Esta serie de fotografías que ilustran esta entrada de este Cuaderno de ruta puede verse, comentada desde un punto de vista de la técnica fotográfica, en Carlos en plata. Paseo fotográfico por el casco antiguo de Utebo, ciudad emergente en el área metropolitana de Zaragoza.
Con esto del apagón eléctrico no pensaba que me diese para publicar nada hoy. Pero mira tú. Un tipo ha dicho que tardarían entre seis y diez horas en devolver la energía eléctrica. No sé si ha regresado en todo el país, pero en Zaragoza ha vuelto a las cinco horas y cincuenta y siete minutos aproximadamente. Así que a ese tipo habría que hacerle presidente del gobierno vitalicio o algo así. ¿No creéis?
En fin. Os dejo con unas fotografías realizadas en un sábado por la tarde de marzo con la Hasselblad en el casco histórico de Utebo. Lo que más me impresiona es que no me tuve que esforzar nada en absoluto en que las calles salieran vacías de gente. Prácticamente no me crucé con nadie entre las cinco y las seis y media de la tarde. Al otro lado de las vías del ferrocarril era otra cosa. Mucho más animado. Pero allí no hice fotos.
Las series de fotografías que ilustran esta entradas de este Cuaderno de ruta pueden verse, desprovistas de texto, en fotos en serie. Fotografías realizadas en las salas de exposiciones de Berlín mencionadas en el texto de la entrada.
Llevo un montón de domingos sin recomendaciones fotográficas, por una diversidad de motivos con los que no os voy a aburrir. Pero hoy voy a dedicar esta entrada de recomendaciones a las que me inspiran las exposiciones de fotografía que visité en Berlín durante la escapada de Semana Santa, y a un par de libros comprados en los puestos del paseo de la Independencia de Zaragoza durante la festividad de San Jorge, este miércoles pasado.
De los días que estuvimos por Alemania, con base en Berlín, el jueves por la mañana nos fuimos cada uno a nuestro aire por la capital alemana. Y yo dediqué la mañana al mundo de la fotografía. Una visita a un par de centros dedicados a las exposiciones fotográficas y audiovisuales, y otra a una tienda de la que soy cliente en línea pero que nunca había visitado en persona de presencia física.
He visitado en varias ocasiones Fotografiska, uno de mis museos dedicados a la fotografía favoritos, en Estocolmo. Abierto en 2010, si no recuerdo mal lo he visitado en tres ocasiones, en 2011, en 2016 y en 2023. Me encanta. Pero en este periodo de tiempo se ha extendido por el mundo, abriendo sucursales en Tallín, Nueva York, Berlín, Shanghái y Oslo. Bueno… creo que esta última está en proyecto. La sucursal de Berlín abrió en 2023, por lo tanto no había tenido ocasión de visitarla todavía, y aproveché el viaje. Había cuatro exposiciones.
Una retrospectiva dedicada a Frank Ockenfels 3, fotógrafo que destaca por sus retratos sumamente originales, muchas veces con técnicas mixtas, especialmente entre el famoseo de la música y de la interpretación. Me gustó mucho. Mucha fotografía con procesos fotoquímicos, con interesantes usos de la fotografía instantánea. Muy recomendable.
Una exposición de uno de los últimos trabajos de Rinko Kawauchi, fotógrafa japonesa que no me resulta extraña, tengo algún libro suyo, que combina fotografías realizadas en el entorno de su hogar, una casa en el campo en la que se refugió para criar a su hija, con las realizadas en Islandia, muchas veces combinadas en dípticos, muy significativos. También me gustó mucho.
Más fría me dejó la exposición dedicada a Viviane Sassen. Pero la neerlandesa nunca ha sido muy santo de mi devoción. Cosas que pasan.
Y la cuota local, dedicada al fotógrafo Jakob Tillmann, basado en Berlín, una serie de retratos que ponen de manifiesto los usos contemporáneos y muy diversos de la joyería, la bisutería y otros adornos y complementos personales. Curiosa. Técnicamente muy correcta. Forma parte de un programa interno de promoción de la fotografía y de fotógrafos, Emerging Berlin.
Situada en Berlin-Mitte, un desvío asequible desde algunos de las principales atracciones turísticas de la ciudad, Fotografiska Berlin debería ser visita obligada para los amantes de la fotografía.
Un lugar que ya conocía de viajes previos es C|O Berlin, un espacio de exposiciones fotográficas y audiovisuales que visité por primera vez después de su traslado en 2014 a la Amerika Haus, frente a la estación Berlin Zoologischer Garten. Al igual que la anterior, su prioridad es la fotografía y el audiovisual contemporáneos. Y lo que allí pude visitar fue:
Los audiovisuales realizados con el teléfono móvil, en formato vertical para acentuar ese origen, por el fotógrafo y cineasta Sam Youkilis. La exposición es curiosa. Pero el vídeo que te recibe a la entrada me chirrió mucho, porque pone de manifiesto, así de entrada, las limitaciones del teléfono móvil como cámara fotográfica o de vídeo. Altas luces bloqueadas, empastadas, en un atardecer o amanecer de colores anormalmente saturados, especialmente los rojos y naranjas. El contenido en el interior de la exposición era técnicamente mejor, especialmente por no haber escenas con grandes contrastes. Pero no pasó de eso, de ser una simpática curiosidad. Y creo que pretendían algo más con la exposición. Sin complicarse la vida, lo mismo se podría haber conseguido con mi pequeña y compacta Sony ZV-1, pero con mejor calidad intrínseca de la imagen.
La exposición individual de la italotogolesa Silvia Rosi, con imágenes muy coloridas en torno a una variante africana del juego del parchís, y en las que cuestiona las consecuencias de la colonización en las comunidades africanas.
Finalmente, A world in common, una amplia exposición colectiva de fotógrafos africanos contemporáneos, auténtico plato fuerte del lugar en estos momentos, con estilos y objetivos muy diversos. Y poco conocidos, porque son fotógrafos que difícilmente se abren paso en los medios occidentales. Como para pegarse un buen rato. Aunque no dispuse de tanto tiempo.
En otro orden de cosas, este miércoles pasado fue la festividad de San Jorge, fiesta autonómica en Aragón, y que coincide con ser el día mundial del libro, por efemérides relacionadas con las vidas (o muertes) de Cervantes y Shakespeare. Y que se suele celebrar con la instalación de puestos de venta y promoción de librerías y editoriales locales en el céntrico paseo de la Independencia de Zaragoza. No me paré mucho en los puestos, porque había muchísima gente, y me resultaba muy agobiante. Pero visité el puesto de Editorial Otro Matiz, de la compañera y socia de ASAFONA Asociación Aragonesa de Fotógrafos de NaturalezaLydia Grávalos. Es una pequeña editorial de nicho, dedicada a los libros de naturaleza y fotografía de naturaleza. Allí compré el libro Asia – Naturaleza y ser humano de Arturo de Frías. Que creo que no es un productor editorial de Otro Matiz, pero que se imprime en Grávalos Gráficas. El caso es que me dio para mantener una breve, pero interesante, conversación con el autor, allí presente, que me firmó y dedicó el libro. Inspirador.
Cuando ya me iba de la zona, había quedado a comer a las dos de la tarde, pasé por la plaza de Aragón, donde había algunos puestos sueltos. Uno de ellos de una librería de lance donde encontré un antiguo catálogo de una exposición fotográfica organizada por la Diputación Provincial de Zaragoza en torno a las fotografías que el francés Jean Dieuzaide realizó en sus viajes por Aragón en los años 50 y 60 del siglo XX. Y me pareció muy interesante. Y no muy caro. Así que me lo compré. Quizá no sean mis fotografías preferidas de Dieuzaide, que hizo cosas muy interesante, pero está bien.
Esta serie de fotografías que ilustran esta entrada de este Cuaderno de ruta puede verse, comentada desde un punto de vista de la técnica fotográfica, en Carlos en plata. Comentario sobre la Olympus Pen F con Kodak Ektar 100.
Hace unas semanas os fui mostrando imágenes de mi exploración fotográfica del barrio rural de la Cartuja Baja de Zaragoza. Unos paseos, realizados durante el mes de enero, en las tardes de los sábados, que fueron muy agradables durante ese mes. En el mes de febrero, en otra tarde sábado, con tiempo muy agradable, apuntando a lo primaveral, volví a acercarme al barrio rural de la ciudad con intención de seguir mi exploración fotográfica del lugar.
Ciertamente, no me dediqué tanto a los restos del antiguo monasterio cartujo que da nombre al barrio. Opté por buscar rincones más cotidianos del lugar. Que pongan además de manifiesto su naturaleza de pequeña población que, hasta hace bien poco y todavía, tiene su base en la actividad agrícola. Aunque ya disponga de zonas urbanizadas más concebidas como barrio dormitorio de la gran ciudad. Al fin y al cabo, muchos de sus jóvenes estudian en el núcleo urbano de Zaragoza, y no pocos de sus adultos trabajan también en el mismo. Pero no ha perdido su personalidad propia.
Esta serie de fotografías que ilustran esta entrada de este Cuaderno de ruta puede verse, comentada desde un punto de vista de la técnica fotográfica, en Carlos en plata. Amanecer del sábado 5 de abril y maratón en Zaragoza al día siguiente.
Este fin de semana ha sido el del “quiero y no puedo”. Me hubiera volver a Utebo a seguir explorando fotográficamente el casco viejo de la ciudad del área metropolitana de Zaragoza. Pero es algo que estoy haciendo con otro compañero de afición y no le venía bien.
Como contrapartida, salí el sábado por la mañana para ver si habían despejado las nubes que trajeron tormentas la noche del viernes. El pronóstico era favorable. Pues no, las nubes estaban ahí. Tres cuartos de hora más tarde ya estuvo despejado, pero no se vio salir el sol que era lo que se pretendía. Aun así aproveché la buen luz de ese ratito.
Para el domingo hablamos de ir a fotografiar la Maratón de Zaragoza a su paso por los espacios de la que fue Expo Zaragoza 2008. Pero no nos aclaramos con la logística de la cuestión. El problema es que había que madrugar los suyo para estar allí en posición entre 8:30 y 9:00 horas. Esa parte del recorrido está al principio de la carrera.
Pero llegar allí no era baladí por los cortes en los recorridos de líneas de autobús urbano. Y es una parte de Zaragoza que nos pilla especialmente apartados. Así que el personal, con pocas ganas de madrugar, se rajó. Y yo, al despertarme tomé la decisión de aprovechar que el paso por los kilómetros 26 – 27 estaba en el Puente de Hierro, con un paso previsto del primer corredor entre las 9:45 y las 10:00 horas. Y allí estuve fotografiando el paso de los primeros correros de la carrera.
Esta serie de fotografías que ilustran esta entrada de este Cuaderno de ruta puede verse, comentada desde un punto de vista de la técnica fotográfica, en Carlos en plata. Comentario técnico de la Olympus Trip 35 recientemente reparada.
Cuando me hice con la Olympus Trip 35 hace unos años me hizo mucha ilusión, y la estuve usando bastante. Incluso viajó conmigo un poquito por el mundo. Por el Sobrarbe, por Sevilla,… no mucho más. En los viajes siempre he tendido a llevarme la Minox 35 GT-E, algo más ligera, y con mejor calidad global. Pero es una cámara sencilla, que sirve su propósito de bloc de notas fotográfico.
Hace un par de años se me desajustó el obturador, de tipo central, incorporado en el objetivo fijo. Y la he tenido parada durante un tiempo. La duda era si me agenciaba otra o si la llevaba a reparar. Porque suponía que el gasto no sería muy distinto. Como así ha sido. Ya que la cámara está en muy bien estado cosmético, y el objetivo de selenio no está gastado y expone correctamente, decidí reparar. La llevé en diciembre a Casanova Foto, y en enero me la devolvieron reparada.
Por supuesto, había que comprobar que la reparación había sido eficaz. Por ello, le puse un rollo de película para negativos en blanco y negro, teniendo en mente probarla también unos días más tarde con un rollo de película para negativos en color, durante una excursión en el día de ASAFONA Asociación Aragonesa de Fotógrafos de Naturaleza. Pero de eso hablaré otro día. Pronto.
Esta serie de fotografías que ilustran esta entrada de este Cuaderno de ruta puede verse, comentada desde un punto de vista de la técnica fotográfica, en Carlos en plata. El casco antiguo de Utebo en formato medio digital.
El catalán Joan Fontcuberta es uno de los fotógrafos españoles que genera más controversia entre los amantes al medio. Creo que despierta admiración y rechazo a partes iguales, o eso deduzco de lo que los medios (más o menos) especializados escriben. Voy siguiendo las cosas que hace desde hace tres décadas. Y he leído alguno de sus ensayos sobre el arte y la práctica fotográfica. Algunas de sus cosas me gustan, otras no tanto. Recientemente nos recordaban su quehacer con motivo de una exposición en la que nos habla de los monstruos, Monstrorum historia, donde reúne fotografías de varias de sus series anteriores. Alguna de ellas, como Herbarium la conozco por haber visitado alguna exposición sobre ella. Fontcuberta juega mucho con los significados y los significantes de la imagen fotográfica. Y por lo tanto, para poder disfrutar de su obra hay que liberarse de prejuicios y acudir a la misma no con la idea de ver los que creemos ver, sino lo que el fotógrafo intenta que veamos. No confundamos el realismo con la realidad.
No conocía yo la obra de la japonesa Kunié Sugiura. Desconozco el porqué de la tilde en su nombre, habitual cuando los nombres japoneses se transcriben al francés, pero cuando lo hacen al inglés o al castellano, la autora reside en EE. UU. En fin, da igual. Sugiura lleva años en el panorama del arte contemporáneo. Y aunque utiliza la fotografía para sus obras, estar suelen invocar el auxilio de otras disciplinas artísticas, como la pintura y la escultura, por lo que suelen ser técnicas mixtas. Me llamó la atención en un artículo de Aperture, y me gusta bastante cómo a lo largo de su carrera ha jugado con la forma y la luz. Otra forma de entender la fotografía.
Nos hablaban recientemente del esfuerzo que está realizando la agencia Magnum Photos para digitalizar su enoooooorme archivo fotográfico, en concreto su archivo de diapositivas en color. Dicen que disponen de aproximadamente 650 mil diapositivas. El artículo que lo contaba tenía lo suyo de propaganda ya que glosaba las virtudes de las cámaras de formato medio de Fujifilm con sensor de 100 megapíxeles para esta tarea. No sé. Creo que Hasselblad tiene un sistema de gestión del color más orientado a la fidelidad de los colores, mientras que Fujifilm fía más en su «simulaciones de películas fotográficas» como argumento de venta. Pero bueno… el cliente tipo de una cámara de formato medio digital creo que busca más la fidelidad que el truquillo de mercadotecnia. Digitalizar diapositivas en color no es fácil. Las antiguas Kodachrome aguantan bien el paso del tiempo, pero las Ektachrome y otras película para positivos en color similares basadas en el proceso E6 o precursores, suelen presentar una degradación de los tonos de color que es necesario corregir, tarea no sencilla en un medio que requiere tanto rigor como un archivo de estas características.
Por lo que nos cuentan, también van a intentar sacar un rendimiento económico de este esfuerzo, que no será barato, poniendo a la venta productos derivados, como libros o copias fotográficas de aquellas fotografías más destacadas que vayan digitalizando de este amplio archivo. El primer ejemplo de esta serie de obras, que van a denominar A world in color, está dedicado a la llamada Primavera de Praga, el intento democratizador de la sociedad checa en 1968 que se vio aplastado por la invasión de las tropas soviéticas y del Pacto de Varsovia. Los fotógrafos son diversos. Y muestran que, aunque la mayor parte de las imágenes que hemos visto de aquella intentona democrática nos han llegado en blanco y negro, el reportaje en color ya había avanzado mucho a esas alturas del siglo XX.
Termino con una fotógrafa actual, Katie Jo Small, que tal vez no está al mismo nivel de los anteriores, ni mucho menos, pero cuyos retratos realizados con película tradicional me han resultado simpáticos, y de ahí me he ido a revisar el resto de su obra, que me ha caído bastante bien también.
Esta serie de fotografías que ilustran esta entrada de este Cuaderno de ruta puede verse, comentada desde un punto de vista de la técnica fotográfica, en Carlos en plata. Comentario sobre la Hasselblad 500CM con Ilford Delta 400.
Desde hace unas semanas, he ido mostrando imágenes de mi exploración fotográfica del barrio rural de la Cartuja Baja de Zaragoza. Unos paseos, realizados durante el mes de enero, en las tardes de los sábados, que fueron muy agradables durante ese mes. Nada que ver con la lluvia o el viento que tenemos en el mes de marzo. Habrá más en un futuro. En febrero hubo otro con un sistema fotográfico muy distinto, del que ya os hablaré en su momento.
La peculiaridad de este último paseo fotográfico del mes de enero es que usé película en blanco y negro. Con resultados que, no son exactamente lo que yo buscaba, pero que no están mal. Quizá hubo más nubes de las que esperaba, y eso modificó el contraste con el que yo imagen las fotografías. Pero podéis ver vosotros mismos el resultado.
Esta serie de fotografías que ilustran esta entrada de este Cuaderno de ruta puede verse, comentada desde un punto de vista de la técnica fotográfica, en Carlos en plata. Comentario sobre las fotografías instantáneas realizadas con Fujifilm Instax SQ6 con película Instax Square Color. En incluyen algo de fotografía ferroviaria, sobre la que se habla en la entrada.
Tras dos domingos sin recomendaciones fotográficas por motivos diversos, voy con algunas que he ido recogiendo en estas tres últimas semanas. De forma un poco telegráfica, que este domingo por la mañana ando un poco liado. Sin saber todavía qué compromisos voy a cumplir, y con cuales voy a quedar mal.
Martin Parr es uno de los fotógrafos más reconocidos del Reino Unido. Y su fuerte es el retrato de la sociedad británica, con su punto de ironía, de humor, con cariño, pero sin ahorrar críticas. Con un estilo fotográfico muy directo, apoyado en la iluminación diurna con el flash, su fotos son fácilmente reconocibles. No son fotos «bonitas». Pero son indudablemente personales y siempre cuentan historias. La gente en su salsa. Empezó fotografiando en blanco y negro, pero evolucionó hacia la fotografía en color, como digo muy distintiva. A mí me cae muy simpático. Tiene cara de buena gente. Luego… vete tú a saber.
Issei Suda fue un fotógrafo japonés ya fallecido. Murió en 2019 a los 78 años. También fue un fotógrafo de lo cotidiano, aunque no dejó de fotografiar también en sus viajes, o las tradiciones de los pueblos y ciudades japoneses. Aunque su estilo visual es muy distinto al de Parr, no dejan de tener cosas en común. Pero casi siempre fotografió en blanco y negro, aunque no exclusivamente. Apoyándose también en el flash cuando convino. En Pen Magazine nos han llamado la atención sobre su trabajo de dos años, a principios de los años 90, en los que utilizando una cámara Minox, se dedicó a documentar la vida de su familia, esposa, hija y perro. No nos cuentan que tipo de Minox usó. Si algún modelo de Minox 35, similar a la que yo uso en mis viajes para el blanco y negro, o la pequeña cámara de espías. Tal vez esta última, por el aspecto de las fotografías que he podido ver.
Hace un montón de años, cuando la principal red social para compartir fotografías era Flickr, seguí durante un tiempo a Olivia Bee. En aquellos momentos prácticamente una adolescente, a finales de la década de los 2000, su estilo era muy espontáneo, con película fotográfica, y sus motivos sus propios amigos adolescentes. Llamó la atención de las marcas, que entendieron que ese estilo podría atraer consumidores jóvenes, ya que hablaba mejor su lenguaje que otros fotógrafos más establecidos. Hoy en día la sigo todavía en Tumblr y en Instagram. Quizá por costumbre. No me gusta o me atrae todo lo que hace, pero de vez en cuando muestra obra muy conseguida. Aunque creo que está ya muy vendida a lo comercial. Pero oye… de vez en cuando, y con película fotográfica en color…
Conocí recientemente los paisajes minimalistas de Alon Koppel tomados en las orillas de los Grandes Lagos norteamericanos. Muy sencillos, en los que el color, y sus matices, es la base de la composición. Pero revisando su página web, la dedicada a la fotografía personal, no la dedicada a la fotografía comercial, he encontrado muchas cosas que me han interesado. En su fotografía comercial se dedica principalmente, aunque no exclusivamente, a la arquitectura.
Siempre me ha interesado la fotografía ferroviaria. Aunque últimamente la practico poco. Los trenes en España se han vuelto estéticamente muy aburridos. Hace poco más de una semana, me acercaba en Alcázar de San Juan al minúsculo museo ferroviario que tienen por allí. Dependiente del Museo Nacional del Ferrocarril, está mantenido por la asociación local de amigos del ferrocarril, pero sólo abren los domingos por la mañana, así que me tuve que conformar con lo que vi desde fuera. El caso es que recientemente conocí el trabajo de la argentina Mena Sambiasi, argentina radicada en Madrid, con fotografías realizadas en el Museo del Ferrocarril de Madrid, un lugar que he visitado varias veces. Me gusta cuando se fija en el detalle, más que en las vistas generales. Actualmente se pude ver este trabajo en el propio museo hasta el día 26 de marzo de este 2025.
Esta serie de fotografías que ilustran esta entrada de este Cuaderno de ruta puede verse, comentada desde un punto de vista de la técnica fotográfica, en Carlos en plata. Comentario sobre la Hasselblad 500CM con Lomography Color Negative 800.
A mediados de enero, una compañera de afición fotográfica, Ana Cosculluela, inauguraba una exposición de fotografía estenopeica. De la que ya hablé en mi Cuaderno de ruta. Quise aprovechar esa mañana para probar hacer fotografías con flash usando una cámara para película de formato medio con el apoyo de una luz de flash. Pero no funcionó. Así que fueron sin flash, y quedaron un tanto subexpuestas.
Esa misma tarde, decidí terminar el rollo volviendo a La Cartuja Baja, como la semana anterior, aunque ya sólo me quedaban cuatro exposiciones de las 12 de un rollo de tipo formato 120 con negativos de 56 x 56 mm. Pero bueno, menos da una piedra. Y son válidas para añadir a la colección de fotografías que estoy reuniendo del lugar. Ahora estoy en un impasse, después de una incursión en febrero, pero volveré a La Cartuja para seguir explorando.
Esta serie de fotografías que ilustran esta entrada de este Cuaderno de ruta puede verse, comentada desde un punto de vista de la técnica fotográfica, en Carlos en plata. Comentario sobre la Hasselblad 500CM con Kodak Portra 800.
Hacia mediados del año 2024, durante los meses de verano, hice varias incursiones fotográficas a la Cartuja Baja. Bueno. En principio, eran caminatas realizadas a horas tempranas con el fin de hacer ejercicio. Pero empecé a ser consciente de las posibilidades que ofrece el lugar, en el que se combinan los hogares de los vecinos con los restos del antiguo monasterio cartujo que da nombre al barrio zaragozano.
Por ello, me propuse seguir explorando el lugar fotográficamente durante el otoño y el invierno. Con luz más adecuada a horas más adecuadas. Luego, por motivos que no vienen al caso, durante el otoño no surgió la ocasión. Pero no se me fue la idea de la cabeza. Hasta que llegó el mes de enero, en el que me hice el propósito de retomar con más frecuencia la fotografía con cámaras de formato medio. Y la Cartuja Baja me pareció un entorno adecuado para ello.
Durante tres sábados por la tarde en ese mes me desplace hasta el barrio con el autobús urbano que lo conecta con la casco urbano de la ciudad. Ya os hablé de uno de ellos, porque ya presenté algunas fotografías en blanco y negro recientes. La Cartuja Baja es lo que se llama un barrio rural. Fuera del casco urbano principal. Desde la plaza de España de la ciudad hasta la plaza de España del barrio hay 8.5 kilómetros. Algo menos, claro, si lo midiéramos en línea recta y no siguiendo los recorridos de las vías de circulación o de los caminos peatonales.
Esta serie de fotografías que ilustran esta entrada de este Cuaderno de ruta puede verse, comentada desde un punto de vista de la técnica fotográfica, en Carlos en plata. Comentario sobre el flash Godox ia32.
Cuando llega la primavera, me gusta fotografiar las flores que encuentro. En la naturaleza, en los parques y jardines, en las calles de las ciudades. Donde sea. No soy entendido en flores. Ni busco especies determinadas. Simplemente, cuando considero la ocasión y me apetece, o quiero experimentar.
Hace unas semanas ya mostré algunos ejemplo de mis ensayos utilizando flash fotográfico. En aquellos momentos utilicé el flash que generalmente uso para la fotografía de aproximación. Un flash tradicional, tipo cobra, de potencia media y tamaño relativamente compacto. Pero en las últimas semanas, junto con una pequeña compacta digital, he llevado un flash más pequeño, pero razonablemente capaz, de tal forma que en mis recorridos cotidianos puedo utilizarlo para tomar las fotografías al vuelo, en una diversidad de oportunidades. Noche, día, exterior, interior,… tremenda versatilidad para un chisme tan pequeño. En el enlace al principio de la entrada encontraréis más detalles.
Esta serie de fotografías que ilustran esta entrada de este Cuaderno de ruta puede verse, comentada desde un punto de vista de la técnica fotográfica, en Carlos en plata.
Ya estoy empezando a añorar la luz de las mañanas o las tardes de finales de noviembre, de diciembre y de principios de enero. Son momentos del año en los que es más probable encontrar una luz suave, agradable tanto para pasear como para fotografiar a cualquier hora del día. Si el sol no se eleva mucho sobre el cielo en su recorrido diario, y si algunas nubes matizan la luz solar que nos llega, todo es más agradable.
Sí, sí… ya sé. A cambio, hace frío. Y las horas de luz son menos. Pocas incluso. Pero esta visto que no lo podemos tener todo. Pero cuando las elementos se conjuran, que hermoso es contemplar el mundo con la luz adecuada. Más si te gusta pasear con una cámara fotográfica. Y en ese momento, qué estupendos son los resultados que se obtienen con una cámara de formato medio, con sus grandes negativos llenos de detalle, de texturas y de formas. Hoy está nublado, pero si no, qué dura y antipática es ya la luz cuando ya vemos en el horizonte, a pocas semanas, el equinoccio de primavera.