[Viajes] Sicilia con película en color (que quizá tendría que haber sido blanco y negro)

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Esta serie de fotografías que ilustran esta entrada de este Cuaderno de ruta puede verse, comentada desde un punto de vista de la técnica fotográfica, en Carlos en plata. Comentario sobre la fotografía con película para negativos en color del viaje a Sicilia en mis recientes vacaciones.

En primer lugar, un poco de contexto. Porque creo que, normalmente, con una cierta planificación y pensamiento previo, las fotografías realizadas con película fotográfica en Sicilia hubiesen sido muy distintas. Pero recordemos una cosa; en los días, la semana, que pasé en Sicilia, yo tendría que haber estado en China. Y con un estilo de viaje y actividades muy distintas. Eso lo contaba en mi Cuaderno de ruta hace cuatro semanas ya.

Cuando en el transcurso de menos de 12 horas quedó anulado el viaje a China, regresé de Madrid a Zaragoza, dormí tres horas después de comer agotado por los nervios, y preparé de inmediato mi viaje en solitario a Sicilia, ni siquiera deshice la maleta. Ni tampoco la mochila con el equipo fotográfico. Ahí quedaron entre el martes 6 de mayo y el lunes 12 siguiente. Sin tocar. Sólo una hora antes de salir hacia Sicilia, abrí ambas piezas de equipaje y extraje objetos y prendas que consideré superfluos con el fin de viajar adecuadamente ligero.

El caso es que, a un viaje en solitario, acabé llevándome el equipo que tenía pensado para un viaje en grupo. Y las cosas y los intereses no son los mismo según cómo, dónde, cuándo y con quién viajes. Pero lo que tenía en la mochila del equipo fotográfico eran negativos en color, y con eso tuve que apechugar durante la semana que estuve en Sicilia. Quizá debería haber sido otra cosa, pero es lo que fue, y tampoco me arrepiento.

[Viaje] Resumen del viaje a Sicilia, mayo de 2025

Viajes

Esta serie de fotografías que ilustran esta entrada de este Cuaderno de ruta puede verse, comentada desde un punto de vista de la técnica fotográfica, en Carlos en plata. La fotografía digital durante el viaje a Sicilia a mediados de mayo de 2025.

Hace dos semanas se producía la catástrofe que nos impidió iniciar el viaje programado de dos semanas a China. Un viaje que ya suspendimos en 2020 por culpa de la pandemia de covid-19, y que cinco años más tarde hemos suspendido por culpa… nunca sabremos de quien, aunque la aerolínea está dispuesta a compensar de forma razonablemente adecuada el trastorno. No nos vamos a hacer ricos. Pero vamos a cubrir los gastos y a recibir una propinica para irnos a cenar y olvidar las penas. Pero agua pasada no mueve molino. Aquel mismo martes, por la tarde, me monté un viaje de una semana, ocho días y siete noches, a Sicilia, y ayer volví del mismo. Sin incidencias. Todo perfecto… salvo un día. Por el mal tiempo.

Llevaba ya bastantes años queriendo visitar Sicilia. Pero nunca conseguía ponerme de acuerdo con mis compañeros/as habituales de viaje, menos atraídos/as por las presuntas bondades de la isla mediterránea. En esta ocasión, dadas las circunstancias que desencadenaron el viaje, no he tenido que ponerme de acuerdo con nadie. Porque me he ido sólo, a mi aire. Un viaje directo, ida y vuelta, de Barcelona a Palermo, siete noches de estancia en la capital siciliana, y viajes en el día en transporte público a alguno de los lugares más destacados de la mitad occidental de la isla. La oriental habrá que dejarla para otra ocasión.

Cuando viajo solo me da mucha pereza alquilarme un coche. Veréis. No me ha gustado nunca mucho conducir. Como «macho ibérico» soy más bien rarito. No me gusta el fútbol, no entiendo de coches,… y otras cosas que no voy a mencionar que se supone que son propias de mi género y nacionalidad. Siempre me he sentido algo desubicado con respecto a mi pasaporte/DNI. Así que transporte público ha sido. Autobús y trenes. No tan frecuentes y convenientes como en otras regiones italianas, pero convenientes a pesar de ello. Estoy demasiado acostumbrado al norte de la península itálica, y esto es otra cosa.

En tren llegué a Agrigento, y su estupendo sitio arqueológico, el Valle de los Templos, patrimonio de la Humanidad según la Unesco, y a Cefalú, más próximo a Palermo. En autobús urbano, del área metropolitana palermitana, a Monreale. La catedral de Monreale, la de Cefalú, varias iglesias y capillas y palacios de Palermos constituyen la herencia árabe-normanda en la cultura y edificios de esa parte de la isla de Sicilia, también patrimonio de la Humanidad según la Unesco. Y también en autobús a Trapani y Erice, en el extremo occidental de Sicilia. Trapani lo disfruté, y mucho, con la luz de la tarde. Pero Erice fue un pinchazo por culpa del tiempo. Aunque estuve allí un rato, en un día de tormentas, se había instalado una niebla que impedía ver mucho más allá de unos metros. Aunque deambulé por el lugar, no me hice a la idea de lo que estaba viendo. Desde la base de la catedral y su campanile, no se veía el extremo superior de los edificios en la práctica.

Dicho lo cual, ha sido un viaje muy agradable, aunque hubiese preferido hacerlo en compañía. Se disfrutan más las cosas. Buen tiempo, en general, buena comida, buen trato con los lugareños, lugares bellos, ganas de volver en algún momento, quizá de alguna otra forma. Desde luego, al extremo oriental de la isla; nombres como Catania, Taormina, Siracusa o el Etna no dejan de sonar constantemente en mi cabeza. Ya veremos cómo y cuándo. A no mucho tardar.

[TV] Cosas de series; de las Dos Sicilias y otras cosas italianas

Televisión

Las series de fotografías que ilustran esta entradas de este Cuaderno de ruta pueden verse, desprovistas de texto, en fotos en serie. En 1860, cuando comienza la acción de la serie de hoy, Sorrento, donde están tomadas estas fotos, al igual que Sicilia, formaba parte del reino de las Dos Sicilias. Aunque eso sólo duraría un año más.

Antes de publicar esta entrada, me hubiera gustado volver a ver la película clásica de Visconti, Il Gattopardo, con el fin de poder establecer comparaciones. Y aunque ya hace unas cuantas semanas que terminé de ver la serie del mismo nombre, reciente estreno en Netflix, y que traigo aquí hoy, no he encontrado la ocasión. En principio, no tenía mucha más prisa. Pero los acontecimientos que narraba ayer, que culminaron, tristemente, con la cancelación de nuestro viaje a China, llevaron como consecuencia a que una parte importante de las vacaciones que estos días estoy disfrutando transcurrirán en un viaje a Sicilia. El primero que hago.

Como curiosidad, si el próximo viaje que voy a realizar por Italia será en Sicilia, la principal localización de la serie italiana de Netflix (con coproducción británica), el último que hice por ese país que tanto he visitado fue por Turín y el Piamonte, el origen de la reunificación italiana, capital del reino durante los sucesos que narra la novela de Lampedusa en la que se basa. Otra curiosidad, aunque en inglés la novela/película/serie se titula The Leopard, el gatopardo que es emblema del Príncipe de Salina (Kim Rossi Stuart), personaje principal de la historia, no es un leopardo, Panthera pardus. Es un serval, Leptailurus serval, un felino moteado al igual que el anterior, más pequeño de tamaño, y de distribución exclusiva africana. El anterior, también llamado pantera parda, cuando es moteado, o pantera negra, cuando es melánica, también se distribuye por Asia.

No sé si Lampedusa tenía en mente hacer un novela política. O simplemente, siendo de origen noble, e inspirándose en los antepasados de su propia familia para crear los personajes de la novela, quería reivindicar unos tiempos pasados que quizá percibiera como mejores. Pero en fin, ya se sabe que lo único que se puede afirmar de todo tiempo pasado, no es que fuera mejor, sino que fue anterior. El caso es que el término gatopardismo o lampedusismo ha pasado a la terminología política como sinónimo de los falsos reformismos que en realidad buscan mantener el statu quo bajo nuevas apariencias. Todo gracias a la célebre cita en la que Tancredi (Saul Nanni) le dice a su tío el príncipe aquello de…

«Se vogliamo che tutto rimanga come è bisogna che tutto cambi.»

«Si queremos que todo permanezca como esta, es preciso que todo cambie.»

La serie sigue la transición que la familia Salina, con especial protagonismo de los dos ya mencionados, y de Concetta (Benedetta Porcaroli), la hija del príncipe y sobrina de Tancredi, con quien tiene un romance que no llega a buen término, marcando el destino de ambos, cuando este se casa con la hija (Deva Cassel) de un arribista (Francesco Colella) que se enriquece desde la nada trapicheando y falseando en sus negocios. La historia sigue las transformaciones que se producen desde el antiguo régimen de reyes absolutos y noblezas terratenientes, auténtico soberanos en sus dominios con la bendición real, a un nueva época en la que surge el poder de los que tienen dinero, venga de donde venga, y donde los valores sociales y políticos se transforman, sin que esto repercuta necesariamente en las gentes del lugar. Que, en Sicilia, siguen viviendo como siempre, indiferentes a los poderes que vienen, pasan y se van, sin que se inmuten ni se alteren.

La serie me enganchó desde el primer episodio. Se nota que hay un esfuerzo de producción notable, con unos rodajes que se lucen especialmente cuando recorremos la campiña y las villas señoriales sicilianas. Se ve que han ido buscando un efecto cinematográfico en la serie televisiva. Que además cuenta con un reparto que hace un trabajo más que notable, de primer nivel.

No sé si será de gusto de todo el mundo. A mí me parece una serie muy recomendable. Pero las series de épocas, si no nos hablan de las tontadas de la season londinense, no siempre atrapan a las audiencias. Yo creo que sí merece la pena darle una oportunidad. Es cierto que en sus compases finales se aparta de la novela de Lampedusa, en cuestiones que no voy a mencionar por no destripar la serie, pero que no me parecen esencialmente importantes. Aunque mi sensación es que la novela de Lampedusa es más amarga en sus fases finales. Para la familia de los Salina, trasuntos de los Lampedusa. Lampedusa sabría por qué. Y me queda una duda. Estoy seguro que el libro estaba en casa en mi infancia y juventud, que lo tenía mi madre. Que alguna vez lo abrí y leí algo. Pero no puedo recordar si lo leí entero, o si lo heredé y lo tengo por alguna estantería perdido. Tendré que preguntarle a mi hermana, no sea que lo heredase ella.

[Viajes] Más de viajes en los últimos 20 años

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Las series de fotografías que ilustran las entradas de este Cuaderno de ruta pueden verse, desprovistas de texto, en fotos en serie.

En los dos últimos días he recibido algunas amables «quejas» sobre mi selección de viajes en los últimos 20 años, la que publiqué el sábado para celebrar el 20º aniversario de este Cuaderno de ruta. Son las consecuencias de no poder abarcar todas las experiencias, y todas las compañías que he tenido en estos últimos 20 años, cuando he colgado la cámara del hombro y me he dedicado a ver mundo. Para compensar, voy a hacer otra selección de 20 viajes. Seguro que me dejaré algunos en el tintero… pero ya no voy a poner más.

[Foto] El 2023 en fotos; de viaje con la cámara al hombro

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Llegamos al final de 2023. Un año… que no ha estado mal. Y comienza el repaso de fin de año, fundamentalmente un repaso fotográfico, que es lo que me apetece, como de costumbre desde hace ya un buen montón de años en este Cuaderno de ruta. En mi carpeta con fotografías de viaje he registrado quince subcarpetas, es decir, quince viajes de mayor o menor duración. Van desde la excursión en el día a algún pueblo aragonés, incluso de la propia provincia de Zaragoza, en cuya capital vivo, hasta algún viaje intercontinental saltando el Atlántico durante unos cuantos días. Así que mi concepto de lo que es viajar con la cámara al hombro es muy amplio. Así que sin más, vamos con el repaso. Con fotos.

Recordad que podéis ver regularmente fotografías de mis viajes, tanto actuales como de antaño, en mi cuenta de Instagram dedicada a ello.

30 de enero – Un mañana soleada en Teruel.

31 de enero – Una revisión de la actividad cultural en Madrid y una visita a los amigos desde hace 25 años

6 de marzo – En Barcelona, reparando cámaras fotográficas y una visita a los amigos desde hace 40 años.

Viaje de Semana Santa – Basilea, Friburgo, Colmar, el Jura… en una pequeña reunión con aficionados a la fotografía con película tradicional de Suiza y Alemania.

26 y 27 de abril – Reuniones de trabajo en Madrid.

16 de mayo – Excursión con AFZ Asociación de fotógrafos de Zaragoza a Torrellas y Tarazona.

Vacaciones de primavera – San Francisco y escapada a Yosemite Valley.

Puente de agosto – Reunión familiar en Estocolmo.

15 de septiembre – Nueva visita al Museo Würth La Rioja en Agoncillo y a Logroño.

Vacaciones de principios de otoño – Turín, Piamonte y Milán.

Escapada del Pilar – San Sebastián y otras localidades del País Vasco.

28 de octubre – Excursión a los hayedos de Sansanet y Le Somport en el Pirineo francés con ASAFONA Asociación aragonesa de fotógrafos de naturaleza.

25 de noviembre – Excursión al Parque Geológico de Aliaga con ASAFONA Asociación aragonesa de fotógrafos de naturaleza.

1 de diciembre – Una mañana de lluvia en Calatayud.

4 de diciembre – Segunda visita del año a Barcelona por similares motivos a la de marzo.

[Viaje] En Piamonte y Milán con película en blanco y negro

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Como de costumbre en los viajes de los últimos años, además de la cámara digital, me llevo alguna cámara para película en blanco y negro. Y nuestra reciente estancia en Italia no fue una excepción. Ya me llegaron las fotografías reveladas. Los detalles técnicos de las fotografías los encontraréis, también como de costumbre, en En el Piamonte y Milán con película en blanco y negro – Minox 35 GT-E con Ilford XP2 Super. Aquí me limitaré a exponer una selección de fotos de los distintos lugares visitados.

Turín

Venaria Reale

Santuario de Oropa

Recinto medieval de Candelo

Milán

Neive

Saluzzo