[TV] Cosas de series; entre miniaturas y catástrofes

Televisión

Dos series interesantes esta semana, dos historias de dos matrimonios, muy distintos, ambos de producción británica. Una en la época contemporánea, la otra en el siglo XVII. Ambas, luchando contras las convenciones de la época.

Catastrophe nos ha acompañado durante varios años en cuatro temporadas cortitas, de seis episodios cada una, de unos 25 minutos cada uno. Y ha llegado a su final. Hemos acompañado a dos excelentes intérpretes, que ejercen también de guionistas y productores, que han diseccionado con mucha inteligencia el matrimonio, improbable, entre una maestra irlandesa en Londres (Sharon Horgan) y un norteamericano (Rob Delaney) con excesiva afición al drinking, que acaba casándose y quedándose en la capital británica cuando la primera se queda embarazada y se casan. Un análisis con mucho humor y sus dosis de drama sobre las relaciones de pareja, sobre el auténtico sentido de lo que significa querer a alguien, en las duras y en las maduras. Es muy recomendable. Además de que aquí y allá se ve salpicada de intervenciones de excelentes secundarios que salpimentan la serie, especialmente desdramatizando los momentos más serios de la pareja. Echaré de menos a los Morris-Norris.

Me he dado cuenta que hacía mucho que no paseábamos fotográficamente por las calles,… perdón, los canales de Amsterdam. Así que aprovechemos que una de las serie de hoy transcurre en la capital holandesa.

The miniaturist [La casa de las miniaturas, en la versión doblada al castellano] es un producción de época de la BBC, que nos traslada a Amsterdam, en las primeras décadas de las Provincias Unidas de los Países Bajos, bajo el afán comerciante y laborioso que infundió en estas gentes el austero calvinismo resultante de la Reforma, que les dio prosperidad y potencia internacional, pero también con el puritanismo y la hipocresía que cualquier extremismo religioso conlleva. Una joven de familia terrateniente venida a menos (Anya Taylor-Joy) se casa con un comerciante (Alex Hassell), una nueva fortuna en alza, con el fin de salvar a su familia de la ruina. Pero allí se encontrará con una extraña familia, especialmente con una dominante y posesiva cuñada (Romola Garai). Y con un misterioso regalo de su marido, una casa de muñecas, obra de un misterioso miniaturista (si no queréis destripar uno de los misterios de la serie demasiado pronto, no sigáis este enlace). Una denuncia de la intolerancia, la intransigencia, la hipocresía y los integrismos religiosos e ideológicos, en dos episodios que suman dos horas y media de duración, rodada a mayor gloria de Taylor-Joy, muy guapa y razonablemente competente, aunque creo que le falta madurar un poco todavía como actriz. Me ha satisfecho menos de lo que pensaba, pero no está mal. Se puede recomendar.

[Cine en casa] Secuelas y precuelas de animación

Cine
Nota: Esta entrada incluye nombres de personas de países orientales que, por respeto a sus costumbres, tienen el apellido en primer lugar y el nombre otorgado al nacimiento en segundo lugar, al contrario que en la tradición de la mayor parte de los países occidentales.

Estos días que estoy de fiesta, aunque estoy aprovechando para caminar mucho y probar cosas nuevas en fotografía de la que os hablaré cuando estén reveladas, también me queda tiempo más tiempo para recuperar películas que no pude ver en el cine porque no me dio tiempo, porque no se proyectaron en España, porque no me enteré, o porque en ese momento no les di importancia. Y estos días he recuperado un par de películas de animación, que son secuelas o precuelas de otras películas, que sí había visto.

Estamos considerando volver a Japón, quizá durante 2019… así que estos días también estoy haciendo una revisión de las fotografías tomadas en 2014. Sirvan para ilustrar esta entrada tan vinculada al lejano Oriente.

Todo empezó cuando decidí volver a ver, tranquilamente, relajadamente, Mimi wo sumaseba [耳をすませば] (Susurros del corazón). Esta película del Studio Ghibli, dirigida por Kondō Yoshifumi con guion de Miyazaki Hayao, ya la había visto varias veces, y está en mi videoteca particular. Creo que tiene momentos muy inspirados. La cuestión es que dos de sus personajes, dos gatos, uno en forma de antigüedad, y otro un malhumorado y obeso gato medio callejero medio doméstico, fueron la base para una posterior secuela producida también por Ghibli. Más que una secuela es un derivado, spin-off que dirían los que hablan spanglish, en la que el Baron y Moon, los dos gatos en cuestión, toman vida para ayudar a Haru, una joven de instituto de 16 o 17 años, que por su buen corazón y salvar a otro gato de ser atropellado se ve envuelta en graves problemas por la peculiar forma de expresar su gratitud que tiene el Rey de los Gatos. La película es Neko no ongaeshi [猫の恩返し] (en Espala, Haru en el reino de los gatos, aunque es más conocida por su título en inglés The Cat Returns).

La película, dirigida por Morita Hiroyuki, se considera por muchos un producto menor dentro de la factoría Ghibli. Pero no por eso es un mal producto. Ni mucho menos. Con sólo 75 minutos de duración, es una película de aventuras ágil y muy entretenida, con personajes muy entrañables. Y como de costumbre en el estudio japonés, toma el personaje de una joven en un estado de desconcierto personal y la conduce ante una aventura que le lleva al crecimiento personal y a una mayor independencia y autonomía ante el mundo. A mí me parece muy majica.

Otro tono totalmente distinto tiene Seoul Yeok [서울역] (Seoul Station). Esta película de animación es una precuela, o tiene una acción casi simultánea en el tiempo de su universo de ficción, de Busanhaeng [부산행] (Tren a Busán). Vi esta última película nada más volver de mi viaje por Corea del Sur. Al fin y al cabo, yo cogí uno de esos trenes a Busán. Y también el de regreso, afortunadamente. Porque el universo de ficción de estas películas es el desencadenamiento de una epidemia zombi en Corea. Así que ya podéis imaginar el argumento. Carreras de un lado a otro huyendo de los zombis, alguna cabeza de zombi reventada de vez en cuando, y un poco de casquería cuando algún incauto termina siendo el almuerzo de los muertos vivientes. Pero si ya comenté que la película de acción real tenía su gracia y era entretenida, algo parecido se puede decir de la película de animación. Ambas están dirigidas por Yeon Sang-ho, y si bien el nivel de la animación no llega al virtuosismo de otras obras orientales, especialmente de la otra orilla del mar del Japón, o del mar del Este como reclama Corea del Sur, lo cierto es que es también muy entretenida y no carece de sorpresas, con un final un tanto sorprendente, por no caer en ciertas complacencias. Así que estos días han sido de una agradable dosis de animación oriental.

No comparten personajes ambas películas. Aunque como anécdota, la actriz que pone la voz al personaje principal de la película de animación, Shim Eun-kyung, tiene un cameo en la película de acción real.