Esta serie de fotografías que ilustran esta entrada de este Cuaderno de ruta puede verse, comentada desde un punto de vista de la técnica fotográfica, en Carlos en plata. Comentario sobre la Olympus Pen F con Kodak Ektar 100.
Hace unas semanas os fui mostrando imágenes de mi exploración fotográfica del barrio rural de la Cartuja Baja de Zaragoza. Unos paseos, realizados durante el mes de enero, en las tardes de los sábados, que fueron muy agradables durante ese mes. En el mes de febrero, en otra tarde sábado, con tiempo muy agradable, apuntando a lo primaveral, volví a acercarme al barrio rural de la ciudad con intención de seguir mi exploración fotográfica del lugar.
Ciertamente, no me dediqué tanto a los restos del antiguo monasterio cartujo que da nombre al barrio. Opté por buscar rincones más cotidianos del lugar. Que pongan además de manifiesto su naturaleza de pequeña población que, hasta hace bien poco y todavía, tiene su base en la actividad agrícola. Aunque ya disponga de zonas urbanizadas más concebidas como barrio dormitorio de la gran ciudad. Al fin y al cabo, muchos de sus jóvenes estudian en el núcleo urbano de Zaragoza, y no pocos de sus adultos trabajan también en el mismo. Pero no ha perdido su personalidad propia.
Esta serie de fotografías que ilustran esta entrada de este Cuaderno de ruta puede verse, comentada desde un punto de vista de la técnica fotográfica, en Carlos en plata. Amanecer del sábado 5 de abril y maratón en Zaragoza al día siguiente.
Este fin de semana ha sido el del “quiero y no puedo”. Me hubiera volver a Utebo a seguir explorando fotográficamente el casco viejo de la ciudad del área metropolitana de Zaragoza. Pero es algo que estoy haciendo con otro compañero de afición y no le venía bien.
Como contrapartida, salí el sábado por la mañana para ver si habían despejado las nubes que trajeron tormentas la noche del viernes. El pronóstico era favorable. Pues no, las nubes estaban ahí. Tres cuartos de hora más tarde ya estuvo despejado, pero no se vio salir el sol que era lo que se pretendía. Aun así aproveché la buen luz de ese ratito.
Para el domingo hablamos de ir a fotografiar la Maratón de Zaragoza a su paso por los espacios de la que fue Expo Zaragoza 2008. Pero no nos aclaramos con la logística de la cuestión. El problema es que había que madrugar los suyo para estar allí en posición entre 8:30 y 9:00 horas. Esa parte del recorrido está al principio de la carrera.
Pero llegar allí no era baladí por los cortes en los recorridos de líneas de autobús urbano. Y es una parte de Zaragoza que nos pilla especialmente apartados. Así que el personal, con pocas ganas de madrugar, se rajó. Y yo, al despertarme tomé la decisión de aprovechar que el paso por los kilómetros 26 – 27 estaba en el Puente de Hierro, con un paso previsto del primer corredor entre las 9:45 y las 10:00 horas. Y allí estuve fotografiando el paso de los primeros correros de la carrera.
Esta serie de fotografías que ilustran esta entrada de este Cuaderno de ruta puede verse, comentada desde un punto de vista de la técnica fotográfica, en Carlos en plata. Comentario técnico de la Olympus Trip 35 recientemente reparada.
Cuando me hice con la Olympus Trip 35 hace unos años me hizo mucha ilusión, y la estuve usando bastante. Incluso viajó conmigo un poquito por el mundo. Por el Sobrarbe, por Sevilla,… no mucho más. En los viajes siempre he tendido a llevarme la Minox 35 GT-E, algo más ligera, y con mejor calidad global. Pero es una cámara sencilla, que sirve su propósito de bloc de notas fotográfico.
Hace un par de años se me desajustó el obturador, de tipo central, incorporado en el objetivo fijo. Y la he tenido parada durante un tiempo. La duda era si me agenciaba otra o si la llevaba a reparar. Porque suponía que el gasto no sería muy distinto. Como así ha sido. Ya que la cámara está en muy bien estado cosmético, y el objetivo de selenio no está gastado y expone correctamente, decidí reparar. La llevé en diciembre a Casanova Foto, y en enero me la devolvieron reparada.
Por supuesto, había que comprobar que la reparación había sido eficaz. Por ello, le puse un rollo de película para negativos en blanco y negro, teniendo en mente probarla también unos días más tarde con un rollo de película para negativos en color, durante una excursión en el día de ASAFONA Asociación Aragonesa de Fotógrafos de Naturaleza. Pero de eso hablaré otro día. Pronto.
Esta serie de fotografías que ilustran esta entrada de este Cuaderno de ruta puede verse, comentada desde un punto de vista de la técnica fotográfica, en Carlos en plata. El casco antiguo de Utebo en formato medio digital.
El catalán Joan Fontcuberta es uno de los fotógrafos españoles que genera más controversia entre los amantes al medio. Creo que despierta admiración y rechazo a partes iguales, o eso deduzco de lo que los medios (más o menos) especializados escriben. Voy siguiendo las cosas que hace desde hace tres décadas. Y he leído alguno de sus ensayos sobre el arte y la práctica fotográfica. Algunas de sus cosas me gustan, otras no tanto. Recientemente nos recordaban su quehacer con motivo de una exposición en la que nos habla de los monstruos, Monstrorum historia, donde reúne fotografías de varias de sus series anteriores. Alguna de ellas, como Herbarium la conozco por haber visitado alguna exposición sobre ella. Fontcuberta juega mucho con los significados y los significantes de la imagen fotográfica. Y por lo tanto, para poder disfrutar de su obra hay que liberarse de prejuicios y acudir a la misma no con la idea de ver los que creemos ver, sino lo que el fotógrafo intenta que veamos. No confundamos el realismo con la realidad.
No conocía yo la obra de la japonesa Kunié Sugiura. Desconozco el porqué de la tilde en su nombre, habitual cuando los nombres japoneses se transcriben al francés, pero cuando lo hacen al inglés o al castellano, la autora reside en EE. UU. En fin, da igual. Sugiura lleva años en el panorama del arte contemporáneo. Y aunque utiliza la fotografía para sus obras, estar suelen invocar el auxilio de otras disciplinas artísticas, como la pintura y la escultura, por lo que suelen ser técnicas mixtas. Me llamó la atención en un artículo de Aperture, y me gusta bastante cómo a lo largo de su carrera ha jugado con la forma y la luz. Otra forma de entender la fotografía.
Nos hablaban recientemente del esfuerzo que está realizando la agencia Magnum Photos para digitalizar su enoooooorme archivo fotográfico, en concreto su archivo de diapositivas en color. Dicen que disponen de aproximadamente 650 mil diapositivas. El artículo que lo contaba tenía lo suyo de propaganda ya que glosaba las virtudes de las cámaras de formato medio de Fujifilm con sensor de 100 megapíxeles para esta tarea. No sé. Creo que Hasselblad tiene un sistema de gestión del color más orientado a la fidelidad de los colores, mientras que Fujifilm fía más en su «simulaciones de películas fotográficas» como argumento de venta. Pero bueno… el cliente tipo de una cámara de formato medio digital creo que busca más la fidelidad que el truquillo de mercadotecnia. Digitalizar diapositivas en color no es fácil. Las antiguas Kodachrome aguantan bien el paso del tiempo, pero las Ektachrome y otras película para positivos en color similares basadas en el proceso E6 o precursores, suelen presentar una degradación de los tonos de color que es necesario corregir, tarea no sencilla en un medio que requiere tanto rigor como un archivo de estas características.
Por lo que nos cuentan, también van a intentar sacar un rendimiento económico de este esfuerzo, que no será barato, poniendo a la venta productos derivados, como libros o copias fotográficas de aquellas fotografías más destacadas que vayan digitalizando de este amplio archivo. El primer ejemplo de esta serie de obras, que van a denominar A world in color, está dedicado a la llamada Primavera de Praga, el intento democratizador de la sociedad checa en 1968 que se vio aplastado por la invasión de las tropas soviéticas y del Pacto de Varsovia. Los fotógrafos son diversos. Y muestran que, aunque la mayor parte de las imágenes que hemos visto de aquella intentona democrática nos han llegado en blanco y negro, el reportaje en color ya había avanzado mucho a esas alturas del siglo XX.
Termino con una fotógrafa actual, Katie Jo Small, que tal vez no está al mismo nivel de los anteriores, ni mucho menos, pero cuyos retratos realizados con película tradicional me han resultado simpáticos, y de ahí me he ido a revisar el resto de su obra, que me ha caído bastante bien también.
Esta serie de fotografías que ilustran esta entrada de este Cuaderno de ruta puede verse, comentada desde un punto de vista de la técnica fotográfica, en Carlos en plata. Comentario sobre la Hasselblad 500CM con Ilford Delta 400.
Desde hace unas semanas, he ido mostrando imágenes de mi exploración fotográfica del barrio rural de la Cartuja Baja de Zaragoza. Unos paseos, realizados durante el mes de enero, en las tardes de los sábados, que fueron muy agradables durante ese mes. Nada que ver con la lluvia o el viento que tenemos en el mes de marzo. Habrá más en un futuro. En febrero hubo otro con un sistema fotográfico muy distinto, del que ya os hablaré en su momento.
La peculiaridad de este último paseo fotográfico del mes de enero es que usé película en blanco y negro. Con resultados que, no son exactamente lo que yo buscaba, pero que no están mal. Quizá hubo más nubes de las que esperaba, y eso modificó el contraste con el que yo imagen las fotografías. Pero podéis ver vosotros mismos el resultado.
Esta serie de fotografías que ilustran esta entrada de este Cuaderno de ruta puede verse, comentada desde un punto de vista de la técnica fotográfica, en Carlos en plata. Comentario sobre la Hasselblad 500CM con Lomography Color Negative 800.
A mediados de enero, una compañera de afición fotográfica, Ana Cosculluela, inauguraba una exposición de fotografía estenopeica. De la que ya hablé en mi Cuaderno de ruta. Quise aprovechar esa mañana para probar hacer fotografías con flash usando una cámara para película de formato medio con el apoyo de una luz de flash. Pero no funcionó. Así que fueron sin flash, y quedaron un tanto subexpuestas.
Esa misma tarde, decidí terminar el rollo volviendo a La Cartuja Baja, como la semana anterior, aunque ya sólo me quedaban cuatro exposiciones de las 12 de un rollo de tipo formato 120 con negativos de 56 x 56 mm. Pero bueno, menos da una piedra. Y son válidas para añadir a la colección de fotografías que estoy reuniendo del lugar. Ahora estoy en un impasse, después de una incursión en febrero, pero volveré a La Cartuja para seguir explorando.
Esta serie de fotografías que ilustran esta entrada de este Cuaderno de ruta puede verse, comentada desde un punto de vista de la técnica fotográfica, en Carlos en plata. Comentario sobre la Hasselblad 500CM con Kodak Portra 800.
Hacia mediados del año 2024, durante los meses de verano, hice varias incursiones fotográficas a la Cartuja Baja. Bueno. En principio, eran caminatas realizadas a horas tempranas con el fin de hacer ejercicio. Pero empecé a ser consciente de las posibilidades que ofrece el lugar, en el que se combinan los hogares de los vecinos con los restos del antiguo monasterio cartujo que da nombre al barrio zaragozano.
Por ello, me propuse seguir explorando el lugar fotográficamente durante el otoño y el invierno. Con luz más adecuada a horas más adecuadas. Luego, por motivos que no vienen al caso, durante el otoño no surgió la ocasión. Pero no se me fue la idea de la cabeza. Hasta que llegó el mes de enero, en el que me hice el propósito de retomar con más frecuencia la fotografía con cámaras de formato medio. Y la Cartuja Baja me pareció un entorno adecuado para ello.
Durante tres sábados por la tarde en ese mes me desplace hasta el barrio con el autobús urbano que lo conecta con la casco urbano de la ciudad. Ya os hablé de uno de ellos, porque ya presenté algunas fotografías en blanco y negro recientes. La Cartuja Baja es lo que se llama un barrio rural. Fuera del casco urbano principal. Desde la plaza de España de la ciudad hasta la plaza de España del barrio hay 8.5 kilómetros. Algo menos, claro, si lo midiéramos en línea recta y no siguiendo los recorridos de las vías de circulación o de los caminos peatonales.
Esta serie de fotografías que ilustran esta entrada de este Cuaderno de ruta puede verse, comentada desde un punto de vista de la técnica fotográfica, en Carlos en plata. Comentario sobre el flash Godox ia32.
Cuando llega la primavera, me gusta fotografiar las flores que encuentro. En la naturaleza, en los parques y jardines, en las calles de las ciudades. Donde sea. No soy entendido en flores. Ni busco especies determinadas. Simplemente, cuando considero la ocasión y me apetece, o quiero experimentar.
Hace unas semanas ya mostré algunos ejemplo de mis ensayos utilizando flash fotográfico. En aquellos momentos utilicé el flash que generalmente uso para la fotografía de aproximación. Un flash tradicional, tipo cobra, de potencia media y tamaño relativamente compacto. Pero en las últimas semanas, junto con una pequeña compacta digital, he llevado un flash más pequeño, pero razonablemente capaz, de tal forma que en mis recorridos cotidianos puedo utilizarlo para tomar las fotografías al vuelo, en una diversidad de oportunidades. Noche, día, exterior, interior,… tremenda versatilidad para un chisme tan pequeño. En el enlace al principio de la entrada encontraréis más detalles.
Esta serie de fotografías que ilustran esta entrada de este Cuaderno de ruta puede verse, comentada desde un punto de vista de la técnica fotográfica, en Carlos en plata.
Ya estoy empezando a añorar la luz de las mañanas o las tardes de finales de noviembre, de diciembre y de principios de enero. Son momentos del año en los que es más probable encontrar una luz suave, agradable tanto para pasear como para fotografiar a cualquier hora del día. Si el sol no se eleva mucho sobre el cielo en su recorrido diario, y si algunas nubes matizan la luz solar que nos llega, todo es más agradable.
Sí, sí… ya sé. A cambio, hace frío. Y las horas de luz son menos. Pocas incluso. Pero esta visto que no lo podemos tener todo. Pero cuando las elementos se conjuran, que hermoso es contemplar el mundo con la luz adecuada. Más si te gusta pasear con una cámara fotográfica. Y en ese momento, qué estupendos son los resultados que se obtienen con una cámara de formato medio, con sus grandes negativos llenos de detalle, de texturas y de formas. Hoy está nublado, pero si no, qué dura y antipática es ya la luz cuando ya vemos en el horizonte, a pocas semanas, el equinoccio de primavera.
Esta serie de fotografías que ilustran esta entrada de este Cuaderno de ruta pueden verse, comentadas desde un punto de vista de la técnica fotográfica, en Carlos en plata.
No mucho que contar, aparte de mostrar las fotografías. El primer sábado del año me encontré bastante libre de obligaciones e incordios. Y como salió una buena mañana, aunque con niebla al principio, decidí salir a explorar. Cogí un tren de cercanías a Casetas. Mi intención era explorar algunos paisajes rurales entre este barrio rural de Zaragoza y Utebo, un municipio que, paradójicamente esta más cerca del núcleo urbano de la ciudad que el propio barrio. Cosas raras de las lindes municipales.
Había hecho revisión de rollos de película en el frigorífico en los días de Navidad. Y comprobé que tenía varios rollos de película para negativos en color de formato 120 caducadas o a punto de caducar. No es que me preocupase mucho su estado. Habían estado guardadas en el frigorífico a 4 ºC en todo momento. No obstante, decidí que era el momento de usarlas. Y aquí están las fotografías.
Más de la mitad de las 10 fotografías que se obtienen en un rollo de tipo 120 fueron tomadas en los viejos y oxidados vehículos ferroviarios que AZAFT, Asociación zaragozana de amigos del ferrocarril y del tranvía, tienen en la estación de Casetas. Apenas tomé fotografías en la caminata por los campos y la ribera del Ebro, e hice un par de fotos en el casco viejo de Utebo. No dio para más.
Esta serie de fotografías que ilustran esta entrada de este Cuaderno de ruta pueden verse, comentadas desde un punto de vista de la técnica fotográfica, en Carlos en plata.
Esta es la segunda parte de mi experiencia fotográfica con película tradicional en Gerona el pasado 29 de enero. Ya comenté hace unos días el viaje ilustrándolo con las fotografías digitales realizadas para un uso más o menos inmediato, con una compacta digital. Más recientemente, la primera parte de las que realicé con una cámara para película fotográfica de medio fotograma, en las que se obtiene el doble de fotografías por rollo que en las que tienen unas dimensiones del fotograma más estandarizadas, de 24 x 36 mm.
Hoy cierro el ciclo de fotografías de ese viaje con las que realicé al caer la tarde, agotado el rollo que he mencionado de medio fotograma, con una cámara de fotograma completo. Y película con una sensibilidad superior, ya que fue utilizada cuando la tarde empezaba a estar algo más avanzada, algunas nubes amenazaban en el cielo de Gerona, y la luz era algo más escasa. Especialmente entre las estrechas calles del centro histórico de la ciudad, de carácter tan típicamente mediterráneo. Espero que os gusten.
Esta serie de fotografías que ilustran esta entrada de este Cuaderno de ruta pueden verse, comentadas desde un punto de vista de la técnica fotográfica, en Carlos en plata.
En esta semana me han ido llegando las fotografías realizadas con rollos de película fotográfica para negativos en color. Tras varias pruebas, los rollos con película de 35 mm los he remitido a un laboratorio, donde suelen dejar un equilibro del color y los tonos más agradable y sin dominantes extrañas que en otros, y los rollos con película tipo 120 los he remitido a otro donde ofrecen un tamaño de archivo en megapíxeles mayor, que aprovecha mejor la información del negativo de formato medio, con un coste similar o muy poco superior. En general, bien. Las de hoy son fotografías procedentes de un rollo de película de 35 mm, pero en una cámara de medio fotograma, por lo que en un rollo de 36 exposiciones se obtienen más de 72. A mí me han salido 76 y media. Es decir, el primer fotograma está parcialmente velado.
Las fotografías corresponden al viaje en el día a Gerona del que os hablé hace unos días. Y han quedado bastante bien. Las condiciones de luz eran muy agradables. Estuvo soleado todo el día, pero con la presencia de un velo de nubes que quitaba dureza a la luz y evitaba los contrastes excesivos. El resultado me ha gustado bastante, teniendo en cuenta que el medio fotograma nunca puede ofrecer la calidad intrínseca de imagen que otros tamaños de negativo más grandes. Pero son cámaras ligeras y agradables de usar, como explico en el enlace que he puesto al principio de esta entrada.