[Libro] Primera persona del singular – Haruki Murakami

Literatura

Desgraciadamente, aunque durante mis vacaciones entre finales de septiembre y la primera quincena de octubre conseguí romper mi bloqueo lector, este ha vuelto después de dichas vacaciones, con una excepción de momento. Pero todavía me quedan por comentar algunos de los libros que leí durante esas vacaciones. Y hoy vamos con un que me gustó bastante.

Ya comenté en su momento que, hasta el momento, he leído todas las novelas de Haruki Murakami. Sólo uno de sus ensayos, y algunos relatos cortos sueltos, y una compilación de estos reunida. Hoy voy con el último libro de relatos publicado en español del conocido autor japonés, quien siempre suena para el premio Nobel… y a quien nunca se lo otorgan. Como los premios cada vez me parece una cosa más desprestigiada… pues me da igual.

Cualquier lugar de Japón viene bien como emplazamiento de las historias de Murakami, aunque Tokio suele ser el más frecuente. En esta ocasión pasearemos por Kii-Katsura y Shingū, en la península de Kii.

一人称単数, Ichininsho tansu, o lo que es lo mismo Primera persona del singular es una colección de ocho relatos cortos que, como su nombre indica están redactados en primera persona, con el autor identificando al autor consigo mismo. ¿Eso quiere decir que estos ocho relatos que abarcan vivencias desde la adolescencia hasta la edad adulta bien entrada son autobiográficos? Pues Murakami sabrá. Pero como dice el dicho italiano tradicional, si non è vero, è ben trovato. Si no es verdad, está bien contado. Y es que el japonés muestra aquí plenamente porqué soy un incondicional de su obra, que como la de cualquier otro escritor tiene sus altibajos. Aunque desde mi opinión, con más altos que bajos. El autor sabe colocar a la persona que mira al mundo en sus relatos, generalmente un hombre, que ni es muy listo ni muy corto, ni más guapo ni más feo, una persona normal, corriente. La cuestión es que a este hombre corriente, con quien nos podemos identificar los lectores, puesto que ni es un héroe, muy macho, o un escocés muy alto y fuerte, ni un patético risible, que son los tipos más frecuentes de la literatura, el sexismo en las artes es perjudicial tanto para las mujeres como para los hombres, paradójicamente, en los relatos de Murakami, vive experiencias interesantes. Conoce a mujeres interesantes. Vive situaciones peculiares. Tiene un amorío imprevisto que nunca hubiera soñado… Y eso está bien contado.

En su mayor parte relatos incardinados en el mundo real, hay algunos que transitan por ese realismo fantástico que también incorpora a bastantes de sus novelas. Y que a mí, me fascina. Lo cierto es que disfruté bastante del libro. No son los relatos cortos que más me gustan de Murakami, pero me parecen perfectamente recomendables. Esperaremos al siguiente libro del japonés. Que parece puede ser de ensayo.

[TV] Cosas de series; calidad coreana más allá de los «calamares»

Televisión

Como ya comenté hace unas semanas, una de los recientes estrenos de Netflix entre los k-dramas, o sea, las series surcoreanas, se ha convertido en un fenómeno mundial, y una de las razones, hay otras, es que tiene una notable calidad, nada que envidiar a producciones de otras latitudes del mundo con más prestigio. Pero no es la única. Hoy voy a comentar tres series, de peor a mejor, siendo una de ellas muy notable y otra, muy sobresaliente. Desde mi punto de vista, con una calidad similar a la de los «calamares». Pero vamos en progresión ascendente.

Uno de los episodios más entretenidos y divertidos de la serie sobre desertores del ejército transcurre en Busán,… así que fotos de esta ciudad.

Algoitjiman [알고있지만, literalmente, ya lo sé pero…], titulada en España Aun así, en inglés Nevertheless (Sin embargo), es un drama romántico entre estudiantes universitarios de una facultad de bellas artes. La protagonista (Han So-hee) acaba de sufrir un ruptura con un novio de más edad, un artista consagrado, está algo quemada. Y entra en contacto con un cínico de las relaciones (Song Kang), un joven atractivo, monógamo secuencial, con un nivel bajo de compromiso con sus novias. Y aun así, comienzan una relación mal definida en su nivel de compromiso por ambas partes. La serie… no es un placer inconfesable como tantos dramas/comedias romanticos coreanos. Es un poco más actual. Se tratan las relaciones con algo más de normalidad que en otros. Incluso se plantea con cierta normalidad, entre los personajes secundarios, una relación homosexual. Y el sexo entre novios o amigos con derecho a roce se asume con más normalidad. Se aleja del conservadurismo en el fondo y en las formas, risible en muchos casos, que plantean estas series del país asiático. A pesar de todo, peca de un exceso de esteticismo y de reflexión, de hacerlo todo bonito, incluso cuando hay conflicto… que resulta un poquito irreal. La chica protagonista es mona y se defiende interpretativamente, aunque sin más. El chico protagonista es un poco limitado, y se limita a poner todo el rato cara de guapo e interesante. Una serie que se sale de lo más habitual entre las series románticas surcoreanas, pero que no termina de convencer. Pero son sólo 12 episodios de 70 minutos y no los 16 episodios de 80-90 minutos que constituyen otras series románticas de este país.

Con esos antecedentes, con cierta reluctancia me asomé a My Name [마이 네임, transcripción en coreano del título en inglés, mai neim, o sea, mi nombre], porque la chica protagonista es la misma que en la anterior, Han So-hee. Su papel es una joven que presencia el asesinato de su padre, presuntamente un mafioso, aunque no sabe por quien, supone que por la policía. Quedando huérfana todavía cuando está en el instituto, pasa a ser protegida del jefe mafioso, se integra en la organización criminal y, con el tiempo, entra en la policía para encontrar al asesino de su padre. Pero las cosas son más complejas de lo que imaginaba, y no todo es lo que parece. El único problema que le he encontrado a esta serie es la inverosimilitud de algunas peleas, en la que una joven de 1,65 de estatura es capaz de derribar a una docena de hombres que le pasan por lo menos 10 cm en estatura y no digamos en corpulencia, a pesar de recibir numerosos golpes. Por lo demás, aunque relativamente previsible, bastante en realidad, es muy entretenida,… y aquí resulta que la actriz protagonista, y en general todo el elenco, muestran un mayor nivel interpretativo. Lejos de entrar en la categoría de placer inconfesable como tantas series surcoreanas, casi me atrevería a decir que es relativamente recomendable si te interesa el género.

Y así llegamos a D.P., acrónimo de deserter pursuit, persecución de desertores; en castellano se la ha titulado D.P.: el cazadesertores. En Corea del Sur, como consecuencia de las tensiones constantes con sus vecinos del norte, hay un servicio militar obligatorio, muy duro, que obliga a todos los jóvenes varones. Sin tener reconocido el derecho a la objeción de conciencia, por lo que hay presos de conciencia en el país asiático. No olvidemos que nunca se firmó un tratado de paz después de la guerra de Corea, sólo un acuerdo de armisticio que se mantiene en nuestros días, 68 años después del final de las hostilidades. Esta serie está basada en un webtoon, género muy popular en ese país, más que en cualquier otro del mundo, y que está sirviendo de material para series televisivas, lo mismo que el manga en Japón. Nos cuenta la historia de un soldado de conscripción obligatoria (Jung Hae-in), muy disciplinado, que no busca meterse en problemas, y quizá por ello acaba siendo destinado a la policía militar. Y junto con un compañero, a buscar y detener desertores de su área de responsabilidad. Desde este punto de vista, la podemos considerar una serie de acción, pero donde nadie tiene habilidades especialidad de lucha, donde todo tiende a ser más chapucero, más realista. Y por otro lado está el verdadero objetivo de la serie, que no es otro que un crítica feroz al sistema de conscripción militar, a la corrupción sea pequeña o grande dentro de las escalas y los rangos del ejército, del problema de las novatadas y de abusos sobre los más débiles, de todos los problemas, vamos, que se han asociado de siempre a estos sistemas de organización de un ejército. Con el agravante de que la tensión política, obliga a un servicio militar más duro que en otros países. La serie no tiene desperdicio. Es concisa, seis episodios de 50 minutos, aunque se esperan más temporadas, tiene ritmo, excelentes guiones, y magníficas interpretaciones; fenomenal el protagonista, pero no es el único. Más en la tradición del buen cine coreano que de las series de televisión habituales. Excelente y muy recomendable. Desde mi punto de vista, tan buena o mejor que los «calamares», pero con un contenido menos popular y no tan vistoso. Me dejó encantado.

[Fotos] Con mi recién llegada Olympus Trip 35 en color

Fotografía

De lo último que publiqué en estas páginas, antes de irme a Andalucía unos días, fue sobre mis primeros contactos con mi recién llegada Olympus Trip 35, una cámara con la que cada vez estos más encantado. Cuando me lleguen las fotos que hice con ella en Sevilla, os contaré más despacio. Pero por supuesto, también quise saber cómo se comportaba la óptica de la cámara con película negativa en color. Las cámaras de cierta edad no siempre tienen las mismas bondades sobre película en blanco y negro que sobre película en color.

En el calo de la Trip 35, tenía pocos miedos. Aunque siendo un objetivo muy sencillo de diseño, está construido con calidad y ofrece fotografías nítidas, con una calidad, en la práctica, limitada por las habilidades del fotógrafo y, en mucha menor medida, por la sencillez conceptual de la cámara, pensada para el gran público, incluso los no aficionados a la fotografía. Los detalles técnicos los podéis leer en Olympus Trip 35, nuevamente – probada, esta vez, con Kodak ProImage 100. Aquí os dejo unos ejemplos, con el más célebre cabezón aragonés de todos los tiempos como invitado especial.

[Viajes] Resumiendo con fotos el reciente viaje a Andalucía

Viajes

Ya lo hice el año pasado, año de pandemia, «escapándome» de Zaragoza horas antes de que quedara cerrada «perimetralmente» por la onda epidémica del otoño. Me fui a Sevilla a pasar unos días en casa de una buena amiga. Este año también. Con menos agobios «pandémicos». Y más acompañados, puesto que fuimos dos desde Zaragoza. Os cuento un poco con fotos.

He de decir que lo hemos pasado bien… pero no hemos/he tenido suerte en este viaje. Aunque nada presagiaba los problemas el primer día de excursiones, con sol radiante, buena temperatura y una bonita ciudad como Jérez de la Frontera, que es, a la vez, distinta pero más interesante de lo que esperaba. Mejor. Todo bien ese día. Que acabamos más cansados de lo que esperábamos, pues tanto caminamos.

Pero por la noche… empezó mi desgracia personal. Mi cámara principal para viajes, la Panasonic Lumix G9, que tantos buenos momentos fotográficos me ha deparado en el pasado, lleva fallando desde hace unos meses. No la he podido usar en ningún viaje de este año, y ya ha pasado dos veces por el servicio técnico, sin que sean capaces de arreglarla. Pero a las seguridades que me dan cada vez. Espero que no acabemos discutiendo gravemente. Como ya no me fiaba, me llevé de respaldo la Lumix G100, con la que tuve que apañarme el resto del viaje… a pesar del mal tiempo. Y es que una de las ventajas de la G9 es que la puedes usar aunque caiga la lluvia a cántaros. No tal con la pequeña y modesta G100. El viernes excursión a las minas de Riotinto y sierra de Aracena con la misma empresa con la que el año pasado estuve en Doñana. El año pasado me encantó. Este año… no tanto. Tres cosas marcan. Una, sobre la que es difícil actuar… el tiempo atmosférico, que este año ha sido lluvioso y neblinoso. Dos, el año pasado tuvimos un guía estupendo… este año… no tanto. Tres, el programa de la excursión, el año pasado estuvo muy bien equilibrado. Este año ha tenido cosas interesantes por las que hemos pasado rápidamente, y estancias largas en lugares con un interés limitado. Me quedé con más ganas del Río Tinto, pero afortunadamente el fin de fiesta en la gruta de las Maravillas de Aracena estuvo muy bien, especialmente con la guía local de la visita, que obviamente era una geóloga titulada por su forma de explicarse y su forma de insistir en cosas realmente interesantes y no en chorradas. Bien por ella.

A Ronda nos fuimos los tres el sábado. También con lluvia. Fina y ligera… tan apenas sacamos el paraguas un par de veces. Pero molesta. Y con una luz horrible. Y con un descenso notable de temperaturas al estar en la sierra de su mismo nombre. Pero bonita. Para pasar el día sin aburrirte en ningún momento. El problema… son solo 128 kilómetros desde Sevilla. Pero por tren, van Antequera Santa-Ana, con un trayecto por alta velocidad y otro por baja velocidad, más mucho tiempo de transbordo, son tres horas de viaje. Y otro tanto de vuelta. La alternativa del autobús de línea no es mejor. Tres horas y media de viaje y con horarios que no permiten aprovechar el día. O coger un viaje organizado que te cobran 100 euros. Fuimos en tren. No me voy a extender, pero lo voy a decir; Renfe es una odiosa empresa que trata muy mal a los clientes. Quizá me extienda en otra entrada… pero probablemente no, para no hacer malas bilis.

La mañana del domingo, día en que volvíamos a las tres de la tarde, nos dimos un paseo por Sevilla, nos tomamos unas tapas/comimos con alguna buena gente a la que se le hecha de menos por Zaragoza… y pasé de llevar peso a la espalda. Me limité a meter un paraguas plegable en un bolsillo del chubasquero, siguió lloviendo aunque con temperaturas muy buenas, y la pequeña pero eficaz Olympus Trip 35 con tres rollos de película negativa en color en el otro bolsillo. En el bolsillo del pantalón, el teléfono móvil con el que hice las fotos que veis aquí, porque las de la Trip 35 tardarán unos días en ser visibles. ¿Al año que viene más? Ya veremos. Pero, ¿por qué no? Ah… y la próxima vez que alguien me diga lo de «la lluvia en Sevilla es pura maravilla», corre el riesgo de ser agredido malamente. De las últimas cuatro veces que he bajado a Andalucía, tres en octubre y una en diciembre, me ha llovido las cuatro veces.