[Blog] 18 años de Cuaderno de ruta

Páginas personales, Sin categorizar

En realidad, hoy no es el aniversario de este Cuaderno de ruta. Fue el miércoles. Pero esta semana ha sido un poquito estresante, he tenido que atender a múltiples cuestiones, y decidí no añadir a ese estrés la obligación de pensar o acordarme de comentar el aniversario de este blog como hago habitualmente cada año. No pasa nada por retrasarlo unos días, dejarlo para una tranquila mañana de domingo. Tanto más tranquila y relajada cuanto desde el viernes por la tarde estoy con un catarro que me tiene un poco pocho. Mi primera infección vírica en cuatro años. Es como si la temida pandemia producida por el SARS-CoV-2 hubiese alejado de mi todos los demás virus patógenos. No, covid-19 no es el nombre del virus, es el nombre de la enfermedad que produce. El nombre del virus es esa ensalada de letras que os he indicado. ¿O se decía sopa de letras? Bah,… da igual.

Me gusta recordar que el Cuaderno de ruta comenzó su andadura un 8 de febrero de 2005, con una entrada muy sencillita. Sus primeros años fueron en Blogger, donde abrí una cuenta en 2002, antes de que fuera comprada por Google. Pero en aquellos momentos no supe cómo iniciar y hacer funcionar aquello. Creo que para llevar un blog, o una bitácora como decíamos con frecuencia entonces, hay que tener clara porqué quieres hacerlo y para qué. Si no, no tiene sentido. Lo de bitácora está mal dicho, por cierto. Llamarlo cuaderno de bitácora o cuaderno de navegación, por analogía con los de los barcos sí que me parece bien. Y de la expresión cuaderno de navegación vino que yo decidiera llamarlo Cuaderno de ruta. Mi propósito, el que hizo que al final se mantuviera durante estos 18 años, fue quitarme de encima el estrés cotidiano durante un ratito todos los días o la mayor parte de los días, dedicándome a escribir sobre algo, lo que fuera. Distinto de lo que en aquel entonces me llevaba por la calle del retortero, en un cierto sinvivir.

Otro propósito importante que me hice en aquel 8 de febrero de 2005 fue que en todas las entradas del blog incluiría al menos una fotografía realizada por mí mismo. Por aquel entonces ya usaba predominantemente la fotografía digital, por lo que no era complicado disponer de imágenes fotográficas nuevas, o de archivo, para mis entradas. Y esto fue un acierto. Porque me impulsó notablemente a hacer fotografías, y gracias a ello, en poco tiempo, mejoré y aprendí mucho. En un par de años tuve la sensación de avanzar mucho más de lo que había hecho en los años anteriores. Hoy, por ejemplo, tiro de archivo. Y, curiosamente, de fotografías realizadas con película tradicional. Las que hice en blanco y negro en Tokio en 2019, en un viaje en el que olvidé en casa la cámara compacta para hacer este tipo de fotos. Así que en la capital japonesa, para los últimos días del viaje, compré un par de cámaras de un solo uso. Y son unas fotos que siempre me han producido un sentimiento ambivalente, y las repaso y las vuelvo a procesar de vez en cuando, para ver cuánto soy capaz de exprimir los resultado de usar una cámara tan limitada en sus capacidades y en su definición óptica.

En mis capacidades fotográficas siempre he distinguido cuatro épocas. La primera, entre abril de 1989 y octubre de 1992, con mi primera cámara réflex, años en los que era muy entusiasta, pero estaba muy mal orientado. De vez en cuando había alguna foto maja, pero en general era una catástrofe. La segunda, entre octubre de 1992 y algún momento a finales de 1994 o principios de 1995. Gracias a los cursos que hice en Galería Spectrum, me orienté. Y supe dónde mirar para inspirarme en fotografía. Por lo que avancé muy deprisa. Después, entre principios de 1995 y septiembre de 2004 vino un tiempo donde hacía alguna foto maja que otra de vez en cuando, pero me estanqué en mi proceso. En el otoño de 2004, cuando me puse en serio con el mundo digital, y con el uso de aquellas mis primeras cámaras digitales de las que os he estado hablando últimamente, tanto aquí como en mi blog técnico (artículos antes de marzo de 2022), volví a progresar deprisa en un periodo que duró hasta un momento impreciso entre 2010 y 2012. Y después y hasta la fecha, otra época de progreso más lento, que poco a poco ha venido marcado por mi regreso a la película fotográfica tradicional.

En cualquier caso, como sucedía en aquel febrero de 2005, me sigue importando poco quién y cuántos me leen estas líneas. Sigo escribiéndolas más para mí que para cualquier otra persona. Aunque ciertamente me alegra cuando ciertas personas me comentan su contenido. Y lo que siempre me ha parecido curioso, no sé si les pasa a otros, los comentarios interesantes pocas veces aparecen en el propio blog, donde ese tipo de actividad es tremendamente escasa. Si directamente, a través de las mensajerías de las redes sociales o, para quienes me conocen en persona, tomando un chisme en una cafetería. Es algo esporádico. Pero muy satisfactorio. Ya merece la pena el esfuerzo. Hasta el año que viene.

[Cine (y fotos)] 30 años de «Jamón, Jamón» en el Parque Pignatelli

Cine, Fotografía

La oí anunciada hace unas semanas, pero me había olvidado de ella. Pero el viernes pasé por el Parque Pignatelli de Zaragoza, actualmente en obras de ampliación, y la vi en la sala de exposiciones Depósitos Pignatelli. Entre un ratito y me gustó. Ayer sábado volvía a pasar, pero esta vez con una cámara apropiada para guardarme algunos recuerdos visuales de la exposición, y tener material para volver a pensarla de nuevo. La exposición era un homenaje, recordatorio y reflexión en el 30º aniversario de la película Jamón Jamón, probablemente la más conocida del cineasta Bigas Luna, quizá la mejor, aunque eso puede ser opinable. También es cierto que la carrera del director catalán ya fallecido hace casi una década, fue importante, pero más irregular de lo deseable, en mi humilde opinión.

Pero Jamón Jamón llegó en un momento interesante en mi recorrido como aficionado al séptimo arte. Al contrario a mi situación actual, en la que siento un profundo desapego del cine español, cuyas causas hoy no me apetece comentar, aquel triunfal 1992 era un momento en el que el cine de este país me parecía importante. Que tenía mucho que decir, con muchas voces, especialmente directores, pero también actores, directores de fotografía, guionistas… que tenían mucho que decir y sobre temas muy variados. No faltarán las voces que digan que hoy también… y sin embargo yo no lo siento así. Y lo siento. Lo siento mucho. La película de Bigas Luna, rodada en las duras y áridas tierras monegrinas fue una de las importantes de aquel momento. Y si ahora me obligaran, a punta de pistola, porque no es algo que quiera o me apetezca hacer, a escribir mis diez películas favoritas del cine español, creo que Jamón Jamón estaría entre ellas.

Tengo la sensación que los directores de cine españoles de aquella época eran más libres. No me refiero a libertad social o política o cosas de esas. Me refiero a que eran más libres de imaginar. De crear. De innovar. Creo que se sentían menos obligados a hacer determinado tipo de cine o a demostrar nada. Creo que arriesgaban más. Y Bigas Luna siempre fue de los que fue por libre, y de los que nunca anduvo escaso de ideas o imaginación. En un año que se presentó tan política y socialmente trascendente, el famoso 1992 de expos, juegos olímpicos y quintocentenarios, el año que suponía la reválida como país de España entre las democracias occidentales europeas tras haber salido del oscurantismo de la dictadura militar, nacional y católica, Bigas Luna nos hablaba a través de dos triángulos de relaciones de la transición de la España bruta y profunda hacia la España europea y refinada. Pero sin conceder ventaja a ninguna de las dos. Cada una con sus defectos. Y con un enfrentamiento que siempre fue, es, y será inevitable. Porque aunque en aquel momento pareció que España superó aquella reválida, en los últimos años no siempre parece que fue así, o fue por la mínima, o por la autocomplacencia de quienes dictaron aquel aprobado. Aquel enfrentamiento no desapareció. Sólo se hizo inaparente, para volver 25 años más tarde renovado con brío. Para desgracia de todos nosotros.

La exposición es muy maja. Y gustará no solo a los aficionados al cine, sino también a la fotografía. 1992 todavía estaba a una década de la explosión de la fotografía digital. Aunque había alguna cámara de captura electrónica en el mercado, pero no de captura digital sino analógica, el still video que se llamaba entonces, prácticamente todo absolutamente todo era fotografía con película tradicional. Y es una gozada ver las polaroid de las pruebas de vestuario de Penélope Cruz y Anna Galliena, hija y madre en la película, o las estupendas panorámicas realizadas con varias fotos impresas por el propio Bigas Luna. Una demostración más de que siempre ha sido posible hacer cosas creativas y significativas sin depender del ordenador. Seáis cinéfilos, seáis aficionados a la fotografía, si estáis o pasáis por Zaragoza, no os la perdáis. Y el público general también podrá disfrutar de la exposición. Recordando. Añorando, tal vez.

[Blog] 17º aniversario de este Cuaderno de ruta

Páginas personales

Ayer fue un día muy atareado. Salí por la mañana a las siete menos cuarto de la mañana y no llegué de nuevo hasta casi las siete y media de la tarde, siendo responsable de esto el trabajo. Como lo sabía de antemano, programé el día anterior la entrada cinematográfica de este Cuaderno de ruta. Por cierto, parece que a los responsables de los Oscar les gusta más la película que a mí. Sin acordarme de que ayer es el aniversario de este Cuaderno de ruta.

Lo comencé a redactar en 2005, un 8 de febrero, claro, en la plataforma Blogger, que hoy en día forma parte del entramado de servicios de la empresa de publicidad Google. En realidad, ya entonces pertenecía a Google, pero yo había abierto mi cuenta un tiempo antes, cuando no era así, en unos primeros escarceos fallidos. Porque no tenía claro de qué iba a ir la cosa. El 24 de enero de 2008 abrí cuenta en WordPress, y el 8 de febrero de ese año, coincidiendo con el tercer aniversario del Cuaderno de ruta, la convertí en la cuenta principal del mismo. Con el tiempo, importé todas las entradas de la plataforma Blogger a la de WordPress.

Una de las cuestiones que me propuse cuando comencé hace 17 años, una vez que me había ya adaptado a la fotografía digital, fácilmente explotable para su uso en redes sociales, fue que en todas las entradas habría al menos una fotografía realizada por mí. Y fue algo que vino bien para impulsar mi afición fotográfica. Me motivaba a hacer fotografías y a hacerlas bien, para presentarlas públicamente. Durante muchos años, alojé las fotos en Flickr, desde donde las insertaba en el Cuaderno de ruta. Hace tiempo que tengo desatendida esa cuenta de Flickr, servicio que fue empeorando o quedando anticuado con el tiempo, o hizo cambios contractuales que dejaron de hacerlo interesante. Y con el tiempo, muchas de las fotos que aparecen no están realizadas con aparatos digitales puesto que volví a la fotografía con película tradicional. Que me motiva y divierte más. Por cierto, como los temas más técnicos de fotografía no son interesantes con carácter general, salvo que seas aficionado, creé otro blog específico para ello en carloscarreter.es. Cuyo cumpleaños no celebro.

Como ya he comentado muchas veces, nunca he tenido interés en tener una gran audiencia, con muchas visitas y muchos «me gusta». Lo concebí como una forma de frenar todos los días durante media hora del estrés de actividad en el que estaba sumido en aquella época, al mismo tiempo que me comunicaba con gente amiga. En aquellos momentos los blogs estaban de moda. Ahora se visitan mucho menos. La inmediatez de otras redes sociales puede más. Aunque sus mensajes sean mucho más superficiales y banales como promedio. Ahora hay más comunicación,… pero es más pobre. Y sujeta a los intereses publicitarios y económicos de las plataformas. Pero esta mañana mismo, convirtiéndome en improvisado mirón y cotilla, contemplaba cómo un par de personas usaban sus teléfonos móviles para revisar contenidos en sus plataformas sociales… y estaban encantadas con esa banalidad y ese interesarse por contenidos similares a los de la telebasura. Las plataformas sociales son pobres en contenidos, son banales, porque muchos espectadores/consumidores están encantados en esa pobreza. Hace unos días, en un grupo en una de ellas, un usuario me reprochaba que un concepto lo había expresado yo con dos palabras y le resultaba «rebuscado». Para el mismo, el proponía una frase con siete palabras de gran simplicidad semántica… ¡¡¡??? Viva la pobreza del léxico cotidiano.

Desde 2011, los contenidos se limitan a mis actividades relacionadas con el tiempo libre. Durante un tiempo, todos los sábados hablaba de temas de la actualidad, a través de los cuales expresaba mi opinión sobre ellos. No tengo ni tenía intereses en ninguna formación política, incluso si sus posturas declaradas se acercan a mi visión de la sociedad, todas me resultan desagradables por igual por ser plataformas de acceso al poder más que de transformación positiva de la sociedad. El caso es que empecé a recibir mensajes muy desagradables y hostiles de todo el espectro político. Además, soy funcionario público. Y comprobé que algunos empleados públicos eran represaliados por sus opiniones que aparecía en internet. Tal cosa sucedió también con responsables públicos procedentes de todo el espectro político, de derecha a izquierda. No estoy aquí para sufrir, sino para relajarme y disfrutar. Así que oculté esas entradas. Si algún día mejora la educación democrática de nuestra sociedad ya volveré a expresarme… si no… eso es trabajo de otros. Creo. No me parece percibir en el periodismo mucha independencia y calidad en las informaciones y las opiniones.

Por lo tanto, en este Cuaderno de ruta hay un total de 6206 entradas, esta incluida, de las que son públicas un total de 5972. Están ocultas, salvo que conozcas el enlace a la misma, que remito a personas conocidas y concretas, un total de 232. Esto hace un promedio de casi casi casi una al día. También hay varias páginas, fuera de lo que es la sucesión cronológica, pero cuyos contenidos, salvo el que se refiere a cómo valoro las películas de cine que veo, está periclitado. Pongo el enlace al significado de la palabra para quienes me acusan de rebuscado por tener más léxico que el promedio de los hispanohablantes. Lo cual, si es homenaje a algo es… a la constancia. La calidad tiene altibajos, como mi estado de ánimo, el tiempo que dispongo para elaborar una entrada, mi inspiración a la hora de escribir, o si mi vida en esos momentos incluye actividades más o menos interesantes.

Espero seguir un tiempo más. La fotografías acompañantes, todas realizadas desde el 8 de febrero de 2021… pero con película tradicional… que como ya he dicho, me divierte más que lo digital.

[Arte y foto] Día mundial de la fotografía, como una de las bellas artes

Arte, Fotografía

En algún momento se decidió que el 19 de agosto fuese el día mundial de la fotografía. El motivo de elegir este día fue que coincide con el aniversario del día en 1839 en que Louis Daguerre presentó su invento, el daguerrotipo. Esto siempre me ha supuesto un problema… porque Daguerre no es un tipo que goce de mis simpatías. Aunque indudablemente contribuyó al nacimiento y divulgación de la técnica fotográfica, era más negociante que otra cosa y no tuvo muchos escrúpulos. Especialmente con uno de los pioneros importantes de la fotografía, Joseph Nicéphore Niépce, cuyos experiencias y conocimientos aprovechó para su propio beneficio. El otro gran pionero de la fotografía fue el británico William Henry Fox Talbot. Si Niépce fue primero, los procesos de Talbot fueron los que dejaron herederos y fueron realmente precursores de lo que vino después. A cada uno, lo suyo.

Las fotografía de la entrada de hoy proceden de la exposición de la Lonja, «El sueño de la razón».

Pero estos inventores y pioneros desarrollaron técnicas. Porque, en el debate sobre si la fotografía es una de las bellas artes o no, yo tengo una idea clara. En principio, la fotografía es una técnica que aprovecha determinadas leyes de la naturaleza, estudiadas por la física y la química, para la reproducción de imágenes tomadas de la realidad. Que sea un arte o no, no es algo intrínseco a la fotografía, sino a la intención del fotógrafo o del artista que adopta la fotografía como un medio de expresión principal o accesorio en su trabajo. Lo que define la obra de arte, en mi humilde opinión, es la intención del artista. Y no nos olvidemos de una cosa. Imagen bella no es igual a arte. Las fotografías astronómicas que vemos, tomadas por el telescopio espacia Hubble u otros, son de gran belleza. Pero su objetivo es la ciencia no el arte. Aunque sea como digo apabullantemente bellas. Y por el contrario, existen obras de arte, también mediante técnicas fotográficas, que no son bellas, pero son arte.

Dicho lo cual, una de los grandes logros de la fotografía fue ayudar a la liberación de otras artes. No voy a decir que fuera la principal responsable, pero ayudó. Haciéndose cargo de la tarea de representar con más o menos fidelidad los acontecimientos y lo que hay en el mundo, permitió que otras artes se liberaran de esta función, especialmente la pintura y la escultura, que dejaron de tener como objetivo trasladar el mundo a un lienzo o una pieza del material escultórico que fuera con fidelidad. Y llegó el impresionismo, el fauvismo, el expresionismo, la abstracción, lo conceptual, el surrealismo, el dada,… y tantos otros. Hasta que la propia fotografía se liberó de su función documental inicial y recorrió libremente los caminos de la creatividad y de los conceptos.

El domingo pasado estuvimos visitando la exposición actual en la Lonja de Zaragoza, El sueño de la razón, en la que 53 artistas contemporáneos recogen el testigo de Francisco de Goya a la hora de tratar los temas, de recoger la visión del aragonés con técnicas modernas, o de homenajear la obra del ilustrado de Fuendetodos. Triste destino, ser ilustrado en la España de principios del XIX. Casi me atrevería decir que sigue siendo un triste destino, ser ilustrado en la España de principios del XXI. La fotografía ocupaba su lugar entre otras técnicas artísticas. Con bastante dignidad. Como técnica principal o auxiliar. En cualquier caso, esa madurez de la fotografía, que va mucho más allá del inmenso bombardeo de imágenes, todas iguales, todas repetidas, que sufrimos en las redes sociales, y que van justamente en dirección contraria de la fotografía como una de las bellas artes. Si esta última va de pensar, reflexionar, diferenciarnos en nuestra variedad, la de las redes sociales, si nos descuidamos, nos lleva a la homogeneización, a la pérdida de identidad, a ser igual a todo y a todos. Tenemos que tener cuidado con lo que celebramos hoy.

15 años de Cuaderno de ruta, empecemos el 16º

Páginas personales

Un 8 de febrero de 2005 comencé a escribir este Cuaderno de ruta. Entonces residía en otra plataforma. Que todavía se pude abrir. En ella escribí durante tres años, hasta que me pasé a WordPress. Donde iba cambiando de estilos, hasta que en una fecha que no recuerdo, pero poco después de mi viaje a Italia en 2012, adopté el estilo visual actual. Con pocos adornos. Texto blanco sobre negro y fotos a buen tamaño.

Ya lo he contado en otras ocasiones. Cuando no sabía muy bien de qué iba eso de los blogs, me di de alta en Blogger; aún no pertenecía esta popular plataforma al todo poderoso Google. Debió de ser en torno a 2001 o 2002. No recuerdo bien. El caso es que no supe qué hacer con aquello. Era un mundo nuevo. Tuve que esperar a 2005, en un momento en mi vida en que sentía que todo a mi alrededor iba demasiado deprisa, cuando tomé una decisión. Durante al menos 30 minutos cada día iba a quedarme sentado delante del ordenador, iba a escribir sobre algo, lo que fuese, e iba a acompañarlo de una fotografía realizada por mi. Un momento al día de deceleración, que solía ser a las cuatro y media de la tarde, después de volver de Huesca, donde trabajaba, y comer algo.

Nunca me importó el número de personas que leyeran aquello. No lo hacía por nadie externo a mí. Aunque poco a poco me di cuenta que me servía de medio de comunicación con personas cercanas a mí en espíritu, pero lejanas geográficamente. Eso estuvo bien. Eso sigue estando bien, incluso si la proliferación de plataformas de redes sociales ha hecho que esa función de los blogs que tienen un carácter personal, y no periodístico o comercial, haya perdido sentido. No obstante, hubo algunos momentos en que veía sorprendido cómo 400 personas distintas al día se asomaban a lo que yo había escrito. De estas 400 personas, probablemente unas 375 no tenía ni idea de qué narices les podía interesar de lo que yo había escrito. Nunca he tenido muchos comentarios, porque para tener un número razonable de comentarios en un blog tienes que tener miles de seguidores. La inmensa mayoría de la gente es «muda» en internet; mira y calla.

Durante un tiempo hablaba de cosas de actualidad, especialmente los sábados. Comentando las principales noticias de la semana, y expresando mi opinión. Y ahí me di cuenta de que vivimos en un país muy incívico en lo que se refiere al respeto de la opinión ajena. No aparecían comentarios en mis entradas, pero me llegaban correos electrónicos que me producían tremenda desazón por su tono. Si alguien se sorprende de que en la actualidad haya partidos políticos con enormes déficits democráticos en nuestras instituciones parlamentarias, es que no se ha coscado del país en el que vivimos. Sus votantes siempre han estado ahí. Simplemente, las consecuencias de la crisis financiera y económica de 2008 hizo que encontraron un camino para la visibilidad pública. Escondí aquellas entradas, dejé de hablar de esas cosas, mandé a la m..rd. al país y me dediqué a vivir mi vida. Eso fue en 2011 ya. Mis queridos amigos, España tiene un régimen democrático, así viene reconocido por ejemplo por el Democracy Index de The Economist, pero eso no quiere decir que sus ciudadanos lo sean. En fin… cuanto más voceras hay chillando sobre patrias y banderas, más asquito me dan estos conceptos. Ya lo digo George…

Au village, sans prétention
J’ai mauvaise réputation
Que je me démène ou que je reste coi
Je passe pour un je-ne-sais-quoi
Je ne fais pourtant de tort à personne
En suivant mon ch’min de petit bonhomme
Mais les braves gens n’aiment pas que
L’on suive une autre route qu’eux
Non, les braves gens n’aiment pas que
L’on suive une autre route qu’eux
Tout le monde médit de moi
Sauf les muets, ça va de soi

(La mauvais reputation, George Brassens, 1952)

Hoy en día, los blogs están de capa caída. Y la mayor parte de los blogs personales o con pocas pretensiones reciben mucho menor tráfico de visitas que antaño. Las redes sociales han ocupado su espacio, y quizá sea lógico. Exigen menos tiempo, son más inmediatas. Pero también pierden riqueza conceptual. La gente se limita a publicar eslóganes más que ideas. Filosofemas que suenan bien, y que reciben muchos «me gusta», aunque de ellos se deriven en ocasiones consecuencias espantosas. Y donde no hace falta pensar mucho lo que se dice. Aunque ya se sabe, quien no piensa lo que dice corre el riesgo de decir lo que piensa. Y así… nos encontramos tantas «gentes de bien», «ciudadanos modelos», muchos de ellos que se consideran, incluso, «progresistas», soltando burradas xenófobas, intolerantes, homófobas,… o de carices semejantes, como si nada. Yo a estos los suelo borrar de mis listas de «amigos», o al menos los silencio, para que sus «pensamientos» no aparezcan ante mí. De nada sirve argumentar con ellos. O no reconocen la naturaleza de sus «ideas», o se enfadan mucho por que les digas lo obvio. No hay más que percibir algunas de las cosas que han aparecido estos días atrás con motivo de la epidemia de enfermedad por coronavirus en China. En lugar de aparecer una sana solidaridad con las personas que sufren, aparecen signos de racismo y xenofobia absolutamente injustificados. Triste panorama social el que dibujan las redes sociales.

Pero si algo bueno ha tenido mi modestísima aventura bloguera ha sido que, de alguna forma, impulsó mi afición fotográfica. Imponerme a mí mismo publicar al menos una foto propia en cada entrada fue un acicate para no confiar en el «fondo de armario» de mi archivo fotográfico. Y también me impulsó a moverme e innovar. Aunque innovar suponga, por ejemplo, volver a procesos fotográficos que muchos daban por difuntos hace diez años. Hoy os dejo con algunas de las últimas fotografías que he hecho. Un día de estos, probablemente mañana, os hablaré de mi «nueva» cámara, de hace 50 años, que me llegó en el mes de enero, la Olympus Pen F, con la que he estado trasteando las últimas semanas. Hoy os dejo unas cuantas fotografías de la excursión que hicimos hace unos días al Parque Cultural del Chopo Cabecero del Alto Alfambra, a su paso por Galve. Como digo, mañana, o pasado lo más tardar, os cuento más detalles sobre la cámara.

[Blog] 14 años de Cuaderno de Ruta…

Informática e internet, Páginas personales

Sí. Con puntos suspensivos, porque no tengo intención de parar de momento, aun con el bajón de lectores de los últimos años, que parece estabilizado. Pero nunca me planteé este Cuaderno de Ruta como algo que respondiese a otros objetivos distintos de los dos iniciales:

  • Parar un rato «casi» todos los días de la vorágine de los quehaceres cotidianos para escribir sobre algo e ilustrarlo con alguna foto realizada por mí mismo. Una forma de estimular dos habilidades que me parecen importantes, la escritura y la fotografía.
  • Comunicar con aquellos a los que quiero pero veo poco y que de esta forma pueden saber que estoy y que hago cosas.
Las fotografías de mis viajes siempre han tenido mucha presencia en este Cuaderno de Ruta. Y en los últimos años, los viajes por el Asia oriental especialmente. Como a Japón (encabezado), Hong Kong (sobre estas líneas), Corea del Sur y Taiwán (en las siguientes fotografías). Y van a continuar… Ya hay billetes comprados para Shangái, para dentro de unos meses…

Catorce años. Desde el 8 de febrero de 2005. En aquellos momentos en Blogger, que todavía no pertenecía a Google. Ahora están todas las entradas importadas y agrupadas en este blog de WordPress. Que quedará deslucido dentro de poco. Hasta hace unos años, las fotos no las subía aquí, sino que las enlazaba desde Flickr. Pero con las nuevas políticas de esa plataforma, dicen que las borran todas menos mil si no pasamos por caja. Y no tengo ganas de perder el tiempo borrando todas menos las enlazadas.

Esto es internet, y no sirve para guardar memorias. Eso se hace con otros medios. Por eso sigo haciendo álbumes de fotos en papel. Internet es para el día a día. Lo de hace años… atrás queda. Y nada es para siempre en la red de redes; es el paradigma de lo efímero. Aunque a muchos no se lo parezca.

En fin. Que ya está. Estos días no he tenido mucho tiempo para entrar cosas. Y no sé cuando cambiará la racha, así que llevo un par de semanas con más días sin entrada que antes. Pero así son las cosas. Nos vemos.

[Historia en cine] 100 años desde el final de la Gran Guerra… o no.

Cine, Historia, Literatura

Oficialmente, hace 100 años terminó la I Guerra Mundial o Gran Guerra. Más bien, es el aniversario del comienzo del armisticio, el 11 del 11 a las 11:00 horas. En realidad, el armisticio marca el final de las hostilidades, pero no es el final de la guerra. Formalmente, el final oficial de la guerra vino con la firma del Tratado de paz de Versalles en 1919; final del estado de guerra entre los aliados occidentales y Alemania. Y en realidad, no entró en vigor hasta enero de 1920.

Pero mientras tanto, siguieron las hostilidades en distintos puntos del globo. La Rusia soviética y Polonia siguieron enzarzadas, entre febrero de 1919 y marzo de 1921. El Tratado de Versalles reconocía la independencia de Polonia y definía sus fronteras con el Reich alemán, pero nada decía de lo que pasaba por el lado de sus revolucionarios vecinos eslavos. Que oficialmente habían perdido la guerra contra Alemania en 1917, pero que estaban en plena guerra civil, enfrascados a tiros en Manchuria, y donde hiciera falta.

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Los monumentos a los caídos por la patria son una de las coñas que una de las películas que comento hoy lleva al derrotero en su ácidamente cómico argumento. Pero en Estrasburgo, este monumento es distinto, porque los avatares de la historia hicieron que los alsacianos murieran indistintamente por diversas patrias según tocase.

También siguieron enzarzados a tiros la República de Grecia, que se quería merendar buena parte del antiguo Imperio Otomano, con los militares revolucionarios turcos, que no estaban por la labor. Y entre 1919 y 1922, resultando que si bien el Imperio Otomano fue perdedor en la Gran Guerra, los turcos fueron vencedores en esta pequeña, pero sangrienta, guerra. Cosas que pasan.

Dos ejemplos… No voy a hablar de la inestabilidad que quedó en Extremo Oriente, el ascenso de los totalitarios fascistas, comunistas, nacionalistas, militaristas,… y todos los «istas» que se os quieran ocurrir que sacudieron los años 20 y 30, y que acabaron desembocando en el follón de la II Guerra Mundial. Hoy se conmemora, por lo tanto, el 100 aniversario de una soberana chapuza, una de las peores perpetradas por el mundo occidental,… y eso es mucho decir.

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Leía ayer que Trump y Macron eran de la opinión de que Europa tenía que incrementar su gasto militar. Este par de imbéciles, tarugos iletrados, que no se han enterado de nada, son la plena demostración de que no hemos aprendido nada. La Gran Guerra fue precedida de una carrera armamentística como no se había conocido hasta ese momento, y que, desde luego, no sirvió para prevenir la guerra. El liberalismo económico que preconizan desembocó después de la guerra en la Gran Depresión, que favoreció el auge de todos los totalitarismos que hemos comentado antes. Pues eso.

Para conmemorar la fecha de forma reflexiva, propongo ver cuatro películas. En algún caso, también leer los libros en los que se basan.

Paths of Glory (Senderos de gloria)

En toda guerra, hay dos ejércitos; los malos y los peores. Y los que se encargan de que sean malos o peores suelen llevar estrellas y galones en el uniforme. Y suelen hablar de honor con mucha frecuencia. Pero no saben lo que es el honor, ni lo conocen, ni lo han conocido, ni lo conocerán. Y Stanley Kubrick, con la ayuda de un superior Kirk Douglas interpretando a la excepción que confirma la regla, nos lo explican muy bien.

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All quiet in the western front (Sin novedad en el frente)

Con frecuencia, tras una guerra, el perdedor pierde también el derecho a contar su versión y sus sentimientos. Pero gracias a Erich Maria Remarque y su bella novela, que hay que leer, sin duda, podemos saber que los soldados alemanes eran también sufridos peones como sus equivalentes de la entente, con sus miedos, sus amores, sus esperanzas y sus tristezas. La película original, de 1930 fue rodada en EE.UU. y la dirigió Lewis Milestone. Hay una versión más moderna de 1979. Pero no la he visto.

La grande illusion (La gran ilusión)

Dejemos el drama y la tragedia y pasemos a la comedia de la mano de uno de los grandes del cine universal, Jean Renoir. Aunque viene bien contar con uno de los grandes de la interpretación, Jean Gabin, para llevar la empresa a buen término. El análisis de esta obra maestra es muy complejo para llevarlo a cabo en unas pocas líneas. Pero digamos que es una obra mucho más profunda que una mera declaración antibélicista y antimilitarista. Otro imprescindible.

Au revoir là-haut (Nos vemos allá arriba)

Reciente adaptación de la magnífica novela del mismo título de Pierre Lemaitre, también de obligada lectura, en la que no sólo se ponen de manifiesto los horrores de la guerra, a pesar de que esta sólo abarca los primeros minutos/las primeras páginas de la película/el libro. Por que aquí vamos a una acidísima crítica de la desvergüenza de políticos, empresarios y otros engendros de la sociedad civil a la hora de explotar el fenómeno bélico para su propio beneficio, y sin que quienes sufrieron crudamente las consecuencias del conflicto vean compensado su sacrificio. Dirigida por Albert Dupontel, la película está bastante bien, aunque la novela es muy muy superior.

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[Recomendación cinematográfica] Un mes de julio, hace 100 años, llegó Ingmar Bergman

Cine

Un 14 de julio de 1918, con el mundo en guerra, en la neutral Suecia, en una de las ciudades con más historia y tradición cultural del país nórdico, Upsala, vino al mundo el futuro director de cine Ingmar Bergman. ¿El mejor director de cine de la historia del séptimo arte? Algunos no dudarán en afirmar tal cosa. Aunque eso es difícil de objetivar, y siempre quedará al juicio personal de cada cual. Es sin duda uno de los grandes. Mi modesta opinión es que cualquier persona que se diga aficionado al cine debe conocer una parte apreciable de su obra, si no en cantidad, al menos en una adecuada selección cualitativa. Y si a mí me preguntasen, ¿en estos momentos, quién piensas que es o ha sido el mejor director de cine de la historia?, es probable que contestase, «Bergman».

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Las fotografías de hoy fueron realizadas en Gamla Uppsala, un población muy próxima a la ciudad natal de Bergman; lugar de enterramiento de antiguos caudillos vikingos, con una vieja iglesia luterana de madera, de alguna forma pueden representar algunos de los temas que aparecen recurrentemente en los filmes del director sueco.

En RTVE están dedicando una serie de cuatro reportajes para celebrar el aniversario. En el momento de escribir esta recomendación cinematográfica, han publicado tres. Si me acuerdo, cuando publiquen el cuarto, la actualizaré. Por si la cosa me lo permite os los voy a dejar aquí puestos. Pues no… el código de RTVE no funciona bien con WordPress. Pues os dejo los enlaces.

Centenario Ingmar Bergman (1918 – 2007) – Primer capítulo

Centenario Ingmar Bergman 2 – Dios y la muerte

Centenario Ingmar Bergman 3 – El director de cine

Centenario Ingmar Bergman 4 – Relaciones personales

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Decía antes que conviene hacer un repaso, cuando menos cualitativo, por la obra del director sueco. Pero su obra es muy amplia. En la base de datos de IMDb aparecen 70 obras como director y 75 como guionista, incluyendo tanto producciones para la gran pantalla como para la televisión. Hay que tener en cuenta que algunas de sus obras tuvieron doble versión. La excelente y muy oscarizada, 4 premios de 6 candidaturas, Fanny och Alexander (Fanny y Alexander), se puede ver como largometraje para la gran pantalla o como miniserie de cinco episodios para televisión. Mis DVDs incluyen ambas versiones. Yo no me acerco ni de lejos a conocer toda esa obra. Ni mucho menos. Pero he visto una selección de obras que me permiten conocer bastante de la obra del director, de su estilo, de su pensamiento, de su calidad. A ver cuantas recuerdo… Pondré el título que recibieron en español para facilitar la lectura.

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14 títulos de 70 como director. Un 20%. No está mal para la obra de un director que, por muchas alabanzas que reciba, es programado en muy raras ocasiones en los cines o en las televisiones. Hay que ir a buscarlo. Y desde luego creo que están los títulos fundamentales.

Indudablemente, hoy en día no es un director fácil. En las generaciones que se han criado cinematográficamente en la superficialidad de los efectos especiales del cine de acción, o el repetitivo esquema argumental de la comedia romántica moderna, o en el romanticismo banal de las princesas disney, entre otros, la densidad conceptual de las películas de Bergman puede serles inaprehensible. Y si no te dejas enganchar por los temas, entonces llegan las típicas tontadas de «sus películas son muy lentas», «nunca pasa nada» o chorradas por el estilo. En las películas de Bergman constantemente pasan cosas, y tienen un ritmo apropiado, adecuado para digerir todo eso que está pasando, que nos están contando en pantalla, ayudado por los maravillosos repartos actorales de los que se rodeaba, y por la limpia imagen visual, que debemos agradecer a su visión y al excelente trabajo de los directores de fotografía nórdicos, poco conocidos, pero de una calidad impresionante.

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Dios, la religión (no son lo mismo), la muerte, la sociedad conservadora luterana, la infancia, las relaciones interpersonales, la fidelidad como concepto ético frente al concepto físico que habitualmente tenemos,… son tantos los temas.

Mi favoritas de entre ellas. Con el número uno, sin duda, Det sjunde inseglet (El séptimo sello), la primera película que recuerdo haber visto en mi vida de Bergman, y la que sigo viendo al menos una vez al año con rigurosa tenacidad. Como contrapunto, la siguiente en mi lista suele ser Sommaren med Monika (Un verano con Mónica). A pesar de lo mucho que me gustó, la tristeza que me causó el desenlace de esta historia de amor adolescente que gira en la sensualidad natural de la protagonista, una inconmensurable Harriet Andersson, me impide volver a ver la película.

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Y aquí viene otro aspecto importante del cine de Bergman. Sus actores. Y especialmente, su actrices. La mencionada Harriet Anderson, Ingrid Thulin, la bellísima Bibi Andersson o, cómo no, Liv Ullmann, que le cogió el testigo en el ámbito de la dirección como heredera espiritual de sus temas y sus formas de hacer. Y hay más… Incluso la otra gran Bergman del cine, Ingrid, se puso a sus órdenes en su madurez.

Yo creo que me queda poco que decir. Es más, nada de lo dicho es realmente importante. Lo importante es que os sacudáis la pereza, y os lancéis a conocer la obra del director sueco si no la conocéis. Dadle una oportunidad. Dejad aparte los prejuicios. Actuar como espectadores activos, que ponen de su parte, frente a la pasividad que fomenta el cine actual. Y quizá descubráis algo bueno. Algo importante.

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[Cine] 2001: A Space Odyssey (1968) 50º aniversario

Cine

2001: A Space Odyssey (1968; 31/20180603)

Esta mañana me he encontrado en mi agregador de noticias con una fotografía de Jápeto en la APOD (Astronomical Photography of the Day). Es la fotografía astronómica del día 3 de junio de 2018, y como es una fotografía de la NASA, entiendo que es de dominio público, por lo que me voy a permitir reproducirla aquí.

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Saturn’s Iapetus: Painted Moon 
Image Credit: NASAESAJPLSSICassini Imaging Team

Cuando en abril de 1968 se estrenó esta película, fue seguida un par de meses después de la novela escrita por Arthur C. Clarke, coguionista del largometraje. Tratando básicamente de lo mismo, son dos productos distintos. Si el largometraje nos presenta una punto de vista visualmente poético de una idea filosófica sobre la evolución del ser humano desde el simio antropomorfo hasta el ser estelar o universal, la novela es más un producto de ciencia ficción dura en la que se nos describe con el estilo propio de Clarke, preciso, no carente de poesía a veces, pero de otro tipo, el viaje de la Discovery… a Jápeto, la luna de Saturno. En la película se queda en Júpiter, en cuya órbita encontramos al tercer monolito, no sobre la superficie del blanco y helado satélite del padre de los dioses. Algo que conviene, puesto que nos dio a conocer algunos aspectos del viaje espacial, como el efecto de «tirachinas» gravitatorio aprovechando la inmensa masa del gigante Júpiter.

En cualquier caso, son 50 años de una de las películas más emblemáticas de la historia del cine. Obra de referencia visual y filosófica, gran exploración del concepto de inteligencia artificial y singularidad tecnológica, y gran apuesta de sus autores por un futuro de exploración científica y expansión de las fronteras del ser humano.

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Crepúsculo en los Monegros; encabezado, ocaso en la Sotonera.

Yo la vi por primera vez… no puedo precisar con exactitud, pero debía ser 1977. Durante toda mi infancia, había acudido regularmente a las sesiones del cine de barrio, el Rialto, para pasar la tarde de los domingos. En un movimiento curioso, con la apertura de la transición, el Rialto se convirtió en cine de arte y ensayo, y pasamos de ver peplumsspaghetti westerns y de más, a merendarnos algunas de las más interesantes obras cinematográficas. Les vacances de Mr Hulot, Solyaris, Dersu Uzala,… 2001: A Space Odyssey. He calculado la fecha a ojo, pero con cierta precisión, porque recuerdo que mi profesor de ciencias de octavo de EGB, el señor Ibarra, nos preguntó un día si alguien había visto la película. Fui el único. Me preguntó si me había gustado. Dije que sí. Me preguntó si sabía de qué iba. Y dije que no había entendido porqué los monos y el final. Nos contó su punto de vista. Que no he olvidado nunca. No voy a dedicarme aquí a explicar la película. Dejad de ser unos vagos, vedla y pensad.

Con posterioridad, pude verla en alguna otra ocasión en pantalla grande y en pantalla pequeña. Tengo el DVD por alguna parte. Es una película para verla en pantalla grande, sin lugar a dudas. En mi época universitaria, era una de las favoritas en los cineclubs de los colegios mayores. Y en algún otro aniversario volvió a haber algún reestreno que me llevó también a las salas de los cines. Ahora con el 50º aniversario, ha vuelto. Y hemos vuelto a alucinar con las imágenes, los sonidos, los silencios y las ideas que nos ofrece. Algunas cositas se han quedado desfasadas… los colorines del viaje final de Dave Bowman (Keir Dullea) a través de la puerta de las estrellas, están ampliamente superados por la tecnología. Pero en otros muchos aspectos sigue siendo más vanguardista y atrevida que la mayor parte del cine que se hace hoy en día.

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Puesta de sol desde el Alto de Alcubierre.

Stanley Kubrick fue un genio. Incomprendido muchas veces, como todos los genios. Adelantado a su época… Bueno, este es un tópico frecuente cuando se refiere uno a los genios. Yo creo que, como especie, todavía no hemos llegado al punto donde estaban Kubrick y Clarke cuando idearon esta historia. Aunque haya habido otros creadores que se hayan situado al mismo nivel o hayan desarrollado ideas nuevas. Pero como especie, puede que estemos incluso en retroceso. Yo lo que espero es seguir viviendo aniversarios de la película, y que en cada uno de ellos alguna sala de cine se atreva a reponer este majestuoso espectáculo visual y conceptual, esta magistral obra de arte cinematográfica.

Y luego está HAL 9000… pero esa es otra historia y debe ser contada en otra ocasión.

Valoración

  • Dirección: *****
  • Interpretación: ****
  • Valoración subjetiva: *****

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Sol de medianoche en las islas Lofoten.

[Blog] 13 años dando la tabarra

Páginas personales

8 de febrero. Me he levantado como siempre a las 6:25 de la mañana. Aunque llevaba despierto por lo menos media hora. Totalmente desvelado ya. He salido de casa como siempre, y aunque he hecho alguna tontería en los transbordos de autobús para ir a trabajar, hoy me ha costado 25 minutos llegar.

A las 7:21 estaba esperando con otros compañeros a que abrieran el centro de trabajo, lo cual ha sucedido un minuto más tarde. He revisado algunas cosas en mi mesa, pero a las 7:45 he salido de nuevo de mi centro de trabajo para ir al Hospital Universitario Miguel Servet para realizarme unas radiografías de mi pie izquierdo. Me he enfadado.

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Las fotos de hoy las he sacado de otro blog, de mi fotolog en Tumblr, con fotos de viaje. Y han sido obtenidas al azar con la dirección https://deviajeconcarlos.tumblr.com/random

Una de las profesionales sanitarias que me ha atendido hace mal su trabajo, puesto que en ella eran muy obvio algunas de las deficiencias que los profesionales sanitarios tenemos en nuestro trato con pacientes y usuarios en general de los servicios de salud. No comunicamos adecuadamente. No proporcionamos la información necesaria para la correcta colaboración del paciente, luego nos enfadamos si no colaboran como nos gustaría… Mantenemos actitudes paternalistas. Me he callado losdatos de mi situación profesional que probablemente hubieran corregido algunas de estas cuestiones, pero hubiera aumentado el riesgo de que al final se hicieran mal unas puñeteras radiografías.

A las 9:11 he cogido el autobús de vuelta a mi centro de trabajo, donde he reingresado a las 9:27. En el trayecto me he acordado que hoy hace 13 años que empecé a escribir mi Cuaderno de ruta. Este Cuaderno de ruta. Y no tenía ni idea de cómo comentar este aniversario.

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Una noticia sobre el juicio que se celebra en Francia contra Facebook por su censura de la cuenta de un profesor francés que había publicado una imagen de la pintura del siglo XIX L’origin du monde de Gustave Courbet, me ha dado el tema. Nunca a lo largo de la historia había sido tan fácil para tanta gente ejercer la libertad de expresión. Esto se contradice por el hecho de que no somos pocos los que sentimos que desde hace unos años los derechos sociales y políticos de los ciudadanos están en retroceso. Esto, en los países donde se han alcanzado históricamente un nivel de desarrollo alto de los derechos individuales. No merece la pena decir nada de donde esto ni siquiera ha sucedido.

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Cuando surgieron los weblogs, abreviados los blogs, término ya asentado en el castellano por lo que lo podemos escribir sin cursivas ni comillas, se abrió un espacio de libertad de expresión. Que ha sido más difícil de mantener de lo que parece. Este Cuaderno de ruta tiene más de 150 entradas ocultas, que retiré porque me exponían a comentarios airados o insultantes, a mensajes de correo en el mismo tono, o incluso comprometían mi desarrollo profesional si algo de ellos contrariaba la opinión del politicastro de turno que llegaba a un puesto directivo de la organización para la que trabajo. Hace unos siete años que no hablo de todo lo que quisiera en estas páginas. En las que nunca he planteado posiciones extremas ni dogmáticas. Más bien, por mi formación científica de base, mi opinión siempre pase del escepticismo. De poner en duda cualquier teoría, y someterla a tortura a ver si aguanta.

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Mi Cuaderno de ruta nunca ha tenido una gran difusión, pero en un momento dado 300 personas al día entraban a leer mis cosas. Con el tiempo, cuantos más «seguidores» oficiales me dice WordPress que tengo, menos visitas llegan. Y hoy oscilan entre los 50 y 100 al día. 600 seguidores oficiales en WordPress, más los que tengo en Twitter y Facebook, más las búsquedas en Google y otros,… y cada vez menos visitas. La atención de la gente se ha desviado hacia las redes sociales. Facebook, Instagram, Twitter, Tumblr,… donde hay mucha gente que hace declaraciones altisonantes sobre ser libre. Redes donde eres en realidad muy poco libre. Porque las manejan plutócratas cuyas intenciones e ideología desconocemos realmente aunque podamos sospechar, que nos ofrecen un medio de comunicación entre pares, pero que controlan fuertemente. Sabemos que les interesan los ingresos por publicidad, pero no sabemos qué más. Las posiciones de Mark Zuckerberg y sus colaboradores con respecto a la libertad sexual parece más propia de un integrista religioso que de otra cosa. Con una sorprendente tolerancia hacia quienes buscan destruir los valores democráticos, que campan a sus anchas. La sensación de que estamos mucho más cerca del universo de 1984 se acrecienta poco a poco. Cuando se habla de distopías orwellianas, muchos piensan en dictaduras sin más. Esto es simplista y pueril. La distopía orwelliana es aquella que controla por completo el lenguaje y los símbolos de la sociedad. Y ahí estamos. Y muchos gobiernos, que deberían defender el sistema de libertades, encantados. Y haciéndose fotos con los jerarcas chinos y felicitándose de las inversiones en China; o de las inversiones de los chinos en sus países. Pensemos unos momentos en el sistema «de libertades» chino, basado exclusivamente en la «libertad de consumir» cada vez más.

Seguiré con este Cuaderno de ruta. Porque nunca lo empecé con el objetivo de que me lean. Lo hice para dedicar casi todos los días un rato a desconectar del trajín cotidiano. Y para obligarme a hacer fotos. Mi proyecto particular 365/365 (algo menos), lleva 13 años en marcha. Y me preguntan por qué no he empezado nunca un 365/365… ¿Están tontos o qué?

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[Cine] Centenaria Ingrid

Cine

Justo hace hoy 100 años que nació Ingrid Bergman. Justo hace hoy 33 años que nos dejó. Suponiendo que las inmortales del cine nos dejen alguna vez…

Que yo creo que no.

Para qué recordar la lista de sus maravillosas películas. Para qué hablar de su idas y venidas amorosas… ¿Sabíais que Robert Capa y ella tuvieron un «affair» en el que remotamente se inspiró Hitchcock para su pareja protagonista en Rear Window (La ventana indiscreta)? No para la historia,… esa tiene otro origen… Tenemos las películas. Tenemos sus fotos… La recordamos…

Para qué más…

Ingrid nació en Estocolmo, así que nos trasladamos a la capital sueca para recordar su nacimiento.

Ingrid nació en Estocolmo, así que nos trasladamos a la capital sueca para recordar su nacimiento.

10º Aniversario del Cuaderno de ruta

Páginas personales

El 8 de febrero de 2005 salió al mundo este Cuaderno de ruta con una breve entrada que se titulaba Hola,… de nuevo. Incluía un recorte en blanco y negro, de pequeño tamaño de la fotografía que os pongo a continuación, tomada un par de días antes con mi veterana Canon Ixus 400.

Carnavales infantiles de Zaragoza, 2005.

Carnavales infantiles de Zaragoza, 2005.

El «hola,… de nuevo» tenía su sentido porque ya en los años precedentes había intentado publicar un blog en la entonces novedosa plataforma Blogger. Puede que cuando me suscribí a la misma, esta no estuviera adquirida todavía por Google. Pero no le había encontrado todavía el tranquillo. No sabía como explotar a mi favor esa relativamente nueva forma de publicar contenido en la red. Digo relativamente porque en aquel entonces los blogs no estaban todavía de moda, pero la plataforma lleva en funcionamiento desde 1998, lo que es una eternidad en el mundo de lo digital.

Pero en ese febrero de 2005 ya me lancé al ataque con tres ideas: la audiencia a conseguir no me importaba gran cosa (esto es relativo, siempre te gusta que te lea alguien), me iba a servir para durante 30 – 45 minutos al día cortar con el estrés del día a día (me iba a obligar a ser fiel) y en todas mis entradas habría al menos una fotografía realizada por mí. Esto último ha sido una de las cosas que más agradezco de haberme metido en este berenjenal. Aunque aficionado a la fotografía desde 1989, año en que compré mi primera cámara réflex, desde ese momento empecé a hacer muchas más fotos y mi calidad como aficionado a la fotografía mejoró. Y además me motivó a introducirme en otras facetas de la afición, como la asistencia a exposiciones regularmente y comprar libros para formar una biblioteca dedicada a la fotografía.

El 8 de febrero de 2008, tras un periodo de pruebas en el que dupliqué las entradas en las dos plataformas, di el salto a WordPress. Esta plataforma, a la que soy fiel desde entonces, es mucho más versatil. Dio lugar a la versión 2.0, mientras que las entradas de la 1.0 quedaban en Blogger. Para entonces también había adquirido hacía unos meses mi dominio personalizado, carloscarreter.com, bajo el que sale el Cuaderno de ruta desde el año 2007. La fotografía de aquella entrada no era reciente, estaba hecha casi dos antes, pero a esas alturas eso era un detalle poco importante. Fotos hacía, y empezaba a generar un archivo importante.

Dehesa de Valonsadero, Soria, mayo de 2006.

Dehesa de Valonsadero, Soria, mayo de 2006.

Con el tiempo fui haciendo cambios en la concepción del blog. Ahora está desdoblado, y los artículos sobre fotografía aparecen en carloscarreter.es, mientras que en el Cuaderno de ruta sólo aparece el enlace correspondiente y una invitación a visitar el artículo original. Por supuesto, fotografías mías aparecen siempre. Pero no una como en los primeros tiempos, sino varias y a una resolución maja. También ha ido cambiando el aspecto del blog, para que sea más fácil y claro leerlo, contemplar el material gráfico, para centrarlo en los contenidos y no en otros aspectos. En un momento dado, añadí los contenidos que había en Blogger y ahora todas las entradas están bajo el epígrafe de Cuaderno de ruta V.3, ya que aproveché para darle un cambio de aspecto importante. Las entradas antiguas a lo peor no se ajustan bien al nuevo formato, pero creo que las actuales van muy bien.

Y cuántas entradas ha habido en estos 3652 días, 3653 si contamos el día de hoy,… pues con esta que ahora estoy redactando da la casualidad que da un número redondo de 3600 entradas. De las cuales 232 son privadas y no están disponibles al público, por motivo que no vienen a cuento. Esto quiere decir que sale un promedio de… casi una al día. Con días de ninguna y días de más de una… claro. El ritmo varía según circunstancias. Además hay 5 páginas accesibles fuera del diario. De otras estadísticas no voy a hablar. Podría hablar de los cientos de miles de visitas y esas cosas, pero eso sólo sirve para despistar. Este es un blog modesto que visitan entre 100 y 150 personas cada día, con bajones los fines de semana y en épocas festivas. Luego me consta que hay un numero mayor de personas que habitualmente al menos leen el titular de la entrada de turno, pero que supongo que no se sienten interesados por la misma y no entran. Normal. Y tengo algunos fieles entre los amigos y familiares, y entre gentes que no conozco pero que me gustaría… aunque estén repartidos por medio mundo. Por lo menos, por todo el mundo de habla hispana. Muchas gracias a todos.

Y ahora ¿en que estoy? ¿Alguna novedad en el blog para un futuro previsible? Pues no. En concreto, hoy 8 de febrero de 2015 estos con gripe. Con influenza que dicen al otro lado del Atlántico. Nada grave, pero molesto. Y en lo positivo. Ahora me interesan más el origen de los contenidos que aparecen en el mismo. Qué voy a leer, qué película voy a ver dentro de un rato si me encuentro con ganas, dónde voy a viajar este año, qué voy a aprender en fotografía saliéndome de la comodidad de los caminos trillados… eso me preocupa más que la forma del blog. Que si encuentro o se me ocurre alguna forma de mejorarlo lo haré. Pero ya me vale de momento como está.

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En esta primera semana de febrero de 2015, en el aniversario del Cuaderno de ruta, estamos en los días más fríos del año. Apetece poco pasear por la ciudad.

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Las temperaturas bajan por la noche por debajo del 0 ºC, y las fuentes se hielan en los parques. Pero la sensación térmica es mucho peor por el fuerte viento.

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Una de las peores cosas de la gripe es el aburrimiento… y por salir del mismo haces cualquier cosa, fotografías cualquier cosa en casa,… ¿alguien adivina qué diablos es esto? ¿Una estrella gigante azul? ¿Un misterioso cultivo de virus y bacterias? O…

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Menos mal que estoy en periodo de pruebas, como ya os conté, de un flash Olympus, aquí utilizado como esclavo con una cámara que no es de esa marca.

Y en estos días en los que no sales de casa, puedes aprovechar para echar la vista atrás, y aquí estoy reescaneando a mayor calidad mis viajes del verano de 1989... como este interior de la catedral de St. Paul en Londres.

Y en estos días en los que no sales de casa, puedes aprovechar para echar la vista atrás, y aquí estoy reescaneando a mayor calidad mis viajes del verano de 1989… como este interior de la catedral de St. Paul en Londres.