De unos 2.000 a 6.713.708.102 (a las 17:36 de hoy)

Ciencia

Siempre me ha gustado el tema de la evolución humana. Creo que es muy ilustrativa de lo que realmente somos, y no de los que en nuestro engreimiento creemos ser, como especie.

En una entrada publicada en Microsiervos sobre The Genographic Project, me encuentro con un enlace a National Geographic, donde puedo leer un pequeño artículo sobre las conclusiones que va ofreciendo el estudio genético de las poblaciones. En estos momentos se sitúa la aparición de nuestra especie, Homo sapiens, en hace unos 200.000 años. El comienzo de su expansión por todo el globo se sitúa en algún momento hace unos 60.000 años. Lo cual deja un intervalo de tiempo de 140.000 años en los que la especie humana moderna fue una especie exclusivamente africana.

El artículo nos habla de varias cuestiones, pero la que más me ha llamado la atención es que las tremendas sequías que se produjeron en África hace unos 150.000 años pudieron reducir la población total de la especie humana moderna a unos 2.000 individuos. Estuvimos a punto de extinguirnos por la dureza implacable de la que puede ser capaz la cuna de nuestra especia. y sin embargo, según Word POPClock Projection, en el momento de empezar a redactar esta entrada la población se estimaba en 6.713.708.102 personas. Y en los doce minutos que llevo editándola ha aumentado en 1.850 individuos. Casi el tamaño de aquella población que penosamente se arrastraba por la reseca sabana africana.

Habrá gente a la que esto no le diga nada. O muy poco. Pero a mí me da que pensar. Y estamos provocando unas nuevas condiciones climáticas que nos pueden llevar otra vez a un grave riesgo de extinción… ¿Saldremos de ésta como nuestro antepasados de 1.500 siglos atrás?

En la imagen de hoy,… seres humanos… ¿modernos? Sí, en el sentido biológico; de lo que trata el artículo. En lo sociológico o ideológico,… pues cada uno tendrá su opinión. Todas respetables. En Cracovia, Polonia. En cualquier caso, fotografía ya publicada con antelación, pero con un nuevo tratamiento del color y el contraste de la fotografía.

Judios ortodoxos

(Canon EOS 40D; EF 24-105/4L IS USM)

Trasteando un rato con el Photoshop

Fotografía personal, Viajes

Semana de trabajo después de las vacaciones, semana liada. No falla. Pero esta tarde me he relajado un rato con algunas de las fotos del viaje a Polonia. Al mismo tiempo, explorando alguna técnica photoshopera, para ir aprendiendo más cosas.

Hoy ha tocado simular los procesados cruzados de diapositivas en la química C41. Es un tema que no tengo nada dominado. Siguiendo las sugerencias que aparecen en una página cuya dirección no he guardado. ¡mecachis! Menos mal que he grabado una acción en el photoshop para poder repetirla.

En fin. Os dejo un para de ejemplos. Gente charrando a orillas del Vístula junto a la colina Wawel en Cracovia. El resultado final depende mucho del original. Pensaba que los resultados iban a ser más homogéneos. Seguiremos investigando.

Dialogo cara a cara

Diálogo en rojo

(Ambas fotos, Canon EOS 40D, EF 24-105/4L IS USM)

Escondidos en Brujas (2008)

Cine

Escondidos en Brujas (In Bruges, 2008), 22 de julio de 2008.

¡Qué difícil es encontrar una película interesante en las carteleras de verano! ¡Qué difícil también que una combinación de guion inteligente, buena dirección e interesantes interpretaciones adornen un producto cinematográfico estrenado en la época estival! Y sin embargo…

Cuando hace unos meses ví el tráiler de este filme en una sala de cine, no me llamó especialmente la atención. La verdad es que se presentaba como una comedieta al uso, con el agravante de que su estreno se anunciaba para el verano. Pero las críticas se presentaban favorables, y a falta de mejor opción, nos dirigimos a ver el largometraje en cuestión.

La película, dirigida por Martin McDonagh, es absolutamente multifacética. Comienza siendo un comedia. No una comedia histriónica como muchas que se hacen ahora. Es una comedia tranquila, sutil. De las que te producen una sonrisa más que la carcajada. Vamos conociendo a los protagonistas, dos sicarios a sueldo, interpretados por Colin Farrell y Brendan Gleeson, desplazados a la bonita y turística ciudad de Brujas, Bélgica, por un motivo que desconocemos. Conocen gente. Poco a poco sabemos más de ellos, y poco a poco, conforme recibimos la información la película se transforma. Las piezas van encajando, inteligentemente, el filme se convierte en una película de intriga, de acción, finalmente, un drama. Hay momentos clave. La introducción del tercer protagonista, un mafioso interpretado por Ralph Fiennes, servirá para dar el adecuado giro a la trama, para insuflarle un nuevo ritmo y para conducir el filme a un adecuado desenlace.

La interpretación es excelente, especialmente por lo que se refiere a Gleeson y Fiennes, dos actores de por sí sólidos habitualmente. Farrell, que normalmente me gusta menos, cumple sin problemas, aunque te da la impresión de que este papel ya se lo has visto hacer. Tiene menos matices. Hay una serie de secundarios que aparecen de fondo y que no afectan al nivel global, salvo por el hecho de que el doblaje en castellano que le han puesto a la chica florero de la película, interpretada por la guapa francesa Clémence Poésy, es absolutamente nefasto.

Desde mi punto de vista, una película absolutamente recomendable, con una frescura poco habitual actualmente en el cine. Un producto británico que gustará al espectador que no se conforme con cualquier cosa. Quizá aquellos que gustan de los efectos especiales, del humor grueso, de los productos descerebrados emitirán opiniones del tipo «empieza muy lenta», «cuesta cogerle el tranquillo» o cosas por el estilo. Pero ni caso, quien sepa escuchar podrá disfrutar desde el principio.

Yo le pongo un ocho, con la misma nota en interpretación y un siete en la dirección.

Y la imagen de hoy, pues de Brujas, ¿de dónde si no? Una ciudad muy bonita pero muy agobiante por su casi exclusiva dedicación al turismo. Llena de gente, de tiendas para turistas y todas esas cosas. Supongo que la acción de la película la sitúan en el período navideño para evitar el follón que hay en verano.

(Canon EOS 100; EF 28-135/3,5-5,6 IS USM probablemente)

Publicando en Lulu

Fotografía personal

Desde hace unos años, tengo la costumbre de trasladar una selección de las fotografías que tomo al medio impreso. He utilizado varios medios; los servicios de impresión de Apple, Fotoprix, Blurb, y sobretodo, más frecuentemente por la calidad de los mismos, los libros de MyPublisher. Sin embargo, algunos de estos servicios son poco flexibles a la hora de dar forma a los libros.

Me quedaba por probar la calidad de los servicios de impresión de Lulu. Lulu es un servicio orientado a la autoedición y autodistribución de publicaciones por parte de los propios usuarios. No está específicamente orientado hacia la fotografía, pero esta también cabe en el sistema. Lo que hasta ahora no he probado es la calidad que proporciona. Sí me consta que es mucho más flexible respecto a los formatos y las posibilidades de maquetar el trabajo.

He decidido hacer una primera prueba, y he publicado un pequeño porfolio con fotografías en blanco y negro tomadas en el Campo de Concentración de Auschwitz en mis pasadas vacaciones por Polonia. Podéis acceder al mismo en el siguiente enlace.

Como podréis ver, el porfolio se puede descargar en formato PDF de forma gratuita, y se puede comprar también una copia impresa. En esta prueba, el precio que aparece sólo incluye los gastos de impresión. Además hay que añadir los gastos de envío. Yo no me llevo absolutamente nada, aunque podría haber establecido un beneficio comercial para mí. No es cuestión. Yo me gano la vida de otra forma. En un par de semanas espero poder contaros la calidad de la copia impresa. Esta tiene un tamaño aproximado de 21,5 cm x 21,5 cm. Si alguno se anima,… ya me lo contará.

La imagen de hoy, ya os podéis imaginar de donde procede.

Auschwitz-Birkenau - V�as ferroviarias desde la torre central

(Canon EOS 40D; EF 28/1,8 USM)

Sorpresiva aparición del Monstruo de Espagueti Volador

Ciencia, Política y sociedad

Creo recordar que alguna vez he comentado en estas páginas, o en su versión anterior, que si yo hubiese de pertenecer a alguna religión sería al Pastafarismo,

¡Oh, Tallarines que estáis en los cielos!

También en alguna ocasión he mencionado que profesionalmente estoy vinculado al proceloso mundo de la sanidad. Esto conlleva que una de mis fuentes bibliográficas a la hora de ilustrarme como profesional sea PubMed, servicio de bases de datos bibliográficas de la U.S. National Library of Medicine y de los National Institutes of Health, ambos instituciones públicas del otro lado del charco.

Pues hete aquí que he ido a realizar una búsqueda de información sobre un tema de interés profesional, y en la página de inicio de PubMed, me encuentro con la siguiente imagen.

¡Que me aspen si lo que aparece en la esquina superior derecha del recuadro verde no es otra cosa sino una representación iconográfica de Su Santidad Tallarinesca!

Casi me extraña ver un guiño en favor de quienes propugnan la clara diferenciación entre lo que es ciencia y lo que es religión o superstición en un página que depende de la administración federal norteamericana, dominada por los republicanos, tan cerriles ellos a la hora de mezclar churras con merinas. Pero bienvenido sea.

En la imagen de hoy, fieles adoradores de Su Tallarinesca Santidad, loándole en los restaurantes del Rynek Glowny de Cracovia.

Rynek Glowny - Cracovia

(Fujifilm Finepix F10)

Lecturas de vacaciones – Ciberiada y Una mujer en Berlín

Literatura

Terminan hoy mis vacaciones. La primera y más sustanciosa parte de ellas. Tres semanas repartidas en dos tercios de viaje y un tercio de asuntos domésticos y dolce far niente. La vida contemplativa. Qué bien viene de vez en cuando. Y con la vida contemplativa, la ocasión de leer de forma más reposada.

En estas vacaciones han caídos dos libros; Ciberíada de Stanisław Lem y el anónimo Una mujer en Berlín. Dos libros muy distintos en el género, en el fondo y en la forma.

El primero de ellos me lo llevé de viaje a Polonia. Tengo la costumbre de intentar que la lectura que me llevo a los viajes tenga que ver de una forma u otra con el lugar donde viajo. Y en esta ocasión, la elección recayó sobre Ciberíada, una de las obras más conocidas del más famoso escritor polaco de ciencia ficción, Stanisław Lem. Nos cuenta las aventuras de Trurl y Klapaucio, dos constructores que van recorriendo la galaxia ofreciendo sus servicios por doquier, y metiéndose en unos líos considerables de los que siempre salen más o menos airosos. No es ciencia ficción dura. No hay una plausibilidad científica en las cosas que suceden, aunque refleja un notable interés por la revolución cibernética que el autor supone con buen criterio que está a punto de producirse. El libro, por ponernos en situación, es de 1967, momento en el que todavía no se había desarrollado como hasta el momento el mundo de los ordenadores. También es un libro que reflexiona sobre las virtudes y los defectos del ser humano, y especialmente sobre la búsqueda de la felicidad, eso sí, por medios bastante extravagantes. Es un libro entretenido, siempre y cuando estés dispuesto a admitir variantes imaginativas sobre los trillados caminos de la ciencia ficción.

El segundo libro lo he leído en la última semana. La verdad es que me ha durado poco. Me enganchó. Lo cogí con interés. Una mujer en Berlín es un diario autobiográfico escrito por una editora y periodista alemana entre el 20 de abril y el 22 de junio de 1945 en Berlín, durante la invasión soviética de la capital alemana y las semanas que siguieron al götterdämmerung nazi. El libro se publicó de forma anónima, ya que una de las cuestiones que más marca el contenido del diario es las violaciones repetidas que sufrieron las mujeres alemanas por parte de los soldados del ejército soviético. Entre las mujeres violadas en repetidas ocasiones, la propia autora del libro. Sin embargo, a pesar de la barbarie que nos cuenta, el estilo de la redacción consigue mantenerse relativamente frío. Muy descriptivo. Y evidentemente, la autora se pone de parte de las mujeres que en su conjunto quedan definidas como las auténticas heroínas en la demencia de la guerra. No obstante, permanecer en consideraciones sobre el aspecto más morboso del relato no nos debe confundir. El diario es un estupendo relato de un ambiente y de unos hechos que quizá no han sido contados y difundidos lo suficiente. El miedo a morir, el miedo al hambre, el miedo al otro; todo ello mezclado con ejemplos de solidaridad ciega o interesada. No hay reflexiones de naturaleza política. La autora, que claramente no pertenece al partido nacionalsocialista, no define con claridad su posición política. Simplemente, se limita a ser una observadora de una realidad. La escritura del diario, casi con toda seguridad, le sirve también como escape a la barbarie que la rodea. En general, me parece un libro recomendable.

Con posterioridad a su lectura, he averiguado que la segunda edición en Alemania, de la que es traducción la que yo he leído, sólo se produjo tras la muerte de la autora, que ante la frialdad y las críticas negativas que recibió en su primera edición en los años 50, se negó a que se volviera a publicar en vida. En la actualidad, el libro parece haber tenido una acogida mucho mejor, probablemente porque la distancia sobre los hechos acontecidos, el progresivo mejor papel de la mujer en la sociedad y el cambio en las condiciones políticas lo han permitido. Incluso conocemos ya quién fue la autora. Y como no creo que nada de lo que narra sea un oprobio para su honor, todo lo contrario, diremos quién fue. La periodista alemana Marta Hillers.

Al igual que Berlín quedó destruida por la guerra, también lo fueron muchas de las ciudades que he visitado en mis vacaciones. Afortunadamente, se ha reconstruido con fidelidad partes de sus cascos históricos, para que podamos disfrutar de cómo fueron. Como el bello Rynek de Wrocław, durante la guerra la alemana Breslau, totalmente destruida en los últimos meses del conflicto bélico. Fue una de las últimas ciudades alemanas en rendirse; lo hizo seis días después que Berlín, y sólo un día antes de la rendición incondicional alemana. Alguna de las personas que salen en el libro son refugiados de la región de Silesia, donde se encuentra esta hermosa ciudad.

Rynek - Wroclaw

(Canon EOS 40D; EF 24-105/4L IS USM)

Gente de mala calidad (2008)

Cine

Gente de mala calidad (2008), 17 de julio de 2008.

En los últimos tiempos, ir a ver cine español se ha convertido en un actividad de riesgo. Hace unos años, era una delicia ir a ver cine patrio. Si bien la cantidad no era mucha, era fácil encontrar productos de buena calidad. Buenos actores y actrices, también.

En estos momentos, tengo la impresión de que se ha producido un cierto cambio generacional. Y creo que no ha sido para bien. Se han diversificado los temas, es cierto, pero no necesariamente ha aumentado el interés de las propuestas. Con toda la avalancha de cine de terror que viene del otro lado del charco y de Asia, ¿a qué viene la moda de hacer «pelis de miedo» por aquí, saliendo productos relativamente cutres en comparación? Ya me suelen parecer cutres los de los países con tradición…

Y otra impresión… Hay un nuevo «landismo» en España. El «landismo» fue aquella infumable colección de películas cutres, en los años 70 y 80, muchas veces protagonizadas por Alfredo Landa, en el cual los españolitos aparecíamos como verdaderos cretinos. Pues bien, hoy en día existe un fenómeno similar, basado en actores que se han popularizado en la televisión, y que se suelen caracterizar por hacer de idiotas. El ejemplo más claro es Fernando Tejero. Y a mí, esta sensación de que el cine español, cuando se queda sin ideas, se dedica a tratarnos a los españoles de tontos, nunca me ha gustado. Nada.

En la película que hoy nos ocupa, dirigida por Juan Cavestany, tenemos a algunos representantes del «neolandismo». La película pretende tener un tono serio. Alterna entre la comedia negra y el drama, sobre un conjunto de personajes, todos ellos clasificables como fracasados o pringados. Desde mi punto de vista es intentar dar un poco de empaque a la idea básica de lo que he definido como «neolandismo».

Pero desde mi punto de vista, no sale bien. No me siento identificado con este conjunto de personajes, inadaptados sociales con aspecto normal, y que creo que no representan a esta sociedad. Que es mucho más rica y sutil. Incluso en sus estratos más desfavorecidos.

La interpretación… Pues hay gente con capacidad, pero el filme no da para más. Los más dados a la cosa cómica fracasan totalmente al intentar dar un tono de seriedad a sus papeles. Los más solventes se diluyen en la obra coral, cayendo en la mediocridad global.

Hablan de la crisis del cine español. Siempre, las crisis en el cine, tienen un trasfondo como crisis de ideas y de contenidos. Y esto no ha dejado de ser así. Yo a este filme no le doy más de un cinco. Con la misma nota en dirección e interpretación.

Respecto a la imagen de hoy, en la Polonia que he visitado en estas vacaciones he visto elementos socialmente preocupantes. El empleo basura parece estar a la orden del día y, por ejemplo, no son escasas las personas que se dedican a sostener un cartel anunciador en la calle. Como esta que mata el aburrimiento del quehacer leyendo un libro, en las calles de Cracovia.

Empleo basura - Cracovia

(Canon EOS 40D; EF 24-105/4L IS USM)

Por fallos constantes en el acceso a IMDb, esta entrada no tiene de momento los correspondientes enlaces a los distintos personajes y películas citadas.

¿Viajes organizados? No, gracias

Fotografía personal, Viajes

Me gusta viajar. Es un hecho.

Me gusta la fotografía. Es otro hecho.

Por supuesto, me gusta fotografíar en los viajes. En la medida en que mi limitada capacidad lo permite, intento conseguir alguna imagen propia, personal.

No me gustan los viajes organizados.

¿Alguien se imagina por qué?

Fotografiando la catedral - Cracovia

Fotografiando la Catedral de Cracovia
(Canon EOS 40D; EF 24-105/4L IS USM)

Polonia: Colección Flickr y reportaje en Google Pages

Fotografía personal, Páginas personales, Viajes

He vuelto un poco vago del viaje por Polonia. Ya estamos a martes y el tratamiento serio de las fotografías del viaje va lento. Pero ya he abierto la colección correspondiente en Flickr. De momento sólo hay un álbum, correspondiente a Varsovia. Pero a lo largo de la semana irán subiendo otros.

Por otra parte, también he recopilado todas las entradas sobre el viaje en mi página sobre el tema, De viaje con la cámara al hombro, elaborada en Google Pages. Sólo tenéis que seguir el enlace Polonia, desde la página principal, a la cual os podéis dirigir siempre desde el barra lateral de este Cuaderno de ruta.

Ahora, sólo me queda ir terminando el revelado de las imágenes para pasar a obtener el reportaje en papel, que es como mejor se ven las fotografías. De lo más entretenido.

Arcos - Stare Miasto
Recorriendo el Stare Miasto (Ciudad Vieja) de Varsovia
(Canon EOS 40D; EF 24-105/4L IS USM)

Viajar en tren por Polonia (y algún otro medio)

Trenes, Viajes

En el viaje que recientemente he realizado por Polonia, fundamentalmente nos hemos movido usando la extensa red de ferrocarriles que dispone el país.

Los ferrocarriles polacos (PKP) disponen de un excelente buscador de combinaciones de trenes para viajar entre las distintas estaciones de la red, con la ventaja de que además del incomprensible polaco, está traducida a inglés, alemán y francés. En general, bastante conveniente.

Eso sí, para poder entender algunas cosas, también es conveniente saber qué tipo de trenes nos vamos a encontrar en la red ferroviaria. Dependiendo de los mismos, van a variar mucho las condiciones de comodidad y precio.

Lo que resulta relativamente inmutable es las condiciones de tiempo. Salvo alguna excepción, como la línea Varsovia-Cracovia, los ferrocarriles polacos son lentos. Comentaremos más adelante algún caso notable.

En primer lugar, deberemos considerar los trenes de más calidad; los servicios Intercity. Son de los pocos trenes en los que podemos encontrar climatización interior, y son bastante confortables. Sin embargo, salvo en la línea Varsovia-Cracovia, con cerca de 300 kms en algo menos de tres horas, no van especialmente rápidos. Y son los más caros. Reserva de asiento obligatoria. Tomamos dos de ellos:

IC 1607: 5/7/2008 11:57 Poznan – 14:03 Wroclaw (165 km)

IC 3502: 11/7/2008 15:55 Cracovia – 18:50 Varsovia (292 km)

En el siguiente nivel deberemos incluir los servicios Express. Dentro de esta categoría están los propiamente Express y los EuroCity, que cruzan las fronteras con otros países.


EX 35414 estacionado en Gdansk Glowny

Viajando en el EC 241, procedente de Hamburgo Altona, entre Wroclaw y Cracovia

EC 109 procedente de Praga entrando en Oswiecim con destino a Cracovia

Pueden ser también muy confortables… especialmente si pillas un coche de otro país, como por ejemplo de la DB alemana. Pero no necesariamente llevas climatización interior, por ejemplo. Son los siguientes en precio, y también tienen reserva de asiento obligatoria. Tomamos tres de ellos:

EX 25414: 2/7/2008; 10:18 Varsovia – 14:29 Gdansk (344 km)

EC 241: 7/7/2008; 15:37 Wroclaw – 19:44 Cracovia (268 km)

EC 109: 10/7/2008; 19:49 Oswiecim – 21:19 Cracovia (65 km)

Si alguien se molesta en hacer los cálculos comprobará que a este último tren, los 65 km le cuestan 90 minutos. Y eso que es un tren de cierta calidad.

El siguiente nivel de calidad está en los popularísimos Pospieszny. Esto significa en polaco «rápido», lo cual no es más que un humorismo por parte de estos señores. Porque no van especialmente rápidos. Claro que son muy similares a los rápidos que hasta principios de los años 80 circularon por España, que tampoco eran especialmente «rápidos». Y tenían un ambiente muy similar. Hay muchos, y recorren el país en todos los sentidos y suelen ir muy concurridos. Comodidades, las justas. A partir de aquí ya no detallaré todos los trenes que cogimos.

El primero de ellos lo tomamos por error, ya que llegó a la estación de Gdansk Oliwa a la hora en la que nosotros esperabamos otro tren con dirección a Malbork. El caso es que acabamos en un sitio llamado Laskowice Pomorskie, cuya estación era más grande que el conjunto del pueblo que alcanzamos a ver.


P 54102 entrando en Gdansk Oliwa con un destino insospechado para nosotros

La hora que tuvimos que esperar en dicha estación para coger otro Pospieszny que nos dejar en Tczew y volver a coger un tren a Malbork, nos permitió comprobar que se está abriendo el mercado ferroviario a otras compañías, como este automotor de la compañía Arriva. Previamente, había visto trenes de esta compañía en Gales y Dinamarca. En España, de momento, sólo tiene servicios de autobuses.

Automotor diesel de Arriva en Laskowice Pomorskie

Otros pospieszny que cogimos fue el tren entre Gdansk y Poznan, y uno muy curioso. Se trata del P 8, entre Kaliningrado, Rusia, y Gdynia. Cuando llegó a Malbork, la composición era una locomotora diesel, dos coches rusos y un coche polaco. En esta estación cambió la locomotora diesel por una eléctrica. Al llegar a Tczew, volvió a realizar maniobras, ya que uno de los coches rusos, camas o literas, que llevaba un cartel indicando como destino Berlín, fue desenganchado del tren, que ya con sólo dos coches, nos llevó hasta Gdansk.


Pospieszny entre Kaliningrado y Gdynia estacionado en Malbork


Pospieszny entre Gdansk y Poznan

Finalmente, en la base de los trenes polacos están los Osobowy. Generalmente servidos por unidades automotoras eléctricas, aunque no necesariamente, hacen servicios regionales y de cercanías, y recuerdan mucho a los viejos trenes tranvía de los años 70 en España. Tomamos este tipo de trenes para ir de Tczew a Malbork y para ir de Cracovia a Oswiecim. Curiosamente, la duración de este recorrido no fue sustancialmente mayor que el regreso en un EuroCity.


Osobowy entrando en la estación de Oswiecim

También utilizamos la red específica de cercanías de las Tres Ciudades (Gdansk – Sopot – Gdynia), más barata y con mayor frecuencia de trenes que los trenes de la PKP. Muy adecuada.


Tren de la red SKM entre Gdynia y Gdansk

Finalmente, comentar los únicos desplazamientos no ferroviarios que hemos hecho. Y fueron los minibuses que tomamos para ir desde Cracovia a las minas de sal de Wielizka. Estos minibuses no están bien señalizados en ningún lugar, y funcionan un poco como los dolmus en Estambul, aunque son mejores y con horarios más estables. Claro que en Estambul hace ya 16 años que estuve; no sé cómo serán ahora. Nosotros lo cogimos en la calle Pawia de Cracovia, en frente de la estación de ferrocarril. Muy convenientes. Y baratos.


Minibus de Wielizka a Cracovia

Una última recomendación. Es difícil saber cómo se va a pronunciar una ciudad polaca en polaco, y las taquilleras o los taquilleros de las estaciones no suelen saber idiomas fuera de las ciudades grandes. Y en estas, lo justo. Por ejemplo, Wroclaw suena en polaco algo así como vrotsuaf. Así que lo mejor es llevar una libretita y dar una hoja con los datos de destino, hora y clase en la que queréis viajar. Lo agradecen mucho.

Termino esta larga entrada con un motivo ferroviario menos alegre. Se trata del cambio de agujas a la entrada de la tristemente famosa playa de vías en el campo de concentración Auschwitz-Birkenau.

Ayer fue día de vuelta; pesada vuelta…

Viajes

Nos quedaba ayer una última mañana para dar una vuelta por Varsovia. Aprovechamos para seguir la ruta del recuerdo histórico del gueto establecido por los nazis durante su ocupación de la ciudad en la Segunda Guerra Mundial.

Antes cogimos el metro con el fin de visitar lo que según habíamos leído era una de las estaciones de metro más bellas de Europa. O no la supimos encontrar, o la que encontramos más o menos mona no era para tanto. Qué sé yo.

Del gueto no queda prácticamente nada. Todo quedó derruido tras la guerra, y con la reconstrucción de la ciudad, no se conservó la estructura de la ciudad antigua. Eso sí, entre los tristes edificios propios de las ciudades de la antigua Europa del Este, encontramos algunos monumentos conmemorativos a los distintos sucesos que acontecieron. El cementerio judío no lo pudimos visitar. Era sábado, y los sábados los judíos no curran.

Cogimos un tranvía; el primero en todas las vacaciones, y va y lo cogemos el último día. Nos gusta demasiado caminar. Lo dicho. Cogimos un tranvía, y nos bajamos a Nowy Swiat, una calle muy mona en el centro a comer algo, antes de ir al aeropuerto.

En el aeropuerto, una sorpresa desagradable. El avión que debíamos tomar para Munich, donde transbordaríamos a otro hasta Madrid, llevaba casi hora y media de retraso. Imposible el enlace. Nos cambiaron el embarque a otro vuelo con destino Fráncfort, desde donde cogimos otro avión a Madrid. Resultado, llegamos a Barajas dos horas y media más tarde lo previsto. Cogimos por poco el último autobús hacia Zaragoza, y pasadas las cinco de la madrugada de hoy domingo llegaba a mi casa. Tras domir poco y mal, todo el día zombie… Menos mal que no vuelvo inmediatamente a trabajar. Aún me queda una semanita para dedicarme a «asuntos domésticos». Pero se acabó lo mejor.

Visitando Kasimierz nos despedimos de Cracovia, y cerramos el círculo en Varsovia

Viajes

Nos queda tiempo para pasar la mañana en Cracovia antes de coger el tren que nos devolverá a Varsovia, cerrando el círculo de nuestro recorrido por las principales ciudades polacas. Como la tarde que dedicamos al antiguo barrio de Kasimierz no pudimos ver todo lo que queríamos volvemos con el fin de visitar el cementerio judío viejo y la sinagoga vieja de este bonito barrio de la «ciudad gallega».

Antes de despedirnos del barrio, visitamos el Museo de la Galitzia Judía, en el que una estupenda exposición de fotografías nos mostraba la huella de esta cultura en la extensa región de Europa que abarca zonas de Polonia y Ucrania. Nótese que en la mayor parte de la bibliografía se encuentra esta región bajo la grafía Galicia (pronúnciese Galitsia). Sin embargo, en español se prefiere la anterior para evitar confusiones con nuestros compatriotas del noroeste peninsular.

Tras pasar a comer algo en los alrededores del Rynek, nos despedimos del mismo, de alguno de sus más curiosos moradores, y de la ciudad. Seguramente, la de mayor atractivo para el turista de las que hemos visitado.

Tras un pesado, aunque no excesivamente largo, viaje a Varsovia en uno de los días más calurosos del viaje, llegamos a la capital bajo la amenaza de tormentas y de lluvias. Damos una vuelta, paseamos entre los edificios de la universidad, y cenamos en el Ciudad Vieja de Varsovia, bajo un notable aguacero. Mañana, último día.