En el viaje que recientemente he realizado por Polonia, fundamentalmente nos hemos movido usando la extensa red de ferrocarriles que dispone el país.
Los ferrocarriles polacos (PKP) disponen de un excelente buscador de combinaciones de trenes para viajar entre las distintas estaciones de la red, con la ventaja de que además del incomprensible polaco, está traducida a inglés, alemán y francés. En general, bastante conveniente.
Eso sí, para poder entender algunas cosas, también es conveniente saber qué tipo de trenes nos vamos a encontrar en la red ferroviaria. Dependiendo de los mismos, van a variar mucho las condiciones de comodidad y precio.
Lo que resulta relativamente inmutable es las condiciones de tiempo. Salvo alguna excepción, como la línea Varsovia-Cracovia, los ferrocarriles polacos son lentos. Comentaremos más adelante algún caso notable.
En primer lugar, deberemos considerar los trenes de más calidad; los servicios Intercity. Son de los pocos trenes en los que podemos encontrar climatización interior, y son bastante confortables. Sin embargo, salvo en la línea Varsovia-Cracovia, con cerca de 300 kms en algo menos de tres horas, no van especialmente rápidos. Y son los más caros. Reserva de asiento obligatoria. Tomamos dos de ellos:
IC 1607: 5/7/2008 11:57 Poznan – 14:03 Wroclaw (165 km)
IC 3502: 11/7/2008 15:55 Cracovia – 18:50 Varsovia (292 km)
En el siguiente nivel deberemos incluir los servicios Express. Dentro de esta categoría están los propiamente Express y los EuroCity, que cruzan las fronteras con otros países.

EX 35414 estacionado en Gdansk Glowny

Viajando en el EC 241, procedente de Hamburgo Altona, entre Wroclaw y Cracovia

EC 109 procedente de Praga entrando en Oswiecim con destino a Cracovia
Pueden ser también muy confortables… especialmente si pillas un coche de otro país, como por ejemplo de la DB alemana. Pero no necesariamente llevas climatización interior, por ejemplo. Son los siguientes en precio, y también tienen reserva de asiento obligatoria. Tomamos tres de ellos:
EX 25414: 2/7/2008; 10:18 Varsovia – 14:29 Gdansk (344 km)
EC 241: 7/7/2008; 15:37 Wroclaw – 19:44 Cracovia (268 km)
EC 109: 10/7/2008; 19:49 Oswiecim – 21:19 Cracovia (65 km)
Si alguien se molesta en hacer los cálculos comprobará que a este último tren, los 65 km le cuestan 90 minutos. Y eso que es un tren de cierta calidad.
El siguiente nivel de calidad está en los popularísimos Pospieszny. Esto significa en polaco «rápido», lo cual no es más que un humorismo por parte de estos señores. Porque no van especialmente rápidos. Claro que son muy similares a los rápidos que hasta principios de los años 80 circularon por España, que tampoco eran especialmente «rápidos». Y tenían un ambiente muy similar. Hay muchos, y recorren el país en todos los sentidos y suelen ir muy concurridos. Comodidades, las justas. A partir de aquí ya no detallaré todos los trenes que cogimos.
El primero de ellos lo tomamos por error, ya que llegó a la estación de Gdansk Oliwa a la hora en la que nosotros esperabamos otro tren con dirección a Malbork. El caso es que acabamos en un sitio llamado Laskowice Pomorskie, cuya estación era más grande que el conjunto del pueblo que alcanzamos a ver.

P 54102 entrando en Gdansk Oliwa con un destino insospechado para nosotros
La hora que tuvimos que esperar en dicha estación para coger otro Pospieszny que nos dejar en Tczew y volver a coger un tren a Malbork, nos permitió comprobar que se está abriendo el mercado ferroviario a otras compañías, como este automotor de la compañía Arriva. Previamente, había visto trenes de esta compañía en Gales y Dinamarca. En España, de momento, sólo tiene servicios de autobuses.

Automotor diesel de Arriva en Laskowice Pomorskie
Otros pospieszny que cogimos fue el tren entre Gdansk y Poznan, y uno muy curioso. Se trata del P 8, entre Kaliningrado, Rusia, y Gdynia. Cuando llegó a Malbork, la composición era una locomotora diesel, dos coches rusos y un coche polaco. En esta estación cambió la locomotora diesel por una eléctrica. Al llegar a Tczew, volvió a realizar maniobras, ya que uno de los coches rusos, camas o literas, que llevaba un cartel indicando como destino Berlín, fue desenganchado del tren, que ya con sólo dos coches, nos llevó hasta Gdansk.

Pospieszny entre Kaliningrado y Gdynia estacionado en Malbork

Pospieszny entre Gdansk y Poznan
Finalmente, en la base de los trenes polacos están los Osobowy. Generalmente servidos por unidades automotoras eléctricas, aunque no necesariamente, hacen servicios regionales y de cercanías, y recuerdan mucho a los viejos trenes tranvía de los años 70 en España. Tomamos este tipo de trenes para ir de Tczew a Malbork y para ir de Cracovia a Oswiecim. Curiosamente, la duración de este recorrido no fue sustancialmente mayor que el regreso en un EuroCity.

Osobowy entrando en la estación de Oswiecim
También utilizamos la red específica de cercanías de las Tres Ciudades (Gdansk – Sopot – Gdynia), más barata y con mayor frecuencia de trenes que los trenes de la PKP. Muy adecuada.

Tren de la red SKM entre Gdynia y Gdansk
Finalmente, comentar los únicos desplazamientos no ferroviarios que hemos hecho. Y fueron los minibuses que tomamos para ir desde Cracovia a las minas de sal de Wielizka. Estos minibuses no están bien señalizados en ningún lugar, y funcionan un poco como los dolmus en Estambul, aunque son mejores y con horarios más estables. Claro que en Estambul hace ya 16 años que estuve; no sé cómo serán ahora. Nosotros lo cogimos en la calle Pawia de Cracovia, en frente de la estación de ferrocarril. Muy convenientes. Y baratos.

Minibus de Wielizka a Cracovia
Una última recomendación. Es difícil saber cómo se va a pronunciar una ciudad polaca en polaco, y las taquilleras o los taquilleros de las estaciones no suelen saber idiomas fuera de las ciudades grandes. Y en estas, lo justo. Por ejemplo, Wroclaw suena en polaco algo así como vrotsuaf. Así que lo mejor es llevar una libretita y dar una hoja con los datos de destino, hora y clase en la que queréis viajar. Lo agradecen mucho.
Termino esta larga entrada con un motivo ferroviario menos alegre. Se trata del cambio de agujas a la entrada de la tristemente famosa playa de vías en el campo de concentración Auschwitz-Birkenau.
