[Libro] Los zorros vienen de noche – Cees Nooteboom

Literatura

Ya comenté no hace mucho, a propósito de un libro de viajes a Japón, que tenía la intención de volver de vez en cuando a la literatura del neerlandés Cees Nooteboom. Su forma de escribir, a caballo entre la nostalgia y un fino humor, me atrae bastante. Las cosas que cuenta me suele llegar desde un punto de vista vital, además de apreciar la forma en que escribe. O al menos, la forma en que sus traductores escriben en castellano lo que el escribió en neerlandés. Hace unos pocos meses, justo después el citado libro de viajes, apareció de oferta este libro de relatos de Nooteboom, e inmediatamente lo adquirí. Y lo leí recientemente, durante el viaje al norte de Alemania. He de decir que he entrado un poquito en una nueva etapa de bloqueo en la lectura. Como voy a iniciar unas vacaciones en breve, espero que se me pase, al menos durante esas dos semanas.

He leído en algún lugar que esta colección de relatos cortos puede funcionar perfectamente como un libro que sirve para introducirse en el estilo y en los temas de Nooteboom. Básicamente, lo que tienen en común estos relatos es que todos ellos tienen mucho que ver con la nostalgia, las personas o las relaciones perdidas, el paso del tiempo o el final de los días de una persona, sea el propio relator o alguien de su entorno. En todos ellos hay una mirada al pasado, a veces más externa, con juicios pero sin prejuicios sobre personajes característicos que son objeto de observación o de recuerdo, otras veces más propia, más interna, cuando va acompañada en mayor o menor medida del duelo por la persona perdida. Perdida en sentido absoluto, por la muerte de la persona, o en sentido más relativo, por el alejamiento de esa persona, por el final de una relación.

Como en varias de las historias de este libro, fotográficamente nos refugiaremos en una isla del Mediterráneo, en el cap Formentor de la isla de Mallorca.

Localizados en su mayor parte en localizaciones mediterráneas, España, Italia, Grecia… también en su país de origen, los Países Bajos, con frecuencia el narrador es externo. Se fija en una figura destacada y peculiar, como en Heinz, ese agente inmobiliario en la costa italiana que recordaría a Alain Delon, si no fuese por los estragos que el alcohol ha hecho en su organismo. O bien es alguien íntimamente relacionado con el narrador, que sufre la pérdida, como Paula y Paula II, en las que primero se produce la pérdida por el final del romance… o como lo viviese cada uno, y después se produce la pérdida definitiva, cuando el propio personaje de interés nos habla desde la tumba.

Es un libro para leerlo sin demasiadas prisas. Más que las acciones, importan las sensaciones, los sentimientos, los ambientes. Hay que saber sumergirse en el contexto y en la nostalgia. No es difícil de seguir, la prosa de Nooteboom es razonablemente asequible. Pero tienes que entrar en su juego. A mí me parece muy recomendable. Cada vez me cae más simpático este holandés enamorado de España y otros países mediterráneos, en unos tiempos en lo que nos llega de ese país, en su evolución hacia la intolerancia y el egoísmo, cada vez resulta más antipático.

[Libro] La ciudad y sus muros inciertos – Haruki Murakami

Literatura

Como ya he comentado en otras ocasiones, he leído todas las novelas de Haruki Murakami, bastantes de sus relatos cortos, y alguno de sus ensayos. Lo cual ya hará suponer al lector de estas líneas que es un autor que me gusta, es uno de mis autores preferidos. Los lectores habituales de este Cuaderno de ruta también serán conscientes de que leo con frecuencia libros de autores del País del Sol Naciente, por lo que podrían pensar que tengo un sesgo hacía este país, y por eso leo a Murakami, probablemente el más famoso escritor japonés en nuestro medio. Pero la relación «causal» va a la inversa. Porque en una ocasión, hace ya muchos años, leí algo de Murakami y me gustó, eso me llevó a animarme en la lectura de otros autores del mismo origen. Afortunadamente.

Pero los motivos de afición a Murakami no están en el hecho de que sea japonés, sino que en que las cosas que cuentan. Alguna vez lo he dicho. El sexismo en la literatura no sólo «castiga» a las mujeres. También a los hombres. O son los héroes o son patéticos. Muchas veces no parece haber alternativas, y para algunos lectores, entre los que me encuentro, me cuesta empatizar o sentirme identificado con los personajes masculinos de la literatura. Habitualmente. Obviamente, hay numerosos ejemplo de lo contrario, pero no son mayoritario. Sin embargo, en Murakami, sus protagonistas masculinos son gente normal. A la que no necesariamente le pasan cosas normales.

Porque ese es el siguiente motivo por el que me atrae el autor japonés. Por sus descaradas incursiones en el realismo fantástico, que generan universos interesantes, pero sin perder el contacto con los problemas cotidianos del ser humano. Y esta es una ocasión más. Un hombre que lidia a lo largo de su vida, y está en sus cuarenta y tantos, con el duelo de la pérdida de su primer amor, adolescente, de forma inesperada e inexplicable. O al menos, inexplicada. Y la huida al lugar mítico donde pueda encontrar a esa joven,… mujer,… a la que perdió con 17 años, y cuya pérdida no ha conseguido superior. Esa ciudad de inciertos muros. En tres fases, con tres escenarios. El mundo real de la adolescencia, la ciudad amurallada a la que es difícil llegar y donde el tiempo no tiene sentido, y ese refugio para el cuarentón que busca romper con sus dinámicas, en un pueblo de las montañas. Y un fantasma.

Murakami,… o te gusta, o no te gusta. O te dejas llevar por sus propuestas, o no tienes nada que hacer. Escribe bien. Y escribe claro. Pero necesitas contexto. Y necesitas abrazar sus historias. A mí sale con naturalidad. Y disfruto de sus novelas. Y sueño con sus mujeres. Qué capacidad para crear personajes femeninos interesantes, con su punto de misterio, de quienes pocas veces sabemos todo lo que querríamos saber. Y que quizá relacionamos con el misterio que encierran nuestras propias pérdidas. Especialmente para quienes arrastramos ya unas cuantas décadas de vida. Yo lo recomendaría. Lo recomiendo. Pero allá cada cual.

[Libro] Piscinas vacías – Laura Ferrero

Literatura

En las últimas semanas he roto en cierta medida el bloqueo lector que me atenazaba habitualmente en los últimos años. Y voy sacando adelante novelas cortas y libros de relatos con cierta fluidez. Me cuesta mucho más centrarme en novelas largas. Todo lo que pasa de 250-300 páginas en formato papel me da una pereza tremenda a pesar de qué tengo varios en reserva que me parecieron muy atractivos en su momento. Curiosamente, esta nueva concentración en la lectura, por modesta que sea, contrasta con la poco motivadora cartelera cinematográfica, que se agrava por el hecho de que hay muchos estrenos semanales que no llegan a Zaragoza, o no lo hacen en versión original. En estos momentos, de antes había una oferta de entre 7 y 10 películas en versión original, ahora hay sólo cuatro, y ya hemos visto tres. En fin… vamos con los libros, que es lo que toca.

Laura Ferrero es una editora, periodista y escritora española que hace unos años autoeditó esta colección de relatos cortos en una plataforma en línea. Red social literaria se autodenominan… Alguna vez me he acercado a estas plataformas, pero nunca me han atraído realmente. Por muchas imperfecciones que tenga el proceso editorial en los tiempos actuales, especialmente en las grandes editoriales o grupos editoriales, me gusta que un libro haya pasado por este proceso antes de llegar a mis manos. Mis experiencias hasta el momento con la autoedición no han sido positivas. Y además con métricas engañosas, como esas de «el libro más léido/descargado en la PlataformaX durante el años 20XX», en las que simplemente, cuando se vende por dos euros en formato electrónico frente a los diez euros, o algo así, de los libros con un proceso editorial tradicional… pues dijeramos que el precio sesga mucho la probabilidad de compra impulsiva, o de quien no tiene muchos recursos para gastar.

En cualquier caso, esta colección de relatos cortos que recibe el título prestado de uno de ellos, tras ese primer lanzamiento en autoedición, recibió el interés de Alfaguara que lo volvió a lanzar al mercado, con algunas modificaciones y algunos relatos añadidos. Esta es la edición que he leído. Alfaguara, antaño, fue una de mis editoriales de cabecera. Leí muchos libros de bolsillo de esta editorial en los años 90 del siglo XX. Pero luego ha ido sufriendo los vaivenes de las fusiones y adquisiciones del mundo editorial, perteneciendo ahora a un grupo multinacional, y no la percibo mal, pero no de la misma forma que antaño. Son 26 relatos cortos los que nos presenta esta colección. Realmente cortos. Algunos muy cortos. Se leen en pocos minutos. Y se centran en el sentimiento de pérdida, especialmente. Con frecuencia, la pérdida del ser amado, por lo tanto nos hablan del desamor. Pero también hay pérdida de las padre o la madre, de la familia, de los hijos, de los amigos, de un lugar… No necesariamente física.

Bien valorado en general, a mí me ha dejado un poco frío, aunque pueda reconocer buenas maneras en la escritura. Pero es que en algún momento he empezado a sentir que la autora se regodea de una forma extrañamente insistente en los mismos temas. Una especie de pornografía del duelo, el desamor y la soledad… temas que son muy habituales en la literatura, especialmente en la contemporánea, por la alienación que impone en muchas ocasiones la sociedad urbana actual, pero que han sido tratados por ello en profundidad con éxito por muchos escritores, sin necesidad de esta insistencia. En 26 relatos. Lo cual te da la sensación de que en ocasiones estás volviendo a leer un mismo relato, aunque no lo sea. Que estás dando vueltas en círculo constantemente. Y, lo que es peor, siempre sobre el mismo grupo social y cultural, esa clase media de treintaytantos, quizá cuarentaypoco, con estudios universitarios, generalmente de una carrera de letras y humanidades, que se dedican a cosas parecidas, en un ejercicio de umbilicoscopia constante, en la que no parece que haya mundo o gentes más allá. Por lo que, aunque estén razonablemente bien escritos, lo cierto es que al final,… cansan un poquito.

No está mal… pero no me han dejado con ganas de leer más de lo que escribe Ferrero. Demasiado miedo a seguir dándole vueltas a lo mismo. Y chicos y chicas… hay vida más allá de las pérdidas que todos experimentamos tarde o temprano a lo largo de nuestras vidas.

[Cine] Drive my car ドライブ・マイ・カー (2021)

Cine

Drive my car ドライブ・マイ・カー (2021; 06/20220125)

El comentario de esta película dirigida por Ryūsuke Hamaguchi estaba previsto para ayer sábado. De forma tranquila, reposada. Pero estuve tan atareado, que no encontré el momento. Así que en esta mañana de domingo en la que no tengo previsto salir de casa hasta pasado el mediodía, será más propicia. La película la vimos en un sesión especial de preestreno, hasta el 4 de febrero no entrará en la cartelera normal, en versión original, por supuesto, y en una buena sala, con pantalla grande y buena imagen y sonido. Y diré una cosa para orientar mis impresiones finales. No sabíamos cuanto duraba cuando empezó a las siete y media de la tarde. Salimos con la idea de que serían las nueve y cuarto o nueve y media… cuando en realidad eran ya las diez y media. Tres horas de película que se nos pasaron en un vuelo. Y eso que estoy seguro que los aficionados al cine palomitero opinarán que es una «película lenta». Qué sabrán ellos.

La mayor parte de la película transcurre en Hiroshima. Y allí nos desplazaremos fotográficamente para ilustrar esta entrada.

La película comparte título con una canción de los Beatles de su álbum Rubber Soul. Y no es casualidad, porque está basada en un relato corto de Haruki Murakami, de su colección Hombres sin mujeres, que leí ahora hace cuatro años. Me parecía más reciente… cómo se pasa el tiempo. Y los títulos de las novelas y cuentos del autor japonés hacen alusión con frecuencia a títulos de canciones. Véase el título original de una de sus más celebradas novelas, y algunos otros relatos de la misma colección. La película toma elementos de otros relatos de la misma colección, especialmente Sherezade, esto está claro… la historia de la lamprea, y dicen también que Kino… aunque yo he sabido decir cuáles en este caso.

Kafuku (Hidetoshi Nishijima) es un actor y director teatral de éxito en Tokio, casado con Oto (Reika Kirishima), una madura pero guapa guionista de televisión, con quien tiene una buena vida marital a pesar de dos cuestiones; viven con el duelo de su niña pequeña muerta tiempo atrás, y su mujer le es infiel con otros hombres de vez en cuando. Un día encuentra a su mujer desvanecida en el suelo de su casa… y esta muere. Dos años más tarde, invitado a una residencia en un festival de teatro en Hiroshima, donde pondrá en escena una versión multinacional y multilingüe de Tío Vania de Chejov, deberá convivir en los trayectos en coche con una conductora muy joven y reservada (Tōko Miura), y se encontrará con uno de los antiguos amantes de su mujer (Masaki Okada). Y los fantasmas de un pasado con cuestiones sin resolver volverán a acecharlo.

Mi más valorada película del año pasado, como os contaba el segundo día de este año, fue otra película reciente de Hamaguchi. Me encantó. Me pareció que, independientemente de la cultura, la lengua, las formas y el entorno que envolvía la película me hablaba de cosas con las que todos podemos identificarnos de una forma u otra, sean o no nuestras vivencias personales similares a las de los personajes de la película. Pero la cuestión es que una de mis películas más valoradas de 2020 fue un estreno directo en plataforma en línea del mismo director, que vi en Filmin en medio del desastre que supuso para la exhibición cinematográfica la pandemia de covid-19. Por aquel entonces vi también en la misma plataforma Happy Hour, una impresionante película de más de cinco horas de duración, del mismo director, que también me pareció bastante notable; sobresaliente diría. Y todas estas películas tienen elementos temáticos comunes. Y en todas ellas el director muestra una maestría notable en la narración pausada, pero sin distracciones ni elementos superfluos, a pesar de la duración de los largometrajes, y con una visión cinematográfica, alejada por completo de los efectismos contemporáneos, pero muy solvente, muy eficaz, y que permite que las imágenes cuenten tanto o más que las palabras.

Un elemento importante de las películas de Hamaguchi es el buen trabajo de sus intérpretes. Sean profesionales o aficionados (Happy hour). Sean veteranos o jóvenes. Creo que es un excelente director de actores, extrayendo emociones profundas de sus rostros, de sus miradas, de sus expresiones. Además de los protagonistas de la película, que están fenomenales. Hay personajes secundarios que tienen un importancia determinante en la película, entre quienes destacaría a la coreana Park Yoo-rim, en su papel de actriz muda, que se expresa en el lenguaje de signos de su país, y que nos ofrece algunas de las escenas más emotivas y magníficas de la película. Especialmente, aunque no únicamente, ese escena final del Tío Vania, que ilumina no sólo a los protagonistas de la película, especialmente a lo joven conductora a la que conducirá a un peculiar y esperanzador happy end, sino también a los espectadores, si a estas alturas de la película no se habían coscado todavía de los paralelismos.

Y es que el diálogo entre la película de Hamaguchi y el Tío Vania de Chejov es fundamental. Lo que en el relato de Murakami es una mención de pasada, aquí establece unos paralelismos y unas capas de comprensión y desarrollo de los conflictos y emociones que enriquecen mucho la película. El arte es un diálogo constante entre las obras del pasado y las del presente; una conversación permanente en la que nadie está aislado, sino que está subido a los hombros de quienes lo precedieron. Y Hamaguchi cabalga aquí sobre los hombros de dos literatos, Murakami que le ofrecen la historia base y un conflicto, y Chejov que le ofrece una profundización que va mucho más allá de lo que un relato corto, que releí hace un par de días en un rato, puede permitir. Y además, no hace falta conocer la obra de Chejov. Hamaguchi ofrece más que suficientes claves durante los ensayos de la obra para que comprendamos este diálogo.

Esta película la veremos cuatro gatos. La entenderán/entenderemos tres. Se alejan muchísimo de los gustos de la masa. Y sin embargo está muy próxima a ser una obra maestra. Te deja una sensación de plenitud. De reconciliación total con lo que es o puede llegar a ser el séptimo arte. La cinematografía considerada como una de las bellas artes. Ética y estética. Personas y emociones. Imagen, sonido,… y cuando es pertinente, diálogos. No palabrería vacía como se estila en muchos blockbusters actuales. Monólogos en los que todas y cada una de las palabras que se dicen tienen sentido y son imprescindibles. No lo duden, si realmente les gusta el cine, vean esta película. Y lean el relato de Murakami. En este caso, la película es superior al relato original, pero también está a buen nivel… especialmente si se lee la colección completa de relatos dedicados a esos hombres que sufren la pérdida de las mujeres. O mejor dicho, dedicada a las mujeres que nos dejan profundos vacíos en nuestros corazones o almas. Kokoro 心 llaman en japonés a ese lugar ficticio donde reside lo más íntimo de la persona.

Curiosidades: 1) A la joven Tōko Miura la había visto ya en alguna cosa en televisión, pero no la recordaba. Pero sí recordaba que es la voz femenina que acompaña a RADWIMPS en las canciones de la banda sonora de la última película estrenada de Makoto Shinkai. RADWIMPS fueron los autores de la banda sonora de la película más conocida de Shinkai. 2) La atractiva Reika Kirishima, cuya presencia en la película nos sabe a muy poco… necesidades del guion, ya estuvo en el reparto de otra película que adaptaba a Murakami. 3) Con cierta frecuencia, en las novelas y relatos de Murakami el protagonista acaba dando unas vueltas por la isla de Hokkaidō, la más norteña de las grandes islas del archipiélago nipón. En el relato de Murakami en el que se basa la película sólo se menciona que la conductora es una joven de Hokkaidō. Pero Hamaguchi sí que traslada a los dos protagonistas a esta fría, en invierno, isla.

Valoración

  • Dirección: *****
  • Interpretación: ****
  • Valoración subjetiva: *****

[Cine] Di jiu tian chang [地久天长] (2019)

Cine

Di ji tian chang [地久天长] (2019; 49/20191015)

El martes pasado, sin mucho convencimiento por mi parte porque no me encontraba con la cabeza muy en mi sitio, nos fuimos a ver esta película china, que se ha titulado en la cartelera española Hasta siempre, hijo mío. La modificación respecto al original chino parece que es la referencia al hijo. Lo cierto es que la película llegaba tras el éxito alcanzado en la última Berlinale, donde se llevó los premios correspondientes a la interpretación para Yong Mei (actriz) y Wang Jingchun (actor). La película está dirigida por Wang Xiaoshuai, de quien no recuerdo haber visto nada previamente.

Wang se toma su tiempo para contar esta historia, un poquito más de tres horas, con un guion que abandona desde el primer momento la linealidad temporal para ir saltando entre las distintas épocas en las que desde los años 80 hasta la actualidad va contándonos la historia de dos familias, que se tratan como hermanos, tanto los adultos como los hijos, pero que se van distanciando por los eventos que llevan a la muerte de uno de los niños, con la imposibilidad añadida de la madre (Yong Mei) para engendrar otros hijos.

Estamos ante una historia triste, aunque al final el director trata de aportar un tinte de esperanza, en la que de fondo tenemos los cambios profundos que la sociedad china ha acometido en los últimos treinta o cuarenta años, desde la época donde quedan coletazos de la dialéctica de la Revolución cultural, aunque esta se haya dado por finiquitada, se implanta la política de un solo hijo, hasta el momento actual de país bajo una dictadura comunista con economía capitalista. Como sucede con frecuencia, los directores chinos tienen cierta libertad para criticar las cosas que no funcionan bien, especialmente si se encuentran en el pasado, siempre que no cuestionen el liderazgo del Partido Comunista Chino. Y eso es aprovechado contar simultáneamente la historia de estas familias y la historia de los cambios sociales de su país.

La película exige atención. La información sobre lo que realmente pasó en cada momento se nos va dando de forma dosificada a través de la película, aunque de forma muy inteligente, permitiendo combinar el ritmo tranquilo de la narración con una cierta tensión en el espectador, a la expectativa de lo que ha sucedido con esta gente. Y todo ello muy fortalecido por el impresionante nivel actoral de un elenco que, además, tiene que adaptarse a interpretar sus roles con el envejecimiento propio de las décadas que pasan desde el inicio de la acción hasta el final.

La película es buena, muy buena. Emociona. Y mucho. Hay pocas cosas criticables, puesto que las aparentes incoherencias que percibes durante el metraje, al final encajan como un guante, mostrando una planificación en el desarrollo argumental muy fino. Pero eso sí, quien busque el histrionismo en los planteamientos y en las interpretaciones que en estos momentos parecen de moda,… pues no. Porque la película no deja de hablarnos más que de las vidas con su alegrías, pocas en este caso, y tristezas, bastantes más, de gente normal, que tiene que vivirlas con duelo y sensación de pérdida en algunos casos, con remordimientos y sensación de culpa en otros. Aunque todos ellos, con sus aciertos y sus meteduras de pata, son esencialmente gente honesta.

Valoración

  • Dirección: ****
  • Interpretación: *****
  • Valoración subjetiva: ****

[Libros] Varios y diversos en las últimas semanas

Literatura

En las últimas semanas, he acumulado la lectura de una diversidad de libro. Y ahora me voy dos semanas de vacaciones, en las que presumiblemente acumulare alguno más. Por ello, voy a hacer una entrada de resumen rápido de algunos de ellos. Alguno, de más calado, lo dejaré para la vuelta.

Al sur de la frontera, al oeste del sol.

Este es una relectura. La primera relectura voluntaria que hago en muchísimos años. Alguna relectura involuntaria he realizado recientemente; algún libro que no me acordaba haber leído. Pero este de hoy fue la primera novela que leí de Haruki Murakami. La leí en algún momento entre 2007 y 2009. Y recuerdo que me gustó mucho… por ello repetí y ya no pude abandonar el autor. Pero tenía un recuerdo muy vago de ella. Me alegro de haberla releído. Es una historia triste. Un romance triste. Relativamente desesperanzada, aunque habrá quien quiera ver una cierta luz a la vida del protagonista en las últimas páginas del libro. Un protagonista del estilo habitual de los de Murakami, aunque por una vez conozcamos su nombre, Hajime. Y la eterna sensación de pérdida. Generalmente, por una mujer. Muy recomendable.

Ya nos queda poco para replicar estas escenas de nuestra llegada a Japón hace cinco años. En esta ocasión, tras llegar al aeropuerto de Haneda en Tokio no cogeremos el Shinkansen hasta Kioto, sino hasta Osaka. Pero por lo demás, será muy similar. Eso esperamos.

El desorden de tu nombre.

Tengo una estantería en casa con libros abandonados. Libros que empecé a leer y abandoné por el motivo que sea. Algunos son libros muy conocidos, que cuando digo que no pude terminarlos, la gente se extraña. Últimamente me pasa menos, pero antes de aficionarme a leer en formato electrónico venían a suponer un 10 % de los libros que compraba, me prestaban o cogía de la biblioteca pública. Este de Juan José Millás lo intenté leer hace unos 20 años. En 1998 o 1999, no recuerdo con precisión. Y lo abandoné cuando llevaba algo menos de la mitad del libro; estaba marcada la última página. Esta vez lo he terminado, no es muy extenso. Pero he comprendido por qué lo abandoné. De este particular triángulo amoroso, compuesto de personas sumamente egoistas, no me interesa ninguno de sus componentes. Me da totalmente igual lo que les pase. Está bien escrita, pero me caen todos tan mal, que paso totalmente. Me dejan frío.

Saga, volumen 9.

Buenas y malas noticias. Tenemos un nuevo volumen de la que en estos momentos puede que sea mi aventura espacial preferida, todos los géneros creativos incluidos. Literatura, cine, televisión… historieta como es este caso. Por lo que nos dicen, la odisea familiar galáctica que nos traen Brian K. Vaughan a la escritura y Fiona Staples en la ilustración ha alcanzado su ecuador. Nos quedan otros nueve volúmenes. La mala noticia es que han anunciado que van a bajar el ritmo de creación. O sea que tenemos para más de nueve años en el futuro… Aaggggg. Y además nos han dejado con un cliffhanger digno de las mejores sagas de aventuras de todos los tiempos. En fin, tendremos paciente. Ni que decir tiene que la encuentro totalmente recomendable.

The Lady Astronaut of Mars.

La vi recomendada, muy vivamente recomendada, como una de las mejores novelas cortas de cienci ficción de los últimos tiempos. No es una novela corta. En inglés, «novel» es novela, «novella» es novela corta, pero «novelette» es un cuento. Un relato corto. Se lee en muy poquito tiempo. En su forma de papel, son 33 páginas. Escrito por Mary Robinette Kowal, mezcla la ciencia ficción de viajes espaciales con la ucronía, la historia alternativa. En algún momento de los años 50 del siglo XX, la caída de un asteroide sobre Washignton D.C. genera el impulso para colonizar el sistema solar como medida de salvaguarda para la especie humana. Y en el primer viaje colonizador, Elma York fue una de las astronautas que lideró el viaje a Marte. 30 años más tarde, con más de 60 años de edad, no la llaman para más misiones, vive en el planeta rojo, y además a de cuidar de su marido que padece una enfermedad degenerativa del sistema nervioso central. Hasta que la llaman para una última misión… con características muy especiales. En la historia se mezcla la especulación científica de los viajes espaciales, a un nivel poco profundo, con los temas relacionados con el deber hacia las personas a las que queremos y enferman de gravedad. Está bien. Los personajes generan empatía y está razonablemente escrita. Pero tampoco da mucho de sí en la extensión que tiene y es bastante previsible. Tira más manipular las emociones del lector que de la propia especulación científico-técnica. Hay productos derivados… pero de momento no me ha motivado a leerlos.

[Libro] We’ll Always Have Paris

Literatura

Encontré este libro recomendado hace unas semanas, un libro de relatos de Ray Bradbury, la última colección que se publicó de este autor antes de morir. No he leído más que una pequeña parte de la obra de este escritor, pero simplemente con dos de sus novelas más conocidas, Farenheit 451The Martian Chronicles (Crónicas marcianas), ya se justifica considerarlo uno de los nombres importantes de la ciencia ficción. Aunque siempre me ha costado mucho el reduccionismo que supone esta etiqueta en obras como las mencionadas, que hablan mucho de la sociedad humana actual. Y siempre ese tono poético que encontramos en su escritura. Así que me decidí a leer en versión electrónica este conjunto de relatos, aun con la dificultad añadida de hacerlo en su idioma original. Cosa que viene bien para refrescar el inglés, y para el bolsillo, porque los libros electrónicos en ese idioma tienen precios más racionales que los delirantes de las editoriales en español. Que luego se extrañan de la piratería… Veamos pues que ha dado de sí este «siempre nos quedará París».

We’ll Always Have Paris
Ray Bradbury
Harper Voyager, 2012
Edición electrónica

Nos encontramos ante un conjunto de relatos de distinta longitud, ambiente y temas, muy heterogéneo, en el que quizá el denominador común, como indicaba el artículo que he enlazado al principio y que nos lo recomendaba, es la nostalgia y la melancolía. En muchos de ellos percibimos siempre en los personajes protagonistas un sentimiento de pérdida. De la persona amada, de una época de la vida, de su hogar, de su planeta,… Todo ello con ese tono próximo a la poesía que es típico del autor, y que se adapta tan bien a este tipo de enfoques. Luego, el modo de tratar las situaciones es diversos. Jugar con paradojas, con lo cotidiano convertido en extraordinario o al contrario, con la ciencia ficción, con la fantasía o lo sobrenatural, cualquier enfoque es válido como forma de transmitirnos un sentimiento, una sensación o un mensaje.

Museo del Louvre

El título del libro corresponde a uno de los relatos. Así que nos iremos a París, al Museo del Louvre, por ejemplo.

He de decir que mi acercamiento a este libro probablemente no ha sido el adecuado. Bradbury es un autor profundo, que juega con el simbolismo y con las metáforas. El subtexto es importante en sus obras. Así que una lectura casual, aprovechando tiempos muertos o recorridos en autobús quizá no sea la forma más adecuada de abordar esta colección de cuentos. Y menos si optas en la versión en inglés, única posible para mí ya que la versión castellana no se ha traducido y publicado todavía. Es una obra que exige concentración y reflexión. Como casi todo lo que había leído previamente del autor. A pesar de que la etiqueta «ciencia ficción» muchas veces se asocia con literatura de evasión, con Bradbury no es así. Su obra no tiene nada que envidiar en profundidad a otros géneros socialmente más prestigiosos.

Dicho lo cual, sólo me queda invitar a quienes se manejen con la lengua de Shakespeare, con los condicionantes señalados, a acercarse a este autor a través de cualquiera de sus obras, por ejemplo esta que comento hoy. Aunque yo siempre tendré un espacio especial reservado a esas melancólicas, poéticas, duras y desesperanzadas crónicas marcianas. Como terminan en el artículo en Papel en blanco que me hizo llegar a este libro… siempre nos quedará Marte… no puedo estar más de acuerdo.

Arco del Triunfo

Con evidentes resonancias «casablanquianas», claro. Aunque en esta ocasión, no desfilan los nazis por los Campos Elíseos y L’Etoile.