[Libros] La lavandería de almas de Marigold – Yun Jungeun

Literatura

Esta serie de fotografías que ilustran esta entrada de este Cuaderno de ruta puede verse, comentada desde un punto de vista de la técnica fotográfica, en Carlos en plata. Templo Bunhwangsa con su torre de piedra de hace casi 1400 años en Gyeongju, Corea del Sur.

Sinceramente, no sé muy bien cómo afrontar el comentario de esta novela de la surcoreana Yun Jung-eun. Yun es una escritora cuya primera novela, la que hoy nos ocupa fue un éxito de ventas en su país, colocándose en un momento dado entre los cinco libros más vendidos, y que se ha traducido a un buen número de idiomas. Muy probablemente a la estela del tirón que la cultura popular surcoreana está teniendo en todo el mundo, impulsada por la música, el cine y las series de televisión. Yo ya he tenido la oportunidad de leer algún libro de ese origen, y me habían gustado. Por lo que ante la popularidad relativa de esta novela, no muy extensa, decidí que nada perdía por darle una oportunidad.

Sin embargo, es un libro en el que sientes que conforme vas avanzando en la lectura, tus expectativas se van derrumbando progresivamente y por distintos factores. Una novela que quizá podamos situar en el ámbito del realismo mágico… o más bien directamente en el de la fantasía, con una protagonista, una mujer que parece no envejecer y que parece vivir durante siglos. Una mujer que en su momento abandonó a su familia, en una aldea de aspecto idílico, y que desde entonces no encuentra su sitio en un mundo en el que todo pasa y ella permanece. En un momento dado, llega a la población de Marigold, y allí adquiere una vieja lavandería cerrada, a la que convertirá en una «lavandería de almas», en la que «quitará las manchas» que apesadumbran a las distintas personas que por allí se acerquen.

Como idea general, como planteamiento, puede ser tan bueno o tan malo como cualquier otro. Pero en este caso, y desde mi punto de vista, se van acumulando factores negativos que hizo que me costara terminar el libro y que, al final, la impresión que me dejase fuese más bien negativa. El primero y más claro es la traducción al castellano. No voy a reproducirlas aquí, pero se usan con relativa frecuencia expresiones que puedes encontrar con cierta frecuencia en el lenguaje hablado, coloquial, el habla popular, pero que me parecen impropias de una traducción literaria. Y eso me fue generando poco a poco una cierta incomodidad en la lectura. Galicismos diversos, muy frecuentes desgraciadamente en las traducciones literarios, uso de preposiciones como si fueran adverbios, y otras cuestiones que cuando las oyes en la calle no les das más importancia… pero que no tienen pase en una traducción de este tipo.

Pero además, la propia evolución de la historia, y el nivel conceptual que desarrolla la autora son también decepcionantes. Los problemas de las personas que pasan por allí parecen sacados de un muestrario de desgracias, tópicos, de los que se usan en las series televisivas del país asiático de forma más melodramática. Es como si procediesen de un recetario para elaborar una historia más o menos melodramática de forma fácil. Y luego,… pues todo son corazones, todo son pétalos, todos son imágenes metafóricas más propias de la imaginación de una adolescente jovencita que de una autora con profundidad. Detrás de todo su buen rollo, hay unas dosis de superficialidad tremendas. «Pasa, oye, te lavo esta camiseta que te presto, y ríete mucho, que así todos los problemas de la vida se resuelven, sin más». No hay una auténtica reflexión sobre los problemas, sobre cómo afrontarlos, sobre cómo afectan a las personas. Filosofemas facilones, de los que podemos encontrar en las redes sociales. Y que me son relativamente desagradables porque hace que tiempo que me parece que están pensados para evitarnos las malas caras o la tristeza de los demás, diciéndoles que, por muy jodidos que estén, tienen que sonreír y fingir que están bien. Como si eso solucionase algo.

Posmodernismo de la peor especie. Novela formulaíca. Tiramos de tópico, de situaciones comunes, de recetas del buen rollo, y nos sacamos un final feliz que no es consecuencia del esfuerzo o del recorrido del personaje, sino del arte del birlibirloque, imaginado con muchos petalitos y corazoncitos. No. No creo que esto sea una fórmula para ayudar a la gente a sentirse mejor. Más bien es para tranquilizar las conciencias de los que ya están bien, pensando que los que no lo están es porque quieren. Que sonrían y se rían… y ya está.

[Libro] La estatua – Günter Grass

Sin categorizar

Las series de fotografías que ilustran las entradas de este Cuaderno de ruta pueden verse, desprovistas de texto, en fotos en serie.

A principios de enero sufrí un par de semanas de desconcierto lector. Comencé, con muchas ganas, la lectura de algunos libros que me habían sido muy recomendados. Y se me atascaron de forma casi inmediata, sin conseguir centrarme en su lectura. Quizá porque sus temas realmente no fueran atractivos para mí en ese momento, quizá porque la forma en que estaban expuestos no me permitiera centrarme en ellos. Así que interrumpí su lectura, la pospuse para momentos más idóneos y decidí romper el ciclo de desconcentración lectora por otros medios.

El primer encuentro del escritor con la presunta reencarnación actual de Uta de Ballenstedt es ante la catedral de Colonia. Un magnífico ejemplo también del gótico alemán.

.

Comencé en ese momento la lectura de una serie de manga japonés, recomendada por un lector de estas páginas a través del correo electrónico tras una entrada dedicada a otra serie de manga que leí a finales del año pasado, todavía voy por el sexto tankobon de los once que consta la serie, así que aun falta para que la comente en estas páginas. Y me llegó la noticia de este librito de Günter Grass, una «píldora» literaria inédita, como la ha llamado algún crítico. El autor alemán falleció en 2015, y esta estudio literario, como lo clasifican, ya que ni es ficción ni es un ensayo propiamente dicho, fue publicada en alemán, su idioma original, con el título Figurestehen (figura de pie) en 2022. A principios de 2025 nos llega en castellano de la mano de Alfaguara. Aunque sorprendentemente en algunos lugares se nos dice que su publicación está prevista para mayo. Que yo sepa está disponible desde los primeros días de enero, cuando yo la compré en formato electrónico.

Este estudio literario, por lo tanto, comienza con un viaje del escritor con su esposa a Naumburgo, ciudad alemana en el estado de Sajonia-Anhalt, cuando todavía existía la República Democrática de Alemania, o Alemania Oriental. Y allí quedó marcado por las esculturas en piedra del llamado Maestro de Naumburgo, los donantes o fundadores que financiaron la catedral, especialmente por la figura de Uta de Ballenstedt (circa 1000 – 1046). De esta escultura se ha dicho que inspiró el aspecto de la madrastra de Blancanieves en la versión Disney. Su aspecto y atuendo, no consta que Uta de Ballenstedt fuese una malvada madrastra. Más bien pudo ser una mujer maltratada por su marido. Obsesionado por la figura, el escritor imagina invitar a cenar a las personas que sirvieron como modelos para estas figuras, incluida la joven que representa a Uta. Posteriormente, delante de la catedral de Colonia, encuentra a una joven que parece la reencarnación de aquella mujer, y seguirá encontrándosela por otras ciudades europeas en los años que siguen.

Estamos en un relato en el que Grass mezcla vivencias reales con fantasía y otros hechos probablemente ficticios, en un ejercicio literario de fascinación por la que es considerada la mujer más bella de la Edad Media, aunque quizá nadie sepa a ciencia cierta qué aspecto tenía. El mismo Grass especula con una modelo extraída de entre los gremios artesanos de la ciudad doscientos años después de la época en la que vivió la Uta original. Hay que decir también que su cónyuge desde 1979 se llamaba Ute, una variante del nombre, que según se nos cuenta se hizo popular durante la época nacionalsocialista, en la que se reivindicaron las figuras y los valores presuntamente tradicionales y genuinos de lo germánico.

Realmente, como relato, es un capricho. No sé si verlo como una reflexión, como una divertimento, como un boceto de algo que podría haber ido más allá… o quizá una mezcla de todo lo anterior. Lo que sí sé es que se lee en un vuelo. No sólo por su limitada extensión, sino por que es muy atractivo, te atrapa, y una vez comenzado a leer y una vez que has entrado en materia, quieres saber más sobre el personaje histórico, sobre la vivencia del escritor, y sobre la reencarnación de vida callejera de la mujer en la actualidad. Muy recomendable. Y me han entrado muchas ganas de visitar Naumburgo.

[Cine] Sidonie au Japon (2023)

Cine

Sidonie au Japon (2023; 47/20240918)

Bajón tremendo en el interés de la cartelera de cine, cuando en septiembre uno esperaría que se fuese recuperando poco a poco del sopor veraniego. Y bajón todavía más acusado si tenemos en cuenta que la oferta en versión original ha sido la más escasa de lo que llevamos de año, si no recuerdo mal. Prácticamente nos habíamos hecho a la idea de que no íbamos a acudir a las salas de cine. Incluso había empezado a revisar los estrenos directos en plataforma en línea, por si podía encontrar algún sustituto digno allí. Sin muchas esperanzas por los antecedentes más recientes. Y en esto estábamos cuando alguien nos propuso una sesión restringida esta película francesa dirigida por Élise Girard y protagonizada por Isabelle Huppert. Eso sí… sólo apta para personas que comprendan el francés hablado, puesto que sólo había subtítulos para los diálogos en japonés que se producen en la película. La película está disponible para cualquier espectador en Zaragoza exclusivamente en versión doblada. La cual, tras ver la película, no tiene sentido. Salvo que el francés hablado sea jerga coloquial muy extrema, lo comprendo bastante bien. Así que me apunté a esta sesión especial y restringida.

La película nos narra el viaje de Sidonie (Huppert) a Japón para promocionar la reedición de su primer y exitoso libro, que publicó originalmente muchos años atrás. En su periplo japonés va acompañada por Kenzo (Tsuyoshi Ihara), su editor en japonés. Sus primeros días en el País del Sol Naciente están llenos de equívocos y situaciones de choque cultural. Pero cuando por fin se va acostumbrando, algo alterará profundamente su viaje. Se le empieza a aparecer el fantasma de su marido, Antoine (August Diehl), fallecido años atrás en un accidente de tráfico del que ella es superviviente, con sentido de culpa, por lo que dejó de escribir. Kenzo le dirá que es normal. Que Japón es el país de los fantasmas, y que si sigue con ella es porque tienen asuntos pendientes que resolver. Al mismo tiempo, la fría relación inicial con Kenzo, un hombre que arrastra cierta desilusión y cinismo en su vida, irá cambiando y haciéndose más cálida.

He de confesar que los primeros compases de este corto largometraje, sólo 95 minutos, de sencilla factura formal, no me convencieron mucho. Daba la sensación de que Girard y Huppert estaban jugando a un Lost in translation con toques de Nouvelle vague. Pero después de tres viajes a Japón, hay ciertos equívocos culturales y ciertas actitudes de los japoneses que atienden al viajero, generalmente en los servicios hosteleros, que ya no me creo. La mayor parte de los profesionales japoneses ya se han hecho hace tiempo a los visitantes extranjeros, y hay poquitos problemas de equívocos y malos entendidos, especialmente si ambas partes pone su granito de confianza y amabilidad entre sí. Y este es el ambiente en el que se mueve Sidonie. Aterriza en Kansai, con destino a Kioto, inicialmente, y de ahí nos lleva de paseo por Nara y otras localizaciones características, hasta acabar el periplo en Tokio. Pero poco a poco la película va entrando en materia. Especialmente conforme la presencia del fantasma de Antoine se va haciendo más manifiesta y comienzan las interacciones con Sidonie. En ese momento, la película coge profundidad. Y además, el humor que busca sazonar desde el principio la película, pero que en sus compases iniciales no me convence por los motivos que he dicho, de repente, en situaciones más personales, más íntimas, se hace más auténtico. Y gusta. Por lo menos a mí. A lo que hay que añadir que Huppert, una actriz por la que siento un enooooorme respeto e incluso admiración, tiene profesión y experiencia de sobras para sostener prácticamente cualquier situación cinematográfica.

No conocía el trabajo previo de Girard. No voy a decir que sus planteamientos me convenzan del todo. Pero el minimalismo y economía de medios, el realismo fantástico en el que se sumerge la historia, la intimidad de las cosas importantes que cuenta y la presencia de Huppert hacen que valore positivamente la película, que me dejó muy buen sabor de boca y que además ha crecido en el recuerdo. La pena… eso. Que no esté disponible para todo el mundo en versión original. Porque si ya soy nulo partidario del doblaje en general, cuando hay choque intercultural e idiomático en una película, me parece fundamental.

Valoración

Dirección: ***
Interpretación: ***
Valoración subjetiva: ***

[Libro] La ciudad y sus muros inciertos – Haruki Murakami

Literatura

Como ya he comentado en otras ocasiones, he leído todas las novelas de Haruki Murakami, bastantes de sus relatos cortos, y alguno de sus ensayos. Lo cual ya hará suponer al lector de estas líneas que es un autor que me gusta, es uno de mis autores preferidos. Los lectores habituales de este Cuaderno de ruta también serán conscientes de que leo con frecuencia libros de autores del País del Sol Naciente, por lo que podrían pensar que tengo un sesgo hacía este país, y por eso leo a Murakami, probablemente el más famoso escritor japonés en nuestro medio. Pero la relación «causal» va a la inversa. Porque en una ocasión, hace ya muchos años, leí algo de Murakami y me gustó, eso me llevó a animarme en la lectura de otros autores del mismo origen. Afortunadamente.

Pero los motivos de afición a Murakami no están en el hecho de que sea japonés, sino que en que las cosas que cuentan. Alguna vez lo he dicho. El sexismo en la literatura no sólo «castiga» a las mujeres. También a los hombres. O son los héroes o son patéticos. Muchas veces no parece haber alternativas, y para algunos lectores, entre los que me encuentro, me cuesta empatizar o sentirme identificado con los personajes masculinos de la literatura. Habitualmente. Obviamente, hay numerosos ejemplo de lo contrario, pero no son mayoritario. Sin embargo, en Murakami, sus protagonistas masculinos son gente normal. A la que no necesariamente le pasan cosas normales.

Porque ese es el siguiente motivo por el que me atrae el autor japonés. Por sus descaradas incursiones en el realismo fantástico, que generan universos interesantes, pero sin perder el contacto con los problemas cotidianos del ser humano. Y esta es una ocasión más. Un hombre que lidia a lo largo de su vida, y está en sus cuarenta y tantos, con el duelo de la pérdida de su primer amor, adolescente, de forma inesperada e inexplicable. O al menos, inexplicada. Y la huida al lugar mítico donde pueda encontrar a esa joven,… mujer,… a la que perdió con 17 años, y cuya pérdida no ha conseguido superior. Esa ciudad de inciertos muros. En tres fases, con tres escenarios. El mundo real de la adolescencia, la ciudad amurallada a la que es difícil llegar y donde el tiempo no tiene sentido, y ese refugio para el cuarentón que busca romper con sus dinámicas, en un pueblo de las montañas. Y un fantasma.

Murakami,… o te gusta, o no te gusta. O te dejas llevar por sus propuestas, o no tienes nada que hacer. Escribe bien. Y escribe claro. Pero necesitas contexto. Y necesitas abrazar sus historias. A mí sale con naturalidad. Y disfruto de sus novelas. Y sueño con sus mujeres. Qué capacidad para crear personajes femeninos interesantes, con su punto de misterio, de quienes pocas veces sabemos todo lo que querríamos saber. Y que quizá relacionamos con el misterio que encierran nuestras propias pérdidas. Especialmente para quienes arrastramos ya unas cuantas décadas de vida. Yo lo recomendaría. Lo recomiendo. Pero allá cada cual.

[Libro] Agujero – Hiroko Oyamada

Literatura

En las últimas semanas me he hecho un lío con el comentario de los libros que he leído en los últimos tiempos. Como consecuencia de un tirón en mis ganas de leer que me dio en las semanas previas a las vacaciones y durante las mismas, tengo acumulados unos cuantos. Y al saltarme el orden cronológico en los comentarios con alguno, me olvidé de retomar los anteriores. En algunos casos… en otros no. Vamos. un desorden. Pero voy a ir acabando con el caos, y lo hago con esta novela, así me la vendieron, que más bien es una colección de tres relatos cortos, dos de ellos interrelacionados, de la escritora japonesa Hiroko Oyamada. El primer libro que leo de esta autora, que tampoco ha sido muy prolífica hasta ahora.

Propiamente dicha, Agujero es el primero de los tres relatos. En muchas reseñas la denominan novela, pero por su extensión, yo, ni siquiera la denominaría novela corta. Más bien un relato corto… un poco largo. En él, la protagonista es una mujer casada que deja su empleo con motivo de un cambio de destino laboral de su marido, que les lleva a aceptar vivir en una casa de la familia del marido, contigua a la familia de sus padres. En una zona rural. Allí, la protagonista empezará a tener problemas de adaptación. Para empezar, para encontrar un empleo, más por tener el tiempo dedicado a algo que por necesidad económica. Pero también de comunicación con su familia política y con sus vecinos. Un día ve a un extraño animal, y persiguiéndolo cae en un agujero. Aparentemente creado por el animal. Y a partir de ahí tendrá una serie de encuentros que le harán poner en dudas la realidad de lo que está viviendo. Los otros dos relatos se centran en la amistad y la relación entre dos matrimonios. Uno de ellos lleva bastante tiempo casados, ella no había tenido la necesidad de ser madre, pero va cumpliendo años, siente que o tiene ahora un bebé o no lo tendrá nunca. En el otro matrimonio, la mujer es bastante más joven y al poco de casarse queda embarazada. Los dos relatos nos hablan de dos encuentros entre los matrimonios, uno antes del nacimiento de la niña, el otro después. Y también tienen su punto de misterio.

Oyamada se mueve dentro del género del realismo fantástico. Sus relatos transcurren en un mundo de apariencia realista, similar al que vivimos, localizado en el Japón rural. Pero las vivencias de sus protagonistas se mueven en el terreno de la fantasía. Si no francamente, si bordeándola. ¿Existe o no existe el animal que ve la protagonista de Agujero, o el cuñado, o los niños del konbini? ¿Son reales las características de las comadrejas del segundo de los relatos? ¿Qué pasa con la niña, la comida y la tormenta de nieve en el tercero de los relatos? Los relatos, que tienen finales poco conclusivos, se alejan del esquema tradicional occidental del relato, planteamiento, nudo y desenlace, tiene un fuerte componente metafórico. Puede que de la vida de la propia escritora, no sé, puede que de la vida de muchas mujeres, al menos en el País del Sol Naciente. El papel de la mujer en la familia japonesa, en el mundo laboral, la maternidad, las jerarquías familiares, el miedo a establecer tus propios criterios y tus propias reglas, el aislamiento y el agobio del mundo rural,…

En la valoración que permite Goodreads para las obras que lees, una puntuación de 1 a 5, le puse 3. Pero con el tiempo he dudado en subirla a 4. No me he decidido a ello. Al menos todavía. Estos relatos crecen en la memoria y en la reflexión. Uno corre el riesgo de quedarse en un nivel anecdótico. Pero hay una profundidad no desdeñable en los textos de Oyamada. En el simbolismo de sus metáforas y sus planteamientos. Por ello, creo que es un libro de relatos interesante, recomendable, al que cada cual debe encontrar su propia enseñanza o reflexión. Lo leí un par de semanas antes del viaje a Japón. Quizá pensando que serviría para ir entrando en ambiente. Pero aunque con elementos muy propios de la cultura de aquel país, creo que las reflexiones que propone son bastante universales.

[Libro] The night is short, walk on girl – Tomihiko Morimi

Literatura

Hace unas semanas, poco antes de salir de viaje hacia San Francisco, comentaba en una entrada televisiva lo bien que lo había pasado, lo mucho que me habían gustado las series y película de animación que adaptan algunas novelas de Tomihiko Morimi, dentro de eso que podríamos llamar The Tatami Galaxy y derivados o similares. Las dos series entran directamente en lo que realmente es la «galaxia de los cuatro tatamis y medio», mientras que la película vendría a ser como una variante sobre el mismo tema, pero como una historia diferenciada, aunque con un entorno y unos personajes íntimamente relacionados con las anteriores. Tanto el diseño de los caracteres como el tipo de ilustración en general es similar.

Finalmente, mientras preparaba el viaje, y con él los libros que iba a cargar en el lector de libros electrónicos, pensaba que de todo lo anterior, lo que más se me había quedado en la cabeza y el sentimiento fue la película, Yoru wa Mijikashi Aruke yo Otome [夜は短し歩けよ乙女], cuya traducción más literal sería La noche es corta, camina, doncella. Pero supongo que ese doncella así a secas resulta un poco raro, anticuado, en los usos habituales del castellano, así que utilizad el equivalente que prefiráis ¿Jovencita? Quizá resulta condescendiente. Pero lo que nunca dejaré de considerar adecuado es que, no sabiendo su nombre, doncella de cabello negro es el apelativo más adecuado y algo poético.

En la película te quedas con la sensación de que todas las peripecias que se nos narran, y que son fieles a las que nos cuenta la novela, transcurren en una frenética noche, a la que el título hace referencia. Sin embargo, en la única cuestión donde se rompe la fidelidad, la novela se toma su tiempo. Dividida en cuatro partes, la primera, en la que Doncella de cabello negro decide vivir la noche, y que da título a la novela, transcurre en primavera, poco después de que la chica haya comenzado su primer año de universidad, mientras que Senpai, su secreto enamorado está ya en tercero. La segunda parte, con las aventuras en la feria de libros usados, es en verano, la tercera, con el festival universitario, es el otoño, y la cuarta y última, con la epidemia de gripe abatiéndose sobre Kioto, es en vísperas de Navidad. Lo cual da otro sentido, más romántico y nostálgico, al enamoramiento de Senpai hacia Doncella de cabello negro, y a su incapacidad para abordarla directamente, temeroso de fracasar y sufrir un rechazo.

La novela, así, como ya se intuía o se sentía la película, es una romántica historia de amor y enamoramiento en época universitario, que puede resonar tanto en su público destinatario objetivo, los jóvenes en esa época, como en adultos con una o varias décadas más a cuestas, pero que vivieron esa época, y seguramente recordarán situaciones no tan diferentes en el fondo. Aunque las formas, o el tono de realismo fantástico de la historia, así como el trasfondo cultural nipón la hagan aparentemente distinta. Una historia de romance, que no lo parece, pero lo es, de descubrimiento personal, y de aventuras que sólo se pueden vivir en un determinado momento de la vida y en un determinado lugar.

Me la merendé en el viaje de vuelta de San Francisco. Parte de él, porque me forcé a dormir lo que pude para evitar el desfase horario… algo en lo que fracasé por completo. Pero como es una novela que engancha, la terminé de todos modos. Y eso que perdí el lector de libros electrónicos, me lo dejé en el avión de ida a San Francisco, y tuve que leerla en el móvil… que es un peñazo. Pero bueno, a pesar de eso, una novela encantadora, que me atreveré a recomendar a románticos declarados, a románticos no declarados, y a cualquier persona que quiera evocar épocas más jóvenes e inconscientes de su vida. O sea… a casi todo el mundo. Timoratos y gente «seria», se abstengan.

[TV] Cosas de series; la galaxia vista por otros y la galaxia de la habitación de cuatro tatamis y medio

Cine, Televisión

Es domingo y normalmente debería recomendar fotografías y fotógrafos. Pero realmente,… hoy no me apetece. Y lo que me apetece es hablar de buena animación televisiva. Así que voy a ello.

Hace un par de años, Diney+ nos sorprendió gratamente con Visions. Una antología de animación, con pequeños cortos realizados en distintos países por todos el mundo, no americanos, por autores a los que se dio libertad para interpretar a su manera el universo Star Wars. Sip. Hay jedis, hay señores del Sith, hay imperio, hay rebeldes, hay contrabandistas, y hay gente de todo tipo de especies más o menos alienígenas, algunas que nos resultan familiares y otras que no. Pero los elementos formales, el expresionismo del dibujo, las historias son originales, siempre que sean fieles al espíritu global de la franquicia. Y sinceramente, de promedio, es mejor que los materiales originales y «auténticos» de Disney/Lucasfilm actuales (o pasados). Evidentemente son píldoras entre 13 y 22 minutos, propuestas conceptuales que, al menos de momento, no van más allá. No parece que se vaya a aprovechar estas ideas para realizar nuevas propuestas. Disney es muy conservadora y no va a arriesgar. Porque los fanáticos de la franquicia son muy conservadores y ya han demostrado que sólo quieren más de lo mismo aunque acaben descontentos cuando se lo dan. Recientemente se estrenó la segunda temporada, o segunda tanda de cortometrajes. Y si no me ha causado el mismo impacto es porque ya no ha perdido el efecto sorpresa, el efecto de lo realmente novedoso. Por lo demás, bien. Ojalá arriesgasen más los productos «oficiales» de la franquicia.

Y lo que realmente me ha encantado es la llamada The Tatami Galaxy. Este universo universitario en la ciudad de Kioto lo empecé por el final, viendo la secuela que recientemente pude ver en Disney+, con la que me divertí mucho, por lo que busqué por internet cómo ver los materiales originales. Incluso he localizado las novelas originales en las que se basan las producciones de animación. Ya veremos si las leo o no en un futuro. La serie principal y central de este universo es Yojōhan Shinwa Taikei [四畳半神話大系, las crónicas mitológicas de los cuatro tatamis y medio], aunque se suele titular fuera de Japón como The Tatami Galaxy. Primero… voy a explicar la cosa de los tatamis. Para mucha gente, un tatami es el tipo de suelo propio de las casas tradicionales japonesas, realizado con planchas de paja originalmente, aunque hoy en día se usan materiales diversos. Pero también es una unidad de medida para la superficie de las habitaciones, porque cada plancha de tatami está normalizada a unas dimensiones en torno a los 90 x 180 cm, aunque varían por regiones. Así,… una habitación de 6 tatamis tendría una superficie de 0,9 x 1,8 x 6 = 9,72 metros cuadrados. Y la habitación de Watashi [私, la forma más popular y común de decir yo en japonés], el protagonista de nuestras historias, sería la de una residencia universitaria de 0,9 x 1,8 x 4 = 7,29 metros cuadrados. Cuatro tatamis y medio es muy versátil porque las planchas se pueden disponer de diversas formas, en una configuración perfectamente cuadrada de 2,7 metros de lado. No muy grande verdad. Una plancha de 90 x 180 cm es similar a las camas individuales de 90 cm que se pueden encontrar en países occidentales. Suficiente si la persona no es muy alta.

La serie original consta de 11 episodios. Y la tónica general es que cada uno de ellos es como si fuera lo que sucede a Watashi en sus dos primeros años de estudiante universitario en diversos universos paralelos, dependiendo de las elecciones que realiza al llegar a la universidad en su primer año, especialmente en lo que se refiere a los clubes universitarios a los que se apunta. Su aspiración al llegar a la universidad es pasárselo lo mejor posible, disfrutar de la vida universitaria y vivir romances con hermosas «doncellas de cabello negro» [Kurokami no otome 黒髪の乙女] Pero indefectiblemente todas las alternativas acaban en catástrofe, especialmente por la intervención de su amigo Ozu, cuyo aspecto es el de un yōkai [妖怪, espíritu o criatura de carácter malévolo] Y nunca consigue pasarlo bien y ligar, aunque la doncella de pelo negro que busca está ahí, es un compañera un año menor llamada Akashi. Así es durante los seis primeros episodios. Luego hay tres en los que se centran sobre sus opciones de ligue entre tres mujeres, una atractiva estudiante que trabaja como higienista dental, una muñeca hinchable muy realista, y una chica a la que no conoce, pero con la que se cartea. Y finalmente, los dos episodios finales, en los que una de las versiones de Watashi descubre que ha estado viviendo en realidades alternativas centradas alrededor de la habitación de cuatro tatamis y medio, y queda metido en un bucle del que habrá de salir para poder continuar con su vida.

Esta serie es fenomenal. Es imaginativa, original, muy dinámica, llena de personajes divertidísimos que se repiten, pero nunca son iguales, juega de forma divertida con el concepto de universos paralelos a partir de unas decisiones originales y, por encima de todo, es una romántica historia de un amor que «nunca» llega a materializarse con una chica absolutamente encantadora, casi ideal, cuyo único defecto parece ser su irracional terror hacia las polillas. Pero la cosa no queda aquí.

La serie es de 2010, basada en una novela de 2004 de Tomihiko Morimi. Que en 2006 escribió otra novela, Yoru wa Mijikashi Aruke yo Otome [夜は短し歩けよ乙女, la noche es corta, la doncella pasea], que narra el after party de una boda a la que asisten como invitados Kōhai/Kurokami no otome [ya hemos mencionado que la segunda denominación es doncella de cabello negro, 後輩 hai sería un estudiante más joven respecto a otro de un curso superior], una chica, y Senpai [先輩, un estudiante mayor respecto a otro de un curso inferior], un chico. Y Senpai está colado por Kurokami no otome. Y mientras la chica pasa numerosas aventuras, pasándoselo estupendamente, disfrutando de la vida y de la relación con otras personas, el chico las pasas canutas, metido en problemas constantemente mientras intenta acercarse a la chica y declararle su amor. La cuestión es que en 2017 se adaptó a una película, quedando meridianamente claro que es una historia alternativa más en Tokio, alrededor de los personajes de The Tatami Galaxy, en otro universo paralelo a los anteriores. Y es enormemente divertida y disfrutable, con una animación estupenda, muy expresionista, llena de acción y buen rollo. Y, también, muy romántica.

El descubrimiento de este universo de universos paralelos en torno a la vida universitaria en Kioto ha sido un descubrimiento absoluto. Me lo he pasado como pocas veces, y me han entrado ganas de más. Aparte de «enamorarme» perdidamente de las «doncellas de cabello negro» que, por lo demás, nunca me han hecho caso. Siempre he tenido más éxito con las rubias, naturales o no. Muy recomendables. La serie y la película… de las chicas/mujeres, cada cual se las verá con quien quiera o pueda.

[Cine] Undine (2020)

Cine

Undine (2020; 60/20201125)

Sigue siendo muy complejo ir al cine, al de gran pantalla, en estos pandémicos tiempos. Y no tiene tanto que ver con el hecho físico de ir, cuanto con la limitada oferta y la naturaleza de la misma. Pero la semana pasada encontrábamos en un horario razonable y versión original subtitulada una película alemana protagonizada por Paula Beer, una joven actriz de esa nacionalidad, que nos sorprendió por su trabajo muy agradablemente en una bella película de François Ozon, muy premiada en el ámbito de los festivales del momento. Así que nos fuimos a verla

Berlín, claro. Aunque el Berlín de la película no es de días claros y soleados. Más de esos días de otoño/invierno con sus nubes, que no llegan a ser grises pero casi.

Dirigida por Christian Petzold, la película revisa una de las diversas leyendas o mitos que encontramos en Europa, y especialmente en los países germánicos, sobre el mito de Ondina o de las ondinas, ninfa o ninfas de los ríos y lagos. Hay varias versiones o variantes que se han traducido a cuentos populares con diversos tonos. De hecho, la famosa sirenita no es más que una variante, pero con una nereida marina, en lugar de una náyade o ninfa de agua dulce. Y muchas de estas leyenda tienen que ver con seres humanos y bellas ondinas que se enamoran, en una relación que se ve como imposible, muy difícil o que exige grandes sacrificios. La variante sobre la que trabaja el también guionista Petzold, actualizando el mito a los tiempos modernos, es la de la náyade, Undine (Paula Beer) que se ha unido por amor a un hombre mortal, pero con la condición de que si este rompe la relación, debe matarlo y regresar a su naturaleza de ser acuático. Pero Undine, una historiadora que realiza visitas guiadas sobre el urbanismos de Berlín, al ser rechazada por su amado, prorroga su situación al caer inmediatamente enamorada de un buzo profesional, con quien inicia una nueva relación, hasta que…

Sí. Estamos ante un cuento. Sin más. O sin menos. Un cuento romántico basado en las leyendas tradicionales, pero actualizado a los tiempos modernos. Con gente que no son príncipes ni princesas, sino que tienen el aspecto de gente cotidiana, que va a trabajar todos los días, que se enamora y se desenamora. Que sufre y se alegran. Unos más honestos, otros menos. Y que con una realización sobria y unas interpretaciones con oficio, nos ofrece una resolución clásica de amores entre mortales y seres legendarios, pero con un giro final razonablemente optimista.

El principal problema de la película… no es en sí mismo un problema. La cuestión es que no va más allá. Equilibrada la historia entre el romance y el drama, sales del cine con la sensación de haber conocido a una gente maja, que te cae bien, casi todos, has visto un retazo de sus vidas, un acontecer puntual, a caballo entre la realidad cotidiana y el mundo de lo fantástico, y ya está. Quizá peca de poca ambición. Pero es agradable de ver. A este director le he visto alguna película con más miga.

Valoración

  • Dirección: ***
  • Interpretación: ***
  • Valoración subjetiva: ***