[Fotocomentario] Los últimos días del año

Fotografía

Estamos ya cubriendo el primer tercio del mes de marzo, a doce días de la primavera, y todavía estoy revisando algunas fotografías de finales de diciembre de 2022. Mis últimas fotografías del año, de las que hablo en Nuevas presentaciones para películas blanco y negro (II) – Fujifilm GS645S Wide 60 con Kentmere 400 120. O casi… porque en realidad fueron unas Instax Square las últimas,… de las que ya hablé. En cualquier caso, mientras las revisaba… qué lejos me quedaban aquellos días.

Hace un tiempo, solía coger mi semana de fiesta para esas fechas en los primeros días de enero. Y solía planificar muchas y variadas actividades. Cuando el traumatólogo me dejaba esquiar, es decir, antes de mi fisura en un menisco de la rodilla derecha, ansiaba que hubiese nieve en pistas para aprovechar. Pero hoy en día lo vivo de otra forma. Prefiero la tranquilidad en casa o paseando por la ciudad. Y prefiero la tranquilidad en el lugar de trabajo en los primeros días de enero, cuando la mayor parte de mis compañeras se cogen fiesta.

Dicho lo cual, este año en particular, en esos días de fiesta en la última semana de diciembre, disfrutamos de una meteorología notablemente benigna para la época del año. Salvo alguna niebla en las primeras horas del día, sol y temperaturas templadas. ¿Qué más se puede pedir para unos días de fiesta? ¿Salvo que estas alteraciones en el clima no les sienten nada bien a los ecosistemas actuales…? En fin. Mientras, los políticos, cuando cada vez hay menos nieve, se plantean destrozar un bello valle y paisaje pirenaico pensando en un turismo de esquí cada vez más improbable, para disfrute de sus siempre «amigos» los empresarios de la construcción. España (Aragón) es así.

[Fotocomentario] Polvo, niebla, viento y sol…

Fotografía

… y donde hay agua un huerta. Al norte los Pirineos, esta tierra es Aragón.

José Antonio Labordeta.

Sip. Así cantaba Labordeta varias décadas atrás a la tierra que le vio nacer y de la que tanto se preocupó. Aunque también es cierto que las nieblas nos están abandonando. Leía ayer en el artículo de la Wikipedia en inglés dedicada a Zaragoza que entre noviembre y enero, históricamente hemos sufrido unos 20 días de niebla. Casi un 25 % de los días. Aunque siendo raras después de la fiestas de Navidad y Año nuevo, aún se concentran más. Pero ya hay mucha gente que comenta que en los últimos años hay muchos menos días de niebla. Este invierno, unos pocos días después del día de Navidad, y la mayor parte de los días no ha sido persistente.

Pero sí que se presenta con cierta frecuencia el cierzo, el viento seco y frío del noroeste, que deja una sensación gélida en el valle del Ebro. Ayer hicimos un paseo fotográfico algunas de las gentes de AFZ Asociación de Fotógrafos de Zaragoza, y sufrimos durante casi tres horas el azote de un cierzo que fue en aumento conforme avanzaba el día. Tal fue así, que esperaba tener hoy para revelar dos o tres rollos de película en blanco y negro para revelar… y solo tengo uno, de días anteriores. Ayer, apenas hice un puñado de fotos en blanco y negro con una cámara compacta, y unas cuantas fotografías en color, de un rollo que tampoco terminé, pero hechas antes de quedar con los compañeros de AFZ. En las plantaciones de bulbosas del Parque Grande de Zaragoza ya han florecido algunos narcisos.

Así que he optado por ilustrar esta entrada en los anómalos días de principios de enero, en los que no tuvimos ni niebla, ni viento, y las temperaturas fueron benignas. Y el sol tampoco estaba excesivamente pesado al principio. Aunque alguna tarde ya brilló con cierta intensidad. Para saber más… Ajustando tiempos y fórmulas de revelado – Leica M6 con Summicron-C 40 mm f2 y Lomography Potsdam Kino 100.

[Fotocomentario] Ya parece invierno…

Fotografía

Síp. Llevamos unos días en los que cuesta venir a trabajar. Más de lo habitual. Además de que hay que salir de casa antes de las siete de la mañana, y de que mi entorno de trabajo no es para tirar cohetes de feria precisamente, hay que sumar que salimos de casa con temperaturas en torno al 0 ºC y a veces con viento. Desapacible, y poco apetecible. Y la temperatura no sube mucho durante el día.

Hoy, antes de escribir estas breves líneas, he estado comentando en Apuntar y disparar en un templado día de invierno – Olympus mju-II con Kodak Portra 400 sobre un las fotografías realizadas a mediados de diciembre. Algunas de las cuales os muestro aquí. Fueron días soleados, con temperaturas considerablemente altas para las fechas. Era muy agradable salir a pasear o hacer recados. Normalmente, en esas fechas, cuando el tiempo es estable, se acumulan nieblas y las temperaturas no suben mucho. Pero nada de eso subió. Y hasta hace unos pocos días bromeábamos con el hecho de que parecía que habíamos pasado directamente del otoño a la primavera, sin pasar por el invierno. Pero finalmente, el invierno está aquí. Ya parece invierno…

Reconozco que esto es lo normal. Que lo anómalo, año tras año, es lo otro. Pero que bien se está cuando la luz del sol ilumina sin ofender la vista y las temperaturas son fresquitas pero agradables. Cuánto apetece estar activo, hacer cosas, ir de un lado a otro… No como esta mañana, en la que tan destemplado me sentía, que de repente me he encontrado metido en un autobús urbano, cuando siempre vengo a trabajar caminando todo el trayecto. Es lo que había.

[Cine] Tenki no ko [天気の子] (2019)

Cine

Tenki no ko [天気の子] (2019; 61/20191128)

Titulada en inglés con un Weathering with you, de difícil traducción simple al castellano, y en la versión doblada en castellano con un confuso El tiempo contigo, que genera la ambigüedad sobre cuál es el «tiempo» al que se refieren, el título japonés es mucho más sencillo y claro, ya que Tenki ni ko [天気の子] significa sencillamente La chica del tiempo o La chica del clima. Con esta película, el director Makoto Shinkai trata de mantener, quizá superar, la expectativas levantadas con su anterior largometraje. Una película que con el tiempo ha mejorado en mi consideración, especialmente tras haberla repasado con tranquilidad en Netflix. Pero mi apreciación por Shinkai viene de antes, así que… pues nos apuntamos al estreno adelantado en Zaragoza como unos otaku más. Extremo al que no llegamos a pesar de nuestra afición a la animación y a ciertos aspectos, no todos, de la cultura japonesa.

Hoy, los paisajes urbanos tokiotas vienen obligados por la propia naturaleza de la película que comento. Sean las calles, los jardines, las gentes, los santuarios, las estaciones de tren,…

Lo adelanto. Desde cierto punto de vista, esta película es casi una actualización del argumento de su película anterior, variando los elementos sobrenaturales o fantásticos de la misma. He oído referirse a Kimi no na wa como película de ciencia ficción, pero creo que eso es un despiste monumental; dejémoslo en cine fantástico. Aquí también tenemos una pareja de adolescentes, Hina (Nana Mori) y Hodaka (Kotaro Daigo), de orígenes muy distintos que acaban reunidos en Tokio en un verano en el que la estación de las lluvias se vuelve anómalamente intensa, larga y fría. Y pronto descubriremos dos cosas; que la chica tiene cierta capacidad de actuar sobre el tiempo atmosférico y que ambos… ¿se gustan?

En esta película hay un tercer protagonista, además de los dos mencionados, y al margen del interesante grupo de personajes secundarios. Y ese protagonista es Tokio. Si por algo destaca la película de forma sobresaliente es por los maravillosos paisajes animados de la capital japonesa que Shinkai y su equipo nos ha regalado. Un juego de luces y sombras, naturales y artificiales, unido al detalle y minuciosidad con el que son retratadas las calles y jardines de la ciudad. Buena parte de los escenarios corresponden a Shinjuku y Yoyogi, pero nos moveremos también por otros distritos tokiotas. Esto sólo, ya me basta para otorgar una muy buena nota a la dirección de esta película. Pero… la historia no tiene la misma fluidez que la anterior y celebrada película del director. Resulta, a ratos más anecdótica, a ratos menos cohesionada. Nos brinda momentos muy divertidos, aunque amenaza con abusar en otros del cine cebolla.

A eso hay que unir una interpretación que puede ser del gusto nipón, estos gritos al manifestar emociones y estos llantos sonoros no serán extraños a los aficionados al cine japonés que vean las película en versión original, pero que van en contra de mi preferencia por las interpretaciones contenidas. Hay que decir que en Japón, los seiyū, actores de voz en las películas de animación, son muy apreciados y pueden alcanzar niveles de popularidad similares a los actores convencionales. En fin… que es un punto que a mí me tiene un poco así así… especialmente con los masculinos. Muy gritones.

Dentro del anecdotario, anotaremos que el universo en el que transcurre la acción es el mismo que en sus películas anteriores. Si en Kimi no na wa (Tu nombre…) era la profesora Yukari Yukino, protagonista de Kotonoha no niwa (El jardín de las palabras), hacía un pequeño papel, en esta ocasión son la propia Mitsuha y el propio Taki, protagonistas de Kimi no na wa, los que hacen respectivamente un pequeño cameo y un breve papel. Ya adultos.

La película está bien. Es entretenida. Y es muy bonita de ver. Pero no estamos ante la obra maestra que esperábamos ver en un director en alza. Incluso cuando toma prestados de sus propias obras anteriores algunos elementos, como por ejemplo un viaje en tren con tiempo infernal, probablemente una de mis secuencias favoritas del cine de animación presente en Byōsoku go senchimētoru (5 centímetros por segundo), no alcanza ni de lejos el impacto y la emoción que nos dejaba entonces. Una película razonablemente interesante, pero que deja un regusto amargo porque las expectativas eran muy altas. Aunque la productora de la película se está poniendo las botas porque se está vendiendo un montón…

Valoración

  • Dirección: ****
  • Interpretación: ***
  • Valoración subjetiva: ***

Hasta el 40 de mayo…

Ciencia, Política y sociedad

Pues estamos ya a «43 de mayo» y por fin vemos algo de sol. Ya veremos lo que dura. Cualquier otro año a estas alturas llevamos días con el termómetro en la raya del 30º. Este año apenas se ha acercado. Y no ha parado de llover. ¿Será el cambio climático? ¿Será alguna maldición por cierto evento que se celebrará los próximos tres meses en Zaragoza, y  que está a punto de inaugurarse?

No lo sé. Pero con lo poco que me gusta el calor, nunca pensé que diría, ¡a ver si sale el sol y nos calienta un poquito!

Os dejo con una imagen de las últimas nubes de tormenta que pasaron ayer por Zaragoza.

Nubes de tormenta

(Fujifilm Finepix F10)