Viajes – la «cuestión de Macao»

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La «cuestión de Macao» (Questão de Macao) fue el nombre que recibió todo el proceso por el cual la República Popular China (RPC) recobró la plena administración de la ciudad de Macao, bajo administración portuguesa durante siglos. Se ha comparado el proceso a la devolución de Hong Kong por parte de los británicos a la RPC, pero aunque las soluciones buscadas fueron similares, la cuestión no fue la misma. Para empezar, según los documentos histórico conocidos, los emperadores chinos nunca renunciaron a la soberanía de Àomén (澳門), sino que la confiaron a la administración portuguesa que le dio el nombre por el que es internacionalmente conocida. El título del artículo en la Wikipedia en español que he enlazado anteriormente sería cuestionable por lo tanto, me quedo con lo de la «Cuestión de Macao».

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Macao visto a la llegada del ferry a la terminal provisonal de Taipa.

Pero en lo que a mí me toca, la «cuestión de Macao» fue el proceso de discusión entre los cuatro integrantes de la «expedición» a Hong Kong sobre si debíamos hacer una extensión de dicha expedición a esta ciudad con pasado tan vinculado a la Península Ibérica o no. Yo defendía el hecho de que el conjunto histórico de la ciudad antigua estuviera catalogado como Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO, así como la improbabilidad de visitar el lugar si no aprovechábamos la ocasión. En contra estaban otros hechos, de los que los más sólidos me parece que habíamos dejado la excursión para la víspera del viaje de regreso. Y dado que la forma de transporte entre ambas ciudades es en ferry, no es posible por cuestión de visados ir por carretera o tren atravesando el territorio principal de la RPC, si se interrumpía el tráfico de barcos por algún motivo, estaríamos en apuros. Son 70 km de mar que siempre son una incógnita.

Como el pronóstico del tiempo no indicaba que fuera a llegar un tifón en los días siguientes y el vuelo de regreso salía a las 23 horas del día siguiente a la excursión, había ocasión de resolver improbables contratiempos. Contratiempos que según todas las informaciones disponibles eran improbables. Pero que como ya comenté en una entrada hace unos días, se produjeron. Lo que no sabíamos es que en Hong Kong era festivo ese lunes, no lo parecía, y que muchos de sus ciudadanos se habían trasladado a pasar el día o el fin de semana a Macao. Y que me iba a quedar sin billete para ninguno de los abundantes ferrys que entre las 20:00 horas y las 2:00 de la madrugada tenía intención de coger. Pasé la noche en Macao, y volví sin problemas a primerísima hora del día siguiente… Efectivamente, estas cosas pasan. Tarde o temprano.

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Macao se está convirtiendo en la ciudad del juego en China, al estilo de Las Vegas o Atlantic City en Estados Unidos… lo cual puede echarla a perder. Por muchos motivos. Pero voy a ignorar esta parte de la ciudad, aunque acabé alojándome, por un precio realmente barato, en un cinco estrellas con casino y tiendas de lujo, al estilo de Las Vegas.

Una vez aclarada la «cuestión de Macao» lo importante es disfrutar de la ciudad. Una ciudad que urbanísticamente es una mezcla de las nuevas zonas de construcción turística de moles hoteleras y casinos, el caos del apilamiento de casas para vivienda en un lugar con superficie limitada, y los restos de construcciones de la época colonial, tanto de estilo europeo portugués como más propio de la cultura china.

Así, en el entorno de la plaza del Senado (Largo do Senado) nos sentiremos casi como si paseásemos por las calles de Lisboa aunque con elementos característicos de las regiones coloniales tropicales.

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Sin embargo, conforme nos vamos introduciendo en lo más profundo de la ciudad antigua de Macao, aunque no se haya conservado más que una pequeña parte de lo antiguo, empezamos a notar también el origen chino del lugar y de la inmensa mayoría de su población. Todo está rotulado en chino y en portugués, que es cooficial hasta 2049, como prevé la Ley Básica de la Región Administrativa Especial de Macao. Pero tardé ocho horas en oír hablar en portugués y fue a una mujer de aspecto europeo que hablaba por teléfono móvil. En la práctica, el portugués ha quedado como una reliquia del pasado.

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Existen algunos edificios o lugares emblemáticos, como el Teatro Dom Pedro V, donde estaban ensayando una obra, la Casa do Mandarim, perteneciente en origen a una familia comerciante y burguesa de origen chino (un mandarín en realidad fue un funcionario de carrera de la corte imperial china), o el Quartel dos Mouros, guarnición de tropas procedentes de Goa, mejor adaptadas a los climas tropicales que las de origen europeo.

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Al llegar la tarde, tuve la oportunidad de contemplar el ocaso desde el antiguo templo A-Má, templo taoista con más tradición en la ciudad y que está incluido también en la lista de edificios considerados como Patrimonio Cultural de la Humanidad según la UNESCO.  Tras el ocaso, un autobús me trasladó al centro donde di un paseo y cené un plato de cigalas con cacahuetes y otras verduritas de origen incógnito para mí, ignorante del problema de transporte que me iba a surgir un rato más tarde. Pero dado el agradable día pasado, eso ha quedado como una anécdota poco importante.

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Viajes – última jornada de la estancia en Hong Kon en Stanley

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Ya estoy de vuelta, después de una semana, un poquito corto o un poquito larga, según se cuenten los días de viaje, en Extremo Oriente, en Hong Kong y Macau. En estos días el Cuaderno de Ruta ha estado en modo «sólo fotos», es decir, iban apareciendo fotografías que sobre la marcha iba tomando en el viaje. Pero me he dejado de contar o de poner las fotos del último día. Que empezaba muy distinto a como yo pensaba, puesto que me había quedado atascado en Macao a pasar la noche.

Madrugando un poco, cogí un ferry a las 7:05 de la mañana hasta la China Ferry Terminal en Kowloon, y a las 9:10 estaba desayunando con mis reencontrados compañeros de viaje. Nos despedimos del hotel, en cuyo cuarto de equipajes dejamos los nuestros y dividimos el día en dos. Una parte con fotos, la otra no. La primera, un relajada visita a la población de Stanley en la costa sur de la isla de Hong Kong. La segunda, ir de compras.

Pero vamos con Stanley. El lugar, sin ser una maravilla de población, es coqueto y tranquilo. Tranquilísimo si lo comparamos con Victoria o Kowloon, los dos núcleos principales de población de la antigua colonia británcia, hoy región autónoma especial de la República Popular China, y que tiene los siguientes atractivos, que ilustro con fotos.

Un mercado de lo más entretenido, en el que aprovechamos para comprar alguna cosa.

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Una bahía muy agradable, con sus paseantes, sus pescadores y todas esas cosas.

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Un parque muy bien cuidado, con su jardín de mariposas. No se veían muchas, pero se veían más que en cualquier otra parte. Y con el calor que hace por esas latitudes, no se están muy quietas para que les hagas la foto. Aunque un cayó en mis redes fotográficas.

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Y una serie de templos, alguno de ellos de los más antiguos y con más tradición, que me resultan siempre muy divertidos por una diversidad de motivo. Si me documento un poco más, igual le dedico una entrada al tema. En cualquier caso, con esto me despido de esta serie de entradas sobre mi viaje a Hong Kong de estos últimos días. A ver si me pongo al día con los cuadernos de viaje, que tengo con este cuatro pendientes de terminar o de hacer, los cuatro de este año.

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[Fotografía/viajes] En el Matarraña con Fotógraf@s en Zaragoza… y con la Fujifilm GS645S Professional Wide 60 – Fotografía y otras artes visuales

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Si recordáis, en el artículo que dediqué hace unos días a la excursión al Matarraña con Fotógraf@s en Zaragoza, ya adelantaba que me había llevado una cámara para película tradicional de formato medio. En el enlace a continuación cuento la peripecia en su conjunto. Pero para quien no se interese en las cuestiones técnicas de la fotografía, simplemente os dejo aquí unas cuantos fotos del agradable día.

Origen: En el Matarraña con Fotógraf@s en Zaragoza… y con la Fujifilm GS645S Professional Wide 60 – Fotografía y otras artes visuales.

[Viajes/fotografía] Salida fotográfica al Matarraña con Fotógraf@s en Zaragoza… y a vueltas con el concepto de «HDR» – Fotografía y otras artes visuales

Fotografía, Viajes

Este miércoles pasado, 14 de septiembre de 2016, había propuesta una excursión fotográfica por parte de Fotógraf@s en Zaragoza (flickrfacebook), esas que llamamos de «jubilados» por aquello de los que tienen más posibilidades de apuntarse… Bueno, en esta ocasión también yo tuve ocasión de apuntarme y me apunté. Tras una serie de visicitudes con el destino acabamos en la comarca del Matarraña. Os lo cuento en el siguiente enlace. Y para quien no esté interesado en rollos, os dejo unas cuantas fotos.

Origen: Salida fotográfica al Matarraña con Fotógraf@s en Zaragoza… y a vueltas con el concepto de «HDR» – Fotografía y otras artes visuales.

[Viajes/fotografía] Fotografiska – Exposiciones en el museo de la fotografía de Estocolmo – Fotografía y otras artes visuales

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Los museos dedicados de forma exclusiva a la fotografía no es que abunden. Van apareciendo poco a poco, y no suelen ser muy conocidos. En el enlace que viene a continuación, para aquellos que estén interesados en la cuestión, os hablo de mi reciente experiencia en Fotografiska, centro de fotografía contemporánea en Estocolmo.

Origen: Fotografiska – Exposiciones en el museo de la fotografía de Estocolmo – Fotografía y otras artes visuales

 

[Viajes] Escapada a tierras suecas – a modo de resumen

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Leía esta mañana en un blog de viajes, que últimamente me parece que flojea mucho, que Suecia es el país con mejor reputación del mundo. Muchos dirán que España no está mal en su 17ª posición… con la cantidad de países que hay en el mundo. Bueno, bueno… Que The Economist nos dice que sólo hay 20 democracias plenas en el mundo (hay también somos los 17º), así que no hay que dormirse en los laureles, que bajar del puesto 20 es empezar a entrar en problemas… En eso de la democracia tampoco están mal los suecos. Los terceros. Claro que en 2006 estaban los primeros. Han perdido algunas décimas, y por otro lado los noruegos y los islandeses las han ido ganando. ¿Pero no habíamos quedado que los vikingos eran una panda de brutos?

Todo el mundo admira a los nórdicos. Pero todos los mediterráneos los miran con escepticismo, convencidos que como en casa, siempre que hay sol, nocturnidad y juerga, no se vive en ningún sitio. Mmmmmm… Puede que haya algo de verdad, pero puede también que nos lo tengamos que mirar. No vaya a ser que nos estemos engañando un poquito a nosotros mismos.

En cualquier caso, he estado unos días en Suecia, y un poquito en Dinamarca. Una escapada cultural. Acompañando a una amiga a ver arte moderno y contemporáneo. Que cada vez me parece mucho más divertido y entretenido de ver que el arte «serio» que gusta a los señores y señoras formales, el arte «como dios quiere y manda». Pero os lo intento resumir con fotos.

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Porque lo cierto es que son países, que en cuanto escampa y sale el sol, la luz es magnífica. Y llenos de parques y verde, como la coqueta ciudad de Malmo o Malmoe, que no me aclaro muy bien como se nombra la ciudad en castellano (Malmö en sueco)

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Eficientes sistemas de transporte público te llevan en un momento a cualquier lado.

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Por ejemplo a la vecina Dinamarca, donde pasamos una mañana en Arken, museo de arte contemporáneo con playa incluida.

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Y la tarde en Louisiana, otro museo de arte moderno y contemporáneo agradablemente situado junto al Øresund (estrecho de Øre)

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La expectativa de mal rollo en esas tierras es tan baja, que un artesano sacas sus velas a la calle, y las deja allí con un etiqueta con el precio y una lata-hucha. Nadie se lleva por el morro ni las velas ni la hucha.

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Cierto es que no les faltan las «calatravadas» de turno, como el Turning Torso de Malmo… que no se si pega o no mucho en una ciudad de casa bajitas…

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Pero a cambio, aunque los veranos son cortos, las temperaturas suaves hacer que las flores no se agosten,… ni en pleno agosto.

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Y les encanta la cultura, en muchas de sus facetas, como el diseño…

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… el arte moderno de todo el mundo… esto se lo han comprado a un argentino…

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… o dejando que las adolescentes pinten a su aire en plenos festivales de la ciudad.

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Tras un desplazamiento a la capital, Estocolmo, con uno de los cascos histórico más coquetos, aunque muy pequeñito comparado con la extensión de la ciudad…

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… un amante de la fotografía tiene que visitar Fotografiska, que en estos momentos puede estar a la cabeza de entre mis museos de fotografía favoritos de los que conozco. 

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No nos faltará tampoco el arte en las calles…

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… o en no pocas estaciones del metro… Tunnelbana, le llaman, así que no busquéis la clásica «M» para las bocas del metro si no una aparete «T».

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Eso sí… el concepto de cocina internacional lo tienen un poco al biés. ¿Qué carajo es «il forno con tapas»?

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Nos queda el plato fuerte de la visita por diversos motivos en los que no voy a entrar. Pero el Moderna Museet es un sitio interesantísimo, ya sea visitando las habitaciones con espejos de Yoyoi Kusama…

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… o aprovechando los móviles rotatorios de Marcel Ducham, para comprobar la fiabilidad de la cámara a velocidades bajas de obturación.

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Hoy en día está de moda que en todas partes haya un museo de arte moderno y contemporáneo, aunque sean talabartes de edificios con poco dentro. Pero esta gente tiene un edificio discretito en una isla monísima, con una colección que vienen acumulando desde hace 60 años. Se adelantaron a las modas por varias décadas.

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Y lo mejor de la ciudad es que, si el tiempo acompaña, es muy paseable, entre sus islas…

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… montando en sus tranvías de época, donde hasta las niñas acompañan con sus atuendos,…

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… o visitando Skansen. Yo no soy muy partidario de las experiencias postizas, recreaciones ad hoc de lo que era o es el mundo real al alcance del urbanita; pero Skansen tiene su encanto. Sin abusar, tiene su encanto.

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Y si el tiempo se pone oscuro y gris, no olvidan poner una nota de color incluso en las monótonas escaleras mecánicas del «tunnelbana».

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Y entre turistas, inmigrantes y refugiados, empieza a verse una notable diversidad de tipos humanos, más allá del tradicional rubicundo.

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Bien es cierto que esta diversidad puede estar ocasionando alguna gotera en la «perfecta» democracia y sociedad sueca… y varios ejemplos hemos visto.

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Pero bueno… estábamos de vacaciones y había que disfrutar. Yo con mi pequeña y fiel Leica compacta… aunque no tan «in style» como la Leica R9 de este señor… eso sí que es nivel para hacer turismo, oye.

[Viajes] Cuaderno de fotografías en blanco y negro – Islandia, 2016

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Si hace unos días anunciaba el fotolibro del viaje a Islandia de hace unas semanas, tras la llegada de las fotografías en blanco y negro procedentes de los carretes de película tradicional que expuse con mi pequeña Olympus mju-II, tomé la decisión de realizar un sencillo cuaderno con algunas de las fotografías recibidas. En esta ocasión he abandonado mis proveedores habituales y he optado por los libros de tapa blanda de Social Print Studio.

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Jökullsárlón – Laguna glaciar al sur del Vatnajökull.

Más que libros son unos cuadernillos, ya que no admiten más que 38 páginas, es decir 19 hojas por las dos caras, más alguna extra no aprovechable necesaria para la correcta encuadernación. Se trata por lo tanto de algo mucho menos ambicioso. Y que también se nota en el precio. Que cuestan más casi los gastos de envío que el libro en sí mismo.

No obstante, al igual que en el caso anterior, he elaborado también una versión en PDF que he subido a ISSUU para que pueda ser hojeada por cualquiera.

[Fotografía/viajes] En Islandia, con película tradicional en blanco y negro – Fotografía y otras artes visuales

Fotografía, Viajes

Desde que comencé a recuperar y volver a utilizar mis veteranas cámaras para película fotográfica tradicional, además de adquirir algún otro aparato que ha despertado mi curiosidad, empecé a darle vueltas a la idea de llevármelas también de viaje. Y así lo estoy haciendo. A Islandia me llevé la pequeña Olympus mju II. En el enlace a continuación encontraréis los detalles e impresiones de carácter técnico. Aquí, simplemente os dejo algunas fotografías.

Origen: En Islandia, con película tradicional en blanco y negro – Fotografía y otras artes visuales

[Viajes] Libro de fotografías – Islandia, 2016

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Ya terminé hace unos días de maquetar y preparar el libro de fotografías del viaje a Islandia a finales del pasado mes de junio. Para mí, no tiene sentido la fotografía si al final algunas de ellas, las mejores o las más idóneas, o las más significativas que no tienen por qué ser las mejores, van a un soporte sobre papel. Como después de cada viaje, al volver de Islandia comenzó la laboriosa tarea de preparar el libro de fotografías que será mi memoria física del viaje. Y ya está. Con el anuncio en Blurb de una oferta con un sustancial descuento, los libros de fotografías de buena calidad no son baratos, procedí a confirmar que todo estaba correcto, hacer unos últimos retoques y ajustes y subirlo al mencionado servicio de publicación. Recibiré el ejemplar impreso dentro de unos días.

Krysuvik

Área geotermal de Krysuvik.

Pero con ello, también procedí a obtener la versión en PDF que, subida a Issuu, permitirá que cualquiera pueda hojear el libro de forma virtual. No es lo mismo, pero tampoco está mal.

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[Viajes] Los invernaderos del Jardín Botánico de Madrid

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Ayer estuve en Madrid. De los motivos principales de mi visita, por lo menos aquellos que considero en la esfera pública, os hablaré próximamente. Pero ya os adelanto. Además de ver algunas exposiciones más de PHotoEspaña 2016, estuvimos visitando la exposición temporal del Museo del Prado dedicada al Bosco. Desde hace más de 25 años, uno de mis favoritos. Pero ya digo, de eso hablaré más despacio un día de estos.

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Este señor, que tiene un puesto de honor en la fachada principal del Museo del Prado, es comúnmente conocido más por su condición de «funcionario» del «Ministerio del Tiempo» que por sus habilidades y capacidades como pintor. Tiene el mismo nombre que un plaza de Zaragoza cerca del colegio donde asistí a clase durante trece años… Diego Velazquez.

El caso es que, como suelo hacer cuando visito exposiciones de PHotoEspaña, entré un rato en el Real Jardín Botánico de la capital. Por dos motivos. El primero y principal, porque como habitualmente había un par de exposiciones de fotografía del festival que me interesaba ver. El segundo fue que, dada la hora, nos sirvió para entretener un poco el tiempo hasta el momento de entrar a la exposición del Prado, que se encuentra adjunto al Botánico, a las seis y cuarto de la tarde.

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Y en estas estábamos cuando nos encontramos con los invernaderos visitables del Jardín Botánico. Entré por primera vez en este Botánico en 1990. En aquellos momentos no había invernaderos que se pudieres visitar… y he estado convencido de que eso seguía así durante 26 años… porque como en este país hay tan pocas cosas que cambien sustancialmente, no se me había ocurrido que podrían haber puesto. Es que están en un rincón. No me los había encontrado en ocasiones anteriores. Y yo disfruto mucho con estas instalaciones. Son un agobio, porque hace calor, y como haya plantas tropicales o ecuatoriales, también mucha humedad. Pero son tan fotogénicos. Así que estuvimos un ratito hasta que se nos hizo la hora de acudir a la exposición. Os dejo con algunas fotografías tomadas en su interior.

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Una vez que salimos de los invernaderos, tan apenas nos quedó tiempo más que para salir del jardín, haciendo alguna foto muy de pasada… Pero bueno, otra vez habrá más tiempo… Y quedamos para dentro unos días para contaros la parte del arte de la excursión a Madrid.

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Viajes – día final, de vuelta de Islandia

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Durante una semana he estado en modo «solo fotos», lo que quiere decir es que estoy de viaje, y voy mandando imágenes tomadas con el móvil o con alguna de las cámaras que se conectan con el móvil a través de wifi, y que tras recibir un tratamiento determinado en Snapseed, mando por correo electrónico al Cuaderno de ruta. Bastante directo y rápido.

Ayer fue el último día del viaje, que básicamente consistió en deshacer lo andado hasta el Aeropuerto Internacional de Keflavik desde Smyrlabjörg, 47 km antes de llegar a Höfn yendo desde Reikiavik. En total, 450 kilómetros, que se hicieron alguno más, por algún desvío puntual que tomé, especialmente en la capital islandesa como veréis.

Por el camino, llovió. A ratos, bastante. Pero cuando salió el sol o la luz fue razonable, paré a hacer alguna foto. Por ejemplo, en los glaciares secundarios al Vatnajökull que hay en Skaftafell.

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Skaftafellsjökull

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Skeiđarárjökull

Lo cierto es que la mayor parte del tiempo llovió mucho. En la parada en Vik, que parecía soleado cuando llegué, en pocos minutos, mientras repostaba gasolina, se me cayó el diluvio encima. No hubo más fotos hasta la parada para comer en Hvolsvöllur.

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Desde Hvolsvöllur no se podían dejar de mirar con aprensión las densas nubes que tenía ante mí en el camino.

Tras un paisaje magnífico de campos de lava y actividad geotérmica entre Selfoss y Reikiavik, en el que no pude parar entre la lluvia y las condiciones del tráfico y la carretera para hacer ninguna fotografía, y como iba bien de tiempo, me acerqué al centro de la capital islandesa para hacer unas últimas compras. Regalos para la familia.

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Esculturas en las calles del centro de Reikiavik.

Finalmente, devolví el coche que modesta pero fielmente me había llevado por todo el sur de la isla, y tocaba una larga espera en el aeropuerto… que se iba a hacer todavía más larga de lo planeado porque el avión de Vueling decidió salir de Barcelona para venir a buscarnos con casi tres horas de retraso… Y como me ponen de los nervios la forma que tienen las compañías aéreas de suministrar la información… Y todas son igual… Lo tendrán estudiado que funciona bien para la mayor parte de los viajeros. Pero los que somos raros… que mosqueos pillamos.

En fin, pues de vez en cuando tocaba hacer alguna fotografía.

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Interior de la terminal de pasajeros del Aeropuerto Internacional de Keflavik.

Ayer 30 de junio, el sol se puso en el aeropuerto hacia las doce menos cuarto de la «noche». Como tienen horario de verano, hay que tener en cuenta que la media noche real, astronómica, será en torno a la una de la madrugada. Quizá la una y media… porque el sol leí que salía hacia las tres y algo de la madrugada.

En cualquier caso, situación ideal para hacer fotos a algunas de las obras de arte que rodean al aeropuerto.

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Arco iris de Ruri; me recuerda al monumento al puente aéreo del antiguo aeropuerto de Tempelhof en Berlín. Pero con mucho más colorido.

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De este huevo gigantesco, parece que sale la lengua de un gran lagarto o dragón, o un extraño pico de un ave. Luego me he enterado que la obra se llama «Jet Nest» y que del huevo sobre las rocas volcánicas se asoma el ala de un reactor comercial, según su autor Magnús Tómasson.

Finalmente, pudimos contemplar la puesta del sol. Sin que corriese una pizca de viento y con la atmósfera muy limpia por la lluvia de todo el día, el sol brillaba con intensidad cuando se puso en la lejanía. Ni de coña por el oeste como nos contaban en la escuela. Eso sólo pasa con cierta precisión dos días al año. De hecho, vimos como se ponía detrás de unas montañas, más que probablemente, por lo que he comprobado en los mapas, de la península de Snæfellsnes, donde se encuentra el volcan Snæfells, famoso por la novela de Julio Verne, «Viaje al centro de la tierra». Me hubiera gustado acercarme, pero no hubo tiempo ni ocasión dentro del plan de viaje. Para otra ocasión.

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El sol se pone en el horizonte tras los montes de la península de Snæfellsness.

A partir de ahí, sólo quedó esperar pacientemente a que pasaran las cuatro horas que tardó en despegar el avión pasada la medianoche, hora oficial islandesa. Y despedirse de esta bella tierra con la sensación de que igual merece la pena otro viaje… Ya veremos.

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Ya sobre la capa de nubes, volvemos a ver el sol en una posición muy distinta en el fimamento, mientras entre las capas de nubes nos parece ver la masa de hielo del Vatnajökull, aunque por la blancura global es difícil de discernir.