Se me han acumulado en las últimas semanas un montón de series para comentar. Cuando a finales de diciembre pensaba que me podía quedar sin series para comentar en alguna semana de enero… Pues nada, que no me enteraba de nada. Que un montón. Así que vamos con tres de ellas. Como dice el título de la entrada, dos aventuras espaciales, y una de espías y asesinos a sueldo.

Star Wars: Skeleton crew es el intento de Disney de hacer su propia versión de las aventuras de niños y adolescentes tan populares en los años 80 del siglo XX, pero ambientada en el universo Star Wars. Y a pesar de unas críticas benevolentes, y una razonable aceptación, al parecer, por parte del público, a mí me ha parecido un aburrimiento sin interés. Todavía no entiendo cómo llegué hasta el último de sus ocho episodios, afortunadamente no muy largos. La cosa va de un grupo de críos en un planeta que parece aislado del resto de la galaxia. Establecido antes de la caída de la Antigua República, sobrevivió oculto al Imperio de Palpatine. Y así sigue. Pero los críos encuentran una vieja nave pirata semienterrada en un bosque, y acaban por arrancarla accidentalmente volando fuera del planeta. La cosa va de volver, cuando ni ellos saben dónde está su planeta de origen. Y además, acabarán codeándose con todo tipo de piratas. Y entre ellos, aunque con capacidades jedis, un tipo que no saben muy bien si es de los buenos o de los malos. Ni la presencia de Jude Law, el pirata buenimalvado, salva para mí el tedio que me ocasiona esta serie que no me dice absolutamente nada. No seguiré viéndola, ni aunque me ofrezcan los placeres de los siete cielos.

El universo de Dune está de moda. Así que había que aprovechar la ocasión y hacer algo. Y como ya está Villeneuve embarcado en los largometrajes de la saga principal, alguien decidió ir a por una precuela. De esas que te trasladan a miles de años antes, cuando se estaba configurando el imperio aristocrático/plutocrático que conocemos. Y así, nos vamos a 10 000 años antes de los hechos narrados en la novela original, cuando, ya terminada la Yihad Butleriana que acabó con las máquinas pensantes, están surgiéndo las casas aristocráticas, la casa Corrino está en proceso de estabilizarse como dinastía imperial gobernante, y surge poco a poco como un elemento importante la Bene Gesserit. Y esta última será el centro de una trama para consolidar el statu quo, el poder de la orden, y el impulso de su plan de desarrollo genético que les lleve al Kwisatz Aderach. Alguien a descrito esta serie como Juego de tronos en el espacio. Pero es que cualquier trama con distintas facciones peleando por el poder va a parecer Juego de tronos donde sea que transcurra. Tiene momentos buenos, con interpretaciones notables de gente como Emily Watson, Olivia Williams o Mark Strong. Pero también tiene irregularidades. En cualquier caso, va de menos a más. Y, aunque te quedas con la sensación de que se queda a medio camino de lo que podría haber sido, te quedas con ganas de más.

Finalmente, cambiaremos el espacio exterior por Londres. O sea… por un mundo también algo marciano. Y nos iremos a una serie de Netflix, Black doves, que parece que prometía. En ella, la esposa perfecta de un político de alto nivel, interpretada por Keira Knightley, resulta pertenecer a una organización de espionaje privado, en la que lo mismo puede dedicarse a obtener información, que a apiolar a quien convenga. Pero cuando muera el embajador chino y secuestren a su hijo, y al mismo tiempo asesinen a tres personas, entre las cuales su amante, se lanzará a una aventura de investigación y venganza, en compañía de otro asesino a sueldo, Ben Whishaw, que durante años a permanecido fuera del país. Le pasa un poco lo que a la anterior. Tiene momentos buenos y otros más flojos, va de menos a más, te quedas con la sensación de que podría haber sido mejor y, hasta cierto punto, te quedas con ganas de más. Bueno, tanto de esta como de la anterior, supongo que veremos nuevas temporadas.














