Esta serie de fotografías que ilustran esta entrada de este Cuaderno de ruta puede verse, comentada desde un punto de vista de la técnica fotográfica, en Carlos en plata. Sigo familiarizándome con el Tamron 90 mm macro , adaptándolo a Canon EOS RP, y sumándole el flash Godox TT685C.
Como digo en el encabezamiento, sigo familiarizándome con el objetivo para macrofotografía que me llegó recientemente. Un objetivo que cada vez que comparo sus prestaciones, con los precios que se ven por ahí, y con los resultados que ofrecen, más comprendo que se puede considerar un chollo. Pero los precios del mercado de segunda mano están muy condicionados por la ley de la oferta y la demanda, más que los del mercado de equipo nuevo, y no debe haber mucha demanda de estas ópticas, que por otro lado van muy bien.
Eso sí, en esta ocasión, los resultados no fueron los esperados. Si sumamos algún despiste mío que me impidió usar algunos accesorios con el flash incorporado a la cámara, más las tormentas habían causado sus destrozos entre la flora del Parque Grande de Zaragoza, y que soplaba un viento que dificultaba la operación de enfoque y encuadre correcto de la fotografía,… pues no fue lo que yo esperaba. Afortunadamente, las gotas del agua caída por la noche y que no se habían secado todavía tras el tempranero amanecer, dieron algún aliciente a las macrofotografías de las flores. Porque salvo algún áfido que otro… vulgarmente, pulgones,… pocos bichos encontré.
Esta serie de fotografías que ilustran esta entrada de este Cuaderno de ruta puede verse, comentada desde un punto de vista de la técnica fotográfica, en Carlos en plata. Excursión mañanera de sábado a riglos con Canon EOS RP y objetivos Tamron 35 mm y 90 mm macro.
Este sábado por la mañana se mezclaron dos cuestiones que condicionaron lo que hicimos en esa calurosa mañana. Aunque quizá no tan calurosa como otras de la semana. Por un lado, yo seguí con ganas de ir probando las posibilidades y limites de mi nuevo objetivo, de segunda mano, del que ya os mostré fotografías en algún momento. Por otro lado, me propusieron “reestrenar” el “Canfranero”, nombre popular que se da a los trenes que unen Zaragoza con la población pirenaica fronteriza con Francia, Canfranc. Un lugar donde tiempo atrás se podía enlazar con los ferrocarriles franceses y así viajar por el mundo, pero que hace ya unas cuantas décadas en que ese enlace se rompió. Mucho se reivindica al respecto, poco se consigue. El caso es que, aunque yo no le veía mucho sentido, acepté acompañar a unos amigos a dar un paseo por Riglos, yendo en el tren que sale a primera hora de la mañana de Zaragoza hacia Canfranc, y volviendo en el que llega a la capital aragonesa al mediodia. O sea, poco más de hora y media de paso al pie de los famosos mallos de Riglos.
El paseo fue agradable, pero a la vuelta se dio una situación un poco absurda desde mi punto de vista. Ayer, aprovechando la reapertura de la línea ferroviaria, una asociación de amigos del ferrocarril puso un tren charter formado por coches históricos en la vía, en una excursión entre Zaragoza y Canfranc. Lo cual me parece muy bien. Hay que preservar elementos de la historia industrial del país y disfrutarlo. Pero lo que no entiendo es que el tren de línea, con gente que viaja por muchos motivos, también por trabajo o por exigencias y compromisos personales y familiares, algunos con enlaces en Zaragoza a otros puntos de la geografía, perdiera entre 20 y 30 minutos en la estación de Ayerbe esperando al tren charter. Con lo que la revisora empezó a decirles que corrían el riesgo de no poder realizar sus enlaces en Zaragoza. Eso es algo que nunca debería suceder. Una persona que vivi en Zaragoza tienes muchas posibilidades para desplazarse a Madrid, Barcelona u otras ciudades. Pero alguien que vive en los Pirineos, en Jaca, en Sabiñánigo y sus comarcas… no. No se le puede causar este trastorno. Los que deben esperar y estar obligados son los que viajan por capricho y placer. Una catástrofe la gestión ferroviaria española si lo pensamos bien.
En estas navidades me he hecho con un nuevo flash fotográfico. Un capricho más que una necesidad. Pero muy divertido de usar. Y con un aspecto muy retro. Si queréis conocer los detalles, podéis visitar la publicación que lo explica en Carlos en plata.
La mayor parte de las fotografías corresponden a un paseo fotográfico realizado con compañeros de AFZ Asociación de Fotógrafos de Zaragoza, para fotografiar la iluminación navideña en Zaragoza durante las horas crepusculares. Y me lo llevé para usarlo de relleno e iluminar los primeros planos. También tengo una foto realizada en el entorno familiar durante la Nochevieja. Así que… feliz año (5*3^2)^2, si no os lo había deseado con antelación.
Nuevamente un paseo a la Cartuja Baja como los que ya comenté aquí y aquí. Me llevé también un cámara con un rollo de película fotográfica tradicional, pero esas fotos llegarán más adelante, en unas semanas. De momento aquí, algunas fotos realizadas con cámara digital.
La forma de mirar y pensarte la foto según utilices una cámara digital o película fotográfica es muy distintas. O debería ser. Porque uno de los principios más importantes para el fotógrafo, sea aficionado o profesional, es previsualizar el resultado. Proyectar en tu imaginación cómo va a quedar la fotografía en un futuro. En cualquier caso, hoy en día, hasta los equipo más sencillos son extremadamente eficaces, como la cámara que utilicé en esta ocasión, comprada hace unos años en un outlet por un precio muy conveniente. Pensando en lo que pagué por ella, es una de las mejores relaciones calidad precio que he tenido en los últimos… ¿20 años? Muchos no lo creerán.
Ando con poco tiempo, así que seré breve. Si queréis saber más de las fotos, desde un punto de vista técnico, ayer dejé programado un substack sobre las mismas en Breve: La Maratón de Zaragoza 2024 – Canon EOS RP con RF 100-400 mm f5.6-8 STM. También, una cosa rápida. Pero bueno. La cuestión es que como viene sucediendo desde hace algunos años, en este mes de abril estuve atento a la celebración de la Maratón de Zaragoza, para pasar un rato fotografiando a los corredores. Es una forma de entrenarme en el uso del teleobjetivo y de modos de enfoque y exposición distintos de los que uso habitualmente en el reportaje.
Como veis, antes de que pasaran los corredores por el punto del paseo de Colón, en la ribera del Canal Imperial de Aragón a su paso por Zaragoza, me di un paseo por el Parque Grande, donde todavía quedaban algunos tulipanes en mejor o peor estado. Y las rosas de la rosaleda ya empiezan a aparecer. Además, las que más me gustan, las que tienen tonos anaranjados o salmón, o esas que combinan el rojo profundo con el amarillo. Pero en lo que más me entretuve fue en el paso de los corredores por distintos puntos de ese tramo de la carrera, ya cansadicos después de 34 o 35 kilómetros de carrera.
En estos días he visto varios artículos en distintos medios hablando del petirrojo como «el pájaro de la Navidad». Me da la impresión de que todos ellos han tirado de la misma fuente, algún artículo, probablemente en inglés, que hablaba de este tema… y, ale, para qué vamos a pensar si nos dan el tema intrascendente y navideño ya servido. Pues eso… algo propio de los británicos trasladado a España porque sí. Es cierto que los petirrojos, familiarizados y confiados, hasta cierto punto, con el ser humano, se acercan más a los asentamientos urbanos en época navideña, cuando la comida en el campo es más escasa. Un petirrojo forma parte de las aves que he estado fotografiando durante esta Navidad.
Petirrojo (Erithacus rubecula) en la arboleda de Macanaz. En el encabezamiento, un mito (Aegithalos caudatus).
Pero no ha sido el único. He renovado algunos elementos de mi equipo fotográfico. En mi blog especializado ya he hablado de uno de ellos, un objetivo de focal variable, teleobjetivo de cierto alcance, con el que he estado fotografiando algunas aves los días de las fiestas navideñas en los que no he tenido que ir a trabajar y ha hecho un tiempo razonablemente bueno. Me considero todavía muy bisoño, falto de práctica y técnica, en esto de la fotografía de aves. Especialmente cuando se trata de pequeños pájaros, inquietos y volanderos. Pero algunas cositas he conseguido y os las quería dejar puestas aquí.
Garza real (Ardea cinerea).Andarríos (Actitis hypoleucos).Polla de agua o gallineta (Gallinula chloropus).Tórtola (Streptopelia decaocto).Cormorán grande (Phalacrocorax carbo).Grajilla (Coloeus monedula)Zorzal (Turdus philomelus) y torcaz (Columba palumbus).Herrerillo (Cyanistes caeruleus).
El objetivo, del que hablo más extensamente en Un objetivo para ir ligero por el mundo – Canon RF 28 mm f2.8 STM (sobre Canon EOS RP), se anunció este verano y promete una calidad razonable, a un precio razonable, con un tamaño compacto muy contenido. En Turín lo vi y lo probé en una tienda de fotografía de la capital piamontesa, y lo compré. Y sólo me quedaba una tarde de viaje para usarlo y convencerme a mí mismo que no había hecho el tonto comprándolo. Las referencias a priori eran buenas.
Así que lo usé intensamente en nuestra visita a Saluzzo, a cincuenta kilómetros al sur de Turín, y he quedado encantado. La calidad de imagen es superior a lo que pensaba, su tamaño es muy muy contenido, y se lleva encima sin sentir, y el precio… contenido. Que no es lo mismo que barato. Pero teniendo en cuenta cómo está el patio, «tirado» de precio. Vamos, que lo aproveché, y lo aprovecharé abundantemente en un futuro.
Hoy voy sin tiempo. No hay tiempo para mis recomendaciones fotográficas. Pero tampoco hay mucho que me haya llamado la atención esta semana. No hemos podido ir al cine. Pero tampoco hay estrenos EN VERSIÓN ORIGINAL que merezcan la pena; y nos negamos ya a ver películas adulteradas. Nos hemos malacostumbrado al sonido original y no soportamos ni las voces ni la sintaxis de los doblajes. Y esta mañana había que hacer un recado,… hemos olvidado el paraguas,… y cuando íbamos de regreso, hartos de mojarnos, nos hemos refugiado un rato en el Museo Pablo Gargallo, aprovechando que es primer domingo de mes… y no hay que pagar. Ale… a ver si a partir de mañana las cosas van mejor. O de pasado mañana. Prefiero no pensar en mañana. Buffff…
Todos los años, hay una época entre finales de mayo y finales de julio en que me gusta llevar una cámara a mano cuando voy a trabajar a primera hora de la mañana. Voy caminando, son casi 40 minutos de recorrido. Y suele haber una luz estupenda en esa época del año. Por lo que puede caer alguna foto maja. Pero dura menos de lo que parece.
Recientemente adquirí un nuevo objetivo para fotografía digital. Y pensé en probarlo en estas caminatas mañaneras. Los datos de la prueba los podéis encontrar en Un supergranangular a buen precio – Canon RF 16 mm f2.8 STM. El caso es que las mañanas se acorta más deprisa de lo que pensaba. La cantidad de luz para hacer fotografías a esas horas de la mañana es bastante menor de la que pensaba. Ha sido suficiente, más siendo un gran angular relativamente luminoso. Pero otras pruebas que he aprovechado para hacer, de las que hablaré más adelante, con longitudes focales más largas y sensibilidades más limitadas… ha costado sacarlas adelante. Eso quiere decir que en nada estaré volviendo a caminar con luz crepuscular cada mañana a trabajar. De hecho, la primera parte del trayecto, ya es luz crepuscular. Qué pena. Si viviéramos con el sol… habría mucha más luz. Pero en este país, preferimos vivir con un jet-lag permanente con nuestro sistema horario. Qué se le va a hacer.
En primavera hay más oportunidades para salir al aire libre para hacer fotos. Y eso lo podemos ver en las actividades de las últimas semanas. Como cuando salimos a fotografiar la maratón, de lo que ya os hablé, aunque también con película tradicional como os muestro ahora.
También con fotografía de naturaleza. Ambas, situaciones en las que es necesario usar teleobjetivos, que son más pesados y complejos de usar, desde un punto de vista físico, que los objetivos normales o los grandes angulares.
Como ya adelantaba hace un par de días, tengo problemas como mi sede web para los artículos de técnica fotográfica. Estoy en proceso de resolver, al menos parcialmente, el tema… pero no con la agilidad que esperaba. Así que iré improvisando otros contenidos, o adaptándolos a este Cuaderno de ruta, como hice el sábado. En el año 2017, junto con otros compañeros de la Asociación de Fotógrafos de Zaragoza AFZ, y en los años 2018 y 2019, por mi cuenta, convertí la cita primaveral de la Maratón de Zaragoza en una costumbre en mi práctica de la afición fotográfica. Es primavera, suele hacer buen tiempo, las fotos son coloridas y alegres, y es una ocasión de utilizar técnicas no habituales en otras modalidades fotográficas.
El año 2020… no hubo. Se suspendió. Si alguno de los lectores de estas páginas no sabe porqué… habrá que deducir que entre mis lectores habrá algún extraterrestre recién llegado al planeta y que no se ha puesto al día en la historia reciente de este mundo. O sufre una grave amnesia y debería hacérselo mirar. Y en el 2021… no hubo… en primavera. Se trasladó al mes de octubre, en un momento en el que yo estaba liado con otras cosas y no me dio para acudir a la cita.
Así que en este 2022, regresando las cosas a una cierta normalidad, anoté en la agenda la fecha de la prueba hace unas semanas, confié en ese tiempo primaveral para combinar la fotografía de deporte con otros géneros fotográficos y el disfrute del aire libre. En 2018 y 2019, me aposté en el Parque Grande de Zaragoza para hacer las fotos, porque me viene bien como un paseo agradable desde mi domicilio, y porque es un entorno tranquilo y majo para las fotos.
Consideremos además que, por las fechas, coincide con la floración de muchas plantas por primavera. Por un lado, las bulbosas de las que llevo ya unas semanas fotografiando. Por otro lado, los cerezos ornamentales en flor, en su rinconcito del parque, que han ido evolucionando muy tímidamente, pero de los que ya podemos encontrar bellos ejemplares de flor. Y otras… aunque la rosaleda no está accesible por obras, esperemos que podamos disfrutar de ella en mayo. En cualquier caso, puede quedar una mañana de lo más completa.
Sólo ha habido un problema… un frío problema. Este año, este primer fin de semana de abril no ha tenido nada de primaveral. Aunque iluminado por un sol radiante, las temperaturas a primera hora de la mañana han sido frías, entre 1 y 4 ºC, con viento, cuyas rachas podían ser eventualmente intensas. El sábado, en una caminata de 10 kilómetros y 300 metros, acabé pasando más frío del previsto por culpa del viento, y estuve destemplado todo el fin de semana. Por lo que estuve poco inspirado para las fotos. Que hice con la pequeña Canon EOS RP, digital poco adaptada a la fotografía deportiva, y a la que pertenecen las fotos de hoy, y con la Canon EOS 3, cámara para película tradicional, de la que no podremos ver ejemplos hasta dentro de unas semanas. Alguna foto simpática pude hacer. Pero me volví pronto a casa… a calentarme.