Moon (2009)

Cine

Moon (2009), 9 de octubre de 2009.

Y bien. En un día poco habitual, un viernes, a la hora a la que van los friquis a ver este tipo de películas, a las cinco de la tarde, nos vamos a ver esta película de ciencia ficción, que ha recibido una promoción moderada, y que viene precedida por cierta marejada de fondo de críticas a su favor, engarzándola con cierta tradición de películas de ciencia ficción que parecía perdida.

La película está dirigida por Duncan Jones, el que es hijo del músico que creó uno de los astronautas más famosos del rock. Y sí las canciones del padre nos contaban la historia de un astronauta, el Comandante Tom, esta película nos cuenta la historia de un astronauta, Sam Bell, interpretado por Sam Rockwell, un obrero que trabaja en solitario en una base minera lunar, con la única compañía de GERTY, una computadora/robot que es su único enlace con el resto del mundo, con el que no se puede comunicar directamente por un fallo en un satélite de comunicaciones. Tiene un contrato de tres años que está llegando a su fin. En ese momento, con el fin de recoger una cápsula de producto (helio-3) de una de las factorías móviles automatizadas, sufre una alucinación y un accidente. Y a partir de ese momento, descubriremos que nada es lo que parece… Y hasta aquí puedo contar, que decían en aquel programa.

La película está realizadas con unos efectos especiales limitados. Al igual que en las películas de los 70 o de principios de los 80 tira más de maqueta y de decorado que de infografía por computador. Lo cual le da el aire de ser de otra época sin quitarle ni un ápice de credibilidad. Porque aquí viene una de las gracias de la película. Frente a la ciencia ficción de moda actual, basada en fuertes efectos pirotécnicos y mucha infografía digital, que dota de un carácter de irrealidad todo lo que vemos, suponiendo que los guiones permitiesen otro sentimiento. Aquí nos encontramos en una situación que podríamos encontrar razonablemente creíble.

En cuanto a sus orígenes conceptuales, indudablemente la película bebe de algunos clásicos como puede ser 2001: Una odisea del espacio, Solaris (la versión soviética, por supuesto), Naves misteriosas, e incluso Alien, entre otras. Desde este punto de vista, no sé si podría decir que es una película original. Pero sí nos presenta una historia interesante, que mejora con mucho a nivel humano lo que vemos habitualmente.

Salvo alguna aparición ocasional de otros personajes, con escasa incidencia en el conjunto, la película descansa sobre la interpretación exclusiva de Sam Rockwell, aunque no un monólogo como por ahí se ha escrito. Porque además del computador, cuya voz en el original es de Kevin Spacey, que no podemos apreciar en la versión doblada, hay al menos dos personajes que dialogan e interaccionan. Y eso es trascendente para determinar que la interpretación del actor es fundamental para el buen resultado final de la película.

En resumen, una película que es mucho más interesante y mucho más honesta que cualquier cosa que se ve en ciencia ficción en los últimos tiempos. Yo le pongo un siete, con la misma nota en la dirección y un ocho en la interpretación.

Hoy traigo una fotografía del Frente Fluvial del Ebro, reciente abierto al público en Zaragoza, con sus elementos futuristas y todo. Que es lo que pide la película de hoy.

Luz y sonido

Montaje de luz y sonido en el Frente Fluvial del Ebro en Zaragoza - Panasonic Lumix LX3

Libro: Claro de Tierra

Literatura

Este verano me está costando centrarme en libros de cierta trascendencia. Los comienzo, los interrumpo, casi los abandono. Por ello, cojo algún otro título más intrascendente, más relajado. Algo que mi «atormentada» y dura «cabecita» acepte con menos problemas. Y un campo con el que acierto con bastante seguridad es la ciencia ficción. Aunque no cualquier ciencia ficción, ya que en los últimos años también he desechado algún que otro pestiño con ínfulas de trascendencia e intelectualidad. Así que estando en estas, me refugio en una novela que podríamos llamar clásica de Arthur C. Clarke.

Claro de Tierra
ISBN: 9788497110983
Quinteto, Barcelona

Lo cierto es que esta novelita pertenece a un tipo de novela en la escritura de Clarke que me parece muy agradable. Novelas de carácter sencillo, en el que no se realizan alardes aventureros. Donde las cosas pasan a su ritmo, y en la que enfrenta alguno de los dilemas éticos que a juicio del autor pueden derivarse del continuado progreso científico y técnico de la raza humana. Para mí, está en un mismo tenor que algunas novelas excelentes como son Cita con Rama, donde se reflexiona sobre el primer encuentro con un objeto de origen extraterrestre, o Cánticos de la lejana Tierra, donde enfrenta a la humanidad con la inexorable realidad de que la vida en el planeta no será siempre posible y tal vez sea necesario, si es posible, emigrar. En menor medida con El fin de la infancia, que por su carácter de final de la especie humana tal y como la conocemos, es más desasosegante.

En este caso, tras doscientos años de progreso espacial, se afronta el primer conflicto entre la Tierra y sus ahora independientes colonias espaciales, conocidas como la Federación. El motivo del conflicto es el monopolio que la Tierra ejerce sobre materias primas que sólo se dan en abundancia en el planeta madre y, al parecer, en su satélite, la Luna, que políticamente pertenece a la Tierra. Si estalla una guerra, nadie sabe como puede ser. En este escenario, llega a la luna bajo la tapadera de ser un auditor contable un hombre que ha asumido una labor de contraespionaje. Se supone que en una de las bases científicas de la luna, un espía está suministrando información a la Federación.

No hay una descripción de la acción desenfrenada. No hay persecuciones ni enfrentamientos. El objetivo del autor parecer ser ilustrar al lector sobre cómo imagina el hábitat humano en una futura colonización de nuestro satélite. A Clarke le gustaba la ciencia ficción dura, por lo que el rigor científico intenta ser máximo… dados los conocimientos existentes en el año 1955. Así, como cosas que chirrían, parece que resultaba difícil concebir la miniaturización de los sistemas informáticos, o de sus sistemas de almacenamiento de memoria, o de sus sistemas operativos… los operadores de los mainframes con los que trabajan los astrónomos del año 2150 siguen manipulando las tarjetas perforadas, desconocidas por completo para la mayor parte de los usuarios de computadoras actuales. Tampoco parece que se previese el desarrollo de la telefonía móvil, o el desarrollo de los satélites artificiales que resolverían de forma más eficiente algunos de los problemas cotidianos que se plantean en la narración.

El climax de la novela llega cuando se produce la primera batalla espacial en la historia de la humanidad, donde se pone de manifiesto la capacidad del hombre para llegar a la destrucción. No comentaré los detalles ni hablaré del desenlace. Aunque diré que la novela está teñida de esa idea que tenía Clarke de que el ser humano es esencialmente bueno si le dan la oportunidad de ser racional y científico. Vamos. Un eterno optimista.

A mí me ha agradado la lectura de esta novela. Quizá no esté a la altura de la imprescindibles Cita con Rama o de la poesía que subyace en los Cánticos de la lejana Tierra, pero indudablemente tiene su interés. Así que ánimo. Si os gusta el género, no os la perdáis.

Luna sobre el canal

Un poderoso creciente lunar luce sobre el Canal Imperial de Aragón a su paso por Zaragoza - Panasonic Lumix LX3

Un viaje por el sistema solar, una exposición de arquitectura alemana, y nos hablamos desde Berlín

Arte, Televisión, Viajes

Esta semana, en la que celebran en Huesca, donde trabajo, su fiesta grande, yo he optado por celebrar mi fiesta particular. Me he cogido unas mini-vacaciones. Hasta el próximo lunes 17, nada de curro. Así que este fin de semana me lo he tomado con especial relax, animada por la agradable bajada de temperaturas.

Una de las cosas que he hecho ha sido ver con ansiedad los dos primeros episodios de una nueve serie yanqui de ciencia ficción, Defying Gravity. Tras la finalización de Galactica y otras, estábamos un poco huérfanos de aventuras por el espacio, y como a mí es un género que me gusta… pues a ver. Los dos primeros episodios no están mal. Ocho astronautas del dos mil cincuenta y tantos en un viaje de 6 años por el sistema solar. Visitando siete planetas. El primero Venus. Y con un misterio de fondo. Que algunos conocen y otros no. Visualmente y conceptualmente heredera de 2001, una odisea del espacio y Sunshine, tengo miedo de que por algunos detalles de la trama pueda convertirse en una anatomía de Grey espacial. Pero después de que la prometedora Virtuality, con la que tiene muchos parecidos, se quedará en el episodio piloto, habrá que mantener la esperanza.

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Iapetus, satélite de Saturno, fue uno de los protagonistas de la edición literaria de 2001, una odisea del espacio (imagen publicada en Astronomy Picture of the Day, NASA).

Por otra parte, como hago de vez en cuando, ayer me pasé dando una vuelta por el Centro de Historia de Zaragoza, para ver si había algo nuevo en exposiciones. Y me encontré con una interesante exposición sobre la arquitectura alemana de la posguerra, con interesantes muchas maquetas, fotografías y explicaciones. Estaba enfocada a explicar la evolución paralela entre la arquitectura de la República Federal de Alemania y la extinta República Democrática de Alemania.

Exposición Arquitectura Alemana

Exposición 2 Arquitecturas Alemanas en el Centro de Historia de la Zaragoza - Panasonic Lumix LX3

Exposición Arquitectura Alemana

Maquetas en la exposición 2 Arquitecturas Alemanas - Panasonic Lumix LX3

Todo lo cual me viene al pelo para contaros que me voy. Cinco días. De escapada a Berlín. Estuve no hace mucho. Pero me ha surgido la ocasión de volver. La excusa, una serie de exposiciones celebrando el 90 aniversario de la Bauhaus. Así que a partir de mañana, os iré contando cosas en estas páginas, dependiendo de cómo me vaya encontrando las conexiones a internet. Y si no os lo subo cuando vuelva. Que tampoco me voy a dar mucho mal. Hasta la vuelta.

Universidad de Humboldt

Universidad Humboldt en Unter den Linden, Berlín - Pentax *ist DS, SMC-DA 21/3,2

Libro: The Devil’s Eye

Literatura

Como es tradicional en mí durante los veranos, siempre dedico la parte central de esta calurosa estación a alguna lectura que sea fácil de leer, entretenida y refrescante. Y con frecuencia opto por el género de la ciencia ficción. Tiendo a elegir alguna space opera, que frecuentemente son más ficción que ciencia, y en esta ocasión ha sido así. Me he leído The Devil’s Eye de Jack McDevitt. Y aquí va el comentario.

The Devil’s Eye.
ISBN: 978-0-441-01635-8
Ace Books, New York

Conocí las novelas de Jack McDevitt hace unos años cuando leí Las máquinas de Dios. Con un estilo sencillo, al alcance de cualquiera, bastante ameno, mezclaba elementos estrictamente científicos, relacionados con lo que pasa en el espacio profundo, con las aventuras que un grupo de seres humanos pasaban en sus travesías espaciales. Travesías para las que, por supuesto, hay que inventar alguna forma de superar el límite de la velocidad de la luz, porque si no no hay acción que valga ante la gran duración de los viajes interestelares. Y esto hace que en la space opera tenga un mayor peso la parte ficción que la parte ciencia. Pero era muy entretenido. En un viaje a Londres, encontré en una librería algunas obras más en edición de bolsillo y, desde entonces, he ido tirando de Amazon.co.uk para ir comprando las novelitas de este autor, que son una excelente evasión, aunque con calidad irregular. Alguna ha flojeado.

De los universos en los que se mueve el autor, la novela que aquí nos ocupa es la última de las aventuras de Alex Benedict. Este es un arqueólogo de dentro de 10.000 años, en una Vía Láctea parcialmente colonizada por el ser humano, que vive en un planeta, Rimway, no muy alejado del borde galáctico, y que se dedica a pillar objetos antiguos para luego conseguir pingües beneficios con su venta a los ricachones de la galaxia. Tiene como ayudante a Chase Kolpath, una mujer de la que te enamoras de inmediato, que ejerce un doble papel como asistente y como piloto de la Belle-Marie, la nave espacial que les lleva en sus correrías por la galaxia. En sus aventuras siempre hay un punto de misterio a desentrañar, momentos de peligro, e incluso no faltan los alienígenas con quienes los humanos comparten la galaxia de formas no totalmente pacífica. Eso sí, siempre se incluye en el centro del misterio algún elemento astronómico científico sobre el que pivota la acción.

En la novela que aquí nos ocupa, nuestros héroes reciben la petición de ayuda de una escritoria de terror, que en sus investigación en Salud Afar, un planeta exterior a la galaxia, que aterrada por un tremendo descubrimiento y sin poder hacer nada por evitar las consecuencias del mismo, pide un borrado de su personalidad para poder llevar una vida distinta sin tener que soportar la carga. Nuestros héroes parten para Salud Afar donde se convierte en investigadores, son acechados por una facción corrupta de las fuerzas de seguridad del planeta, son presos, escapan, se convierten en embajadores ante los alienígenas,… de todo.

Como fondo científico, las peculiaridades de un sistema solar que por razones desconocidas se ha visto expulsado del cuerpo central de la galaxia, en la que una única estrella, una gigante, probablemente una estrella de Wolf-Rayet, situada a cientos de años-luz del planeta, es el único cuerpo celeste que brilla en las noches además del halo difuso de la galaxia. Estas estrella de gran masa, extremadamente brillantes, son fieles a aquella expresión de la cultura popular que dice «vive deprisa, muere joven y deja un bonito cadáver».

No es la novela más dinámica y entretenida del autor. Le cuesta entrar en acción, aunque hay una parte central muy entretenida. Atentos al intento de llegar a ponerse en órbita con un aero-taxi. También el final me ha resultado un poco pesadote. Poco a poco nos vamos dando cuenta que el auténtico protagonista de la novela no es Benedict sino la guapa Kolpath. Y lo que el final depara a esta eficaz piloto estelar no es acorde a su discreta personalidad. Pero bueno, es verano, y es entretenimiento. Nadie pretende sacar grandes conclusiones de este tipo de lecturas. Se trata de entretener las neuranas en las calurosas tardes de verano hasta que las temperaturas permiten salir a pasear un poco por las recalentadas calles de la ciudad.

Observatorio de Jungfraujoch

Los observatorios astronómico, como el que encontramos en Jungfraujoch, son necesarios para evitar las sorpresas estelares que deparan a los protagonistas de las novelas de McDevitt - Pentax K10D, SMC-DA 40/2,8 Limited

Miri y la Astral Queen (a modo de crónicas trekkies; 2)

Televisión

Comentaba el miércoles que un amigo me ha dejado los DVDs de la primera temporada de la serie original de La Conquista del Espacio. Ese fue el nombre con la que conocí la serie cuando era niño, así que… ese nombre le daré.

La verdad es que la serie es la caña. Desde dos puntos de vista. Si lo miras con los ojos de un ciudadano del mundo a finales de la primera década del siglo XXI, es que te partes. Es cierto que los creadores de la serie adelantaron algunos de los desarrollos tecnológicos del futuro, pero en otras no fueron muy sagaces. Lo cierto es que poca gente de aquella época lo fue. Cuando tenga más madura la idea, ya la desarrollaré. Pero si lo miras con los ojos de un ciudadano de cualquier provinciano país a finales de la séptima década del siglo XX, supongo que es una serie capaz de encandilar a la mente más soñadora, y de entretener a la más aventurera. Igual no están tan pirados estos trekkies. Bueno, cuando deciden vestirse todos con el esquijama, sí que están pirados. Por cierto, que tengo que averiguar qué significa el código de colores de los esquijamas.

Hoy comentaré dos curiosidades que han surgido en los capítulos que he visto.

La primera es sobre el episodio titulado Miri. En cuanto comenzó, ¡zas!, me vino a la memoria. Este episodio lo recordaba perfectamente de cuando era niño. Tal vez lo viese en la segunda tanda de emisiones que recuerdo, cuando titularon la serie al modo sudamericano, Viaje a las estrellas. Es lo más probable. Yo era más mayorcico. Recuerdo que me angustió en aquel momento. La verdad es que está muy bien. Muy «el señor de las moscas«. Y la chiqueta que hace de adolescente colgada del capitán, es un encanto.

Al comenzar a ver este episodio, me di cuenta que lo recordaba perfectamente, pero que había algo que me chirriaba. Hasta que decidí eliminar el color y verlo en blanco y negro. Y ahí estaba. Ese era el recuerdo. Aunque filmada en color, es evidente que la serie se rodó pensando en su emisión en blanco y negro. De echo, algunas combinaciones de colores resultan extrañísimas. Pero una vez puesto en blanco y negro, se ve muy bien. Esto es como Salomé en la Eurovisión. Aquella edición que se celebró en España, se emitió en color para aquellos países más adelantados que ya tenían esta tecnología. Pero la puesta en escena de la cantante se pensó para la España gris mediocre del franquismo. Y lo que los españolitos vimos fue un deslumbrante vestido blanco. Pero en realidad era de color azul celeste, muy chillón. Elegido para que diese bien en la tele en blanco y negro, pero causante de desprendimientos de retina en una tele en color. Pues eso… algo así con los colores de la teleserie.

Veamos el efecto del temible virus de la Tierra paralela sobre la estupenda ayudante Rand, en color y en blanco y negro.

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Momentos después de reprochar al capitán Kirk que no le mira las piernas.

La misma situación, pero en blanco y negro.

La misma situación, pero en blanco y negro.

Vayamos a la segunda curiosidad. En La Conciencia del Rey, el capitán liga con una bella actriz, hija de un tipo sospechoso de crímenes masivos. Un dictadorcillo reconvertido a la farándula. Ésta le comunica que van a trasladarse a su siguiente destino en una nave cuyo nombre el ¡Astral Queen! Pero, ¡alma cándida! ¡Si la Astral Queen es una nave prisión! ¡Cielos, me he equivocado de serie! La Astral Queen es una de la naves de la flota humana en Galactica. La base del avieso Tom Zarek. ¿Serían conscientes los creadores de Galactica que el nombre ya se había dedicado a una nave trekkie? ¿O es una coincidencia porque a quién no se le ocurriría ponerle el nombre de «reina astral» a una nave espacial? ¿Habrá un crossover en el futuro entre las dos series reimaginadas? Quién sabe.

En la foto de hoy, unos ababoles… amapolas en Castilla. En blanco y negro. Adivinad cómo se verían en color.

Amapolas

En los alrededores de Almudévar, Huesca - Canon EOS D60, EF 28-135/3,5-5,6 IS USM

Star Trek (2009)

Cine

Star Trek (2009), 11 de mayo de 2009.

Sí, me gusta la ciencia-ficción… siempre y cuando sea buena; como cualquier otro género. Y particularmente,  me gustan las space operas. No, nunca me ha gustado especialmente el mundillo Star Trek. Aunque a esta negación habría que ponerle algunos matices. Cuando era niño, recuerdo haber visto embobado la serie en la televisión. En blanco y negro. Entonces no había forma de saber que el que se moría era el del «pijama» rojo. En la nueva película, también la palma el de rojo. Eso no ha cambiado. En aquellos tiempos, recuerdo que la serie se llamó La conquista del espacio. Aunque también la recuerdo como Viaje a las estrellas, traducción más precisa del título original. Según la Wikipedia, el primer título es el que se dio a la serie en España, y el segundo en los países hispanohablantes de América. Supongo que en algún momento, algunos de los capítulos destinados al público americano llegaron tal cual a España. No sé. Seguro que hay algún «trekkie» que se conoce todas estas singularidades.

El caso es que frente a otras space opera, y dejando aparte los recuerdos infantiles de la serie original, desde el momento en que comienzan a realizarse los largometrajes de la franquicia,… pues no me atrae demasiado. No me gusta mucho.  Los alienígenas no pueden competir, dijeramos por ejemplo, contra Alien. Los robots androides son meras marionetas frente, dijeramos por ejemplo, los replicantes de Blade Runner. La capacidad de dejar volar la imaginación y la fantasía se queda coja ante, pongamos por ejemplo, la primera trilogía de Star Wars. Puestos a tener un tono kitsch, se me queda corto ante filmes como Planeta prohibido. Puestos a reflexionar sobre la posición del hombre en el Universo y ante su exploración, me parece pobre frente a 2001, una odisea del espacio o la versión original, soviética, de Solaris. Es una franquicia que toca todos los palos, pero desde mi punto de vista de forma mediocre.

Y no digamos ya la calidad de sus guiones, generalmente mediocres, o el tratamiento de sus personajes, generalmente estereotipados y planos. Comparar el conjunto de la franquicia con algo similar a la versión reimaginada de Battlestar Galactica, sería duro. Muy duro. Seguro que con estos comentarios me gano la enemistad de mucho trekkies,… pero es lo que pienso.

J.J. Abrams, un tipo más conocido por sus productos televisivos que por los cinematográficos, va y decide retomar el tema. Y se crea una espectativa. Va a ser mejor. Se respetará la esencia, pero se hará mejor, menos kitsch, más profunda. Quizá más adulta. Más actual. Recogiendo muchos de los avances en materia de realización de cine de ciencia-ficción que se han producido en los últimos 30 ó 40 años… Y lo que sale es…

En primer lugar, mientras ves la película te entretienes bastante. El esquema es típico. De hecho, no es muy diferente de la primera película de Star Wars. Hay un malo que amenaza el mundo, un grupo de chavalotes, jóvenes confluyen para estar todos en el mismo sitio y al mismo tiempo, tienen un primer encuentro contra el malo de resultado entre trágico e incierto, para después de un intervalo, volver a enfrentar al malo, saliendo victoriosos, y con entrega de medallas al final. Hasta aquí poca innovación. Pero puede ser efectivo. Por qué no.

Pero claro. Donde en la primer de Star Wars había sutileza, una presentación de información progresiva, integrada en la historia, unos encuentros entre los héroes entre sí y con los villanos bien engarzados y bien integrados en la historia, y todo dentro de cierta parsimonia, contrastada con los momentos de acción… pues aquí encontramos apresuramiento, contar mucho en poco rato, querer dar explicaciones de todo y por todo, tratando un poco al espectador como si fuera tonto, como si necesitase saber todo… No. Me sobra mucha de la información que me dan. Es absolutamente irrelevante. Es irrelevante la única relación amorosa entre los protagonistas que aparece. No aporta nada. Es forzada la incorporación de distintos personajes. El guion es muy forzado. Carece de la simplicidad inteligente que tanto conviene a las películas de acción. Sí, los efectos especiales son estupendos, como siempre desde hace años, pero la historia es endeble. Es casi como un telefilme un poco largo.

Las interpretaciones no son tampoco cosa del otro mundo. Sobretodo porque la definición de personajes es mala de nuevo en este intento. Sólo se salva, hasta cierto punto, el personaje de Spock, interpretado por Zachary Quinto. Del resto, ni me molestaré en hablar, salvo de Chris Pine interpretando a James T. Kirk, ya que tanto la interpretación como el personaje me parecen un poco chirriantes. Y es un problema porque es el personaje principal.

Resumiendo,… dado que ha recibido relativas buenas críticas de algunos medios, sólo puedo pensar que este filme no es para todos los públicos, para todos los aficionados a la ciencia-ficción. Sólo puedo pensar que está pensado para disfrute palomitero de adolescentes y gente muy joven. Y para eso… pues vale. Como he dicho antes, te entretiene. Durante la proyección es razonablemente divertido… pero cuando sales del cine, te quedas con la sensación de que al fin y al cabo no era nada. Una aventura banal. Fácilmente olvidable. En la medida en que cumple ciertos objetivos, le pongo un seis, con la misma nota en la dirección y un cinco en la interpretación. Pero vamos, no es necesario que os peléeis por verla. Ya la echarán por la tele, o la alquilaréis en DVD, o lo que sea…

Últimamente no se da bien la ci-fi en pantalla grande. Habrá que esperar el estreno de Moon, proximamente… parece que puede ser algo distinto y mejor. Por soñar, que no quede. Y hablando de luna…

Luna

Cuarto creciente sobre el monasterio nuevo de San Juan de la Peña - Canon EOS 40D, EF 24-105/4L IS USM

Battlestar Galactica; final,… para siempre

Televisión

Aviso: Este artículo puede contener elementos que desvelen partes de la trama del drama televisivo Battlestar Galactica.

Se acabó. La serie ha finalizado. Es cierto que echarán un largometraje televisivo complementario, que nos cuente parte de la historia desde el punto de vista de los cylones… Es cierto que anuncian una «precuela»… Pero realmente, se acabó. No hay lugar a continuaciones. La historia se ha cerrado. Desde el punto de vista del argumento de la serie, el ciclo se ha cerrado.

El último capítulo de esta larga historia se debe contar incluyendo el episodio de la semana anterior. Es comparable tanto en el ánimo como en el desarrollo al último libro de El Señor de los Anillos, El retorno del rey. En ambos empezamos con la preparación de los héroes para la batalla. Esta es inevitable. La tensión argumental sólo se puede resolver con el enfrentamiento definitivo entre las dos partes que han contendido durante toda la historia. Antes de cerrar el conjunto del cuadro, es necesario que no haya más que un grupo, los vencedores… No es lo que yo esperaba. Esperaba un final con toques más trágicos. Pocos mueren de entre los principales protagonistas.

Así, las tensiones internas de la flota se diluyen en nada… no importan. Por ejemplo, el «harén» de Baltar y su ambición politica se despide de la historia con un portazo en la escotilla de un raptor. Nada más volveremos a saber de él. Da la impresión de que muchos de los conflictos internos de la flota sólo han tenido un fin; rellenar las temporadas con episodios que permitan llegar a los 20 por año. Siempre he pensado que la serie hubiese sido igual de válida con temporadas de 12 episodios, y más ágil. Pero bueno. El conjunto de la humanidad no se ve de aquí en adelante… sólo importan nuestros héroes y su confrontación final…

La confrontación final es… no, no es épica… es muy divertida, con mucha acción, muy bien llevada,… pero no es épica. Las historias épicas son trágicas. Algunos héroes y a veces la mayoría mueren. Aquí sólo se nos mueren lo cylones malos… incluyendo por supuesto a la redimida Boomer en un desenlace ampliamente previsto, y la siempre antipática Tory, en un acto de justicia poética del jefe Tyrol. Es más, salvo al pobre Helo, nadie de los que importan sale herido… Pero bueno, es divertido. Es divertido, y bien llevado, ver como la protagonista es la nave, cuando vemos que el tan traído y llevado Teatro de la Opera es la propia Galactica… Y es cierto, es el teatro en el que la obra sucede… esa parte bien.

Después del climax bélico, desencandenado por una siempre desconcertante Racetrack, q.e.p.d., y la intervención de la música de Bob Dylan en la mente y las manos de Kara Thrace, los finales definitivos, muchos de ellos previsibles una vez que vemos el continente africano recortado en la «nueva Tierra». Algunos emotivos. Otros irónicos. Y alguno… un poco decepcionante desde el punto de vista del trabajo de los guionistas, tan competentes a la hora de resolver los episodios de 42 minutos, pero que necesitan recurrir a un truco argumental para salir del paso de alguno de los principales hilos argumentales de la serie.

Y es que, de acuerdo con lo que dice un tal Brad, sería preferible no incluir a los dioses en las historias de ficción. No sé si Kara Thrace al final es un humana, elegida por el dios para ayudar al resto de la humanidad. O si es un ente angélico enviado por ese dios. O si es el propio dios hecho carne, que muere por nosotros, y resucita al tercer día al segundo mes, para redimirnos y llevarnos a la tierra prometida,… Lo que sí sé es que introducir un dios del que sabemos poco, al que podemos hacer omnipotente, desde el punto de vista del desarrollo argumental, es trampa. No es lo mismo escribir sobre civilizaciones que crean en dios o dioses a que el dios sea un protagonista esencial. Eso da una libertad de acción al guionista absolutamente inmerecida. No es tratar con inteligencia al espectador. Y eso no me gusta. Es el punto flaco de esta historia final y, por ende, uno de los puntos flacos del conjunto de la historia.

Por cierto, desde el punto de vista del rigor científico, el concepto de Eva Mitocondrial no es el que los guionistas proponen. La humanidad en su conjunto no desciende de una sola mujer. Las mitocondrias, sí.

La pareja «angélica» del Baltar y la Número Seis podrían haber sido muy divertidos si hubieran actuado juntos durante toda la serie… tienen pinta de tener mucha coña.

Se acabó.

Cuando veamos la imágenes en los templos de todo el mundo, ¿estaremos mirando el aspecto de nuestros antepasados cylones? Parece que de ellos hemos heredado el monoteísmo que nos agobia…

Bustos de santos

Bustos de Santos en la Seu Vella de Lérida - Panasonic Lumix LX3

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Televisión

Aviso: Este artículo puede contener elementos que desvelen partes de la trama del drama televisivo Battlestar Galactica.

Antes de comenzar a ver el desenlace final de Battlestar Galactica, una tarde que andaba relajado en casa esta semana decidí volver a ver el inicio de todo este embrollo. La miniserie que allá por el «remoto» año 2003 reimaginó la historia del genocidio de la raza humana a manos de los robóticos cylones. También volví a ver el primer episodio de la primera temporada tras la miniserie. Es el titulado 33, y su guion es magistral. Siempre he pensado que la miniserie, a la que accedí con mucho escepticismo dada la casposidad de la serie original, no me enganchó. Pero me produjo la suficiente curiosidad para echar un vistazo a este primer capítulo, en el que sí aprecié que esto no tenía nada que ver con la serie del pasado, y que era original tanto en su planteamiento, como en la naturaleza de los dilemas sociológicos y éticos a los que se iban a enfrentar nuestros «héroes».

En cualquier caso, el ejercicio de rememoración ha merecido la pena. Me ha situado en una nueva perspectiva de cara a afrontar la dramática resolución de la epopeya espacial. La serie ha evolucionado mucho a lo largo de las distintas temporadas. Cuatro más la miniserie más un largometraje, de forma oficial. Yo hace tiempo que veo la cuarta temporada como dos distintas con personalidades marcadamente distintas. No la veo como una temporada de 20 episodios, sino como dos de 10 episodios. No pasa nada. La primera temporada, en la que los productores arriesgaron lo justito puesto que no sabían como iba a funcionar la cosa, sólo tuvo 13 episodios. Y una gran ventaja sobre las demás. Que no tuvo episodios de relleno, todos fueron trascendentes. Cosa que no podemos decir de las temporadas dos y tres. Todavía tengo que pensarme si hay o no hay episodios de relleno en la 4 y la 4.5. Y también existen episodios de relleno que fueron estupendos… bueno…

En cualquier caso, el volver a ver la miniserie se ha mostrado especialmente trascendente ya que en el penúltimo episodio de la serie, antes de la traca final de doble duración de la próxima semana, una serie de flashbacks nos ha retrotraído al pasado en Caprica City, donde hemos podido ver cómo eran y cómo vivían algunos de los personajes clave de la serie. ¿Y quienes han sido estos personajes clave?

  • El comandante Adama (permitidme que use su graduación original), enfrentado a lo que parece ser el anuncio de los últimos coletazos de su carrera militar. Haciendo referencia a una hora final… que cinco o seis años después (cronología interna de la serie) se ha mostrado como una larga, larga, larga hora. Que a su vez tiene su hora final. La que ahora enfrentamos.
  • Gaius Baltar, que se muestra con su auténtico ser. Egoista, insolidario,… Acompañado de Caprica Six, que siempre ha sido una de las seises más ambiguas, moviéndose entre la frialdad del odio calculado hacia la raza humana que la lleva a matar a un bebé a «sangre» fría, y cierto grado de compasión hacia esa misma raza humana que le lleva a montar el follón de Nueva Caprica. ¿O tal vez la muerte del bebé fue un acto de compasión ante lo que se avecinaba. En cualquier caso, cualquier resquicio de simpatía hacía Baltar queda anulado cuando lo vemos golpeando a su anciano e incisivo padre con un periódico.
  • Laura Roslin, víctima de una desgracia familiar y personal,… que no acabo de encajar muy bien en la situación actual, moribunda en la enfermería de Galactica… ¿Qué queréis que os diga?
  • Lee Adama conociendo a Kara Thrace cuando es invitado a cenar al apartamento de esta cuando ya era la novia oficial de su hermano Zak… y sintiendo obviamente la desesperación de estar enamorado de alguien a quien no puede tirarle los tejos… y condiciona al mismo tiempo su relación y su fidelidad a largo plazo. Obviamente, aquí tenemos también un atisbo de quien era Kara Thrace, pero este personaje ha sido tratado mucho más a fondo a lo largo de la serie, y es uno de los misterios que todos esperamos se resuelva definitivamente.
  • Sorprendentemente, Samuel Anders, un personaje considerados por mucho instrumental en la serie, lo que los anglosajones llaman un plot device para permitir el avance de las tramas, y sobre quien nos ofrecen un destello de lo que fue en el pasado… supongo porque de alguna forma, una vez más hace avanzar la trama de la serie, y se merece pues un pequeño homenaje.

En este escenario, la relación entre Anders y Thrace actúa en esta primera parte del fin de la que ya hemos podido disfrutar como catalizador para que Bill Adama tome su decisiva decisión final. Ir a por todas contra Cavil y sus secuaces… Hay que recuperar al macguffin, en este caso personalizado por Hera, la niña humano-cylon. Y para ello, un grupo de voluntarios en una misión sin esperanza, atacando una gigantesca colonia cylon sitúada en el disco de acreción de una singularidad, un agujero negro.

¡Alabado sea Einstein! Tenemos todos los elementos del cine clásico de aventuras puestos al servicio del final de la serie. ¡Qué ansiedad! ¡Y todavía queda una semana! ¡Cómo soportar la espera!

Pequeños puntos que quedan ahí colgando y que me apetece comentar…

  • ¿Realmente Baltar no va a estar en el ajo? ¿Se va a quedar en la flota? Una de dos, o se redime para ser uno de los líderes futuros de la humanidad o la diña por miserable… pero tiene que estar en el follón… ¿verdad?
  • Creo que se masca una nueva traición de Boomer… me pregunto si en un alarde de simetría argumental no será ella la que le pegue el tiro al Cavil dominante de la misma forma que se lo pegó a Adama en su momento. Pero por ahí parece que pueden ir las cosas… Es necesario que las ochos tengan un papel trascendente. Eso me lleva al siguiente punto…
  • No se ha visto a Athena a ningún lado de la línea roja en la cubierta de vuelo. Se ha visto a Helo, por supuesto, y a una ocho en un par o tres de planos al fondo, densenfocada,… algo más tiene que participar Athena en el desenlace final ¿no?
  • Me alegro de que a Racetrack no la tiraran por una escotilla después del golpe de estado, y que la hayan sacado de su celda. Esta chica siempre me ha caído bien, a pesar de ser el epítome de personaje que tanto puede acertar como la puede cagar por completo… Es claramente un personaje muy secundario, pero ha estado ahí en muchos momentos importantes; se merecía una última oportunidad. ¡Hay Margaret, cuantos nos disgustos nos has dado estos últimos años!

En fin. Ahora, a esperar. Os dejo con una imagen de nuestra luna. Nuestra ventana al universo donde pasan todas estas cosas.

Lunas, lámparas

Dos lunas, dos farolas - Panasonic Lumix LX3

BSG: -2

Televisión

Aviso: Este artículo puede contener elementos que desvelen partes de la trama del drama televisivo Battlestar Galactica.

Es domingo, y como hice la semana pasada, subo el artículo especial dedicado a los últimos capítulos y la culminación de mi teleserie actual favorita. Título que probablemente quede vacante dentro de dos semanas, cuando la versión reimaginada de Battlestar Galactica llegue a su fin. El Plan aparte.

Pero antes de comentar el estado de la cuestión, creo que es necesario hacer un reconocimiento a uno de los elementos fundamentales de la serie. La banda sonora. Es una de las pocas teleseries en las que veo que se ha prestado la misma importancia, se ha dedicado la misma atención a la banda sonora que en los más emblemáticos largometrajes de la ciencia ficción. Es frecuente que se hagan populares las músicas de las introducciones de las series de televisión. Pero pocas veces se presta atención a la música acompañante de la acción. En algunas de las series actuales, es frecuente que se tomen canciones de la música popular para dar un transfondo musical a la acción. Pero pocas veces se realiza tanto esfuerzo para dotar de una banda sonora propia, con música incidental adaptada y que se ajuste a las necesidades de la acción, que identifique a los personajes, que acompañe al espectador en la comprensión de lo que está pasando en la pantalla. Es indudable la influencia de John Williams y su Star Wars en el hecho en que existen leitmotives que conceptualizan ideas, acciones o personajes. Además, es una música que se puede escuchar por sí misma. No es una sinfonía clásica, pero son piezas de buena calidad a las que merece la pena prestar alguna atención. Sus autores, Bear McCreary y Richar Gibbs.

Pero vayamos a como están nuestros sufridos héroes. Es una constante en esta última temporada, o semi-temporada, que después de un episodio frenético, con mucha acción, acción transcendente, o mucha información, información transcendente, llegue un episodio más tranquilo. Como si hubiese la necesidad de reposar los conceptos o las consecuencias de las acciones de los personajes. O simplemente es una forma de incrementar la ansiedad de los espectadores de cada a los dos últimos episodios, que puesto que se titulan igual, Daybreak (en castellano, amanecer), habrá que considerarlo como un episodio en dos partes. Mucho hay que resolver en dos episodios, aunque ya se nos ha avisado que en su conjunto tendrán más duración que los episodios habituales de 42 minutos.

En lo que se refiere a la situación actual:

  • Hemos visto a Boomer sufrir de algún tipo de conflicto interno tras secuestrar a Hera, y entregársela a John Cavil. Siempre desconcertante este ejemplar de Número Ocho, particularmente baqueteado por las circunstancias.
  • Hemos visto la Colonia, ese mundo hogar de los cylones que hasta hace bien poco tiempo era desconocido para nosotros, aunque se supusiese que algún lugar deberían de tener las máquinas que considerar su mundo capital.
  • Hemos visto cómo han convertido a Sam Anders en un híbrido, y lo han conectado a Galactica. Creo que en estos momentos, todos sospechamos que de un momento a otro va a soltar un ¡Jump!, y tendremos la gran confrontación final entre todos los caracteres de este galactico drama.
  • Hemos visto como Baltar, una de las incógnitas más profundas de cara al final del drama, conocía la realidad sobre Kara Thrace, que ésta en algún momento murió, y lo hace público a todo el mundo. Y cómo, Anders, en su nuevo papel de híbrido, volvía a anunciar a Thrace como agente de la perdición de la raza humana.
  • Y finalmente, hemos visto cómo Galactica está agonizando. Cómo se ha ido cobrando sus últimas víctimas, cómo se han generado distintos grupos dentro de sus entrañas, y cómo Adama tiene que tomar la triste decisión de abandonar la nave que ha sido su vida y su referente. Cada vez más voces reclaman que el líder moribundo que llevará a la humanidad a su nuevo hogar es la vieja nave.

Visto así, parece que el episodio ha tenido más enjundia de lo que parecía. Pero tendremos que esperan otros siete días antes de ver el comienzo del fin. Amanecer.

Laguna Veneta

El sol, apenas se eleva sobre el horizonte de la Laguna Veneta - Pentax K10D, SMC-A 100/4 Macro

Philip José Farmer y su mundo del río, y otras sagas de la ciencia ficción

Literatura

Avalancha de entradas y artículos en internet anunciando la muerte de Philip José Farmer, escritor norteamericano que dedicó la mayor parte de su obra a la ciencia ficción y a la fantasía.

En algún momento entre 1981 y 1987 leí la saga de El Mundo del Río (mejor miráis el enlace a la versión inglesa del artículo). No he vuelto a leer nada más del autor. Eso quiere decir dos cosas. Como en muchas sagas de la ciencia ficción, el comienzo es muy bueno e incluso brillante, en este caso, el primer libro de la serie, A vuestros cuerpos dispersos. Y por ello, tienes ganas de saber más y vas leyendo el resto de los libros. Que desgraciadamente, no son tan brillantes. Y terminas de leerlos para ver en que queda todo. Pero ya no te quedan ganas de repetir con el autor. No te fías.

Son muchas las alabanzas que he leído del autor con motivo de su muerte… pero me temo que no podré comprobar por mí mismo si son ciertas. Es lo que hay.

Este fenómeno pasa con otras series de la ciencia ficción. Un ejemplo clásico es la saga de la Fundación de Isaac Asimov. Los dos primeros libros de la serie, Fundación y Fundación e Imperio, están muy bien. Pero ya el tercer libro, Segunda Fundación,… pues no está mal, pero no es lo mismo.  Todo lo publicado posteriormente relacionado con la saga me parece un monumental pestiño, y leerlo, una pérdida de tiempo. No incluyo en el pestiño las novelas de Elijah Baley y R. Daneel Olivaw. Son razonablemente entretenidas. Por lo menos las dos primeras, Bóvedas de acero y El sol desnudo. Las siguientes flojean un poco.

Qué se puede decir de la saga de Dune, escrita por Frank Herbert. La primera novela, Dune, es estupenda. Todo lo demás, un soporífero aburrimiento pseudofilosófico que es capaz de dormir hasta un camello. Una lástima. La idea original es buena.

En los últimos años, con la exhibición en cines de la película correspondiente, se reactivo la afición a la Guía del autoestopista galáctico del inefable Douglas Adams. Aunque no es de mis favoritas, reconozco que el libro original e inicial es muy entretenido. Te diviertes. Pero después ya… Nunca he conseguido terminar de leer el tercero de la saga.

En otro tono distinto, podemos comentar a la saga de las nubes Omega, de Jack McDevitt. Un autor no tan conocido y más reciente. Combina una escritura ágil, propia del género de aventuras, con cierto rigor científico que lo acerca a la ciencia ficción dura. Procura «no derogar» muchas leyes de la física, aunque tratándose de una space opera es «inevitable» que se invente los viajes a mayor velocidad que la luz. Es que si no la acción podría convertirse en inacción, dadas las distancias y la duración de los viajes a velocidades sub-luz. Es una saga que empieza muy bien, pero que estira más de la cuenta. La ventaja es que las novelas se pueden leer por separado sin mayor problema, aunque la última, Cauldron, que me parece muy floja intenta resolver de una vez por todas el enigma de las nubes. Pero Las máquinas de Dios y Deepsix son bastante entretenidas.

Podría comentar otras sagas en las que sucede algo parecido. No pretendo que las que he comentado sean representativas. Sólo las que se me han ocurrido en el momento, las que tengo más presentes en la memoria por una u otra razón… ahora se me viene a la memoria la maravillosa Cita con Rama, de Arthur C. Clarke, una de mis novelas favoritas de la cienca ficción, y lo aburridísimas que fueron sus superfluas continuaciones.

También sucede lo mismo con las sagas cinematográficas (por ejemplo, Star Wars y su deleznable segunda trilogía; en realidad la decadencia comenzó cuando aparecio en pantalla el primer ewok). O incluso las sagas cinematográfico-literarias (quién les mandaría hacer continuaciones a 2001, una odisea del espacio).

En resumen, sirva esta entrada para homenajear y recordar al difunto Farmer, y para lanzar un ruego a los escritores de ciencia ficción. Cuando tengan una idea genial, se la piensan, la desarrollan, escriben su librito… y ¡ale!, a pensar en otra cosa. Ya sabemos que hay que comer, y para eso hay que ganar dinero, y que lo de las sagas es una forma fácil… pero por favor, no nos aburran.

Para no aburrirnos, una imagen de carnaval.

Hortzmuga - Super Plast

Hortzmuga, Super Plast, en el Carnaval infantil 2009, Zaragoza - Canon EOS 40D; EF 200/2,8L USM

Star Wars – the Exhibition; comentando un poco más

Cine

Ayer mencionaba un poquito alguna impresión que me había producido la exposición Star Wars – the Exhibition… hoy he decidido comentar el tema un poco más.

Siempre he sido una persona que he flirteado con el «friquismo». Vamos a ver… soy de ciencias, me gusta el cine, la ciencia ficción, soy introvertido,… Que tengo todos los números vamos… Pero al mismo tiempo siempre me he salvado de caer en esta categoría de seres humanos por varios motivos. Los principales son que soy un eterno escéptico que impide que sea capaz de dar por bueno algo que no me lo parece por mucho que «deba» parecermelo, y que afortunadamente tengo muchos más campos de interés en esta vida como para dedicar mi tiempo a cultivar mitos prefabricados. Faltaría más; anda que no hay cosas que hacer… Pero bueno, dentro de ese ser o no ser, desde mi adolescencia, la saga de La Guerra de las Galaxias ha ocupado un lugar preponderante, por lo menos hasta que llegó la lamentable y prescindible segunda trilogía de filmes.

Estrella de la Muerte

Sala dedicada a los Sith, los "malos" de la saga, con un vídeo de la ominosa Estrella de la Muerte.

Realizadas estas primeras consideraciones, comentaremos la exposición en sí misma. En primer lugar, la ambientación. La sala de exposiciones en su conjunto estaba decorada con la estética propia de las películas de la saga, especialmente las de la película original. Y eso está muy bien. Le da su ambientillo. Más cuando lo primero que te encuentras son dos de los androides más famosos de la historia del cine, y un amplio espacio central con algunos «vehículos espaciales», que da paso a lo que denominaremos «salas planetarias».

Aerodeslizador

Aerodeslizadores y otros vehículos en la sala principal de la exposición.

C3PO

C3PO podría estar dándonos la bienvenida a la sala de exposiciones.

En lugar de centrar la exhibición en los distintos episodios que constituyen la saga cinematográfica, cada una de las salas secundarias está dedicada a cada uno de los planetas que sirven de escenario a las aventuras de la saga. Son todos los que están, aunque eché en falta alguna cosilla. Por más que intento recordar, no recuerdo ninguna referencia a la ciudad minera de Bespin… aunque se me pudo pasar.

Admirando a Anakin "oscuro"

Dos visitantes ante el maniquí con ropajes de Anakin Skywalker cuando se vuelve hacia el "lado oscuro", y un vídeo del planeta volcánico de Mustafar.

Además de los paneles iluminados con textos explicativos y las pantallas con escenas de vídeo tomadas de las distintas películas, el fuerte de la exposición son las maquetas de lugares, objetos o vehículos, así como los maniquíes que representan a los distintos personajes de la saga. Son especialmente interesantes los de los personajes no humanos, ya que están representados en todo su esplendor, siendo plenamente reconocibles y causando las delicias del visitante.

Rankor

El temible Rancor que amenaza la vida de Luke Skywalker en la guarida de Jabba el Hutt.

Aerodeslizador en Hot

Un miembro del escuadrón Rojo preparado para la batalla en el planeta helado de Hoth.

Sin embargo, los maniquíes de los personajes humanos son decepcionantes. Son meros maniquíes que sirven para exhibir los ropajes utilizados por los personajes, sin ningún esfuerzo para caracterizar el muñeco con las facciones de los actores que les dieron vida. Eso despersonaliza mucho la visita, además de darle un tono un poquito más cutre.

Leia "negra"

Indudablemente, el cine no nos enseñó que evidentemente la Princesa Leia estaba negra de usar el ridículo biquini dorado en la guarida de Jabba el Hutt.

Padme

Palido maniquí para mostrar los ropajes de la reina Amidala.

Para finalizar, y haciendo balance, teniendo en cuenta los 10 euros que cuesta la entrada, la exposición en su conjunto se hace escasa. Te quedas con ganas de más y de mejor calidad. Creo que difícilmente puede satisfacer al aficionado a la saga. Sólo apta para niños, y para noveles que quieran introducirse en el universo Star Wars.

Las imágenes están tomadas con las cámaras Pananosonic Lumix LX3 y Canon EOS 40D. En esta última se utilizaron los objetivos Canon EF 28/1,8 USM y 50/1,8.

Ultimátum a la Tierra (2008)

Cine

Ultimátum a la Tierra (The Day The Earth Stood Still, 2008), 15 de diciembre de 2008.

Pues como decíamos ayer, después de haber revisado la versión original de 1951, tocaba ver la versión actual de 2008… sobre la que tenía muchísimas reservas.

Puntos a favor a priori: mejores efectos especiales, Jennifer Connelly.

Puntos en contra a priori: mejores efectos especiales, Keanu Reeves, es un remake.

Sí ya se que lo de los efectos especiales está en las dos listas… a priori tendría que ser mejor el que haya menos cartón-piedra,… pero como habitualmente se usan para tapar la carencia de ideas…

El filme está dirigido por Scott Derrickson, de quien lo único que he visto razonablemente aceptable cinematográficamente hablando, no me interesó por su tema. Así que no me afectaba, «a priori».

Bien,… pues mis peores expectativas se cumplieron. El guion es malo, malo, malo. Con algunas situaciones de vergüenza ajena. Aunque la historia general sigue los derroteros de la película original, todas las modificaciones realizadas contribuyen a empeorar el resultado final. Y algunas de las cosas que se mantienen, podrían haberse modificado con ventaja.

El carácter de Klaatu, el personaje principal, se ha visto variado. En el original, es un ente con una bondad intrínseca, paciente y compasivo, con una desagradable misión, y que busca una salida a la obstinada estupidez humana. Aquí es un tipo frío, sin sentimientos, que a la primera de cambio toma una drástica decisión de la que luego le cuesta salir. El papel de la mujer que le ayuda se ha actualizado según los tiempos, lo cual es bueno, es más proactiva, más dinámica; pero al final no resulta por el estúpido conflicto con el niño, cuyo parentesco se ve modificado en esta versión de forma muy artificiosa. Introducen el papel de la Secretaria de Estado, con una Kathy Bates luciendo a imagen y semejanza de Madeleine Albright, en el que queda como una necia de mucho cuidado. Los militares tan incompetentes como de costumbre. En general, hay muchas cosas que no tienen ni pies ni cabeza, y al final te quedas con las ganas de que acaben con el mundo; al fin y al cabo empiezas a entender por qué se busca inteligencia fuera de la Tierra. En la Tierra, o por lo menos en Hollywood, no hay.

Los efectos especiales, con el robot GORT a la cabeza, muy impresionantes. Pero no salvan la película.

En cuanto a la interpretación, Keanu Reeves hace el mismo papel de cara de cartón de siempre. No modifica su expresión en toda la película. Un soso de mucho cuidado. Pero lo peor es que mi admirada Jennifer Connelly se ve contagiada de la sosez generalizada. Nada se salva.

En resumen, si os interesa el tema, ved la versión original. Os entrentendrá la curiosidad. Prescindid de esta nueva versión. Yo le pongo un cuatro, con un cinco en la dirección y un cuatro en la interpretación.

Y propongo la pena de muerte para los guionistas de Hollywood.

En la foto de hoy, la pintura mural La Fée Electrique de Raoul Dufy en el Musée d’art moderne de la Ville de Paris. Científicos de renombre en la pared del museo.

La Fée Electrique - Raoul Dufy

La Fée Electrique, Raoul Dufy - Panasonic Lumix LX3