[Libro] Mil grullas – Yasunari Kawabata

Literatura

Yasunari Kawabata es uno de los dos premios Nobel de literatura japoneses, y el primero de ellos. Le concedieron el premio en 1968. El otro es Kenzaburō Ōe, de quien hablaré en la siguiente entrada sobre libros que redacte. Exite otro premio Nobel de literatura nacido en Japón, Kazuo Ishiguro, de quien hablé recientemente. Pero este último se crio en Inglaterra, es británico de nacionalidad y ha desarrollado su carrera literaria en inglés. No obstante, fue por casualidad el que leyese de forma consecutiva libros de estos tres autores entre finales de mayo, cuando estaba de viaje en el País del Sol Naciente, y principios de junio. El libro de Ishiguro lo terminé en el viaje de vuelta de Japón, el de Kawabata lo leí íntegramente en el viaje, y el de Ōe lo empecé a leer, tranquilamente, un par de días después de regresar.

Ya he leído varios libros de Kawabata. Cinco con el que ahora nos ocupa. Entre la novela, la novela corta y la crónica periodística, es un escritor versátil, pero que nos habla siempre desde sus experiencias personales, sin que quiera decir por ello que sean libros autobiográficos. Y siempre da un tratamiento especial, a veces misterioso, a las mujeres. Se dice que que su relación con las mujeres quedó marcada por uno de sus primeros amores, una joven con la que estuvo comprometido formalmente, pero que rompió su compromiso con él por razones que no están claras. Por ello, las mujeres tienen siempre una aura especial en sus escritos.

La historia de esta novela corta de Kawabata se desarrolla entre Kamakura y Tokio, y su protagonista es un joven pudiente, que trabaja en la administración de una empresa, cuyo padre ha fallecido, que lleva una vida libre de preocupaciones, y al que Chikako, una antigua amante de su padre, quiere comprometer con una bella joven, Yukiko. Pero a la ceremonia del té donde son presentados asisten también sin ser invitadas, la señora Ota, otra antigua amante de su padre en sus cuarenta y tantos, pero muy atractiva aún, y su hija de 20 años, Fumiko. A partir de ahí, el protagonista se debate entre las dos jóvenes con vistas al matrimonio, pero sobretodo atraído por la sensualidad y la experiencia de la señora Ota con la que pasan una noche de sexo. A partir de aquí, la confusión reina en la mente del joven, y entre las mujeres, especialmene por las malas artes de Chikako, y todo se encamina hacia un final potencialmente trágico.

A pesar de su corta longitud, el relato no es precipitado. Y se toma su tiempo en recrear con fidelidad las atmósferas adecuadas para reflejar las cualidades de unas y otras mujeres. La deformidad de la intrigante Chikako. La belleza de Yukiko, de la que poco más sabemos… porque tal vez no haya más. De la sensualidad y experiencia de la señora Ota. Y de la rabia subyacente a su relación final con Fumiko. Con las características de las mujeres y de sus relaciones simbolizadas por las tazas de té de su padre. A pesar de que las relaciones entre unos y otros con más frecuencia son carnales, productos del deseo, que auténticamente románticas, no falta la sensación de poesía. Y el conjunto de la historia tiene un aura de fatalidad envolviendo a todos los personajes.

Creo que es un magnífico relato, que he pensado en volver a leer, porque quizá el entorno en el que lo hice, la cabina de un avión intercontinental durante horas de viaje, no sea el más adecuado para apreciar a fondo las calidades del mismo. En cualquier caso, la lectura de los relatos de Kawabata es siempre recomendable. Sabiendo que hay que arriesgar y dejarse llevar por las virtudes literarias de una cultura que no necesariamente sigue las reglas de la narración tradicional occidental.

[Libro] The buried giant – Kazuo Ishiguro

Literatura

Hace muchos meses que tenía este libro en espera, otro de los que leí durante las vacaciones, en el viaje a Japón. Lo terminé en el primero de los vuelos de vuelta, entre Narita y Abu Dabi. Lo llegué a empezar en algún momento de finales del verano del año pasado. Pero lo dejé en espera. No sé muy bien por qué, pero en aquel momento no me concentraba en su lectura. Pero no lo deseché como inacabado, como me ha sucedido a lo largo de mi vida como lector con el 10 % de los libros que he empezado. Aproximadamente. Mi interés por la literatura de Kazuo Ishiguro se ha ido acentuando con el tiempo, y tenía interés en ver cómo funcionaba su aproximación a los mitos artúricos.

Si un lugar de la Gran Bretaña está vinculada a los mitos artúricos es la península de Cornualles, a la que nos dirigimos fotográficamente en esta entrada literaria.

Recordemos que Ishiguro es nacido en Japón, en Nagasaki, y se trasladó a Inglaterra cuando tenía cinco años, por el trabajo de su padre como oceanógrafo. Y allí permaneció, allí adquirió el idioma inglés como propio, y en ese idioma ha desarrollado una brillante carrera como escritor, que le llevó al Premio Nobel, entre otros galardones, en 2017. Con el tiempo, he ido leyendo varias de sus novelas, y algún libro de relatos. También he disfrutado en las salas de cine de su trabajo como guionista. En su obra, se ha acercado en un par de ocasiones a sus orígenes japoneses, con notable acierto desde mi punto de vista. Pero es indudable que ha ido asumiendo en su persona la cultura británica, por lo que me parecía muy interesante conocer su visión del mito del rey Arturo, uno de los mitos fundamentales de la Europa medieval, no sólo de la británica, muy asociado con los valores que se suponen fundacionales de la mentalidad europea occidental.

En la novela, Ishiguro nos sitúa en un momento indeterminado unas décadas tras la muerte de Arturo de Bretaña, en un momento en el que reina la paz entre los britones originarios de la isla de la Gran Bretaña y los invasores sajones, procedentes del continente, tras las guerras en tiempos del mítico rey, que venció en esa guerra. Dos ancianos viven en un poblado britón, sumidos en un olvido de tiempos pasados, mal integrados en la aldea. Y deciden ir en busca de su hijo, que vive en otra población y vivir con él. En el caminos, acabarán acompañados de un formidable guerrero sajón, un adolescente también sajón a quien rescatan de una muerte probable, y de sir Gawain, uno de los más conocidos caballeros de la mesa redonda de Arturo, todavía vivo. Y sabrán que la niebla de olvido en la que se sumergen los pueblos de la Gran Bretaña está causada por el aliento de un dragón hembra, que unos quiere proteger y otros destruir.

La novela, que transcurre en el mundo de los mitos y la magia del universo artúrico, más que vivir del mito y con el mito, es fundamentalmente desmitificadora. Nos ofrece una visión distinta de Arturo, rey celta, romanizado y cristianizado, y su respuesta ante los invasores anglos y sajones, germánicos y paganos. Un rey guerrero que derrota a sus enemigos, y no duda en masacrarlos, sin importan edad, sexo y condición. De alguna forma, pone en la picota es mito caballeresco y honorable, asociado a la religión y al guerrero justo, que se supone pone las bases de la fundación de la Europa occidental, frente a una realidad de guerras, crueldades e intolerancia ante otras creencias. Al cabo, la Inglaterra de hoy es culturalmente descendiente de esas invasiones germánicas en la Alta Edad media. Pero la fábula es extensible a otras naciones en todo el mundo occidental. Y el olvido, como forma de superar, cerrando en falso las heridas creadas por los traumas colectivos sufridos. Especialmente resonante en un país donde el concepto de memoria histórica ha sido tan maltratado por la clase política.

La novela tiene un final amargo, en el que se avecinan las terribles desgracias que asolarán el mundo en los tiempos venideros, en el que la guerra se adueñará de la relaciones entre pueblos, así como para la pareja de ancianos protagonistas, que tampoco encontrarán precisamente el imaginado final feliz a su viaje. Sin entrar en detalles sobre el argumento de la obra. Aunque la novela se lee bien, no es una novela fácil. Se corre el peligro de no entrar en las metáforas y el simbolismo de lo que se está quedando, de quedarse en la superficie de la peripecia aventurera en un mundo fantástico y aparentemente galante. Pero lo que enriquece la experiencia de su lectura es conectar con su trasfondo profundo. Y aceptar que los mundos de la fantasía, con sus duendes y sus dragones, nos hablan de nuestro más prosaico y material universo. Es un relato que crece en mi memoria y se enriquece en la reflexión. Parece que hay un proyecto de adaptación al cine, en formato de animación en volumen, conocida habitualmente por el anglicismo stop-motion. Tengo curiosidad.

[Libro] El fin del imperio – John Scalzi

Literatura

El primer libro que leí de John Scalzi fue una muy agradable sorpresa para mí. Leído durante el viaje a San Francisco, hizo que el vuelos desde Múnich hasta la ciudad californiana se me pasará en un sinsentir. Era ingenioso, original, con un ritmo ágil, divertido, y con un razonable comentario social sobre el mundo pospandémico, sin excesiva profundidad, pero tampoco sin excesiva superficialidad. Ideal para evadirse y entretenerse, pero que no deje la sensación de haber leído algo banal y olvidable. Ni mucho menos. Por lo tanto, me había quedado con las ganas de leer algo más de Scalzi. Para confirmar si estaba ante un autor que me apeteciese seguir.

La novela que nos ocupa hoy es la primera de una trilogía, La interdependencia. Un trilogía de verdad, de tres libros. Que en estos momentos, en los ámbitos de la ciencia ficción y la fantasía son frecuentes las trilogías de cuatro o cinco volúmenes. Y es una aventura espacial. Lo cual de entrada me encanta, aunque empiezo a estar quemado de la calidad de las aventuras espaciales en los últimos tiempos. El escenario es razonable, con una mezcla de ciencia ficción dura y fantasiosa. La parte fantasiosa está bien disimulada o construida. En las aventuras espaciales siempre es… romper el límite de la velocidad de la luz. Pero más o menos genera un escenario que es más que aceptable, y que además es el macguffin que impulsa la acción.

Como consecuencia de haber encontrado la forma de viajar entre las estrellas, la humanidad abandonó la Tierra y ha colonizado varios sistemas estelares. Pero el control del sistema físico que permite el desplazamiento entre los mismos hace que haya surgido una aristocracia plutocrática, con una familia imperial al frente. Los aristócratas controlan los bienes, el emperador… el sistema de viaje entre las estrellas. Pero se produce el fallecimiento del emperador en el momento en el que se detecta que el sistema de viaje entre las estrellas puede derrumbarse, poniendo en peligro el statu quo del sistema social, político y económico de la humanidad. Y la heredera que ha de lidiar con ello es una hija natural del emperador, que ha vivido al margen de las intrigas sociales y política, pero que se convierte en la heredera al haber fallecido el hijo legítimo del soberano. Y a partir de ahí, una intriga política, con un comentario social, político y económico de fondo, bastante entretenida.

Menos original que las aventuras en el mundo de los kaijū, comparte algunas de las características general de aquel libro, al que precede en cinco años en fecha de publicación. Es ágil, ingenioso, razonable en sus planteamientos y en su comentario social y político, muy entretenido, se lee bien y en seguida. No sólo no insulta a la inteligencia como otros productos de ficción fantástica o científica de los últimos tiempos, sino que además estimulará en cierta medida la lectura activa por parte del lector mínimamente informado. Tiene las características de muchos escritores de este tipo de origen anglosajón, con un estilo fácil de leer, pero no banal afortunadamente en este caso, y por lo tanto es muy recomendable para los amantes del género. Hay aventura y acción también… qué más vas a pedir. Por supuesto, aquellas personas que rechazan de entrada este género, harán bien en absternerse. Pero… ellos se lo pierden por prejuiciosos. Ya estoy preparando los otros dos libros de la trilogía para leerlos cuando encuentren su sitio entre los varios, muchos, que tengo pendientes. Pero no tardaré mucho. Ahora estoy con lo último de Murakami, luego supongo que iré con la segunda novela corta del último quinteto de Shimazaki,… es posible que a continuación vaya la segunda parte de esta aventura espacial.

[Libro] Shogun – James Clavell

Literatura

Nuevamente me salto el orden de comentario de los libros que he leído en las últimas semanas, tengo nueve en espera incluyendo el de hoy. Los libros que tengo en espera fueron terminados de leer en el 14 de mayo y el 6 de julio, día en el que terminé de leer un libro de relatos gráficos, historietas, y una novela corta. Pero cuelo este de hoy porque es un comentario conjunto con una de las series que he visto y comentado en tiempos recientes. Un libro que no pensaba leer por diversos motivos. Porque no soy especialmente adepto a este tipo de best-sellers tan de moda en los años 70 y 80 del siglo pasado. Porque no suele apetecerme empujarme así por las buenas un novela de más de 1000 páginas salvo que este muy muy muy justificado. Pero me lo prestaron. Insistieron y me lo prestaron. Y así como sucede que aproximadamente un 10 % de los libros que me compró los abandono por diversos motivos sin terminar de leerlos, cuando me prestan un libro me lo leo hasta el final sí o sí. Me parece una desconsideración no hacerlo. Y nunca he olvidado devolver un libro… que yo recuerde.

En lo que mi memoria alcanza siempre ha habido best-sellers en las librerías. Superventas o mejor vendidos si hablásemos castellano habitualmente. En la Fundeu nos recomiendan usar el término superventas, que es muy usado en el mundo discográfico. Pero lo que he venido observando es que no necesariamente significa que realmente sean los más vendidos. Más bien parece que son libros que de entrada están pensado para ser vendidos como churros desde su lanzamiento, con abundancia de apoyo publicitario, con un lugar destacado en la librería, y que al final, en edición de bolsillo, acaban siendo los que se venden en los quioscos de prensa de los aeropuertos y las estaciones de tren. Son novelas formulaicas, que siguen un esquema más o menos similar, con una serie de elementos que parecen ser del gusto de ese lector medio, popular, que quiere leer… pero sin complicarse la vida. Que hay romance, intriga, hechos históricos cuya veracidad importa poco, buenos y malos… pues eso. Algunos pertenecen a géneros como podréis deducir; novela rosa o romántica, novela histórica, novela negra o detectivesca, fantasía,… Supongo que es lo que enseñan las universidades norteamericanas en sus cursos y seminarios de escritura creativa; la receta para escribir un superventas. En el mundo del cine, existe un libro de 2005 que explica como escribir un guion de cine con estas características. Un libro que ha ayudado mucho a degradar la calidad de las historias que se cuentan en el cine actual.

James Clavell, el autor del superventas que hoy nos ocupa, fue, además de novelista, guionista y director de cine. Incluso escribió y dirigió alguna película que en su momento me pareció relativamente notable, aunque hoy en día quizá la viese con ojos menos favorables, sin que me disgustase. Y que decir del guion de una de las más divertidas películas sobre la Segunda Guerra Mundial… escrito con otros dos guionistas. Por lo tanto, no podemos dudar de la capacidad de Clavell para escribir historias destinadas al gran público, con más tirón que profundidad, sin necesidad de leer ese libro que explica que para un espectador tonto y adocenado, el bueno de la película tiene que salvar al gatito de una niña para entender que es «el bueno». Frente al malo… que fuma. Esto no sé si lo dice el libro,… pero es algo que está ahí en los formulaicos guiones actuales. Suponiendo que dejen que aparezca alguien fumando en pantalla. Y Shogun es un producto de esa forma de escribir.

Como comentaba cuando hablé de la serie, es una ficcionalización libre y no basada en hechos históricos constatados de los acontecimientos que llevaron a la muerte de una noble japonesa de casta samurai, y que fue el casus belli que llevó a la batalla de Sekigahara, en la que se impuso Ieyasu Tokugawa, convirtiéndose el primer shogun del llamado periodo Edo de la historia del País del Sol Naciente. Pero… es un superventas destinado al público occidental, predominantemente norteamericano, que es el mayor mercado del mundo anglófono. Por lo tanto, el protagonista tiene que ser un europeo, en aquellos tiempos América de Norte estaba en mantillas, predominantemente anglosajón y protestante. El precursor de los WASP norteamericanos, clase dominante en Estados Unidos. Creo que ya dije que la serie, que es bastante fiel al libro, pero que da más juego a los personajes japoneses, hubiera sido bastante mejor sin el personaje del inglés. Pero en el libro,… siempre vamos acompañando al inglés… que es un personaje que me parece un imbécil e insoportable. En el libro y en la serie. También tiene que haber romance y sexo, aunque sea descrito de forma discreta, no escandalosa. Da igual que sea una relación improbable y fuera de carácter. La cuestión es que satisfaga al lector simplón. Y tiene que haber abundancia de tópicos, a ser posible sangrientos. Abundancia de harakiri o seppuku, su ración de torturas y muertes de campesinos arbitrarias, el empeño en comer pescado crudo en lugar de los platos normales a base de carne del mundo anglosajón (¿os he contado alguna vez que como semanalmente cinco veces más pescado que carne, y que estoy encantado si es en forma de sashimi?), y mucho bushido… incluso si el concepto existía aunque el nombre del concepto sea algo relativamente moderno.

No me cabe la menor duda que el libro tiene, o tuvo, los elementos para atraer a un abundante grupo de lectores. Pero no es bueno. Como sucede con otros muchos superventas. ¿Os he contado que soy tan rarito que Los pilares de la Tierra me pareció de una mediocridad conceptual tremenda en contra de la opinión de la mayoría? ¿Poco más que un folletín de novela barata? Pues eso. No es difícil de leer, claro. Sería contrario al concepto de superventas. Y por eso, aunque su contenido me resulte estomagante en muchas ocasiones, puedo seguir adelante y llegar hasta el final. Pero quizá ahora entienda un poco mejor al excesivamente elitista C. S. Lewis cuando hablaba de distinto tipos de lectores y libros en un ensayo que leí y comenté recientemente. No obstante, sigo pensando que el superventas de buena calidad es posible. Pero tal y como está el mercado editorial, poco probable.

[Libro] Invisible – Paul Auster

Literatura

El 30 de abril de este 2024 falleció el escritor norteamericano Paul Auster (1947-2024) a los 77 años de edad, como se suele decir eufemísticamente «tras una larga enfermedad», o sea, de cáncer. Estos eufemismos siempre me remiten a un ensayo de Susan Sontag, La enfermedad y sus metáforas, un texto que marcó de forma considerable mi forma de enfocar me profesión cuando apenas estaba comenzando mi recorrido en la misma. Sontag también falleció «tras una larga enfermedad». El caso es que a lo largo de los últimos 20 años leí varias obras de Auster, que en general me gustaron bastante. Y siempre he celebrado alguna de sus trabajos en el mundo del cine, aunque siempre más como guionista que como director.

En ese contexto, poco después de su fallecimiento apareció la novela que hoy nos ocupa de oferta en mi tienda habitual de libros electrónicos. Y por supuesto la compré, y me puse a ella. Poco antes de viajar a Japón. Este es uno de los libros, cuyo comentario me salté por adelantar uno (o dos) de los que leí como consecuencia del viaje. Y como es frecuente en las obras de Auster, nos traslada a Nueva York, donde encontramos a un joven estudiante universitario, que tiene un encuentro con un excéntrico francés, adinerado, y con su ligue del momento. El francés le propondrá un negocio editorial que supondrá su lanzamiento en el mundo laboral y empresarial. Y en una ausencia del adinerado mecenas, mantendrá una relación con la joven. Pero cuando vuelva el francés, un hecho delictivo pondrá final a estas relaciones. Hasta que un día se traslade a París y vuelva a encontrarlos.

Ambientada en los años 60, los temas que impregnan la novela son de carácter ético. El joven se encuentra en una situación compleja en su vida. Universitario, su vida como tal está a punto de terminar, con el riesgo de ser llamado a filas, a la guerra del Vietnam. Se siente atraído por el mundo sofisticado, por las posibilidades que da el dinero, por una mujer más interesante por su personalidad y puesta en escena que por su físico. Y en concreto, se siente hipnotizado por las oportunidades que le ofrece el rico francés… al mismo tiempo que se horroriza por sus acciones, fuera de la moral convencional, y por lo que pueden representar sus actividades, supuestas, no realmente conocidas, en ese mundo hipócrita de violencia trasladada a otros países y otras sociedades que fue el mundo de la llamada Guerra Fría, tan caliente en muchos lugares.

No voy a decir que sea el libro que más me ha gustado de Auster. Pero me ha gustado, bastante. Tiene su emoción. Tiene sus dilemas éticos. Tiene las dudas sobre si lo que el joven vive es real o hay una parte de delirio, de paranoia. Es interesante también la estructura del libro, en tres partes. La primera, escrita en primera persona, transcurre en Nueva York y narra las relaciones en el triángulo entre el joven, el francés y la mujer. La segunda, escrita en segunda persona, es una especie de interludio, que marca en gran medida el destino del joven, y en el que relata el haber mantenido relaciones incestuosas con su hermana durante un verano. La tercera, escrita en tercera persona, por un antiguo compañero de la universidad, sobre las notas del protagonista, y narra su vida en París, y su relación con el francés, su prometida, la hija de su prometida, y las consecuencias. Hay una última parte en la que se reflexiona, tras la muerte del protagonista, lo que puede haber de cierto o no en la vida del protagonista. Y de fondo siempre tenemos la cuestión de la fiabilidad del narrador, de la confianza que nos merece, de su objetividad/subjetividad. Esta es una cuestión que cada vez me interesa más, analizar la subjetividad del narrador. Por ello, cada vez me interesan más la narraciones en primera persona, en las que por sistema dudamos de su fiabilidad. Interesante es ese interludio narrado en segunda persona, una forma curiosa en la que el propio narrador intenta mirarse a sí mismo como si fuera otro, como si lo que estuviera narrando le estuviera pasando a otro. Introduciendo todavía más dudas sobre la fiabilidad del propio narrador.

Como veis, no faltan elementos de interés en esta novela. Una novela que me interesó vivamente mientras la leía, que luego me produjo un bajón, porque su cierre me resultó hasta cierto punto insatisfactorio, pero luego ha ido creciendo de nuevo en la memoria. Y tened en cuenta que hace ya mes y medio largo que la terminé de leer. En fin, que como todo lo que he leído de Auster, me parece muy recomendable.

[Libro] Giant’s Star – James P. Hogan

Literatura

Tercera entrega de la trilogía de cinco libros dedicada a los Gigantes de James P. Hogan. La primera entrega me pareció muy divertida de leer, ciencia ficción especulativa, que ahora, casi cinco décadas después notamos que se basa en una ciencia viejuna, pero que despertó mis nostalgias por la ciencia ficción que leía en mi adolescencia y en mi juventud. En los años ochenta del siglo XX. La segunda entrega no me atrajo tanto… esto de traer a los gigantes vivos de regreso al sistema solar… bueno… era entretenida… pero ya no lo mismo. A pesar de ello, me animé con la tercera entrega sobre la que…

Sobre la que ya… creo que Hogan se fue un poquito de la olla. Porque se monta una guerra de las galaxias a nivel local, con una serie de inventos para saltarse a la torera el tema de que la luz se arrastra lentamente por el espacio tiempo, haciendo que un conflicto bélico a nivel estelar sea difícil de encajar. Y tampoco es que haya muchos disparos ni enfrentamientos entre acorazados estelares,… ni nada de eso. Aquí los buenos ganan porque además de ser los buenos, son más listos. Y científicos. Por algún milagroso milagro… en estas novelas los políticos tan apenas aparecen. En fin.

Ya no es lo mismo. No es que me aburriese leyéndola. Ni que estuviese a punto de dejarla o algo de eso. Nop. En realidad, creo que la leí con una perpetua sonrisa en la boca, porque tiene una importante carga de ingenuidad. Sinceramente, en estos momentos no me veo leyendo la cuarta y quinta entrega de la trilogía. Hasta cierto punto, esta tercera entrega me ha sacado de ella. Pero, oye, nunca se sabe. Si me las encuentro de ofertón,… quien sabe.

[Libro] Agujero – Hiroko Oyamada

Literatura

En las últimas semanas me he hecho un lío con el comentario de los libros que he leído en los últimos tiempos. Como consecuencia de un tirón en mis ganas de leer que me dio en las semanas previas a las vacaciones y durante las mismas, tengo acumulados unos cuantos. Y al saltarme el orden cronológico en los comentarios con alguno, me olvidé de retomar los anteriores. En algunos casos… en otros no. Vamos. un desorden. Pero voy a ir acabando con el caos, y lo hago con esta novela, así me la vendieron, que más bien es una colección de tres relatos cortos, dos de ellos interrelacionados, de la escritora japonesa Hiroko Oyamada. El primer libro que leo de esta autora, que tampoco ha sido muy prolífica hasta ahora.

Propiamente dicha, Agujero es el primero de los tres relatos. En muchas reseñas la denominan novela, pero por su extensión, yo, ni siquiera la denominaría novela corta. Más bien un relato corto… un poco largo. En él, la protagonista es una mujer casada que deja su empleo con motivo de un cambio de destino laboral de su marido, que les lleva a aceptar vivir en una casa de la familia del marido, contigua a la familia de sus padres. En una zona rural. Allí, la protagonista empezará a tener problemas de adaptación. Para empezar, para encontrar un empleo, más por tener el tiempo dedicado a algo que por necesidad económica. Pero también de comunicación con su familia política y con sus vecinos. Un día ve a un extraño animal, y persiguiéndolo cae en un agujero. Aparentemente creado por el animal. Y a partir de ahí tendrá una serie de encuentros que le harán poner en dudas la realidad de lo que está viviendo. Los otros dos relatos se centran en la amistad y la relación entre dos matrimonios. Uno de ellos lleva bastante tiempo casados, ella no había tenido la necesidad de ser madre, pero va cumpliendo años, siente que o tiene ahora un bebé o no lo tendrá nunca. En el otro matrimonio, la mujer es bastante más joven y al poco de casarse queda embarazada. Los dos relatos nos hablan de dos encuentros entre los matrimonios, uno antes del nacimiento de la niña, el otro después. Y también tienen su punto de misterio.

Oyamada se mueve dentro del género del realismo fantástico. Sus relatos transcurren en un mundo de apariencia realista, similar al que vivimos, localizado en el Japón rural. Pero las vivencias de sus protagonistas se mueven en el terreno de la fantasía. Si no francamente, si bordeándola. ¿Existe o no existe el animal que ve la protagonista de Agujero, o el cuñado, o los niños del konbini? ¿Son reales las características de las comadrejas del segundo de los relatos? ¿Qué pasa con la niña, la comida y la tormenta de nieve en el tercero de los relatos? Los relatos, que tienen finales poco conclusivos, se alejan del esquema tradicional occidental del relato, planteamiento, nudo y desenlace, tiene un fuerte componente metafórico. Puede que de la vida de la propia escritora, no sé, puede que de la vida de muchas mujeres, al menos en el País del Sol Naciente. El papel de la mujer en la familia japonesa, en el mundo laboral, la maternidad, las jerarquías familiares, el miedo a establecer tus propios criterios y tus propias reglas, el aislamiento y el agobio del mundo rural,…

En la valoración que permite Goodreads para las obras que lees, una puntuación de 1 a 5, le puse 3. Pero con el tiempo he dudado en subirla a 4. No me he decidido a ello. Al menos todavía. Estos relatos crecen en la memoria y en la reflexión. Uno corre el riesgo de quedarse en un nivel anecdótico. Pero hay una profundidad no desdeñable en los textos de Oyamada. En el simbolismo de sus metáforas y sus planteamientos. Por ello, creo que es un libro de relatos interesante, recomendable, al que cada cual debe encontrar su propia enseñanza o reflexión. Lo leí un par de semanas antes del viaje a Japón. Quizá pensando que serviría para ir entrando en ambiente. Pero aunque con elementos muy propios de la cultura de aquel país, creo que las reflexiones que propone son bastante universales.

[Libro] Los misterios de la taberna Kamogawa – Hisashi Kashiwai

Literatura

Otro de los libros que leí durante las vacaciones. Y uno de los que seleccioné, me apareció no hace mucho en oferta, para ponerme en situación para el viaje a Japón. Como se puede ver es de un autor japonés, que no conocía, Hisashi Kashiwai. Y me llamó la atención porque me pareció que estaba emparentado con alguna otra cosa que había leído previamente. Como cierta novelita y película sobre una cafetería en la que se puede viajar en el tiempo, o las historias de Tokio que transcurren en una tabernilla que abre al llegar la medianoche, una de las primeras series que vi en Netflix. Pues estas historias de Kashiwai, siendo distintas, son similares o me las recuerdan.

En el último viaje a Japón no pasamos por Kioto y no vimos el río Kamo. Así que nos conformaremos con los alrededores del río Nagara en Gifu.

La taberna Kamogawa [kamogawa shokudō 鴨川食堂, la taberna del río Kamo] es un pequeño establecimiento en Kioto, escondido entre callejuelas, difícil de encontrar, sin indicaciones en el exterior. Que se anuncia como una agencia de detectives gastronómicos. El cliente que los encuentra, habla con ellos, un cocinero y su hija, les cuenta lo que recuerda de un plato que comió en su momento y que se ha grabado en la memoria, ellos investigan, y unos quince días más tarde le preparan el plato… y siempre aciertan. Ese es el que buscaba la persona. Por supuesto, hay algo más que eso. Detrás de ello están las historias de las personas que, nostálgicamente, quieren volver a esos platos. Historias de un pasado con familia, cónyuges, amores frustrados, amistades… que quedó atrás, pero que como con el recuerdo de esos platos, queda un poso, que no quieren olvidar, o que quieren volver a recordar. En algunos casos, volver a conectar con esas personas que perdimos por el camino.

La novelita, que más bien es un conjunto de relatos cortos con un hilo conductor común, es simpática y entretiene. Pero tampoco esperemos mucho más de ella. Ni menos. Se puede recomendar, sin duda. Pero que nadie espere una obra maestra de la literatura japonesa. Correcta y entretenida, se lee enseguida.

[Libro] Corto Maltese: La reine de Babylone – Martin Quenehen (guion) y Bastien Vivés (ilustración)

Literatura

Como ya he comentado en ocasiones anteriores, las aventuras de Corto Maltés siguen en la actualidad bajo la mirada y la escritura de autores actuales, que intentan mantener el espíritu del que Hugo Pratt dotó al marinero de La Valeta, pero actualizando los temas y las épocas. Llegue a este volumen como consecuencia de una discusión amistosa en un bar al que fuimos tras una sesión de cine. Aquel día se sumó un aficionado al aventurero, y que se mostraba muy en desacuerdo con la actualización de las coordenadas de tiempo y lugar para las nuevas aventuras del marinero. Yo le recordé que Hergé hizo de Tintín un aventurero atemporal. Sus aventuras progresaron con el tiempo, manteniéndose el personaje con su apariencia eterna a lo largo de las mismas. Incluso si empezó las mismas en la década de los años 20 con una visita al país de los Soviets, y un tiempo después adelantaba cómo podía ser un viaje a la luna, o las cuestiones relacionadas con el petróleo, que afectaron en las segunda mitad del siglo XX. A mí no me supone ningún problema actualizar el escenario de las aventuras de Corto, siempre que la esencia del personaje se mantenga.

La cuestión es que, tras ese debate amistoso, me puse a comprobar si recientemente se había publicado alguna nueva aventura. Y me encontré con esta, que estaba disponible en francés y en italiano. No estaba disponible, en ese momento, en castellano. Creo que ahora sí. De los distintos autores que han asumido la continuación de las aventuras de Corto Maltés, en esta ocasión son los franceses Martin Quenehen, escritor, y Bastien Vivés, ilustración. Recordemos que las nuevas aventuras desarrolladas por los españoles Canales y Pellejero sí que se intercalan en la línea temporal de las que concibió Hugo Pratt, mientras que las de Quenehen y Vivés, están actualizadas a las primeras décadas del siglo XXI. Quizá por ello no están numeradas dentro de la serie. Y las de Canales y Pellejero sí. Y asumí que el original del texto es en francés, claro, y me compré la versión francesa.

En esta ocasión, nos encontramos a Corto en Venecia. Creo que eso es un punto fundamental para animarme a ella. Venecia. Habitualmente, las aventuras de Corto que empiezan o se desarrolla en Venecia me acaban gustando más. El mundo en el que se mueve es el de la resaca de las guerras en los Balcanes, y los preliminares a la guerra de Irak. La segunda. La de las «armas de destrucción masiva» que nunca existieron. Y entre medias, las mafias del tráfico de armas y la indecencia de los servicios de espionaje. Una aventura de Corto con tono muy muy muy melancólico. Más de lo habitual. Más oscuro. Pero no inapropiado para los tiempos que corrieron en esos primeros años del siglo XXI… que tal vez sigan corriendo hoy en día.

No voy a decir que el Corto Maltés de Quenehen y Vivés esté al nivel del de Pratt. Que no lo está. Pero esta historia me ha llegado. Más que la primera que desarrollaron estos autores franceses. Me ha parecido más engarzada con la realidad, al mismo tiempo que nos permite seguir soñando… al menos hasta cierto punto. Pero el mundo está muy perro para permitirse excesivas ensoñaciones.

[Libro] La experiencia de leer – C. S. Lewis

Literatura

Los domingos no suelo hablar de libros. Suelo hablar de fotografía. De la que hacen otros, mucho mejores que yo. En los que creo que hay que fijarse para intentar, muchas veces sin éxito, mejorar. Pero con estas semanas pasadas viajando, no tengo mucho preparado. Y por otro lado, con el de hoy, tengo nueve libros ya leídos pendientes de comentario. Un montón. Este año voy mucho más entonado con esto de la lectura. Esperemos que dure. En vacaciones leo mucho. Y cuando no estoy de vacaciones, he cambiado algunas rutinas para permitirme espacios para la lectura. Pero vamos con lo de hoy… que es un ensayo. Apareció de oferta en algún sitio, y su tema me pareció interesante. Y se lee en seguida. Su autor, el escritor británico C. S. Lewis, muy conocido por sus libros de Las crónicas de Narnia, y menos por otros que se mueven en la ciencia ficción. Hasta el momento, no me ha atraído mucho. Y no he leído ninguna obra de ficción suya. Pero es que sus adaptaciones al cine me han alejado de ellas.

En un viaje en agosto de 1989 por París y la Gran Bretaña, visitamos Oxford. Pero no tengo ninguna foto escaneada de este lugar. Sí de otros puntos del viaje. Tengo que revisar aquellos negativos. O volver a Oxford y hacer algunas fotos. Pero últimamente el Reino Unido no apetece mucho…

En otro orden de cosas, fue un académico que ejerció su actividad como profesor de literatura en la Universidad de Oxford. Y en ese ámbito hay que contemplar este ensayo. El título en castellano no se corresponde con el original en inglés. An experiment in criticism. En cualquier caso, el debate que plantea es que la calidad de los libros no se mide sobre la forma en que están escritos sino sobre la forma en que son leídos. El autor diferencia dos tipos de lectores. Uno de ellos sería el intelectual, el que lee pausadamente, con abundante reflexión y que, llegado el caso, vuelve una y otra vez al texto, extrayendo todo el potencial del mismo. Si un libro atrae este tipo de lectura sería un buen libro. Por otro lado, existe el lector que busca un entretenimiento, que lee su libro una vez, sin darle muchas vueltas, que raramente vuelve a releerlo, porque quiere pasar a la siguiente aventura. Si un libro sólo atrae este tipo de lectores… pues sería, literariamente hablando, flojito.

El ensayo contiene algunas ideas interesantes. Es obvio que existen libros, de ficción o de no ficción, que tienen diversos fines. Los libros de literatura más popular, los superventas, tiene claramente el objetivo de procurar entretenimiento a un número alto de personas, potenciales lectores. Y de hacer mucho dinero. Por el contrario, hay otros libros que buscan atraer un lector más reflexivo, provocar una reacción, un debate, o que el lector lo perciba como un obra realmente artística por la belleza de su lenguaje. Pero la división que hace Lewis de los lectores es demasiado binomial. O se es de unos o de los otros. Y clasista. Es obvio que desprecia a determinado tipo de lector. Y consecuentemente las obras que lee. Y yo no estoy de acuerdo.

En la literatura, como en el cine o en otras artes, existe productos de consumo que pueden tener una alta calidad, que pueden atraer a lectores de niveles de cultura más básicos, pero también al lector culto y más instruido. Entretenimiento y calidad artística no tienen por qué estar reñidos. Aunque es difícil que autores que publican libros como churros puedan mantener esa calidad. Existe en el mundo editorial demasiadas obras formulaicas, carentes de originalidad, que repiten esquemas, y que sin embargo son leídas con avidez por cierto público. Como pasa en la ficción televisiva o cinematográfica. Pero los límites no son precisos entre la lectura como entretenimiento y la lectura como reflexión artística o filosófica. Es más, no deben serlos. Y se debe aspirar a la calidad en todo el campo. Y de esa forma el lector puede progresar, y poco a poco acceder a una mayor variedad de obras literarias. Esa es la forma también para acabar con el clasismo de Lewis entre los lectores como el y sus colegas intelectuales, y todos los demás. Lewis se aparta en realidad de la sociedad. Es el ejemplo por excelencia del académico universitario que no vive la realidad social.

Fuera de la literatura, y a propósito de mi reciente viaje a Japón, podemos considerar un cierto fenómeno en el ámbito de la pintura. Hokusai. O Hirosige. U otros artistas del período Edo que practicaron el grabado en madera. Hoy en día se los considera grandes artistas, cuyas exposiciones o sus obras en los museos atraen muchos visitantes y sesudos comentarios académicos. Pero en su momento, eran más bien artesanos populares, que vendían sus obras a través de los estampadores, obras que se reproducían indefinidamente mientras hubiera demanda, a la burguesía comerciante de las grandes ciudades japonesas. Lo curioso es que en una sociedad de castas, tan jerarquizada como la japonesa del periodo Edo, donde los militares, los samurais, estaban en la cúspide de la pirámide social, los comerciantes estaban en la base. Eran casta baja. Pero tenían dinero. Estos artistas que hoy están tan bien considerados, trabajaban para decorar las casas de la casta más baja. Eran productos de consumo. Quizá el C. S. Lewis japonés de la época los hubiera despreciado, por la extracción social de sus consumidores. No nos engañemos, nivel cultural y educativo siempre está correlacionado con el nivel socioeconómico. Hoy en día, sin embargo… son admirados. Qué cosas, no.

Por supuesto que hay obras buenas y malas. Pero cuidado con cargar esa definición por el objetivo que persiguen o por la «calidad» de sus lectores. A mí eso me huele a un cierto elitismo, un poquito rancio.

[Libro] Círculos infinitos: Viajes a Japón – Cees Nooteboom

Literatura

Hace unos meses, a final de año, se jubiló un buen compañero de trabajo. Un tipo excelente. Y unas semanas más tarde, algunos de los que disfrutamos de su compañerismo, no muchos, pero selectos, nos reunimos a comer y a desearle toda clase de parabienes en «su nueva etapa» que se suele decir. Y le regalamos algunas cosas. Entre ellas un par de libros. Como en los meses previos surgió en conversación el tema de los viajes que le gustaría hacer en un futuro, uno de ellos era un viaje a Japón. Por ello, pareció apropiado regalarle este libro de viajes del neerlandés Cees Nooteboom, escritor del que he leído alguna cosa, y del que creo que debería leer alguna cosa más.

El caso es que unas semanas más tarde sucedieron dos cosas. Se confirmó que este año, cinco años después, volvíamos al País del Sol Naciente, a nuestro tercer viaje. Y en mi tienda de libros electrónicos habitual apareció de oferta el mencionado de Nooteboom. Y como me pareció que era una buena forma para ponerse en forma mental para el viaje, lo compré. Y lo empecé a leer unos días antes del viaje. No lo terminé antes de empezar el viaje… pero lo terminé en las muchas horas que dura el viaje hasta el otro extremo del continente eurasiático. Y más con la imposibilidad de sobrevolar territorio ruso los vuelos comerciales por culpa del conflicto bélico de este país con Ucrania.

He regresado del viaje. He llegado esta mañana mismo a casa, hacia el mediodía. Cansado. Somnoliento por el mal dormir en los red-eyes que nos han devuelto a casa vía Abu Dabi. Pero me niego a echar siesta por el riesgo de desvelarme cuando llegue la noche, y arrastrar un feo desfase horario durante unos días. Dicen que el desfase horario malo es el que se produce cuando viajas hacia el este, pero la verdad es que la llegada a Japón la llevé bien. Sin embargo, el regreso de Corea en 2017 lo llevé tan de pena, que me quedé dormido en el cine… en una película que me interesaba. Así que he decidido comentar el libro. Aunque saltándome la lista de espera de libros que tengo a la espera de comentario.

El libro es un conjunto de relatos de los viajes que realizó el autor entre la segunda mitad de los años 70 del siglo XX y el principio de los años 2010, si no recuerdo mal. Un período de tiempo en el que muchas cosas han cambiado. Y otras no. A través de estos relatos sobre sus propias experiencias, lo mismo nos movemos por la locura de Tokio, o asistiendo como muchos japoneses al parque del palacio imperial para el cumpleaños de Hiro Hito, como asistimos a una sesión de la Dieta, el parlamento japonés. O recorremos en peregrinación los templos budistas de Kansái. O nos alojamos en un modesto ryokan, perdiéndonos cuando nos acercamos al pueblo vecino caminando, porque las señales son siempre imprecisas para el occidental, que además no se defiende con la grafía de la escritura japonesa.

El tono y la profundidad de los diversos episodios varía. Y unos llegan más al lector que otros. Pero en general, creo que reflejan muy bien el impacto de la cultura nipona en el occidental. Siempre entre la admiración y el recelo hacia las «soluciones» cotidianas que los japoneses ofrecen a los problemas habituales. Refleja también la distancia en la comunicación, por la mutua incapacidad para hablar el idioma del otro. El japonés es un idioma difícil. Y para los japoneses, lo de hablar otros idiomas, no se les da bien. O probablemente, no se lo han propuesto en serio. Porque cuando adoptan algo de fuera, y les gusta les suele salir muy bien.

La forma en que se viaja hoy en día, en 2024, es muy distinta de la de 1974. Es más probable encontrar indicaciones en inglés, o algún japonés que se defienda mínimamente con algo que no sea su idioma natal. Y si a eso sumas que no hay mejor dinero gastado en uno de estos viajes que una eSIM que permita llevar el teléfono conectado a internet permanentemente, pues todo es más fácil. Te pierdes menos. Y es que, además, dejando de lado los problemas de comunicación, es un país civilizado, organizado, próspero, aunque parece que están de bajón, lo cual es un chollo para el viajero por el bajo valor del yen, y tecnológicamente avanzado. Y es un país de gente cortés, muy educada. Incluso los más jóvenes. Aunque siempre nos ha quedado una duda. Y esto es una cosa nuestra y no del escritor. Siempre nos hemos preguntado si tanta cortesía, más que para evitar los conflictos entre personas, que es una de las utilidades básicas de la cortesía y las buenas maneras, no servirá también para levantar barreras de impenetrabilidad para el extraño. Es algo que a veces hemos sentido en Japón. Que es un país que nos gusta para viajar. Que si podemos, volveremos. Pero eso no significa que seamos unos fans incondicionales del país. Lo pasamos bien. Es bonito. Aprendemos cosas. Pero a veces… lo dejo para otro rato que me muero de cansancio.

[Libro] Menudas historias de la Historia – Nieves Concostrina

Literatura

Hoy ando con poquito tiempo, pero no quería dejar de poner una entrada en el blog, en esta ocasión dedicada a uno de los últimos libros que he leído. Como no es un libro que me haya entusiasmado precisamente, no le dedicaré mucho espacio. Está escrito por una periodista, Nieves Concostrina, que al parecer ha participado en varios programas de radio a lo largo de su carrera. Y en una hora del café, los compañeros del trabajo me la sugirieron bajo la idea de que me gusta la historia y que, por lo tanto, me podría gustar sus libros de divulgación histórica.

Algún episodio dedica la autora a las guerras napoleónicas en la Península Ibérica. Pero al igual que en los tiempos del régimen… cositas anecdóticas como lo del tambor del Bruch, o el cañonazo de Agustina… y cositas de esas. Este país se quedará para siempre sin que alguien cuente de verdad lo que pasó en aquella desgraciada guerra.

El libro, que lleva como subtítulo Anécdotas, despropósitos, algaradas y mamarrachadas de la humanidad, es una colección de pequeños artículos que hablan de algún hecho histórico más o menos destacable, curioso o potencialmente interesante. Muchos. Y de muchas épocas. Y de muchos países. Y agrupados temáticamente de una forma que no me ha acabado de convencer, pero que hace que relatos muy relacionados aparezcan dispersos por el libro, por lo que pierde profundidad.

No es que tenga mucha en ningún momento. Profundidad, digo. Cada relato es como una introducción a algo que sucedió, y muchas veces destaca más la anécdota que el fondo. Y como veréis en el subtítulo, no esconde la intención. Es honesta en eso. Pero a cambio queda excesivamente superficial. Realmente, intenta ser tan para todos los públicos, y abierta a muchos niveles culturales, que al final te quedas con un montón de cosas… tantas… que te acabarás olvidando de ellas. Lo terminé hace ya tres semanas o así… y ya he olvidado mucho. Me queda la sensación general. Y encima, de cosas que ya sabía,… pues he encontrado alguna que otras inexactitud. O interpretación de los hechos que no me convence gran cosa. Así pues… no me ha gustado en exceso. No lo recomiendo. Ni siquiera para introducirse de forma amable en la historia, para alguien que ha rehuido la materia. A la postre, me parece tan ineficaz como las clases de historia tipo tocho del colegio o del instituto, de los que algunos se quejan. Aunque yo tuve suerte… y un buen profesor de historia en el bachillerato. Unificado. Y polivalente.