[Cine] The Phoenician scheme (2025)

Cine

Las series de fotografías que ilustran esta entradas de este Cuaderno de ruta pueden verse, desprovistas de texto, en fotos en serie. Buscaremos las geometrías y las simetrías visuales que gustan a Wes en las calles y plazas de Trapani, Sicilia.

The Phoenician scheme (2025; 25/20250601)

Llegó la llamada «fiesta del cine», que no es otra cosa que unos días en los que las salas bajan mucho el precio, generalmente en una época del año en la que la afluencia de público al cine es muy baja, para hacer caja basada en la cantidad de gente que va esos días a las salas de cine. Pero suele coincidir con épocas del año en que la calidad de la cartelera está floja. Y también, al menos en Zaragoza, se modifica la misma. Y, por ejemplo, se eliminan sesiones en versión original o se ponen a horas imposibles para quienes tenemos que madrugar por nuestra actividad laboral. Así que lejos de ser una fiesta, que celebre el cine auténtico y de calidad, y premie a los que lo mantienen con su fidelidad a la salas, es una operación de mercadotecnia que premia a los que no tienen especial interés por el cine como expresión artística y sólo van al cine coyunturalmente y si lo ponen a precio de saldo. Fenomenal. A pesar de ellos, nos hemos apañado para ver un par de estrenos.

El primero de ellos es la última película de Wes Anderson. Un director que, hasta no hace mucho, tenía mucho tirón para nosotros. Películas que aunaban interesantes propuestas temáticas y argumentales con una excelencia visual, muy personal, que nos generaba mucha satisfacción. Pero en los últimos tiempos veníamos notando que la preocupación por las cuestiones estilísticas y visuales ha ido en aumento, mientras que los temas y las historias han ido en detrimento. En esta ocasión, una comedia con tonos de suspense y acción, en el que un millonario (Benicio Del Toro), acompañado de su hija (Mia Threapleton), últimamente extrañada de él, y un profesor de entomología noruego (Michael Cera) intentan arreglar un trama que busca el derrumbe de un entramado comercial y empresarial, como consecuencia del cual muchas personas pueden sufrir. Y así nos embarcamos en una especia de road movie, aunque en lugar de coche, el viaje se realice en avión, mientras que, ante nuestros ojos, en un reparto muy coral, desfilan un gran número de nombres bien conocidos del mundo de la interpretación, unos con más prestigio que otros, pero todos de más o menos relumbrón (Willem Dafoe, Rupert Friend, Tom Hanks, Charlotte Gainsbourg, Mathieu Amalric, Scarlett Johansson, Bill Murray, Hope Davis, Benedict Cumberbatch).

Quizá en esta ocasión Anderson no abusa tanto de su obsesión por lo visual… que también está. Pero aunque la película es aceptable, entretenida incluso, está muy lejos de la emoción que suscitaban sus películas más interesantes y destacadas. El enorme número de intérpretes que pasan por la pantalla más o menos caracterizados, no ayuda… distrae más bien. Este tipo de películas corales pocas veces me convencen. Difuminan el trabajo interpretativo, cuyo principal mérito parece estar en la presencia de los nombres más que en el trabajo del intérprete. Aunque buenas maneras se perciben aquí y all

Dicho lo cual, la película se deja ver. Sin más. Los fanáticos de la estética de Anderson se quedarán satisfechos con su dosis periódica de la misma. Los menos partidarios de este tipo de cine, sin embargo, tampoco creo que se vean atraídos por la propuesta, que cojea del planteamiento general. Como les ha pasado a tantos directores que fueron muy punteros en un momento dado, parece que se está quedando un poquito vacío de ideas. Y su nombre en la cartelera empieza a despertar menos nuestro entusiasmo. Es lo que hay.

Valoración

Dirección: ***
Interpretación: ****
Valoración subjetiva: ***

[Cine] Asteroid City (2023)

Cine

Asteroid City (2023; 37/20230616)

Con mucha expectación se esperaba la nueva película de Wes Anderson, que se está convirtiendo, ¡oh, cielos, qué horror!, en un director «de culto». Sea lo que sea lo que signifique ser «de culto», porque os puedo asegurar que a estas alturas de mi vida he escuchado conversaciones absolutamente delirantes sobre este concepto. Y sobre todo da miedo porque cuando un director se considera «de culto» por lo que está haciendo «ahora»,… suele «estropearse». Además es un sentido. Para mí, en el sentido original del concepto, «el culto» surgía con el tiempo, cuando una creación que en su momento recibió un interés limitado por el público y la crítica, con el paso de los años es reconsiderada, aumenta el número de sus partidarios y empieza a ser objeto de debate, a veces apasionado, manteniéndose en el candelero, no «en el candelabro» como decía aquella «Miss», de forma continua. Anderson es un director personal, con un estilo y una estética muy definidas, que ha conquistado ya el éxito de público y de crítica por varias de sus obras. Es no es «ser de culto», eso es ser un director de éxito y respetado. Pero en fin,… es muy difícil razonar sobre determinados conceptos con los «millenials«, que por otro lado no son ni mejores ni peores que otras generaciones, y también tienen derecho a opinar.

Con la película que hoy nos ocupa, Anderson sigue a lo suyo. Adultos perdidos, adolescentes rarunos, niños listillos, más o menos impertinentes, mujeres híbridas entre lo normal y lo fatal, y una estética muy definida en sus composiciones simétricas y en sus colores, que en esta ocasión se acercan peligrosamente al pop chiclé, para mi gusto. O pop piruleta. Lo cual quizá sea apropiado, porque el pop piruleta o pop chiclé (bubblegum pop), un concepto más próximo a la música pop que a lo visual, pero creo que perfectamente aplicable, se enraíza en el optimismo y el colorido de la sociedad de los años 50, aunque apareciese más tarde. En Estados Unidos. En España, el color dominante de los años 50 del siglo XX fue el gris mediocre. En fin… la televisión también era en blanco y negro, pero no el cine…

En cualquier caso, también alterna esa colorida estética con un blanco y negro más expresionista, en formato académico, o sea, cuadradote en lugar de panorámico, porque la historia principal es una historia dentro de otra historia. Es una obra de teatro, entre cuyos creadores e intérpretes también existe un drama que ha de ser contado. Así pues, dos historias, la de los intervinientes en el drama teatral y la del drama teatral, en el que unos adolescentes superdotados se reúnen para optar a un premio de ciencias otorgado por los militares en un pueblo perdido en el desierto donde hay un cráter de impacto, y que da nombre a la película, Asteroid City, y donde se desarrolla el drama «de ciencia ficción», con los extraterrestres propios de las tradiciones del desierto de Nuevo Méjico, mezclado con los accidentes geológicos del desierto de Arizona.

A caballo entre la comedia y el drama, con un reparto muy coral en el que destacan nombres como los que tienen más presencia, Jason Schwartzman, Scarlett Johansson, Tom Hanks, los secundarios de lujo, Edward Norton, Liev Schreiber, Hope Davis, Margot Robbie, Matt Dillon, Steve Carell, Tilda Swinton, Jeff Goldblum, Adrien Brody, los protagonistas más jóvenes, Jake Ryan, Grace Edwards, o secundarios que hasta ahora pasaban desapercibidos pero que ahora vemos constantemente y que lo hacen bien, Hong Chau, gracias a los repartos inclusivos… vamos un montón de gente. Interesante de ver, o al menos de mirar, con un diseño de producción excelente, pero con un guion irregular, que parece abrir muchas vías de desarrollo para luego profundizar en pocas, o dejar insatisfechos con la forma en que lo hacen. Quien mucho abarca, poco aprieta. Tiene momentos que se acercan a la genialidad,… pero hay momento en los que decae, corriendo un cierto de riesgo de situarse en el nivel de los pestiños.

Recomendable para los aficionados al cine de Wes Anderson, puede atraer a algunos espectadores más con ganas de ver algo distinto, pero se queda muy lejos de los mejores momentos de su director. Y es que, como decía al principio, bajo esta nueva forma de conceptualizar el cine o los directores «de culto», el peligro de que estos descarrilen parecen que aumenta considerablemente.

Valoración

  • Dirección: ***
  • Interpretación: ***
  • Valoración subjetiva: ***

Más obras maestras en 23 minutos, más In Treatment

Televisión

Ya hace más de un año, por mayo de 2008, recomendaba entusiastamente la serie de televisión In Treatment. Es esta serie una mirada de cerca al trabajo y a la vida de un psicólogo ya maduro, que ejercía en algún lugar de Nueva Inglaterra, quien durante la primera temporada entraba en crisis ante su imposibilidad de guardar la neutralidad con sus pacientes en los profesional, y ante las dificultades por las que pasaba su matrimonio y su vida familiar en lo personal. Cada uno de los 42 episodios de menos de 25 eran pequeñas obras de teatro, con diálogos e interacciones entre los personajes de gran intensidad emocional, excelentemente interpretados por Gabriel Byrne y una pequeña pléyade de actores que le acompañaban en su devenir cotidiano.

Este año, la serie ha vuelto con 35 nuevos episodios, siete semanas de tratamiento, en las que nuevos paciente han compartido sus sinsabores con Paul, más el añadido, continuidad de la temporada pasada de Dianne Wiest como su terapeuta supervisora, Gina. He de decir que ambos actores son explendidos, y siempre me quedo sorprendido al contemplar la capacidad de la veterana actriz para dotar de matices su actuación, para decir tanto con tan pocas palabras. Una delicia.

Pero claro, también están los pacientes. Y puesto que el esquema se ha repetido, aunque trasladando la consulta a Brooklyn tras el divorcio de Paul, y con una amenaza de demanda de fondo por mala praxis tras la muerte de uno de sus pacientes de la temporada pasada, había que dotar de nuevas actitudes y nuevas interacciones interesantes a los personajes para no repetirse. Si el amor y la relaciones de pareja dominaban la temporada pasada, las relaciones familiares, y especialmente las paternofiliares, y la muerte han sido los temas de interés en la que acaba de terminar. Todos han estado bien, pero yo destacaría dos personajes.

Mia, una abogada de éxito, soltera, antigua paciente de Paul en su juventud, vuelve a la terapia mostrando una personalidad rica y compleja, con problemas en la relación con los hombres, con una frustración profunda por no ser madre, y con asuntos sin resolver en el entorno familiar desde su infancia. Es interpretada por Hope Davis, una actriz a la que hemos visto pocas veces como protagonista, y que en mi opinión ha sido de lo mejor de la temporada. También llena de matices, una mujer en sus cuarenta y… ha sabido mostrarse al mismo tiempo atractiva y seductora como débil y desamparada. Me ha gustado mucho.

April, una joven universitaria en un programa de postgrado, se enfrenta a la muerte tras el diagnóstico de un linfoma, sin saber como reaccionar. Muchos años cuidando de los demás, de su entorno y de sí misma, le dejan sin recursos para enfrentarse a su amenaza más grave. Interpretada por Alison Pill, su actuación es tanto más meritoria cuanto es una actriz muy joven todavía, pero que también ha llenado de matices su personaje, así como por la naturalidad con la que ha asumido sus cambios de aspecto físico como consecuencia de la enfermedad.

El resto de actores y actrices han estado también muy bien, pero he querido destacar aquellos que más me han gustado. Una serie muy recomendable. De lo mejor que he visto en los últimos… en todo los años que recuerdo. A por ella.

Ya que la muerte ha tenido una importancia notable en las tramas de la serie, os dejo con un cementerio. En un día gris y lluvioso.

Cementerio San Pedro

Cementerio de la Peterkirche en Salzburgo, Austria - Pentax K10D, SMC-DA 21/3,2 Ltd.