[Libro] Retratos de jazz – Haruki Murakami

Literatura

Las series de fotografías que ilustran esta entradas de este Cuaderno de ruta pueden verse, desprovistas de texto, en fotos en serie. Si vamos a hablar de jazz, la velada en el Village Vanguard de Nueva York es adecuada para ilustrar la entrada.

Tardaré un tiempo en volver a comentar un libro leído. Cuando en realidad llevo un acúmulo notable de libros pendientes. Me tendré que plantear cuando llegue el momento la posibilidad de comentarlos de dos en dos. Pero de momento es lo que hay. No será muy largo. Ni tengo mucho tiempo, ni merece la pena estirarse mucho. Aunque el autor sea Haruki Murakami, uno de mis novelistas favoritos. Pero que en cuestiones de no ficción, no me atrevo a llamarlo ensayo, unas veces me convence más que otras. No es su faceta favorita. Pero tratándose de jazz, un elemento, la música en general, siempre presente en sus relatos, y siendo el género que más suelo escuchar, tenía que leerlo.

Recientemente publicado en España, su primera colección de retratos literarios de figuras literarias del jazz en su lengua original, el japonés, es de 1997, habiendo publicado una segunda en 2001. No acabo de tener claro si la colección traducida al castellano es la primera de ella, o las dos reunidas en un único tomo. Tampoco tiene más importancia. Murakami escribe una serie de reflexiones sobre algunos de sus músicos de jazz preferidos, seguida de una breve biografía del músico. Las reflexiones, en las que explica qué significa para él ese músico y su obra, incluyen elementos como la primera vez que lo escuchó, y lo que significó para él. Y cuál es la obra del autor que más destacaría. Por lo que sirve para hacer una colección de álbumes de jazz muy interesante.

Murakami anda por los 76 años, nació en 1949. Por lo que, cuando empezó a escuchar esta música, siendo un adolescente, era la década de los 60 del siglo XX, un período en el que el jazz todavía estaba en lo que podríamos denominar su época dorada, que venía de la aparición del bebop en los años 40, en mi humilde opinión. Antes estuvo el jazz clásico y el swing como derivado más popular. Después vinieron las fusiones y free jazz, al que ha seguido una época de estabilización, es decir, de menos innovación, aunque sigan existiendo músicos excelentes. Pero la atracción que esta música provocaba en el público ha disminuido, pasando ha ser una música culta. Una música cuyo gusto has de cultivar para que te llegue a gustar e, incluso, a apasionar. Por lo tanto, se ha vuelto minoritaria. Lo cual no quiere decir que no haya millones de aficionados en el mundo. Entre los que, modestamente, me encuentro.

Pero Murakami pudo disfrutar de su música siendo muy joven en un momento privilegiado. Porque a mí, en estos momentos, el jazz que más escucho procede de esos finales de los años 50 y de la década de los 60. No es que no encuentre cosas interesantes en otros momentos de la historia del jazz. Pero indefectiblemente vuelvo a esos años. Envidio a Murakami, y envidio el ambiente cultural en el que alcanzó a desarrollar su gusto musical. El mío fue más tardío. Es una música que descubrí con casi treinta años. El doble de edad de los que tenía Murakami cuando, según estos retratos de jazz, empezó a disfrutar de esa música. Los retratos literarios en sí me han parecido entretenidos. Pero no son especialmente profundos. Creo que el tema hubiera merecido un poco más de intensidad personal en explicar por qué la música de jazz ha sido tan importante en su vida. Pero bien está haberlos leído.

[Cine] Blue Giant (2023)

Cine

Blue Giant (2023; 17/20240317)

Después de varios estrenos directos en plataforma de contenidos en línea, el domingo pasado volvemos a las salas de cine, a una matinal en la que podemos disfrutar de la versión original de este largometraje de animación japonesa dirigido por Yuzuru Tachikawa. Una película basada en un manga, como tantas en el País del Sol Naciente, sobre un joven, poco más que un adolescente, autodidacta del saxofón, que quiere ser alguien en el mundo del jazz. Con música compuesta por Hiromi Uehara, muy frecuentemente en su discografía simplemente como Hiromi, esto era un aliciente interesante, al menos para mí. Hiromi abrió el festival de jazz en el otoño de 2023, hace muy poquito, presentando su último proyecto Sonicwonder, y su último disco Sonicwonderland. Escucho con cierta frecuencia la música de Hiromi, una pianista excelente de jazz, que le da a otros palos también como el rock progresivo o fusiones de lo más diversas. No todos sus experimentos discográficos me enganchan de la misma forma, alguno… de ninguna forma, pero lo que me enganchan, me enganchan mucho.

No soy muy dado a las historias de superación, donde un chaval, contra viento y marea, sobre todo, contra todo pronóstico, se abre camino en algún ámbito, en este caso en el de la música. Muchas veces rompen mi suspensión voluntaria de la incredulidad y la propia historia me echa de la película. En esta ocasión, la cosa va ahí ahí, pero supongo que las bondades de la animación y la excelente banda sonora de Hiromi superan el bache y me mantienen en el filme. Solamente al final, en su deseo de acentuar visualmente las bondades de la música del chaval, la animación entra en un delirio de imágenes cósmicas que me generan una cierta incomodidad visual. Cuando durante la mayor parte del largometraje, el dibujo es suficientemente expresionista para contar la historia con cierta sensación de veracidad. Pero bueno, tampoco creo que sea como para tirar por la borda la película.

En líneas generales la disfruté. Como ya he dicho/insinuado, la música y los paisajes nocturnos de Tokio influyen en el resultado final, junto con un trío de personajes protagonista que caen simpáticos. La película viene a tener un narrador que es el batería del trío, el que más tarde se apunta a la música y el menos dotado como músico. Lo narra con la perspectiva de alguien que recuerda los acontecimientos en la distancia temporal, no dedicándose a la música, pero manifestando la importancia de aquel año y medio en que el trío que impulsó la carrera del protagonista estuvo en activo.

Creo que a cualquier aficionado al jazz o a la buena música en general le debería resultar atractiva la película. Los números musicales principales están interpretados por la propia Hiromi al piano, con Tomoaki Baba al saxofón y Shun Ishikawa en la percusión. Pero tampoco disgustará, ni mucho menos, al aficionado a la buena animación, incluso si la historia es previsible y ya vista en otras ocasiones. Después de todo no sé… es que quizá yo tenga desde hace muchos años una cierta debilidad por la pequeña gran pianista japonesa.

Nota: El título de la película, en inglés en el orginal, hace referencia a las estrellas gigantes azules, grandes, brillantes, que tienen una vida rápida, breve y que finalizará como una supernova y dejando como residuo una estrella de neutrones o un agujero negro de masa estelar. De ahí toda la imaginería astronómica en los números musicales finales de la película. Por supuesto, el adjetivo blue, azul en el contexto astronómico, en el contexto de la música tiene otros significados, tanto referidos al estado de ánimo (Am I blue, ¿Estoy triste?, estándar del cancionero americano interpretado, entre otros, por Hoagy Carmichael al piano y Lauren Bacall en la voz en la película To have and have not), a un estilo de música, el blues, que tanto influye sobre el jazz, siendo su precursor, como algunos elementos de las escalas musicales del blues y el jazz, como las blue notes, notas añadidas a las escalas pentatónicas propias del blues, que dan un sabor especial a las melodías y las improvisaciones del jazz. La metáfora estelar no me acaba de convencer porque asume la fugacidad de la brillantez del artista, no augurando una larga y duradera carrera. Volviendo al estado de ánimo, los blue devils del blues y del jazz serían los demonios interiores que causan la tristeza y la depresión.

Valoración

  • Dirección: ***
  • Interpretación: ***
  • Valoración subjetiva: ***

[Música / Jazz] El mundo del jazz está de luto y yo sin enterarme; se nos ha ido Cifu

Música

Y yo también me he puesto triste. Realmente triste. Desde que RTVE empezó a poner a disposición de los sufridos contribuyentes españoles sus programas en forma de podcasts, no me he perdido absolutamente ningún programa de radio de los que ha emitido bajo la batuta de Juan Claudio Cifuentes «Cifu» (1941 – 2015). Ninguno. Bien sea bajo la forma de Jazz porque sí (839 programas disponibles en Radio Clásica), de Jazz Internacional (25 programas disponibles en Radio Clásica) o de A todo jazz (656 programas disponibles en Radio 3), me he empapado durante todos estos años de toda esa maravillosa música. Música con swing, con alma, con creatividad, con talento,… Lo mejor de tantos y tantos músicos que han hecho historia en la historia de la más creativa música del siglo XX, que empezó como música popular entre la población afroamericana de EE.UU., pero que ha alcanzado por derecho propio el estatus de música culta. Son muchas horas de jazz las que me he chupado en todo este tiempo.

En mis viajes, no he perdido la ocasión de disfrutar del jazz, siempre más popular y con más fuerza fuera de nuestras fronteras que en nuestro sufrido país.

En mis viajes, no he perdido la ocasión de disfrutar del jazz, siempre más popular y con más fuerza fuera de nuestras fronteras que en nuestro sufrido país.

Pero ahora había cogido un par de semanas de retraso. Y aunque notaba que no había bajado algún programa… quien sabe… hay problemas técnicos… Y no vi ninguna noticia al respecto. Vamos, que han pasado siete días y yo en Babia.

Cifu ya nos aficionó al jazz hace unas décadas con su mítico programa de televisión, programado muchas veces a horas nefandas, Jazz entre amigos del que están disponibles en el enlace anterior al archivo de RTVE 16 programas completos y cuatro clips de corta duración. Que todo este material perdure durante años y años, décadas y décadas, a disposición de los amantes del jazz y de la buena música en general. Porque ya veremos si son capaces de apañarse para volver a poner unos programas con la mitad de interés en programación. Primero tendrán que querer.

Hasta en dos ocasiones en coincidido en Copenhague con el prestigioso festival de jazz internacional de la capital danesa, en 2011 y en 2014.

Hasta en dos ocasiones en coincidido en Copenhague con el prestigioso festival de jazz internacional de la capital danesa, en 2011 y en 2014.

Con su tono pausado, didáctico, con sus «despistes cifuentes», con su interminable anecdotario, algunos hemos aprendido lo que no está en los libros. Y echaremos mucho de menos, en primer lugar a la persona, que con 74 años, hoy en día todavía era un «chaval». Y después, a la música.

Siempre dicho que si hay algún tipo de vida después de esta he dicho que sólo merecería la pena si fuera el cielo de las gentes del cine. Bueno. Ahora que lo pienso bien, el cielo de las gentes del cine y del jazz. Para poder comentar a gusto y con buena música las sesiones de proyección o las jam sessions con sus propios protagonistas. Buena compañía, buen cine, buena música,… ¿A que eso sí parece el paraíso? Pues allí debería estar Cifu. Departiendo con Charlie, con Dizzy, con Duke, con Count, con Art, con Louis, con Ella, con Billie, con Ray, con Fats, con Tete, con Bill, con Stan, con Tom, con Pete, con…

Pero sin duda uno de los momentos más memorables de mi historia con los conciertos de jazz fue el del trío de Bill Charlap en el mítico Village Vanguard de Nueva York. Cuántas grabaciones nos puso Cifu realizadas en este club de jazz de la Gran Manzana...

Pero sin duda uno de los momentos más memorables de mi historia con los conciertos de jazz fue el del trío de Bill Charlap en el mítico Village Vanguard de Nueva York. Cuántas grabaciones nos puso Cifu realizadas en este club de jazz de la Gran Manzana…

[Cine] Whiplash (2014)

Cine

Whiplash (2014); vista el lunes 19 de enero de 2015.

Por supuesto, la película la vimos en versión original subtitulada en castellano. Pero en este caso tanto la versión original como la doblada tienen el mismo título. Bien sea heredado del tema compuesto por Hank Levy, bien sea por los «latigazos» que se dan en el filme. Y mucho revuelo y entusiasmo ha levantado esta segunda película del joven director Damien Chazelle, cuyo primer filme no he tenido ocasión de ver, también alrededor de la música de jazz. Veremos qué ha dado de sí. La historia no es nueva ni original. Un joven aprendiz, en este caso un joven batería que cursa su primer año en un prestigioso conservatorio de música neoyorquino, y que tiene como modelo a algunos de los más intensos baterías de la historia del jazz. El joven Andrew (Miles Teller) vive para su instrumento y sus estudios. No tiene muchos amigos y aspira a lo más alto. En el se fija el duro profesor Fletcher (J.K. Simmons), que dirige la «big band» más prestigiosa del conservatorio, que lleva una larga trayectoria de premios. Pero no es fácil entrar y menos permanecer en ella. Fletcher es duro, inmisericorde. Promueve la competencia despiadada entre los alumnos. Busca sus puntos débiles para comerles la moral. Ambos personajes, alumno y profesor no tardarán entrar en confluencia y en conflicto al mismo tiempo.

Por lo que se ve, las mejores escuelas o conservatorios de música están en Nueva York. Y de casi cualquier arte, si hacemos caso al mundo del cine.

Por lo que se ve, las mejores escuelas o conservatorios de música están en Nueva York. Y de casi cualquier arte, si hacemos caso al mundo del cine.

La película ha causado impacto y muy altas valoraciones tanto en la crítica como en el público. Con un ritmo magnífico, una historia contada de diversas formas, ya digo que no es excesivamente original, se convierte sin embargo en una experiencia novedosa. Austera en determinados momentos en palabras, aunque siempre rica en imágenes, llega a sus más altas cuotas en los enfrentamientos entre ambos personajes, favorecida además por una realización técnicamente impecable en la que destaca especialmente el magistral montaje, especialmente complejo cuando ha de seguir las ejecuciones de batería. Por supuesto, el amante del jazz disfrutará escuchando las interpretaciones musicales, y más que la del Whiplash que da título a la película, del Caravan de Juan Tizol y Duke Ellington que supone el momento culminante del filme. Por supuesto, ambas son elegidas por su dificultad para el intérprete de batería, Whiplash por su complejo compás de 7/4, y Caravan por el endiablado ritmo que lleva el arreglo elegido para la película. Pero donde más expectación a levantado el filme es en las interpretaciones, especialmente la de Simmons, que compone un personaje intenso, arrollador, con una expresividad tremenda, con una fortaleza que se come todo lo que se le pone por delante. Un trabajo actoral superlativo bien acompañado por el joven Teller y los secundarios del filme.

Por consiguiente, no tenía otra opción que ilustrar esta entrada con algunos paisajes neoyorquinos.

Por consiguiente, no tenía otra opción que ilustrar esta entrada con algunos paisajes neoyorquinos.

La película no ha carecido de críticas negativas, sin embargo. Especialmente desde el mundo del jazz. La revista especializada Downbeat se queja amargamente de la falta de realismo que ofrece la película sobre en qué consiste la formación en esta disciplina musical en los modernos conservatorios de música. Es algo que intuyo en las escenas en que vemos al joven Andrew ensayar. Mucho sudor, mucha sangre, mucha intensidad,… pero carencia absoluta de metrónomos que le indiquen si realmente va rápido o se retrasa con respecto al tempo marcado. Resulta espectacularmente dramático, pero con un punto de absurdo. Hay cosas que fallan en el paralelismo planteado entre la supuesta anécdota entre Jo Jones y Charlie Parker, que se supone hizo que este se convirtiera en el genio que fue, y la historia que se nos cuenta en la película. Si no consideramos estas inexactitudes, poco creíbles dentro del mundo del jazz actual real, la película resulta intensa, dramática, y, como ya he dicho, excelentemente interpretada. No es de extrañar que haya recibido tantas alabanzas. Pero desde mi punto de vista, estas inexactitudes que desconozco al igual que Downbeat si se deben a la ignorancia del director o a su deseo de ampliar la atracción y el interés del público a costa de la verosimilitud, le quitan algún puntito en la nota global. De la que por otra parte es una película bastante recomendable.

Valoración

  • Dirección: ****
  • Interpretación: *****
  • Valoración subjetiva: ****

Y qué mejor que un anochecer en Manhattan como se ve desde la isla de Roosevelt. Bonito, ¿verdad?

Y qué mejor que un anochecer en Manhattan como se ve desde la isla de Roosevelt. Bonito, ¿verdad?

Jazz en la calle en Copenhague – Fotografía y otras artes visuales

Viajes

Jazz en la calle en Copenhague – Fotografía y otras artes visuales.

Pues sí… mi tercera etapa de las vacaciones de este mes de julio fue por las calles de Copenhague. Y en la capital danesa, el prestigioso festival internacional de jazz que anualmente se celebra allí. No me hubiera importado ir a alguna de las actuaciones estelares, pero nos conformamos con las que se daban por las calles y plazas de la ciudad.

Y os recuerdo que todas las etapas del viaje las encontráis en el cuaderno de viajeroÖresund / Øresund, 2014.

La big band toca, la señora les hace un foto, y la niña curiosea por debajo de la falda de mama. Jazz en la calle en una templada tarde del verano danés.

[Fotos – música] Un poquito de jazz al estilo de Nueva Orleans en el Parque de la Memoria

Fotografía personal, Música

Un fin de semana atribulado el pasado, en el que nada pasó como estaba previsto. Cosas que pasan. Y en un momento dado, las circunstancias me llevaron a estar un rato jugando con mi sobrinillo de cuatro años en el Parque de la Memoria, en Zaragoza. Y mira por donde, ese domingo por la mañana un pequeño conjunto musical, un cuarteto, se encontraba allí mismo ofreciendo un concierto de jazz al estilo de Nueva OrleansDixieland lo llaman algunos, pero no a todo el mundo, especialmente entre la comunidad afroamericana, le gusta esta denominación. En cualquier caso, este sencillo grupo, con un saxo soprano y una trompeta como solistas, y una tuba y un banjo en la rítmica nos deleito con esta alegre música y con alguna buena improvisación. Lo que no me llegué a enterar es cómo se llamaba el grupo. Si alguien lo sabe, agradeceré el comentario.

Cuarteto de jazz en el Parque de la Memoria

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Cuarteto de jazz en el Parque de la Memoria

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Cuarteto de jazz en el Parque de la Memoria

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Cuarteto de jazz en el Parque de la Memoria

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[Música – obituario] Dave Brubeck (1920 – 2012)

Música

Dave Brubeck (1920 – 2012)

A la provecta edad de 92 años, se nos ha ido al otro barrio el pianista y compositor de jazz Dave Brubeck, uno de los ilustres de esta maravillosa música, tan incomprendida como desconocida por el gran público de hoy en día. Sin embargo, Brubeck uno de los más característicos representantes del estilo llamado cool jazzwest coast, es lo que podríamos decir un superventas. Su disco más famoso, con su cuarteto, fue Time Out (1959), donde se encontraba un tema, Take Five, que le aseguró fama y un lugar en la historia del jazz. Un tema muy versionado por otros músicos. Aunque el tema estaba compuesto por el saxo alto de aquel cuarteto, Paul Desmond. Estos músicos eran auténticos innovadores, ya que rompieron con los sempiternos compases de 4/4, para permitir otros compases menos usuales como el 5/4 de Take Five o el 9/8 de Blue Rondo à la Turk, el 7/4 de Unsquare Dance, o el 13/4 de World’s Fair.

En cualquier caso, para quienes no conozcan, os dejo un vídeo de Youtube que puede dar una idea de lo que estamos hablando. Aunque con un tema menos conocido, Koto Song, aunque de los que llevaba con frecuencia en repertorio.

A mí me parece un músico, él y sus acompañantes, muy elegantes. También es cierto que el cool jazz es uno de los estilos que más me gustan. Habitualmente. Depende de mi estado de ánimo. De cualquier modo, seguirá siendo uno de los músicos que más habitualmente suenan en mis equipos. Y por mucho tiempo. Tanto él como Paul Desmond son de los que más reproduzco.

Y ahora unas fotos. Este fin de semana, en el que tengo fiesta cuatro días seguidos, se me ha torcido y he descartado algunos planes previstos. Cosas que pasan. Mala suerte. Pero ayer me di un largo paseo hasta una animada Plaza del Pilar, donde el ambiente navideño ya domina.

El asador

Asador,… la parte sana,… que el colesterol también abundaba…

El castañero

Y un clásico de temporada, las castañas asadas, bien calentitas.

Churros multiétnicos

Como los churros, que evidentemente han saltado con éxito las fronteras étnicas.

En la pista de hielo

Una pequeña, y no demasiado cuidada, pista de hielo hace las delicias, fundamentalmente de niños y adolescentes.

Los enanitos y blancanieves

Y diversos grupos de animación, entre ellos los enanitos de Blancanieves, encantados de posar para la cámara.

Foto

Cámara que no es única, ya que aquí y allá se ven personas que aprovechan el buen rendimiento actual de las cámaras digitales en situaciones de luz ambiental escasa.

[Libros de fotografía] Algunas cositas pendientes, Larry Fink y los músicos de jazz, y la fotografía documental en Iberoamérica

Fotografía

Son compras que se me han quedado por ahí colgando, pendientes de revisar con calma y de comentar. Y hoy, aunque sea brevemente las traigo aquí.

Somewhere There’s Music – Larry Fink

Larry Fink es un fotógrafo norteamericano que se caracteriza por sus fotografías de acontecimientos  sociales, en un denso blanco y negro, en las que de alguna forma pone de manifiesto el auténtico ser de las personas, justo en acontecimientos en los que menos quieren ser ellos mismos, en los que más quieren aparentar lo que quieran aparentar para alcanzar el éxito social. Pero el libro que hoy nos trae, y que compre por menos de 10 euros en un VIPs, está dedicado a la música. Fundamentalmente al jazz. Pero no sólo. También los músicos callejeros, las escuelas de música o los teatros escolares o comunitarios tienen su espacio. Jazz y fotografía, especialmente en blanco y negro, siempre se han llevado especialmente bien, y el tono denso de las fotografías de Fink le sienta muy bien. Aparte que algún ilustre de la música negra por excelencia aparece por ahí. Por el precio y la calidad de las imágenes, irresistible compra.

Somewhere There’s Music
Larry Fink (fotografías), George E. Panichas (ensayo)
Damiani Editore; Bolonia, 2006
ISBN: 8889431563

Cámaras en el Pastificcio

El martes tuve que comer fuera de casa, y escogí un restaurante italiano cerca de la «Casa Grande» de Zaragoza. Y estuve acompañado durante la comida por unas veteranas «folding» reconvertidas en objetos ornamentales.

Laberinto de miradas – varios autores

No mucho que comentar aquí. Hace unos meses visité la exposición Laberinto de miradas en el Centro de Historias de Zaragoza, una extensa exposición colectiva sobre fotografía colectiva documental que tenía cosas muy interesantes, algunas no tanto, pero que en su conjunto era una visita recomendable. Cuando la vi, no tenían el catálogo disponible. Catálogo que si pude comprar con posterioridad, y que es especialmente recomendable porque profundiza en las imágenes y en los conceptos que se podían ver en la exposición.

Laberinto de miradas
Varios autores
Editorial RM, S.A. de C.V.; Méjico D.F., 2010
ISBN: 9788492480609

Cámaras en el Pastificcio

Qué ganas de liberarlas para que puedan hacer lo suyo,… fotos.

[Libro] Acordes y desacuerdos

Literatura

No, no se trata de la película de Woody Allen, Sweet and Lowdown, que en España llevó el título que aparece en el de esta entrada. Pero sí, tiene que ver con el jazz. No el del belga Django Reinhardt, cuya música impregnaba aquella estupenda película, pero la acción transcurre en Bélgica. En Bruselas. Ah, por cierto, y es una novela gráfica. O historieta. O cómic. O tebeo para adultos. O como le queráis llamar.

Acordes y desacuerdos (título original francés, Accords sensibles)
Antonio Lapone, dibujos; Régis Hautière, textos (traducidos al español por Diego Álvarez)
Editorial Dibbuks; Madrid, 2012
ISBN: 9788492902919

Creo que el breve resumen que podemos encontrar en Laponeart, el blog del dibujante, expone bastante bien de qué va esto. Traducido libremente por mí:

Gabrielle se aburre con el enteradillo de Simón y sueña con Lester. Lester que aspira a ordenar su vida tras su separación de Anna. Anna, de quien el talentoso trompetista Gordon está perdidamente enamorado. Y es incapaz de ver a Audrey, que le ama en secreto…

En cuatro historias cruzadas, más un epílogo, asistimos con la música de jazz de fondo a las andanzas un grupo de gentes cuyas vidas se entrecruzan en la Bruselas de la exposición universal de 1958, de la que heredamos el famoso Atomium. Gentes que se enamoran unas de otras, pero siempre de la persona equivocada, de quien no les corresponde. Lo cual pasa más de lo que pensamos, y por ello acabamos con quien no deberíamos. O sí, que tampoco me voy a poner a divagar sobre las cosas del «cuore».

En cualquier caso, con cada historia diferenciada por la tonalidad de color dominante, nos encontramos ante una novela gráfica muy elegantona, tanto por los estilizados y expresivos dibujos de Lapone, como por la historia que nos cuentan entre ambos autores. Eso sí. Imprescindible leerla con música de jazz. Imprescindibles My Funny Valentine, para mí en alguna de las versiones más cool de Paul Desmond, aunque porque no con la limitada pero sensual voz de Michelle Pfeiffer, y Time after Time que tiene un millón de versiones al igual que la anterior, pero que yo mayoritariamente escucho últimamente, y no poco, por Gino Paoli y sus buenos jazzistas italianos de Un incontro in jazz. Altamente recomendado. Todo.

El Atomium de Bruselas, un cristal de hierro con nueve atomos amplíado decenas de miles de millones de veces, y que es de la época en la que transcurre nuestra historia de hoy.

[Música] Concierto de jazz manouche, Gancho Drom, en el IAACC Pablo Serrano

Música

Ya hace unas semanas os comenté que durante las noches de los viernes de junio habría actuaciones musicales en la terraza del IAACC Pablo Serrano. Sin embargo, hasta ayer había tenido ocupado el resto de los viernes y prácticamente había olvidado la cuestión. Ayer por la tarde, salí un momento a comprar una cosas con unos amigos. Un regalo. Y entonces recordamos la cuestión. Investigamos y comprobamos que había un concierto de jazz manouche a cargo del cuarteto hispano-francés Gancho Drom. Radicado aquí en Zaragoza, como la implícita alusión a la parroquia de San Pablo que contiene su nombre indica. Sólo me interesó a mí. Pero aunque estaba un poco cansado, llevaba conmigo una cámara de fotos, y decidí acercarme.

Os lo cuento en fotos.

Instalación de Stella y Calatrava

Como llegué pronto, pasé primero a visitar de nuevo la instalación de Frank Stella y Santiago Calatrava.

Instalación de Stella y Calatrava

Había más visitantes que cuando estuve hace tres semanas.

Esperando en la terraza del IAACC Pablo Serrano

En la terraza había animación, y el atardecer estaba majo. Aunque afición al jazz manouche detecté más bien poca.

Concierto de Gancho Drom

Un cuarteto con dos guitarras, solista y rítmica, acordeón y contrabajo. Bastante dentro de los «canones» del estilo que dicen representar. Su líder, a la guitarra solista, es el francés Jean-Pierre Bailly, que también hace de voz solista en los temas vocales.

Concierto de Gancho Drom

Lo cierto es que nos ofrecieron un repertorio basado en una mayoría de temas de composición propia, instrumentales y vocales. Los instrumentales estuvieron bastante bien. En la fotografía, el acordeonista Ignacio Alfayé.

Concierto de Gancho Drom

Sin embargo, los temas vocales los encontré flojos, tanto en la calidad de las letras, irónicas, como en la interpretación. Compensaron con el complemento de buenas interpretaciones de algunos estándares además de sus propias obras. Javier Pérez es la guitarra rítmica.

Intrépido reportero

En cualquier caso, siempre está bien tener oportunidades para saber qué hacen los grupos locales, por lo que a pesar del cansancio que sentía di por buena la experiencia. Con un joven «reportero» haciéndome la competencia a la hora de sacar algunas fotos del evento.

[Libro] My favorite things. Conversaciones con John Coltrane

Literatura

Sigo en los últimos tiempos con la «nociva» tendencia de leer mucho, pero pocos libros. Me cuesta mucho coger un volumen, y encontrar ratos y continuidad para leerlo de principio a fin. A veces, la mejor forma de romper esta inercia es leer un libro pequeñito. Algo que sabes que te lo meriendas en un momento, y que de te da de nuevo el ímpetu para dedicarte a la lectura reposada y reflexiva. Y eso es lo que intento hacer yo con este pequeño opúsculo dedicado al genial saxofonista de jazz John Coltrane.

My favorite things – Conversaciones con John Coltrane
Michel Delorne, con textos del propio John Coltrane (tradiucción de Isabel Núñez)
Alpha Decay, Alpha Mini; Barcelona, 2012
ISBN: 9788492837502

FRANK STELLA & SANTIAGO CALATRAVA:THE MICHAEL KOHLHAAS CURTAIN

En otro orden de cosas, ayer visité la Michael Kohlhaas Curtain de Frank Stella y Santiago Calatrava que se puede ver en el IAACC Pablo Serrano de Zaragoza.

Primero, un poco de contexto. Nacido en 1926, murió prematuramente en 1967, cuando todavía podía ofrecer mucho este irrepetible músico de jazz, por una enfermedad hepática, consecuencia de sus excesos de juventud. Aunque comenzó a tocar muy joven, ya en la época del bebop, su arranque definitivo se produce en los años 50 cuando toca en el grupo de Miles Davis. A partir de ahí, su música bebe de las corrientes del momento. Hard bopjazz modal, con incursiones en sus últimos años en el free jazz o new thing, como la denominan en el libro que hoy nos ocupa.

En este librito, se nos propone la lectura de tres piezas. Por un lado, sendas entrevistas que el periodista francés especializado Michel Delorme realizó a John Coltrane en los años 1962 y 1963, que básicamente nos permiten conocer qué opinaba el músico de lo que estaba pasando a su alrededor en la música jazz, especialmente con las corrientes más innovadoras dentro de esta música, y su papel dentro de ellas. Hay que considerar que el tipo aparece como alguien sencillo y humilde. No se da a sí mismo la trascedencia que los historiadores del jazz le han reconocido con posterioridad. Entre ambas entrevistas no dejamos de encontrar contradicción, tanto en sus opiniones como en sus intenciones. Probablemente, porque él mismo va evolucionando y cambiando su forma de ver la música y su música. Finalmente, nos proponen la lectura de una carta que el músico escribió a Don DeMichael, editor en aquel momento de influyente revista Downbeat.

Evidentemente, este libro no es para todo el mundo. Pero sí altamente recomendable para los amantes del jazz. Yo, por mi parte, me lo leí en una tarde. Así que misión cumplida.

Concierto de Ludmila Mercerón y Trío

En la terra, concierto de Ludimila Mercerón y su trío, que por lo que pude contar es de cuatro, sin contar a la vocalista… pero lo de la instación y el conciertillo ya os lo cuento otro día.

[Cine, fotografía, CineFoto] Películas con fotógrafos, sobre fotógrafos y de fotógrafos

Cine, Fotografía

Hoy os traigo breves comentarios sobre diversas películas relacionadas con la fotografía. Dos de ellas, de ficción, han pasado a formar parte de mi colección de películas sobre La fotografía en el cine. La una de forma premeditada, fui a por ella, la otra fue un encuentro casual y afortunado. Las otras dos están relacionadas con el fotógrafo Bert Stern, famoso entre otras cosas por ser quien realizó las últimas sesiones de fotografías para la revista Vogue de Marilyn Monroe pocas semanas antes de su muerte.

The Cameraman (El cameraman, 1928)

Con el estreno y el triunfo de The Artist, algunos dirían que se habrían puesto de moda las buenas películas de la época del cine mudo. Lo dudo. Que rima con mudo. Sin embargo, es bien cierto que hay muchas pequeñas joyas de aquella época, películas que merecen la pena ser rescatadas del olvido en el que la mayor parte de los aficionados al cine las tienen sumidas. En TCM Autor, recientemente comenzaron a programar esta película del genial y melancólico Buster Keaton. Que además tiene argumento relacionado con la fotografía y, por lo tanto, pasa a engrosar mi colección de películas sobre La fotografía en el cine. Y de paso todos nos enteramos de qué es un ferrotipo.

Eduardo Jimeno Correas (por Manuel Arcón)

La cámara para rodaje que acarrea Buster Keaton en The Cameraman no es muy distinta que la que muestra la escultura de Eduardo Jimeno (por Manuel Arcón) en la plaza de Ariño en Zaragoza.

La peau douce (La piel suave, 1964)

Hace unos años, una noche de verano mientras nos tomábamos unos chismes después de cenar, surgía una conversación muy divertida sobre la geometría de los romances. Y por supuesto hablábamos de los triángulos. Y básicamente reconocíamos dos tipos fundamentales, los rectángulos sometidos pitagóricamente a las relaciones de dos catetos con una misma hipotenusa, y los obtusángulos en los que un tipo era suficientemente obtuso para liarse con dos mujeres al mismo tiempo. Si además tenemos en cuenta que el obtuso tiene una cámara de fotos, y que estas las carga el diablo, el drama o la tragedia están servidos. Como nos lo muestra de forma excelente François Truffaut en este filme de mediados de los años sesenta, donde además tenemos el placer de ver el trabajo de la guapa y malograda hermana de Catherine DeneuveFrançoise Dorléac, fallecida en plena juventud pocos años después. En cualquier caso también pasa a mi colección La fotografía en el cine.

El caballito de Ángel Cordero - minutero de la Lonja (por Francisco Rallo)

El fotógrafo de ferrotipos de The Cameraman se puede considerar el antecesor de los fotógrafos minuteros. En Zaragoza, se recuerda con esta estatua de un caballito de juguete, a Ángel Cordero, que realizó durante décadas esta modesta profesión en los jardines de la Lonja de Zaragoza.

El caballito de Ángel Cordero - minutero de la Lonja (por Francisco Rallo)

El caballito de Ángel Cordero fue reproducido por Francisco Rallo, escultor zaragozano que tenía su taller en la calle Madre Sacramento. Visité en varias ocasiones el taller, ya que mi padre, marmolista, le realizaba encargos de vez en cuando. Siempre me sorprendían los caballos de tiovivo que esculpía para luego hacer moldes con los que se reproducirían después, para su instalación en esta diversión de ferias.

Bert Stern: Original Madman (2011)

El sábado pasado Canal+ programó este documental sobre la vida y obra del fotógrafo norteamericano Bert Stern. Como ya he dicho al inicio de esta entrada, el fotógrafo es especialmente recordado por sus fotografías de Marilyn Monroe en el verano de 1962, pocas semanas antes de la muerte por envenenamiento farmacológico de la actriz. Se trataba de un trabajo para la revista Vogue, y se realizó en un hotel de Bel Air. Desde hace mucho tiempo pienso que son las mejores fotografías que conozco de la actriz. De las pocas en las que parece una mujer hecha y derecha y no una muñeca. En cualquier caso, el documental dirigido por Shannah Laumeister, que fue modelo y musa del fotógrafo, y con quien convive actualmente, nos habla de muchas más cosas. De sus relaciones con las mujeres, de su trabajo, de su bajada al infierno de las drogas, etcétera. Aunque realizado con una mirada muy benévola hacia el fotógrafo, de quien sospecho hay zonas oscuras tanto en su personalidad como en su vida, merece bastante la pena. Está bien realizado, con ritmo y te engancha.

El título del documental hace referencia con avaricia coyuntural a una famosa serie de televisión. Sin embargo, creo que el asimilar al fotógrafo a los personajes de la serie está pillado un poco por los pelos. Cierto es que comenzó su carrera profesional como ayudante de director artístico de una empresa, incluso como el director artístico de facto de la misma. Pero aunque mucha de su obra esté vinculada al mundo de la publicidad, Stern fue fotógrafo y no un creativo de publicidad. Que son dos cosas diferentes. Aunque indudablemente fue un fotógrafo extraordinariamente creativo, y no me cabe la menor duda que influyó mucho sobre las campañas que se desarrollaron alrededor de su obra. Pero son dos conceptos diferentes para una misma palabra.

En mi biblioteca tengo un monográfico de Bert Stern publicado por la revista alemana Stern.

Jazz on a Summer’s Day (1959)

Durante el documental anterior me enteré que Bert Stern hizo también sus pinitos en el cine documental. Y a finales de los cincuenta filmó este documental sobre el festival de jazz y las regatas que se celebraron en Newport en 1958. El Newport Jazz Festival, que lleva más de cincuenta años celebrándose con distintas denominaciones y localizaciones, es un clásico en la música de jazz, y ha producido algunas de las más prestigiosas grabaciones de la historia de este género musical. Tengo en mi discoteca grabaciones en este festival de Duke EllingtonMiles DavisThelonious Monk. En cualquier caso, en ese año de 1958, el fotógrafo cambio la cámara fija por la de rodar, y enfocó con su objetivo a figuras del jazz como Louis ArmstrongDinah WashingtonGerry MulliganGeorge ShearingThelonious MonkAnita O’DayEric DolphyArt FarmerMahalia JacksonJim Hall,… entre otras muchas que sería excesivamente mencionar. Rodado con pocas palabras, mucha música, y un estilo de imagen que nace en su formación como fotógrafo, es una obra realmente notable que debería hacer las delicias tanto del aficionado a la música de jazz, como al cine, como a la fotografía.

Banda sinfónica del CSMA en el Pilar

Los primeros planos de los músicos con teleobjetivo es una de las características del documental sobre el Newport Jazz Festival de Bert Stern. Aquí, músicos de la Banda Sinfónica del Conservatorio Superior de Música de Aragón en la plaza del Pilar, el día de San Jorge de 2012.