[Libro de fotografia] Yōko – Masahisa Fukase

Fotografía

Las series de fotografías que ilustran esta entradas de este Cuaderno de ruta pueden verse, desprovistas de texto, en fotos en serie. Yōko Wanibe, la que fue esposa del fotógrafo japonés Masahisa Fukase, era originaria de Kanazawa, y allí nos vamos fotográficamente.

No es infrecuente que un fotógrafo haga de su esposa el motivo principal de su trabajo fotográfico. De forma esporádica, en alguno de sus proyectos o de forma sistemática. Hay varios nombres que se me vienen a la memoria. Elliot Erwitt fotografió a su esposa en escenas familiares en alguna ocasión, sola o con su bebé, June Newton, conocida también con su nombre de fotógrafa Alice Springs, la esposa de Helmut Newton, también aparecía con cierta frecuencia en la obra de este. Alfred Stieglitz fotografió con frecuencia a su esposa, la pintora Georgia O’Keeffe. Emmet Gowin es bien conocido por los retratos íntimos de su esposa Edith. Siempre me ha gustado mucho la obra de Harry Callahan, que fotografió repetidamente a su esposa Elleanor como principal sujeto de interés durante quince años.

Si nos centramos en Japón, pues al fin y al cabo el fotógrafo cuya obra nos interesa hoy es japonés, es bien conocido el Sentimental Journey de Nobuyoshi Araki, una inmensa declaración de amor a su esposa, Yōko. Obviamente, este nombre de mujer fue muy popular en una determinada época en el País del Sol Naciente. Cuando esta enfermó y falleció, volvió a ser el sujeto de la cámara de Araki, que publicó su Winter Journey en la que añade el duelo a esa declaración de amor hacia su esposa. No son pocos, por lo tanto, los fotógrafos que han dirigido su cámara hacia la persona más cercana. También encontraríamos la inversa, fotógrafas que dirigen su visión hacia su pareja. Sea hombre como hace Pixy Liao, en un trabajo subversivo sobre los roles tradicionales de la pareja, o sea mujer, como las fotografías más íntimas y familiares de Annie Leibovitz en la que aparece con frecuencia Susan Sontag. Quizá sea más frecuente en las fotógrafas que dirijan su cámara hacia otros miembros de la familia, especialmente los hijos, como hacía Sally Mann.

Masahisa Fukase es un fotógrafo que nunca me ha dejado indiferente. Por supuesto, la obra de Fukase que primero conocí fue Karasu 烏 (Cuervos), una serie que muchos consideran una de las obras maestras de la historia de la fotografía, y que fue provocada por la separación de su esposa, cuando tras trece años conviviendo, la pareja se separó y se divorció. Una monumental manifestación de duelo de carácter expresionista, muy poderosa. Sin embargo, el único libro que tenía del autor japonés hasta el momento es Kazoku 家族 (Familia), una serie de retratos familiares realizados a lo largo de los años, y que a mí me parece otra genialidad absoluta. En estos retratos aparece también Yōko, siempre de una forma que denota que es el miembro «apegado» o «extraño» de esa familia. Uno de mis libros favoritos en mi biblioteca de libros fotográficos.

Cuando hace unos meses me enteré de la edición del libro que nos ocupa hoy, dedicado integralmente a Yōko, y tras haber visto algunas muestras de lo que iba a ser su contenido, decidí que tenía que ser mío. No ha sido tan fácil como parece. Publicado en Japón, me ha costado encontrar una librería dentro de la Unión Europea, evitando demenciales costos de transporte y el riesgo del sablazo en la aduana, que lo tuvieran disponible y con un precio razonable y no desmesuradamente inflado. Y ya puedo decir que también ha pasado a formar parte de mis libros de fotografía favoritos en mi biblioteca. Con fotografías procedentes de diversas series del fotógrafo, como las ya mencionadas Karasu y Kazoku, hay otras muchas que nos hablan de su vida cotidiana, y especialmente de la personalidad vital y compleja de esa mujer que probablemente fue el centro de la vida del autor desde el principio de los años 60 del siglo XX y hasta mediados de los años 70, y más allá si contamos el largo período de duelo que sufrió el fotógrafo. Un libro, que en estos momentos, me parece imprescindible.

[Recomendaciones fotográficas] Exposiciones en Berlín y libros en San Jorge

Fotografía

Las series de fotografías que ilustran esta entradas de este Cuaderno de ruta pueden verse, desprovistas de texto, en fotos en serie. Fotografías realizadas en las salas de exposiciones de Berlín mencionadas en el texto de la entrada.

Llevo un montón de domingos sin recomendaciones fotográficas, por una diversidad de motivos con los que no os voy a aburrir. Pero hoy voy a dedicar esta entrada de recomendaciones a las que me inspiran las exposiciones de fotografía que visité en Berlín durante la escapada de Semana Santa, y a un par de libros comprados en los puestos del paseo de la Independencia de Zaragoza durante la festividad de San Jorge, este miércoles pasado.

De los días que estuvimos por Alemania, con base en Berlín, el jueves por la mañana nos fuimos cada uno a nuestro aire por la capital alemana. Y yo dediqué la mañana al mundo de la fotografía. Una visita a un par de centros dedicados a las exposiciones fotográficas y audiovisuales, y otra a una tienda de la que soy cliente en línea pero que nunca había visitado en persona de presencia física.

He visitado en varias ocasiones Fotografiska, uno de mis museos dedicados a la fotografía favoritos, en Estocolmo. Abierto en 2010, si no recuerdo mal lo he visitado en tres ocasiones, en 2011, en 2016 y en 2023. Me encanta. Pero en este periodo de tiempo se ha extendido por el mundo, abriendo sucursales en Tallín, Nueva York, Berlín, Shanghái y Oslo. Bueno… creo que esta última está en proyecto. La sucursal de Berlín abrió en 2023, por lo tanto no había tenido ocasión de visitarla todavía, y aproveché el viaje. Había cuatro exposiciones.

  • Una retrospectiva dedicada a Frank Ockenfels 3, fotógrafo que destaca por sus retratos sumamente originales, muchas veces con técnicas mixtas, especialmente entre el famoseo de la música y de la interpretación. Me gustó mucho. Mucha fotografía con procesos fotoquímicos, con interesantes usos de la fotografía instantánea. Muy recomendable.
  • Una exposición de uno de los últimos trabajos de Rinko Kawauchi, fotógrafa japonesa que no me resulta extraña, tengo algún libro suyo, que combina fotografías realizadas en el entorno de su hogar, una casa en el campo en la que se refugió para criar a su hija, con las realizadas en Islandia, muchas veces combinadas en dípticos, muy significativos. También me gustó mucho.
  • Más fría me dejó la exposición dedicada a Viviane Sassen. Pero la neerlandesa nunca ha sido muy santo de mi devoción. Cosas que pasan.
  • Y la cuota local, dedicada al fotógrafo Jakob Tillmann, basado en Berlín, una serie de retratos que ponen de manifiesto los usos contemporáneos y muy diversos de la joyería, la bisutería y otros adornos y complementos personales. Curiosa. Técnicamente muy correcta. Forma parte de un programa interno de promoción de la fotografía y de fotógrafos, Emerging Berlin.

Situada en Berlin-Mitte, un desvío asequible desde algunos de las principales atracciones turísticas de la ciudad, Fotografiska Berlin debería ser visita obligada para los amantes de la fotografía.

Un lugar que ya conocía de viajes previos es C|O Berlin, un espacio de exposiciones fotográficas y audiovisuales que visité por primera vez después de su traslado en 2014 a la Amerika Haus, frente a la estación Berlin Zoologischer Garten. Al igual que la anterior, su prioridad es la fotografía y el audiovisual contemporáneos. Y lo que allí pude visitar fue:

  • Los audiovisuales realizados con el teléfono móvil, en formato vertical para acentuar ese origen, por el fotógrafo y cineasta Sam Youkilis. La exposición es curiosa. Pero el vídeo que te recibe a la entrada me chirrió mucho, porque pone de manifiesto, así de entrada, las limitaciones del teléfono móvil como cámara fotográfica o de vídeo. Altas luces bloqueadas, empastadas, en un atardecer o amanecer de colores anormalmente saturados, especialmente los rojos y naranjas. El contenido en el interior de la exposición era técnicamente mejor, especialmente por no haber escenas con grandes contrastes. Pero no pasó de eso, de ser una simpática curiosidad. Y creo que pretendían algo más con la exposición. Sin complicarse la vida, lo mismo se podría haber conseguido con mi pequeña y compacta Sony ZV-1, pero con mejor calidad intrínseca de la imagen.
  • La exposición individual de la italotogolesa Silvia Rosi, con imágenes muy coloridas en torno a una variante africana del juego del parchís, y en las que cuestiona las consecuencias de la colonización en las comunidades africanas.
  • Finalmente, A world in common, una amplia exposición colectiva de fotógrafos africanos contemporáneos, auténtico plato fuerte del lugar en estos momentos, con estilos y objetivos muy diversos. Y poco conocidos, porque son fotógrafos que difícilmente se abren paso en los medios occidentales. Como para pegarse un buen rato. Aunque no dispuse de tanto tiempo.

En otro orden de cosas, este miércoles pasado fue la festividad de San Jorge, fiesta autonómica en Aragón, y que coincide con ser el día mundial del libro, por efemérides relacionadas con las vidas (o muertes) de Cervantes y Shakespeare. Y que se suele celebrar con la instalación de puestos de venta y promoción de librerías y editoriales locales en el céntrico paseo de la Independencia de Zaragoza. No me paré mucho en los puestos, porque había muchísima gente, y me resultaba muy agobiante. Pero visité el puesto de Editorial Otro Matiz, de la compañera y socia de ASAFONA Asociación Aragonesa de Fotógrafos de Naturaleza Lydia Grávalos. Es una pequeña editorial de nicho, dedicada a los libros de naturaleza y fotografía de naturaleza. Allí compré el libro Asia – Naturaleza y ser humano de Arturo de Frías. Que creo que no es un productor editorial de Otro Matiz, pero que se imprime en Grávalos Gráficas. El caso es que me dio para mantener una breve, pero interesante, conversación con el autor, allí presente, que me firmó y dedicó el libro. Inspirador.

Cuando ya me iba de la zona, había quedado a comer a las dos de la tarde, pasé por la plaza de Aragón, donde había algunos puestos sueltos. Uno de ellos de una librería de lance donde encontré un antiguo catálogo de una exposición fotográfica organizada por la Diputación Provincial de Zaragoza en torno a las fotografías que el francés Jean Dieuzaide realizó en sus viajes por Aragón en los años 50 y 60 del siglo XX. Y me pareció muy interesante. Y no muy caro. Así que me lo compré. Quizá no sean mis fotografías preferidas de Dieuzaide, que hizo cosas muy interesante, pero está bien.

[Libros de fotografía] Des oiseaux

Fotografía

Ya comentaba hace dos días mi viaje en el día a Madrid. No voy a repetir las circunstancias del viaje. Pero sí hablaré de la última hora de estancia en la capital española. Llegábamos con mucho tiempo de sobra a la estación de Madrid-Puerta de Atocha. Teníamos que coger dos trenes, el mío a Zaragoza a las 18:55, el de mi amiga a Sevilla a las 19:00, si no recuerdo mal. Así que sugerí que parásemos un momento en la Librería La Fábrica, muy cerca de la estación de alta velocidad ferroviaria. Esto es muy peligroso. Tradicionalmente dedicada a la fotografía, hoy en día es más diversa. Por la ida y venida de sedes y locales de la librería, esta empresa que también edita sus propios libros, y organiza festivales y otras actividades culturales, siendo el más destacado el festival anual PHotoEspaña, ha debido tener algunos baches. Porque intentó consolidarse en unos locales más amplios y con más servicios, y acabó volviendo a donde estaba, y diversificando su oferta de libros, tradicionalmente centrada casi exclusivamente en la fotografía.

El caso es que cuando tengo ocasión me pasó por la librería. Y como decía, es una actividad peligrosa, porque es muy apetecible todo lo que allí se vende. No obstante, en los últimos tiempos no siempre compro. Sólo si hay he previsto previamente la compra, o si hay algo que me salta mucho a la vista, y me despierta unos apetitos de consumo inmediato. He observado en las últimas visitas que hay una estantería prácticamente dedicado a la fotografía japonesa, con algún infiltrado de algún otro país asiático. Pero en uno de los estantes superiores de la estantería encontré una curiosa colección de libros. Todos llevaban el mismo título, y tenían el mismo formato, Des oiseaux. Sobre los pájaros, en francés. Pero cada uno contenía fotografías de distintos fotógrafos, de distintas nacionalidades. Y a pesar de las similitudes en el formato, solo pequeñas diferencias entre unos y otros, son de distintas editoriales. Supongo que la obra de cada fotógrafo la publica su editorial habitual. Acabe comprando dos.

Uno de ellos el primero que vi y me llamó la atención, de la fotógrafa japonesa Rinko Kawauchi 川内 倫子, de la que ya conocía un proyecto de hace un tiempo sobre un tema similar, murmuration, o sea, las bandadas de estorninos, que tan peculiares formas configuran en el cielo al atardecer, cuando regresan de los campos donde comen a las arboledas donde duermen. Kawauchi dedica su Des oiseaux a las golondrinas japonesas. De las que por cierto tengo algunas fotos tomadas el año pasado y que me sirven para ilustrar la entrada. La obra de Kawauchi está llena siempre de simbolismo y, por lo tanto, tendré que dedicar un tiempo a leer los textos que acompañan el libro, así como a conocer qué representan las golondrinas en la cultura japonesa. Pero vamos… muy bien. El libro está publicado por Atelier EXB.

El otro que me llamó la atención… Bueno, en realidad hubo varios que me llamaron la atención. Estoy pensando en ir adquiriendo poco a poco toda la colección. O, al menos, algunos volúmenes más de fotógrafos destacados como Graciela Iturbide, Paolo Roversi, Michael Kenna o Albarrán Cabrera, por mencionar algunos. A lo que iba, el otro que compré fue el Bernard Plossu, publicado por Éditions Xavier Barral. Vaya… Las iniciales son EXB… pues va a ser que son de la misma editorial… Ya me he líado con esta colección. No me hagáis pues mucho caso, sobre los cometarios de las editoriales, digo. Plossu es uno de mis fotógrafos preferidos desde hace 30 años… o más. Sus fotografías son aparentemente sencillas. Realizadas con una Nikkormat y un 50 mm, muestran paisajes y entornos diversos, reflejos de su actividad de sempiterno viajero. No pocos de sus trabajos y series están realizadas en la Península Ibérica, tanto en España como en Portugal. Tengo varios de sus libros. Residente de las costas provenzales, es especialmente amante de los países mediterráneos, tanto en el sur de Europa como en el norte de África. Y los pájaros que nos regala en es volumen, como habitualmente en blanco y negro, proceden de estas tierras ribereñas del Mediterráneo.

[Libro de fotografía] The end sends advance warning – Todd Hido

Fotografía

Hoy voy en plan breve comentando un libro de fotografía que me llegó recientemente, tras comprarlo a través de la red de redes. Se trata de un libro de Todd Hido, uno de los fotógrafos contemporáneos que poco a poco han ido encontrando un hueco importante en mi corazón de aficionado a la fotografía, hasta convertirse en uno de mis favoritos. Así que os cuento de qué va este último libro que ha sacado a la venta, y que tanto me está gustando. Las fotografías acompañantes proceden de un comentario que he hecho en Substack a propósito de esas cámaras compactas digitales que se vende como churros hasta tal punto que es prácticamente imposible comprar una.

A Todd Hido empecé a seguirlo en Tumblr hace muchos años. Me gustaban sus paisajes. Especialmente los nocturnos. Pero mi impresión de su obra cambió cuando me hice con uno de los libros de Aperture de la serie The Protographer Workshop. Una serie de la que tengo varios ejemplares, en las que destacados fotógrafos nos muestran sus fotografías, y nos hablan de porqué y cómo las hacen. Muy interesantes, se aprende mucho, realmente. Inspiran. Uno de los que más hojeo de esa serie es precisamente el de Hido. Por eso, cuando me enteré de la publicación del que nos ocupa hoy, me puse alerta para cuando estuviese disponible.

El libro tiene un formato grande. Páginas de 42 x 30 cm en las que la fotografía muchas veces ocupa casi toda la superficie de la página. En su mayor parte, paisajes nocturnos o crepusculares. Muchas veces invernales. En ocasiones, como en otras series suyas, mezclando la luz natural y la artificial. Y con frecuencia, también, elementos que delatan la presencia humana en esos paisajes, aunque sin la figura humana. Las fotografías están tomadas en las zonas agrestes de las islas Hawai, en las tierras a orillas del estrecho de Bering, y en otras tierras al norte del círculo polar ártico. Y como tantas veces están tomadas desde la ventanilla del coche. Es muy parco en palabras. No hay textos, ni del propio autor, ni de invitados, o de un colaborador que nos guíe en la comprensión de las imágenes. Solamente, de vez en cuando, adheridas a las páginas del libro, pequeñas fotos en papel fino, o desplegables, o un cuadernillo con fotografías en las que aparecen retratos de personas, y objetos, que parecen haber salido de un álbum de fotografías familiar.

El libro está bellamente impreso en papel de muy alta cualidad. No sólo es un placer contemplar las imágenes, sino también la sensación táctil de pasar las hojas para que vayan apareciendo ante nuestros ojos. No es un libro para hojear en un sillón. Es para sentarse cómodamente en una mesa despejada, y detenerse contemplativamente en cada fotografía. En cualquier caso, uno de los mejores libros de fotografía que tengo. No es barato, cuesta sus buenos 85 euros.

[Libros de fotografía] Joel Meyerowitz, Akiko Kimura y Exit 93

Fotografía

Solía, hace unos años, comprar algún libro de fotografía, o de otras cosas, cuando visitaba Madrid. Aunque en Zaragoza hay alguna buena librería, no se da la abundancia de oferta que se da en Madrid o Barcelona, y menos aún la existencia de librerías especializadas. Y aun así, en esas grandes ciudades,… que mucho echamos de menos la desaparición de Kowasa en Barcelona. El caso es que después de unos años en los que no he hecho tal cosa, este lunes pasado en Madrid me pasé por La Fábrica. Una editorial, gestora de proyectos culturales y librería que ha hecho un viaje de ida y vuelta. Durante unos años aspiró a más, con una tienda más amplia y más variada, incluso con cafetería adjunta, pero ha vuelto a su local original. Supongo que las cuentas no les salieron. España es así. La cosa es que me traje un par de libros de fotografía. Y cuando volví a casa el martes después de la escapada a Tarragona, me encontré con que tenía a mi disposición en Librería Cálamo el número 93 de la revista Exit. Así pues… allá vamos.

Hablando de escultura y fotografía, como en la revista Exit, hace unos días, en el Museo Pablo Gargallo, en un paseo fotográfico con los miembros más «analógicos» de AFZ Asociación de fotógrafos de Zaragoza.

El primero de los libros que elegí es un poco anecdótico si os he de ser sinceros. Como hago fotografías. 20 consejos de Joel Meyerowitz es uno de estos libros que intenta dar recetas al lector sobre como hacer mejores fotografías. Y son libros a los que no soy especialmente aficionado, porque creo que las cosas no se aprenden a base de recetas. Las cosas se aprenden cuando las interiorizas y aprendes a pensar en el ámbito de la disciplina en la que te quieres desenvolver. Pensar por ti mismo; no aplicar soluciones más o menos milagrosas. Pero es Joel Meyerowitz, uno de mis fotógrafos favoritos. Y las fotografías de demostración son del propio fotógrafo, que es otro nivel. Y después de todo, cuando lo vas hojeando y leyendo… pues no son recetas. En la misma onda que yo decía, son consejos para empezar a pensar y ver fotográficamente. Quizá no el mejor libro de o sobre Meyerowitz, pero un librito simpático que iré hojeando y leyendo poco a poco.

En la librería La Fábrica me encontré con una estantería dedicada casi por completo a los fotógrafos japoneses. Que realmente hay muchos y muy buenos. Allí, hojeé rápidamente varios de ellos, y me interesaron varios. Pero al final me traje uno de Akiko Kimura 木村朗子 sin más título que i. Creo que se trata del pronombre de primera persona singular inglés, aunque las normas ortográficas del idioma de Shakespeare indica que dicho pronombre, I, se escribe con mayúscula. Claro que en la contraportada del libro nos cuentan que ese pronombre inglés, I, es homófono con 愛 [ai], que en japonés significa amor. Pero me tengo que ir a su página web para descubrir un texto en el que nos cuenta que el título viene de 藍色 [aiiro], el color índigo, que también en inglés/castellano empieza por i.

Y eso tiene sentido, porque el motivo por el que me atrajo fue por su contenido y estilo. Fotografías en color, en muchas de ellas con los azules (¿índigo?) predominantes, paisajes de entornos diversos, muy minimalistas en la mayor parte de las ocasiones, en formato vertical, realizadas sobre película fotográfica tradicional en formato 35 mm, y que me parecieron muy inspiradores. Porque, salvando las distancias, paisajes, naturales o urbanos, en color y en formato vertical en la mayor parte de las ocasiones, intentando simplificar los más que puedo, o sé, su contenido es lo que más vengo haciendo recientemente. No sé. Conecté con las fotografías de Kimura. Y oye… que si nada lo impide, una pandemia por ejemplo, el 14 de mayo volvemos a Asia… a Japón. Aunque todavía no sé a qué parte de Japón.

Finalmente, el número 93 de la revista Exit. De esos 93 número tengo bastantes, una de las mejores revistas de fotografía que conozco y está en castellano. Bueno, es bilingüe, castellano e inglés. Y este último número, que tampoco me ha dado tiempo a revisar con calma en su integridad, está dedicado a la escultura. Escultura y fotografía son dos disciplinas que se llevan bien. La fotografía es un medio para hacer llegar a más personas la obra escultórica. Pero también porque la escultura es un sujeto fotográfico de máximo interés, por sus formas, por sus texturas, por la forma en que recibe la luz y la devuelve, por los significados que las esculturas pueden alcanzar a través de la fotografía. Como de costumbre, el punto de vista de los editores es amplio. Y no sólo hablamos de la escultura como arte formal. Hablamos de escultura como el estudio de las formas, volúmenes en el espacio tridimensional, sea una escultura clásica, sean las formas geométricas que en las ciudades encontramos en fachadas, postes, contenedores, sean los peinados de las mujeres, sean los objetos que pueblan nuestros hogares o las calles. Los números de la revista Exit exigen una ingestión y una digestión pausadas y prolongadas, para apreciar en su justa medida todo su contenido. Por ello, su periodicidad trimestral… es apropiada.

[Libros de fotografía] Bernard Plossu y Miguel Trillo a buen precio

Fotografía

Hoy tenía intención comentar una serie de recomendaciones fotográficas que había ido reuniendo en los últimos tiempos. Pero ando con menos tiempo disponible del que pensaba. Así que voy a comentar unos libritos que compré ayer. Ayer fue un día atareado… en parte. La tarde-noche fue un éxito, porque en una de estas típicas cenas de Navidad que organizan los grupos de amigos, con uno de estos grupos conseguimos estar TODOS. Cosa que no conseguíamos desde hace muchos muchos años. Muy muy agradable, con un estupendo ambiente, donde lo único que desentonó, aunque a la larga no importó, es que el restaurante en el que estuvimos, agradable en nuestra experiencia, ayer estaba en modo «navidad» y tuvo un nivel de servicio apreciablemente inferior. Bueno… mi salmón estaba muy rico. Y los entrantes y la degustación de tartas del final también. Y por la mañana estuve haciendo recados. Y estos me llevaron al Salón del Cómic de Zaragoza que se celebra este fin de semana,… un momentito que…

… esto es… hice un fotografía instantánea a una «cosplayer» que se prestó a posar,… bueno, fui allí, compré algunas cosas, entre ellas un libro que me hizo mucha ilusión y que espero comentar dentro de unos días, si consigo centrarme en su lectura. Y luego fui a la escuela de fotografía Spectrum, donde había una liquidación de libros y antiguos catálogos de la antigua galería del mismo nombre, y un puesto con libros de fotografía con descuento de la Librería Antígona. Y cogí un par de cositas que os comentaré ahora. Las fotografías que acompañan también son de ayer. Rescaté un veterano Ricoh XR Rikenon 135 mm f2.8 que compré de segunda mano hace más 30 años en un taller de reparaciones fotográficas de Zaragoza hace tiempo desaparecido y que luego nunca usé mucho… porque esa focal nunca me ha resultado cómoda. Tiene una bayoneta K, compatible con la de Pentax, lo compré para mi Pentax P30N, hace mucho tiempo vendida para financiar la Pentax MX, y lo enganché con un adaptador a la Canon EOS RP. Y estoy alucinado con los resultado. Aunque es complicado atinar el enfoque.

La primera de ellas fue el catálogo de una exposición de Bernard Plossu que se celebró hace ya más de 15 años en Zaragoza. Plossu es un fotógrafo que me resulta especialmente querido. Cuando hace unos 30 años, después de comprarme mi primera cámara réflex en 1989 y hacer mis pinitos durante unos años, empecé a interesarme por la fotografía como una de las bellas artes, a comprar revistas y algún libro, y a visitar exposiciones. Y en una de estas me encontré a Plossu, fotógrafo viajero por excelencia, y me encantó y me llegó. Entonces entendí plenamente lo que significa que te guste la fotografía. Y desde entonces, el fotógrafo que fotografía fiel a su Nikkormat y a su 50 mm es uno de mis referente. Este sencillo catálogo, Los jardines del polvo, que se vendía por 2 euros, son fotografías de paisajes áridos, desérticos o casi desérticos, en blanco y negro, y en el que contrastan los realizados en el Oeste americano con su sucedáneo de las tierras áridas y desiertos de Almería. Sencillo, pero bien.

Y en el puesto de Antígona me encontré con un libro de Miguel Trillo, fotógrafo gaditano que se hizo un nombre fotografiando en los años 80 a los jóvenes de la movida madrileña, en su diversidad de tribus urbanas o, simplemente, en su colorida diversidad, reacción indudable a las décadas de dictadura gris, monótona. Cuando hace unos años se celebró una exposición de este fotógrafo en el Centro de Historias de Zaragoza, me gustó su estilo directo y franco. Retratos de las personas tal y cual son, si aderezos ni engaños, delante de una pared, puerta, o lo que sea que le sirva de fondo, con un flash directo, pero bien gestionado, y en los que se respeta a la persona fotografiada sin prejuicios, permitiendo que se vea y se sienta tal como es. Y ayer me encontré este Parejas y placeres, editado en 2008 por la galería H2O de Barcelona, en la que los sujetos no son individuos, sino parejas. Con un estilo similar al que he comentado, aunque con más diversidad de situaciones, hay no pocas realizadas más a la luz del día y con luz natural, son parejas de todo tipo y estilos haciendo lo suyo. Creo que es el tercer libro que tengo de Trillo, y bienvenido es a mi biblioteca.

[Libros de fotografía] Anna Atkins y Saul Leiter, comprados en Barcelona

Fotografía

Ya comenté que estuve el lunes pasado en Barcelona. Y una de las cosas que hice fue darme una vuelta por librerías. Es algo que hace años hacía mucho, pero que había descuidado en los últimos años. Y no muy lejos de Casanova Foto, donde recalé nada más llegar a la Ciudad Condal, esta la librería Laie, y un poquito más apartada, pero no mucho, la librería Central. Y como tenía bastante tiempo, me acerqué a ellas.

Las fotografías acompañantes son de ayer por la tarde, hacia la puesta del sol. Paisajes urbanos con la Fujifilm GFX 50R. Como ópticas, el Fujinon GF 50 mm f3.5 y el Canon EF 200 mm f2.8 II USM con adaptador Fringer.

La librería Laie esta en la calle Pau Claris, que es continuación directa de Vía Layetana. No sé si de ahí le vendrá el nombre. Pero tiene muchas sucursales en museos y centros culturales. En Zaragoza regenta la librería y tienda de regalos de Caixaforum. Allí compre un pequeño librito dedicado a Anna Atkins, titulado Anna Atkins, la fotógrafa invisible de Lydia Oliva. Anna Atkins fue una fotógrafa pionera del siglo XIX, británica, que según nos cuenta la autora del libro fue anterior a otras figuras del momento, más conocidas por ser hombres. Atkins es conocida especialmente por el uso de la cianotipia la conservación de imágenes de plantas, ojas y flores, con fines documentales. Pero con una alto nivel estético. La cianotipia, ahora muy usada con fines artísticos, se usó inicialmente con fines técnicos. Era una forma sencilla de reproducir planos. En azul con líneas blancas, a partir del original blanco con líneas negras. El libro es pequeñito. Está basado en una ponencia de la autora en un congreso de fotografía hace ya trece o catorce años. Se lee enseguida. Y sus principales ilustraciones son las cianotipias de Atkins.

La librería Central están en la calle Mallorca. A un cuarto de hora caminando de la anterior. Me familiaricé con ella cuando visitaba hace años la ya desaparecida librería Kowasa, especializada en fotografía, y de la que eran vecinos. Es más amplia y con más catálogo que Laie. Y tiene un cierto saborcillo a otros tiempos. A cambiado poco desde que la conozco. Allí compré uno de los últimos libros que se han publicado, hace un año ya no obstante, de Saul Leiter. Leiter, uno de mis favoritos, precursor de la fotografía en color, pasó desapercibido durante la mayor parte de su vida, pero ha sido reivindicado con fuerza en los últimos tiempos. Con un archivo fotográfico de más de 40 mil fotogramas, hay material para muchos libros. Los que se presentan en este libro, con un papel mate que no es el que yo hubiera elegido en un principio, pero que no le sienta nada mal, no tienen la brillantez compositiva de sus fotografías más conocidas y publicadas. Pero ayudan a familiarizarse con el proceso de toma fotográfica del autor. Aportan comprensión a como sería el trabajo en la calle de Leiter, y por ello tienen un valor añadido. Y es que además, también están muy bien. La fotografía en la calle bien entendida, y no como muchos street photographers actualmente la entienden, tan descuidada e intrusiva. Muy recomendable.

[Recomendaciones fotográficas] Dos obituarios, un libro y una exposición

Fotografía

Dos noticias tristes para los amantes de la fotografía considerada como una de las bellas artes nos han llegado con pocos días de separación. Y con ellas doy comienzo a mis recomendaciones fotográficas de este domingo.

Fue en Blind Magazine, en el boletín de novedades que recibo por correo electrónico, donde me enteré del fallecimiento de Larry Fink (1941 – 2023). Un fotógrafo que conozco desde hace muchos años, ya que sus primeras obras las vi poco después de comenzar mi afición hace ya 35 años. Se hizo famoso retratando la sociedad americana de una forma muy especial y original, a través de las fiestas, de sus celebraciones. Quizá se hicieran más conocidas sus fotografías en las que aparecen personajes famosos de la cultura, de la política, o del espectáculo. Pero también dirigió su cámara hacia la gente común. Pero también son muy interesantes otros trabajos. Me fascinan sus fotografías de mantis religiosas tomadas en blanco y negro, por ejemplo. O su retrato de algunas tribus urbanas. Y tengo mucho cariño al volumen sobre su fotografía que publico Aperture dentro de su imprescindible serie Photography Workshop. En Zaragoza, hubo hace unos años una exposición sobre su obra en el museo Pablo Gargallo. En fin… con más de ochenta años a sus espaldas es difícil de decir que sea una gran pérdida para la fotografía, pero creo que se merece el más sentido de los homenajes por parte de los amantes a la misma. Blind Magazine tiene una masterclass con Fink en formato video en Vimeo,… que no puedo insertar aquí, pero os dejo el enlace.

Algunas fotos más del viernes en Calatayud, realizadas con la pequeña Sony ZV-1, pero interpretadas en blanco y negro.

Y se nos fue Elliott Erwitt (1928 – 2023). Hace años que tenía la sensación de que Erwitt era inmortal. Que era como un duende, un ser sobrenatural, algo pillo, simpático, que viviría para siempre. Pero supongo que… bueno, la realidad es mucho mas material. Y pasajera. Cinco años le han faltado para ser centenario. Siempre se ha considerado como el fotógrafo del buen humor, capaz de sacar una sonrisa del rostro más sieso con su capacidad de ver y reflejar en sus negativos esos momentos de parádoja, de contraste humorístico. Pero es mucho más. Muchas de sus fotografías destilan crítica y compromiso social. Ternura. La fotografía de su mujer recostada en la cama con su beber de pocos meses es una de mis favoritas. Y qué decir de las que hizo en el rodaje de The Misfits en Reno, con otros fotógrafos de Magnum. Humanismo a raudales en forma de imágenes fotográficas. Como persona, no era perfecto, ni mucho menos. La propia mujer que miraba con arrobo al bebé se quejó muchas veces de su difícil conyugal. Como ser humano, el más humano de todos. Que la tierra le sea leve. La noticia de su fallecimiento ha aparecido en muchos medios, pero también destacaré la noticia de Blind Magazine, porque fue la primera que enlacé también, gracias al boletín de noticias especial que lanzaron.

Desde hace años voy siguiendo de vez en cuando la trayectoria de la rusa Evgenia Arbugaeva. Creo que desde que ganó el premio Oskar Barnack en 2013, entonces una fotógrafa joven que no había cumplido todavía los 30 años. Nacida en el Ártico siberiano, si veis un retrato suyo comprobaréis que tiene rasgos asiáticos, por lo que asumo su descendencia de las poblaciones originales de Siberia, o incluso de esas latitudes. Y a esa tierra lejana, dura, fría, pero hermosa, ha dedicado quince años de su trabajo, que ahora nos resume en el libro Hyperborea, con sus cuatro partes, el hombre del tiempo, Kanin Nos, Dikson y Chukotka. Trabajos en los que convive durante un tiempo con los protagonistas humanos de un paiaje que como he dicho es tan hostil a la vida humana como bella. Y sin embargo, allí vive gente. Siempre me han gustado sus trabajos, y tenía ganas de tener un libro de esta fotógrafa, que actualmente reside en Londres.

Terminaré con una exposición que se puede ver ahora en Zaragoza hasta el 7 de enero próximo en el Centro de Historias. Son las fotografías de Edward Quinn, fotógrafo irlandés ya fallecido hace 25 años, que vivió y trabajó en la Riviera francesa. Gracias a su amistad con Picasso, en cuyo círculo íntimo y familiar penetró, pudo acercarse también a la alta sociedad que vivía o visitaba la Costa Azul y sus centros vacacionales más glamurosos entre los años 50 y 70 del siglo XX. Fotografías amables, que resaltan el chic de lo francés y la sofisticación de esa alta sociedad vinculada al mundo de las finanzas, de la cultura y del espectáculo. Creo que es una exposición que merece mucho la pena. Es curioso que la vi coincidiendo con alguno de los últimos episodios emitidos de la serie The Crown en Netflix, especialmente el titulado Two Photographers, donde podemos apreciar (o despreciar) otra forma de acercarse a la fotografía de famosos en la misma región fotográfica, mucho más sórdida. Pero es lo que parece que prefiere consumir la masa… el morbo, las tripas de los famosos. No es que yo simpatice con ese mundo de socialités y gente con privilegios excesivos… pero tampoco con la carencia de ética en la práctica de la fotografía.

[Libro de fotografía] The land of promises – Youqine Lefèvre

Fotografía

Para este día de Navidad, en el que como de costumbre en estas fechas, estoy un poco perezoso, una entrada breve y sencilla, que servirá como recomendación fotográfica. Y además me apetece salir a la calle. Las temperaturas, y el tiempo meteorológico en general, son impropias de estas fechas. Aunque hoy no van a subir tanto como ayer, vamos a tener tiempo soleado, cuando la costumbre son las nieblas densas, y temperaturas de hasta 17 ºC según el pronóstico, ayer subieron más aún, cuando difícilmente suben de los 10 ºC habitualmente. O se quedan cercanas al 0 ºC cuando las nieblas son densas y persistentes. Vamos… que lo que apetece es salir a caminar, a ser posible con una cámara fotográfica. Pero vamos con Youqine Lefèvre y su profunda reflexión fotográfica de la política de hijo único de los capitostes del Partido Comunista Chino para la República Popular China.

Lo comenté hace unos días someramente, cuando incluí el trabajo de Lefèvre en mis recomendaciones fotográficas. La fotógrafa fue adoptada en julio de 1994 por un matrimonio belga, cuando tenía pocos meses de edad; aparentemente su fecha de nacimiento fue el 9 de diciembre de 1993. Su futuro padre se desplazó, junto con otras parejas o miembros de parejas belgas, con intención de adoptar a la pequeña Yue Qing (su nombre original, que le fue dado en el orfanato permaneció en su identidad final) a la ciudad de Yueyang. Y regresó a Bélgica con la pequeña, convertida en su hija de pocos meses. Años más tarde, en octubre de 2017, la fotógrafa realizó un viaje de unas semanas con el padre, a la ciudad y provincia donde nació. La primera vez que visitaba China desde su adopción. Con posterioridad, volvió sola, con estancias de algunos meses, con intención de documentar las consecuencias, terribles en muchas ocasiones, de la política de hijo único que aplicó el régimen totalitario chino.

El libro me ha impresionado, gratamente, mucho más de lo que me esperaba. Con grandes fotografías que ocupan dos páginas de buen tamaño cada una, hace un recorrido de personas y paisajes bastante notable, y que conmueve de vez en cuando. Se acompaña de algunos textos que conviene leer para situar el contexto y conocer mejor la historia de quienes allí aparecen. Hay una primera parte, introductoria, con fotografías que no están realizadas por ella ya que son del viaje del padre adoptivo en 1994, cuando fue a recogerla, pero que son totalmente pertinentes. Entre todas las historias que fotografía y narra, la suya es una más. Todavía no le he sacado el jugo que ofrece; poco a poco. Pero os puedo asegurar que es uno de los libros de fotografía que más me ha impresionado últimamente, por su autenticidad y significación más que por otras cosas. Y eso es importante.

[Libro de fotografía] Fotografía – David Bate

Arte, Fotografía

Ya comenté hace unos días nuestra visita a las exposiciones de Caixaforum Zaragoza. Pero de esa visita salí con un par de libros extra para mi biblioteca, en estos momentos demasiado desordenada y caótica. Quizá por eso los compré chiquitos. Y este es el problema de Caixaforum. No pago la entrada por tener una tarjeta de crédito emitida por la entidad bancaria que promueve el centro. Pero si paro en la tienda… acabo gastándome con creces lo que he ahorrado. Un peligro. Uno de los libros era de fotografía. Las fotografías acompañantes proceden de mi paseo mañanero de ayer sábado, aunque no son las fundamentales del mismo. Pero de esas, hablaré otro raro. Mañana o pasado.

Tengo algunos libros de historia de la fotografía. Todo aficionado a la fotografía, al nivel que quiera situar esta afición, como fotógrafo aficionado, como aficionado a la fotografía artística, como visitante de exposiciones y museos de fotografía, como amante de los reportajes fotográficos, como apasionado de la fotografía conceptual… cualquiera que sea el nivel o aspecto que queráis considerar, debe tener en su biblioteca algún libro de fotografía. Tengo varios que pueden entrar en esta categoría. Aunque el más específico, y más querido por mí hasta el momento, es la Historia de la fotografía de Marie-Loup Sougez (1930 – 2019), parisina que acabo instalándose y viviendo en España, en Madrid, hija del fotógrafo Emmanuel Sougez.

Aun escrita con rigor académico, la historia de la fotografía de Sougez, publicada en 1981, pero que fue revisada hasta 2011, adoptó un formato de libro de bolsillo y un tono de redacción ameno que lo hace apto no sólo para el estudiante del arte sino para cualquier persona que quiera leer más sobre el tema. Funciona tanto como libro de texto como libro de divulgación, lo cual es un notable mérito. Pero a pesar de sus revisiones, como les pasa a muchos libros de historia (de lo que sea) corre el riesgo de perder parte de su validez con el tiempo por un problema de perspectiva. Y es que han pasado 40 años desde que se concibió. Y los potenciales lectores de 40 años después han crecido y se han formado en estilos de vida y valores diferentes, que no han de ser despreciados a la hora de valorar lo que es importante o no tanto en un libro de historia. Por mucho que nos gustaría considerar la historia como una ciencia contrastable con los datos que cualquier puede recoger, la subjetividad y los valores del momento influyen a la hora de entenderla. Más de los que nos gusta pensar. Por eso, aunque considero el libro de Sougez plenamente válido y recomendable, creo que conviene complementarlo con otros libros contemporáneos, que introduzcan los cambios en la perspectiva que el paso de los años conlleva.

David Bate es un fotógrafo inglés, y también historiador y teórico de la fotografía. Y uno de sus libros de divulgación sobre fotografía, el que compré en Caixaforum, publicado originalmente en el reino unido en octubre de 2021, ha sido traducido y publicado de modo fiel al original en castellano por Blume en su colección Esenciales del Arte, que parece réplica de una colección similar de la editorial británica. Es ameno, riguroso, moderno, no tiene la voluntad de abarcar el conjunto de la historia del arte, pero sí los conceptos y periodos más representativos, así como algunos de los artistas más reconocidos. Que en ocasiones son los de siempre, o extraídos entre los de siempre, pero otras veces no. Lo cual pone de relieve lo que he comentado de la perspectiva de los tiempos, en mi opinión. Y especialmente se nota a la hora de abordar la fotografía contemporánea. Así que considero este librito una buena incorporación a la biblioteca.

[Fotografía (y más)] Emergencia climática, obituario y libro de fotografía

Ciencia, Fotografía

Aún no hemos llegado a la mitad del mes de junio, y ya estamos bajo la amenaza de una ola de calor con temperaturas máximas en el valle del Ebro de más de 40 ºC. Y ya es tópico común de conversación el «mira, fíjate tú, lo que está pasando con esto del cambio climático». Calentamiento global causado por el ser humano, se le ha llamado con más precisión durante mucho tiempo. Emergencia climática es la recomendación de estilo actual para precisar más la necesidad de tomar medidas con carácter urgente. Que nadie toma, realmente. Es curioso… en medios científicos se lleva hablando de un cambio climático impulsado por la actividad humana desde los años 50 del siglo XX, hace 70 años. Se siguió insistiendo desde los medios científicos en la cuestión durante décadas con escasa o nula repercusión. Pero realmente no fue hasta el cambio de siglo cuando la cuestión llegó realmente a los medios de forma habitual.

Mientras entre 2000 y 2010, los políticos y los medios de comunicación «jugaban» a discutir si el calentamiento global causado por el humano era o no era, hacia 2005 leí una comunicación que hablaba de que, en los artículos científicos sobre el tema, un 5 % de los estudios discutían si era o no era mientras que el 95 % restante se centraban ya en discutir a qué velocidad venía. Sólo en 2013, hace menos de 10 años, un comité intergubernamental de una agencia dependiente de las Naciones Unidas afirmó que había un cambio climático probablemente impulsado por el ser humano. Cierto es que el compromiso de Kioto para la disminución de emisiones de gases de efecto invernadero databa de 1997,… pero como el incumplimiento ha sido sido sistemático, hemos de asumir que los gobiernos lo firmaron como acto de pura fachada cara al público, sin compromiso real. Pero como estos días hace mucho calor… parece que ahora ya la gente se cree las cosas. Si el fin de semana que viene refrescase el tiempo… con la misma rapidez afirmarían que los del calentamiento global no es para tanto. En fin… La cosa es que como hace mucho calor, pero pretendo seguir manteniendo un cierto nivel de ejercicio físico, estos días madrugo bastante para salir a caminar entre 10 y 15 kilómetro al día con una temperatura razonable y saludable. Y hago fotos, como las que muestro en esta entrada.

Pasando a las cosas fotográficas, durante los días que estuve de viaje en mis recientes vacaciones falleció Bárbara Allende Gil de Biedma, popularmente conocida como Ouka Leele (1957 – 2022). Era una persona con una formación artística bastante profunda. Y que coincidió su despertar a la actividad artística con los revueltos tiempos de la transición de la dictadura a la democracia, o lo que sea que tengamos ahora. Y por ello, inevitablemente se le ha colgado la etiqueta de «fotógrafa de la movida». Porque claro, en España no hay más que Madrid. Y sólo lo que pasa en Madrid es importante. La cuestión es que durante aquel final de los setenta y durante los años ochenta del siglo XX hubo más fotógrafos, con diversos estilos, con diversas visiones y con diversas estéticas y filosofías como para meterlos a todos en un mismo saco. Y cada vez me molesta más esa etiqueta de «loquesea de la movida». Es reduccionista y prejuiciosa. Durante la mayor parte de aquellos años, su fotografía fue en blanco y negro, aunque solía colorear sus retratos monocromos con vistosos colores de acuarelas. Como ya he dicho, su formación artística era amplia, y sus habilidades como artista, diversas. Pero también he de decir que a mí, personalmente, me gusta más su fotografía en blanco y negro, que sus obras mas expresionistas llenas de chillones colores, pero que con frecuencia encuentro algo vacías de contenido. De tal forma, que el libro que más me gusta de ella es uno de obras inéditas que compré hace algunos años y donde abundan esas fotografías de juventud monocromas. Y lo hojeo con frecuencia. Realmente me gusta. Pero los coloricos chillones… ay, pues no mucho. En cualquier caso, que la tierra le sea leve.

Y retrocedemos también hasta los años 70 y 80 para hablar del último libro de fotografía que me ha llegado. Lo encargué en febrero, cuando todavía no se había publicado, pero ya se podía reservar. Pero no me ha llegado hasta principios de esta semana. Después de que haya ido y venido desde Alemania dos veces más. Porque la gente de FedEx decidió que lo quería pasear, pero no les apetecía traérmelo a casa. Durante semanas. Al final, el vendedor, gente seria y formal, se puso en contacto conmigo, le conté, cambió de empresa de mensajería… y me llegó en unos pocos días sin problemas. El libro es JAL 76 88 del fotógrafo canadiense Greg Girard también aquí (instagram). Girard ha vivido durante buena parte de su carrera en países del Asia más oriental, a cuyos paisajes urbanos y humanos ha orientado su cámara y su visión.

El libro que nos ocupa, y que me está encantando, como ya suponía, es una extensión de un trabajo previo del fotógrafo, Tokyo-Yokosuka 1976-1983, con nueva obra no publicada previamente añadida. No he encontrado una explicación concreta, pero quiero imaginar que JAL vendrá de una de las dos aerolíneas más importantes del país (Japan Airlines, que es considera la aerolínea de bandera del País del Sol Naciente), siendo la otra ANA (All Nippon Airways) que es la única de las dos en la que he viajado. El caso es que, con la extension del periodo de tiempo, de alguna forma es un testimonio del Tokio anterior al estallido de la burbuja inmobiliaria a final de la década de los 80. Un momento de crecimiento y actividad económica que parecía imparable, y que dio lugar a una metrópoli prototipo de las grandes ciudades globales que ahora pululan por el mundo, especialmente por Asia. Un conjunto amplio de fotografías, tanto en blanco y negro como en color. Las primeras más centradas en las personas, las segundas más en el paisaje urbano, y con unos tonos muy expresionistas, y con ambientes nocturnos, muy al «estilo Blade Runner» para que se me entienda. Tiene escaso texto. Sólo al final hay un indice de fotografías, con los pies de foto de cada una de las imágenes, muchas de las cuales se muestran a doble página. Da para mucho. El ir contemplando y destripando todas estas imágenes lleva tiempo y dedicación. Así que a pesar de la ausencia de texto, se tarda en leer. Muy recomendable.

[Libro de fotografía] Kings Road – Mona Kuhn

Fotografía

Antes de pasar durante unos días al modo «solo fotografía» desde ya, quería dejar un comentario sobre el último e interesante libro que ha venido a engrosar mi biblioteca sobre fotografía. Las fotografías que ilustran la entrada son las realizadas para celebrar el Día mundial de la fotografía estenopeica, que se suele celebrar el último domingo de abril. Para saber más sobre ellas, podéis visitar Día mundial de la fotografía estenopeica 2022 – Ondu Pinhole 6 x 12 Multiformat con Fujifilm Neopan 100 Acros II.

Hará 13 o 14 años que conocí la obra de Mona Kuhn. Fue durante un visita a MadridFoto, una feria de arte fotográfico que se celebraba en Madrid, y que en lo que yo sé desapareció hace unos años. Visité varias ediciones. Era una experiencia interesante. Creo que fue en la de 2009 cuando vi algunos difuminados desnudos realizados por Kuhn en una colonia nudista en la costa atlántica del sur de Francia.

Después conocí nuevos trabajos de la fotógrafa brasileña de origen alemán, pero establecida en Los Ángeles desde hace un tiempo, y empecé a comprar sus libros de los que tenía cinco antes de la llegada de este último. Y me gustan mucho, y me gustan hojearlos de vez en cuando.

Cuando vi anunciado este último libro me interesó mucho. Y lo encargué. En aquel momento no estaba a la venta todavía. Me llegó a principios de esta semana. Me gustaría ser más exhaustivo en mi comentario, pero no he tenido mucho tiempo para hojearlo y leerlo con detenimiento. Decir que está dedicado a la Schindler House, obra del arquitecto norteamericano nacido en Austria Rudolf Schindler en 1922. Y combina las fotografías de los rincones y las luces del innovador edificio, producto de las vanguardias del momento, con retratos y desnudos realizados con la técnica de la solarización, que también apareció en aquellos momentos, fundamentalmente de la mano del estupendo Man Ray. He de decir que Mona Kuhn domina con maestría esta técnica, mucho más difícil de lo que aparenta.

El libro está publicado y excelentemente presentado por Steidl, la editora habitual de Mona Kuh. Y como tendré unos días libres a partir de principio del mes de junio, espero poder dedicarle el tiempo que merece. Muy recomendable.