Estos días el Ebro ha estado bastante crecido a su paso por Zaragoza. No es algo de todos los días, pero tampoco ha sido una riada excepcional. Eso sí, en los últimos años siempre congrega a muchos zaragozanos, especialmente si el tiempo es bueno, en los puentes y los parques de las riberas del Ebro. Y no faltan los que acuden con sus cámaras fotográficas. Otra cosa es que sea sencillo reflejar la magnitud del acontecimiento con las fotos. Yo me llevé varias cámaras entre el sábado por la mañana y el domingo, también por la mañana. Os traigo algunas fotografías instantáneas, y os dejo el enlace donde comento esas fotografías.
Si complicado es reflejar estos fenómenos con los medios fotográficos habituales, más lo es con los pequeños 62 x 62 mm de la imagen de una hoja de Instax Square. Hay que recurrir al grafismo, más que a la espectacularidad de la imagen. Se hace lo que se puede. Y ahí lo dejo.
Mezclo cosas. Siguiendo con mi revisión de las series de fotografías que voy haciendo, y después de haber priorizado las de viajes recientes, vuelvo a las que hice a finales de año. En concreto, el último rollo de negativos en blanco y negro que hice en el 2023. Pero en lugar de publicarlo en mi lugar habitual, donde tarde o temprano pondré una copia del artículo, he estado probando el servicio Substack, que me parece que tiene algunas ventajas interesantes. De momento son, eso, pruebas. Pero me ha gustado como me he sentido redactando el artículo que aparecerá, todavía está en borrador y tengo que refinar alguna cosa, en
Pero por lo demás, os dejo a continuación algunas de las fotografías de ese rollo realizadas al caer la tarde en la ribera del río Ebro a su paso por Zaragoza,…
o al día siguiente, mientras daba un paseo matinal, por algunos de los parques de Zaragoza. Fueron días de estar de fiesta y relajarse.
Sobre el coste y el precio de la calidad, dos conceptos distintos si lo pensáis bien, se debate mucho. Están los partidarios de comprar cosas «de marca», porque aseguran que salen más caros, pero merece la pena porque son más fiables, y «quien compra barato, compra dos veces». Pero están aquellos que aseguran que «pagas la marca». Que seguro que en el mercado hay productos similares en calidad más baratos… pero que la gente no lleva «porque no son de marca». A partir de ahí… sean «youtubers» dando su «honesta opinión», sean «influencers», sean organizaciones de consumidores y usuarios, sea la prensa (especializada o no), sea lo que sea, si escuchas lo que cuentan o lees lo que escriben con un mínimo de sentido crítico,… sientes que no sabes de qué fiarte.
Por ello, muchas personas tendemos a ser prudentes, y analizar con cuidado los resultados de nuestras compras para ver cuales son los puntos débiles de los productos, y sacar enseñanzas para el futuro. Aunque no siempre podamos fiarnos de nuestra propia experiencia tampoco, porque a propósito de un caso o de unos poquitos casos, es difícil sacar conclusiones generales. Pero poco a poco encuentras patrones.
Recientemente, con el rollo de película fotográfica del que salieron las fotos de esta entrada, y sobre las que podéis saber más en Sensibilidad alta como todoterreno para el formato medio – Fujifilm GS645S Wide 60 con Lomography Color Negative 800. En la práctica, sólo hay dos opciones para fotografiar con cámaras de medio formato con sensibilidades altas de película; o compras la película que viene bajo la marca Kodak, que es muy cara, o compras película fabricada por Kodak, pero que viene presentada o envasada por otros, y que, eventualmente, no siempre, es más barata. Pero con la cámara que usé, por lo arcaico de los rollos de película tipo 120, hay que cuidar cómo se carga la película y cómo se avanza tras cada foto. Si no se hace correctamente, corres el riesgo de que se enrolle defectuosamente y tengas filtraciones de luz que estropeen tus preciados negativos. Ya os lo avanzo. Con la película fabricada, envasada y bajo la marca Kodak, es un problema que sólo te pasa si eres muy descuidado y torpe. O desconoces el problema y no tomas precauciones. Pero con la fabricada por Kodak, pero bajo otras marcas… incluso si tienes cuidado, es más probable que tengas problemas… ¡Qué dilema! Pero es lo que hay. Que cada adopte los riesgos y las ventajas que prefiera.
Un sábado del mes de mayo con un tiempo muy indeciso, con alta probabilidad de nubes en el cielo. Una cámara de formato medio y una película de alta sensibilidad para afrontar con reservas cualquier condición lumínica. Y a caminar entre los principales ríos que pasan por la ciudad de Zaragoza y las zonas de naturaleza, muy alterada por el ser humano, que los rodean.
Como de costumbre, los detalles técnicos, en otro blog; Medio formato en color entre ríos – Fujifilm GS645S con Kodak Portra 800. Aquí os dejo unas cuantas fotos. Que me quedaron mejor de lo que esperaba cuando hice la caminata. No tenía yo la cabeza muy centrada en lo que celebraba, pero a pesar de todo, creo que las fotos son agradables.
Llego al ecuador de esta serie de entradas nostálgicas, llego a la sexta de doce que tengo planificadas, todas ellas a partir de las fotos que hice con mi Hasselblad a una parte del contenido del baúl de los recuerdos familiar, que es lo mismo que decir el baúl de los recuerdos de mi madre, durante uno de los fines de semana del confinamiento por la covid-19. Ahora ya estamos mucho más libres. Todavía existen algunas restricciones y estamos obligados a llevar las mascarillas en determinados entornos y situaciones. La principal restricción ha sido siempre la movilidad, que ahora, en Aragón tenemos limitada a no poder salir de la comunidad autónoma. Pero paseamos libremente. Nos tomamos nuestras cervezas. Y quedamos incluso a cenar. Todavía no podemos ir al cine. O no como nos gustaría. Este sábado pasado quedé con unos amigos en una terraza en el parque lineal que recorre las orillas del Ebro en Zaragoza, a la altura de la avenida de Ranillas, a la que recientemente cambiaron el nombre por el de un político, ex-alcalde de la ciudad por un rebote, no especialmente brillante, pero que como ya ha muerto… pues ya no se puede criticar, parece. Qué manía la de ponerles nombre de político a las calles… no me gusta, da igual el signo político que representen. El caso es que cuando me dirigía hacía allí, hubo una tormenta, y al cruzar el punte de la Almozara, hubo esto.
Subí la foto a una red social, donde tuvo un cierto éxito. A pesar de que la subí con un texto que yo suponía irónico sobre los tópicos que hacen que una foto tenga éxito en las redes sociales. Y que la mayor parte de las ocasiones no tiene que ver con la calidad. Para quienes no conozcan Zaragoza, las vistas del río Ebro y la basílica del Pilar son dos tópico, topiquísimos, en las fotos y la imaginería de la ciudad. De esas imágenes que reconocemos inmediatamente, que algunos se les enternece el alma y se les elevan los sentimientos… y a otros nos resultan más cansinas y empalagosas. Y si ya tiene un arco iris… pues no te digo. Bueno,… la principal respuesta fue de quienes gustan de estos topicazos. Aunque la foto no es especialmente buena. Tiene claros problemas de equilibro en la composición.
Pero claro… a veces pensamos que esto es algo de ahora. Cuando en realidad llevamos haciendo lo mismo, con mayor o menor intensidad, con mayor o menor rapidez, dependiendo de los medio técnicos desde más de un siglo. No tienen tantos años las fotos que muestro a continuación. Ninguna de las dos fotos está claramente fechada. La del grupo de personas, a quienes no conozco, correspondería a los años 40. Mientras que la que es conceptualmente similar a mi foto, el río y la basílica con cielo nublado desde otro puente, podría ser de los años 30. Como se puede apreciar, faltan las dos torres traseras, y no se aprecian, es cierto que están muy lejos, las obras de las torres traseras, que no comenzaron hasta 1950, terminando en 1961. En Zaragoza, cuando algo tarda mucho en completarse es «la obra del Pilar», que transcurrieron desde 1681 a 1961… 280 años…
A las fotografías del Pilar desde el puente de Hierro o puente del Pilar, que es su nombre oficial, acompaña un fotografía de mi madre en una fiesta de disfraces en fecha no determinada. Es la tercera de pie, empezando por la izquierda… o por la derecha. Tampoco tengo referencias sobre el año de la foto, ni conocemos al resto de los que allí aparecen. Mi madre vivió durante bastantes años durante la posguerra inmediata en Barcelona, pero no podemos situar exactamente si la foto se hizo en la ciudad catalana, o si se hizo ya una vez de regreso en Zaragoza.
En fin, os dejo con otra foto tomada el sábado por la tarde, un poco mejor equilibrada en su composición, con mejor luz, y que recoge mejor la información de cómo era la tarde.
El meandro de Ranillas es una zona dentro del municipio de la ciudad de Zaragoza, donde termina la ciudad y empieza eso que llamamos «el campo» que siempre ha estado ahí, pero durante mucho tiempo olvidado de la mayor parte de los habitantes de la ciudad. Es un tramo del río Ebro, aguas arriba del casco urbano de la ciudad, en el que hace dos giros de casi 180 º cada uno de ellos antes de enfilar el paso por la ciudad. Cuando yo era niño era una zona agrícola, con huertas, que poco a poco fue siendo absorbida por los suburbios de Zaragoza. Pero sin mucho orden ni concierto. En un momento dado, seguías encontrando huertas, zonas naturales, especialmente en los sotos, o bosques de galería, que bordean al río Ebro, y aquí o allá alguna incursión del tejido urbano o industrial de la ciudad. Hasta que llegó el proyecto de la Exposición Internacional 2008, que supuso una ordenación de la zona.
En el área que encierra el meandro en la margen izquierda del Ebro se instalaron las infraestructuras de la exposición. Se arregló y se protegieron los sotos de esa orilla y se planificó y ejecutó un amplio parque, el Parque del Agua, como amplia zona verde. Un entorno amplio y muy agradable para realizar actividades al aire libre que le vino bien a la ciudad. En la margen derecha, también se arreglaron las orillas, y se estableció una paseo que sigue la orilla del Ebro hacia el barrio de Monzalbarba. Como consecuencia de esto, en estos momentos el área de deportes del Ayuntamiento de Zaragoza publica un sendero periurbano, la ruta 12 – El meandro de Ranillas, que empieza en una parada de autobús urbano, termina en otra, y recorre el meandro por ambas orillas con un recorrido total de 11,4 kilómetros, con poco desnivel, practicable tanto por caminantes como por corredores y ciclistas. Y esto, más o menos hicimos hace unos sábados. Y yo me llevé una cámara de fotos, claro.
Ya hace más de un mes de este paseo vespertino entre el puente sobre el río Gállego en el barrio de Santa Isabel y el azud sobre el Ebro, pasando por la desembocadura del afluente en el río principal. Paseo un poco nostálgico porque suponía el usar, quizá por última vez, un carrete de Fujifilm Neopan 100 Acros, una película en blanco y negro que me gusta mucho, pero cuyo cese de producción y de comercialización ha sido anunciado ya.
Para acompañar mis recomendaciones fotográficas de esta semana, que encontraréis en Recomendaciones semanales – del 27 de mayo al 3 de junio de 2018, he incluido algunas fotos de nuestro paseo de ayer, en el que paramos a ver las exposición del pintor Rebullida en la Lonja de Zaragoza, paseamos entre las casetas de la feria del libro, aunque me pareció más interesante la fauna humana de los alrededores que la poca expectación que la feria producía, y contemplamos el paisaje del Ebro mientras amenazaba una tormenta que descargó poco después,… pero ya nos pilló en el autobús camino de la cena.
Si alguien tiene la curiosidad, salvo el marco que las separa del fondo, las fotos son JPEGs directos de cámara, sin procesado posterior. Salvo dos panorámicas en las que he unido entre 3 y 8 fotogramas para conformarlas.
Hace unos meses hicimos un fotopaseo con unos colegas aficionados a la fotografía por la desembocadura del río Gállego, cuando se aboca al Ebro en Zaragoza. A las fotos con película tradicional de aquel paseo aún les hice caso, pero había olvidado en la tarjeta las que hice con el teleobjetivo y la cámara digital. Os las traigo aquí ahora, porque han servido para acompañar mis recomendaciones fotográficas de este domingo: Recomendaciones semanales – del 15 al 22 de abril de 2018.
En mi blog dedicado a la fotografía explico un poquito porqué he parado de hacer, por lo menos por un tiempo, las vulgarmente llamadas «polaroids»: Mis últimos Polaroid Originals… por el momento. Básicamente, la película es cara… e inconsistente (¿por no decir mala?), aunque eventualmente se obtienen imágenes interesantes. Bueno. Os dejo con los dos últimos cartuchos que hice antes del parón. Fallos incluidos.
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Un paseo a orillas del Ebro en Zaragoza, con colegas del grupo Fotógraf@s en Zaragoza.
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Visita al castillo de Peracense a finales del mes de febrero.
Estos fines de semana últimos he reactivado mi réflex binocular de medio formato, la Yashica Mat 124G. Hacía mucho que no veía la luz esta cámara, y he hecho algunos paisaje en blanco y negro con película tradicional. Y no está libre de problemas. Los detalles técnicos en el enlace a continuación. Pero para quien no esté interesado, simplemente las fotografías.
Sigo recorriendo las riberas del Ebro en Zaragoza con película tradicional en blanco y negro con sensibilidad extendida al infrarrojo, con la que obtenemos una peculiar estética. Los detalles técnicos en el enlace. Para los no interesado en ellos, os dejo las fotos.