En el plazo de unos días vamos a ver dos estrenos de Kenneth Brannagh. El director británico, norirlandés por más señas como veremos a propósito de la película de hoy, ha realizado cosas muy muy interesantes a lo largo de su carrera. También como intérprete. Y sin embargo, también da la sensación de que hay cierta irregularidad en su carrera. En cualquier caso, la película de hoy llega con halo de ambiciones en la temporada de premios, y con probabilidad de premio gordo. No sé si mucha o poca, pero la posibilidad existe.

Brannagh nos traslada a su ciudad natal Belfast, con un alter ego de nueve años, Buddy (Jude Hill), que de repente despierta a la dura realidad sociopolítica de Irlanda del Norte cuando un grupo de matones unionistas irrumpe en su pacífica calle donde conviven familias protestantes y católicas para atacar a estas últimas. A través de los ojos del niño y sus correrías por el barrio iremos conociendo las entretelas de esa ciudad en conflicto y dividida, pero no sólo entre protestantes y católicos, sino también entre quienes quiere paz y quienes buscan bronca, representada por el enfrentamiento entre su padre (Jamie Dornan) y un matón unionista (Colin Morgan), a pesar de ser ambos protestantes. Y con la poderosa presencia de la madre (poderosa presencia también la de Caitriona Balfe), y la no menos poderosa e importante presencia de los abuelos del niño (prestigio a raudales con Judi Dench y Ciarán Hinds).
Brannagh abandona sus macroproducciones complejas y rueda con sencillez, en un delicado blanco y negro salpicado de alguna nota de color, un breve pasaje vital, varios meses en la vida de una familia que debe tomar la difícil decisión de si ha de quedarse en precario en la ciudad que ama y con la familia y los amigos que quieren, o deben emigrar, como tantos irlandeses en la historia, para abrir un futuro a sus hijos. Un tremendo retrato social de unos tiempos y unos conflictos, en la que el realismo de la historia no está reñido con no pocas dosis de poesía. Y poco más de hora y media de duración. Las pequeñas grandes historias no necesitan más para estar bien contadas.

Poderosas interpretaciones de un reparto mucho más coral de lo que parece, donde sólo la presencia del pequeño Jude Hill es constante, y que nos limita la historia, que podría tener otras interpretaciones u otras visiones. La misma historia, con distinto resultado, podría haber sido contada y resultar tremendamente interesante desde el punto de vista de la madre, esa madre guapa y garbosa, tanto en sus aciertos como en sus errores. O de la abuela. O del abuelo. O de un vecino. O de la prima mema. Todos ellos podrían generar su versión de esta pequeña historia y sería igualmente interesante, pero distinta. Hay muchas películas posibles en esta película concreta. Todo el reparto es irlandés, o con raíces irlandesas (Dench es inglesa de madre irlandesa), y nos acuna con su musical acento, que los irlandeses llevan la música hasta en el hablar.
¿Es recomendable? Es prácticamente imprescindible. Un canto al entendimiento, un homenaje a las familias modestas, a lo que emigran, a los pacíficos, a los sencillos de corazón, que también meten la pata en ocasiones. Una denuncia del conflicto por el conflicto, de los integrismos ideológicos dogmáticos, políticos o religiosos. Una visión necesaria de un norirlandés protestante que se aleja de todos los tópicos, al mismo tiempo que hace avanzar la historia bajo el impulso de la potente música y firmes letras de las canciones de Van Morrison, otro norirlandés de pro. No os la perdáis. Ah… y la sorpresa final sobre la niña de clase que trae loco a Buddy,… la guinda final en el mensaje de Brannagh con esta película.
Valoración
- Dirección: *****
- Interpretación: ****
- Valoración subjetiva: *****
