Las series de fotografías que ilustran esta entradas de este Cuaderno de ruta están comentadas desde el punto de vista de la técnica fotográfica en Carlos en plata. Comentario técnico de las fotografías realizadas durante el viaje a Andalucía entre el 22 y el 26 de octubre de 2025 con Olympus Trip 35, Ilford HP5 Plus y filtro amarillo Heliopan.
Tuve un momento de grave depresión el martes de la semana pasada mientras revelaba los dos rollos de película en blanco y negro de la escapada del «cambio de hora» a Andalucía a finales del mes de octubre. Y es que en un despiste, llevo una vida ajetreada últimamente y mi cabeza no está en lo que celebra, me entró luz en el tanque de revelado. Uno de los rollos quedó irremediablemente arruinado. Del otro he podido rescatar fotos, gracias a la digitalización de los negativos. En una ampliadora, duda que hubiese conseguido obtener unas ampliaciones decentes.
Málaga
Pero aquí os dejo unas cuantas de las que han quedado bien. He tenido que currármelo para obtener el contraste pretendido. Y en alguna se ven los reflejos de la luz que entró en el tambor de revelado. Pero bueno, menos da una piedra. Fotografías de Málaga y Antequera. Una pena, porque estoy convencido que mis mejores fotos hubieran venido de Granada y Álora. O a lo peor es algo que imagino, porque nunca lo podré comprobar.
Esta serie de fotografías que ilustran esta entrada de este Cuaderno de ruta puede verse, comentada desde un punto de vista de la técnica fotográfica, en Carlos en plata. La Olympus Trip 35, una cámara sencilla, con la Acros II, una película que me gusta, pero compleja.
Como explico en el enlace de la introducción, las fotos de hoy no dejan de proceder de un «experimento» que no fue bien. Pero a pesar de ello, finalmente, las fotografías sí que quedaron bien. O por lo menos a mí me convence el rendimiento de la imagen que la película y su revelado ofrecen. Que no está mal. El experimento lo quise hace en Utebo, donde hice alguna foto, pocas, y renuncié. O quedaron mal.
Otra cosa son las fotos realizadas a muy primera hora de la mañana, al amanecer, con las que terminé el rollo de película unas semanas más tarde. A pesar de que los motivos pueden estar ya muy vistos en estas páginas, encontré muchas oportunidades, o muchas sugerencias, de cara a utilizar la misma combinación de material sensible y revelador en un futuro. Ya veremos. Que ahora entramos en una época, con luz dura y demasiado brillante, el verano, que no es la más sugerente que se nos ofrece a lo largo del año. ¿Tendré que ir pensando en conseguir algo de película con sensibilidad extendida al infrarrojo? Puede.
Esta serie de fotografías que ilustran esta entrada de este Cuaderno de ruta puede verse, comentada desde un punto de vista de la técnica fotográfica, en Carlos en plata. Comentario técnico de la Olympus Trip 35 recientemente reparada.
Cuando me hice con la Olympus Trip 35 hace unos años me hizo mucha ilusión, y la estuve usando bastante. Incluso viajó conmigo un poquito por el mundo. Por el Sobrarbe, por Sevilla,… no mucho más. En los viajes siempre he tendido a llevarme la Minox 35 GT-E, algo más ligera, y con mejor calidad global. Pero es una cámara sencilla, que sirve su propósito de bloc de notas fotográfico.
Hace un par de años se me desajustó el obturador, de tipo central, incorporado en el objetivo fijo. Y la he tenido parada durante un tiempo. La duda era si me agenciaba otra o si la llevaba a reparar. Porque suponía que el gasto no sería muy distinto. Como así ha sido. Ya que la cámara está en muy bien estado cosmético, y el objetivo de selenio no está gastado y expone correctamente, decidí reparar. La llevé en diciembre a Casanova Foto, y en enero me la devolvieron reparada.
Por supuesto, había que comprobar que la reparación había sido eficaz. Por ello, le puse un rollo de película para negativos en blanco y negro, teniendo en mente probarla también unos días más tarde con un rollo de película para negativos en color, durante una excursión en el día de ASAFONA Asociación Aragonesa de Fotógrafos de Naturaleza. Pero de eso hablaré otro día. Pronto.
Con la vuelta de vacaciones a principios del mes de junio, y con la llegada de los primeros calores cuando todavía no había terminado la primavera astronómica, me sucedió un cierto fenómeno que todavía perdura. No es ni bueno ni malo. Simplemente es. Y lo que me pasa es que en cuanto pasan las nueve y media de la noche, en una época del año en la que todavía hay luz en el exterior, estoy que me caigo de sueño. Y si me acuesto, por pronto que sea, desde luego muy pronto para los estándares hispanos, caigo redondo. Como contrapartida, me despierto muy pronto también por la mañana. Perfectamente descansado, puesto que he podido dormir mis ocho horas. Pero realmente puede ser en algún momento entre las seis y las seis y media, cuando tan apenas ha dado tiempo a que salga el sol. Entre semana me viene bien, porque es la hora de prepararme para salir a trabajar. Pero en el fin de semana… Bueno. Una opción es aprovechar las buenas temperaturas de esas horas, la buena luz del amanecer, coger una cámara de fotos y salir a caminar a fotografiar. Y en una de esas caminatas, que en sábado puede ser de entre 12 y 18 kilómetros, me volví a fijar una vez más en esto.
La poco práctica posición de la puerta principal de entrada a la estación ferroviaria de Miraflores, en la red de cercanías de Zaragoza.
Es la estación de la red de cercanías ferroviarias de Zaragoza, que sustituyó al antiguo apeadero que conocí toda mi vida, desde que de niño, con cinco años, fui a vivir al barrio de San José. Es el principio/final de línea de la línea 1 (y única) de Zaragoza, que va desde Miraflores a Casetas. Y también sirve de final/principio de línea y estación con parada para trenes regionales a Valencia/Cartagena, Arcos de Jalón/Madrid, Castejón/Logroño/Miranda de Ebro, Binéfar/Lérida, Huesca/Canfranc y Caspe/Barcelona. O media distancia, como llaman ahora a los trenes regionales. El caso es que la entrada a la estación es eso que podéis ver colgada, en el edificio, a unos siete metros de altura sobre el ras de la «calzada». Como obviamente, por ahí no se puede entrar, hay una puerta mucho más modesta habilitada para entrar a lo que sería los «sótanos» de la estación, al mismo nivel que las vías y los andenes de la estación.
Al otro lado del camino asfaltado que lleva hasta la estación, los campos de deporte del Centro Deportivo Municipal de La Granja. En el mismo plano está el Pabellón Príncipe Felipe… por lo que seguimos sin entender porqué situaron esa entrada ahí arriba.
Desconozco a qué planificación urbanística respondería un edificio de esta naturaleza. Porqué no se realizó, probablemente por falta de dinero o disputas políticas, y si alguna vez se retomará. Recientemente, en el lado opuesto a la inútil entrada, se abrió al tráfico la prolongación de la avenida Tenor Fleta. Y algunos pensaron que tal vez habría «otra puerta» por ahí. Una para acceder desde una vía pública urbana con su acera, y nos por un camino medio asfaltado, medio campestre. Pero aunque el estado en que ha quedado ese entorno también invita a preguntarse qué demonios querrán hacer a continuación y sí lo harán… no, no han abierto acceso alguno a la estación que haga innecesario atravesar zonas medio asilvestradas y poco transitadas para las personas que necesitan usar la estación cuando es de noche y da sensación de inseguridad.
En los meses menos calurosos del año, cuando salgo de trabajar, entre las tres y las cuatro de la tarde, me gusta caminar. A veces mientras hago compras a unas horas de poca afluencias en los comercios. Otras por el simple placer de hacer ejercicio. Caminando a buen ritmo. Son meses en los que no hace calor, y es agradable hacerlo a esas horas. Cuando llegue el final de la primavera y el verano… la cosa ya no será tan agradable.
Y como siempre que salgo a caminar, llevo siempre una cámara conmigo. Muchas veces una compacta que no me ocupa mucho espacio, ni me suponga mucho peso. De ahí proceden muchos de mis pasajes urbanos que se ven con frecuencia en estas págians, como los de hoy. Para los detalles técnicos, como de costumbre, me extiendo en otras páginas. Visitad el enlace Ciudad, buen tiempo, película de grano fino – Olympus Trip 35 con Rollei Ortho 25 Plus.
Empieza a ser ya habitual que cuando dedico mi jornada fotográfica a la fotografía digital lleve conmigo una cámara compacta con un rollo de película. Las más de las veces película negativa en color. Y si no termino el rollo en esa jornada,… pues lo llevo unos días más mientras deambulo por la ciudad y lo voy terminando.
Cuando estuve hace ya unas semanas haciendo fotos en el entorno de la estación de Casetas, con la cámara digital de formato medio, y también con una Polaroid, llevé también una de estas compactas con negativos en color.
Ninguna sorpresa, nada realmente nuevo que comentar hoy. Una fórmula comprobada, que funciona sin problemas. Una cámara compacta fiable, con una calidad óptica decente, y un rollo de negativos en color.
Inicialmente orientado a las anécdotas arquitectónicas o del paisaje urbano que uno encuentra por la ciudad mientras camina, la llegada de un cierto equipo para probar, convirtió en la combinación fotográfica de hoy en un acompañante en esas pruebas.
El «dogma» de la fotografía callejera es usar películas de sensibilidades relativamente alta, para poder seguir fotografiando en cualquier circunstancia de luz que nos encontremos. Pero si privilegias el paisaje urbano, y conseguir un buen detalle de edificios y otros elementos de este paisaje, consigues más nitidez con películas de baja sensibilidad.
Si usas una cámara de sistema, con amplias prestaciones, de objetivos intercambiables, con elección de focales y aperturas, el problema es menor. Pero si usas una cámara sencilla, ligera, que no pese al caminar durante más de 10 kilómetros por la ciudad… más limitada en sus prestaciones, la cosa empieza a ser más delicada para conseguir ese objetivo de obtener paisajes urbanos detallados y nítidos.
Pero no necesariamente es imposible. Y hace unas semanas lo comprobé con una cámara de prestaciones muy sencillas, pero con una óptica bastante nítida, dentro de su sencillez. Los datos y argumentos técnicos los podéis encontrar en Olympus Trip 35, Rollei Ortho 25 Plus, SPUR Acurol N y la regla «sol f16». Pero como de costumbre, para quienes no estéis interesados en las cuestiones técnicas, aquí os dejo las fotos.
El año 2021 ha terminado; pero tengo pendientes varios rollos fotográficos del mes de diciembre. Especialmente los negativos en color; que tardarán unos días en estar listos. Y tengo novedades en mi fotografía digital. Notables novedades. Y ya tengo mi primer cartucho de fotografía instantánea del 2022. Del primer día del año. Así que tengo materia para este diario fotográfico para unos cuantos días. Poco a poco. De momento, hablaré del último rollo de película fotográfica del año 2021. El día de Navidad. En Zaragoza, lo pasamos inmersos en una densa niebla.
Las navidades han sido muy tranquilas. Aunque todos en la familia y allegados estamos vacunados, y casi todos con la dosis de refuerzo puesta, aún consideramos que eso no nos «autoriza» a dejar de tomar otras medidas preventivas. Para no fomentar o favorecer la transmisión del virus. A pesar de la sensación o de las creencias de mucha gente de que la enfermedad, la covid-19, se ha convertido en algo «banal», realmente existe esa creencia, todavía hay muchas personas que enferman de gravedad y acaban en cuidados intensivos. O peor. Así que hicimos en Nochebuena una cena tranquila y no pesada ni excesiva, en un très petit comité de tres.
No obstante, a la mañana siguiente decidí que tenía que hacer un par de horas de ejercicio caminando. Cargué un cámara pequeña y ligera con película negativa en blanco y negro y ejecuté el plan. Los detalles técnicos del rollo los tenéis en Día de Navidad en la niebla – Olympus Trip 35 y Kodak T-Max 400. Para lo no interesados, aquí, las fotos.
Hace un par de fines de semana, el domingo, ASAFONA Asociación aragonesa de fotógrafos de naturaleza, de la que soy socio, organizó una actividad promocional para socios y otras personas que quisieran sumarse con el fin de dar a conocer algunos de los «secretos» de la fotografía de aves y para promocionar la asociación entre personas interesadas en el tema. No voy a hablar de mi «desastre» en el ámbito de lo que se trataba, porque el olvido del adaptador de objetivos necesario me impidió usar el prácticamente obligatorio teleobjetivo durante la mañana.
Pero también me llevé la Olympus Trip 35 en el bolsillo, por si había ocasión para alguna foto en blanco y negro. Y al final, al no estar tan entretenido con la digital, hice más de las que pensaba. No de aves, porque con el objetivo de esta cámara… como no sean avestruces domésticos… y de cerca. En fin, los datos técnicos en Paseo «pajarero» con Olympus Trip 35 acompañante – Fujifilm Neopan 100 Acros II.
También voy a aprovechar que también dispongo de una galería de socio en ASAFONA, dedicada al paisaje alterado por el ser humano, con una perspectiva histórica, de los distintos impactos según el momento en que se produjo la principal intervención del ser humano en cada uno de los paisajes presentados. Desde los dólmenes del calcolítico hasta los modernos puentes actuales, pasando por conflictos bélicos, vistosas cataratas o recorridos por montañas lejanas.
La semana pasada hablaba de cómo había funcionado la Olympus Trip 35, que se está convirtiendo poco a poco en una de mis cámaras favoritas, a pesar de su tremenda sencillez conceptual, cuando le pones un filtro de color amarillo para mejorar el contraste de las fotografías con película en blanco y negro. Y la cosa fue bien. Realmente bien. Quedé muy contento con los resultados y con el funcionamiento de la cámara y su fotómetro, que determina la exposición automática, aun poniéndole el filtro delante.
En esta ocasión probamos un filtro rojo, con otro tipo de película. Los detalles técnicos en Olympus Trip 35 con filtro rojo – Ilford FP4 Plus 125. Los resultados no han quedado igual de bien ni de lejos. Pero no es culpa del material ni de la cámara, sino de mi mala cabeza a la hora de adaptarme a los mismos. Os dejo unas cuantas fotos de todos modos.
Al igual que hace una semana aproximadamente hice con mi viaje a Italia, mi resumen sobre la técnica y la tecnología fotográfica aplicada a otro viaje, a Andalucía en esta ocasión. Que el viaje fue corto, pero fotográficamente variado. Lo podéis encontrar en Andalucía en otoño – problemas con el digital, alegrías con la película tradicional. Aquí os dejo las fotografías con las que he ilustrado el artículo.