[Cine] Entrada «coche escoba»: Woody Allen, Mudbound y otros estrenos de Netflix

Cine

Mis tradiciones me indican que mañana 2 de enero tengo que hacer el resumen de mi año cinéfilo. Pero todavía no he revisado todas las películas que entran en el mismo, porque la última semana del año ha estado muy entretenida desde el punto de vista cinematográfico. No sólo por la visita de rigor a las salas de cine para ver la última de Woody Allen, sino porque este año entran también los estrenos directos en las plataformas de vídeo bajo demanda, y he visto en estos días de fiesta la friolera de tres. Vamos con ella. Acompaño la entrada con algunas fotografías procedentes de los últimos carretes en blanco y negro del años. La Yashica Mat 124G con un Lomography 100 Earl Grey que me quedaba suelto por ahí, las cuadradas, y la Agfa Billy con un Fujifilm Neopan 10 Acros, las rectangulares.

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Wonder Wheel (2017)

Wonder Wheel (2017; 542017-2712)

Las dosis anual de Woody Allen nos ha llegado con el final de año, cuando últimamente solía llegarnos a final del verano. Quizá tenían más esperanzas de que este año alcanzase más reconocimiento de cara a la temporada de premios.

Con un buen reparto, nos cuenta cómo, en los años 40, una joven Carolina (Juno Temple), huyendo de su marido mafioso a quien ha delatado al FBI, se refugia en Connie Island con su padre (Jim Belushi) y su madrastra (Kate Winslet). Todo irá bien, hasta que la presencia de un fornido y cultivado salvavidas playero (Justin Timberlake) inicie un peligroso triángulo con las dos mujeres.

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Película poco valorada por crítica y público, con sabor a tragedia griega, que cuenta una historia sencilla y previsible, pero desde mi punto de vista bien contada. Lejos de la originalidad de antiguas propuestas del director, está bien hecha, destacando especialmente la fotografía Vittorio Storaro, una banda sonora jazzistica, y unas excelentes interpretaciones. Muy buenos Belushi y Winslet, Temple nos sabe a poco, sabemos que se le puede sacar más partido, y Timberlake que cumple.

A mí me produjo un rato agradable, y es más recomendable de lo que parece.

Valoración

  • Dirección: ***
  • Interpretación: ****
  • Valoración subjetiva: ***

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Mudbound (2017)

Mudbound (2017; 532017-2512)

Notable propuesta que nos llega de la mano de Netflix. Aunque se estrenó principalmente en vídeo bajo demanda, han realizado un estreno limitado en salas de cine en EE.UU. para poder optar a la temporada de premios.

Dirigida por Dee Rees, la directora insiste en recuperar la historia no contada de la discriminación de la raza negra en Estados Unidos, contando las historias paralelas de dos familias, una blanca y otra negra, que se ven obligadas a convivir en una región rural del delta del Misisipí, y que comparte que uno de sus miembros está en la guerra mundial en Europa. El blanco es un capitán que pilota bombarderos y el negro un sargento que comanda un carro de combate.

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Con un reparto también de bastante nivel, aunque el nombre más conocido sea el de Carey Mulligan, seguido de Jason Clarke, aunque no sean los personajes clave de la historia que hemos de situar en los personajes interpretados por Garrett Hedlund y Jason Mitchell, es una película dura con pocas concesiones al buenismo de los espectadores, aunque algunos aspectos del final introducen un tono de happy end que nos parece muy forzado.

Está muy bien en líneas generales, y me quedé con la sensación de que se vería mejor en en sala de cine en pantalla grande. También comprendí el interés de Netflix por promocionarla en la temporada de premios. Aunque tengo la sensación de que no se comerá una rosca. Muy recomendable.

Valoración

  • Dirección: ****
  • Interpretación: ****
  • Valoración subjetiva: ***

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Bright (2017)

Bright (2017; 552017-2812)

Cuentan de esta película dirigida por David Ayer y realizada a mayor gloria de Will Smith que es el intento de Netflix por crear una de estas lucrativas franquicias donde se suceden las precuelas y las secuelas, y las productoras se hacen de oro vendiendo figuritas y otras mercaderías. Es un pastiche que toma elementos del Señor de los Anillos, de cualquier distopía con Los Ángeles como escenerario y del Quinto Elemento, para hacer un correveidile de peleas y balaceras con más bien poco sentido.

El primer día que intenté verla me quedé dormido. En una segunda intención la vi entera, aunque me costó seguirle la pista. No por compleja, sino por complicada. Para mí tiene poco sentido. Se da por sentado una segunda película. Se da por sentado que no la escribirá el mismo guionista por que parece que está implicado en el enésimo caso de denuncias de abusos sexuales en el cine americano. A Ayer también se le acusa con frecuencia de machista. Pues vale. No es una catástrofe. Pero casi. Quedaros con lo que queráis.

Valoración

  • Dirección: **
  • Interpretación: **
  • Valoración subjetiva: **

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Megen no jūnin (2017)

Mugen no jūnin (2017; 562017-3012)

Samuráis, damas en apuros, muchas espadas y muchos desmembramientos con abundancia de salsa de tomate para esta película de espadachines japoneses que, habiéndose estrenado en cines originalmente en su Japón de origen, han decidido exhibir en el mundo entero a través de Netflix. Te tienen que gustar estas películas, y os puedo asegurar que no es Yōjinbō (Yojimbo también), o Sichinin no samurai (Los siete samuráis)… El machote, Takuya Kimura, pero la chica, muy mona y con las orejas desabrochadas, Hana Sugisaki, más bien no.

Valoración

  • Dirección: ***
  • Interpretación: ***
  • Valoración subjetiva: **

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[Cine] Steve Jobs (2015), o el chico era menos listo de lo que parecía

Cine

Steve Jobs (2015; 032016-0112)

Cuando hace unos días hablé de una de las películas que parecía destinada a optar a grandes cosas en la temporada de premios, pero que poco a poco se ha ido desinflando salvo las oportunidades de su rubia protagonista, comentaba que estábamos encontrando poco atractiva las películas de la temporada de premios. Entre otras esta que nos ocupa hoy. En ese momento tenía mis dudas de que fuéramos a verla. Lo que son las cosas. Esa misma tarde me tuve que desdecir. Me explico.

A mí Steve Jobs nunca me cayó especialmente simpático. Lo paradójico es que desde que probé alguno de los productos de su empresa, a la hora de confiar mi equipos TIC domésticos he ido cayendo progresivamente en sus redes. Esto lo escribo en estos momentos desde un iMac, que ya está empezando a ser añoso. «Vintage» parece que lo consideran sus fabricantes, pero no obsoleto todavía. Y va muy bien, oye. Pero el tipo no me acabó de caer bien nunca.

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Parece que el señor Jobs, por seguir las enseñanzas de gente como estos (Nanzen-ji, Kioto)…

Miren… Este señor era joven cuando murió. 56 años. Parece que de un cáncer de páncreas. Por mi profesión sé que es una localización muy muy puñetera para tener un tumor maligno. Pero el caso es que según dicen en todas partes, su variedad era no era de las peores. Pero como el chico estaba imbuido del espíritu del budismo u otras supersticiones místicas, más su fe ciega en una dieta vegetariana, buscó el remedio en la llamada «medicina natural». Será natural, pero no es medicina. Porque no se basa en el conocimiento científico. Y actualmente la medicina es una ciencia, y si no es ciencia, no es medicina. A lo que quiso corregir el entuerto… pues aguantó unos cuantos años porque estaba forrado. Por lo tanto tan listo, tan listo,… no era. Digno ejemplar de la posmodernidad; apasionado de la tecnología, pero con supersticiones anticientíficas. Así nos va.

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… acabó prematuramente como estos (Cementerio Yanaka, Tokio).

En cualquier caso, la película no nos habla de sus problemas de salud. Dirigida por Danny Boyle (cosas muy buenas, pero también algún truño que otro en su carrera), con un guionista afamado como Aaron Sorkin (se le conceden méritos notables, tanto en cine como en televisión), nos dicen que está basado en un libro que pulula por ahí más las investigaciones del propio Sorkin. Sinceramente, desconozco el grado de veracidad de lo que discurre ante nosotros en pantalla. Lo cierto es que el filme tiene un cierto tono a obra de teatro, con tres actos muy bien definidos, en los que el protagonista, Steve Jobs (Michael Fassbender) o alguien que se basa en la persona histórica, interactúa con su responsable de marketing, Joanna Hoffman (Kate Winslet) (según la biografía de esta en Wikipedia, en los acontecimientos narrados en el tercer acto estaba ya retirada), con su colega de aventuras en la creación de Apple, Steve Wozniak (Seth Rogen), con el que fue director general de la empresa, John Sculley (Jeff Daniels), y con su hija, Lisa Brennan (Perla Haney-Jardine/Ripley Sobo/Makenzie Moss).

Lo pasamos bien. La película está bien planteada, bien rodada y, sobretodo, bien interpretada. A lo que llevábamos un rato de proyección, nos olvidamos de si el señor de la pantalla era un señor real o no. Casi mejor si era una ficción, más libertad para disfrutar de la historia sin prejuicios. Y está muy bien cómo se plantean los conflictos internos, los interpersonales, los laborales y los familiares que de una forma u otra atormentan al protagonista.

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Eso sí… años y años peleando por conseguir los mejores equipos informáticos personales han llevado a que… el mundo esté plagado de gente haciendo selfis con unos aparatitos con una manzana mordida, por ejemplo, en el Centro Pompidou de París.

No vamos a decir que es un peliculón. Pero desde luego puede ser una película recomendable para pasar un tarde con algo más que un mero entretenimiento. Recomendable para cualquiera menos, probablemente, para los fans de la marca de la manzana mordida. La apoteosis a la que han elevado a su genio y fundador, unida al palo que se les introduce por allá detrás a no ser que tengan un poco de cuidado y que les hace andar así de tiesos por la vida, les puede llevar a no disfrutar de la película y sufrir un fuerte ataque de dispepsia. Por el mero hecho de que puedan existir inexactitudes históricas, unidas a una humanización del personaje. Imperdonable. Pero si es Dios… y la manzana mordida su profeta.

Valoración

  • Dirección: ***
  • Interpretación: ****
  • Valoración subjetiva: ***
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O que la gente lleve unos talabartes como estos para sus fotos de recuerdo en Venecia en vez de usar una cámara «comme il faut».

[Cine] Un dios salvaje (2011)

Cine

Un dios salvage (Carnage, 2011), 20 de noviembre de 2011.

Lo prometido es deuda. Ayer os dije que me quedaba pendiente comentar la película que vi el domingo por la tarde, y aquí viene. Hoy que voy con más calma. Y la película era imprescindible. Porque es de Roman Polanski. No todo lo que ha hecho el director polaco me gusta, ni mucho menos. Pero a pesar de eso, considero que es uno de los directores imprescindibles del cine actual, y desde hace cuarenta años como poco.

Y encima, en esta ocasión se encierra durante «apenas 80 minutos» que es lo que dura este filme con cuatro intérpretes, dispuestos a dar lo mejor de si mismos en esta adaptación cinematográfica de la obra de teatro Le Dieu de carnage de Yasmina Reza. Cuatro intérpretes, dos hombres y dos mujeres, que representan dos matrimonios. Zachary, el hijo de Nancy (Kate Winslet) y Alan Cowan (Christoph Waltz) ha agredido con un palo en el parque a Ethan, el hijo de Penelope (Jodie Foster) y Michael Longstreet (John C. Reilly). En los títulos de créditos iniciales presenciamos a cierta distancia la agresión en el parque. Ambos matrimonios pertenecen a una sociedad acomodada, que por sus negocios, sus profesiones o su crianza disfrutan de una alto nivel de vida económico, social y cultural, aunque quizá no lleguen a la categoría de acaudalados. Se han reunido en casa de los Longstreet para resolver civilizadamente el conflicto producido por la pelea de los chicos, especialmente por el agredido ha quedado lesionado en la cara, y a perdido algunas piezas dentales. Al comienzo de la conversación, los cuatro hacen notables esfuerzos por mostrarse civilizados, e incluso cordiales, aunque las distracciones que se permiten algunos de ellos, y las expresiones que utilizan otros, pronto muestran al espectador que quizá no sean del todo sinceros. Poco a poco, la conversación se va enredando, o ellos se van enredando en la conversación y en sus propias contradicciones. Van perdiendo los modales que imponen las convenciones, y al final encontramos a una serie de adultos comportándose como niños, con sus caprichos, sus malos modales, floreciendo sus auténtica e políticamente incorrectas ideas, en un todos contra todos en general, mientras la tarde avanza. En los títulos finales asistimos a otras escena en el parque en la que los dos muchachos se han hecho amigos y comparten sus juegos o lo que sea juntos y sin mayores problemas.

Rodada en poco más que el salón del piso de los Longstreet, con alguna breve incursión al recibidor de la planta en el que viven y al cuarto de baño de la casa, con una iluminación excelente que sutilmente nos va mostrando y guiando en cómo avanza la tarde, con unos movimientos de cámara que muestran el oficio que de sobra tiene el director, asistimos a una comedia negra tremendamente pesimista en lo que es el ser humano civilizado. En concreto de la «avanzada» civilización occidental. Hecho especialmente señalado por las frecuentes y tópicas referencias que los protagonistas hacen a «la situación en África«. No faltan las sorpresas en la conversación, y los giros en las relaciones y alianzas que se crean entre los cuatro personajes.

Evidentemente, el peso de la película lo llevan los cuatro intérpretes que tienen oficio a raudales. Las dos protagonistas femeninas son quizá más conocidas para el gran público, con sus óscares y esas cosas, pero todos ellos están igualmente brillantes. Lo cual es fundamental para el buen funcionamiento de la obra.

No obstante todo lo anterior, lo cierto es que las desventuras de estos matrimonio de esnobs, pijos sin educación, o con una educación más falsa que un duro de cuatro pesetas me ha importado sólo relativamente. En los tiempos que corren, me parece que hay otra gente por la que preocuparse. Y aunque está bien darle un palo de vez en cuando a este tipo de gente, tan insolidarios en general, sus cuitas me importan sólo relativamente. Lo cual no quiere decir que no sea divertida o recomendable. Que lo es. Bastante.

He de lamentar dos situaciones. La primera, que no hayan traído una copia en versión original subtitulada, para apreciar en su integridad la bondad de las interpretaciones. Si algunas películas me parece especialmente justificado verlas de esta forma, son las de este tipo. La segunda, la mala educación del público español o al menos el de mi ciudad, Zaragoza, cuando va al cine. Ya es una pesadez cuando la gente se dedica a devorar palomitas como tocinillos en películas que no son de «índoles palomitera». A nadie le importa si la gente come palomitas en una de «superhéroes», o de «salidos universitarios», donde total, para lo que hay que oir. Pero en el resto… Luego está el problema de llegar a la hora. Porque es que encima de llegar tarde y molestar con su acomodo en la sala, no dejan de hablar o de reírse, o de ponerse lo más en medio que pueden. Finalmente, los que no para de hablar en toda la sesión. Como si estuvieran en el salón de su casa, donde evidentemente pueden hacer lo que les plazca. O donde quizá como los hipócritas de la personajes de la película, se mandarán callar los unos a los otros por que no se dejan oír la telenovela o la retransmisión del partido de fútbol. Los odio. A todos.

Valoración

  • Dirección: ****
  • Interpretación: ****
  • Valoración subjetiva: ***
Ángel

Ayer por la tarde tuve que subir al cementerio de Zaragoza. Subí caminando. Y sabía que por la hora y las condiciones atmosféricas, la luz podía ser interesante, por lo que me llevé una discreta cámara de fotos en el bolsillo. Algunas de las tumbas y panteones del paseo central de la necrópolis, aunque bellos, me recordaron a la vacuidad de los personajes de este drama (Panasonic Lumix GF1, M. Zuiko 45/1,8).

[TV] Mildred Pierce

Televisión

Hoy comentaré una miniserie de HBO, muy atractiva a priori por sus protagonistas. Especialmente por su principal protagonista, Kate Winslet, que ha dado pruebas sobradas en los últimos años de ser de las actrices más sólidas de la actualidad. La historia está basada en la novela del mismo título de James M. Cain, que previamente fue adaptada al cine por Michael Curtiz con Joan Crawford en el papel protagonista, que recibió el óscar a la mejor interpretación femenina protagonista. No obstante, parece que la adaptación actual en forma de miniserie es más fiel a la novela original, frente a la película en la que fue adaptada como cine negro. No he tenido la oportunidad de ver la película, salvo que la pasaran por televisión en los tiempos de la televisión única cuando programaban todo tipo de películas de antaño. Pero no me acuerdo.

Sinopsis

Nos encontramos en Los Ángeles, a principio de los años 30. Los efectos de la depresión son muy acusados todavía, y Mildred Pierce (Kate Winslet) se divorcia de su marido Bert (Brian F. O’Byrne) por las infidelidades de éste, viéndose obligada a buscar una forma de ganarse la vida para sacar adelante a sus dos hijas, Ray (Quinn McColgan) y Veda (Morgan Turner, adolescente, y Evan Rachel Wood, joven). Tras alguna experiencia como camarera, lo que resulta humillante para ella, y especialmente para Veda su mimada y consentida hija mayor, consigue iniciar un negocio de restaurante y venta de tartas que progresivamente la convierten en una mujer de negocios próspera y respetada, aunque sufre reveses como la muerte de la hija menor. Mientras, aunque mantiene buenas relaciones con el exmarido, tiene amantes como el antiguo socio del marido y actual asesor financiero de Mildred, Wally Burgan (James LeGros), y especialmente el noble y rico playboy venido a menos, Monte Beragon (Guy Pearce).

Sin embargo, lo que poco a poco marcará su historia será su relación con su hija mayor. Considerada niña prodigio por sus habilidades musicales con el piano, crecerá consentida y egoísta, aunque se estrellará en su juventud cuando su carrera como pianista no se defina, al no ser considerada de suficiente nivel por un prestigioso profesor de música, Mr. Rossi (Rocco Sisto). Esto provocará que la joven caiga en una vida de fiestas y amistades poco recomendables, que empezarán a mostrar que detrás de su apariencia de joven educada y refinada, es una mala víbora. Esto producirá un alejamiento entre madre e hija. Poco después se descubrirá que la joven tiene talento para la música, pero no como pianista, sino como cantante lírica, al tener unas notables capacidades naturales como soprano de coloratura, un tipo de cantante muy de moda en la época. Tras la boda de Mildred con Beragon, y la aparente reconciliación de la existosa hija cantante, las cosas se complicarán hacia un final potencialmente dramático.

Producción y realización

Como todas las producciones de este tipo de la cadena de pago norteamericana, nos encontramos con cinco episodios de aproximadament una hora o un poco más de duración realizados con un esmero exquisito hasta en los menores detalles. Literalmente te transporta a la época de los años 30, a la época del swing, a los inicios de la expansión por la costa del Pacífico de la ciudad angelina.

Interpretación

Probablemente es el principal atractivo de la serie. Desde luego, la protagonista a su nivel habitual, pero la sorpresa es que casi son más interesantes el conjunto de personajes secundarios que la rodean, que están interpretados por una pléyade de actores y actrices de gran nivel. Incluso la más joven, Evan Rachel Wood, con su estilizada belleza y su aspecto frío y despegado, se pone a la altura de los más veteranos. Además de los ya mencionados, cabe comentar también la presencia recurrente de Melissa Leo interpretando a la amiga y compañera de la protagonista, y dos breves apariciones de Hope Davis, una actriz poco conocida pero que me gusta mucho, en las que está estupendo de elitista y estirada señora de la alta sociedad.

Conclusión

He de confesar que la historia en su conjunto me parece un melodrama familiar al que se le podía haber sacado algo más de tensión. Algo más de punta. Pero globalmente queda compensado por la excelente realización y las excelentes interpretaciones. Una serie que se puede recomendar para pasar junto al aire acondicionado las cálidas tardes de verano que se aproximan, con cine en pantalla pequeña de alta calidad. Como no podía ser menos, teniendo el origen y las materia prima que tiene.

Recomendación musical

Aunque hay algo de música operística en los capítulos finales, cuando la viperina Veda va confirmando su carrera como cantante lírica, la música que domina la serie es el swing, como no podía ser menos dada la época que nos ocupa. Así que por qué no ponernos a la big band del clarinetista Benny Goodman, el rey del swing, para disfrutar con sus animadas piezas.

Chopera

Después de una historia tan urbana y atribulada, me voy a relajar entre los chopos de la ribera del Ebro, a la altura de Casetas (Zaragoza) - Canon EOS 5D Mk.II, EF 200/2,8 USM

The Reader (El lector) (2008)

Cine

The Reader (El lector) (The Reader, 2008), 16 de febrero de 2009.

Una semana más tarde voy al cine a ver una película en la que se analiza una relación entre un hombre y una mujer que dura casi una vida. También en esta ocasión existen diferencias en la edad de los dos protagonistas. Pero el carácter de este filme nada tiene que ver con las andanzas de Benjamin Button. En absoluto.

El filme dirigido por Stephen Daldry se plantea en tres fases, revisitadas en forma de flashbacks a partir del personaje masculino principal.

En la primera, nos transporta a la Alemania de posguerra, a una ciudad no bien especificada (Neustadt, nos dicen; hay muchas ciudades alemanas con este nombre). Allí asistiremos a la relación iniciática entre una mujer madura, Hanna (Kate Winslet), hacia la mitad de sus treinta, y un adolescente de quince o dieciséis años, Michael (David Kross; de adulto, Ralph Fiennes). Conocemos a un joven lleno de vitalidad, pero profundamente enamorado de la mujer, y a una mujer con un aire triste, que sólo recupera algo de alegría en sus encuentros con el joven. Un ascenso de la mujer en su lugar de trabajo provoca su marcha a no sabemos dónde, finalizando una etapa para el joven. Algo esconde esta mujer que desconocemos; hay dos secretos que sólo constataremos más tarde.

Años más tarde, Michael es un estudiante de derecho que acude con su profesor y algunos compañeros a un juicio contra unas cuantas mujeres, antiguas guardianas de las SS en el campo de concentración de Auschwitz. Una de las mujeres es Hanna. Todo va mal para ella en el juicio, y es Michael quien conoce lo suficiente de la mujer para saber que no son ciertas algunas de las cosas que se «demuestran» en el mismo. La mujer es condenada a cadena perpetua.

En la tercera fase, asistimos a la relación en la distancia entre ambos personajes, uno un abogado de éxito con una vida familiar no excesivamente afortunada. La otra una triste presa en una cárcel alemana. El espectador ya tiene las claves para entender lo que ha pasado, y asiste a la resolución personal de los defectos vitales y de la relación entre ambos personajes.

Hay un epílogo en dos partes, que sirven de catársis para el personaje masculino. Una notable escena con una mujer (Lena Olin), que estuvo en el campo de concentración bajo la guarda de Hanna cuando era niña, y que cierra de algún modo, siempre incompleto, las heridas derivadas de ese episodio de la vida de Hanna. La otra es la escena final en la que Michael comienza a contar la historia a su hija, lo cual debemos entender como una acción de confesión liberadora.

A priori, es una historia de amor. Amor imposible, cronológicamente disléxico. Pero la película tiene otros temas, no todos ellos bien resueltos. Por un lado se toca de forma poco profunda pero que está ahí, presente en determinados comentarios de los compañeros de facultad de Michael así como de su profesor (estimable Bruno Ganz), el tema de la culpabilidad y del sentimiento de culpabilidad de los alemanes ante los crímenes del nazismo. Es un tema controvertido y no del todo resulto. Históricamente apasionante. Pero la película se centra en la relación entre ambos protagonistas, y queda como una cuestión tangencial.

El otro tema, que desde mi punto de vista es más importante que la relación amorosa es el miedo, la vergüenza y la cobardía que asalta a los dos protagonistas en el punto central de la historia, en el que ambos dejan de hacer algo, y como consecuencia, una vida queda totalmente arruinada, y la otra queda marcada y atormentada. Un cuaderno en blanco con un lapicero encima representa ese momento para la mujer. Una fría tarde de invierno en el patio de una cárcel alemana es el momento para el joven. Ambos tienen una oportunidad para que se haga justicia… ninguno actúa.

La dirección y la producción de la película es excelente, con una notable ambientación de la época de la posguerra alemana. Es una película de tiempos y realización marcadamente europea, a pesar del respaldo de capital norteamericano en la producción. Creo que todo ello redunda en la credibilidad del filme, en que nos llegue con más facilidad que si todo estuviese visto bajo el prisma norteamericano.

Las interpretación son también excelentes. El trabajo de todos ellos nos hace a los personajes más que creibles. Vemos a las personas, de una determinada época a las que representan. Además de los actores mencionados, hay una pléyade de secundarios, actores y actrices alemanes que contribuyen al alto nivel del filme en lo que se refiere a la interpretación.

En resumen, una película altamente recomendable, que a mí me ha gustado mucho. No me atrevo a extrapolar este gusto a todo el mundo, ya que algunos de los temas que se tocan han sido de mi interés personal en los últimos años. Temas como las historia alemana del siglo XX y de la posguerra europea me han interesado, y he leído. En cualquier caso, yo a la película le doy un nueve, con la misma nota en interpretación y un ocho en la dirección.

La foto de hoy, algo tiene que ver con la profesión de Hanna en la película.

Tranvia en Alexanderplatz

Tranvía en Alexanderplatz, Berlín (Alemania) - Fujifilm Finepix F10

Revolutionary Road (2008)

Cine

Revolutionary Road (2008), 27 de enero de 2009.

El director de este filme, Sam Mendes, nos ofreció en 1999 una cáustica descripción de las interioridades de los matrimonios y las familias norteamericanas, en una de la mejores operas primas que he visto de cualquier director. En esta ocasión, vuelve a incidir sobre los problemas de las parejas y las familias, pero desde un punto de vista mucho más dramático, sin dar concesiones al humor o la ironía, llevándonos a un final poco apto para gente sonriente y bienintencionada que piensa que las historias de amor siempre acaban bien.

Las historia nos presenta al matrimonio Wheeler, interpretado por Kate Winslet y Leonardo diCaprio. Tras conocerse en una fiesta, a los ojos de todo el mundo son la pareja ideal, envidiada por sus vecinos y amigos. Guapos, jóvenes, simpáticos, amables,… viven en una bonita casa en un barrio residencial cerca de Nueva York, donde el marido trabaja como burócrata en una empresa de cajas registradoras. Pero todo esto es fachada. Bohemios y con aspiraciones de comerse el mundo, esa vida de ama de casa o la falta de interés por el trabajo de oficina, están corroyendo lo que son por dentro, y está ocasionando la crisis que cambiará para siempre sus vidas. Una crisis mucho más marcada en ella.

La realización de Mendes me parece impecable, pareciéndome especialmente importante su habilidosa su forma de centrar la atención en los sentimientos del personaje que importa, independiente de quien hable. Lo que importan no es lo que se dice, sino lo que se siente en cada momento.

Todo ello está basado en la interpretación de ambos protagonistas que está a alto nivel, especialmente la de la Winslet, como ya se había ido poniendo de manifiesto a lo largo de sus últimas películas. DiCaprio también está a buena altura, pero su personaje es más ingrato, más antipático al espectador. De acompañamiento una serie de secundarios que cumplen, incluyendo entre ellos como más conocida a Kathy Bates.

En resumen, una película muy interesante, de buen nivel, de un director que me gusta y muy bien interpretada. Una película adulta, que debería ser recomendada para todo aquel que tenga interés en ver algo más que productos palomiteros. Le pongo un ocho en valoración subjetiva, con la misma nota en dirección e interpretación.

En la foto de hoy, una imagen de mi escapada a Madrid el pasado sábado.

Caixaforum - fachada

La fachada de Caixaforum de Madrid atrae la atención de los visitantes - Panasonic Lumix LX3