rincones típicos de la ciudad.

Empecemos por lo positivo. Hay una serie de cuestiones que hacían a priori de este largometraje una opción interesante para ir a las salas de cine en esta época del año. Un director apreciado. Bien es cierto, que salvo la que es su película más famosa, yo no me sentido personalmente excesivamente atraido por su cine. Pero su película más famosa, es mucha película famosa. El reparto. El reparto tampoco está mal. Que el papel protagonista masculina, el más que maduro profesor Phoerum, sea interpretado por Jeremy Irons es un plus. Que la chica, la «joven» estudiante y especialista cinematográfica Amy Ryan, sea la guapísima Olga Kurylenko tampoco está mal. Una actriz que sabe que le van cayendo años, y que aunque sigue estupenda, lo de personaje florero se le acabará en algún momento y supongo que pretende ser tomada en serio en esto de la interpretación. Y luego están las localizaciones… York, Edimburgo, los grandes lagos italianos… todos ellos sitios de los que conservo recuerdos excelentes. En algún caso, con sus dosis de romanticismo… muy propio para una película de amoríos y romances. Vamos… que a priori esta es una película que tenía todo para triunfar. Por lo menos en mi caso.

Carlos Carreter

En varias ocasiones nos trasladamos a Edimburgo, donde vive el profesor Phoerum… pero ¿de verdad que una estudiante que se saca algo de dinero de especialista cinematográfica va siempre en avión entre dos ciudades situadas a 300 km y entre las que se puede viajar en dos horas y media en tren?

Pero… resulta difícil creer que el responsable de este filme, tanto en su guion como en su dirección, sea el mismo que en el pasado nos regaló con alguna historia emocionante y emotiva que nos encandiló. El número de cuestiones que podríamos cuestionar es notable.

Para empezar el tema de los amoríos en el cine entre personajes cuyos intérpretes se doblan la edad unos a otros, y cuyos personajes todavía se llevan más años. Esto es un tema, que dada la realidad de la percepción social de ciertas relaciones, ya empieza a cansar.

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Pero vayámonos al norte de Italia, a la región de los grandes lagos, donde están rodadas unas cuantas escenas de la película.

El personaje interpretado por Kurylenko está penosamente desarrollado. Primero… no te la crees como una estudiante de astrofísica… porque estas cosas no se suelen estudiar a los treinta y tantos años. Probablemente, pretenden vendernos que la chica es más joven que la actriz que la interpreta aprovechando que está de muy buen ver. Pero la cosa es que Kurylenko es muy guapa, pero sí parece que tenga los 35 años que tiene (aproximadamente, no sé su edad exacta). Y tampoco te la crees en su versión «kamikaze» como especialista cinematográfico de acción… Y está muy mal planteado su trauma de «juventud», que le lleva a un trabajo autodestructivo. Llega un momento en que no sabes si Kurylenko no da la talla… hay un par de escenas dramáticas en las que definitivamente no da la talla, aunque se esfuerza bastante,… o si simplemente no hay forma humana de levantar un papel mal definido.

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En varios momentos tuve la sensación de que estaba filmado en el lago Maggiore, entre las islas Borromeas… o por lo menos ese paisaje creí reconocer.

Y el personaje de Irons… poco puede hacer el veterano actor por levantar un personaje al que en el 90% de la película vemos a través de la pantalla de un ordenador portatil hablando a una videocámara. Por lo demás… el personaje raya un poquito. Dejando de lado esa capacidad de omnisciencia sobre lo que está haciendo la joven, de la que la propia película se llega a reir en un momento dado.

Y luego está la relación entre los dos… que llega un momento que no entiendes bien de dónde ha salido y porqué da para tanto. Creo que las situaciones van entre el tópico y lo forzado. Para colmo, hay situaciones muy previsibles y otras ridículas. De verdad,… ni yo ni mis acompañantes somos aspirantes a astrofísicos brillantes, pero adivinamos media película antes que el personaje protagonista la combinación de ED que había que escribir para volver a la situación inicial.

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Pero en la película constantemente se hace referencia a Borgoventoso, que es el nombre que se le da a la población situada en la isla de San Giulio en el lago de Orta, no muy lejos del Maggiore. No conozco ese lago, todas las fotos que muestro son de las islas borromeas en el Maggiore.

No. La película, desde mi punto de vista… y la de mis acompañantes a la sesión de cine, no funciona. He intentado racionalizar hasta cierto punto algunos motivos. Pero en general se puede resumir como que es un pinchazo en toda regla de Tornatore, que nos ha traído un producto mediocre, mal parido, y del que lo más aprovechable son los paisajes piamonteses del lago de Orta y del lago Maggiore. Acaba haciéndose larga, y el romance, pesado. Una pena.

Valoración

  • Dirección: **
  • Interpretación: **
  • Valoración subjetiva: **

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Porque definitivamente, reconocí en algunas escenas de la película este paisaje del Maggiore que se puede ver desde Stresa. Hacen referencia expresa a la montaña de la derecha de la fotografía.

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En cualquier caso, aquel día de septiembre de 2006 en el que recorrí aquel bellísimo rincon de Italia no se me olvidará nunca. Y la flojera de la película no arruina el puntito romántico de aquella excursion por el golfo Borromeo.

[Cine] A perfect day (2015)

Cine

A perfect day (2015): visto el martes 1 de septiembre de 2015.

Mientras esperamos a que el final del verano reactive un poco la decaída cartelera de cine en España, nos vamos a ver la versión original subtitulada en castellano de la última película de Fernando León de Aranoa, que también se puede encontrar doblada con el título literalmente traducido, «Un día perfecto». La película se basa en un libro de la médica y colaboradora humanitaria metida a escritora Paula Farias. El libro se titula «Dejarse llover»; aunque no lo he leído, el título del libro me gusta más para la película que el tópico e impersonal que le han puesto y que suena a «reciclado».

Me pasa con León de Aranoa como con Amenábar, aunque son dos tipo aparentemente muy distintos. Ambos se estrenaron como directores de largometrajes de ficción con sendas óperas primas que sorprendieron y engancharon, pero el cine de ambos me ha ido dejando después cada vez más frío. Aquella «Familia» que nos llegaba a mediados de los años noventa, casi 20 años hace, nos dejaba clavados a la butaca del cine con un planteamiento original, con una reflexión profunda, con una dosificación precisa de los tonos de comedia y drama, redescubriendo intérpretes veteranos que tenían muchísimo que ofrece, y destapando intérpretes jóvenes, verdaderos diamantes en bruto, independientemente de que los veinte años siguientes los hayan tallado con mejor o peor fortuna. Unos años más tarde, un notable éxito de crítica y público con una película que tristemente sigue siendo muy actual lo lanzaba definitivamente al escenario de los grandes directores españoles… salvo que a mí, personalmente, no me ha vuelto a enganchar con absolutamente nada de lo que ha hecho después o entre medias de ambas obras. Así que te acercas con prevención a ver esta su primera película rodada principalmente en inglés, con un reparto internacional. Sobretodo porque ni siquiera las críticas son uniformemente buenas. Lo que ya es decir en un país donde parece que hay una connivencia entre industria cinematográfica y críticos por la cual estos afirman que todo lo que lleva el pasaporte español es bueno o interesante aunque sea una cagarriña. Perdón por la expresión.

En el verano de 1993 estuve de vacaciones con otros en Eslovenia, un país que hizo la transición de la antigua Yugoslavia a la independencia casi sin conflicto, en la llamada Guerra de los Diez Días. Eso fue dos años antes de que visitáramos el país. Que tien sitios muy bonitos como Piran en la costa de la península de Istria.

En el verano de 1993 estuve de vacaciones con otros en Eslovenia, un país que hizo la transición de la antigua Yugoslavia a la independencia casi sin conflicto, en la llamada Guerra de los Diez Días. Eso fue dos años antes de que visitáramos el país. Que tien sitios muy bonitos como Piran en la costa de la península de Istria.

En esta ocasión, nos encontramos con una película de carretera («road movie» para los que consideren que esta expresión sólo se puede decir en inglés). Película de carretera aunque no sea más que para dar vueltas en torno a un mismo lugar, en algún punto de Bosnia-Hercegovina, en algún momento del final de la guerra que asoló los balcanes en los años 90. Dos vehículos todo terreno de una organización de ayuda humanitaria acogerán en su viaje a seis personajes. Está B (Tim Robbins), cooperante norteamericano ya mayor, de vuelta de todo, presuntamente algo cínico, pero con buen rollo. Está Mambrú (Benicio Del Toro), como el que se fue a la guerra, más joven, puertoriqueño, también un poco socarrado, que está a punto de volverse a su casa con su novia. Está Sophie (Mélanie Thierry), la joven cooperante francesa, idealista y que tiene muchas bofetadas que darse contra todo tipo de paredes antes de centrarse en esta tarea. Está Damir (Fedja Stukan), el intérprete local, con cierto aire de susto permanente. Está Nikola (Eldar Residovic), un niño al que otros más mayores le han robado la pelota de fútbol, y la guerra, mucho más. Y está Katya (Olga Kurylenko), la cooperante rusa, con una historia de tiempo atrás con Mambrú, y que ha abandonado el trabajo de campo por un trabajo de supervisión y de responsabilidad en la organización. Y está un pozo con el cadáver de un hombre gordo que lo contamina impidiendo el acceso de la población al agua potable. Este es el «macguffin» que mueve a estos seis personajes. Y está la guerra, que es el escenario en el que se mueven.

En algún lugar he leído que la película va sobre el sentido común. El sentido común es un concepto un tanto difuso del que se habla mucho, pero que cada cual define a su aire. Si no, obsérvese el largo artículo de la Wikipedia y su contenido sobre este concepto. Estas seis personas intentan aplicar el sentido común y pone un poco de orden en un escenario donde nada tiene sentido y el caos se impone. Y nadie ayuda. Las poblaciones han perdido los referentes morales y las convenciones sociales que soportan la convivencia; no digamos ya la existencia de una sociedad organizada que la sostenga de modo eficaz. Encontramos dos tipos de militares, los que están en conflicto, que representan la violencia continuada, la amenaza, el odio, quienes alimentan con esa violencia el caos. Y los que vienen a poner la paz, los cascos azules, que representan la burocracia, tal vez bienintencionada, pero muchas veces inoperante en ausencia del mencionado sentido común. Las propias organizaciones nos muestran sus dos caras, una que se acerca a esa burocracia inoperante de los anteriores, conforme se hacen más grandes alimentadas por las dimensiones del conflicto, y al mismo tiempo menos capaces de abarcar los problemas planteados, y la otra que son la gente individual, peleándose con todo lo anterior por conseguir algo. Son los que intentan aportar un cierto tipo de sentido común. El evolucionado, el reflexionado, el altruista. Hay otro tipo de sentido común, representado por una anciana y sus vacas, el que permite sobrevivir en el caos.

Por algún motivo que no recuerdo bien, nos dio por alquilar un coche y llegarnos a Zagreb en Croacia. Por el camino pasamos por el monasterio de Kostanjevica (foto del encabezamiento).  Estuvimos una noche, pasamos la mañana haciendo turismo y volvimos.

Por algún motivo que no recuerdo bien, nos dio por alquilar un coche y llegarnos a Zagreb en Croacia. Por el camino pasamos por el monasterio de Kostanjevica (foto del encabezamiento). Estuvimos una noche, pasamos la mañana haciendo turismo y volvimos.

Como veis, los elementos que nos ofrece el planteamiento de la película, los ladrillos con los que se construye son de lo más interesantes. Aptos para una buena reflexión y una una buena historia. ¿Donde están sus puntos débiles? Si los tiene. Sí, los tiene. En los tópicos. En la falta de profundidad de los caracteres. Todo está lleno de lugares comunes, recorre caminos ya recorridos por otras películas y otras obras de ficción sobre el tema, más incisivas y más profundas. Y esto le resta fuerza a un largometraje que sin embargo sabe hacerse entretenido y mezclar con cierta habilidad drama y comedia.

Tenemos la suerte de que el elenco es de muy buen nivel. Aunque en un discreto segundo plano, Tim Robbins roba al resto del reparto cada una de las escenas en las que interviene. Es lo mejor de la película. Del Toro, por otro lado, que se lleva la parte del león en el minutaje del filme, nos muestra una faena más de aliño; correcta, pero sin salirse de esos lugares comunes que lastran el filme. El resto del reparto está bien, cumplen holgadamente con su tarea. El niño está en su punto, muy natural. Damir es un personaje al que se le podría haber sacado provecho. La joven cooperante también podría haber dado más de sí, especialmente si no se incluye al relativamente innecesario personaje que interpreta Kurylenko. Además, nos planteamos si Kurylenko no será un error de «casting». No es mala actriz y va mejorando con el tiempo. Pero tan guapa y tan perfecta en todo momento, nos resulta difícil verla en el papel que le toca, y que además en todo momento nos da la impresión de que es prescindible. De hecho su papel se va diluyendo conforme avanza la película, una vez que le dan la escena de su conversación con Del Toro sobre su pasado común… en la cama. Como curiosidad, si en la película el personaje de Thierry es de chica joven inexperta y voluntariosa, y el de Kurylenko de no tan joven, experta y crítica, en la realidad son dos mujeres que no se llevan ni dos años de diferencia en edad. No es que esto no pueda ser… pero nos impide ver con claridad la posición de Kurylenko en la película más allá de ser el florero de la misma. Y no esperábamos de un guión de León de Aranoa una mujer florero.

Resumiendo una reseña que me ha resultado mucho más larga de lo que pensaba en un principio, la película se ve bien y entretiene. Sales con buen sabor de boca. Pero más allá de ser una película bien intencionada, es una obra menor. No tiene el calado suficiente para dejarnos un poso más consistente. Yo creo que la mayor parte de los espectadores que busquen en el cine algo más que una excusa para atiborrarse de palomitas y refrescos de cola, sentirán que no han perdido el tiempo ni tirado el dinero de la entrada a la basura. Que no es poco para el verano cinematográfico que corre.

Valoración

  • Dirección: ***
  • Interpretación: ***
  • Valoración subjetiva: ***

Croacia estaba en guerra en aquel momento contra Serbia; o los croatas contra los servios fueran de la república que fueran. La ciudad estaba llena de extranjeros haciendo negocios. Conocimos estudiantes dálmatas que tenían que dar una vuelta enorme por Eslovenia para llegar, porque el camino estaba cortado por la guerra. Turistas sólo vimos tres; nosotros. Y en las capillas que había en las calles, muchas mujeres rezando por sus muertes o por sus hijos o maridos o hermanos en la guerra. Fue una experiencia extraña.

Croacia estaba en guerra en aquel momento contra Serbia; o los croatas contra los serbios fueran de la república que fueran. La ciudad estaba llena de extranjeros haciendo negocios. Conocimos estudiantes dálmatas que tenían que dar una vuelta enorme por Eslovenia para llegar, porque el camino estaba cortado por la guerra. Turistas sólo vimos tres; nosotros. Y en las capillas que había en las calles, muchas mujeres rezando por sus muertes o por sus hijos o maridos o hermanos en la guerra. Fue una experiencia extraña.

[Cine] El maestro del agua (2014)

Cine

El maestro del agua (The Water Diviner, 2014); vista el 25 de mayo de 2015.

Después de un fin de semana dedicado a la fotografía, y cansado de estar metido en casa el domingo por la tarde, acepto la oferta de ir a ver esta película dirigida y protagonizada por el australiano Russell Crowe, de la que había escuchado críticas contradictorias. En cualquier caso, venía bien airearse un poco, y dejar pasar las horas de la tarde electoral, para que a lo que llegáramos a casa, cerca de las 11 de la noche, ya no hubiese dudas sobre los resultados.

La película nos sitúa en 1919 y nos cuenta la historia de un granjero australiano, Connor (Crowe), cuyos tres hijos desaparecieron y fueron dados por muertos en Galípoli, en la dura campaña que enfrentó durante la segunda guerra a las fuerzas ANZAC (Cuerpo de ejército de Australia y Nueva Zelanda) del Imperio Británico con el ejército del Imperio Otomano. Sumido en la tristeza, vive con su deprimida esposa que finalmente se suicida por el dolor de la pérdida de sus hijos y de no saber dónde se encuentran sus restos. Esto lleva al granjero a intentar cumplir la promesa de encontrar a sus hijos trasladándose a un revuelto escenario en los restos del Imperio Otomano, derrotado, invadido por los griegos que intentan llevarse un bocado importante de su territorio, bajo la administración militar británica, poco activa, y en el que surge el movimiento nacional turco de Kemal Atatürk, que quiere recuperar la independencia de su país de nuevo.

Por supuesto, Estambul; la bella y caótica ciudad del bósforo es escenario de una buena parte del filme que nos ocupa hoy.

Por supuesto, Estambul; la bella y caótica ciudad del bósforo es escenario de una buena parte del filme que nos ocupa hoy.

Aunque iba sin muchas expectativas, lo cierto es que tras un inicio de película cansino, dedicado a filmar postales australianas, se nos plantea un historia con posibilidades. De alguna forma, esta película podría haber sido una «segunda parte» de la más que interesante Gallipoli de Peter Weir, que nos narró la batalla. La peripecia de Connor podría haber sido un vehículo de reflexión sobre las consecuencias de las guerras, de aquella guerra en particular, de los destrozos morales, sociales y personales del hecho bélico. Por no hablar de la terrorífica guerra de cuatro años que enfrentó a la nueva Turquía con la vieja Grecia, que por momentos tuvo carácter de genocidio mutuo, y que se desarrolló inmediatamente tras la contienda mundial. Por no hablar de que nunca hubo una primera guerra mundial y una segunda, sino un estado de guerra permanente en el mundo a partir de 1914. Lamentablemente, Crowe, que se maneja como un buen artesano detrás de las cámaras, se limita a ejecutar un producto cuyo único interés aparente es mostrar su lucimiento ante las cámaras, copando un porcentaje casi total del metraje de la película.

Se desarrolla muy superficialmente su amistad con el oficial turco, Comandante Hasan (Yilmaz Erdogan), y nos cuenta una inverosímil historia romántica con la guapa Olga Kurylenko, viuda de guerra atrapada entre su duelo, su deseo de independencia y las presiones de la conservadora familia de su marido, muerto también en Gallipoli. Los intérpretes apenas tienen responsabilidad sobre las limitaciones conceptuales que el filme arrastra.

Una de esas ciudades, uno de esos países, que han vivido siempre en la esquizofrenia de no saber si pertenecían a Oriente u Occidente.

Una de esas ciudades, uno de esos países, que han vivido siempre en la esquizofrenia de no saber si pertenecían a Oriente u Occidente.

Finalmente, la película se arrastra de forma excesivamente prolongada en una peripecia aventurera para procurar un «final feliz» forzado. De vergüenza me parecen las escenas en las que el protagonista, que ejerce en su país de zahorí, utiliza sus «propiedades» radiestésicas para localizar los cuerpos de sus hijos (1). Ahí la película desfasa de forma notable, entrando en el terreno de una fantasía absurda.

Producto cinematográfico técnicamente correcto, con una historia que ofrece muchas oportunidades de mejora, pero que se deja ver como película sin pretensiones para pasar el rato. No hay que cometer el error de tomársela muy en serio,… por mucho que Russell Crowe, patinando escandalosamente como director, pretenda dar trascendencia a un producto que carece por completo de ella. Oportunidad perdida para utilizar una historia con posibilidades en una película con enjundia. A Crowe se le podría decir aquello de «zapatero a tus zapatos»… porque por este camino es difícil que se le reconozcan méritos como autor.

Valoración

  • Dirección: **
  • Interpretación: ***
  • Valoración subjetiva: **

Al cabo, ya lo decía Espronceda, en boca de su pirata,

Al cabo, ya lo decía Espronceda, en boca de su pirata, «Asia a un lado, al otro Europa, y allá a su frente Estambul».

(1) Nota: A todo los efectos, en el mundo científico se considera la radiestesia o rabdomancia como una «pseudociencia» sin base alguna, en la que la capacidad de la persona no mejora a la hora de localizar agua u otras sustancia por percepción alguna, con o si ramita en las manos. Buena parte de los éxitos atribuidos a esta práctica se deben a otros factores, como la observación del terreno, la localización de vegetación o de determinada vegetación, que si están asociados a la presencia de agua en el subsuelo. No digamos ya la capacidad para descubrir en el subsuelo los restos cadavéricos de dos o tres personas determinadas en un área de guerra convertida en fosa común.

[Cine] To the Wonder (2012)

Cine

To the Wonder (2012), 19 de abril de 2013.

Hubo un tiempo en que el estreno de una película de Terrence Malick se podía considerar un acontecimiento. Pasaban lustros entre unas y otras, y sabías que iba a ser algo especial, algo distinto, algo que te podía convencer más o menos, que te iba a gustar más o menos, pero que no te iba a dejar indiferente, y que iba a ser bello. Algunos lo definen como un director-autor, otros como director-«más raro que un perro verde», pero en mi opinión ya nos ha dejado alguna obra de arte cinematográfica. Bien, pues ahora va y nos sorprende con una nueva película cuando no han pasado ni dos años de su última, extraña y no bien comprendida obra.

La película nos cuenta la historia del amor y del desamor de Neil (Ben Affleck), norteamericano que vive en algún lugar de las grandes praderas del oeste, y Marina (Olga Kurylenko), europea residente en París con una hija de diez años de una relación anterior. Una relación que tendrá sus momentos felices, sus paréntesis, donde aparecerá otra mujer en la vida de NeilJane (Rachel McAdams), y que en los momentos difíciles tendremos también la intervención de un sacerdote católico el padre Quintana (Javier Bardem).

Esta película tiene algunas de las cuestiones en común que vemos en otras de sus películas. Las relaciones entre hombre y mujer, la relación con los hijos, las cuestiones existenciales y religiosas, y mucho rodaje con una luz muy bonita en el atardecer de las grandes praderas. Más o menos urbanizadas. Pero por lo demás, y no sé si los expertos en analizar películas luego dirán otra cosa, a mí me ha parecido una propuesta muy vacía, en la que el poético envoltorio visual es el regalo. Dentro hay nada o casi nada. Las dificultades de relación entre dos personas con orígenes culturales distintos han sido contadas muchas veces y mejor. La presencia del sacerdote es comprensible a veces, y otras,… pues yo que sé que pinta. El interludio con la otra chica,… tampoco sé si lleva a algo. Y si algo realmente trascendente nos quiere transmitir Malick,… pues en esta ocasión supongo que soy un tarugo y no lo pillo. O no me interesa. No lo sé.

No puedo hablar de las interpretaciones. O sí. No sé si son interpretaciones. Me pasó con algunos momentos en su anterior película. Personas que ponen caras, que danzan, que abren los brazos y miran al sol, que se cogen, que se dejan… Ben Affleck no es la persona más expresiva del mundo, como para depender de su interpretación para entender las cosas. Y Kurylenko es muy mona pero limitada. Lo del personaje de Bardem,… todavía estoy intentando averiguar qué hacía ahí, con tanto peso.

A ver. Igual soy yo que me estoy volviendo viejo y limitado. Que mis neuronas se oxidan. Igual la profundidad de lo planteado es tal, que sobrepasa mis limitadas capacidades, cosa que creo que no me ha pasado con otras películas de este director. O igual es que en su ejercicio de estética poética infinita se ha olvidado por el camino de contarnos algo. Porque creo que en esta ocasión había algo que contar. Y de lo que me he enterado me parece pobre.

Valoración

  • Dirección: ***
  • Interpretación: **
  • Valoración subjetiva: **

Bonitos paisajes al atardecer, con los personajes dando vueltas, saltos y bailando, cuando son felices, o paseando cabizbajos, cuando se siente miserables. Esta llanura al atardecer, cerca de Montalbán, provincia de Teruel.

Bonitos paisajes al atardecer, con los personajes dando vueltas, saltos y bailando, cuando son felices, o paseando cabizbajos, cuando se siente miserables. Esta llanura al atardecer, cerca de Montalbán, provincia de Teruel.

[Cine] Oblivion (2013)

Cine

Oblivion (2013), 13 de abril de 2013.

Un nuevo y desesperado intento por ver si realmente el género de la ciencia ficción cinematográfica se reactiva con ideas sugerentes e incluso originales, o si seguimos en racha con el efectismo vacío y los fuegos de artificio. La idea de soportar una ración de su protagonista, Tom Cruise, tampoco es que me ilusionara gran cosa,… pero ello,… alguna vez el chico ha dejado de interpretarse a sí mismo, o al pesonaje que ha creado de sí mismo, y a merecido la pena. Todo es posible. En cualquier caso, veamos lo que ha dado de sí la propuesta de Joseph Kosinski.

Estamos en el año 2077, y la Tierra se encuentra desolada tras una guerra con una raza alienígena. Se nos informa que los humanos «ganaron» la guerra contra los invasores, pero a costa de destruir el ecosistema con sus armas atómicas, por lo que hubieron de emigrar a Titán, uno de los satélites de Saturno. Se nos cuenta que los humanos siguen explotando los recursos del planeta; pero bandas de alienígenas todavía pululan por la desolada faz de la Tierra saboteando las actividades de los humanos. Y para evitar eso están Vika (Andrea Riseborough) como controladora y Jack (Tom Cruise) como técnico, junto con una flotilla de drones para garantizar que todo, automatizado, funcione correctamente. Y en esto estamos cuando se detecta una transmisión extraña que surge de lo alto de lo que fue el Empire State, y después cae una nave espacial perdida años atrás, con una superviviente, Julia (Olga Kurylenko), que aparecía desde hacía tiempo en los sueños de Jack.

En la primera parte de la película, el argumento y algunas situaciones arrojan un tufillo tremendo a esa excelente película que nos sorprendió hace unos años que fue Moon. Semejanzas que conforme avance la trama resultarán más importantes de lo que pensamos en algunos aspectos argumentales. Sin embargo, aquí tenemos un producto de lujo comparado con la austera puesta en escena de aquella aventura lunar. Amaneceres espectaculares, paisaje impresionantes, torres de control de diseño, con todo tipo de lujos, vehículos voladores y espaciales alucinantes,… todo muy bonito. Y además una buena ración de acción como le gusta al protagonista. Para lucirse. Para parecer que seguimos viendo la enésima versión de Misión Imposible, o algo así, picando al mismo tiempo de elementos argumentales de todo tipo de propuestas previas. Y es que aquí es donde pincha la película. Con los grandes medios de los que dispone, con las interesantes premisas de partida, con lo que podría haber dado de sí la cosa, al final se queda en una película de aventuretas para lucimiento del protagonista. Con un par de floreros en forma de chicas guapas, y alguna otra presencia actoral de prestigio como es la de Morgan Freeman.

No voy entrar si quiera en la «mala ciencia» de películas de ciencia ficción que pretenden ser serias. El diálogo que se produce en un momento dado entre un control de misión y una nave que se supone que está por el entorno de la órbita de Saturno, en ¡¡¡tiempo real!!!,… una vez más las películas se saltan cosas tan elementales como la tercamente constante velocidad de la luz. Un ejemplo, por no aburrir.  Entrar en el conjunto de incoherencias argumentales propias de la película sería largo. Y vano. Porque hay que reconocer el hecho. Detrás del disfraz de producto serio, esto no es más que un subproducto de cine de acción para lucimiento del protagonista, que no interpreta a nadie más que a sí mismo, al papel que se ha construido, una y otra vez, una película tras otra.

Cuando sales del cine, eres consciente de que el tiempo se te ha pasado rápido. Como buena película de carácter palomitero, y de digestión cinéfaga fácil, es entretenida. Pero detrás del bello envoltorio, hay poco o nada más. Apta pues para el público general que busque pasar una tarde tonta entretenida, defraudará a quien busque un cine más serio y la reivindicación de la buena ciencia ficción. Si queréis una reflexión más sólida y profunda a algunos de los temas que plantea el fin, os vuelvo a remitir a aquella aventura selenita que tan agradablemente nos sorprendió, Moon. Aquí, ya ves, rompen la Luna. En pedacitos. Aunque sin tener ni idea de cuales sería las verdaderas consecuencias de tal hecho.

Valoración

  • Dirección: ***
  • Interpretación: **
  • Valoración subjetiva: **

Es primavera, y se nota en el arbolado urbano; a uno de los dos "floreros" de la película, el potencialmente más interesante, y absolutamente desaprovechado, no le gustan las flores. Qué cosas.

Es primavera, y se nota en el arbolado urbano; a uno de los dos «floreros» de la película, el potencialmente más interesante, y absolutamente desaprovechado, no le gustan las flores. Qué cosas.

Quantum of Solace (2008)

Cine

Quantum of Solace (2008), 24 de noviembre de 2008.

Mira por donde el abominable hombre de las traducciones de títulos de películas no ha actuado esta vez. Se han limitado a mantener el título original. Lo cual es una pizca de consuelo ante las barbaridades que habitualmente se cometen con los títulos de las películas.

Periódicamente me surge el mismo dilema. Ir o no ir… a ver la película de turno de 007, al servicio de Su Graciosa Majestad. En este caso, realmente no hubo dilema:

«Nosotras nos vamos a ver al macizo, tú haz lo que quieras. Aunque seguro que sale algún pibón también. Siempre salen.»

Ante tan contundente argumento, la cosa esta clara. O te quedas en casa o te sumas y disfrutas del pibón. Pues a ello.

En primer lugar, insistir en que nunca he sido muy aficionado al agente secreto británico. Aunque recuerdo con cariño las luchas contra el Dr. No y contra el amor que venía de Rusia del 007 más carismático que ha habido, y que yo veía en el correspondiente cine de barrio, con posterioridad la fórmula estándar de este tipo de películas nunca me ha atraído en exceso. En segundo lugar, no haré muchos comentarios sobre la trama. Más o menos es la misma de siempre, en distintos lugares del mundo, pero con las típicas persecuciones y balaceras. Eso no cambia mucho. Me limitaré a los hechos distintivos del filme, que son el macguffin, cómo resulta el Bond de turno, y cómo está la chica Bond en cuestión. Doy por hecho que los efectos especiales, las explosiones, las peleas y esas cosas están bien. Es cosa de oficio más que de arte, en este caso atribuible al director Marc Forster.

  • El macguffin en esta ocasión es la venganza. La película continua donde termina Casino Royale, y narra la búsqueda de revancha por la muerte de Vesper Lynd al final de la mencionada película. Me parece que está un poco cogida por los pelos, y a penas sirve para justificar la sucesión de eventos aparatosos que constituyen la película. La verdad es que este macguffin está mal utilizado y aprovechado, y que no consiguen construir una buena historia en torno a él.
  • El Bond de turno, Daniel Craig, me parece lo que me pareció en la anterior película. Un bruto, con cara de bruto. Con este actor se han acabado los toques de ironía o humor que los anteriores se permitían. Y en mi opinión esto hace un poco más aburrida la película. Por mucho que lo vistan de marca, y que sea muy mono según muchas mujeres, a mí me parece muchas veces un gorila de discoteca.
  • En cuanto a las chicas Bond (CUIDADO QUE PUEDO DESVELAR PARTE DEL ARGUMENTO), como es costumbre suele haber al menos un par. Una, la más protagonista que al final vive, interpretada por la modelo rusa Olga Kurylenko. Como guapa, guapa,… guapa es un rato. Pero de actriz tiene más bien poquito. Es el típico caso de florero mayúsculo. Además en el doblaje español, le han puesto un supuesto acento ruso, absolutamente catastrófico. Siendo además que no es trascendente en la trama. Siendo el personaje hija de boliviano y rusa, aparentemente criada en Bolivia, el acento sólo se justifica porque la actriz en origen es incapaz de hablar en inglés sin acento. Pero en el doblaje español se lo podrían haber ahorrado, siendo que es tan malo. La verdad es por comparación Eva Green siento al menos tan guapa como esta, resultaba mucho más actriz y con mucho más estilo y elegancia natural. Luego está la chica Bond que matan. Que es una agente británica pelirroja, interpretada por Gemma Arterton, que a mí me cae mucho mejor. Pero eso; la matan. Y también es muy mona, claro (FIN DE LA ADVERTENCIA).

En resumen, una película de 007 floja. Como la mayoría. Yo no le pondría más que un cinco, teniendo en cuenta sobre todo que a la anterior, claramente mejor, le puse un seis. En la interpretación le pondría otro cinco (hasta Judy Dench está floja) y en la dirección un seis.

Por cierto, en las últimas entregas hecho de menos a Q y, sobretodo, a Moneypenny.

La película anterior terminaba a orillas de Lago di Como en Italia, y ahí mismo parece que empieza la que aquí nos ocupa.

Lago di Como, Italia - Canon EOS D60; EF 28-135/3,5-5,6 IS USM