Ensayando la naturaleza muerta con una Hasselblad – Fotografía y otras artes visuales.

Preparando la sesión fotográfica.

Bodegón
Ensayando la naturaleza muerta con una Hasselblad – Fotografía y otras artes visuales.

Preparando la sesión fotográfica.

Bodegón
Hoy está siendo la noticia en muchos sitios. Hace 70 años que comenzó el desembarco aliado en Normandía, y el principio del último y sangriento acto del frente europeo occidental de la Segunda Guerra Mundial. Cuando sólo habían pasado 30 años desde que los europeos se habían enzarzado en otra estúpida, banal, inhumana y deshumanizadora contienda. Parece que el ser humano es duro de mollera a la hora de aprender las más horrorosas lecciones que nos da la historia.
Hace 23 años visité yo la zona con unos amigos. Dejó aquí registro de aquello. No son grandes fotos. Pero son mi testimonio. Y me valen.

Playas de Arromanches-les-Bains. No fue un lugar de desembarco propiamente dicho. Pero fue el lugar donde los británicos de Juno Beach construirían un puerto artificial. Se encuentra en el centro de la costa de desembarco.

Omaha Beach fue la gran «cagada» aliada del desembarco, y les pudo costar la operación. Allí se encuentra un gran cementerio nortemericano, nacionalidad de quienes desembarcaron allí sufriendo grandes bajas. Steven Spielberg inmortalizó el cementerio y el desembarco en Omaha Beach en «Salvar al soldado Ryan».
Tengo una colección de objetivos para montura K, propia de Pentax y otras marcas que lo adoptaron, de mi primer equipo réflex. Casi todos de enfoque manual. Uno de ellos es el SMC-A Macro 100/4. Para poder usarlos, compré un cámara digital, Pentax K-x, hace ya años, por poco precio. Con el objetivo zoom de kit, me costó menos de 400 euros. Estaba ya al final de su vida comercial. Ya había salido al mercado su sustituta. El caso es que es una cámara tremendamente eficaz. Una demostración de que no hay que gastar mucho dinero para hacer buenas fotos. Aunque la uso poco. El objetivo se puede encontrar con una gama de precios muy variada, pero se puede encontrar en eBay por entre 100 y 200 euros. Hay que asegurarse que es la versión SMC-A y no la SMC-M. Con esta última sólo se pueden hacer fotos a plena abertura con las cámaras digitales de Pentax. Claro. Puede resultar más baratos, aunque ópticamente son idénticos.
El pasado 1º de mayo dediqué la mañana a la fotografía macro con este equipo. Y os dejo aquí unos ejemplos. Para más detalle, la entrada en carloscarreter.es, o el álbum completo en dicho sitio.
Es altamente improbable que hoy pueda dedicar tiempo a mis recomendaciones semanales. Pero voy a dejar unas cuantas fotos de mis últimas experiencias con el formato medio de las que hablaré con detalle en cuanto pueda en Medium.
Son fotos de mi recorrido habitual cuando pruebo material con el que no estoy familiarizado.
Si no fuera porque estoy muy contento con mi cámara y objetivos para los viajes en torno al sistema Micro Cuatro Tercios, consideraría que el sistema de cámaras de objetivos intercambiables sin espejo más interesante del momento es el de Fujifilm. Con un tamaño en los cuerpos bastante razonable, con buena electrónica y unas ópticas muy notables, la «cuadra» de los Fujinon lleva muchos años dando ejemplares de muy buena raza, no dejan de ser objetos fotográficos muy interesantes. La única pega es que los objetivos abultan el doble que los de Olympus y Panasonic. La ventaja sobre el sistema Micro Cuatro Tercios puede ser las mayores posibilidad de jugar con los desenfoques, y mejor comportamiento en sensibilidades altas. Pero vamos, insuficiente para que me lleve a cambiar de sistema.
Pero para poder valorar lo mejor es probar. Y eso es algo que he podido hacer. El domingo pasado. Aunque eso sí, yo también bajé al centro de la ciudad con mi particular sistema «mirrorless». Baje con la M-E calzada con el Snapshot-Skopar 25/4 de Voigtländer, un objetivo que da sorprendentes buenos resultados para lo desapercibido que pasa, y el desafortunado nombre que lleva. Eso de «snapshot» suena como si sólo sirviese para fotos casuales.

Cada vez comparto más la opinión de muchos de que los grandes angulares pueden ser más discretos que los teleobjetivos para las tomas callejeras.

En general, la gente no tiene la impresión de que también sale en la foto. Te ven «apuntando» a otra parte. Especialmente si te pones a 3 metros de distancia todo lo más.

En fin, en una mañana de un fin de semana climatológicamente inestable me dirigí al centro, donde habíamos quedado.
El material con el que trastear es la Fujifilm X-E1 de un amigo, que ha pasado su primer año de vida pegada a un zoom estándar, aunque de buena calidad, y que ahora goza eventualmente de la compañía del Fujinon 35/1,4, una óptica estándar de excelente calidad y alta luminosidad. A mí me parece un acompañante ideal para la cámara. Un conjunto discreto y con muchas posibilidades. Durante un rato puse una de mis tarjetas. Las fotos no son nada del otro mundo, porque no estoy familiarizado con la cámara. Con las cámara más clásicas para película pocas veces necesito el manual de instrucciones. Pero cuando una cámara electrónica para toma digital tiene sus mandos donde al ingeniero japonés le sale de allí, sin ningún tipo de estandarización, pues te tienes que mirar el manual y acostumbrarte un poco. Pero bueno. Os dejo algunos ejemplos.

Una vez que te acostumbras a tener cuidado con el botón que memoriza la exposición, y que lo han puesto en donde normalmente va apoyado mi pulgar derecho, la medición de la luz con la cámara no supone ningún problema.

Un poquito más de velocidad de obturación tenía que haberle dado para fijar el movimiento de la pareja en el interior del arco del Deán; más teniendo en cuenta el buen comportamiento de la cámara a altas sensibilidades.

Un f/1,4 con un sensor APS-C nos ofrece una profundidad de campo similar a la de f/2 en el formato tradicional de 35 mm. Es decir, a un metro de distancia, muy escasa. Lo cual, gusta mucho. Está de moda. Aunque puede llegar a cansar.
No había usado nunca película negativa en blanco y negro de Fujifilm. Y recientemente llegó a mis manos un carrete de Neopan 100 Across, que estuve utilizando hace un par de semanas, aunque no revelé hasta este sábado, en compañía de un carrete de Ilford FP4 Plus. Las notas técnicas de cómo la utilicé y la revelé la podéis ver en Medium, que es donde suelto estos rollos. Sólo diré que me ha encantado. Así que os dejo unos ejemplos de lo que dio de sí un sábado por la mañana.
Ah… y quiero añadir que el blog de prueba que hice para mostrar a unos amigos cómo se abría uno, en el que puse fotografías en blanco y negro, sigue abierto y sigo actualizándolo con este tipo de fotos. Y se sigue llamando El blanco y el negro, claro.
Una entrada extra en el Cuaderno de Ruta. Un capricho. Acabo de preparar la bolsa para la primera quedada de Fotógraf@s en Zaragoza del año. Mañana. En el Monasterio de Rueda. Y aquí os dejo lo que me voy a llevar. Como curiosidad.
Con fotos claro.

Una bolsa, la Bowery de Ona, ligera, resistente, compacta y bonita. Una cámara digital, la ME con tres focales tirando a cortas, el Voigtländer 25/4 (con su estuche y su visor externo), y los Zeiss C-Biogon 35/2,8 y Planar 50/2. Batería de repuesto y un filtro gris neutro que vale para los dos objetivos de Zeiss. Una cámara para película de formato medio, la Zeiss Ikon Ikonta b (521/16). Varios rollos de película Ilford XP2. Y un «lápiz» para limpiar los objetivos si es necesario.

Todo cabe en la bolsa, que aquí ya está recogida. Os pongo delante la Olympus mju-II, que no me voy a llevar (o a lo mejor sí, en un bolsillo del chaquetón), y que tiene el tamaño de un paquete de tabaco de 20 cigarrillos, para que os hagáis la idea del bulto.
Pues igual quito alguna cosa,… que amenaza lluvia, aunque ligera.
En los años anteriores, a estas alturas tendría que estar elaborando una lista con quienes premiaría yo con los óscars si dependiese de mi decisión y partiendo de la lista oficial de candidatos anunciada ayer. Paso. En estos momentos, no tengo nada claras mis preferencias. Incluso algunas de mis preferencias claras están fuera de la lista. Así que me dedicaré a otra cosa. Y como es viernes, me relajaré. Últimamente estoy entrenando mi mirada en la noche. Un equipo sencillo. Una cámara ligera y un objetivo de focal estándar y relativamente luminoso. Un 50 mm f/2. Sin abusar de los ISOs altos. Nada más allá de ISO 1000 ó 1250. Se trata de aprovechar la luz, no la ausencia de ella que parece la moda actual, aunque sea en la noche. Y entrenar la vista. Para cuando sea importante. En viajes, o donde sea.
Durante una temporada, miraremos en la noche.

Si es enero, y a la seis y media de la tarde estamos a 15ºC,… algo raro pasa; pero desde luego, invita a caminar y disfrutar de la tarde.

Qué difícil es compensar el equilibrio del color con las iluminaciones artificiales que encontramos en la avenida de San José, a la altura de la Balseta,…

Siempre, la mejor hora de la noche para hacer fotografías, se considera el crepúsculo, cuando cierta claridad está presente todavía en el cielo; contrasta el azul con las nubes del mismo con la relativa oscuridad calidad del paseo del Canal.
Ya comenté hace tiempo, que había mandado a revelar varios carretes a los servicios de laboratorio de Lomography.es. Mis impresiones técnicas sobre la experiencia las cuento en Medium, que es mi sitio para estas cosas. Ya había mostrado fotografías de los carretes revelados mediante este procedimiento aquí, aquí y aquí. Pero de los cinco carretes que mandé, sólo me habían mandado enlaces para descargar las fotografías de tres de ellos. Uno de los restantes yo sospechaba que podría estar estropeado, o sin exponer siquiera, y así ha sido. Pero el otro sí que estaba bien. Me ha llegado junto con todos los negativos y en el CD. Sólo se han olvidado de colgarlo en su momento en internet. Es uno de los puntos negativos de la experiencia. El otro, la escasa resolución de digitalización de los negativos. Supongo que «la gracia» de lo «lomográfico» es ser cutre. Es una pena, porque es en lo único que han sido cutres. En su conjunto, el servicio ofrecido es razonable.
Algunas fotos del carrete que faltaba.
Si bien desde hace dos años, mi repaso fotográfico al año tiene tres partes, originalmente era sólo un repaso con un concepto muy elemental. Si el año tiene 12 meses, 12 fotos por cada uno de los meses. No tienen por qué ser las mejores, ni las mas representativas. Simplemente las que me produzcan la sensación de que me permiten recordar mejor lo que ha pasado durante el año. Un año variado, con cosas muy buenas y con cosas no tan buenas. Intentaremos recordar las primeras.
Os recuerdo los enlaces a las dos primeras partes de este repaso fotográfico al año:
[Fotos] El 2013 en fotos (1): De viaje con la cámara al hombro
[Fotos] El 2013 en fotos (2): De película
Y eso sí os deseo, de todo corazón,
Que tengáis un muy feliz año 2014.

Enero – Mi primer amanecer contemplado en el año, siempre un espectáculo.

Febrero – Mañana de carnaval.

Marzo – Fiesta popular para el cinco de marzo en la arboleda de macanaz.

Abril – Llega la primavera, y los ababoles reinan en los campos próximos al soto de Cantalobos, aunque la mañana es fría.

Mayo – Arreglos florales japoneses en el Parque Grandes; símbolo de un deseo de viajar que todavía no se ha satisfecho.

Julio – Una melancólica pausa entre viajes, un paisaje en Ranillas.

Agosto – Muchas cosas, muy diversas, y la necesidad de algún momento de pensar fuera del ruido de fondo.

Septiembre – Mucho caminar, mucho recorrer, con sombras y luces; afortunadamente con más luces que sombras.

Noviembre – Comienza el ocaso del año, en esta ocasión en Cantalobos, esperemos que para bien.

Diciembre – A veces, la noche no trae preocupaciones con su oscuridad; a veces se las lleva, y es la hora de la tranquilidad.
2012 fue el año en que volví a rescatar las cámaras para película tradicional. Lo que muchos llaman «cámaras analógicas», a pesar de que la emulsión sensible tiene un comportamiento «binario», las moléculas de sales plata está excitadas por la luz o no lo están, no valen estados intermedios, y los sensores digitales mandan a su procesador una señal electrónica analógica, antes de ser convertida en ceros y unos. Paradojas que tiene la vida.
2013 ha sido el año en que he experimentado y he aumentado, a modo de pequeña colección, las cámaras de este tipo que puedo utilizar. Como alguien dijo alguna vez, creo que fue Ivor Matanle, un coleccionista inglés de cámaras clásicas, no es mejor, no es más rápido, no es más conveniente, pero puede ser muy divertido. Os dejo una variedad de situaciones en las que he utilizado esta tecnología durante este año pasado.

Una visita con Gozarte al Palacio Larrinaga me permitió rescatar la Leica IIIf con su Elmar 50/3,5; un accidente me permitió comprobar que la película Ilford XP2 Super, para procesado C41, puede ser revelada en el tradicional D76 con buen resultado.

En Madrid me hice con una Leica M2 que prové paseando por Zaragoza, calzada con el Elmar 50/3,5 de la IIIf.

También rescaté la minúscula Minox 35 GT-E, que con su 35 mm es excelente para reportaje, como pude comprobar en la Cincomarzada.

El formato medio con la Yashica Mat 124G puede dar resultados muy eficaces, a pesar de que es un talabarte notable para acarrear; aquí usada para un paisaje ferroviario en Rodén.

Con la Leica IIIf usé un carrete de Ilford HP5 Plus para probar las ventajas e inconvenientes del revelado desatendido con Rodinal; para ello salí a pasear por el Parque Grande.

Ya que la tenía, me llevé la Leica M2 con un Carl Zeiss C-Biogon 35/2,8 a la quedada de FeZ en el Parque Lineal de Plaza.

Me dejaron un Rollei 35S que saqué a pasear por Zaragoza. Y eso que la mañana estaba un poco demasiado soleada al pasar por las Tenerías.

Nuevamente la Leica M2, esta vez con C-Biogon 35/2,8, para probar el revelado desatendido con Rodinal en la Ilford FP4 Plus.

No ha faltado algún accidente, como el velado parcial del rollo que usé con la Zeiss Ikon Ikonta B durante el Safari Callejero de Gozarte que hicimos con FeZ.

Y durante mi convalecencia de un pequeño incordio quirúrgico salí a pasear con la Leica IIIf calzada con una Industar ruso, copia aparente del Elmar 50/3,5.

En un momento dado, también rescaté del olvido mi primera Canon EOS. La 100. Sin D. La más parecida a los aparatos modernos, es también la menos atractiva. La menos «distinta». Pero muy eficaz. Siempre lo fue.

Paseo fotográfico durante las fiestas del barrio de Delicias; y opté porque la cámara principal del paseo fuera la Leica M2 con el Elmar 50/3,5. Muy divertido.

Mi primera Leica fue la Leica CL con el C-Summicron 40/2. Que mostró sus virtudes con luz escasa, en un concierto al aire libre durante las fiestas del Pilar.

Pocas semanas antes había recuperado también la compacta Olympus mju-II, que me llevé a Nueva York. Con negativos en color la saqué durante el Pilar, porque es excelente también como cámara de reportaje, pequeña y discreta.

De Nueva York me traje otra cámara de formato medio. La Fuji GS645S, telemétrica con un objetivo de 60 mm (38 mm equivalentes) que da gusto por su calidad. También la usé durante las fiestas del Pilar.

Y con el tamaño de su negativo, incluso con diafragmas medios consigues aislar el sujeto principal del fondo, como en el retrato de cuerpo entero de este panadero.

Me dejaron una Nikon FM2 con su 50/1,8. Esta pudo ser mi cámara principal cuando en 1993 compré la Canon EOS 100. Me apetecía usarla.

Lo cierto es que la FM2 es una cámara excelente con un gran visor para cuando hay poca luz, y muy agradable de usar. Muy bien pensada.

Cambio de tercio por completo. Me llega desde Viena una Canon Demi EE17. Cámara de medio formato (negativo de 18 x 24 mm), muy ligeramente mayor que el formato APS-C de las digitales. Sin pilas, es una cámara mecánica, de exposición manual.

Pero si a la Demi EE17 le pones unas pilas, se convierte en cámara de exposición automática con prioridad a la velocidad de obturación. Y tiene un objetivo muy luminoso, f/1,7.

Ya finalizando el año, un carrete de negativo en color para la Fuji GS645S, que me permite explorar los servicios de laboratorio de los «lomógrafos». Uno de los problemas actuales es el mal servicio que dan los comercios fotográficos a la película tradicional, y hay que ir probando.

También probé la Fuji con un carrete de Velvia 100, película diapositiva, y procesado cruzado. Alguna foto curiosa conseguí.

Y para terminar esta memoria de fotografía tradicional en 2013, usando la Leica M2 con película de «sólo» 400 ISO con luz escasa.

Con una objetivo Canon 50/1,8 para montura de rosca Leica, parece que no son tan necesarias las altas sensibilidades que les exigimos a los sensores digitales. Como dice la imagen, muchas gracias. Por vuestra atención.