No es la primera vez que me acerco desde estas páginas a las exposiciones del IAACC Pablo Serrano (Instituto Aragonés de Arte y Cultura Contemporánea). Ni será la última. Espero. Ayer estaba paseando, haciendo tiempo, y ante una impertinente lluvia vespertina decidí refugiarme en estas salas de exposiciones, a ver qué tenían de ofrecerme. Dos cosas fundamentalmente la muestra de Arte Joven 2011 (AJ/11), que termina el 4 de marzo, y una videoproyección de un corto de Cristina Lucas, Hacia lo salvaje, que se prolonga algo más este mes, en conmemoración del bicentenario de la Constitución de Cádiz de 1812.
Os lo cuento con abundantes imágenes.

La fotografía se encontraba muy presente en la muestra de Arte Joven, era la técnica dominante. Como estas modelos de Lydia Solans Andreu.

Aunque a mí las que más me gustaron fueron las de Cintia Massafra, que han recibido un segundo premio. Muy interesante esta serie.

Incluso Raquel Fanjul Esteban, que trabaja la ilustración, nos muestra, a su modo, crítico creo, algunas de las modas en fotografía, como el 3D o las pseudopolaroids.

Este óleo de Alejandro Monge Torres, que me gustó mucho, también tenía cierta calidad fotográfica en su iluminación.

Una sección dedicada al cómic donde me gustaron mucho las aventuras de la heroína de Diego Burdío Román.

A pesar de la lluvia, subí un momentito a la terraza. A ver como se percibía el paisaje. "Que raro" que estuve solo.

Pero ahí estaba la ciudad, impasible y, por primera vez en mucho tiempo, húmeda, derrochando sus luces hacia un cielo ciego en esa tarde de nublado.

Cuando me iba, me percaté de la videoproyección de Cristina Lucas. Conmemorando la constitución de 1812, pero con una crítica hacia la consideración que ha recibido la mujer a lo largo de la historia, y las humillaciones que ha tenido que recibir.

Una de las formas de castigo popular de las mujeres fue, tras el oportuno corte de pelo, embrear su cuerpo y cubrirlo de plumas. Esto sucedió incluso en el siglo XIX en nuestro país, según nos cuenta la documentación de la exposición.

El objetivo del emplumamiento era recordar o hacer patente el carácter animal en el que quedaba la mujer. Era la última forma de humillación.

Sin embargo, el cortometraje excelentemente rodado por la artista y su equipo de colaboradores, de gran calidad técnica, nos ofrece el mensaje de aprovechar la oportunidad para volver hacia lo salvaje, hacia lo natural, a recobrar las esencias de una vida que las convenciones morales han arruinado. Muy recomendable.