Karafuru (2010)
En los últimos años he tenido la ocasión de comprobar en distintas ocasiones el altísimo nivel que tiene la animación japonesa. Creo que muchos adultos tienen prejuicios hacia la misma por muchas de las series de animación que se emiten en la programaciones infantiles y juveniles de las televisiones. Sin embargo, creo que en el mundo de los largometrajes, hay una gran diversidad de formas, temas y público diana. Como tengo un sobrinillo de tres años, en los últimos tiempos he estado informándome para tener alguna cosa en casa para cuando viene. Y me he encontrado con verdaderas joyas. Con temas mucho más profundos que en la animación occidental, sin dejar de lado la aventura y la fantasía, de la cual tienen para dar y regalar. En su momento, gracias a la programación de Canal+ Xtra pude disfrutar de muchas de las maravillas del Studio Ghibli. Y aun ahora van programando de vez en cuando películas de animación japonesas de otros autores y estudios, que intento ver. Aunque no siempre, me suelen gustar. El caso es que la que hoy nos ocupa tiene un episodio en la misma que es clave en el desarrollo de la trama, y que tiene que ver con un antiguo tranvía de la ciudad de Tokio. Un tamaden, un tren-gato ya desaparecido. Y por ello, la he incluido en mi colección Cinetren: El ferrocarril en la historia del cine.