Iron Man (2008)

Cine

Iron Man (2008), 13 de mayo de 2008.

Segundo fin de semana que vamos a ver película intrascendente, por mero entretenimiento. Y esta va de uno de los superhéroes de la Marvel. Llevan ya unas cuantas películas hechas a partir de estos personajes, pero supongo que les quedan un buen puñado todavía.

Yo de niño consumí moderadamente estos tebeos. Entonces no los llamábamos cómics. Era tebeos. Cuando digo de niño me refiero a que comencé a leer alguno allá a los ocho años, y no creo que leyese ninguna más pasados los diez u once años. Compré muy pocos. Los intercambiábamos. Con lo cual, las historias que se continuaban nunca las leía en el orden adecuado. Me daba igual. Nunca tuve un superhéroe favorito, pero en los tebeos de los Vengadores, salía un personaje que se llamaba Wanda, la Bruja Escarlata, que me producía una extraña desazón, que sólo algunos años más tarde identifique inequívocamente con el deseo sexual. Pero de esto tenía yo poca conciencia entonces. No fui un retrasado en mi desarrollo sexual, pero tampoco precoz. Cada cosa a su tiempo. Y estos son casi todos los recuerdos notables que de aquella época y sobre aquellos tebeos me quedan.

Así que este tipo de películas las he recibido siempre con la debida distancia y frialdad. También dándoles las debidas oportunidades como a cualquier otro filme de aventuras. Lo que pasa es que con casi todas me pasa lo mismo que con este, dirigida por Jon Favreau. Con líneas argumentales básicas:

  • Tipo que descubre o adquiere «superpoderes».
  • Tipo que las pasa canutas cuando los empieza a usar.
  • Tipo que mejora la cosa.
  • Tipo que se enfrenta finalmente a uno muy malo, más fuerte y más rápido, pero al que vence.

Entre medio, puede tener amoríos, o al menos algún tipo de tensión sexual con una bella moza, y algún que otro conflicto familiar o social, según la naturaleza de sus poderes… pero no hay más. Bueno sí… un despliegue absurdo y atronador de pirotecnia y otros efectos especiales, que aseguran que la historia nunca sea lo importante en la película.

En la que aquí nos ocupa, se han preocupado de que el reparto sea de campanilla. El héroe es Robert Downey Jr. El malvado, un irreconocible Jeff Bridges. ¿Os acordaís de cuando le tocaba el piano o lo que sea a Michelle Pfeiffer, o cuando era el Gran Lebowsky? Pues ya ves. El florero de turno, Gwyneth Paltrow con su carrera como actriz en caída libre.

En el argumento nada original. Y ya cansa el tema de los árabes/afganos o similares que son malísimos y tontos. No son originales ni para buscar nuevos villanos. Queda pueril. Sin embargo, la película cumple con el objetivo de entretener. Y el Downey consigue hacer un personaje un poco más simpático y con un poquito más de personalidad que en otras por el estilo. Al final, buscas dónde vomitar la dosis de maniqueismo barato que destilan estos productos, y te vas a casa o donde sea a buscar un poco de estímulo intelectual.

Yo le pongo un cinco en la valoración subjetiva, con otro tanto en la dirección, y un seis en la interpretación, porque me cae simpático el protagonista. Y ya está. A olvidarse de la cuestión.

En la película me queda la duda de si el protagonista es un gran científico. Pero lo que sí resulta ser es un notable herrero; como el que había recientemente en el Mercado de los Sitios en el Barrio de San Gregorio.

En el fuego al rojo

(Canon EOS 40D; EF 24-105/4L IS USM)

Nota geek: Los monitores de los ordenadores del bueno son de Apple. Lo del malo son de Dell. ¿Ambas empresas hacen product placement? ¿O sólo lo hace Apple, desacreditando también los productos rivales? ¿O es cosa del diseño de producción de la película que identifica una marca con lo bueno y la otra con lo malo? Rediez,… me carcome la duda.

Ferraris, neumático y el soldadito

Deporte, Música

Ayer hubo carrera de Fórmula 1. Estambul. Bonito circuito. Y emocionante carrera la que provocó la estrategia del pérfido británico al ir a una estrategia de tres paradas. Lo cual le permitió mantener la segunda posición lograda en la clasificación. Massa estuvo demasiado intratable para que viese amenazado su primera posición en la carrera. A Kimi le faltó un poco de punch para arrebatarle la segunda posición a al pérfido británico.

Pero claro, parte de la gracia se va cuando te enteras que la estrategia no fue una decisión peculiar, valiente, salida la clara inteligencia del corredor británico y sus ingenieros. Fue forzada por Bridgestone ante el miedo de que la forma de conducir del pérfido británico provocase otro fiasco, uno más esta temporada. Que pena; la emoción se desinfla.

Pasando a otra cosa. Todas las semanas en el programa La Ventana de la Cadena Ser, Jaime Urrutia y Ariel Rot dedican un espacio los miércoles a proponer un par de canciones que les gustan o les llaman la atención por cualquier motivo. Está bien. A veces escogen verdaderas joyas, incluso desconocidas. Pero otras son simples curiosidades o anécdotas de la historia de la música pop. Y hete aquí que el Urrutia, contra todo pronóstico va y propone escuchar… ¡¡¡El Soldadito de La Compañía!!! Esta canción era una versión pop de una pieza de la zarzuela Luisa Fernanda, y se hizo muy popular. En el colegio la aprendíamos. Me lo pasé como los indios. Me la busqué en internet y la he estado escuchando todo el fin de seman… y por fin, la he encontrado en YouTube, y aquí va… No se pierdan «la gracia» de la chica de la falda larga «bailando». No es que las otras le lleven mucha ventaja, pero es que esta es total.

Claro,… cómo no voy a ilustrar la entrada si no es con unos soldaditos de los que «desfilaban» el otro día en el Barrio de San Gregorio.

Tambor

(Canon EOS 40D; EF 200/2,8L USM)

Vía: Racingpasión – Sólo Hamilton tenía riesgo riesgo con los neumáticos en Turquía.

Ciencia que da risa en regímenes que dan miedo y ciencia que da miedo en sociedades que dan miedo

Ciencia, Política y sociedad

Hoy os pongo dos vídeos, que se deberían comentar por sí mismos.

El primero procede del viejo NODO, ese noticiario documental que los españolitos nos teníamos que tragar en tiempos del Tío Pachi, para que quedaramos enterados de los logros del régimen nacional-catolicista. Lo pongo:

Creo que se comenta a sí mismo. Bueno,… igual tenían razón… ellos veían en Marte arbolitos y animalitos, pero dos décadas más tardes se quedó seco y yermo… Cuántas mentiras más no nos contarían constantemente los impresentables del régimen.

El segundo vídeo me ha llenado de tristeza y de miedo. En él vemos a unos niños en un experimento sociológico, enfrentados a unos muñecos de juquete. Los niños son negros (o afroamericanos, para los amantes del lenguaje políticamente correcto). Los muñecos son blancos y negros. Las respuestas que dan los niños ante las preguntas que realizan los investigadores son devastadoras.

Me ha dejado triste esto último, así que me despido con una foto alegre del Mercado de los Sitios, que se celebró recientemente en el Barrio de San Gregorio de Zaragoza.

Anillo vegetal

(Canon EOS 40D; EF 24-105/4L IS USM)

Vía: Pixel y Dixel – Cuando descubríamos vida en Marte.

Vía: Mujeres TIC – ¿Cuál es el muñeco más bonito?

Vaya semana de aniversarios… de Vértigo

Cine

Si hace bien poco os mencionaba el 40º aniversario de 2001, una odisea del espacio, hoy me entero que hoy 9 de mayo es el 50º aniversario de Vértigo, una de las más celebradas obras del maestro Alfred Hitchcock.

Sinceramente, reconociendo las grandes virtudes del filme, reconociendo que es un compendio de los mejores hallazgos cinematográficos del maestro británico, nunca ha sido de mis favoritas. Bueno… es que,… casi todas me parecen estupendas y maravillosas,… pero desde que vi Encadenados (Notorious), todas las demás palidecieron. Supongo que la culpa la tiene lo guapa que estaba Ingrid Bergman.

Dejemos de lado mis subjetividades y mis amores cinematográficos. Porque si en Encadenados disfrutábamos de la Bergman en todo su esplendor, en Vértigo es la rubísima Kim Novak la que nos da un recital de mujer bella, fría, fatalmente atractiva.

En cualquier caso, la propuesta es clara. Olvidemos las preferencias de cada cual, y tomemos este aniversario como una excusa, válida como otra cualquiera para volver a ver cualquiera de estas obras maestras.

Y claro, hablando de Hitchcock, la foto de hoy tiene que tener… pájaros.

Buitre

(Canon EOS 40D; EF 200/2,8L USM)

Pequeñas obras maestras en 23 minutos… In Treatment

Televisión

In Treatment (2008).

Desde hace mucho, muchos, muchos años, la televisión había sido para mí un entretenimiento menor. Menospreciado. Casi podríamos decir que propio de gentes que no tienen imaginación para hacer cosas más interesantes. Nunca, desde que salí de la infancia, he visto mucho la televisión. En la programación televisiva, hasta hace poco, sólo me interesaba algún noticiario, y la programación de películas cinematográficas. Una extensión de mi interés por el séptimo arte. Los concursos dejaron de interesarme con la aparición de Arévalo en la subasta del Un, dos, tres. La telebasura,… su propio nombre indica. Las teleseries me parecían todas cutres, y la única que me interesó en un momento dado, Doctor en Alaska (Northern Exposure), la programaban a horas intempestivas y no la veía casi nunca. Así que… pasando de la televisión, y siendo féliz, pese a ello.

Pero en los últimos años se han producido dos hechos muy claros. El cine está de capa caída, especialmente porque se está basando en el espectáculo de los efectos especiales, y está dejando de lado las buenas historias y los buenos guiones. Simultáneamente, la televisión está contando con gente capaz de narrar excelentes historias en los diversos formatos de la series de ficción para el medio. En los últimos tiempos he disfrutado de excelentes momentos con productos tan diversos como Urgencias (E.R.), House M.D., Mistresses, Daños y perjuicios (Damages), Californication, Dexter, Pushing Daisies, o la renovada Battlestar Galactica. Sólo por citar aquellas que más me han llamado la atención. Hay más productos interesantes. Pero mi capacidad de atención es limitada.

Estoy suscrito a un servicio de pago, televisión por satélite. Opino que estoy dispuesto y conviene pagar precios razonables por servicios razonables. Pero reconozco que los medios televisivos están en la inopia, y algunas de estas series las he ido pillando por internet. Como seguiré pagando por el servicio antes mencionado cuando las emitan, creo que no estoy defraudando a nadie. Simplemente adapto con antelación la oferta a los tiempos que corren, ya que los medios siguen funcionando con criterios del pasado siglo XX. Cuando en estos momentos una película cinematográfica es estrenada en todo el mundo de forma prácticamente simultánea… pues… eso. Que el mundo se ha hecho muy pequeño.

Una de las última series que he seguido en los útlimos meses es In Treatment. 43 episodios de no más de 20 a 23 minutos, que se pueden ver perfectamente mientras comes o cenas algo, sobre un psiquiatra/psicólogo, Paul (Gabriel Byrne), en su gabinete de terapia, con cuatro pacientes, uno para para cada día de la semana, dejando el viernes para su propia terapia con Gina, una antigua amiga, interpretada por Dianne Wiest. Entre los personajes, me han llamado muy poderosamente los femeninos. Entre las pacientes Laura (Melissa George), atractiva, sensual, tentadora, Sophie (Mia Wasikowska), adolescente de 15 años llena de matices y expresión, y Amy (Embeth Davidtz), esposa en crisis matrimonial, dura y atractiva al mismo tiempo. Muy importante en la serie es el papel de la esposa del terapeuta, Kate, interpretada por una impresionante Michelle Forbes.

La acción se prolonga a lo largo de 9 semanas en las que, sin salir del gabinete de Paul o de Gina vemos pasar muchas cosas, aparecer muchos conflictos, aflorar muchas emociones, sufrir muchas decepciones, y esperanzarnos en algunos futuro.

El gran mérito está en una idea aparentemente simple, pero mucho más elaborada de lo que parece, que funciona. Está basada en una teleserie israelí, Be ‘Tipul. El otro gran mérito está en la más que excelente interpretación de los actores y actrices, muy alejada de las planas interpretaciones propio del medio. Mucho matiz, mucha expresividad, mucha capacidad de decir cosas o transmitir sentimientos con simples miradas y actitudes. Si toda la televisión fuera así… yo también sería un teleadicto. Más, queremos más.

En la foto de hoy, no faltan las estrellas de la televisión improvisadas en el pasado Mercado de los Sitios en el Barrio de San Gregorio.

Las grabadoras de v�deo... ¿son de la Guerra de la Independencia?

(Canon EOS 40D; EF 200/2,8L USM)

40 años para una odisea muy especial…

Ciencia, Cine, Literatura

… y espacial.

Es curioso la cantidad de tontos aniversarios con los que nos bombardean los medios cotidianamente. Sin embargo, ha tenido que pasar un mes para que apareciera en un blog el recordatorio de que el pasado 4 de abril se cumplió el 40 aniversario de 2001: una odisea del espacio.

Esta película es importante por dos motivos; uno general y otro particular, más personal.

A estas alturas, casi nadie puede negar que este filme es una obra maestra de Stanley Kubrick, que marca un hito en la historia del cine de ciencia ficción. Reflexionemos por un momento:

  1. No es una película de ciencia ficción dedicada al mero entretenimiento, a las aventuras. Es una película que entra en aspectos filosóficos sobre el desarrollo y evolución de la especia humana desde su estado de simio sin consciencia hasta el momento en el que se plantea la evolución hacia un Homo tecnológico o espacial. Kubrick es consciente de que las transformaciones tecnológicas que se estaban empezando a producir en ese momento van a impactar notablemente en el ser humano. Es la época en la que aparecen y se conocen los primeros ordenadores relativamente potentes, aunque todavía no personales. Es la época en la que el hombre sale al espacio y visita nuestro satélite. Pero es también una época en la que muchos valores son puestos en cuestión, y todo eso, de una forma u otra está ahí.
  2. Es una película en la que, salvo las partes especulativas, no quedan derogadas las leyes de la física. Los movimientos por el espacio se corresponden con la mecánica clásica newtoniana. El espacio está sumido en el silencio. La luz se desplaza a su cansina velocidad de 299.792,458 km/s. Es auténtica ciencia ficción. No es una mera película fantástica. Hay rigor. Quizá haya predicciones sobre el futuro que no resultan correctas, pero hay un interés es ser correcto dentro del marco de la ciencia conocida. Obviamente, hay una parte especulativa, por no decir metafórica, que se salta estas leyes en pro de otros objetivos.
  3. Hablando de metáforas, hay que decir que también es un filme en el que abunda la poesía. No sólo en las metáforas, sino también en la realización. Ese momento en el que el fémur lanzado al aire mientras terminan de sonar las notas del poema sinfónico Also sprach Zarathustra de Richard Strauss se convierte en una lanzadera espacial que baila un vals con la estación en órbita bajo los compases de An der schönen blauen Donau de Johann Strauss hijo, tiene algo de especial que pocas veces he encontrado en el cine.
  4. Desarrolla uno de los personajes más fascinantes y humanos de la historia del cine. Y se trata de una computadora, HAL 9000, que nos refleja más lo que somos nosotros mismos que el resto de los personajes humanos del filme.
  5. Este filme y esta historia es un influjo neto en toda la ciencia ficción posterior, tanto filmada como escrita. Acabo de leer un par de novelas del escritor Jack McDevitt y me ha sorprendido ver hasta que punto es posible encontrar el influjo de 2001 en obras escritas 38 o 39 años más tarde.

Hay más elementos de reflexión, pero nos conformaremos con estos en este momento.

El motivo personal es el impacto que tuvo sobre mí mismo. Cuando yo vi este filme, calculo que tendría unos 13 años o como mucho 14 años recién cumplidos. Recuerdo que al poco tiempo leí el libro escrito por Arthur C. Clarke, guionista del filme, que con ciertas variaciones seguí la misma historia. Es curioso, como novela me parece mucho menos importante que como película, pero hay elementos de la historia escrita que me gustaría que hubieran sido así también en el filme. El Ojo de Japeto siempre me ha fascinado. También recuerdo como el profesor de ciencias que tenía en el Colegio Calasancio de Zaragoza, José Luis Ibarra creo que se llamaba (del apellido estoy seguro), nos preguntó si habíamos visto la película. Sólo levanté la mano yo. Me hizo unas preguntas para ver si había entendido algo; fue piadoso, comprendió que una «persona» de 13 años tiene serias limitaciones para entender el conjunto de la obra. Pero entendió que sí había apreciado algunos de los aspectos formales del filme. En cualquier caso, hizo una serie de comentarios que contribuyeron a que empezase a entender de qué iba la cosa. Luego he visto el largometraje en numerosas ocasiones, y aunque reconozco que la parte final no ha envejecido bien, sobre todo la parte de los colorines psicodélicos, el conjunto sigue siendo importante y válido.

También es importante personalmente porque contribuyó a poner la semilla de lo que es mi sistema de pensamiento actual en algunas cuestiones que tienen que ver con mi concepción de la ciencia, del universo, y también del sentido de la vida.

Así que mi propósito para esta semana será encontrar un momento para volver a ver la película, que descansa en mi videoteca personal sin ser vista desde hace unos años. Recordar al maestro Kubrick y volver a pensar sobre lo que nos quiere contar.

Como la imaginación es libre, uno puede imaginar que esa estela que cruza el cielo sobre el Monasterio de Veruela es una lanzadera con destino a la Luna, transportando al profesor Heywood Floyd, para desentrañar el misterio de TMA-1.

Luna y jet - Veruela

(Canon EOS 40D; EF 24-105/4L IS USM)

Via: Blog de cine.

Un mercado de los Sitios… o algo así

Historia, Política y sociedad

Los aniversarios de la Guerra de la Independencia van a estar ahí y van a impregnar muchas actividades sociales este año. Esa así. No va a quedar más remedio. Y mejor será que nos acostumbremos. O si no,… ajo y agua.

En fin. También se da la circunstancia que al igual que las golondrinas de Bécquer, todos los años llegan por primavera a los barrios periféricos o rurales de Zaragoza los llamados «mercadillos medievales». Cada fin de semana van por distintos barrios. Los puestos y las atracciones son más o menos las mismas. Pero en el Barrio de San Gregorio, en el Cascajo, decidieron cambiar el tono, y anunciaron la celebración del Mercado de los Sitios. ¡Uy, novedad! A preparar la cámara y los objetivos y a ver de que va.

En principio estaba la misma gente o parecida que en los «medievales». Será que el traje de mesonera o de campesina sirve para un amplio intervalo de tiempo de nuestra historia.

Mmm... que bueno

Recién salida del cuento de la lechera

Los personajes estrambóticos también son los mismos, y ejerciendo los mismos papeles. La parte gamberra de la cuestión. Provocar y divertir. Lo que está muy bien.

Cara sucia

Pero claro, había que hacer algo que justificara el cambio de denominación de «medieval» por «de los Sitios». Y he aquí que encontramos a una «pequeña compañía» de fusileros del Regimiento de Infantería de Línea de Cariñena, formando, marcando el paso, y tirando salvas. Bien es verdad, que con una disciplina voluntariosa pero a veces un poco relajada.

Cargando el arma

Ey, mira para el otro lado

Hubo, incluso, su momento kafkiano cuando a las doce y cuarto va y aparece un cura, los «soldados» forman y se bendicen a los caídos en los Sitios. Supongo que el cura era de verdad. Todo lo que le rodeaba… no mucho. Pero pareció no importarles, y se pusieron firmes y serios como si fueran tropa auténtica en los actos de este tipo. No pongo foto,… que los curas me dan grima.

Después de este «acto» solemne, vino algo mucho más entretenido. Se realizó una pequeña exhibición con aves de cetrería. Ya la vi el año pasado en La Cartuja. Pero en esta ocasión, con menos gente, la disfruté más. Eso sí. Tremendamente difícil fotografiar a las aves en vuelo.

Águila

Uuuuuuyy, que miedo

Me quedo con la guapa

En fin, una excusa como otra cualquiera para pasar una mañana de primavera con sol y buen tiempo, de forma relajada y sacando unas cuantas fotos. Además me hizo gracia que una reportera de Aragón Press me saludara preguntandome de que medio era. Es que llevé mi artillería pesada fotográfica, mis mejores galas, y daba el pego. Todas las fotografías están realizadas con la Canon EOS 40D y objetivos EF 24-105/4L IS USM y EF 200/2,8L USM

21 Blackjack (2008)

Cine

21 Blackjack (21, 2008), 4 de mayo de 2008.

A petición propia, nos vamos al cine a ver una película que presuponemos de mero entretenimiento, sin grandes pretensiones. El chico, la chica, el mentor, el tipo duro y unas cuantas peripecias. En este caso, en torno al juego del blackjack, muy popular en los casinos de Las Vegas, y que para los menos puestos viene a ser como jugar en España a las siete y media. Pero sumando 21.

Teóricamente basada en hechos reales, el filme va de un grupo de estudiantes del MIT, que bajo la dirección de uno de sus profesores (interpretado por Kevin Spacey), forman una organización para ganar dinero en los casinos de Las Vegas gracias a su capacidad de contar las cartas de forma relativamente discreta, y por su dominio de los sucesos probabilísticos. Este grupo ficha a un nuevo e inteligente alumno (interpretado por Jim Sturgess), que accede por su necesidad de dinero y porque se siente atraido por una de las integrantes del grupo (interpretada por Kate Bosworth). Y a partir de aquí van sucediendo una serie de peripecias más o menos emocionantes.

El conjunto, dirigido por Robert Luketic, resulta entretenido y poco más. El guion tiene obvios defectos que hacen relativamente inverosímiles determinadas situaciones, y el desarrollo final parece un poco sacado de la manga. Creo que el guionista utiliza un deus ex machina un poco forzado para resolver la situación. Pero las escenas en los casinos son relativamente entretenidas y compensan en parte otras debilidades.

La interpretación es floja con actores muy jóvenes que parece que estén interpretando una de las habituales películas para adolescentes. El chico protagonista es convincente sólo a ratos. La chica está poco más que de florero; se podrían haber prescindido del personaje. O podrían haber puesto a otra chica,… no sé. Spacey, de costumbre tan sólido, hace una tarea de aliño, muy por debajo de sus posibilidades.

En resumen, entretenimiento sencillo al que no hay que pedirle grandes cosas, del que uno probablemente se olvidará pronto, pero que cumple su tarea de permitir pasar el rato sin más. Un seis, con lo mismo en la dirección, y… con un poco de benevolencia, lo mismo en la interpretación.

¿Y que hace una fotografía de los Monegros en una entrada sobre el juego, diréis vosotros? Pues básicamente, que a alguién se le ha ocurrido poner un complejo de casinos y parques temáticos por esta comarca… Y algunos no lo han tenido muy claro desde el principio, y otros empezamos a no tenerlo claro en estos momentos.

<Árboles (color)

(Canon EOS 40D; EF 24-105/4L IS USM)

¡¡¡Esa maldita guerra sobre la que tanto nos mintieron…

Historia

… y sobre la que siguen mintiendo!!!

El viernes fue 2 de mayo. Ayer sábado, 3 de mayo. Dos de los días más famosos en la historia de este país. Pintados por Don Francisco de Goya, el equivalente con su pincel de lo que hoy en día sería el mejor reportero gráfico de guerra. Y justamente este año, ha sido el bicentenario de aquellos famosos días de principio de maño, cuando apenas sabíamos nada de lo que iba a deparar el siglo XIX. Aquellos días fueron los de la revuelta popular contra la ocupación del ejército francés de Napoleón, y la represión que la siguió. Fueron el principio de la que en España se llama Guerra de la Independencia.

Sobre esta guerra, disfrazada durante doscientos años de gesta heroica por la historiografía y la iconografía oficial, pocas veces nos han contado verdades y muchas veces nos han contado mentiras. Hoy, dos personajes públicos de relevancia han conseguido cabrearme con sus declaraciones publicadas en la prensa.

La una, la así misma calificada como liberal, sigue manteniendo en público el discurso que tradicionalmente hemos conocido por parte de los sectores más conservadores del país. El heroísmo, el patriotismo, los valores esenciales,… Y al mismo tiempo se hace heredera de los liberales de aquella época. Los que reunidos en Cádiz redactaron la primera constitución española. A la que tan mal le fue tras la guerra. Un poco esquizofrénico todo.

El otro, el Borbón, nos habla de cómo el pueblo se hace ciudadano en lugar de súbdito y adquiere conciencia nacional. No nos habla de cómo su antepasado y pariente que heredó el trono tras la contienda trató tan mal al pueblo que luchó por que volviera al poder. Si hubiese un poco de justicia en la política, ningún Borbón tendría que haber reinado después de aquellos hechos, derivados en gran medida de los errores de Carlos IV y su sucesor. Y todo el siglo XIX no es más que una demostración del daño que los monarcas de esta dinastía han hecho a este país. Guerras civiles, reaccionarismo, «personajes» como el ingrato y cruel Fernando VII, muñecos de paja como Isabel II, reyezuelos de culebrón como Alfonso XII.

Algunas cosas que opino sobre aquella guerra, desde el cabreo que me ha producido toda la parafernalia oficial de las celebraciones:

  1. Aquella guerra no la ganó España ni los españoles. Aquella guerra la perdimos. Los éxitos de la expulsión del ejército francés se deben al ejército inglés y a otros factores asociados al hecho de que Napoleón no sólo estaba en guerra con España, sino con media Europa. España, aunque en decadencia, aún podía ser considerada una potencia antes de las Guerras Napoleónicas. Pero tras el Tratado de París de 1815, nunca más tuvo esa consideración. Inglaterra, Francia, la presunta derrotada, Prusia, Austria y Rusia fueron las cinco potencias oficiales en Europa tras la contienda. Francia, el enemigo teóricamente derrotado, volvería a invadir España en 1823, nuevamente llamado por Fernando VII, y aplastaría la idea de modernidad en este país. Esta es la «independencia» que ganamos los españoles.
  2. El ejército francés entró porque los Borbones no fueron capaces de resistir a sus presiones, porque le dejarón venir. El ejército español no levantó un arma hasta que fue tarde. En el 2 de mayo se mantuvo acuartelado. Y sólo la sorpresa de que se llegase a levantar, en tan baja estima nos tenían los franceses, permitió algunos éxitos iniciales, que luego se vendrían abajo en muy poco tiempo. Posteriormente, hubo un status quo estable hasta 1812, en el que tras la retirada de tropas para la campaña de Rusia, se produjo la entrada de tropas inglesas y el comienzo de la expulsión de los franceses.
  3. José I Bonaparte hubiese sido, y sobradamente, mucho mejor rey de lo que nunca pudo ser Fernando VII. Era un hombre ilustrado, injustamente calumniado por la historiografía española, que pensó un plan de reformas para el país que lo hubieran modernizado. Evidentemente, la dependencia de Francia evitaba cualquier adhesión del país a las mismas. Pero desde luego, aquello estaba mucho mejor pensado que cualquier aportación borbónica.
  4. Aquella guerra fue también una guerra civil. De estas que tanto nos han gustado a los españoles. Hubo muchos conciudadanos, de los más cultos, de los más leídos, los que entonces se llamaban ilustrados, que preferían la propuesta francesa. La historiografía española los condenó como traidores, a ellos a los «afrancesados». Pero yo siento que eran quienes querían a su país no con las tripas sino con el cerebro, con la razón. Creo que yo hubiese preferido ser un «afrancesado». No eran menos patriotas que los que se echaron al monte y crearon las condiciones del bandolerismo posterior, desde la famosa «guerrilla».
  5. El empeño en aquella guerra llevó a la pérdida de casi todas las posesiones ultramarina, en una sangría posterior que todavía empobreció más al país de los mucho que lo había hecho la guerra en la Península. El empobrecimiento del país condicionó que la revolución industrial llegase a España tarde y condicionada a los intereses de la Gran Bretaña, que se estuvo cobrando abundantemente su contribución a la expulsión de los franceses.

No voy a seguir. Estas son algunos de las principales reflexiones que me suscita el conocimiento de aquel período histórico. Poco de lo que haya que sentirse orgulloso. El valor demostrado por la población durante la contienda, en mi opinión, fue relativamente vano. No sirvió como ahora se dice para constituir un espíritu nacional. Si no, cómo puede entenderse que durante el siglo XIX hubiese hasta tres guerras civiles, desencadenadas también por el catastrófico reinado de Fernando VII. No pasó ni un siglo para que empezasen a surgir los nacionalismos centrífugos que aún hoy tensionan las vida social y política en España.

Creo, en resumen, que el aniversario de aquel período histórico no es para celebrar, sino para reflexionar. Y eso, casi seguro que no lo hacen los políticos que nos representan.

En la imagen de hoy, recreación de una batalla de la época por parte de un grupo de entusiastas en Cariñena. Algún día si me animo, hablaré de la Guerra de la Independencia en Zaragoza. Aunque pueda suponer mi expulsión del país por «afrancesado» o algo así.

(Canon EOS D60; EF 28-135/3,5-5,6 IS USM)