Últimamente estoy que no doy abasto. Tengo para comentar dos libros de ficción, hoy voy con el primero, dos documentales sobre fotógrafos, una entrada sobre fotografía estenopeica, varios libros de fotografía, un par de exposiciones, una película de cine… Y desde que volví de vacaciones he escrito alguna entrada prácticamente todos los días. Ayer, fallé. Pero es que ya no me dio la vida. Y desde luego no me da, ni creo que sea conveniente, ir con dos al día. En fin… ya irá saliendo todo poco a poco.
Comenté hace unos días que unas semanas antes de las vacaciones, hice acopio de lecturas en mi tiendas de libros electrónicos habitual a buen precio. Ofertas diversas. Que siempre implican un cierto riesgo. Porque las novedades editoriales o los autores de campanillas pocas veces muestran descuentos durante 24 horas del 70 o el 80%… Pero oye… que a veces hay que arriesgar. Las dos policiacas que ya os comenté resultaron regular. Pero vamos a ver cómo resultó esta antología de relatos cortos de ciencia ficción «dura». O Antología «hard SF» como le llaman en .nowevolution Editorial.
Quasar – Antología hard SF – 2015
Varios autores
Nowevolution Editorial, 2015
Edición electrónica

He decidido acompañar esta entrada de algunas fotografías más del viaje a Islandia. En blanco y negro, realizadas con película tradicional.
Comentar aquí las sinopsis argumentales de cada uno de los 11 relatos que constituyen esta antología o ir comentando lo que me ha parecido cada uno podría resultar una pesadez. Así que el comentario lo haré desde el punto de vista de la antología en su conjunto. Y quiero dejar clara una cosa desde el principio. Este tipo de iniciativas, dar paso a escritores poco conocidos a través de colecciones de relatos cortos, bien editados y a precios asequibles me parece absolutamente estupendo y necesario. Pero… veremos si hay peros que poner.

Intento centrarme siempre en paisajes sencillos, sin efectismos, sin más artificio que la consecuencia de utilizar un medio que despoja del color al paisaje.
Diremos para aquellos menos puestos en la materia que cuando nos referimos a la ciencia ficción dura nos referimos a aquellos relatos en los que la ciencia utilizada en su desarrollo o es correcta o es una especulación razonada y plausible. Vamos a ver… La mayor parte de los productos de consumo que denominamos ciencia ficción no lo son en sentido estricto. Son fantasías enmarcadas en un universo futurista y avanzado tecnológicamente, o donde se proponen soluciones de aspecto científico pero sin base real sobre el conocimiento actual. Star Wars es una fantasía… como un piano de grande. Pero hay naves espaciales, estrellas de la muerte, pistolas y sables láser e hiperespacios… aspecto de ciencia ficción sin que lo sea. Pero si es un universo en el que hasta se transmite el sonido en el espacio. Sin contar con el aspecto místico de «la fuerza», absurdamente «explicado» en su momento por Lucas con la tontería de los «midiclorianos». No. De esto no van los relatos que tenemos aquí. Van de anticipación. De intentar ver por dónde va a avanzar realmente la ciencia, y combinarlo con mayor o menor destreza con lo que conocemos de la naturaleza humana, con el modo que en que funcionan (o no lo hacen o lo hacen mal) las sociedades humanas, o cómo extrapolamos nuestro presente a un futuro científica o técnicamente más avanzado.

Islandia es un destino en el que se mezclan con facilidad la mirada del científico y del esteta. Las consecuencias de la geología desatada en tiempo actual y la belleza de los paisajes.
Las cuestiones que se plantean no difieren de otras antologías similares. Las amenazas de la tecnología o el miedo del ser humano ante los avances de la misma, el desarrollo de inteligencias artificiales, la exploración espacial, los futuros distópicos, las situaciones apocalípticas o postapocalípticas, un hipotético contacto con inteligencias alienígenas en un futuro más o menos próximo, más o menos lejano, o la infinita capacidad del ser humano de tropezar múltiples veces con la misma piedra. Cometer una y otra vez los mismos errores.

En pocos kilómetros a la redonda contemplamos la magnificencia del glaciarismo, las consecuencias del vulcanismo, y las huellas de las actividades económicas humanas en un ambiente a priori hostil.
De alguna forma, ya he avanzado que podría haber algún pero. Y lo hay. No es que anule o desaconseje el acercamiento a estas propuestas literarias o editoriales. Pero sí que hace que uno se acerque con prudencia a las mismas. Con frecuencia, estos relatos de ciencia ficción dura están escritos por personas con formación o profesiones científicas o tecnológicas con inquietudes literarias. Lo cual está muy bien. De hecho, tengo la sensación que esto, que es bueno en sí mismo, es más frecuente que observar a personas procedentes de las humanidades acercándose de forma correcta al mundo de las ciencias, en el cual el principio de autoridad está muy debilitado al contrario que en las humanidades donde todavía es demasiado potente. Quizá nos podríamos poner de acuerdo en que el autor más potente en el mundo de las ciencias en los últimos 100 años es Albert Einstein… y en esos 100 años una pléyade de científicos han diseñado experimentos para desacreditar sus teorías con insistencia. Einstein es una autoridad no porque se le haya reconocido en el pasado como tal, sino porque hasta la fecha en muy pocas ocasiones se le ha conseguido desautorizar. Alguna vez ha sucedido… pero sus teorías son de gran solidez. Siempre tengo la sensación de que en el mundo de las humanidades, con las que disfruto mucho, a «las autoridades» y sus acólitos nos les gustan que les lleven la contraria…

Sin embargo, estamos en una isla con una proporción mínima de terreno aprovechable y explotable y con un riesgo constante de transformación rápida del paisaje.
Pero claro,… querer ser literato no basta para convertirse en uno. O al menos en uno bueno. O en un buen narrador. Y aquí es donde podemos encontrar las pegas a esta antología y a otras similares. Las propuestas presentadas en los relatos suelen ser interesantes… pero la capacidad narrativa de los autores, aunque sean voluntariosos, es limitada, y no siempre consigue un relato suficientemente redondo. Ese es el riesgo que hay que correr. A cambio, suministran material para la reflexión, muchas veces muy interesante, y siempre se puede encontrar alguna perla escondida. Por qué no.

Muchas veces no son los majestuosos glaciares o los volcanes los que te dan una idea de la rapidez del cambio… sino las llanuras de campos de lava interminables, apenas cubiertas de musgos y líquenes y que son de antes de ayer mismo, desde el punto de vista del tiempo geológico. Impresiona.